EE.UU: El doble desacoplamiento
Alastair Crooke
Fuente: Strategic Culture
Después de haber
lanzado una guerra comercial, es en el campo de batalla digital donde los
Estados Unidos continúan su lucha contra China. Washington intenta embarcar a
Europa en su conflicto con el gigante asiático, como también en su destierro de
Rusia. Sin embargo, el mundo ya no gira alrededor de la Casa Blanca. Europa
podría quedarse atrás en términos de tecnología. Peor aún, el período que
estamos atravesando recuerda vertiginosamente los finales de junio de 1914 y el
preludio de una guerra mundial que pocos vieron venir… (IGA)
El evento determinante de esta era post-Covid
(independientemente del ganador de las elecciones estadounidenses)
probablemente será el desacoplamiento de Estados Unidos con China:
desacoplamiento tecnológico de las telecomunicaciones (del 5G de Huawei);
desvinculación de los medios chinos y las plataformas de redes sociales; purgar
toda la tecnología china del ecosistema de microchip de Estados Unidos; desconexión
de China de Internet, aplicaciones, cables submarinos y acceso a los sistemas
de almacenamiento de datos en los clouds de EE.UU., como parte del programa
Clean Network de Pompeo. Este es el primer bombardeo de artillería pesada para
una guerra de trincheras fangosa y prolongada que se avecina.
Esta no es la Guerra Fría, sino un retroceso a una era
anterior que terminó en una guerra caliente, cuando los responsables de la
formulación de políticas (y los mercados) claramente desconocían el creciente
peligro que se acumulaba durante el período de descanso estival que transcurrió
entre el asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria a fines de
junio de 1914 y el estallido de la Primera Guerra Mundial cinco semanas
después.
Por supuesto, los diplomáticos entendieron que dos alianzas
fuertemente armadas estaban en curso de colisión potencial, pero había habido
episodios de ruido de sables durante varios años, pero la inacción había
llevado a la sensación de que el status quo continuaría indefinidamente. La
opinión había sido entonces influenciada por el bestseller de 1909 de Norman
Angell, “La gran ilusión”, que afirmaba que la guerra se había vuelto imposible
porque el comercio mundial y los flujos de capital estaban demasiado
estrechamente vinculados.
Lo que no entendieron en ese momento fue que las
circunstancias de mediados de 1914 (el momento Sarajevo) parecían tan propicias
tanto para que Alemania aspirara a convertirse en un imperio, y para que Gran
Bretaña se crea en una posición de poder sofocarla por completo. Del mismo modo
que algunas personas en Washington consideran que las circunstancias son hoy
para ellos fortuitas.
Trump y otros parecen estar convencidos de que Estados
Unidos puede usar su poder financiero y comercial, mientras que los Estados
Unidos de América aún predominan, para aplastar el ascenso de China, contener a
Rusia y torcer el brazo de Europa para que sea un vasallo tecnológico. La
guerra en los Balcanes a principios del siglo XX encerró a Austria
Hungría, el aliado inconstante de Alemania, en la lucha más
amplia de Alemania contra Rusia. Y hoy, Pompeo espera encerrar a Europa
(inconstante) en la contención de Rusia por parte de Estados Unidos. Las
amenazas al proyecto Nord Stream 2 y la estafa de Navalny son solo algunas de
las “palancas” de Pompeo.
El asalto a la Clean Network de Pompeo es el “momento
Sarajevo” de hoy. Los políticos y los mercados siguen hastiados (como en 1914,
cuando los mercados se dieron cuenta de los riesgos, sólo en agosto, fue cuando
estalló la guerra). Para fines de enero del próximo año, Estados Unidos corre
el riesgo de verse paralizado por una crisis constitucional intratable, tal vez
violenta, y una guerra tecnológica total con China. Para entonces, Europa y
Estados Unidos probablemente se encontrarán en plena recesión, ya que el
coronavirus golpeará durante el invierno.
El desacoplamiento tecnológico no es explícitamente militar,
pero tampoco es neutro a nivel del sistema: ese que aspira nuestros datos, y
que luego los explota mediante algoritmos, para saber qué pensamos, lo que
resentimos y lo que hacemos, tiene precisamente el poder de moldear nuestra
sociedad en lo social y políticamente. El caso es que nuestros datos, si nos
quedamos en la esfera digital de Estados Unidos, están a punto de ser
utilizados y moldeados de una manera polarizada y contradictoria. Y con los
tambores de la guerra sonando, inevitablemente llega el llamado a un compromiso
público total.
Es obvio que con el proyecto “Clean Fortress America”,
Pompeo está retomando la tesis de Antonio Gramsci que avanza que la esfera
cultural es el escenario más productivo para la lucha política, y lo está
revirtiendo. Entonces, en lugar de que la cultura sea el lugar de la acción
revolucionaria contra una élite (según Gramsci), las plataformas de redes
sociales estadounidenses, despojadas de sus rivales no occidentales, se
convierten precisamente en el lugar donde el sistema se reafirma, neutralizando
la posibilidad de resistencia política a través de sus armas más poderosas: las
grandes plataformas algorítmicas y los grandes medios de comunicación que
demonizan a China (es decir, la “peste china”). Y Rusia (“asesina de sus
disidentes”). Éstos son los medios por los cuales una Europa en gran medida
hostil a la guerra puede darse vuelta contra China y Rusia, en nombre de la
promoción de sus valores liberales “universales”.
Sin embargo, se está produciendo otro desacoplamiento
igualmente importante: “Rusia observa con creciente preocupación que Alemania
se encuentra en otra transición histórica”, escribe el ex Embajador
Bhadrakumar, “que presenta inquietantes paralelos con la transición de Bismarck
en el contexto europeo anterior a la Primera Guerra Mundial…” Para ilustrar el
cambio en la ideología alemana, en una entrevista con el semanario Die Zeit en
julio, la Ministra de la Defensa alemana Annegret Kramp-Karrenbauer (que
también es la presidenta interina de la CDU que gobierna en este momento)
destacó que es “hora” de discutir “sobre cómo en el futuro debería posicionarse
Alemania en el mundo”.
Ella declaró, continúa Bhadrakumar, que se espera que
Alemania “muestre liderazgo, no solo como potencia económica”, sino también en
términos de “defensa colectiva… esto concierne a una visión estratégica del
mundo, y en última instancia, la cuestión de si queremos moldear activamente el
orden mundial”. “Claramente, la voz alemana ya no es la voz del pacifismo”,
concluye el embajador.
Kramp-Karrenbauer dijo que “la pretensión de los dirigentes
rusos actuales” de defender sus intereses “de manera muy agresiva” debe ser
“encarado con una posición clara: estamos bien fortalecidos y, en caso de duda,
listos para defendernos. Vemos lo que está haciendo Rusia y no dejaremos que el
liderazgo ruso se salga con la suya”.
“Setenta y cinco años después del final de la Segunda Guerra
Mundial, el imperialismo alemán está agitado y, [sus élites] una vez más,
apunta a Rusia”, resume Bhadrakumar… “Berlín está desempeñando un papel de liderazgo
en la ofensiva occidental contra Rusia y liderar el grupo táctico de la OTAN en
Lituania. Alemania y Estados Unidos también están trabajando estrechamente en
las acciones de la OTAN contra Rusia. Alemania es el área de preparación más
importante para las unidades de la OTAN desplegadas en la frontera de Europa
del Este con Rusia. Y los medios de comunicación alemanes están inundados de
opiniones que exigen que se cumpla finalmente el compromiso de la OTAN y que se
aumente el gasto militar al 2% del PIB”.
Dmitry Trenin, el bien informado jefe de la oficina de
Carnegie Moscow Center, escribe en un tono similar: “Berlín pone fin a la era
iniciada por Gorbachov de una relación de confianza y amistad con Moscú. Rusia,
por su parte, ya no espera nada de Alemania y, por lo tanto, no se siente
obligada a tener en cuenta su opinión ni sus intereses… Sólo cabe imaginar la
reacción de Putin ante el anuncio de Merkel que Navalny había sido envenenado
con el agente nervioso Novichok. Una puñalada por la espalda es la reacción por
lo menos que se me ocurre”.
Trenin escribe: “Hace treinta años, la reunificación alemana
parecía no solo ser una reconciliación histórica, sino también la garantía de
futuras relaciones amistosas y una estrecha cooperación entre dos pueblos y dos
Estados. Hoy eso también es cosa del pasado… Rusia también está entrando en un
nuevo capítulo. Por lo tanto, la situación se vuelve más simple y más
arriesgada: es poco probable que el Kremlin tome medidas drásticas de
inmediato, pero considerará ahora que Alemania está controlada por Estados
Unidos. En cuanto a los Estados Unidos, Rusia lleva mucho tiempo enzarzada en
una guerra híbrida de suma cero con ellos, en la que cada vez hay menos
factores de inhibición”.
La generación de políticos alemanes de Merkel es
decididamente “atlantista”, pero únicamente “liberal”, como ella misma. Es
decir, se comprometen a defender el “sistema liberal universal de valores”.
Esto, por supuesto, la pone en aprietos con Trump; pero paradójicamente, esto
hace que el liderazgo alemán sea aún más sensible a las manipulaciones
estadounidenses sobre China y Rusia (que ahora son temas totalmente
bipartidistas en Washington), ya que, como señaló Samuel Huntington, “el
universalismo es la ideología [útil] de Occidente para confrontar otras
culturas”. Sombras de 1914, cuando Austria-Hungría se encontró encerrada en la
gran lucha contra Rusia, ¡de manera similar!
No es difícil ver los resultados de las élites alemanas:
ellas cuentan con una victoria de Biden. Norbert Röttgen, Presidente de la
Comision de Asuntos Exteriores del Bundestag y candidato a la dirección de la
CDU, lo expresó de esta manera: “si Joe Biden gana, espero que su gobierno
regrese a una asociación basada en el pensamiento racional y la cooperación”,
es decir, que las euro-élites cuentan con la vuelta a la normalidad de
“business as usual”. Pero no lo hará, la “vieja normalidad” está bien lejos
atrás de nuestro. (1)
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, habló
esta semana sobre cómo la UE puede lograr una “autonomía estratégica”: La UE
“quiere ser más fuerte, más autónoma y más firme”. La UE, continuó Michel, está
a punto de desarrollar un “modelo abierto con una mayor conciencia de nuestra
fuerza, con más realismo y quizás con menos ingenuidad”. Tenemos fe en las
virtudes de las economías libres y abiertas, nunca en el proteccionismo… Pero a
partir de ahora, nos aseguraremos que se respeten mejor las condiciones de
igualdad, en un mercado abierto de aquellos que respecten sus estándares”.
¿Ah sí? Bueno, podría estar bien que los pequeños estados
sean tratados como vasallos que buscan una apertura con la gracia del Imperio
para sus productos manufacturados, pero no funcionará para la tecnología, la
nueva economía, los Estados Unidos o el eje China-Rusia. (No importa la
hipocresía según la cual las “reglas de juego igualitarias” no son una forma de
proteccionismo europeo).
Estados Unidos está moviendo los hilos de la tecnología y
sus estándares y los traen de vuelta “a casa”. China seguirá estando excluida
de la esfera digital occidental, en la medida en que Estados Unidos pueda
hacerlo. Wolfgang Munchau informa que la coalición alemana ahora aprobó una
prohibición de facto de Huawei. Su objetivo es matar a Huawei aplicando toda la
fuerza de la burocracia alemana. Y Rusia se está disociando de Europa para
trabajar más de cerca con China (gracias a Merkel y sus cohortes).
Pero entonces, ¿qué hacer? Europa no tiene ningún sustituto
para Huawei. Las redes 5G en realidad representan el sistema nervioso que
conecta las dimensiones política, estratégica, militar, informativa, económica,
financiera, industrial y de infraestructura a nivel personal, local, nacional,
internacional y transnacional. Las redes 5G, junto con los avances
exponenciales en la potencia informática y los avances en la inteligencia
artificial, son la agencia transformadora de la nueva economía. El punto clave
aquí es la latencia: la capacidad de integrar diferentes flujos de datos todos
juntos y prácticamente sin demora. Es fundamental no solo para el estilo de
vida diario, sino también para los sistemas de defensa.
El aprendizaje automático es un subconjunto específico de la
Inteligencia Artificial (IA) que entrena máquinas. Entrena a la IA para
aprender y adaptarse, y sin la latencia de las decisiones humanas, la
eficiencia puede estar a la vanguardia. Visión artificial: desde automóviles
autónomos y drones hasta robots y muchas otras tecnologías de vanguardia en la
actualidad, todos comparten la adicción a la visión artificial. Esto significa
que estas máquinas deben poder “ver” para poder realizar sus tareas en el mundo
físico.
Y todas estas máquinas necesitan la 5G para reducir la
latencia. Estados Unidos no lo tiene. Y China está a la cabeza. Ella está a la
cabeza de Big Data y de la IA. Sí, Estados Unidos está a la cabeza en
semiconductores o “chips”, pero ¿por cuánto tiempo? China simplemente no será
expulsada del mercado mundial de semiconductores. Expertos en informática de
Rusia, ASEAN y Huawei explican, como lo informó Pepe Escobar, lo que se podría
llamar una limitación de la física cuántica impide un paso gradual de chips de
5 nm (mil millonésima parte de un metro) a 3 nm. Esto significa que los
próximos avances podrían provenir de otros materiales y técnicas de
semiconductores. Así, China, en este punto, se encuentra prácticamente al mismo
nivel de investigación que Taiwán, Corea del Sur y Japón. Los avances de China
han implicado un cambio crucial del silicio al carbono. La investigación china
está totalmente comprometida con este pasaje y está casi lista para trasladar
su trabajo de laboratorio a la producción industrial.
Entonces, ¿a quién recurre China para la cooperación
tecnológica? No a la Alemania. Como señala David Goldman de Asia Times, “El
impacto acumulativo de una serie de sanciones contra Rusia la ha empujado hacia
una alianza estratégica con China, incluida una estrecha cooperación con China
en telecomunicaciones 5G y R&D de semiconductores. La economía de Rusia
puede ser del tamaño de la de Italia, pero su cerebro es más grande que su
cuerpo: forma más ingenieros al año que Estados Unidos, y están muy bien capacitados”.
Y entonces, volvamos a nuestro “momento Sarajevo”. Pompeo
apretó el gatillo al Archiduque. La dinámica se ha puesto en marcha. Pero los
europeos seguimos estancados en el interregno que se cierne sobre Estados
Unidos, ya que los líderes europeos creen que Biden debe ganar y que la
“normalidad” debe restablecerse.
A principios del siglo XX, el intento de Gran Bretaña de
desmantelar las líneas de suministro mundiales, para preservar las suyas, y
privar a Alemania de sus vínculos externos, canalizó efectivamente las
resurgentes ambiciones alemanas hacia el Este, a través de las llanuras de
Europa, y finalmente a una ofensiva contra Rusia. Eso se terminó en guerra y
una depresión económica.
Hoy, los Estados Unidos exigen que Europa se separe de Rusia
y China, pero Estados Unidos ha entrado en una crisis interna, e incluso en las
mejores circunstancias, no puede sustituirse al eje asiático en la mayoría de
los campos tecnológicos. Sería un orgullo para Europa imaginar que puede
construir una nueva economía compitiendo con las dos grandes y sin su
cooperación estratégica tecnológica y diplomática. Para Europa, tratar de
mantenerse alejado de la actual “falsa guerra” como el Grand Panjandrum,
mientras espera que los contendientes tecnológicos se unan a ella, no es una
estrategia, sino más bien abonarse para la depresión.
Esta no es una gran perspectiva… para los pueblos de Europa
que están luchando, no con la quimera del imperio europeo, sino tratando de
manejar sus vidas en los tiempos difíciles del coronavirus. No se puede dejar
de notar que la política europea a nivel nacional es enteramente interna
(apertura de escuelas, restricciones ligadas a virus y economías en declive),
mientras que la distante Bruselas fantasea con construir un “imperio” europeo
más fuerte y más autónomo.
__________
Alastair Crooke es un diplomático británico, fundador y
director del Conflicts Forum. Ha sido
una figura destacada en inteligencia militar británica en “Military
Intelligence, section 6 (MI6)” y en diplomacia de la Unión Europea. Fue
galardonado con la muy distinguida Orden de San Miguel y San Jorge (CMG), una
orden de caballería británica fundada en 1818.
Fuente: Strategic Culture
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