Un informe de la Fundación Rosa Luxemburgo analiza las
relaciones entre los grupos ultraderechistas que forman el movimiento
antifeminista en España y los discursos que utilizan .La racialización de la
política sexual es una de las estrategias más peligrosas.
Beatriz Asuar Gallego
El feminismo se alzó como un dique de contención ante el avance de la extrema derecha en España. Se apeló a esto porque tiene un potencial transformador no sólo para las condiciones de vida de las mujeres, sino sobre toda sociedad. Las últimas manifestaciones del 8-M y del 25-N llenaron las calles de ciudades de todo el país de mujeres y hombres contra las desigualdades y la violencia de género. Luchando contra el patriarcado, pero también defendiendo consensos y reclamando más avances y derechos. Pero este impulso generó una reacción que se ha ido haciendo más fuerte gracias a alianzas de los grupos más conservadores y neoliberales.
Las guerras de género: la extrema derecha contra el feminismo es un capítulo del informe elaborado por la Fundación Rosa Luxemburgo sobre la extrema derecha en España que aborda estas alianzas y la estrategia de la ultraderecha. El informe se publicará a principios de 2021 y lo ha coordinado el periodista Miquel Ramos. La periodista y doctora en Antropología Nuria Alabao ha sido la encargada de la parte de la que trata este artículo. "A veces el género se trata como si fuera algo accesorio a la ideología o se dice que se utiliza como cortina de humo para ocultar cuestiones más importantes como las materiales o económicas, pero no es así. Las cuestiones de género son profundamente materiales, tienen consecuencias directas en la vida de las personas y son centrales para la ultraderecha", comenta la autora a Público sobre el trabajo realizado.
En el último período electoral en España, desde las
elecciones andaluzas hasta las pasadas generales, Vox estuvo en el foco
mediático. En diciembre de 2018 el partido de extrema derecha entraba por
primera vez en un parlamento y, con ello, todo el movimiento reaccionario
comenzaba a ganar terreno. La victoria de Vox no fue de Santiago Abascal. Había
lazos tejidos desde hace muchos años que favorecieron un marco en el que destacó
especialmente la guerra al feminismo. El gran logro fue que consiguieron
ponerse en primera línea, alineándose con las extremas derechas más
reaccionarias del planeta y con fundamentalismos religiosos, agitando consensos
y lanzando propuestas que suponen un retroceso respecto a los derechos de las
mujeres y personas LGTBI.
Alabao identifica en el informe "cuatro tipos de
activistas antigénero": la jerarquía de la iglesia católica, las
asociaciones contrarias al aborto tradicionales, un nuevo lobby neoconservador
y los partidos de extrema derecha. Son actores diferentes pero que tienen una
agenda afín que va desde el matrimonio y la adopción para parejas del mismo
sexo al aborto, la educación sexual y de género, la gestación subrogada, la
violencia de género o las problemáticas transgénero y transexuales,
especialmente respecto al acceso a los servicios públicos de salud.
La mayoría son consensos consolidados que han llevado años
de lucha porque esto no es nuevo. Las alianzas de la extrema derecha contra el
género se remontan a hace casi dos décadas, aunque la lucha feminista venga de
mucho más atrás. En el informe se analiza el origen en el nacimiento de los
'neocón' que en España surgieron dentro del PP a partir del segundo Gobierno de
José María Aznar. Pablo Carmona, Beatriz García y Almudena Sánchez realizaron
un análisis de la era de Aznar en Spanish neocon. La revuelta conservadora en
la derecha española en el que destaca, como en el informe, el movimiento que
fue impulsado por medios de comunicación y que llegó a la sociedad civil.
Agitaron políticamente muchas cuestiones pero hubo una guerra abierta contra el
feminismo y llevaron la teoría a la práctica. Desde el gobierno de Esperanza
Aguirre, laboratorio de los neocón, se financiaron organizaciones
antiabortistas o religiosas integristas con dinero público.
La confrontación de los neocón creció durante el primer
Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, sobre todo entre 2005 y
2011, cuando se impulsaron leyes fundamentales para la igualdad de género: la
ley de matrimonio homosexual (2005), la reforma de la ley del aborto (2010), o
la Ley de Educación que incluía la educación sexual y la lucha contra la
homofobia en la escuela pública (2006). "La oposición a estas leyes generó
varias olas de movilización antigénero que consiguieron articular a todos los
movimientos diversos en manifestaciones masivas profamilia", señala el
informe.
¿Qué actores estuvieron implicados? Desde la Iglesia
católica a través de la Conferencia Episcopal y obispos a grupos como Hazte Oír
o el Foro Español de la Familia. Activistas antigénero que apoyaron al PP en la
campaña que le llevó a Mariano Rajoy a conseguir la mayoría absoluta. Pero
durante este mandato el segmento del neocón del PP empezó a perder relevancia y
las organizaciones ultras encontraron otro partido que representaban sus intereses.
"Vox nace del sustrato de aquella revuelta neoconservadora cuyo resultado
fue la fragmentación de la derecha contenida en el PP. El nuevo PP acabó
abandonando las batallas contra la reforma de la ley del aborto del PSOE y su
oposición al matrimonio homosexual. Esto significa que sector neocón y sus
propuestas quedarán marginados dentro del partido, lo que constituirá el
impulso definitivo para que de entre sus filas surgiesen elementos descontentos
que fundarán un nuevo partido, Vox", explica la autora.
Esta herencia es la que hace que Vox se diferencie de otros
partidos de extrema derecha como el Frente Nacional de Marine Le Pen. "En
un contexto de emergencia indudable de las extremas derechas en Europa Vox
supone una adaptación de estos partidos al contexto local. Sin embargo, es una
cosa intermedia entre estos partidos más renovados y los postfascistas de
Europa del Este al haberse alimentado de este ciclo generado por los neocón y
el conservadurismo tan fuerte", continúa Alabao. El auge de Vox y su discurso,
añade, tampoco puede entenderse sin articulistas que forman parte del
establishment mediático, youtubers como Un Tío blanco Hetero o foros abiertos
de internet como Forocoches o Burbuja.info desde los que se ha promovido el
antifeminismo de forma incesante en los últimos años.
La renovación del argumentario y el paraguas de la
'ideología del género'
La ultraderecha utiliza una retótica antifeminista y en
oposición a los derechos de las personas LGTBI, aunque han tenido que renovar
su lenguaje para "hacerlos más aceptables". La autora destaca como
Rocío Monasterio llega a decir que es parte del "feminismo español",
aunque sus mensajes tengan el mismo objetivo. Para Abalao es en el fondo un
"indicio" de que están intentando "dejar atrás los discursos más
agresivos para ampliar su base social, al mismo tiempo que se decantan por una
estrategia que pueda conseguirles votos de las clases más desfavorecidas, como
prueba la fundación de un nuevo sindicato vinculado al partido,
Solidaridad".
El concepto de 'ideología de género' es el paraguas usado
por la ultraderecha en todo el mundo para aglutinar el antifeminismo
Una de las claves para entender este movimiento es el
concepto de la "ideología de género", una terminología que surgió del
Vaticano en el año 2000 "como reacción al impulso que se estaba dando a
los derechos reproductivos de las mujeres a nivel internacional". El
informe también recoge que en España este concepto surgió por primera vez en un
documento de la iglesia católica del 2001 para denunciar intentos de
"cierto feminismo radical" de conducir a "la guerra de los
sexos" y en la presa a partir del 2004 con la etapa neocón. "Es uno
de los elementos discursivos más exitosos porque establece un marco compartido
con otras extremas derechas a nivel planetario –y con los fundamentalistas cristianos",
alerta la periodista.
La autora también destaca la Ley de Violencia de Género como
una de las batallas de género centrales. "Lo que hace aquí la ultraderecha
es darle la vuelta invirtiendo el análisis feminista de la realidad para que
parezcan que son los hombres las víctimas para agitar el consenso que hay en
torno a la violencia de género. Es un concepto muy difícil de romper pero juega
a agitar posiciones que son muy minoritarias pero en sectores muy
movilizados", valora a este medio. Todo esto responde a la estrategia de
promover la idea de que la violencia no tiene género basándose en falsedades
como el número de denuncias falsas: "También llegan a culpabilizar a la
inmigración. Abascal critica esta ley mientras se pregunta: ¿por qué no dan de
verdad seguridad a tantas mujeres que se encuentran al violador del ascensor o
a determinados inmigrantes ilegales?".
De aquí pasamos a otra de las claves: la racialización de la
política sexual, vinculando las cuestiones de género a la raza o las
migraciones, un discurso que también ha sido promovido por Donald Trump en
numerosas ocasiones. El objetivo es disfrazar su discurso para poder escudarse
en un 'los machistas son los otros'. "De esta manera, diciendo que
defienden los derechos de las mujeres y las personas LGTBI en contra de las
amenazas que suponen los hombres de origen no occidentales, o el Islam, buscan
legitimar o encubrir sus propuestas racistas más disruptivas", señala
Alabao. Esta es, de hecho, la estrategia que la antropóloga considera más
peligrosa porque no sólo es que sea mentira, es que tiene una vía de
crecimiento al apoyarse en el "malestar" de la sociedad y en el
"miedo a lo desconocido".
Con esto último, más la batería de propuestas antisociales
que lidera la ultraderecha en España, se busca recortar el propio Estado del
bienestar: "Todas afectarían más a las mujeres que soportan los trabajos
peor retribuidos, mayores tasas de temporalidad, parcialidad y pobreza. Cuando
empeora la vida de los de abajo, no hay que dudarlo, aumenta la desigualdad
entre hombres y mujeres".