La cloaca judicial
El juez no ha pedido ayuda ni informado a Anticorrupción, se ha pasado por el forro a su propia sala y se basa sólo en la declaración del ex abogado de Podemos y la destrucción del contenido de la tarjeta
El rábano del juez no tiene hojas por las que cogerlo. Es absurdo que Podemos se invente un caso de las cloacas habiendo tantos casos anteriores conocidos que podía utilizar como arma política. Menos sentido aún tiene que Iglesias autorizase a su equipo la filtración de documentos en los que salía muy mal parado. Así se lo hizo ver la Audiencia al juez en el auto de rectificación en el que calificaban sus argumentos de "meras hipótesis". Eso debió de dolerle y le salió el Hyde que lleva dentro.
La mera hipótesis del juez es que Iglesias se quedó la tarjeta telefónica de su asesora, Dina Bousselham, que recibió de manos del director de Interviú, para fingir una conspiración contra su partido. Según la mera suposición del juez, porque pruebas no aporta, la filtración sale de Bousselham que compartió los archivos con terceros y Pablo Iglesias lo sabía, pero denunció que era Villarejo en colaboración con Inda para hacerse la víctima del caso. Villarejo también tenía copia de la tarjeta, pero al juez le parece más plausible que los archivos los filtrara Podemos en lugar de Villarejo que es íntimo de Inda. Una teoría de la conspiración en la que la víctima de la conspiración se convierte en el conspirador contra los conspiradores. Ni Miguel Bosé, oiga.
Todo para sacar ventaja en las elecciones y (agárrense) "desprestigiar a Ok Diario". Perdonen que contenga la risa. No se puede desprestigiar lo que no tiene prestigio. A ver si lo he entendido. Iglesias le da munición a Inda para que Inda le ataque con el fin de utilizarlo después para atacar Inda. Pero, alma de cántaro, Inda no necesita a nadie para inventar bulos con los que atacar a Iglesias. Ahora la risa ya no puedo contenerla. Sería gracioso si no fuera tan grave. Tan inconsistente. Tan sospechoso.
A Iglesias lo manda a los leones. La sala del Supremo que decidirá si le imputa está presidida por el juez que se negó a imputar a M. Rajoy en el caso Gürtel y que le permitió mentir en su declaración. El Supremo está controlado por los jueces conservadores gracias al bloqueo inconstitucional del PP, que colocó allí a sus amigos para que le afinaran las sentencias. El Supremo está presidido por Carlos Lesmes, muy cercano a Aznar, que la semana pasada se la lió al gobierno con el asunto del rey. No debió de gustarle la propuesta de Unidas Podemos de quitarle el poder de decisión a los magistrados con mandato caducado como el suyo y va a demostrarles quién manda aquí. Mandan jueces que hacen política cuando la política no hace lo que ellos mandan.
El juez García-Castellón, por cierto, regresó a la Audiencia con Rajoy después de un dorado retiro en Italia, para ganar mucho menos y trabajar mucho más, justo cuando empezaban los juicios a los populares. Ahora tiene entre manos la Kitchen. Ha imputado a Fernández Díaz, a petición de la Fiscalía. No hacerlo hubiera sido injustificable. Veremos si hace lo mismo con Cospedal y el Barbas, a los que apuntan todas las grabaciones, o si deja que sus nombres se hundan y desaparezcan en la cloaca judicial
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