La larga disolución del efecto Guaidó: ¿qué esperar ante la
encrucijada electoral?
Ociel Alí López .
El interinato de Guaidó parece estar en descomposición
terminal en lo legal, en la política interna de Venezuela y también en el plano
geopolítico.
En términos legales, el período legislativo del que sostiene
tiene fecha de caducidad. La Constitución limita por 5 años el lapso para el
cual fue elegido, en diciembre de 2015, y dicta una fecha fija para la
instalación del nuevo período legislativo: 5 de enero. Como el diputado ha
decidido no postularse de nuevo, perderá irremediablemente su curul.
Pero su disolución final como intento de interinato puede
llegar antes de la instalación de la nueva Asamblea Nacional, incluso el mismo
3 de noviembre, fecha de las presidenciales en EE.UU.
Más debilidades que fortalezas
En términos de política interna, Guaidó se muestra impotente
para capitanear un levantamiento. Ha sido ignorado cuando intenta tomar una
iniciativa política. Sus convocatorias no tienen la menor resonancia, como ha
ocurrido el pasado lunes, cuando llamó a una protesta nacional después de dos
semanas agitadas debido, sobre todo, a los graves problemas en el suministro de
gasolina y gas doméstico, que generaron movilizaciones y bloqueos de vías en
varios estados del país. A pesar de esta situación general, el llamado de la
oposición no tuvo eco alguno, más allá de alguna tendencia en Twitter.
En términos de política interna, Guaidó se muestra impotente
para capitanear un levantamiento. Ha sido ignorado cuando intenta tomar una
iniciativa política y sus convocatorias a movilización no tienen la menor
resonancia.
Ciertamente ya se conocía esta debilidad interna de Guaidó.
Lo novedoso es que en el exterior también está teniendo serios problemas para
mantener con vida su ruta, que contempla como único propósito despojar del
poder al actual presidente.
Esta semana, un tribunal británico anuló el fallo que le
daba acceso a Guaidó al oro que el Banco Central de Venezuela (BCV) resguardó en el Banco de Inglaterra, (1)con lo cual segeneran dudas sobre el reconocimiento mundialdel interinato,
especialmente por tratarse de Reino Unido, un país estrechamente aliado de
EE.UU. y que además ha sido un entusiasta impulsor de la figura del diputado
opositor, al punto de haber sido recibido por su primer ministro, Boris Johnson,
a principios de este 2020.
Pero su fundamental debilidad resulta notable en la campaña
electoral de EE.UU.
Como sabemos, el interinato de Guaidó existe porque fue una
imposición del gobierno de EE.UU. —no solo al gobierno venezolano sino también
a su oposición—, y especialmente de sus halcones, que desde el despido en
septiembre del asesor de seguridad John Bolton en 2019 y sus posteriores
críticas a la Casa Blanca, han perdido peso en estos asuntos.
En la medida que el presidente Trump ha restado importancia
a Guaidó, al considerar que ha "perdido cierto poder" —después de que
lo catapultara en el discurso del Estado de la Unión, en febrero de este año—,
y al excluirlo de manera total de su discurso cuando se ha referido a
Venezuela, las posibilidades del diputado opositor de lograr sus objetivos
vienen también cediendo.
Y el problema no es solo Trump, sino también su adversario
Joe Biden, cuyo discurso tampoco rescata la figura de Guaidó, a pesar de haber
enfilado baterías contra Maduro en un reciente discurso en Florida.
Después del 3 de noviembre, quien resulte presidente
seguramente tomará decisiones en torno a este tema sin la presión de la campaña
electoral, y es bastante probable que dichas decisiones terminen de apostar por
una vía diferente al interinato de Guaidó que ya no se sostiene sino como un
simulacro.
Después del 3 de noviembre, quien resulte presidente de
EE.UU. seguramente tomará decisiones en torno a Venezuela sin la presión de la
campaña electoral, y es bastante probable que estas terminen de apostar por una
vía diferente al interinato de Guaidó.
En definitiva el proyecto Guaidó no ha podido entrar en las
ofertas electorales de la campaña estadounidense.
Y también se debilita en torno a los gobiernos europeos.
Unión Europea, una extraña demanda
El presidente Nicolás Maduro ha rechazado en múltiples
oportunidades la posibilidad de suspender las elecciones del 6 de diciembre y
aplazarlas, como ha pedido la Unión Europea y el sector opositor liderado por
Henrique Capriles.
Tanto el responsable en asuntos exteriores de la UE, Josep
Borrell, como el grupo de contacto que incluye a varios países europeos y
latinoamericanos, han intentado explorar una vía diferente que puede incluir la
participación en las elecciones, y que ha sido atacada por la administración
estadounidense.
Por los momentos, está vía parece estar congelada, pero la
visita de una comisión enviada por Borrell a Venezuela reflejó un debate en
Europa sobre cómo abrir otros escenarios fuera de la tutela de Trump y la ruta
de Guaidó.
No obstante, aunque no se haya advertido por ningún sector,
la demanda de aplazar las elecciones resulta, cuando menos, extraña.
El desconocimiento de algunos países a Maduro porque
supuestamente es un "impostor" o "dictador" no guarda
relación lógica con el pedimento europeo de que posponga unas elecciones fuera
del plazo constitucional.
Lo lógico sería hacerle exigencias en la transparencia del
escrutinio y negociar un seguimiento estricto del proceso electoral. Lo que
define a un dictador es justamente su perpetuación por la fuerza (en contra de
las elecciones).
Si bien resulta lógico que se exijan mejoras en las
condiciones electorales, debido a denuncias y situaciones que generan rechazo a
los comicios por parte de un grueso de la oposición, también puede resultar
lógico que Maduro dude de este pedimento concreto de aplazamiento porque
quienes lo piden reconocen a Guaidó, quien prolongaría automáticamente su
período como diputado o presidente de la Asamblea Nacional, según el lugar
desde donde se mire.
La intervención europea exploró otras opciones de diálogo
que pueden ser estériles, pero también terminó de desatar la pugnacidad interna
en la oposición venezolana porque, de manera implícita, reconoció una
estrategia diferente, la electoral, y con ello otro liderazgo, el de Henrique
Capriles.
En todo caso, la intervención europea exploró otras opciones
de diálogo que pueden ser estériles, pero también terminó de desatar la
pugnacidad interna en la oposición venezolana porque, de manera implícita,
reconoció una estrategia diferente, la electoral, y con ello otro liderazgo, el
de Henrique Capriles, un excandidato presidencial que ha rechazado de manera
abierta la ruta de Guaidó.
Se profundiza la división
opositora
Si el auge de Guaidó unió temporalmente a la oposición
venezolana, su declive está revelando la profunda división interna.
Primero con un sector más radical aún que pide única y
exclusivamente salida militar internacional, ejecutada por los EE.UU., y que
está dirigida por María Corina Machado.
Luego está ala más moderada de Capriles, que quiere
participar en las elecciones pero aún no termina de decidirlo de manera
consistente, a pesar de haber inscrito candidatos para todos los curules que se
elegirán este 6 de diciembre.
Si Capriles decidiera participar, la oposición intentará
recomponerse desde la política electoral y Guaidó quedaría totalmente ausente
de este escenario.
Y si, finalmente Capriles decide no participar y se arrima a la oposición rupturista que quiere
elecciones solo si Maduro entrega el poder, entonces serán varios los políticos
desunidos peleando por el liderazgo, tanto a lo interno como cara a los países
del mundo que apuestan a la salida del chavismo y parecían apostar por Guaidó.
Así, Guaidó tendría competencia no solo en la oposición sino
también entre sus aliados y su sector particular.
Oposición radical en Venezuela se divide entre la abstención
o la prórroga electoral, mientras se mantiene el 6-D como fecha de las
legislativas (2)
Un hipotético triunfo de Biden podría fortalecer el
liderazgo de Capriles, más potable y menos dogmático en el obstinado uso del
mantra, según el cual, para tomar la iniciativa política primero Maduro debe
dejar el poder.
A fin de cuentas, se acerca el momento electoral del 6 de
diciembre y, en paralelo, se desdibuja al extremo el interinato de Guaidó. En
enero habrá seguramente una nueva Asamblea Nacional y varios sectores de la
oposición venezolana, así como los Gobiernos del mundo, ratificarán que cada
vez que el antichavismo radical asume una política abstencionista, el partido
de gobierno avanza en su hegemonía institucional.
Pero todavía cabe la posibilidad de que se abran nuevos
escenarios si sectores opositores toman posiciones importantes dentro de la
Asamblea Nacional, y además cambia la política del gobierno estadounidense con
relación al impulso de una salida violenta.
Para todo ello habrá que esperar ambos procesos electorales
y las implicaciones que sus resultados puedan tener.
https://actualidad.rt.com/opinion/ociel-ali-lopez/369411-larga-disolucion-efecto-guaido-esperar
Y mientras USA https://actualidad.rt.com/actualidad/371526-eeuu-vender-millon-barriles-petroleo-venezuela
Nota .- (1) https://www.voltairenet.org/article211077.html
.....................
Y aquí siguen apoyando a la extrema derecha
https://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/editions/2020-10-27/hemeroteca_articles/el-pnv-tambien-acosa-a-venezuela
y ver ...
https://rebelion.org/leopoldo-lopez-escapado-otra-estrella-opositora-venezolana-que-se-apaga/
Nota final .- Con las elecciones el mandato de Guaido se acaba. ¿ Qué inventará luego el Imperio ?
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