lunes, 30 de noviembre de 2020
domingo, 29 de noviembre de 2020
La OTAN , la UE y el nazismo.
Ceremonia del batallón Azov, conformado por militantes neonazis y hoy integrado a la Guardia Nacional de Ucrania como “Regimiento de Operaciones Especiales”, bajo las órdenes directas del ministerio del Interior ucraniano.
Abstención de los países de la Unión Europea y de la OTAN en el voto de una resolución de la ONU contra el nazismo
Manlio Dinucci
En medio de la mayor discreción mediática, los países
miembros de la Unión Europea y de la OTAN optaron por la abstención al
someterse a votación una resolución de la ONU contra la apología del nazismo.
Pero esa abstención no es tan sorprendente. Desde el fin de la Segunda Guerra
Mundial, la CIA y posteriormente la OTAN se dedicaron a reclutar y “reciclar”
numerosos criminales nazis a través del mundo. El reclutamiento y uso de
neonazis por parte de la OTAN se ha intensificado últimamente en los países
bálticos y en Ucrania. Esos elementos son portadores y difusores de la
ideología racial que nunca abandonaron.
Ceremonia del batallón Azov, conformado por militantes
neonazis y hoy integrado a la Guardia Nacional de Ucrania como “Regimiento de
Operaciones Especiales”, bajo las órdenes directas del ministerio del Interior
ucraniano.
La Tercera Comisión de las Naciones Unidas –encargada de los
asuntos sociales, humanitarios y culturales– adoptó, el 18 de noviembre de
2020, la resolución titulada “Combatir la glorificación del nazismo, el
neonazismo y otras prácticas que contribuyen a exacerbar las formas
contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas
de intolerancia”.
En esa resolución, la Asamblea General de la ONU recuerda que
«la victoria contra el nazismo en la Segunda Guerra Mundial contribuyó a
establecer las condiciones que permitieron crear las Naciones Unidas para
prevenir las guerras en el futuro y preservar a las generaciones venideras del
flagelo de la guerra», alerta sobre la difusión de las ideas de movimientos
neonazis, racistas y xenófobos en numerosas regiones del mundo y expresa
«profunda preocupación ante cualquier forma de glorificación del movimiento
nazi, del neonazismo y de quienes fueron en su día miembros de la organización
Waffen-SS».
La resolución subraya más adelante que «el neonazismo es
algo más que la mera glorificación de un movimiento ya pasado; es un fenómeno
contemporáneo» y precisa que los movimientos neonazis y otros análogos contribuyen
a:
«exacerbar las formas contemporáneas de racismo,
discriminación racial, antisemitismo, islamofobia, cristianofobia, xenofobia y
formas conexas de intolerancia».
Debido a todo lo anterior, la resolución exhorta los Estados
miembros de las Naciones Unidas a adoptar una serie de medidas para
contrarrestar ese fenómeno.
Esta resolución, adoptada por la Asamblea General de la ONU
el 18 de diciembre de 2019, fue aprobada ahora por la Tercera Comisión con 122
votos a favor –entre ellos los votos de 2 miembros permanentes del Consejo de
Seguridad: Rusia y China
Sólo dos Estados miembros de la ONU votaron contra esa
resolución: Estados Unidos y Ucrania.
Por su parte, siguiendo probablemente una directiva interna,
los otros 29 Estados miembros de la OTAN –entre ellos Italia– se abstuvieron.
También se abstuvieron los 27 países miembros de la Unión
Europea [1], incluyendo los 21 Estados europeos miembros de la OTAN. En el
total de 53 países que se abstuvieron de votar la resolución contra la
glorificación del nazismo y el neonazismo se cuentan igualmente las abstenciones
de Australia, Japón y de otros Estados socios de la OTAN.
La significación política de esa votación es muy clara: los
miembros de la OTAN y sus socios boicotearon una resolución que, sin
nombrarla, cuestiona directamente y sobre todo a Ucrania, cuyos movimientos
neonazis han sido y son utilizados por la OTAN con fines estratégicos.
Está ampliamente demostrado que brigadas neonazis
recibieron entrenamiento militar de Estados Unidos y de la OTAN, que las
utilizaron después en el putsch de la plaza Maidan –en 2014– y contra las
poblaciones rusas de Ucrania, antes y después del regreso de Crimea a la
Federación Rusa, iniciando así en Europa una nueva confrontación análoga a la
de la guerra fría.
En ese sentido, resulta emblemático el papel del batallón
Azov, fundado en 2014 por Andriy Biletsky, conocido como el «Fuhrer Blanco»,
ferviente defensor de la «pureza racial de la nación ucraniana, que no debe
mezclarse con razas inferiores».
Después de distinguirse por su ferocidad, el batallón Azov
fue incorporado oficialmente a la Guardia Nacional ucraniana, con la categoría
de regimiento, y fue equipado con blindados y artillería. Incluso conservó su
emblema –que imita claramente el emblema de la división Das Reich de las SS
nazis– y la formación ideológica de sus efectivos, según el modelo de los
nazis. El ahora regimiento Azov se entrena con instructores estadounidenses,
enviados a Ucrania desde la ciudad italiana de Vicenza, y de otros países de
la OTAN. En realidad, el hoy regimiento Azov no es una unidad militar
ucraniana sino un movimiento ideológico y político que sigue teniendo como
jefe a Andriy Biletsky, dedicado principalmente a “educar” a los jóvenes,
inculcándoles el odio contra los rusos y entrenándolos militarmente. Simultáneamente,
en Kiev se reclutan neonazis de toda Europa.
Ucrania se ha convertido así en “vivero” del nazismo que
renace en pleno corazón de Europa.
En ese contexto se produce la abstención de Italia y de los
demás países miembros de la OTAN y de la Unión Europea en la votación sobre la
resolución titulada “Combatir la glorificación del nazismo, el neonazismo y
otras prácticas que contribuyen a exacerbar las formas contemporáneas de
racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia” en
la Asamblea General de la ONU.
Y el parlamento italiano acepta eso, como cuando –en 2017–
firmó un memorándum de entendimiento con el presidente del parlamento
ucraniano, Andriy Parubiy, fundador del Partido Social-Nacional –según el
modelo nacional-socialista hitleriano–, jefe de las brigadas neonazis
responsables de asesinatos y de feroces golpizas a opositores políticos.
Este Andriy Parubiy, quien declaró en televisión que «el
hombre más grande que practicó la democracia directa fue Adolfo Hitler»,
agradeció ahora al gobierno de Italia su decisión de no votar la resolución de
la ONU contra el nazismo.
Fuente
Il Manifesto (Italia)
viernes, 27 de noviembre de 2020
EL hijo del chófer.
El nacimiento de una nación. O dos
Guillem Martínez
El tramo formal del libro es, lo dicho, una biografía. De
Alfons Quintà. Un psicópata que, por cierto, fue mi primer director en un
diario. Por aquel entonces yo era incluso más joven que ahora, por lo que, a
falta de precedentes vitales, no le di importancia. Lo vi como un paisaje o, al
menos, intuí –y la Historia me absolvió– que todo director de diario esp/cat
tenía estadísticamente algo de psicópata. Los psicópatas, en fin y por otra parte,
no son seres importantes. Pero sí útiles. Se cuelan en tu vida, en tu trabajo o
en tu piso para explicarte los límites. Son un límite. Son la brutalidad que la
sociedad les permite. Son, por tanto, un indicador social. Son algo frecuente,
por lo mismo, en el staff informativo y cultural local de un país en el que
nadie dice la verdad, actividad que requiere esfuerzos colectivos continuos y
directores llamativos. El acierto, la novedad, lo brillante de Amat es hacer
coincidir en el hecho biológico de un psicópata –ese río; una persona es un
río– dos momentos históricos que explican la Transición en Cat. Y, con ello, en
Esp –Cat, al cabo, no es una seta, que nace solo del sol y la lluvia; desde los
80 es algo que nunca fue: la prolongación de la cultura política esp por otros
medios; era eso, por todo lo alto, en 2017, por ejemplo, algo que el libro
propone implícitamente–.
El acierto, la novedad, lo brillante de Amat es hacer
coincidir en el hecho biológico de un psicópata –ese río; una persona es un
río– dos momentos históricos que explican la Transición en Cat
Esos dos grandes momentos son, como ya habrán adivinado, A)
y B). Sobre A). Quintà era el hijo del cómplice y chófer de Pla, una labor
fundamental en el ignoto Empordà de la postguerra. Pla, por cierto, es otro
psicópata, con un trato humano, en ocasiones, no muy diferenciado del que
emitirá Quintà. El formulador del fascinante
en-nuestro-país-nadie-dice-la-verdad, fue periodista a sueldo de Cambó desde
los años 20, y espía franquista cuando esa máquina mataba a tutiplén y sus
aliados torpedeaban barcos que venían de Marsella. Desde la postguerra, a
través de Destino, revista falangista fundada por deslocalizados de la Lliga en
Burgos, Pla –hasta que fue despedido por el último propietario de Destino,
Jordi Pujol, por escribir desde posicionamientos proto-fascistas sobre el 25 de
abril portugués– fabricó una nebulosa certera –incomprensible, ilógica hoy sin
la capacidad cultural de descifrar toda aquella nube–, percibida por el lector
de la época como sentido de la vida gourmand, cosmopolitismo, liberalismo y
catalanismo. Algo en todo caso posible en un país en el que nadie dice la
verdad. Pla, en todo caso, fue, y así lo señala Amat, el ¿único? escritor cat
en cuyo entorno se formó una órbita de políticos –hoy lo habitual es lo
contrario: los escritores, el intelectual, son satélites del político–. Amat
denomina a ese grupo, o situación, y es un concepto brillante, el “Camelot de
Pla”. Su núcleo duro son el historiador Jaume Vicens Vives –docente
represaliado, historiador y magister de accesos diametralmente distintos a él
como Vilar o Fontana; destinado a la Presidència de la Gene, murió mucho antes
de ese spring, lo que fue un giro en el destino de Pujol–, Joan Sardà –Enric
Juliana hace de él un perfil imprescindible en su magnífico Aquí no hemos
venido a estudiar–, economista no franquista, próximo a ERC en su juventud, y
creador del Plan de Estabilización, que sacó del hoyo al franquismo en 1959, si
bien también a la sociedad, al límite de su capacidad de sufrimiento. Fabià
Estapé, discípulo de Sardà y creador del Primer Plan de Desarrollo. Y Manuel
Ortínez, una pieza clave, y oscura, en la Transición. En aquel momento era una
suerte de community manager del Cotó –el Algodón, el empresariado textil cat–.
En el postfranquismo lo sería del sector financiero. Ese grupo con chófer, y el
chófer con hijo, en todo caso, son los autores de un plan. Consiste en
asociarse con Tarradellas –Ortínez consigue que el Cotó sufrague su exilio, en
pleno franquismo–, que Tarradellas delegue el Interior en Vicens Vives, y en
fabricar, en torno a la institución Generalitat, una garantía de orden frente a
las izquierdas en un posible proceso de apertura no necesariamente democrática.
Sería, interpreto, una respuesta política al Plan de Estabilización, y desde él
mismo. Desde la idea de que liberalizar la economía comportaría algún tipo de
liberalidad. ¿Era una idea gaseosa? ¿Era un póquer salvaje y en serio? No se
sabe. El grupo se disgregó con la muerte de Vicens Vives, en 1960. Lo
importante, y lo importante del libro, es que ese plan, de la mano de Ortínez,
vuelve en los 70. Es sancionado por Andrés Cassinello, el jefe de los servicios
de inteligencia que también sancionó a los líderes del PSOE y les dio su OK. Es
el plan que se materializa en la Transición en Cat. Es la vuelta de Tarradellas
–sin relación ni contacto con la sociedad o con los partidos cat, pagado en
esta ocasión por el Estado, y ya no por el Cotó, pocho desde 1973–, para
garantizar el orden frente a las izquierdas. El plan es la única pieza de UCD
proveniente del exilio. Algo posible en un país en el que nadie dice la verdad.
Preciosismo: Amat explica cómo UCD le ofreció al PSC ser el gestor y
beneficiario de esa apuesta. El PSC no contestó. Tal vez superado por la
pirueta inverosímil. Es decir, no fue beneficiario. Lo fue, por pasiva, la
derecha nacionalista, otro lenguaje y cosmovisión, beneficiada por Tarradellas.
Con ese silencio PSC, visto lo visto, las izquierdas, y no solo las
rupturistas, dejaron de ser determinantes en Cat en ese momento fundacional que
supone Tarradellas, el orden, el servicio al Estado, el nunca decir la verdad.
Punto para Amat.
Sobre el punto B) la esencia del libro. Se trata del caso
Banca Catalana, que Quintà, delegado de El País en Cat, destapa en 1980 en un
artículo brillante, arriesgado, repleto de sentido democrático y afán de
control sobre el poder político y financiero. No se volverá a repetir uno igual
en la democracia esp desde entonces. En breve, a su vez, Quintà cambia de
bando. Se suma, previo pago, a lo que pretendía fiscalizar, a través de la
dirección de TV3, gran proyecto de la primera legislatura de Pujol, ese
comprador de seres humanos. Amat explica, en ese sentido, cómo Pujol, un
empresario de medios informativos fracasado, triunfa en algo muy parecido, pero
muy diferente. Los medios de comunicación públicos. En el trance de explicarlo,
Amat emite varias perlas. La primera, el momento fundacional de la CT,
disponible en dos libros, pero hasta ahora no ponderado en su desmesura: las
memorias de Cebrián –un ejercicio de no decir la verdad, pero también de la
incapacidad, vía vanidad, de no disimularla del todo–, y las agendas publicadas
de Francesc Cabana –cuñado de Pujol, ejecutivo de Banca Catalana y un hombre
honesto, me dicen, que hizo chiribitas cuando Pujol explicó lo del dinero negro
que tenía en el extranjero–. Se trata de un encuentro en un restaurante MAD
entre Cabana, dos ejecutivos más de Banca Catalana, y Cebrián y Polanco. Van a
pedir que El País deje de publicar información sobre Banca Catalana. En el
encuentro planea la figura de Pujol, accionista de El País y candidato a la
Gene. Cebrián, que les explica que cada día habla no con uno, sino con dos, y
hasta tres ministros, señala que también ha recibido llamadas del Banco de
España al respecto. Que no se dejará presionar, que lo que ha hecho Pujol es,
literalmente, de “impeachment”. El País, en todo caso, dejó de informar al
respecto. La reunión es importante. Un lustro no hubiera existido. El poder
financiero hubiera recurrido al político, y el político hubiera silenciado o
modulado el asunto en la prensa. Ahora es el cuarto poder quién satisface las
llamadas no de uno, sino de dos y hasta tres ministros, un Banco de España y
una banca cat, unidos todos por la percepción de que no se debe juzgar un
delito común, en tanto puede desestabilizar la democracia. Eso es la adaptación
local de la democracia, esa cosa con sensibilidad desmesurada hacia el delito
común cuando es económico. Es, lo dicho, la foto de un momento fundacional de
la nueva cultura, la CT.
Tanto en Esp como en Cat, sólo saldremos de este día de la
marmota si algo cambia en el periodismo y la Justicia .
La segunda perla es la participación de TV3, recientemente
fundada por Quintà, en la lucha novedosa para evitar que ese impeachment, que
finalmente no será efectivo, llegue a ser percibido en la sociedad. En ese
trance, se fabrica, alehop, la cultura nacional cat en democracia. La CT cat.
Quizás son las mejores y más polémicas páginas del libro parapetado tras una
biografía. Amat explica que el nuevo Gobierno socialista no era partidario de
judicializar la cosa –“No es que quieran condenarlo (a Pujol). No lo quieren ni
juzgar”–. Explica cómo todo fue iniciativa de dos fiscales, Mena y Villarejo,
comprometidos con el Estado de Derecho ya en el franquismo, y novatos en la
nueva democracia novata. Explica cómo la cosa finalizó –por todo lo alto– con
la votación de los jueces en BCN, que decidieron no juzgar a Pujol. Cuando hubo
juicio del caso, por cierto, la condena vino a fijar –uala– que no era delito
que un banco contemplara una doble contabilidad. Amat explica ese combate
mediático ganado finalmente, y esa victoria pujolista más allá de lo judicial,
“que no conseguirá una transferencia de poder sino que acabará por modificar el
tablero del juego del Estado de 1978”. “Se trata de crear un momento populista
para refundar el poder” en Cat. A través de la movilización en dos momentos
mágicos. La toma de posesión de Pujol y, cuatro años después, cuando será
exonerado. “El principal motor de la movilización (en la toma de posesión) es
TV3”, en directo y con un reportaje previo, en el que “se entrevistaba al
presidente de Omnium, que apareció como una de las entidades convocantes”. Más
similitudes con el siglo XXI: en esa manifestación se cantó “L’Estaca”, de
Lluís Llach. Ese día Pujol, en un discurso con balcón al uso, proclamó el nuevo
marco de la derecha cat: “A partir de ahora, cuando alguien hable de ética y de
juego limpio, seremos nosotros”. Cat, con un empresariado bancario chungo, y al
uso en Esp, se alejaba culturalmente de Esp para crear el mismo objeto cultural
vertical y político, y ser referente ético para sus consumidores. La inclusión
de un político en un sumario era, por tanto, un ataque de la Esp inmoral y
africana, a la Cat moral y europea. El caso Banca Catalana supuso, en fin, la
mayoría absoluta de Pujol en las siguientes elecciones. Y algo más –lo apunto
yo, que no Amat–, la imposición del marco Cat a las izquierdas. Todo lo que no
sea ese marco es, aún hoy, españolismo, otro nacionalismo, o no-democracia. Es
la normalidad cultural para varias generaciones. Amat explica ese marco –al
usuario de la Cat del siglo XXI le resultará familiar; los subrayados son míos,
así hago algo–: (la propaganda vertida en lo de BC) “ha sido un acto de fuerza
sostenido, cubierto desde el primer momento por el manto de la noble mentira
que siempre es el mito. El mito de la víctima cuyo sufrimiento se funde con el
pueblo. El instante en el que las víctimas se convierten en cómplices para
sentirse parte de una misma comunidad. En ese instante, con la entronización
plena del mito político, se instaura un nuevo orden”. Sobre ese orden: “es el
régimen dentro del régimen. Es democracia y son negocios (...), un subsistema
del sistema. El corazón de la fiesta ha comenzado a latir”. Y no parará. No ha
parado. En otro feliz hallazgo de relaciones, Amat aporta que el día en el que
Pujol accedió al cargo, Juan Carlos I estaba en Arabia Saudí, tomando whisky,
fumando puros de extranjis, y vendiendo armas por la vía no convencional. Es
decir, que estaba haciendo lo mismo que Pujol, en otro ramo. Y que la
exoneración de Pujol coincide con la ampliación de sus negocios. La
coincidencia, en la misma empresa, de Prenafeta –el Manuel Prado y Colón de
Carvajal de Pujol–, de Jordi Pujol Junior, y del joven Artur Mas, y cómo ese
mundo emprendedor, vía Carles Vilarrubí, se relaciona profesionalmente con
empresas de Manuel Prado y Colón de Carvajal. Es decir, el rey. Negocios,
política y un anillo que los une a todos: una cultura para el/los país/países
en los que nadie dice la verdad. Todos los países, todas las culturas
nacionales son así. Se diferencian por la intensidad. En Esp/Cat, absoluta,
asfixiante. Sin la mentira no existirían.
Recordemos, para salir del bucle, que entramos en él no por
un psicópata, sino por un comportamiento patológico del periodismo, de la
política y de la Justicia, al que se agregó la sociedad, que decidió que todo
ello era verdad, incluso la verdad máxima: el sentido común. Lo que indica que,
tanto en Esp como en Cat, sólo saldremos de este día de la marmota si algo cambia
en el periodismo y la Justicia. Hoy, diría, no ha pasado. La de cosas que se
aprenden de una biografía cuando no lo es. Cuando es, verbigracia, una
biografía de la cultura cat, y en ocasiones, de la esp, desde la vuelta de
Tarradellas/1977, hasta esta mañana a primera hora. Y, por el mismo precio, la
sospecha de que la derecha cat y la esp van a intensificar, en el XXI, el juego
con el juguete que crearon a finales del XX, si ningún periodista, o juez lo
remedia. Por lo general, esos dos oficios sólo participan en un sentido de la
partida. La partida, el juego, consiste en que nadie diga la verdad, y sacar
beneficio –económico, honorífico– de ello. Consiste en seguir jugando, otra
generación. Nuestras culturas participan de ese silencio desde hace décadas. Y
varios poderes son, literalmente, eso en su esencia.
Le debemos una copa a Jordi Amat.
Y VER ..
https://rebelion.org/si-hablamos-del-leviatan-catalan-y-de-quinta-es-obligado-hablar-de-pujol/
jueves, 26 de noviembre de 2020
Las guerras de género de los neocón, la Iglesia y Vox ,
Un informe de la Fundación Rosa Luxemburgo analiza las
relaciones entre los grupos ultraderechistas que forman el movimiento
antifeminista en España y los discursos que utilizan .La racialización de la
política sexual es una de las estrategias más peligrosas.
Beatriz Asuar Gallego
El feminismo se alzó como un dique de contención ante el avance de la extrema derecha en España. Se apeló a esto porque tiene un potencial transformador no sólo para las condiciones de vida de las mujeres, sino sobre toda sociedad. Las últimas manifestaciones del 8-M y del 25-N llenaron las calles de ciudades de todo el país de mujeres y hombres contra las desigualdades y la violencia de género. Luchando contra el patriarcado, pero también defendiendo consensos y reclamando más avances y derechos. Pero este impulso generó una reacción que se ha ido haciendo más fuerte gracias a alianzas de los grupos más conservadores y neoliberales.
Las guerras de género: la extrema derecha contra el feminismo es un capítulo del informe elaborado por la Fundación Rosa Luxemburgo sobre la extrema derecha en España que aborda estas alianzas y la estrategia de la ultraderecha. El informe se publicará a principios de 2021 y lo ha coordinado el periodista Miquel Ramos. La periodista y doctora en Antropología Nuria Alabao ha sido la encargada de la parte de la que trata este artículo. "A veces el género se trata como si fuera algo accesorio a la ideología o se dice que se utiliza como cortina de humo para ocultar cuestiones más importantes como las materiales o económicas, pero no es así. Las cuestiones de género son profundamente materiales, tienen consecuencias directas en la vida de las personas y son centrales para la ultraderecha", comenta la autora a Público sobre el trabajo realizado.
En el último período electoral en España, desde las
elecciones andaluzas hasta las pasadas generales, Vox estuvo en el foco
mediático. En diciembre de 2018 el partido de extrema derecha entraba por
primera vez en un parlamento y, con ello, todo el movimiento reaccionario
comenzaba a ganar terreno. La victoria de Vox no fue de Santiago Abascal. Había
lazos tejidos desde hace muchos años que favorecieron un marco en el que destacó
especialmente la guerra al feminismo. El gran logro fue que consiguieron
ponerse en primera línea, alineándose con las extremas derechas más
reaccionarias del planeta y con fundamentalismos religiosos, agitando consensos
y lanzando propuestas que suponen un retroceso respecto a los derechos de las
mujeres y personas LGTBI.
Alabao identifica en el informe "cuatro tipos de
activistas antigénero": la jerarquía de la iglesia católica, las
asociaciones contrarias al aborto tradicionales, un nuevo lobby neoconservador
y los partidos de extrema derecha. Son actores diferentes pero que tienen una
agenda afín que va desde el matrimonio y la adopción para parejas del mismo
sexo al aborto, la educación sexual y de género, la gestación subrogada, la
violencia de género o las problemáticas transgénero y transexuales,
especialmente respecto al acceso a los servicios públicos de salud.
La mayoría son consensos consolidados que han llevado años
de lucha porque esto no es nuevo. Las alianzas de la extrema derecha contra el
género se remontan a hace casi dos décadas, aunque la lucha feminista venga de
mucho más atrás. En el informe se analiza el origen en el nacimiento de los
'neocón' que en España surgieron dentro del PP a partir del segundo Gobierno de
José María Aznar. Pablo Carmona, Beatriz García y Almudena Sánchez realizaron
un análisis de la era de Aznar en Spanish neocon. La revuelta conservadora en
la derecha española en el que destaca, como en el informe, el movimiento que
fue impulsado por medios de comunicación y que llegó a la sociedad civil.
Agitaron políticamente muchas cuestiones pero hubo una guerra abierta contra el
feminismo y llevaron la teoría a la práctica. Desde el gobierno de Esperanza
Aguirre, laboratorio de los neocón, se financiaron organizaciones
antiabortistas o religiosas integristas con dinero público.
La confrontación de los neocón creció durante el primer
Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, sobre todo entre 2005 y
2011, cuando se impulsaron leyes fundamentales para la igualdad de género: la
ley de matrimonio homosexual (2005), la reforma de la ley del aborto (2010), o
la Ley de Educación que incluía la educación sexual y la lucha contra la
homofobia en la escuela pública (2006). "La oposición a estas leyes generó
varias olas de movilización antigénero que consiguieron articular a todos los
movimientos diversos en manifestaciones masivas profamilia", señala el
informe.
¿Qué actores estuvieron implicados? Desde la Iglesia
católica a través de la Conferencia Episcopal y obispos a grupos como Hazte Oír
o el Foro Español de la Familia. Activistas antigénero que apoyaron al PP en la
campaña que le llevó a Mariano Rajoy a conseguir la mayoría absoluta. Pero
durante este mandato el segmento del neocón del PP empezó a perder relevancia y
las organizaciones ultras encontraron otro partido que representaban sus intereses.
"Vox nace del sustrato de aquella revuelta neoconservadora cuyo resultado
fue la fragmentación de la derecha contenida en el PP. El nuevo PP acabó
abandonando las batallas contra la reforma de la ley del aborto del PSOE y su
oposición al matrimonio homosexual. Esto significa que sector neocón y sus
propuestas quedarán marginados dentro del partido, lo que constituirá el
impulso definitivo para que de entre sus filas surgiesen elementos descontentos
que fundarán un nuevo partido, Vox", explica la autora.
Esta herencia es la que hace que Vox se diferencie de otros
partidos de extrema derecha como el Frente Nacional de Marine Le Pen. "En
un contexto de emergencia indudable de las extremas derechas en Europa Vox
supone una adaptación de estos partidos al contexto local. Sin embargo, es una
cosa intermedia entre estos partidos más renovados y los postfascistas de
Europa del Este al haberse alimentado de este ciclo generado por los neocón y
el conservadurismo tan fuerte", continúa Alabao. El auge de Vox y su discurso,
añade, tampoco puede entenderse sin articulistas que forman parte del
establishment mediático, youtubers como Un Tío blanco Hetero o foros abiertos
de internet como Forocoches o Burbuja.info desde los que se ha promovido el
antifeminismo de forma incesante en los últimos años.
La renovación del argumentario y el paraguas de la
'ideología del género'
La ultraderecha utiliza una retótica antifeminista y en
oposición a los derechos de las personas LGTBI, aunque han tenido que renovar
su lenguaje para "hacerlos más aceptables". La autora destaca como
Rocío Monasterio llega a decir que es parte del "feminismo español",
aunque sus mensajes tengan el mismo objetivo. Para Abalao es en el fondo un
"indicio" de que están intentando "dejar atrás los discursos más
agresivos para ampliar su base social, al mismo tiempo que se decantan por una
estrategia que pueda conseguirles votos de las clases más desfavorecidas, como
prueba la fundación de un nuevo sindicato vinculado al partido,
Solidaridad".
El concepto de 'ideología de género' es el paraguas usado
por la ultraderecha en todo el mundo para aglutinar el antifeminismo
Una de las claves para entender este movimiento es el
concepto de la "ideología de género", una terminología que surgió del
Vaticano en el año 2000 "como reacción al impulso que se estaba dando a
los derechos reproductivos de las mujeres a nivel internacional". El
informe también recoge que en España este concepto surgió por primera vez en un
documento de la iglesia católica del 2001 para denunciar intentos de
"cierto feminismo radical" de conducir a "la guerra de los
sexos" y en la presa a partir del 2004 con la etapa neocón. "Es uno
de los elementos discursivos más exitosos porque establece un marco compartido
con otras extremas derechas a nivel planetario –y con los fundamentalistas cristianos",
alerta la periodista.
La autora también destaca la Ley de Violencia de Género como
una de las batallas de género centrales. "Lo que hace aquí la ultraderecha
es darle la vuelta invirtiendo el análisis feminista de la realidad para que
parezcan que son los hombres las víctimas para agitar el consenso que hay en
torno a la violencia de género. Es un concepto muy difícil de romper pero juega
a agitar posiciones que son muy minoritarias pero en sectores muy
movilizados", valora a este medio. Todo esto responde a la estrategia de
promover la idea de que la violencia no tiene género basándose en falsedades
como el número de denuncias falsas: "También llegan a culpabilizar a la
inmigración. Abascal critica esta ley mientras se pregunta: ¿por qué no dan de
verdad seguridad a tantas mujeres que se encuentran al violador del ascensor o
a determinados inmigrantes ilegales?".
De aquí pasamos a otra de las claves: la racialización de la
política sexual, vinculando las cuestiones de género a la raza o las
migraciones, un discurso que también ha sido promovido por Donald Trump en
numerosas ocasiones. El objetivo es disfrazar su discurso para poder escudarse
en un 'los machistas son los otros'. "De esta manera, diciendo que
defienden los derechos de las mujeres y las personas LGTBI en contra de las
amenazas que suponen los hombres de origen no occidentales, o el Islam, buscan
legitimar o encubrir sus propuestas racistas más disruptivas", señala
Alabao. Esta es, de hecho, la estrategia que la antropóloga considera más
peligrosa porque no sólo es que sea mentira, es que tiene una vía de
crecimiento al apoyarse en el "malestar" de la sociedad y en el
"miedo a lo desconocido".
Con esto último, más la batería de propuestas antisociales
que lidera la ultraderecha en España, se busca recortar el propio Estado del
bienestar: "Todas afectarían más a las mujeres que soportan los trabajos
peor retribuidos, mayores tasas de temporalidad, parcialidad y pobreza. Cuando
empeora la vida de los de abajo, no hay que dudarlo, aumenta la desigualdad
entre hombres y mujeres".
miércoles, 25 de noviembre de 2020
España sin eufemismos: la verdadera historia .
A muchos les parece extraño "el cambio" de Felipe
González y Alfonso Guerra cuyo gobierno en 1982, dio el giro definitivo a la
historia. ¿Y si no hubiera tal cambio? ¿Y si la modélica Transición es otro
eufemismo?
Rosa María Artal.
"… y he visto que la cuna del hombre la mecen con
cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con
cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los cuentos".
León Felipe (Zamora 1884–Ciudad de México 1968)
Se diría que la historia de España que oficialmente
prevalece está plagada de eufemismos para esconder y dulcificar la realidad. Y,
sin duda, es mucho más descarnada. Las trampas, hasta los timos de trileros,
afloran en un retrato insoportable para la decencia, para la conciencia
democrática e incluso la madurez como pueblo. Una historia que se llena también
de mitos que a menudo recaen en quienes menos lo merecen. Francia juzga al
expresidente de la República, Nicolás Sarkozy, por corrupción y tráfico de influencias.
Le pillaron con las manos en la masa pidiendo trato de favor a un juez para
otro chanchullo. Habrá que ver a colegas españoles de altas instancias, muertos
de risa: España sí que lo ha sabido hacer. Magistralmente. Y con la
complacencia y colaboración de una buena parte de la sociedad. Y, desde luego,
de medios de comunicación y periodistas concretos.
La historia de Juan Carlos I sigue con la huida al paraíso
de la autocracia de Abu Dabi en Emiratos Árabes Unidos. O con las cartas y
movimientos estratégicos de la Casa Real –o sea, de su hijo y heredero Felipe
VI– que renuncia a la herencia (no de la Corona) el mismo día de marzo que
entra en vigor el Estado de Alarma por la pandemia. O que comunica en un texto
de un folio la fuga del emérito un lunes de agosto.
El funcionamiento de España, casi como un reino medieval,
quedó bien patente con las firmas y adhesiones a las tropelías de Juan Carlos
por los grandes servicios a España que había prestado de más de 70 exministros
y altos cargos. Muestra de una laxitud ética con la que un país no puede
funcionar correctamente. Porque corrobora, una y otra vez, que quienes mueven
los hilos en España comparten con Juan Carlos de Borbón una moral plagada de
excepciones, atajos y privilegios, donde el fin que buscan justifica los
medios.
Y que va mucho más allá en la práctica. Fernando González,
Gonzo, en Salvados, entrevistó el domingo a José Bono, ex presidente del
Congreso por el PSOE y a García Margallo, ministro de exteriores con el PP. Ese
teléfono en la misma mesa de la sede de la soberanía popular que suena
–¡durante la sesión!– para que el rey u otros opinen y hasta agradezcan que no
se investiguen sus cuentas, sonroja a niveles insoportables. Y la comprensión
de estas actitudes. Un ministro de exteriores que se reúne con la amante del
jefe del Estado, para hablar "de asuntos privados" cuyo contenido,
dice, no recuerda. Esta es la verdadera historia de España.
¿Y de dónde parte? A muchos les parece extraño "el
cambio" de Felipe González y Alfonso Guerra, presidente y vicepresidente
del gobierno del PSOE que, con su triunfo en 1982, dio el giro definitivo a la
historia. ¿Y si no hubiera tal cambio? Aquel gobierno histórico aportó una
hasta entonces impensable alternancia bipartidista en el poder y consolidó lo
que había de ser el régimen del 78. Verán, un insobornable Nicolás Sartorius
declaró esta semana: "No sé si hay pacto con Bildu, pero en la Transición
pactamos con quien nos fusilaba". Comunista y aristócrata, intelectual y
comprometido, pasó seis años en la cárcel condenado en el Proceso 1001 por
pertenecer al sindicato CCOO. Con toda autoridad moral señala esa clave. Se
firmó un contrato con los asesinos, con los tiranos, con los que destrozaron la
ética de un país por varias generaciones. Porque nunca hubo dos partes: hubo un
golpe, una guerra y una larga y terrible dictadura, hubo agresores y víctimas.
¿Y si la modélica Transición es otro eufemismo, y hay que hablar de un pacto en
altura para maquillar y no cambiar?
En Felipe González tenemos a otra figura a la que hay que
agradecer un sinfín de cosas que son normales en los países democráticos.
Incluso más, sí. Entrar en la Comunidad Europea, sanidad y educación universal
y aquella modernidad que el presidente vestía con una brillantez intelectual
extraordinaria, mientras su segundo mordía "a la derecha" como el
poli malo de la función. Dos personajes tan magistralmente elegidos para sus
papeles que asusta constatarlo. Algo ayudaría a saber, a ver la certeza o
falsedad de los supuestos dosieres, si España acabara con la anormalidad
democrática de la Ley de Secretos oficiales. Pero eso no va a ocurrir en modo
alguno.
Capa de modernidad, sin duda. Logros, importantes. Pero el
bipartidismo dejó en sus puestos a quienes habían sustentado el franquismo en
todos los estamentos esenciales para que fuera posible. Y ahí siguen muchos, y
por supuesto sus herederos. Eso era el "atado y bien atado". Nadie
pagó, nadie fue relevado siquiera por su complicidad con la dictadura. De aquel
manto de impunidad, resurgen florecientes los franquistas y fascistas, los
aprovechados, cosechando dinero y medios para su labor. La corrupción del
franquismo sigue en la columna vertebral de España. Y reparte y atesora sus
beneficios.
Cada vez es más evidente, que las batallitas políticas y
mediáticas con las que los medios entretienen al personal son el señuelo que
distrae de lo que realmente se cuece. Los "zascas" y
"repasos" enardecen a la afición pero terminan siendo diabólicos.
Podría admitir que, en algunos casos, sea solo seguidismo de una corriente de
frivolidad que no profundiza en las causas. Pero el daño es igual de
devastador. Y Twitter, Facebook y WhatsApp les vinieron a ver para ayudar en la
tarea, como mero vehículo por supuesto. Con este panorama que, a diario los
Trending Topic marquen lo que quiere destacar y molesta a la derecha, no lo
hubieran imaginado ni en sus mejores sueños.
En definitiva, nos encontramos con un ex Jefe del Estado,
rey, huido de su país y pringado a niveles de república bananera. No hemos
despejado ni la X de los GAL, ni las historias fantásticas de hechos durísimos
que hemos vivido. Ni siquiera saben los jueces quién es M.Rajoy en los papeles
de Bárcenas. Hubo un presidente de igual nombre que, si nos dejamos de
eufemismo, ha sido el mejor gerente, el más discreto y eficaz, que ha tenido la
organización. Metió mano en la forma de elegir el Poder Judicial, aupó a jueces
estratégicos y reformó los Códigos penales con la inclusión de la Ley mordaza.
Implantó, solo con votos del PP que le daban mayoría, una Ley de Educación, la
de Wert, cercana al creacionismo religioso, favoreció a las confesiones
católicas en un país aconfesional, según la Constitución. Rajoy se propuso y
consumó el mayor destrozo del Estado del bienestar de la historia, con
durísimos recortes en sanidad, educación o investigación, ciencia y cultura.
Mermó derechos laborales y el subsidio del paro. Hasta el IVA que había presuntamente
combatido, lo aumentó del 18% al 21%. Con particular ensañamiento en la
cultura. El IVA cultural español pasó a ser el mayor de la zona euro, con
diferencias abismales. Lamentablemente muchos de los estragos de Rajoy
continúan vigentes.
Pablo Casado sigue la misma senda, con las medidas que
anuncia contra la ley de educación o el veto (consentido) a la renovación del
Poder Judicial. Con esos eufemismos como el de buscar "la libertad de las
familias". De no ser por lo que hizo y hace el Partido Popular parecería
que solo quiere imponer su programa sin haber ganado las elecciones.
"Solo". Pero el componente tramposo está bien a las claras. Igual es
que la sociedad no es consciente de todo esto, no lo sabe o lo ha olvidado.
Algunos medios y periodistas hacen una labor espectacular en ese sentido: en el
de vender la moto, dicho sin eufemismos.
¿Qué es eso de "la pluralidad"? Supuestamente el
intercambio de ideas, la confrontación de voces distintas en busca de
clarificar los temas. En la práctica es un continuo uso de la zancadilla para
el pensamiento, una distracción premeditada, una exaltación de las vísceras que
no apela a la razón. Sería enormemente constructivo tener en España una derecha
democrática y unos periodistas conservadores que expusieran con limpieza sus
argumentos. Lo que cambiaría todo. Pero es que todo viene del mismo origen. El
que tiende a expulsar a una parte del gobierno de coalición de decisiones
importantes como el reparto de los fondos de reconstrucción europeos para
contentar al bipartidismo clásico, que luego obliga a rectificar tras haber
hecho el feo.
Es con lo que cargamos. La pluralidad habría ser en clave de
honestidad y no lo es. Una democracia admite desde luego voces turbias, es la
condición humana, pero los propios ciudadanos deben exigir limpieza, si son
limpios. No sabemos en qué medida ha contaminado a la sociedad la porquería
incrustada en su esqueleto.
En pocas palabras y sin eufemismos: la verdadera historia de la España actual, hija de sus trampas, nos aboca a deducir que nos han timado y nos siguen timando. Déjense de viejas guardias, guardias viejas, de privilegios y males menores que no han hecho otra cosa siempre que tapar inmensos daños. Somos ciudadanos de un país del siglo XXI, en un mundo atribulado, que quiere salir adelante afrontando sus problemas. Es lo que la mayoría vota. Se puede. Seguro. Para mí es esencial prescindir del ruido. Y huir de los cuentos que paralizan.
Ver la foto del texto , es bien elocuente .
https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/espana-eufemismos-historia_129_6456528.html
Nota del blog
La oligarquía borbónica parasitaría.
LDM.
Muy buen artículo el de Rosa M. Artal.,
por los datos además en que se
basa y aporta y que a un lector normal de prensa se le escapan .Como la
frase de Sertorius o lo del programa de
Salvados que nunca veo . Recordar el poema de León Felipe genial y además abrir el artículo con él . La
transición-transacción- traslación fue
una obra de marketing bien vendida...muy
lejos de la realidad que fue una
segunda Restauración, tipo Cánovas. Con
el rey soldado al frente del ejército franquista. La mejor Historia de España se publicó en el exilio, en México y nunca se publicó aquí... era la de
Ramos Oliveira...leer lo que fue España de 1875 a 1940 es bien clara. Y la democracia actual solo es una
repetición como comedia. Lo positivo ahora es que no puede terminar tan zombi como la otra, con las crisis tras
crisis del siglo XX español y en una
tragedia. Ya que al estar en el euro y
sobre todo en la UE no es el marco
europeo de los años 30. El que España fuera la última monarquía
restaurada no en Europa sino en el mundo
da que pensar y más con el comportamiento del ex rey volvemos al
zombismo de la Restauración anterior hasta que vuelva a caer. La monarquía actual es incapaz de asumir la
complejidad plural del país, ya se vio cuando bronco a Cataluña, el rey actual cabreado utilizando el palo en vez de la zanahoria el 3-O y no saber mantenerse por sobre los partidos .Y más después de un 1-O palizando la derecha del PP a los votantes , en una segúnda votación meramente de consulta sin valor legal. Encima asi legitimandola.
También añadir otra cosa,
sería muy interesante ver el fracaso de las élites en España en el siglo XX- XXI.
Ya sabemos que hoy están transacionalizadas y vendidas. Al igual ver que
el ex rey, "escondió en Suiza durante dos décadas millones de euros
en acciones de compañías del Ibex. Lo más florido: Iberdrola, BBVA, Santander,
ACS, Acciona, entre otros. Algunos de ellos también tienen cuentas en paraísos
fiscales que nos sangran". Bueno eso además viene de Franco que ordenó dar
al ex rey un montón de acciones a comienzo de los años 60 cuando ya lo perfilo
como sucesor. Pero Alfonso XIII ya tenía
muchas acciones, ni la República las tocó,
ejemplo el Metro de Madrid. Y luego las repartió entre sus hijos y Juan se llevó
una buena tajada que Franco garantizó. Y ya las tenía en Suiza . Muy seguro no debía
de estar el ex rey, cuando hizo eso. Al final la crisis del 2008 bien demostró
el fracaso de nuestras élites apostando por el ladrillo y un país de servicios a su gusto y como tienen aún a España como si
fuera un cortijo, del cual ya han vendido casi todo y son ya solo
comisionistas de la
transnacionalización .Y no solo el ex
rey sino con los sillones de políticos del régimen del 78 giratorios en ellas. Y
así de desastre en desastre hasta el desastre
final , bunkerizados y banderizados con
la monarquía. Ya decían en la Restauración
anterior que la Monarquía era el tapón de la botella que había que agitar para hacerla saltar.
Cuando agitan la bandera roja y gualda,
me dan ganas de reír ya que es la única soberanía simbólica que les queda en su cortijo. En el fondo sino
nos diéramos cuenta son ya tigres de papel
, eso sí traidores y vengativos en su cainismo
ancestral de caciques de latifundio , para
nada liberal sino nacional católico , colgados del sueño del pasado imperial y enseñando la brocha policial heredada del franquismo de vez en cuando ,dentro de su capitalismo de cortijo como identidad .Acabamos de leer lo del Franco-Borbón y Vox y el paraíso fiscal de Luxemburgo y ahora ya sabemos de donde bienen algunas de la superdonaciones , mayores que en ningun otro partido a ese nuevo clón del PP ..https://www.eldiario.es/economia/luis-alfonso-borbon-asocio-familiares-vicepresidente-economico-vox-mediante-empresa-luxemburgo_1_6459795.html
lunes, 23 de noviembre de 2020
La política exterior de Joe Biden .
La política exterior de Joe Biden
Manlio Dinucci
Notoriamente senil, Joe Biden no está en condiciones de
ejercer el poder. El programa en materia de política exterior ya fue elaborado
por un amplio equipo bipartidista
[2] "A Statement by Former Republican National Security Officials", Voltaire Network, 20 de agosto de 2020.
il Manifesto
No nos cansamos de constatar que el cuento de hadas americano se ha acabado y sin embargo seguimos observando el mundo a través del retrovisor yankee. ¿Qué ha pasado en la sociedad americana para que un presidente resentido y autoritario como Trump llegará anteriormente a ganar la presidencia? . ¿ El triunfo de Trump no fue la señal de una identidad nacional americana resquebrajada? . Como una retroutopía de un capitalismo salvaje destructor que recurrió a un nacionalismo identitarió más destructor todavía y creador de tremendas desigualdades y que hundió la clase media au más todavía con la pandemia . Y más allá de la nación agrietada , se agrietó la hegemonía de la racionalidad política occidental. Trump no fue algo accidental sino una mutación del gran proyecto de la era global. ¿Cómo va USA volver a guiar y hacer que América, una vez más, conduzca el mundo? Como dice Biden. ¿Más armamento y más intervención militar humanitaria?. Con ese objetivo Biden ya manifestó como cita arriba y yo ya habia publicado eneste blog ..que hará las «inversiones necesarias» para que EEUU conserve «la fuerza militar más poderosa del mundo». El problema es que eso ya no puede. Su PIB global ya no es el que era y en vez de atender a lo fundamental como una renta básica interna solo habrá más guerras .
Parece ser que ya se olvidaron que Barack Obama, el premio Nobel de la Paz se convirtió en el primer presidente de EE.UU. en pasar sus dos periodos completos sin un solo día sin guerra y no es precisamente la prensa de izquierdas quien lo recuerda.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-38586508
La ‘verde’ Iberdrola quería urbanizar un Parque Natural.
Marina de Cope. / Ayuntamiento de Águilas
La ‘verde’ Iberdrola quería urbanizar un Parque Natural
"El peor ataque se inició cuando en 2001 el Gobierno
regional, del PP, decidió mutilar el espacio protegido arrebatándole 2.100
hectáreas para construir ahí una inmensa urbanización turística"
"El rotundo fracaso –jurídico, empresarial– que ha
sufrido Iberdrola en este asunto es proporcional con su empecinamiento en
violentar la protección del Parque Regional"
"Desde hace años la iniciativa de respuesta jurídica a
las pretensiones urbanísticas en este Parque Regional ha estado a cargo de la
asociación ecologista Prolitoral"
Pedro Costa Morata
Una ejemplar, así como poco relajada historia, ha terminado tras 46 años de luchas, tensiones y sobresaltos, con la sentencia del Tribunal Supremo que rechaza, en casación, las insistentes pretensiones de Iberdrola y un consorcio de propietarios de disponer como suelo urbanizable de sus fincas situadas en el Parque Regional de Cabo Cope y Puntas de Calnegre, en los términos murcianos de Águilas y Lorca. Es esta una historia de luchas contra la explotación de un paraje que ya en 1974, cuando la antecesora de Iberdrola, Hidroeléctrica Española, quiso construir una central nuclear, suscitó una vigorosa oposición ciudadana, inscrita entre las más interesantes y modélicas de la historia antinuclear de España. En 1979, las flamantes autoridades preautonómicas quisieron trazar una carretera costera para unir los dos polos turísticos de Mazarrón y Águilas, lo que fue rechazado por los ecologistas, que respondieron solicitando la protección como Parque Natural del área de montaña, acantilados y playas de Calnegre; un Parque que vio la luz en 1992, declarado por el Gobierno regional socialista y que abarcaba las Puntas de Calnegre, Cabo Cope y la espléndida costa intermedia, de 17 km, con un total de 2.665 hectáreas.
domingo, 22 de noviembre de 2020
USA . Las clases sociales en Estados Unidos.
Entrevista a Nancy Isenberg, autora del libro White Trash.
La historia oculta de las clases sociales en Estados Unidos
Nancy Isenberg, autora de White Trash, sostiene que en Estados Unidos «nadie quiere hablar de clases», que «las elites del Sur han utilizado la estrategia de enfrentar a las clases pobres blancas con los afroamericanos» y analiza la histórica naturaleza clasista de la sociedad de un país que nunca fue realmente el de las oportunidades. Al mismo tiempo, hace una crítica de la representación que el ultramillonario Donald Trump pretende ejercer sobre la llamada «escoria blanca».
Steven Forti.- En su libro White Trash propone desmontar algunos de los mitos estadounidenses, empezando por el «sueño americano» de la «tierra de las oportunidades». ¿Cómo se forjó ese mito?
Nancy Isenberg.- Parte del mito fue inventado en 1776; está conectado directamente con los orígenes del país. Estados Unidos rompió con Europa, que era vista como una tierra atrapada en el pasado: se la asociaba con la aristocracia y la monarquía. Se creó un sistema radicalmente nuevo que no reconocía el linaje de las elites. El problema es que Estados Unidos creó su propia aristocracia: en cierto sentido, nuestros presidentes se han convertido en una especie de figura real. Sobre todo ahora.
Steven Forti.- ¿Cómo pudo mantenerse y tener tanto éxito este mito durante cuatro siglos?
Nancy Isenberg.- Por un lado, los estadounidenses aman las nociones abstractas y, en ese sentido, este mito funciona perfectamente. Por otro, hay un gran desconocimiento de la historia: muchos estadounidenses conocen la historia popular que refuerza este mito. Lo que pasa es que el único momento en que tuvimos una clase media estable fue el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial: esto fue posible porque el gobierno intervino en la economía y fortaleció el Estado de Bienestar. Hoy en día solo 33% de los estadounidenses tiene un título universitario. ¿Cómo podemos decir que tenemos igualdad de oportunidades? ¿Cómo podemos sostener que existe la meritocracia? Está probado que la gente que va a las universidades, especialmente las de la Ivy League, proviene de familias ricas. Cuando dependes tanto de la riqueza de tu familia significa que estamos creando una nueva aristocracia. El mito de la igualdad de oportunidades no funciona para la gran mayoría de los estadounidenses. Y este es un tema interesante porque el Partido Demócrata, que solía representar a los trabajadores y las trabajadoras, se ha convertido en el partido de las profesiones liberales. Trump se ha propuesto como el representante de una clase trabajadora inventada: en Estados Unidos, la clase trabajadora es en realidad mucho más diversa en términos raciales y de género. El mensaje de Trump está claramente dirigido a hombres blancos de clase media que tienen miedo a perder su estatus.
Nancy Isenberg.- Nadie aquí quiere hablar de clases sociales. El único momento en que se habló de clases fue durante la Gran Depresión en los años 30. Cuando tienes a un tercio de la población desempleada no puedes criticar a la gente por ser perezosa. El problema es que el mito de la «tierra de las oportunidades» se ha perpetuado, pero intento mostrar que la clase es una cuestión crucial en la historia de Estados Unidos.
Steven Forti.- ¿Cómo es posible que se haya conseguido expulsar del relato nacional a los blancos pobres y negar la centralidad de la separación de clases durante cuatro siglos?
Nancy Isenberg.- El mejor ejemplo es Thomas Jefferson. Prometió la conquista del Oeste para que la gente pobre que vivía en la costa Este pudiese empezar una nueva vida allí y tener su propia tierra. ¡Pero se trató sencillamente de movilidad física, no de movilidad social! De hecho, esas personas se mudaron hacia el Oeste, pero a menudo no eran dueños de las tierras: en un segundo momento, venían los ricos especuladores y los echaban. Este es un retrato más preciso de cómo han funcionado las clases en la historia de Estados Unidos y no la imagen de que todos tienen sus oportunidades para conseguir el sueño americano. El otro gran problema se vincula con el sur del país, que siempre se ha basado en una economía agraria. Todos los estudios han puesto de relieve que las sociedades agrarias tienen mucha menos movilidad social que las sociedades comerciales. En 1776 había, de hecho, más movilidad social en Gran Bretaña que en Estados Unidos. Y, de hecho, el momento en que hubo más desigualdad fue durante la Confederación: querían crear una sociedad aún más elitista de la que ya existía en aquel entonces.
Steven Forti.- Leyendo su libro, uno se pregunta cómo es posible que esta «escoria blanca» no haya intentado organizarse para hacerse valer.
Nancy Isenberg.- En algún momento lo ha intentado, como a finales del siglo XIX con el Partido del Pueblo, la primera versión del populismo o, sobre todo, en el ámbito de los sindicatos, aunque ahí también hubo siempre fracturas entre trabajadores calificados y no calificados. La cuestión es que, en general, las elites del sur de Estados Unidos han utilizado la estrategia de enfrentar a las clases pobres blancas con los afroamericanos. Han manipulado conscientemente los miedos de los blancos pobres. En el Ssur, además, se nota todavía la huella de la guerra civil. Muchos de los partidarios de Donald Trump muestran una mentalidad típica del Sur: no confían en el gobierno ni creen en la esfera pública. Es una consecuencia de ese «protégete a ti mismo pero no te preocupes de los demás», típico del sistema de las plantaciones. El trumpismo es ciertamente hijo del Tea Party, pero viene también de algo más profundo.
Steven Forti.- En el recorrido de los 400 años de historia estadounidense, pone de relieve la importancia de una serie de leitmotiv, como el que explicitó Thomas Jefferson cuando afirmó que «la naturaleza es la que asigna las clases» o los discursos eugenésicos de finales del siglo XIX. El fracaso social dependería pues de los defectos personales de los individuos. Da la impresión de que estos discursos existen todavía si tenemos en cuenta algunas declaraciones de los republicanos de los últimos años. ¿Entonces, nada ha cambiado?
Nancy Isenberg.- Es bastante escalofriante, sí. Jefferson sostenía que la formación de una aristocracia natural –que debía sustituir a la aristocracia con linaje que venía de Europa– dependía de saber elegir a la mujer correcta. Sobre esto también se constituyó la eugenesia: nunca se admitirá, pero más que Alemania, los líderes mundiales en los estudios eugenésicos fueron Estados Unidos y Gran Bretaña. En el fondo, la idea de Jefferson y la eugenesia defienden lo mismo: eres lo que heredas. Piensa en el debate sobre si la homosexualidad se debe a cuestiones genéticas o culturales. O en la cuestión del aborto: ¡hay quien dice que tenemos el derecho de esterilizar a las mujeres pobres para que no pasen sus defectos a las futuras generaciones! La eugenesia sigue aún entre nosotros. Fíjate en los programas de citas online: cuando das tus datos a estas empresas les estás dando tu background social y educativo y te van emparejando según tu condición de clase. No es casualidad que la persona que creó en los años 50 el primer programa de citas computarizado viniera de un sector que apoyaba la eugenesia. Lo que es irónico es que esto de la eugenesia se contrapone al otro gran mito estadounidense de que todos los individuos somos iguales.
Steven Forti.- Bill Clinton era un joven de familia pobre de Arkansas que, en 1992, se convirtió en presidente. Sarah Palin es una mujer de Alaska, perteneciente a la «escoria blanca», que fue nombrada candidata a la Vicepresidencia en 2008. ¿Clinton y Palin representaron una revancha de la que define como «chatarra humana»?
Nancy Isenberg.- El caso de Clinton es muy interesante: la gente se ha olvidado, pero los republicanos lo atacaron duramente llamándolo «escoria blanca», incluso con el escándalo de Monica Lewinsky. El padre de Clinton murió cuando era niño, su padre adoptivo era violento, pero él consiguió una beca y estudió en Yale: la suya fue una especie de historia de éxito para alguien que venía de una familia pobre. Cuando se presentó a las elecciones, lo que hizo fue conectar con la clase trabajadora blanca. Lo llamaban el «Elvis de Arkansas». De manera bastante consciente, Clinton cultivó esa imagen. El caso de Palin es muy diferente: no tiene ninguna historia de éxito a sus espaldas. Lo que pasó fue que los republicanos en ese momento pensaron que, como en un reality show, cualquiera podía ser un candidato a la Presidencia. Y crearon a la candidata Palin. Fue una especie de Operación Triunfo. El objetivo era presentar a alguien que fuera más cercano a la gente.
Steven Forti.- En 2016 Trump, un ultramillonario representante del 1% más rico del país, habló a la «basura blanca», cabalgó su malestar y reivindicó su estilo de vida. ¿Esto marca un cambio respecto al pasado?
Nancy Isenberg.- Esta es la ironía de Trump: no entiende nada de la gente trabajadora, nunca ha hablado con ellos, nunca hizo nada en la vida. Además, es un empresario fracasado y endeudado. La razón por la cual a una parte de la clase trabajadora blanca le gusta Trump es la manera en que habla: como un estadounidense cansado de la política. Su grosería lo hace auténtico. Y eso nos lleva a una reflexión: lo que se quiere en muchos casos de los políticos es que se parezcan a nosotros. Trump ha adoptado la política del Sur, aunque es de Nueva York. Todo lo que pretende ser no lo es y creo que muchos de sus votantes saben que es un espectáculo, un fake, como en el wrestling (lucha libre). Sinceramente, no creo que la mayoría de la gente que acude a sus mítines ame a Trump, pero le gusta estar ahí. Es como ir a un partido de fútbol.
Steven Forti.- ¿Qué influencia tuvo toda una serie de programas de televisión de los últimos 40 años para modelar la imagen de la «escoria blanca»? ¿La victoria de Trump en 2016 es también una consecuencia del movimiento de orgullo identitario redneck de la década de 1990?
Nancy Isenberg.- Esos programas crean estereotipos insultantes, como en el reality Here Comes Honey Boo Boo [que muestra a la familia de una muchacha que participa en un concurso de belleza infantil], donde la madre de la familia encarna el tópico de la mujer blanca pobre: jamás se ha casado, tiene tres hijos de tres diferentes hombres, dos de los cuales son violentos, es gorda… ¿Cómo podemos sorprendemos de lo que pasa en política? Aquí se percibe una vez más la enorme influencia de los medios: la gente cree ver un verdadero candidato por ese falso sentimiento de intimidad que proporciona la televisión. No se fija en los contenidos, sino en cómo habla el candidato. Los políticos se limitan a recoger inputs de la cultura de masas. Los jefes de campaña son publicitarios: esto ya empezó con Dwight Eisenhower.
Steven Forti.- En la anterior campaña electoral, Hillary Clinton tachó de «deplorables» a los electores de Trump. ¿Joe Biden es el candidato correcto para hablar a ese sector de la sociedad estadounidense?
Nancy Isenberg.- Hillary se equivocó y esa expresión se utilizó mucho contra ella, aunque no se refería a la gente pobre, sino a los supremacistas blancos. Dicho esto, Biden es diferente porque tiene un lenguaje mucho más dirigido a la clase trabajadora y puede convencer a los votantes de Pensilvania o Michigan que hace cuatro años votaron por Trump, o a las mujeres de los suburbios de Milwaukee, en Wisconsin, que apoyaron a Ted Cruz. Por eso, creo que los demócratas apostaron por Biden y no por Bernie Sanders.
Steven Forti.- Se habla mucho de las guerras culturales. La extrema derecha, claramente, las utiliza. ¿Es otra manera de ocultar las diferencias de clase, sustituirlas por temas identitarios?
Nancy Isenberg.- Los republicanos saben que la única forma de que la clase trabajadora blanca siga votándolos es utilizar las políticas culturales e identitarias que distraen a la gente de las cuestiones materiales. Lo que Trump hace no es nuevo: Sarah Palin ya empezó hace una década. La gente debería votar a los políticos que pueden hacer mejoras concretas en sus condiciones de vida. Por ejemplo, ahora como nación deberíamos tener una respuesta nacional a la pandemia y no la tenemos. En cambio, mucha gente piensa que debe votar a quien más se le parece. Este es el problema.
Nancy Isenberg es profesora de Historia en la Universidad Estatal de Luisiana. Ha escrito diversos libros sobre los «padres fundadores» de Estados Unidos. Es autora de White trash. Los ignorados 400 años de historia de las clases sociales estadounidenses (Capitán Swing, Madrid, 2020).