Monedas compran palabras
ANÍBAL MALVAR
"Pere Aragonés salió escogido del Parlament después de
vociferar 'viva Cataluña libre". Con esta estilosa oración nos relata hoy
Víctor Mondelo, en El Mundo, la investidura del nuevo presidente catalán. No se
trata de una columna de opinión, donde la hipérbole y el exceso están más
tolerados por razones literarias. Es una información, más sujeta a la
objetividad. Pero qué objetividad ni qué lácteos. Contra el catalán y el
podemita, en nuestra vieja prensa madrileña, todo vale. Ya no hay pudores.
Pablo Casado y sus mariachis pistoleros de Vox gritan 'viva España' y nadie
escribe que vociferan, aunque vociferen (Ciudadanos ya ni suma suficientes
cuerdas vocales para vociferar). Estos no vociferan. Solo exaltan a la
sacrosanta patria.
A nuestra prensa conservadora ya no le satisface ponerse
quevedesca solo en sus diatribas opinativas, tipo Federico Jiménez Losantos, el
notable prosista Jorge Bustos, la siempre enfadada Isabel San Sebastián en ABC,
o el inefable Paco Marhuenda en La Razón. Ahora el descoque adjetival se ha
enseñorado de la información, y da un poco de pudor ver cómo estas viejas y
nuevas cabeceras van hundiéndose en un creciente ridiculismo panfletario. En
España no solo se echa de menos ya un partido razonable de derechas, sino
también un medio de derechas democráticamente digerible y legible. Su
pensamiento político no necesita anaqueles para conservarse, pues se ha ido
reduciendo a un muy manejable 'a por ellos' que puedes colocar en cualquier
sitio. Me diréis algunos que el 'a por ellos' supera en tres palabras toda la
obra de Sócrates, pero coincidiréis en que no es lo mismo.
En las televisiones viene pasando algo igual. El macarrismo
tertuliano va inundando también los informativos. Paradigmática es la
transformación creciente de tíos como Vicente Vallés, que en poco tiempo ha
pasado de manipuladorcete circunspecto a guiñol desaforado. Su negación
burlesca de que existieran cloacas del Estado mientras nuestros jueces
confirmaban su existencia puede considerarse su disco de oro, su obra magna.
Entre bulos y excesos verbales, la información ha ido
degenerando en crispación. Una crispación donde la poesía ha dejado de ser arma
cargada de futuro, porque ya no es poesía. Y es pena, pues los medios de
derechas tienen muchos más recursos económicos que nosotros (humildes
escarbadores digitales) para investigar asuntos de enjundia. Pero, claro, es
que la corrupción española es mayormente de derechas (borbónica, pepera y
psoísta), y no va uno a ir escribiendo periódicos que molesten a los amiguetes.
Sobre todo si tienen poder y pasta.
Porque hasta en esto del desbrague literario hay clases.
Parece ser que el próximo conseller de Economía de la Generalitat catalana será
Jaume Giró, a quien el ABC saluda como si no fuera catalán (o sea, sin
descalificación). "Aragonés apuesta por la cordura con Jaume Giró como
conseller", titula el torcuatiano diario aunque no lo creáis, espeluznados
lectores. Sí, hay un catalán bueno ahí fuera, nos viene a decir la prensa
diestra. Pero es que, claro, el tal Giró fue el hombre de Antonio Brufau en la
presidencia de Repsol, y durante años el protegido de Isidro Fainé en La Caixa.
Palabras mayores. Monedas que compran palabras. Intocables del Ibex 35, por
mucho que se integren en un gobierno dispuesto a seguir desarrollando su
procés.
Otra vez en El Mundo, Martí Saballs nos ofrece un perfil muy
atinado de Jaume Giró, y nos hace una pregunta que sin duda tendrá inquieta a
la Brunete mediática: "¿Estará la Caixa y su control en la mesa de las
negociaciones de Sánchez con el independentismo?". Que alguien traiga
urgentemente a Miss Marple y a Colombo, que aquí ya hemos cambiado todas las
neuronas por garrotes. ¡Viva la banca!, vocifero.
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