domingo, 21 de julio de 2024

Tiempos nuevos, tiempos salvajes

 Tiempos nuevos, tiempos salvajes

 Steven Forti .

10/06/2024

Las elecciones (europeas ) dejan pocas sorpresas: la extrema derecha obtiene sus mejores resultados históricos, logra un 25% de los escaños y condiciona fuertemente el europeísmo del eje París-Berlín

Si alguien se sorprende por los resultados de las elecciones europeas de este 9 de junio es porque no quería ver qué estaba pasando. La tendencia del último bienio mostraba claramente un avance de las extremas derechas y un debilitamiento de las fuerzas progresistas. Además, esta vez los sondeos no se han equivocado: la fotografía que deja el voto al Parlamento Europeo es la que, a grandes rasgos, llevaba circulando desde hace al menos un par de meses. En resumidas cuentas, sorpresas ha habido muy pocas.

 Ahora bien, por ser previsible el escenario, no es menos preocupante. Al contrario. Más allá de algún tropiezo, como en los países escandinavos o en Portugal donde Chega no despega, la extrema derecha ha cosechado éxitos a lo largo y ancho del continente: es el primer partido en seis países (Francia, Italia, Hungría, Austria, Bélgica y Eslovenia) y el segundo en otros seis (Alemania, Polonia, Países Bajos, Rumanía, Chequia y Eslovaquia). En la Eurocámara, si a los diputados del grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) y a los del grupo de Identidad y Democracia (ID), unimos los de partidos ultras que de momento no tienen adscripción, como los de Alternativa para Alemania o de la húngara Fidesz, junto a un puñado de formaciones de nuevo cuño sobre todo del Este, la extrema derecha sumaría 180 diputados, más o menos los mismos de los populares. Esto significa el 25% de los escaños del Parlamento de Estrasburgo. Hace veinte años, los ultras superaban por los pelos el 10% y hace cuarenta años, en 1984, no llegaban ni al 4%.

 Los bárbaros han entrado en Roma

 Sin embargo, hay otros dos elementos novedosos y alarmantes, uno más propiamente político y uno que podríamos definir como discursivo o de relato. El primero es que esta vez la extrema derecha ha golpeado duramente en el corazón de la Unión Europea: el frente europeísta sale muy debilitado en Francia y Alemania. Y sus gobiernos se tambalean. Es cierto que Marine Le Pen había ganado ya los comicios europeos de 2019, pero ahora la diferencia con el partido de Emmanuel Macron es abismal: el Reagrupamiento Nacional (RN) supera el 30% y dobla en votos a la lista del presidente. Se trata de una humillación en toda regla que ya ha tenido consecuencias: la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas para los próximos 30 de junio y 7 de julio. Su desenlace es una incógnita, debido también al sistema de doble vuelta existente en el Hexágono. ¿El RN repetirá el exploit y llegará por primera vez al gobierno o habrá una movilización de la Francia progresista? ¿Habrá cohabitación entre Macron y el joven candidato lepenista, Jordan Bardella? Vaya como vaya, parece indudable que Le Pen ha conseguido ya su principal objetivo, desdemonizarse y optar a la hegemonía política, es decir, ser considerada aceptable por una gran parte de la sociedad francesa.

 El frente europeísta sale muy debilitado en Francia y Alemania. Y sus gobiernos se tambalean

 Al otro lado del Rhin, aunque la extrema derecha no ha ganado las elecciones, Alternativa para Alemania (AfD) se consolida como segunda fuerza con casi el 16% de los votos y supera a socialdemócratas y verdes. Cabe recordar, además, que a los ultras alemanes ni se les ha ocurrido intentar moderarse durante la campaña electoral: las declaraciones a favor de la “reemigración” de los “no asimilados”, la minimización de los crímenes de la SS y las evidencias de haber recibido dinero de Rusia –lo que le ha costado, entre otras razones, la expulsión de Identidad y Democracia– no han impactado negativamente. Al contrario, muchos jóvenes la apoyan y en el Este del país ha arrasado: en las elecciones que se celebrarán tras el verano en tres estados federados de la antigua RDA tiene el camino despejado. El canciller Olaf Scholz sale con los huesos rotos: la CDU post-merkeliana ha obtenido casi más votos que los tres partidos que forman la coalición de gobierno. 

 En síntesis, el “motor” franco-alemán está gripado. Y esto puede tener consecuencias también en el corto plazo: en las próximas semanas se decidirán los puestos principales para la nueva legislatura europea, incluida la presidencia de la Comisión. Después de esta dura derrota, ¿Macron y Scholz podrán todavía jugar un papel activo? ¿Seguirá en pie el acuerdo no escrito entre el presidente francés, el canciller alemán, el premier polaco Donald Tusk y Pedro Sánchez para excluir a la extrema derecha de las instituciones comunitarias? No se pierda de vista, además, el factor Meloni. Aunque el Partido Democrático e incluso la izquierda han resucitado debajo de los Alpes, la líder de Hermanos de Italia puede celebrar por todo lo alto su victoria. Junto a Tusk, que en Varsovia ha superado a los ultras de Ley y Justicia, una de las pocas buenas noticias junto al aguante del PSOE y la victoria socialista en Portugal, Meloni, que ha rozado el 29% de los votos, es la jefa de gobierno que sale más fortalecida de este 9 de junio. Y la delegación de su partido será la tercera más importante en la Eurocámara, justo por detrás de la CDU y de Le Pen.

 Von der Leyen se ha escorado a la derecha, entablando una excelente relación con Meloni, abriéndole la puerta a la extrema derecha que se define como atlantista

 El centro ya no existe

 El segundo elemento muy preocupante es discursivo. La lectura que se está ofreciendo en la mayoría de los medios es que las fuerzas europeístas han aguantado, más o menos, el tipo. Repiten que se mantendrá una mayoría similar a la actual, formada por populares, socialdemócratas y liberales, y que, al fin y al cabo, no va a cambiar nada. Incluso hay quien afirma que el hecho de que las extremas derechas hayan moderado su euroescepticismo y hayan abandonado los propósitos de emular el Brexit mostraría la fortaleza del proyecto europeo. Sin embargo, este análisis o bien peca de wishful thinking, quizás por miedo a imaginar cuáles pueden ser los futuros escenarios si no hay un cambio de rumbo, o bien demuestra la ceguera de muchos analistas y tertulianos que aún no se han dado cuenta de lo que ha pasado en las últimas dos décadas.

 No nos engañemos: el “centro” ya no existe, si alguna vez existió. Los populares se han radicalizado y han comprado parte de la agenda de la extrema derecha en temas como inmigración e identidad. En diferentes países, como Italia, Finlandia, Suecia o Croacia, están gobernando junto a los ultras. En otros, lo harían o lo harán en cuanto puedan. Incluso en el Partido Popular Europeo (PPE) hay partidos que son ya de ultraderecha, como el SDS esloveno, liderado por Janez Janša, que está siguiendo el camino iliberal del húngaro Viktor Orbán, miembro de los populares hasta hace tres años. Entre los liberales de Renew Europe también hay formaciones que podemos considerar como mínimo cuestionables, como el ANO 2011 del expremier Andrej Babiš, y otras que ya no le hacen ascos a pactar una coalición de gobierno con la extrema derecha, como el Partido Popular por la Libertad y la Democracia de Mark Rutte en los Países Bajos. Añadámosle la posición que algunos partidos socialdemócratas han adoptado en los últimos tiempos sobre la inmigración, como los daneses o los alemanes, ambos, por cierto, en el gobierno en sus países.

 La guinda del pastel ha sido el giro que ha dado en el último bienio la actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. Elegida en 2019 para frenar a los ultras, la popular alemana se ha escorado a la derecha, entablando una excelente relación con Meloni, abriéndole la puerta a la extrema derecha que se define como atlantista y dando pasos atrás en diferentes asuntos, como la lucha contra el cambio climático. No se olvide que el actual presidente del PPE, el bávaro Manfred Weber, ha sido el primer patrocinador de un pacto con el ECR. Ya en septiembre de 2022 bendijo la alianza entre Forza Italia y Hermanos de Italia. Y al año siguiente hizo lo mismo en España. ¿Dónde estaría este fantasmático “centro”, pues?

 Por cómo funciona la UE y por los complejos procedimientos existentes, en Bruselas los bárbaros no pueden reventarlo todo de golpe

 Ganar legitimidad

 Probablemente, la mayoría en la Eurocámara seguirá siendo la misma. A día de hoy, tengámoslo claro, es el mejor escenario posible. Lo descubriremos dentro de unas semanas. Ahora bien, esa mayoría será en la práctica menos progresista comparada con el pasado porque todo el espectro político se ha movido a la derecha. Por otro lado, los populares, primer partido en Estrasburgo, se moverán con cierta libertad durante la legislatura, pactando algunas medidas con la extrema derecha y aprovechando, cuando sea posible, la existencia de mayorías alternativas. Sin ir más lejos, es lo que han hecho en los últimos dos años, desde la elección de la popular maltesa Roberta Metsola a la presidencia de la Eurocámara. Por último, si bien los ultras no conseguirán puestos importantes en las instituciones comunitarias, ganarán espacio, peso, visibilidad y, por ende, legitimidad. Seguramente caerá alguna presidencia de comisión parlamentaria, una o más de una vicepresidencia del Parlamento Europeo –ya tienen una ahora, dicho sea de paso– y, muy probablemente, una comisaría de peso, quizás con cargo de vicepresidencia.

 En síntesis, las cosas no seguirán igual. Por cómo funciona la UE y por los complejos procedimientos existentes, en Bruselas los bárbaros no pueden reventarlo todo de golpe. Los cambios pueden ser solo paulatinos y difusos. Y en éstas estamos. Como cantaban Los Ilegales, vienen tiempos nuevos, tiempos salvajes. Prepárense.

https://ctxt.es/es/20240601/Politica/46698/Steven-Forti-elecciones-UE-Europa-Extrema-derecha-le-pen-meloni.htm


  y ver ..

https://mientrastanto.org/228/ensayo/hacia-una-union-europea-de-extrema-derecha/

 

 

sábado, 13 de julio de 2024

Biden acabado .

 

La administración Biden ha puesto de manifiesto la podredumbre cerebral de los liberales occidentales

 CAITLIN JOHNSTONE

13 de julio del 2014

 En la cumbre de la OTAN en Washington el jueves, el presidente estadounidense se refirió al presidente ucraniano Zelensky como “presidente Putin”, se refirió a Kamala Harris como “vicepresidenta Trump” y dijo que está “siguiendo el consejo de mi comandante en jefe” sobre decisiones militares importantes.

El cerebro de este hombre claramente no funciona. Está acabado. Finito. No más. La demencia se ha hundido en el trasero desnudo y la neurología de Joe Biden está dando tumbos.

Los estadounidenses están viendo una prueba en vivo de que su país no necesita un presidente con materia gris funcional para que se tomen decisiones y se promulguen políticas en el Poder Ejecutivo del gobierno de Estados Unidos.

Las guerras y el militarismo han continuado sin interrupción, las agendas autoritarias siguen desarrollándose y el mismo statu quo político continúa avanzando. No se podría pedir una prueba más concluyente de que, a pesar de todo el alboroto que se arma en torno a los presidentes estadounidenses y las elecciones presidenciales, no son más que una posición de figura decorativa para un imperio que en realidad no está dirigido por su gobierno oficial electo.

Y es justo que el cerebro del presidente de Estados Unidos siga goteando por sus oídos justo cuando la podredumbre cerebral de la ideología que lo originó queda expuesta frente al mundo entero.

Hay una especie de belleza poética en el hecho de que los llamados “moderados” del liberalismo occidental estén animando la reelección de un paciente de demencia medio muerto mientras su administración facilita un genocidio activo en Gaza, perpetúa una guerra por poderes que amenaza al mundo en Ucrania, se prepara para la guerra con el Líbano y militariza con creciente agresión contra Rusia y China, todo mientras destruye el ecosistema de la Tierra y contribuye a la pobreza, la enfermedad y la opresión del pueblo estadounidense en su propio país. La podredumbre cerebral de su visión del mundo tiene como representante oficial a un tipo con un cerebro realmente podrido.

La administración Biden ha desacreditado por completo todos los valores que los liberales occidentales dicen defender: la paz, la justicia, los derechos humanos, la libertad de prensa, la oposición al racismo y la tiranía. Estos locos simplemente olvidaron por completo que el genocidio es algo malo el 7 de octubre y probablemente no lo recordarán de nuevo hasta que la maquinaria de propaganda imperial necesite usar esa acusación contra el próximo gobierno que el imperio ha elegido como blanco para un cambio de régimen.

Los “moderados” y “centristas” del mundo occidental son en realidad extremistas violentos, y no sólo extremistas violentos, sino el grupo extremista más asesino y destructivo sobre la faz de este planeta. Ningún grupo en la lista de organizaciones terroristas designadas por Washington tiene un recuento de muertos que sea siquiera una pequeña fracción de lo que el imperio estadounidense ha acumulado sólo en el siglo XXI (1).

Esta es la ideología política con la que Biden se ha alineado a lo largo de toda su demasiado larga carrera, desde que era apenas un bebé monstruo del pantano elegido para el Senado a la edad de 30 años hasta ahora, mientras observa cómo todos los restos cognitivos de sus décadas de venta de almas en Washington se difuminan como pinturas al óleo en la paleta de su materia cerebral arruinada.

Así es Joe Biden. Así son los liberales occidentales. Son la carnicería, el hambre y la enfermedad en Gaza. Son la biosfera que se estrangula hasta morir bajo la bota del capitalismo ecocida. Son los misiles nucleares que se están colocando en posición en todo el mundo. Son un cerebro y un corazón moribundos en un mundo moribundo que ellos mismos han creado.

Esperemos que la muerte de esta ideología tóxica y omnicida no se produzca muy lejos de la muerte de Joe Biden.

https://www.caitlinjohnst.one/p/the-biden-administration-has-exposed?utm_source= 

 Nota del blog (1)El número de muertos en Afganistán, Pakistán, Irak, Siria y Yemen desde que comenzó la guerra estadounidense contra el terrorismo después del 11 de septiembre (11S) de 2001 alcanza varios millones, según el informe ‘Coste de la guerra’ de la Universidad de Brown.

En una de las partes del informe se ofrece una visión general de las investigaciones recientes sobre el número de fallecidos, que alcanza entre 3,6 y 3,7 millones de muertes indirectas en las zonas de guerra posteriores al 11S. Los datos revelan que el número total de muertes puede alcanzar al menos 4,5-4,6 millones de personas.

Muertes indirectas en las guerras posteriores al 11-S | Figuras | Costos de la guerra (brown.edu)

viernes, 12 de julio de 2024

La OTAN Imperial amenaza a Eurasia

 Somos la OTAN y vamos a por ti.

11 julio, 2024 

 

PEPE ESCOBAR,  

 La declaración de la OTAN de 2024 es en realidad una renovada declaración de guerra, híbrida o de otro tipo, contra Eurasia, así como contra Afro-Eurasia (sí, hay promesas de “alianzas” que avanzan en todas partes, desde África hasta Oriente Medio).

 Somos el mundo. Somos el pueblo. Somos la OTAN. Y vamos a por ti, dondequiera que estés, lo quieras o no.

 Llamémoslo la última versión popular del “orden internacional basado en reglas”, debidamente bautizado en el 75º aniversario de la OTAN en Washington.

 Bueno, la Mayoría Global ya había sido advertida, pero los cerebros bajo el tecnofeudalismo tienden a quedar reducidos a papilla.

 Por tanto, conviene hacer un pequeño recordatorio, que ya se había indicado en el primer párrafo de la Declaración conjunta sobre la cooperación entre la UE y la OTAN , publicada el 9 de enero de 2023:

 “Movilizaremos aún más el conjunto de instrumentos a nuestra disposición, ya sean políticos, económicos o militares, para perseguir nuestros objetivos comunes en beneficio de nuestros mil millones de ciudadanos”.

 Corrección: apenas un millón, una parte de la plutocracia del 0,1%. Desde luego, no mil millones.

 Pasamos a la Declaración de la Cumbre de la OTAN de 2024 , obviamente redactada, con una mediocridad estelar, por los estadounidenses, con el debido asentimiento de los otros 31 miembros vasallos.

 Así pues, aquí está la principal trilogía “estratégica” de la OTAN para 2024:

 Decenas de miles de millones de dólares adicionales en “asistencia” al nuevo y desastroso país de Ucrania; la abrumadora mayoría de estos fondos se destinarán al complejo industrial y militar de lavado de dinero.

Imposición forzosa de gastos militares adicionales a todos los miembros.

Exageración masiva de la “amenaza china”.

En cuanto a la canción principal del programa NATO 75, en realidad hay dos. Además de “China Threat” (créditos finales), la otra (créditos iniciales) es “Free Ukraine”. La letra dice algo así: Parece que estamos en guerra contra Rusia en Ucrania, pero no se dejen engañar: la OTAN no participa en la guerra.

 Bueno, incluso están montando una oficina de la OTAN en Kiev, pero eso es sólo para coordinar la producción de una serie de guerra de Netflix.

Esos autoritarios malignos

 El saliente, epiléptico trozo de madera noruego, que se hizo pasar por Secretario General de la OTAN –antes de la llegada de su sustituto holandés Gouda–, ofreció una actuación espectacular.

 Entre sus momentos más destacados se encuentra su feroz denuncia de “la creciente alianza entre Rusia y sus amigos autoritarios en Asia”, como “los líderes autoritarios de Irán, Corea del Norte y China”. Estas entidades malignas “quieren que la OTAN fracase”, por lo que hay mucho trabajo por hacer “con nuestros amigos en el Indo-Pacífico”.

 El término “Indo-Pacífico” es una invención burda de “orden internacional basado en reglas”. Nadie en Asia, en ningún lugar, lo ha usado jamás; todo el mundo se refiere a Asia-Pacífico.

 En la declaración conjunta se acusa directamente a China de fomentar la “agresión” rusa en Ucrania: Pekín es descrito como un “facilitador decisivo” del “esfuerzo bélico” del Kremlin. Los guionistas de la OTAN incluso amenazan directamente a la República Popular China: China “no puede permitir la mayor guerra en Europa en la historia reciente sin que esto afecte negativamente a sus intereses y reputación”.

 Para contrarrestar tal malignidad, la OTAN ampliará sus “alianzas” con los estados del “ Indopacífico”  .

Incluso antes de la declaración de la cumbre, el  Global Times ya estaba perdiendo la calma con estas tonterías: “Según la propaganda de los EEUU y la OTAN, parece que China se ha convertido en la ‘clave’ para la supervivencia de Europa, controlando el destino del conflicto entre Rusia y Ucrania como una ‘potencia decisiva’”.

 El festival retórico de mal gusto en Washington definitivamente no será suficiente en Beijing: el Hegemón solo quiere “llegar más profundamente a Asia, tratando de establecer una ‘OTAN Asia-Pacífico’ como parte de la “Estrategia Indo-Pacífica’ de Estados Unidos”.

 En el Sudeste Asiático, a través de canales diplomáticos, ha manifestado su rechazo a  esa prolongación de la OTAN : con la excepción de los filipinos comprados, nadie quiere una turbulencia tan grave en Asia y el Pacífico como la que la OTAN ha desatado en Europa.

 Antes de la cumbre, Zhou Bo , investigador principal del Centro de Seguridad y Estrategia Internacional de la Universidad de Tsinghua y oficial retirado del EPL, ha explicado cuál es la maniobra con el cuento del “Indo-Pacífico”: tuvimos un excelente intercambio al respecto a fines del año pasado en el Foro de Astaná en Kazajstán.

 Pase lo que pase, el Excepcionalismo seguirá funcionando a toda marcha. La OTAN y Japón han acordado establecer una línea de “información de seguridad altamente confidencial” las 24 horas del día. Así que cuenten con el dócil Primer Ministro japonés Fumio Kishida para realzar el “papel central” de Japón en la construcción de una OTAN asiática.

 Todo el que tenga un poco de cerebro, desde Urumqi hasta Bangalore, sabe que el lema de los excepcionalistas en toda Asia es “hoy Ucrania, mañana Taiwán”. La mayoría absoluta de la ASEAN (y esperemos que la India) no caerá en esa trampa.

 Lo que está claro es que el circo de la OTAN a sus 75 años no tiene ni idea de lo que ocurrió en la reciente cumbre de la OCS en Astaná , especialmente cuando se trata de la OCS, que ahora se posiciona como un nodo clave para lograr un nuevo acuerdo de seguridad colectiva a nivel de Eurasia.

 En cuanto a Ucrania, una vez más Medvedev Unplugged, con un estilo inimitable, presentó la posición rusa:

 “La Declaración de la Cumbre de Washington del 10 de julio menciona “el camino irreversible de Ucrania” hacia la OTAN. Para Rusia, dos posibles formas de cómo terminaría ese camino son aceptables: o Ucrania desaparece, o la OTAN desaparece. O mejor aún, ambas cosas.”

 Al mismo tiempo, China está realizando ejercicios militares en Bielorrusia, apenas unos días después de que Minsk se convirtiera oficialmente en miembro de la OCS.

 Traducción: olvidémonos de la “expansión” de la OTAN a Asia, cuando Pekín ya está dejando en claro que está muy presente en el supuesto “patio trasero” de la OTAN.

 Una declaración de guerra contra Eurasia

 Michael Hudson ha recordado una vez más a todos los que tienen un poco de cerebro que el espectáculo belicista de la OTAN no tiene nada que ver con el internacionalismo pacífico. Se trata más bien de “una alianza militar unipolar estadounidense que conduce a la agresión militar y las sanciones económicas para aislar a Rusia y China.

 O, más concretamente, aislar a los aliados europeos y otros de su antiguo comercio e inversión con Rusia y China, haciendo que esos aliados sean más dependientes de Estados Unidos”.

 La declaración de la OTAN de 2024 es en realidad una renovada declaración de guerra, híbrida o de otro tipo, contra Eurasia, así como contra Afro-Eurasia (sí, hay promesas de “alianzas” que avanzan en todas partes, desde África hasta Oriente Medio).

 El proceso de integración de Eurasia tiene que ver con la integración geoeconómica, que incluye, fundamentalmente, corredores de transporte que conectan, entre otras latitudes, el norte de Europa con Asia occidental.

 Para el Hegemón, ésta es la peor pesadilla: la integración de Eurasia alejando a Europa occidental de Estados Unidos e impidiendo ese eterno sueño húmedo: la colonización de Rusia.

 Así que sólo se podría aplicar el plan A, con absoluta crueldad: Washington –literalmente– bombardeó la integración ruso-alemana (Nord Stream 1 y 2, y más) y convirtió las tierras vasallas de los asustados y desconcertados europeos en un lugar potencialmente muy peligroso, justo al lado de una furiosa Guerra Caliente.

 Así pues, una vez más, volvamos a ese primer párrafo del comunicado conjunto UE-OTAN de enero de 2023. Eso es lo que afrontamos hoy, tal como se refleja en el título de mi último libro, Eurasia v. NATOstan : La OTAN –en teoría– está totalmente movilizada, en términos militares, políticos y económicos, para luchar contra cualquier fuerza de la Mayoría Global que pueda desestabilizar la Hegemonía Imperial.

https://observatoriocrisis.com/2024/07/11/somos-la-otan-y-vamos-a-por-ti/


viernes, 5 de julio de 2024

Entrevista al historiador Enzo Traverso

 

Entrevista al historiador  Enzo Traverso

El historiador critica la idea del cordón sanitario y califica a la formación Agrupación Nacional de Le Pen y al resto de partidos de extrema derecha en Europa de posfascismo

 Javier Biosca Azcoiti

 

 5 de julio de 2024  

 Enzo Traverso, destacado historiador de la Europa moderna y contemporánea, atiende a elDiario.es durante el último día de campaña para la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia que pueden convertir por primera vez al partido de extrema derecha Agrupación Nacional en la primera fuerza parlamentaria.

En una cafetería a escasos metros de la Plaza de la Bastilla, el profesor en la Universidad de Cornell, experto en historia intelectual e ideas políticas, analiza la situación política de Francia, donde ha residido durante más de 20 años, y habla de su último libro, 'Gaza ante la historia' (Akal), en el que estudia el uso y abuso de la memoria y la historia que ha servido para imponer una narrativa del conflicto favorable a Israel.

 

Usted califica los partidos de extrema derecha como Agrupación Nacional en Francia de partidos posfascistas, ¿por qué? ¿Qué elementos tienen en común con lo que usted considera su matriz?

 Yo utilizo esa definición de posfascismo y tengo que subrayar que es es una categoría transitoria que se aplica a un fenómeno nuevo y en evolución. En este sentido, no tiene la misma fuerza que liberalismo, socialismo o anarquismo.

 Cuando hablamos de las extremas derechas europeas —y no solamente europeas, porque es un fenómeno global—, hablamos de movimientos que tienen orígenes distintos y que, en su gran mayoría, no se definen como fascistas. Son movimientos que desde hace tiempo buscan una legitimidad democrática y que se dicen respetuosos con las instituciones de la democracia liberal, pero son movimientos que no podemos analizar, definir e interpretar sin compararlos con los fascismos clásicos.

 Cuando se habla de la Agrupación Nacional en Francia, uno piensa en el pasado fascista de Vichy. Giorgia Meloni, por su parte, hace dos años estaba muy orgullosa de sus orígenes fascistas. El problema de Fratelli d'Italia es que aunque intentan decir que respetan las instituciones y la democracia liberal, al llegar al gobierno toda su base interpretó este cambio político como una autorización para desfilar con una bandera fascista y conmemorar a Mussolini. La extrema derecha en Italia no ha conseguido hacer el trabajo que sí hizo en Francia durante más de 10 años.

 Nos son movimientos estrictamente fascistas, pero no son algo ajeno. Están en una posición intermedia y según las circunstancias políticas y los contextos históricos pueden volver a una forma de fascismo clásico o pueden evolucionar hacia una forma de conservadurismo autoritario dentro de la democracia liberal.

 Y tenemos el ejemplo de EEUU, por ejemplo, donde la dimensión subversiva de este posfascismo apareció el 6 de enero de 2021 e intentaron subvertir las instituciones. Intentaron derrotar a la democracia. Son rasgos fascistas muy claros. En Estados Unidos este nuevo fascismo no apareció como un movimiento nuevo que surge desde abajo, sino como una fuerza que fue capaz de apropiarse del Partido Republicano, que es uno de los pilares del establishment.

 Respecto a ese trabajo en Francia al que aludía anteriormente, decía en 2017 que todavía era pronto para definir y cristalizar la transformación que había implementado Marine Le Pen sobre el antiguo Frente Nacional de su padre. ¿Tenemos más elementos ahora para hacerlo?

 No está mucho más claro. Espero que no nos enfrentemos a ello, pero estará mucho más claro si Agrupación Nacional llega al Gobierno o si gana las próximas presidenciales. La diferencia entre Italia y Francia, por ejemplo, es que el partido de Meloni es un movimiento más fascista que Agrupación Nacional en Francia, pero la República italiana es más democrática desde un punto de vista institucional que la V República francesa, que es un sistema presidencial.

 Si Agrupación Nacional llegara al poder con Marine Le Pen presidenta y [Jordan] Bardella jefe del Gobierno y pueden aplicar su programa —como suprimir el ius soli [obtener la nacionalidad de un país por nacer allí], implementar medidas contra los nacionales, aplicar la “prioridad nacional”...— eso puede ser un cambio de la naturaleza del Estado.

 La contradicción de esta derecha radical es que hasta ahora, a pesar de todos sus esfuerzos por legitimarse como fuerza de gobierno, siempre levantan cierta desconfianza por parte de las élites. En Francia, el representante de esas élites económicas europeas de los bancos es Macron. En Italia era Draghi mucho más que Giorgia Meloni y en España es el PP mucho más que Vox, a pesar de su neoliberalismo, que es muy explícito. Las extremas derechas tienen que aparecer como interlocutores fiables para esas élites y para hacerlo tienen que aplicar las políticas de esas élites. La contradicción es que si lo hacen, se homologan con los partidos tradicionales de la derecha y corren el riesgo de perder mucho apoyo popular.

 Parece que Agrupación Nacional crece con cada elección. ¿Es una cuestión de tiempo que lleguen al poder?

 Hasta ahora podríamos decir que hay un proceso acumulativo de expansión. 2002, 2017, 2022 y ahora. En dos años, Agrupación Nacional puede multiplicar por tres sus escaños. Esa parece ser la tendencia general, pero todo depende de muchos factores, entre ellos si el Frente Popular no es solamente una coalición contingente para reaccionar a una catástrofe anunciada, sino que se convierte en la primera etapa de un proceso de recomposición de la izquierda.

 Si el Frente Popular toma un proyecto de ruptura con el neoliberalismo y abandona todo un conjunto de ambigüedades y cuestiones fundamentales como la represión, no solamente en el campo de las políticas económicas y sociales, pero también sobre la cuestión del principio de igualdad, defensa de las minorías... Eso puede ser una alternativa. Hasta ahora, los únicos que aparecían como una alternativa era la extrema derecha. Si la izquierda es capaz de aparecer como una alternativa social, política y cultural. ¿Por qué no va a ser posible frenar esa tendencia?

 ¿Y cree que a largo plazo el cordón sanitario ha beneficiado a Agrupación Nacional?

 Yo no creo en la efectividad del cordón sanitario. El ejemplo de Italia es interesante porque se creó un gobierno de coalición nacional con el argumento de que había una emergencia, que había una crisis muy grave, que había que crear un gobierno de coalición nacional y la que se benefició fue la extrema derecha.

 Si ahora hay una mayoría relativa de Agrupación Nacional y se crea un gobierno de coalición nacional, en las próximas elecciones presidenciales Marine Le Pen va a ganar en la primera vuelta. Después de todas las leyes que ha aprobado el Gobierno en los últimos años, como la reforma de la jubilación, la ley de inmigración y otras leyes represivas, si los partidos de izquierdas —que lucharon contra esas medidas— hacen una coalición con Macron, van a perder toda su credibilidad.

 Sostiene que Agrupación Nacional ha ido eliminando o borrando el componente ideológico. ¿Podría explicar un poco ese proceso? ¿Cuál es entonces la base ideológica sobre la que se sostiene?

 Esa eliminación del componente ideológico es una discrepancia fundamental entre el fascismo clásico y las nuevas derechas radicales. Estas últimas ya no tienen la dimensión utópica del fascismo, que quería crear mitos como el del hombre nuevo y ganar el imaginario colectivo. Abogaba por crear una nueva civilización que no fuera la del capitalismo liberal ni la del socialismo. Esa dimensión utópica ha desaparecido completamente. Las derechas fascistas eran subversivas y revolucionarias: tanto Italia, Alemania como el régimen de Vichy hablaban de la revolución nacional, pero ese lenguaje ha desaparecido.

 La extrema derecha de hoy, sin embargo, tiene un discurso extremadamente conservador y reaccionario en el que dicen proteger a los suyos de la amenaza de la globalización, la inmigración, el islam... Su ideología y su cultura es el conservadurismo, pero en el mundo global de hoy hay que pensar el concepto de ciudadanía fuera de las categorías heredadas del siglo XIX del Estado-nación.

 Pero parece que eso es precisamente a lo que estamos volviendo en Europa

 Sí. Por ejemplo, en mi país, Italia, algo que parece muy curioso es que la extrema derecha en el Gobierno tiene muy buenas relaciones con Israel ¿Por qué? Porque las extremas derechas europeas se identifican con el modelo del sionismo como el Estado religioso y étnicamente puro. Esa esperanza de Estado nación exclusivo de los judíos es lo que busca la extrema derecha en Europa. Este es el planteamiento de Agrupación Nacional en Francia, de Vox en España, de Alternativa por Alemania y de Fratelli d'Italia. Meloni, por ejemplo, no quiere introducir el ius soli, es decir, Italia tiene que ser el Estado de los italianos de sangre puros.

 De hecho, en su libro 'Gaza ante la historia' analiza como una extrema derecha tradicionalmente antisemita se ha convertido en uno de los grandes defensores de Israel.

 Estas extremas derechas europeas son los herederos de los antisemitas de la década de los 30 y hoy se presentan como los más coherentes en la lucha contra el antisemitismo y los más enérgicos defensores del sionismo.

 Hay varios elementos que explican este giro de 180 grados. Una razón es el rechazo del antisemitismo clásico y tradicional y la transformación de los judíos de minoría paria a una minoría religiosa perfectamente integrada en Europa occidental.

 El antisemitismo que existe hoy tiene raíces distintas al antisemitismo tradicional y es el producto de una transferencia del conflicto árabe israelí a Europa. Pero el antisemitismo clásico —prejuicios sobre los judíos como explotadores, ricos, conspiradores— y esos estereotipos se han reducido y no se traducen en formas de exclusión y discriminación. Por ejemplo, en todos los países de Europa occidental tendrás un problema si buscas trabajo o si quieres alquilar un piso y te llamas Mohamed, no si te llamas Cohen.

 Las extremas derechas han buscado un chivo expiatorio mucho más eficaz que los judíos, que son los árabes e inmigrantes musulmanes. El estereotipo de hace un siglo del judío como anarquista o bolchevique con el cuchillo entre los dientes hoy es el estereotipo del migrante musulmán susceptible de ser un vector de difusión del terrorismo islamista.

 La extrema derecha ha abandonado el antisemitismo para adoptar la islamofobia. Es un cambio importante porque el antisemitismo fue uno de los pilares de construcción de los nacionalismos en Europa.

 ¿Y ese papel lo juega hoy la islamofobia?

 Sí.

 También cuenta en el libro que Alemania tras la Segunda Guerra Mundial y con sus ciudades bombardeadas se veía a sí misma como la verdadera víctima y compara esto con la narrativa actual que retrata a Israel como la víctima ante los palestinos. ¿Cómo ha llegado Occidente a comprar ese discurso?

 Desde [los ataques del] 7 de octubre se ha movilizado la memoria del Holocausto para para interpretar lo que estaba ocurriendo en Gaza. La primera reacción en el mundo occidental fue una lectura del 7 de octubre como el pogromo más grande después del Holocausto. Es decir, una interpretación del ataque terrorista del 7 de octubre como un acto antisemita.

 Si lo definimos así, eso significa interpretar el 7 de octubre como el epílogo de la larga historia de antisemitismo ¿Y entonces qué hay detrás del 7 de octubre según este marco? El odio en contra de los judíos. Esa interpretación elimina repentinamente la historia de Gaza, con su ocupación, las masacres y la segregación. En 2017, Hamás reformula su propia carta reconociendo el Estado de Israel y la respuesta es la masacre de 2018 ante las grandes manifestaciones en Gaza contra el bloqueo. Israel siempre ha cerrado toda posibilidad de diálogo.

 Se vende habitualmente a Israel como una isla democrática en Oriente Próximo. ¿Puede Israel ser democrática y a la vez mantenerse como un Estado sionista para los judíos?

 Creo que que esos tres términos de la ecuación ya no son defendibles. No se puede pensar que Israel pueda ser al mismo tiempo el Estado de los judíos y un Estado democrático porque son términos totalmente contradictorios. Sin embargo, hay que aclarar algunas equivocaciones habituales cuando se habla de sionismo. Se trata de un movimiento que surgió al final del siglo XIX y que durante largo tiempo fue un movimiento muy plural y heterogéneo.

 Por un lado apareció como la versión judía de los nacionalismos europeos, con todas las mismas características en términos de ideología, etnocentrismo y racismo. Es decir, una idea de supremacía nacional. En aquella época el sionismo aparece también como un movimiento de liberación nacional de un pueblo oprimido que sufría discriminaciones.

 Al principio, el sionismo fue ambas cosas y en la primera mitad del siglo XX era una especie de galaxia en la cual coexistían corrientes marxistas y corrientes fascistas, como la promovida por  Ze'ev Jabotinsky, con simpatías con Mussolini. También estaba el sionismo cultural, que pretendía crear un hogar nacional judío, pero que no tenía nada que ver con el Estado como institución. Es decir, desarrollar en Palestina una comunidad judía capaz de coexistir con los árabes.

 Una de todas esas corrientes, el sionismo político, se hizo dominante y marginó a todas las otras. Es la corriente de Theodor Hertzl, Ben-Gurión y ahora de Netanyahu. Es una corriente nacionalista que yo defino también como colonialista. Su objetivo es colonizar Palestina para implementar la misión civilizadora de Occidente fuera de las fronteras europeas

 En 2018 desaparecen finalmente todas las ambigüedades del sionismo con una ley promulgada en el Parlamento que dice que Israel es el Estado de los judíos. Eso significa que hay dos millones de ciudadanos de Israel que no son judíos y que objetivamente son ciudadanos de segunda.

https://www.eldiario.es/internacional/enzo-traverso-si-francia-forma-gobierno-gran-coalicion-extrema-derecha-le-pen-ganara-presidencia_128_11503935.html

martes, 2 de julio de 2024

Un Tribunal Supremo politizado .

 

                                  


Una decisión política del Supremo contra la amnistía

 

El auto del Supremo es político. Para defender su concepto de la unidad de España. Y para poner en su sitio a un Parlamento que el pueblo ha querido que esté controlado por progresistas y nacionalistas. Los jueces han decidido dejar claro que los únicos que mandan de verdad son ellos

 Joaquín Urías

 El Tribunal Supremo lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a violar la soberanía popular. Nuevamente ha decidido que su voluntad vale más que la del pueblo, expresada –como dice la Constitución– en la ley. Los jueces de nuestro más alto tribunal de justicia dejan así una vez más en el aire la pregunta de si en España es posible la democracia.

 La explicación técnica de lo que han hecho es sencilla, aunque en los próximos días el aparato mediático y jurídico de la derecha nos va a intentar convencer de lo contrario. La ley de amnistía dice que no serán amnistiados los delitos de malversación cuando haya existido propósito de enriquecimiento. Para aclarar este concepto, la propia ley detalla que no se considerará enriquecimiento la aplicación de fondos públicos a finalidades independentistas “cuando, independientemente de su adecuación al ordenamiento jurídico, no haya tenido el propósito de obtener un beneficio personal de carácter patrimonial”. La norma es clara. Cristalina. Nos puede parecer mejor o peor, podemos estar o no de acuerdo con lo que dice, pero no hay duda de ello: si se usó dinero público para el referéndum del uno de octubre sin intención de obtener un beneficio patrimonial personal, es decir, sin voluntad de quedarse con dinero para ellos mismos, el delito tiene que ser amnistiado.

 Donde la ley es clara, no necesita interpretación. Pero eso le da igual a los magistrados del Tribunal Supremo, que creen que su papel es hacer política y salvar a España antes que aplicar las leyes. Así que han decidido reinterpretar las leyes conforme a su propia ideología. Para justificarlo se han inventado un argumento ridículo. Dicen que, para organizar el referéndum, los líderes independentistas podían elegir entre usar dinero público o pagarlo de su bolsillo. Puesto que usaron dinero público, se ahorraron el pagarlo ellos mismos. Ese ahorro es, para cinco jueces, un enriquecimiento.

 Los magistrados del Tribunal Supremo no son tontos, pero si hace falta se lo hacen. En esta ocasión parece que han pasado por alto lo más evidente. No hay ninguna prueba de (y es incluso improbable) que esos líderes, en caso de no haber tenido dinero para publicitar el referéndum, lo hubieran pagado de su bolsillo. ¿Cuánto habría puesto cada uno?, ¿habrían pagado todos?, ¿no habrían hecho el referéndum sin esos gastos? De nada de eso hay pruebas. Es un argumento infantil, rebuscado y falso. Tanto, que hay que pensar que no se trata de un error, sino que  es una decisión política. Un auto para defender su concepto de la unidad de España. Y para poner en su sitio a un Parlamento que el pueblo ha querido que esté controlado por progresistas y nacionalistas. Los jueces han decidido dejar claro que los únicos que mandan de verdad son ellos.

 De poco nos sirve tener un Parlamento elegido democráticamente por sufragio universal si cinco jueces arrogantes son capaces de pasarse sus leyes por el forro e imponernos a todos su propia voluntad política. Estamos ya acostumbrados en España a que cualquier señor que haya demostrado en una oposición su capacidad de memorizar y repetir como un loro se crea de mejor clase que el resto de la población y se sienta legitimado para imponernos a los demás sus ideas políticas como en la más injusta de las dictaduras. En esta ocasión, los cinco jueces que se han rebelado contra la voluntad popular ni siquiera ostentan su cargo por una de esas oposiciones. Fueron nombrados directa y arbitrariamente por un órgano politizado y controlado por el partido popular.

 Ahora acaba de llegarse a un acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial, que es quien elige a dedo a los jueces del Supremo. Si en el Gobierno creen que la eventualidad de que magistrados “de su cuerda”  lleguen ahora al alto tribunal va a frenar la deriva antiparlamentaria de este órgano, es que no han entendido nada. El momento actual no va de mayorías, sino de decencia democrática. Porque si esto sigue así, lo más sensato será que dejemos definitivamente de votar en las elecciones. De nada nos sirve, si unos señores con tan poca vergüenza como dignidad cambian las leyes a su antojo.

 Mientras unos miraban al gobierno de los jueces y se lo repartían, los jueces se convirtieron en el gobierno..

 https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/sentencia-politica-amnistia_129_11491499.htm

 Y ver

https://www.eldiario.es/contracorriente/supremo-obstaculo-investidura-catalunya_132_11492507.html

https://www.eldiario.es/contracorriente/interpretacion-juridica-auto-supremo-malversacion_132_11495540.html

domingo, 30 de junio de 2024

Los fracasos de la cumbre de Ucrania y del G7 .

  

La paz no es un recital: Los fracasos de la cumbre de Ucrania y del G7

Tommaso Di Francesco

 30/06/2024

 Las dos cumbres del fin de semana tuvieron un elemento particular en común: la elección de un escenario exclusivo. No sólo por los lugares ricos y de moda en los que se celebraron, sino también porque ambas "excluyeron" desde el principio cualquier proceso de paz real, tanto en Ucrania como, más aún, en Gaza y Cisjordania, donde Occidente lo  mismo promete ayuda que envía armas a Netanyahu bajo cuerda, si es que se molesta en ocultarlo.

 Esto es todo lo que se consiguió en Borgo Egnatia con respecto a la guerra en Ucrania: aprobar el envío de los intereses de los activos financieros rusos a Kiev para financiar la continuación de la guerra -un paso muy peligroso y contraproducente, porque se esperan graves represalias por parte rusa- y otros 50.000 millones de euros en armas, que ya son un factor importante en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos.

 Mientras tanto, en la "cumbre de la paz" en el magnífico balneario suizo de Burgenstock, montaron una pantomima para una fantasiosa noción de paz, en presencia de Zelenski y Kamala Harris, que acudieron en lugar del indeciso Biden, cuya presencia habría sido significativa al menos para los ucranianos. Pero las únicas conversaciones versaron sobre el envío de nuevas armas y su uso, con la luz verde dada por la OTAN y los países europeos a la posibilidad de utilizarlas contra objetivos en territorio ruso. Parece que, después de todo, estamos en guerra con Rusia, pero es mejor no decirlo explícitamente.

 Así pues, no cabe esperar un alto el fuego en el verano que acaba de empezar, ni en otoño, cerca de las elecciones norteamericanas, sino sólo un conflicto cada vez más brutal con la llegada de las nuevas armas norteamericanas, aunque está claro que no hay ninguna "victoria" en el horizonte ni solución militar alguna a la crisis.

 Es indiscutible que la conferencia de Lucerna fracasó: no firmaron el documento final, al igual que el Vaticano, 12 países, entre ellos Brasil, India, Sudáfrica y Jordania (mientras que Arabia Saudí merece un debate aparte por sí sola), considerados decisivos porque forman parte de la alineación del Sur Global que ve la crisis ucraniana a través de los ojos de quienes han sufrido como consecuencia de las propias guerras de Occidente, las violaciones del derecho internacional y la integridad territorial, Y poco hay que añadir sobre el papel completamente marginal de la ONU, único organismo que podría devolver la legitimidad a una negociación que implica los términos fundacionales de su Carta Fundacional, empezando por el papel del Derecho internacional, algo que ha sido sometido repetidamente a un doble rasero en las guerras de agresión que Occidente ha librado impunemente, un enfoque que, hay que considerarlo, sin duda habrá envalentonado a Putin, un líder hipernacionalista de una potencia nuclear, para emularlo de la peor manera. Y lo que es más importante, Xi Jinping y Lula no asistieron (Brasil participó sólo como observador).

 No se invitó a Rusia, responsable de la agresión del 24 de febrero de 2022 a Ucrania, a pesar de que es habitual que las conversaciones de paz se lleven a cabo entre las partes en guerra. Al mismo tiempo, Putin no dejó de hacer sentir su presencia lanzando una provocadora "propuesta de paz" propia: pondrá fin a la guerra si consigue el reconocimiento de los territorios que se ha anexionado. Por supuesto, es inaceptable como solución, pero es trágicamente clara en su intención: ofrece una instantánea de los sangrientos avances militares que ha logrado, nada más. Además, también exige la neutralidad de Ucrania con respecto a la OTAN.

 ¿Qué se podría hacer? Consideremos los tres puntos indispensables para Kiev: el control de la central nuclear de Zaporiya, el acceso a los puertos del Mar Negro y el Mar de Azov, y un intercambio completo de prisioneros, así como la repatriación de los niños y civiles deportados a Rusia.

 Aparte de que el OIEA [Organismo Internacional de Energía Atómica] ha pedido negociaciones de seguridad con Rusia sobre la central de Zaporiya, que está en manos rusas y forma parte de una peligrosa zona de guerra, todo esto parecen cuestiones secundarias que se tratarán después de los puntos más importantes.

 En cambio, la cuestión de la pertenencia a la OTAN, de la que apenas se habla, se cierne sobre nosotros. Es una amenaza que puede leerse cada día entre líneas en las inescrutables declaraciones de Stoltenberg, pero el propio Biden ha sido claro en los hechos: la entrada de Ucrania en la OTAN supondría un enfrentamiento militar inmediato con Moscú, y al mismo tiempo es demasiado pronto, dados los problemas sin resolver que acosan a la democracia ucraniana, que lucha contra la corrupción, incluso en el ejército.

 Además, el acuerdo de cooperación militar de diez años firmado hace unos días por Zelenski y Biden parece ser, a todos los efectos, un substituto de la entrada en la OTAN. No es que cambie mucho: tal como nos recordó el propio Stoltenberg, la OTAN, como parte de su provocativa expansión hacia el Este, ha estado en Ucrania desde antes de 2014, cuando comenzó la guerra civil interna, y ahora tiene una presencia cada vez mayor, con instructores, inteligencia, observadores, y ahora con una comisión de la OTAN en Ucrania que controla y administra de facto cada arma de las que allí se envian.

 Así pues, la OTAN es la verdadera cuestión central, más que la candidatura de Ucrania a la UE -mientras ya se desliza Europa por la resbaladiza pendiente del rearme, además de hacer frente al ascenso de la extrema derecha en las últimas elecciones. La OTAN sigue ampliándose: Stoltenberg anunció el domingo que la Alianza Atlántica está negociando el despliegue de más armas nucleares en Europa,  todo ello mientras constituía un punto clave de la condena contra Rusia que era inconcebible amenazar con el uso de cabezas nucleares en Europa.

 La magnitud del fracaso de la cumbre quedó subrayada por la ausencia de China. Tal como señala el New York Times, China era atacada hasta 28 veces en el documento final del G7 liderado por Meloni en Apulia, por "apoyar materialmente" a Putin y por el "dañino exceso de capacidad" de su economía; y, sin embargo, todo el mundo fingió su decepción por el hecho de que Pekín se negara a participar en Lucerna.

 Lo cierto es que todo el mundo, incluido Zelenski, sabe que China y Brasil están preparando otra conferencia de paz, después de Lucerna y no en continuidad con ella, que sentaría a la misma mesa a rusos y ucranianos. Esto quedó claro cuando la esposa de Zelenski y el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Kuleba, se apresuraron a visitar Belgrado al día siguiente de la visita de Xi Jinping, quien recordó en esa ocasión el bombardeo de la OTAN contra la capital serbia y la embajada china; y también lo demuestra el hecho de que el gobierno ucraniano haya creado una comisión que se enviará de inmediato a Pekín para establecer una relación con Xi después de Lucerna. Esta conferencia de reinicio podría tener lugar en Arabia Saudí, acogida por la poderosa monarquía petrolera con lazos inextricables tanto con los Estados Unidos como con Rusia.

 No sabemos si Brasil, China, Sudáfrica, Guterres como jefe de la ONU y el Vaticano lograrán "rebobinar" el curso de la guerra ucraniana. Tal "rebobinado" significaría hacer retroceder la invasión rusa en primer lugar, pero también las acciones de los ucranianos y de la OTAN, volver a los términos del acuerdo de Minsk II y de las negociaciones del formato de Normandía: con neutralidad respecto a la OTAN, el reconocimiento de que las regiones rebeldes mayoritariamente rusoparlantes del Donbás forman parte de Ucrania, pero permitiéndoles votar sobre un estatuto de autonomía, y la cuestión de Crimea en suspenso, pero con una reivindicación creíble de que formen parte de Rusia, tal como ha votado su pueblo.

 Es cierto que Putin dirá que no a todo esto. Sin embargo, si otra parte del mundo insistiera y le pidiera que lo hiciera -una parte que reclama e insiste en valores universales, empezando por la paz, y a la que él mismo cree pertenecer, utilizando ese estatus como justificación para usar la fuerza de la misma manera que Occidente ha hecho y sigue haciendo-, no se puede descartar la posibilidad de que se enfrente a una crisis (y no por primera vez).

 Podría tener que contar con sus propias contradicciones y con la perspectiva de las nuevas generaciones en Rusia, que están en contra de la guerra, como las de Ucrania. La única alternativa es más y más muertes de civiles y noticias sangrientas desde el frente... y el aumento de las tensiones nucleares en Europa.

 Tommaso Di Francesco  veterano periodista romano, fue codirector entre 2014 y 2023, junto a Norma Rangeri, del diario “il manifesto”. Poeta epigramático y satírico, es también autor de novelas y cuentos, y compilador de diversas antologías literarias.

Fuente:

il manifesto global, 19 de junio de 2024

Traducción:Lucas Antón

 https://www.sinpermiso.info/textos/la-paz-no-es-un-recital-los-fracasos-de-la-cumbre-de-ucrania-y-del-g7

 Y ver  . https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2024/06/23/ali-baba-y-los-infortunados-del-g7/

sábado, 29 de junio de 2024

El esperpento judicial del caso ERE .


                                         

 

                                      


La formidable maquinaria judicial que trituró a 52 responsables de la Junta de Andalucía (yo entre ellos)

 Manuel Gómez Martínez

 Interventor General de la Junta de Andalucía entre 2000 y 2010 —

28 de junio de 2024  

 ¿Cabe imaginar que un juez de instrucción en sus cabales encargue una pericia sobre el funcionamiento de las Cortes Generales, el Consejo de Ministros o el Tribunal de Cuentas? Pues eso es lo que, sin aparente escándalo, ocurrió impunemente en la causa de los ERE, en relación con las instituciones equivalentes de la Comunidad Autónoma de Andalucía

 

 Juan Benet contó una vez (“Un vuelo”, El País, 4 de octubre de 1982), que cuando estaba haciendo el servicio militar le encargaron que tradujera del inglés el reglamento de un deporte de equipo que el escritor no llegó a entender, pero que creía recordar que se jugaba con una pelota esférica y probablemente con una red separando ambos campos. El inglés de Benet era tan rudimentario en aquel entonces y, consecuentemente, la traducción que hizo de las reglas de ese deporte confundió tanto a los militares españoles, que en el partido que se organizó con motivo de la visita de una delegación de militares norteamericanos, los equipos de ambos países parecían jugar a deportes distintos.

 Me ha venido a la memoria este episodio algo surrealista cuando estoy conociendo el contenido de los pronunciamientos del Tribunal Constitucional (TC) (1)sobre los recursos de amparo presentados por las personas condenadas en la pieza política de los ERE. Estuve incurso en esa causa durante casi nueve años, de los que di cuenta en un libro (“8 años, 8 meses y 8 días”, Amazon, 2020) y por eso conozco los pormenores del caso, algunos de ellos con cierta profundidad.

 Cuando observo la indignada sorpresa con la que en algunos medios políticos, periodísticos y sociales se está acogiendo el hecho de que el TC haya enmendado al Tribunal Supremo (TS), me veo en la necesidad de recordar que en los albores de este caso judicial hubo un juanbenet (y que me perdone el escritor, allá donde se encuentre) al que le encargaron la traducción de determinados asuntos que resultaron ser determinantes para el curso que tomó el proceso de los ERE. Me refiero a los peritos de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) que nombró el juzgado de instrucción que estaba a cargo del caso.

 Estos peritos son los que introdujeron en la causa de los ERE las piezas que sirvieron para construir el armazón incriminatorio que ahora está desmontando el TC. Entre estas piezas destacaron las dos siguientes: la primera fue que los proyectos de ley del presupuesto, que contenían la partida con la que se financiaron las subvenciones de los ERE, eran ilegales; y, la segunda, fue la brillante idea de que el Gobierno de la Junta de Andalucía había engañado al Parlamento.

 La resolución del juzgado que ordenó el encargo afirmó estar acordando la realización de una “pericia contable” y destacó el sintagma con fuegos de artificio tipográficos, mediante el empleo de letra negrita y subrayada, para que el lector no avisado se encelara con el adjetivo “contable”

 Mucho antes de que el TC se pronunciara, yo mismo le advertí al juzgado de que el fenómeno de un proyecto de ley ilegal, que se convierte en legal tras su aprobación parlamentaria, sin enmendar ni una coma del proyecto, sólo puede ser explicado mediante un mecanismo puramente prodigioso, ajeno a la técnica jurídica y al procedimiento legislativo. Tan peculiar fenómeno sólo sería explicable apelando a una visión sobrenatural del proceso presupuestario, que evocaría una suerte de transubstanciación legislativa o presupuestaria. Algo más propio de un concilio que de un tribunal civil.

 Por su parte, esta idea de que el Gobierno engañó al Parlamento es una pamema. Se trata de una simpleza de tal calibre, que casi produce vergüenza propia y ajena ponerlo de manifiesto.

 Pero ¿cuál es el contenido del encargo que recibieron estos peritos?, cabe preguntarse. La resolución del juzgado que ordenó el encargo afirmó estar acordando la realización de una “pericia contable” y destacó el sintagma con fuegos de artificio tipográficos, mediante el empleo de letra negrita y subrayada, para que el lector no avisado se encelara con el adjetivo “contable”. Pero esto fue, simplemente, un artificio. Aunque un tanto ingenuo, porque bastaba con acudir al resto de la resolución para comprobar que el contenido de lo que el juzgado les encargó a los peritos era de naturaleza abrumadoramente jurídica, quedando así el ardid completamente delatado.

 El asunto adquirió tintes particularmente absurdos si se tiene en cuenta que estos audaces funcionarios, a lo largo de su trabajo como peritos en la causa, sentaron cátedra sobre materias tales como el régimen jurídico de las ayudas de Estado en el ámbito de la Unión Europea, la potestad subvencionadora de las entidades instrumentales de la Junta de Andalucía, las competencias constitucionales en materia laboral de la Comunidad Autónoma de Andalucía y el funcionamiento de las principales instituciones de la región, como el Parlamento y sus comisiones, el Consejo de Gobierno y la Cámara de Cuentas de Andalucía. Materias todas ellas que no es sólo que sean de carácter netamente jurídico, sino que poseen tal altura y densidad que, si se me permite, solo están al alcance de juristas de cierto fuste. Por cierto, ¿cabe imaginar que un juez de instrucción en sus cabales encargue una pericia sobre el funcionamiento de las Cortes Generales, el Consejo de Ministros o el Tribunal de Cuentas? Pues eso es lo que, sin aparente escándalo, ocurrió impunemente en la causa de los ERE, en relación con las instituciones equivalentes de la Comunidad Autónoma de Andalucía.

 Se les encargó una pericia jurídica (algo prohibido en el proceso judicial) a dos contables, salvando el absurdo con la infantil argucia de llamarle pericia contable. Ningún juez, fiscal o tribunal ha puesto en cuestión esta prueba a lo largo del proceso

 Es evidente que lo que nos encontramos aquí es con el encargo de un dictamen jurídico y no con una pericia contable, como el juzgado pretendió hacer ver. En realidad, con este artificio se intentó velar dos circunstancias que, en cualquier otro tiempo y lugar, habrían hecho inviable una iniciativa procesal de semejante jaez. A saber:

 En primer lugar, porque el contenido casi exclusivamente jurídico del encargo que el juzgado les hizo a los peritos se daba de bruces con el principio de Derecho procesal que se expresa en el brocardo iura novit curia, literalmente, el juez conoce el Derecho, de acuerdo con el cual, tendría difícil encaje en el proceso, en cualquier proceso, un informe pericial de carácter jurídico.

 En segundo lugar, el sentido jurídico del encargo resultaba incompatible con el currículo de los peritos. Detengámonos, siquiera sea brevemente, en esta cuestión. El juzgado designó como peritos a un equipo de cuatro funcionarios, sólo dos de los cuales pertenecían a cuerpos del Estado en los que se exigía para su acceso poseer titulación universitaria superior. Los otros dos pertenecían a cuerpos auxiliares, para los que no se exigía estar en posesión de titulación universitaria superior. Pues bien, ninguno de los dos peritos de titulación superior era licenciado en Derecho. Su formación universitaria era la de economistas.

 Estas fueron, como hemos dicho, las razones por las que se denominó a esta diligencia judicial pericia contable. Se les encargó una pericia jurídica (algo prohibido en el proceso judicial) a dos contables, salvando el absurdo con la infantil argucia de llamarle pericia contable. Ningún juez, fiscal o tribunal ha puesto en cuestión esta prueba a lo largo del proceso. Yo mismo le advertí al instructor del Tribunal Supremo, cuando fui allí a declarar, a la vista está que con escaso provecho, de la verdadera índole de estos peritos.

 Esta mercancía averiada producida por los peritos de la IGAE no pudo caer en mejores manos. A partir de estos informes periciales el juzgado que instruía la causa dio lo mejor de sí y produjo piezas inolvidables que entraron por derecho propio en la historia de la jurisprudencia

 Por todo ello, no resulta extraño que el trabajo pericial desarrollado por los funcionarios de la IGAE en la causa careciera del mínimo rigor exigible a un encargo de esta naturaleza. Los peritos cometieron numerosos errores y deficiencias técnicas en las consideraciones y conclusiones de los informes emitidos. Durante la instrucción de la causa presenté diversos escritos al juzgado, denunciando los graves errores y carencias del trabajo de los peritos, que no desgranaré aquí, porque estas líneas, aunque extensas, no dejan de ser un artículo de prensa y no una novela ni un tratado. Todas mis alegaciones fueron olímpicamente ignoradas.

 Esta mercancía averiada producida por los peritos de la IGAE no pudo caer en mejores manos. A partir de estos informes periciales el juzgado que instruía la causa dio lo mejor de sí y produjo piezas inolvidables que entraron por derecho propio en la historia de la jurisprudencia. Entre ellas merece recordarse, porque viene al caso, el Auto de 22 de julio de 2013, en el que encontramos esta perla cultivada: “Es obvio que la Ley de Presupuestos no debe contravenir el resto del ordenamiento jurídico: como la Ley General de la Hacienda Pública Andaluza, la Ley General de Subvenciones, la Ley 15/2001 o el Reglamento de Intervención entre otros.” Aun pudo el juzgado mejorar su marca en el Auto de 11 de marzo de 2014, en el que se produjo del modo siguiente: “…unas Leyes de Presupuestos, que partían de los Anteproyectos elaborados por la Consejería de Economía y Hacienda a la que pertenecían los inculpados, que en relación al Programa 31L de la Dirección General de Trabajo de la Consejería de Empleo, serían frontalmente contrarios a gran parte del ordenamiento jurídico: a la Constitución Española (artículos 9.1 y 103.1), al Estatuto de Autonomía (antiguo art. 12, actual art. 103), [continúa con la cita de un sinnúmero de disposiciones presuntamente incumplidas, terminando con] la Orden de 22 de mayo de 1998 por la que se dictaban normas para la elaboración de los Presupuestos.”

 Qué podemos decir de estas resoluciones judiciales, que parecen estar basadas en lo que podríamos denominar una concepción petrificada del ordenamiento jurídico, en virtud de la cual un proyecto de ley no solo no podría modificar las leyes vigentes, sino que debería someterse a los reglamentos y órdenes en vigor en ese momento. La pirámide de Kelsen, pero invertida.

 Pues bien, con estos mimbres construyó el juzgado su teoría de la trama delictiva y puso en marcha una formidable maquinaria judicial en la que trituró a 52 responsables de la Junta de Andalucía (yo mismo, entre ellos), incluyendo a dos presidentes y a varios consejeros. A todos nos imputó el juzgado sendos delitos de prevaricación y malversación, muchos fuimos procesados y una buena parte de ellos, fueron condenados.

 La impresión que uno tiene al conocer las últimas informaciones es que al TC parece haberle bastado un leve empujón para que este armazón se vaya al suelo y se haga añicos. A nadie debería extrañarle

 La impresión que uno tiene al conocer las últimas informaciones es que al TC parece haberle bastado un leve empujón para que este armazón se vaya al suelo y se haga añicos. A nadie debería extrañarle. Se trataba de un constructo jurídicopenal puesto en pie por unos peritos contables y mejorado por un juzgado, algunas de cuyas resoluciones en esta causa podrían haber sonrojado a un alumno del primer curso de Derecho. Al lado de ambos, el inglés del soldado Juan Benet (y que me perdone de nuevo) nos habría parecido el de Shakespeare.

 Siendo así las cosas, no podemos negar que resulte pertinente preguntarse por la legitimidad del rol que está jugando el TC en este caso, al enmendar al TS. Que se trate del TC más desprestigiado de la democracia les ha dado alas a quienes se hacen tal pregunta, a qué negarlo. No obstante, desde mi punto de vista, hay una pregunta mucho más pertinente que procede hacerse en este momento: ¿cómo es que unas tesis tan insolventes han llegado tan lejos y han hecho tanto daño?

 Y un estrambote: como suele decirse en estos casos, la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero

https://www.eldiario.es/andalucia/en-abierto/formidable-maquinaria-judicial-trituro-52-responsables-junta-andalucia_132_11484815.html..

NOTA  blog (1)  .https://www.eldiario.es/andalucia/constitucional-rompe-cadena-eslabones-necesarios-caso-ere_1_11461976.html

 NOTA del blog .-

 https://www.eldiario.es/contracorriente/mayor-caso-corrupcion-mayor-caso-lawfare-democracia_132_11471351.html

https://www.eldiario.es/andalucia/constitucional-acusa-supremo-sentenciar-ere-argumentos-saltandose-separacion-poderes_1_11494746.html