Hannah Arendt e Israel
Por Iñaki Urdanibia
Vaya por delante una nota a modo de advertencia: Hannah Arendt siempre se movía entre dos, judía / alemana, judía / americana, sionista / antisionista, libertaria /liberal, escritora en alemán o en inglés, debatiéndose entre filosofía y política, a lo que no está de más señalar que sus tonos rondaban a menudo lo provocador teñido de sarcasmo, lo que provocó no pocos malentendidos y rupturas co amigos, etc. Añadiré que la pensadora se guiaba por su impulso e intuición, que en ocasiones, le conducía a desdecirse o a rechazar posturas anteriormente mantenidas, senda por la que las interpretaciones de sus palabras desemboquen en ocasiones en posturas realmente dispares. Sin recurrir a tal disparidad, se puede señalar cómo se la ha llegado a considerar como filo-nazi no solamente por sus amoríos con Heidegger o por la facilitación de la publicación de las obras del maestro alemán en el Nuevo Continente, sino por seguir en sus obras el modelo heideggeriano (Emmanuel Faye, Arendt avec Heidegger. La destruction de la raison); en una discusión entre Enzo Traverso y Georges Didi-Huberman de la que recientemente dí cuenta, el primero achacaba, frente a las alusiones del segundo sobre los sentimientos de Hannah Arendt, que la pensadora no mostraba sentimientos especiales hacia lo judíos, recurriendo en su apoyo a las críticas de Gershom Scholem o Han Jonas…hablando con rigor, tales críticas y rupturas fueron provocadas por la publicación, en 1961, de Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalem, en donde criticaba, entre otras cosas, los acuerdos del sionismo y los nazis a la hora de crear los consejos judíos, facilitando estos la tarea asesina de los nazis, no se privaba tampoco de mostrar su desacuerdo con cómo se había celebrado el juicio al jerifalte nazi ya que ella era de la opinión que se debería haber recurrido a una Corte internacional, din cortarse tampoco a la hora de juzgar duramente el comportamiento de los jueces, del fiscal general, la policía, etc., y las pretensiones de dictar una ley de aplicación universal por parte de dicho tribunal sin contar con instancias internacionales de otros países, Suele ser una explicación recurrente el señalar que los judíos que critican los comportamientos de los judíos, de algunos de ellos, es fruto del masoquismo propio de éstos.
Escribía en una entrevista realizada, en 1964, por Günter Gaus: «si a una la atacan como judía, tiene que defenderse como judía. No como alemana, ni como ciudadana del mundo, ni como titular de derechos humanos ni nada por el estilo»; pudiera parecer por estas palabras que su posturas con respecto a sus orígenes judíos, le resultaba algo si no insignificante, meramente coyuntural, más si se tiene en cuenta aquello que respondiese a su amigo Gershom Scholem cuando éste le reprochaba que no sentía ningún amor por el pueblo judío, a lo que ella respondía que su amor era para sus amigos y para sus amistades, no para colectivos, ni organizaciones, ni doctrina alguna; añadía que las injusticias que se cometían con el pueblo judíos le soliviantaban como las cometidas contra cualquier otro pueblo. En esta como en otros asuntos Hannah Arendt defendía su «independencia, no pertenezco a ninguna organización, no hablo nunca más que en mi propio nombre, ya que tengo gran confianza en lo que Lessing denomina Selbsdenken (pensar por uno mismo), a la que nunca podrá sustituir ni la ideología, ni la opinión pública, ni las “convicciones”» . En este orden de cosas podría aplicársele la consideración de judía-gentil, expresión utilizada por Edgar Morin, o la de judía universal, expresión creada por Martin Buber con quien la pensadora coincidía en muchos puntos con respecto a la cuestión que nos ocupa. Michael Löwy en su Juifs hérétiques. Romanisatisme, messianisme, utopie, (Éditions de l´éclat, 2010) la incluye, como judía herética, junto a Rozensweig, Manès Sperber, Georg Lukács, Ernst Bloch, Scholem, Landauer y Bernard Lazare, si bien la presenta en relación Walter Benjamin con quien mantenía, además de una estrecha amistad, una clara afinidad electiva en lo referente a una crítica sin piedad de la burguesía y el rechazo de las ilusiones del progreso y en lo que hace a la intención deliberada de escribir la historia desde el punto de vista de los vencidos.
Sea como sea, y sin seguir por estos caminos, lo que es claro como el agua del Jordán, es que la preocupación, y la ocupación, de Hannah Arendt con respecto a la cuestión judía, fue una constante en sus obras y también en sus acciones: ahí está su novela, la única, en la que presentaba a una joven romántica Rahel Varnhagen. Vida de una mujer judía, su primer tomo de Los orígenes del totalitarismo, dedicado al antisemitismo, sus incursiones en otras obras, amén de sus intervenciones sobre el tema, como puede verse en algunas recopilaciones como Una revisión de la historia judía y otros ensayos (Paidós, 2005) o Auschwitz et Jérusalem (Deuxtemps, 1991), a la que se puede sumar el libro editado por Trotta: Lo que quiero es comprender. Sobre mi vida y mi obra; libro en que se presentan diferentes textos, cartas, entrevistas, etc, que suponen un acercamiento a la pensadora y a algunos de los temas que le ocuparon, entre ellos los relacionados con su condición de judía .
Refugiada en París trabajó con una organización sionista dedicada a buscar acomodo de jóvenes en Palestina; ya en Estados Unidos colaboró con sus artículos en diferentes órganos sionistas, Aufbau o Jewish Frontier. De todos modos creo que Fina Birulés acierta al decir que la mujer era una disidente interna; añadiré que plenamente crítica y molesta para con los sionistas. A pesar de la colaboración mentada, disentía profundamente con algunos de los postulados del sionismo y de sus derivas hacia posturas autoritarias, etnicistas cuando no racistas (copia invertida de las leyes de Nuremberg dictadas por el nazismo), la creciente imposición de un nacionalismo orgánico y otras cuestiones que no se privaba de exponer. En resumidas cuentas, embestía contra la falta de neta separación entre religión y política, los dirigentes sionistas no aceptaban la propuesta de Arendt de crear un ejército judíos que se enfrentase a Hitler, y al fascismo en general, la pretensión sionista de que el futuro Estado pretendiese representar a todos los judíos le sublevaba, del mismo modo que era una falsedad presentar la tierra palestina como vacía, profetizando, que sin no se contaba con los habitantes árabes/palestinos de la zona, hasta proponiendo crear una federación de estados, y, en concreto, un Estado binacional que uniese a los dos pueblos de Palestina, Israel acabaría siendo un estado absolutamente militarizado, al estar rodeado por enemigos por todas partes, tal Estado desembocaría en una Esparta. Un texto de 1945 marca una franja abismal, El sionismo reconsiderado, artículo en el que vertía las críticas recién señaladas y algunas más, lo que le supuso la ruptura con amigos de siempre como su admirado Kurt Blumenfled. Más adelante, dejaría claramente expuesta su posturas en contra el plan de repartición en 1947, tomando partido por la creación de un consejo de vigilancia internacional.
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Ahora, caba de ver la luz un libro de la pensadora con el título de «Sobre Palestina», editado por Taurus en edición de biógrafo de Arendt, Thomas Meyer, quien presenta los textos y los autores de tales, ya que un par de ellos no pertenecen a Hannah Arendt sino que se da una participación, al menos la firma, en un trabajo colectivo. La verdad, y sin caer en un juicio de intenciones, la publicación, en su escore, no sirve más que para ubicar a Hannah Arendt en el área del sionismo, en estos momentos en que éste muestra su rostro más cruel.
Sea como sea, Hannah Arendt estaba de acuerdo, con la propuesta sionista, de crear en la zona un hogar judío, más disentía en que éste desembocase en un Estado-nación…lo que no quita que, a pesar de sus críticas y balanceos, expresó un gran entusiasmo ante la victoria de Israel en la Guerra de los Seis Días….Tres textos son presentados: La política exterior estadounidense y Palestina, Abha P. Lerner firma el titulado El problema de los refugiados árabes y el último, El problema de los refugiados palestinos. Un nuevo enfoque y un plan para una solución, cuyo responsable es el Institute for Mediterranean Affairs
Algunos destellos, plausibles a mi modo de ver, sí que asoman, si bien el tono general es un tanto flojo, por decirlo así, evitando calificaciones más rotundas, y tal vez más acertadas: así advertencias de que si se adoptaran «métodos coloniales sería aún más desastrosa para el bienestar de la humanidad que en el pasado», obviando que la propia instalación del hogar, embrión del futuro Estado, ya era una empresa de colonización. El texto firmado por Hannah Arendt data de 1944. También se afirma como necesario establecer relaciones de acuerdo con los habitantes, árabes y palestinos ya que en caso contrario aquello sería una contienda permanente. No carece de puntería sus advertencias acerca de los peligros de dejarse guiar por intereses económicos, por parte de potencias extranjeras, con la mirada puesta en el petróleo de la zona y el oleoducto que debería instalarse atravesando varios países…haciendo hincapié en las comunicaciones aéreas que podían tener una enorme importancia, en su relación con la materia prima nombrada. Se alerta igualmente sobre los serios riesgos que supondría que el futuro Estado fuese una especie de mandato por encargo de otras potencias, como si éste fuese un delegado de intereses ajenos.
Los tonos con respecto a Estados Unidos son propios de un embelesamiento, al decir que el país de las barras y estrellas siempre había guiado su política con criterios de luchar por la libertad y liberar a los pueblos oprimidos de sus cadenas…«fortalecer la causa de los débiles y oprimidos siempre que sea posible e influir en el curso los acontecimientos de otros países del mundo en la medida de lo posible en el espíritu de la libertad y la igualdad, es decir, en el espíritu de los cimientos mismos de la república estadounidense», esta admiración incondicional quedaría igualmente expuesta en su ensayo De la revolución, al alabar el modelo norteamericano frente al europeo que al incluir reivindicaciones sociales habían dado al traste con las revoluciones. A esta incondicional alabanza, añade su afirmación de que el derecho de instalarse allá un hogar judío era algo de justicia no pudiendo ser, de ninguna de las maneras, una cuestión relacionada con la caridad. Salta a la vista, por otra parte, en su repaso a la política exterior británica y estadounidense, una crítica radical al comportamiento de los primeros, al igual que toma la página una clara animadversión hacia los países árabes, como culpables de la tensión en la zona.
En los otros textos presentados, repito sin ser trabajos propiamente suyos, se ve la honda preocupación por los refugiados palestinos / árabes…respetable preocupación y encomiable propuesta de solución del problema de los refugiados…ya de partida, no obstante, se considera irrelevante buscar responsables del destino actual de los refugiados [Hablaba el primer marido de Hannah Arendt, Günther Anders / Stern*, de culpables sin culpabilidad, responsables sin responsabilidad]…siendo el objetivo a perseguir, eso es lo realmente relevante según los firmantes del proyecto, «el restablecimiento de una vida normal para los refugiados». La propuesta, realmente salomónica por decirlo sí, obvia las resoluciones de organismo internacionales acerca de la necesaria vuelta de los refugiados. Frente a esto, la propuesta que se presenta es la de contabilizar el número real de refugiados, separar el trigo de la paja, en la medida en que podían darse casas de personas que se hacían pasar como refugiados, para acogerse a posibles ventajas, cuando de hecho no lo eran. Aun considerando que las propuestas resultan tramposas en la medida en que se deja de lado el origen del estado de cosas, sí que el trabajo tiene su interés en la medida en que se ofrecen datos, no solamente de la zona, acerca de los refugiados en el mundo, etc.
Algunos aspectos a tener en cuenta sobre los que Thomas Meyer arroja luz, sería el carácter de los firmantes, alguno de ellos mirado con franca antipatía por Hannah Arendt, por su sionismo radical; afirma, igualmente, el editor que la firma de Hannah Arendt fue conseguida y presentada de una manera un tanto tramposa, para disgusto, o al menos el no-gusto, de la propia interesada, al ver su firma. No se puede ignorar que el tema de los refugiados fue una preocupación constante de Hannah Arendt al haber sido ella misma víctima de tal estado, considerando a los refugiados como parias, carácter que se aplicaba a ella misma.
Nada de la apuesta arendtiana por un estado, o mejor entidad, binacional, en contra de un nacionalismo étnico y militarista, la importancia de la cuestión de los refugiados árabes/palestinos, y otros aspectos que, a mi modo de ver, son lo más aprovechable de su legado con respecto al conflicto que enfrenta a israelíes y palestinos (“El judío como paria” in La Tradición oculta)
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( * ) Gúnther Stern, cambió su apellido por el de Anders (otro, de otra manera), esta otredad, se acumulaba en Anders que era juzgada no como algo negativo, sino al contrario, el pertenecer al resto, al resto de una comunidad desaparecida, o difuminada, en su amplitud, era para él algo positivo. Esa condición , ese sentirse el resto del resto, le va a llevar a confrontarse con el judaísmo de su padre, absolutamente asimilado, y a verse conmovido por algún recuerdo de los tiempos escolares cuando fue insultado por algún compañero a causa de su condición de judío, por la persecución a la que han sido sometidos muchos de sus antepasados y, por la masacre elevada al nivel industrial cuyo nombre más representativo es Auschwitz . Anders extiende esa condición de resto no asimilable al todo, no solo a los judíos sino a otras minorías, de verdadera izquierda, rebeldes, insumisas, etc.
Tales asuntos quedan aclarados en un librito(Learsi. Mi judaísmo. PUV, 2010)compuesto de dos textos claves que dejan expuesta su posición: en el primero de ellos escrito a principios de la década de los treinta por medio de la ficción representa la imposibilidad de la asimilación completa y las dificultades de mantenerse persistiendo en una comunidad que pretende hallar su suelo, y su territorio. El propio título de este texto narrativo, Learsi muestra la sombra invertida del todavía no erigido Estado de Israel; el segundo es una respuesta que entregó Anders a una revista, escrito treinta años después del primero, en el que se mantiene la misma resistencia a ser asimilado y la reivindicación del desajuste, del desarraigo como condición cuasi-obligada de quienes se oponen con radicalidad a los valores dominantes en los que hace al dominio de la técnica , y la independencia que ésta adquiere con respecto a sus creadores. Auschwitz e Hiroshima son los dos nombres, reitero, que llevaron a Anders a defender una ética negativa que se rebelase contra un mundo que había construido esas figuras de lo monstruoso .
https://kaosenlared.net/hannah-arendt-e-israel/
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