jueves, 8 de septiembre de 2016

Brasil.-La narrativa novelizada del impeachment a Dilma Rousseff.



08-09-2016

Los medios brasileros construyeron una narrativa novelizada del impeachment

Brasil de Fato


Y de repente, la profecía autocumplida se cumplió. “El PT deja el gobierno después de 13 años” es la frase-slogan de triunfo de un grupo político 4 veces derrotado en las elecciones y estampado en este 31 de agosto de 2016 en el sitio de Globo, dejando claro lo que estaba en juego en el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff.

La operación jurídico-mediática que viabilizó el impeachment también explicitó un hecho conocido: el negocio de los medios brasileros no es el periodismo ni las noticias, es la construcción de crisis, inestabilidad y “normalidad”. Es lo que podemos llamar también novelización de las noticias y una tentativa exhaustiva de “dirección de realidad”.

Fue lo que vimos desde el editorial del 1º de enero de 2015 de O Globo, que daba un ultimátum a la entonces presidenta Dilma Rousseff, electa por 54 millones de votos: “Margen de error para Dilma quedó estrecho”, y más tarde en los editoriales de Folha de S. Paulo y de Estadão que pedían sin rodeos el impeachment y la destitución de la presidenta. Los periódicos y los medios en unísono hablando de una economía “en coma”, desempleo, insatisfacción de la FIESP, de los empresarios, de los ricos y de la clase media en revuelta.

En este período, vivenciamos un Brasil apocalíptico diario con los vaciamientos de Lava Jato, prisiones coercitivas, delaciones premiadas en serie y primicias-bomba lanzadas en operaciones articuladas entre el poder judicial, la policía y su brazo comunicacional, los medios. Una narrativa histérica, novelizada y en trance, produciendo tempestades emocionales que anunciaban el “Juicio Final”, expresión retomada por el Estadão en su editorial del 31 de agosto celebrando la profecía anunciada de la destitución de la presidenta de Brasil.

La tempestad mediática fue calibrada y modulada, su velocidad e intensidad fue dirigida, siendo desacelerada a partir del día 13 de mayo de 2016, con Dilma ya alejada por el rito del impeachment. En el día de asunción de Michel Temer como interino, la narrativa mediática en un pase de magia se transformó, y ya el editorial de O Globo profetiza en sus páginas el retorno a una súbita normalidad: “Optimismo con el nuevo tono del Planalto”.

Las primicias-bomba desaparecen o disminuyen, la histeria y el alarmismo da lugar a una prensa de “pacificación” simbólica, como las operaciones “pacificadoras” en las favelas cariocas. Producción de un discurso de seguridad artificial y que “calma” a electores, empresarios, “calma al mercado” y dice que “ahora” todo está bajo control con la llegada de un “operador político” confiable.

Todas las acciones de desmonte del interino Michel Temer fueron saludadas por Globo en los cuadernos de Opinión, Economía, Editoriales, como primicias positivas, a ser celebradas: “La acertada suspensión de Ciencia sin Frontera”, “Conozca los absurdos que aún sobreviven en la CLT”, “La crisis fuerza el fin injusto de la enseñanza superior gratuita” fueron algunos titulares de lavado mediático del desmonte y cambio abrupto del programa rubricado en 2014 por las urnas.

En continuos “actos fallidos” y después de llamar a Temer “Presidente electo”, O Globo se adelanta al juzgamiento en el senado y llama a Dilma como “ex presidente” antes mismo de que el Senado la hubiera juzgado.

Sintomáticamente, en el día en que la presidenta de Brasil estaba siendo juzgada y hacía su defensa durante 14 horas seguidas, respondiendo sobre actos fiscales, economía, política, relaciones internacionales, programas sociales, la Red Globo enseñaba a cocinar y fritar huevo y a continuación exhibió la película “El hada de los dientes” como si no tuviesen “nada que ver” con todo el proceso.

Una decisión no simplemente “comercial”, ya que interrumpieron su programación y transmitían en pleno domingo la sesión que admitió el impeachment de Dilma en la Cámara de Diputados, dando voz a los hombres más rabiosos y los más retrógrados del parlamento. Ya el discurso de defensa de la Presidenta en el Senado fue simplemente ignorado por el canal abierto con mayor incidencia en la opinión pública, en un momento histórico y decisivo para Brasil.

Si un impeachment no es importante, ¿qué sería entonces un hecho periodístico? Se ignora la vida de la polis, se ignora el hecho de que los canales abiertos constituyen una concesión política. Éste es el poder de los medios en Brasil, amplificar o silenciar los hechos. Decir qué es y qué no es lo importante.

La novelización de la crisis
La novelización de la crisis, su amplificación, espectacularización, produjo una telenovela de lo real en la TV, en los editoriales, en los titulares de los periódicos y las revistas de la gran imprenta, explicitan así el devenir de los medios en partido, actuando como una de las grandes fuerzas de desestabilización política y de construcción de personajes y escenarios.

La performance admirable de la presidenta delante de sus acusadores, durante 14 horas, recibió de O Globo el sello de un personaje construido. En el editorial del día 31 de agosto y en los comentarios de Globo News, poco importaba el hecho, el juicio de valor ya estaba consensuado: “en la extensa parte de la sesión en que respondió las preguntas y críticas de los senadores, fue la Dilma de siempre: irritadiza, autoritaria, confusa”.

El editorial se apura a descalificar el “fantasioso “golpe parlamentario”” sustentado en una ficcional trama urdida en los resquicios del TCU, del cual se valió Eduardo Cunha para chantajear a la presidenta” y califica su propio texto como “el fiel resumen de lo que fue el embate de estos ocho meses”.

En los últimos 13 años, fuimos sometidos a una tempestad semiótica y cognitiva, una operación de ajusticiamiento mediático en tiempo real. Teniendo como eje al PT, un ex presidente y una presidenta, Lula y Dilma, los movimientos sociales y de izquierda, los activistas presentados como vándalos, matones, black blocs, la construcción de enemigos públicos número 1, que encarnan de forma alternada, pero constante, el lugar del mal a ser extinguido, depuesto, reprimido. Este linchamiento mediático, difamación, destrucción de reputaciones, exposición de la vida privada prepara el terreno para la aceptación de prácticamente cualquier maniobra jurídica o parlamentar en una operación vinculada.

La política es demonizada y se construye un campo negativo en el que líderes, militantes partidarios, activistas, el campo cultural comprometido, son vistos con sospecha, como “profesionales de la política” distintos del ciudadano “común”, pensado en la condición de platea o hincha. Esta estrategia mediática de polarización produce un debate pautado por la lógica de hinchadas de fútbol, con base en la intolerancia y en el odio, en la retórica de “nosotros” y “ellos”, los que tienen que ser vencidos.

Nosotros, los ciudadanos, los indignados, los espontáneos, y ellos, los militantes, los rojos, los “profesionales” de la política, los que tienen intereses, los aparateados, aquellos en los que no podemos confiar. Ése es el lugar del activismo en los titulares.

Esta polarización reductora, ya experimentada en las elecciones de 2014, llegó a su cúmulo con las infografías de los periódicos que presentaban la explanada de los Ministerios de Brasilia dividida en dos “alas” (contra y a favor del impeachment) por un muro, en la votación de admisibilidad del impeachment en la Cámara de Diputados el 17 de abril de 2016 y en la votación del Senado. Un “muro” que pasa a ser visto no como una aberración, sino como parte del paisaje de confrontación.

Manifestaciones conservadoras

Las manifestaciones conservadoras en las calles tuvieron comandos mediáticos activos que crearon un ambiente no simplemente para legitimar el impeachment, sino para acciones de persecución a los movimientos sociales: pedidos de prisión por el PSDB y DEM contra Guilherme Boulos, líder del MTST, asesinato de liderazgos del MST y de indígenas, demonización de los “rojos” y emergencia de un discurso fascista, con portavoces en el parlamento, en los medios y entre el empresariado.

La demonización del “otro” fue materializada en un muro metálico que dividió la explanada de los Ministerios en dos, delimitando territorios en una guerra de hinchadas que respondía a un comando de escenarización. Un “politicódromo” para la transmisión en vivo por TV. El escenario fue montado para un espectáculo callejero, de conmoción y mediatización de un proceso político teniendo como combustible un discurso simplificado y selectivo en torno a la corrupción.

“Nosotros” los indignados, y “ellos”, los corruptos, ésta es la operación que viene siendo construida a largo plazo y que suponíamos que había llegado al paroxismo en las elecciones de 2014. Pero fue ahora que se consumó como golpe parlamentar, jurídico y mediático.

En un momento de crisis económica e insatisfacciones difusas, la demonización del otro encontró eco en una clase media conservadora, que desde 2014 asumió y resignificó como forma de distinción el discurso del racismo, del preconcepto contra minorías, la defensa de privilegios de clase y grupos, todo eso travestido en combate a la corrupción y al petismo.

El mismo proceso mediático que demonizó a Lula y Dilma, popularizó figuras como Eduardo Cunha, Aécio Neves y al propio Michel Temer. ¿Dónde están los titulares, los editoriales, la indignación, las brigadas anticorrupción a cada revelación del Lava-Jato que involucra al campo conservador?

El efecto mediático también coprodujo un ejército de trolls en las redes, la polarización exacerbada entre derecha e izquierda, discursos de odio, una derecha ostentosa que salió del closet corajuda por la demonización y elaboró sus propios medios: Revoltados On Line, Tv Revolta, las páginas del Movimento Brasil Libre (MBL), entre otras se tornaron la caricatura de un gran medio, un espejo amplificado que reflejó la nueva cara de la derecha y que tomó para sí las formas de acción, protestas, estrategias lingüísticas, mimética, que fueron durante décadas la marca de las izquierdas.

Guerrilla mimética
El golpe produjo esta nueva economía de los medios, una guerrilla mimética y nuevas narrativas. Cientos de nuevas iniciativas de medios libres en todo Brasil que están disputando las redes, las calles desde las manifestaciones de 2013. De forma activa e inédita, a punto de no distinguirse más de la propia fuerza de las calles, vimos emerger un conglomerado mediático caliente, afectivo, posicionado, como Media Ninja, Jornalistas Livres, Revista Fórum, blogueros, youtubers, artistas activistas como Gregório Duvivier, entre muchos otros, que expresan una indivisión entre medios y activismo, afectos, produciendo un cambio de lenguaje, en contraste con el ambiente “profesional” y “objetivo”, “aséptico” de las grandes corporaciones mediáticas. Desde 2013, los mediactivistas descifran el componente afectivo, intempestivo de las redes, con las emisiones en vivo, streamings, la viralización de memes, fotografías, posts, textos, afiches, producidos por los propios manifestantes y mediactivistas.

Operaciones de choque, disputa narrativa, procesos de subjetivación, que dejan los rastros de cientos de cinematógrafos activistas, fotógrafos “amadores” en las imágenes y en las narrativas, que se tornan también “historias de vida”.

Este proceso resultó en un flujo, una onda, un enjambre, una multitud-mediática que fue decisiva para la construcción de una narrativa victoriosa de que el proceso de impeachment fue en verdad un golpe parlamentar.

La destitución política de Dilma y la interrupción del ciclo de democratización de Brasil precisó de un operador jurídico-administrativo, un “crimen de responsabilidad”, un crimen de “gestión” sin acto criminal determinado que sin embargo sirvió de pruebas para sacar a su grupo de poder, pero la narrativa del golpe también se tornó victoriosa con el #NãoVaiTerGolpe y el #ForaTemer que se replicó por los medios internacionales.

Pero, al final, ¿quién precisa al gobierno?


Los pobres, las minorías, el ciudadano común, todos los que dependen de infraestructura instalada, de la protección de los derechos, de un Estado que asegura el mínimo: vivienda, salud, educación, cultura, jubilaciones.

Es un hecho que el golpe jurídico-mediático tornó superfluo, como fuerza simbólica, al gobierno de Michel Temer. Precisan de él apenas como un operador del desmonte de un programa y la instauración de otro ciclo conservador y autoritario en Brasil, que comienza con una mancha de origen: la deposición de una Presidenta de la República en un proceso kafkiano y sin crimen. Es que, después que prefiguraron el apocalipsis, las elites precisan apenas de un presidente servil e invisible para volver a la “normalidad”.

Estamos viviendo simultáneamente el fin de un ciclo, pero también la emergencia de un nuevo ciclo de luchas y combates, en que tendremos que volver a defender los derechos más básicos que pensábamos conquistados, “éste golpe es machista, racista, misógino, homofóbico contra todas las minorías y contra los brasileros y brasileras” como acusó Dilma Rousseff en su discurso de despedida, pero también nos libera, con la instauración de un tiempo de excepción, para la desobediencia civil, la experimentación y la imaginación política.

La política fue secuestrada por una casta. El odio de la política viene de su separación en las calles, de los modos de ser y de lo cotidiano. Uno de los más increíbles efectos colaterales de esta crisis es haber colocado la política, lo político en la plaza pública. El ciclo de las manifestaciones de 2013 y el proceso del impeachment colocaron a la política al ras del suelo, el contragolpe habiendo formado un Frente de Diversidad, amplio, general e irrestricto y producido una guerrilla semiótica y una mimética, una diversidad de medios y de lenguajes ingobernables.

Ivana Bentes es profesora e investigadora de la Escuela de Comunicación de la UFRJ y autora de Mídia-Multidao: estéticas da comunicaçao e biopolíticas.
Traducción: Lucas Benielli Fuente: https://brasildefato.com.br/2016/09/02/midia-brasileira-construiu-narrativa-novelizada-do-impeachment/

lunes, 5 de septiembre de 2016

La Galicia de Feijóo , un balance en negativo .



Siete años de 'reinado' de Feijóo: 56.000 parados más y 700.000 pobres


  Juan Oliver .

Hace unos cuantos meses, el presidente de la Xunta se encontró en un acto público con un ex trabajador de la Televisión de Galicia, a quien conocía porque había sido corresponsal en el extranjero y porque había dirigido y presentado uno de los informativos más importantes de la cadena. En las distancias cortas Feijóo suele ser amable y cortés, así que se dirigió a él:

-Hombre, Pedro [es un nombre falso para preservar la identidad del periodista], ¿cómo te va?, ¿a qué te dedicas? –le interrogó en tono cordial. No sabía que el informador había sido despedido, como otros cientos de compañeros que perdieron su empleo en la cadena pública durante su mandato.

- Me dedico a buscar trabajo, presidente –le respondió. Feijóo se quedó helado.

- Esto me pasa por preguntar –se lamentó.

Durante los siete años y cinco meses de reinado de Feijóo en la Xunta, el paro ha subido en la comunidad en más de 56.200 personas, según los datos de la Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística. La tasa de desempleo ronda el 17,7%, por debajo de la media española pero cinco puntos más que cuando el líder de los populares gallegos tomo posesión de su cargo en abril del 2009.

Es cierto que en la última legislatura el desempleo ha registrado un incipiente descenso, pero también lo es que buena parte de esa caída se debe a la emigración forzada de miles de personas que han tenido que buscarse la vida en el extranjero. Especialmente los más jóvenes, que han visto cómo desde que Gobierna Feijóo la tasa de paro juvenil crecía 13 puntos, para situarse en el 43,7%.
Durante su estancia en Monte Pío se han destruido más de 38.000 puestos de trabajo en Galicia
El 2 de agosto, al día siguiente de anunciar que adelantaba las elecciones, el líder del PPdeG aseguró que la economía gallega estaba “fortaleciéndose”. La afirmación no se sostiene. La situación no resiste ninguna lectura positiva, por más que se empeñen quienes, como él, aseguran que la crisis ha pasado. Durante su estancia en Monte Pío (la residencia oficial del jefe del Ejecutivo autonómico) se han destruido más de 38.000 puestos de trabajo: en abril del 2009 había más de un millón de afiliados a la Seguridad Social y hoy apenas superan los 977.000.

Cuatro años después de que la reforma laboral abriese las puertas a los despidos masivos y baratos, siguen ejecutándose expedientes de regulación de empleo (ERE). El año pasado se vieron afectados por ellos más de mil trabajadores gallegos. Y la cifra subirá este año, ya que sólo entre enero y junio ya han perdido su empleo en un ERE más de 900 personas.

Mal dato para enfrentar unas elecciones en apenas tres semanas. En campaña y en precampaña, Feijóo jugará la baza de que tiene la economía controlada. Pero no podrá evitar que la frialdad de las cifras rebata su estrategia de vender optimismo y buena gestión. El número de desempleados y de personas inactivas en edad de trabajar (1,3 millones) supera con creces al de las que tienen un empleo (poco más de un millón). De los 195.000 parados registrados en el Servicio Público de Empleo Estatal, sólo 94.372 cobran una prestación, un subsidio o una renta de integración social. La tasa de riesgo de pobreza, según las cifras oficiales, ha crecido 1,1 puntos desde el 2009 y se sitúa muy por encima del 25%. Más de 700.000 gallegos están en riesgo de exclusión social, es decir 30.000 más que cuando Feijóo llegó al poder. De ellos, 56.000 son menores de diez años, y 36.000, ancianos mayores de ochenta.

Galicia no es país para viejos. Aquí se cobran las pensiones más bajas de España: 868 euros de media la prestación contributiva por jubilación, 355 euros la no contributiva, 390 la de invalidez no contributiva, 540 la contributiva de viudedad... La media: 764,17 euros al mes. Sólo en Extremadura se recibe menos.

A pesar de eso, el déficit de la Seguridad Social no para de crecer en la comunidad. No es competencia autonómica, pero la brecha entre ingresos y gastos se ha ido agrandando en los últimos años y ya ronda una media mensual de 400 millones en números rojos. A este ritmo, la diferencia entre lo que se ingresa por cotizaciones sociales y lo que se paga en pensiones superará los 4.000 millones al final del ejercicio. Casi la mitad del presupuesto de la Xunta para el 2016.
Tanto quienes viven de un sueldo como quienes trabajan por cuenta propia han visto como Galicia se convertía en terreno abonado para la explotación y los sueldos bajos
Quienes están en edad y condiciones de trabajar, y además tienen la suerte de tener un empleo, tampoco lo tienen fácil. En los últimos años ha habido un brutal proceso de destrucción de buena parte del tejido productivo, especialmente en las zonas del interior. Al margen del crecimiento constante del gigante Inditex, en sectores como el financiero, el textil, el auxiliar del naval y del automóvil (la empresa más grande de Galicia es la factoría de Citroën en Vigo), la pesca y la ganadería, la crisis ha asolado comarcas enteras. Constructoras quebradas, explotaciones ganaderas abandonadas por falta de rentabilidad, polígonos industriales convertidos en desiertos de hormigón, miles de oficinas bancarias cerradas por culpa de las fusiones de cajas y la bancarrota de entidades financieras... Tanto quienes viven de un sueldo como quienes trabajan por cuenta propia han visto como Galicia se convertía en terreno abonado para la explotación y los sueldos bajos, ante la sobreoferta de mano de obra y los recortes de derechos de la reforma laboral de Rajoy.

El salario medio en Galicia cuando Feijóo fue investido presidente era de 18.815 euros brutos al año. Hoy se ha reducido a 18.758 euros. Si se aplica la variación del índice de precios al consumo, la caída es aún mayor: en siete años y cinco meses, los trabajadores gallegos han visto mermada su capacidad adquisitiva en un 6,2 %. El gasto medio por hogar ha caído más del doble: un 14%. Y con el consumo interno estancado, ni siquiera la depauperación extrema de las condiciones laborales han mejorado la competitividad de las empresas. En el 2013, según el INE, había 85 compañías con más de 500 trabajadores. Hoy rondan el medio centenar.

Probablemente, Feijóo y sus asesores construirán para su campaña un discurso que eluda explicar todo lo anterior, vendiendo el humo de una mejora inexistente y de una administración de la cosa pública supuestamente exitosa. De hecho, ya han dado algún indicio de por dónde van los tiros. El pasado 11 de agosto, diez después de anunciar el adelanto electoral, el Diario Oficial de Galicia anunció la creación del Observatorio Galego da Dinamización Demográfica, una promesa electoral del 2009. La institución ni siquiera ha nombrado a sus vocales, ni tiene página web, ni trabajadores adscritos. Pero servirá para decir que el PP ha hecho algo contra la crisis demográfica de Galicia, una de las regiones europeas más envejecidas y con peores tasas de natalidad y fertilidad. Desde que Feijóo es presidente la población gallega ha disminuido en 33.000 personas, sin contar la emigración, y el saldo vegetativo de la comunidad (la diferencia entre las tasas de nacimientos y muertes) ha pasado del 1,8 por mil al ­5,1 por mil.

  Ver texto

 http://www.publico.es/politica/siete-anos-reinado-feijoo-38.html

domingo, 4 de septiembre de 2016

Golpe neoliberal en Brasil.



Las motivaciones económicas detrás del golpe neoliberal en Brasil

CELAG


Semana aciaga para la democracia en Brasil y en toda la región. Se consumó el golpe contra el gobierno de Dilma Rousseff. Es un golpe contra la democracia. Es un golpe contra los gobiernos del “Partido dos Trabalhadores” (PT) que consiguieron reducir la pobreza extrema en más de un 63%. Es indudablemente un golpe motivado por fuertes razones económicas, pero también es un “golpe racista, misógino y homofóbico” como la propia mandataria reflejó en su discurso ante el Senado. Es un golpe de la élite contra las mayorías. Brasil, ese gigante que durante tantas décadas padeció el hambre, la miseria y las desigualdades heredaras del inefable pasado colonial, que comenzó a despertar de su pesadilla en 2003 con la llegada al poder del PT, y que ahora ve truncarse su sueños de poder cerrar sus venas abiertas por culpa de la voluntad egoísta de unas élites ligadas al capital transnacional.
El siglo XXI supuso para la región un nuevo aroma que hacía demasiado tiempo que no se respiraba. La larga y oscura noche neoliberal acababa. Venezuela, Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Paraguay… una ola de cambio recorría la región. Esto se tradujo en avances indudables en los indicadores sociales (sanidad, educación, pobreza, desigualdad…) y en muchos casos también institucionales. Los cambios eran urgentes, porque el paciente entraba en el nuevo siglo en estado de coma. Las recetas muy diferentes de aquellas aplicadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM). Aquellas siempre se han mostrado efectivas para el beneficio de las élites y el empobrecimiento de las mayorías.
Pero no es objeto de este texto hacer un mapa del estado de situación en la región y debatir sobr la tesis del supuesto cambio de ciclo. El objeto es centrarnos en Brasil, y concretamente en la propuesta económica que empuja hacia el golpe en Brasil y nos ayuda a entenderlo. Para esto tenemos que volver la mirada atrás un poco hacia atrás.
En primer lugar, como ya se ha dicho, los logros sociales y económicos de los gobiernos del PT son incuestionables. Estos logros sociales se fundamentaron en un aumento de la capacidad redistributiva del Estado, esto a través de una gran cantidad de programas sociales y el fuerte aumento de la inversión social. Sin embargo, la distribución primaria del ingreso no se modificó, pero como el pastel era cada vez más grande, aunque el Estado sacara una buena parte del mismo y lo destinara para mejorar las condiciones de vida de la mayoría, las élites económicas también veían aumentar sus ingresos sin ver en peligro sus privilegios. Así funcionaba el pacto interclasista con el beneplácito del Estado.
En segundo lugar, la ruptura de este pacto se produce con el segundo mandato de Dilma, donde el desencadenante fue la menor disponibilidad presupuestaria. Esta reducción de recursos se presenta en forma de dilema dicotómico. A menores recursos caben dos opciones: 1) quitar a las grandes mayorías y que sean ellas las que soporten el peso de la restricción presupuestaria al más puro estilo neoliberal, o 2) apostar a que sean las élites privilegiadas y adineradas las que soporten con mayor fuerza el ajuste.
¿Por qué salida apostó la presidenta Dilma Rousseff? Pues en un primer momento intentó alargar el pacto con las élites y fruto de ello, entre otras cuestiones, fue la designación como Ministro de Economía de Joaquim Levy, que entró en el gabinete el 1 de Enero de 2015. La prensa opositora lo tomó bien porque esa entelequia que son los mercados decían estar contentos con la apuesta. El resultado tras conocerse esta designación fue la fuerte subida de la bolsa brasilera (la mayor en los tres años anteriores) y el fortalecimiento del Real frente al Dólar estadounidense. Por su parte, en este momento, el lobo con piel de cordero del PMBD celebraba esta reorientación y su recompensa en el Gabinete que pasó de 5 a 6 miembros del partido. El pacto con el diablo parecía funcionar, al menos para mantener contentas a las élites.
Sin embargo, las disputas no tardaron en saltar a la luz, ya que esta reorientación suponía romper con los postulados clásicos del PT. El pacto con la ortodoxia exigía cada vez más ajustes. El detonante se dio en la controversia entre la presidenta Dilma y Joaquim Levy con uno de los programas sociales estrellas del PT, el programa Bolsa Familiar[1]. Finalmente, a menos de un año desde su llegada, concretamente el 17 de diciembre de 2015 se hacía oficial un secreto a voces, la salida de Joaquim Levy del Ministerio de Economía. Ese día, los “mercados” mostraron su descontento. La bolsa brasilera cayó un 2,14% y el Real cayó fuertemente frente al Dólar. Aunque la salida se produjo el 17, las discrepancias venían de mucho antes por la apuesta de la presidenta por la otra salida, aquella que apostaba porque fueran los que más tienen, los que soportaran la restricción presupuestaria. Fruto de esto fue el inicio del proceso de impeachment el 2 de diciembre de 2015. Es decir, el detonante para la activación fue la elección del camino contrario a los intereses de las élites económicas. Las cartas se iban poniendo sobre la mesa. O Dilma Rousseff aceptaba el pacto (chantaje) o la sacarían por cualquier medio de la presidencia.
Para esa fecha, Joaquim Levy ya había cumplido su función. Iniciar una fase de shock económico que además de promover fuertes ajustes, elevó la inflación por encima del 10%, algo impensable un año antes. Las condiciones estaban dadas para que el FMI y el Banco Mundial se unieran al festín. Y por cierto, desde finales de 2015 Joaquim Levy también era Director General y Director Financiero del Grupo Banco Mundial.
Pero aún faltaba el toque de complot de los capitales internacionales. Para esto el FMI fue reduciendo progresivamente las proyecciones de crecimiento de Brasil hasta convertir la situación de la economía brasilera en una gran recesión que no levantaba cabeza. Cuando iniciaba el proceso de impeachment el FMI anunciaba una recesión del PIB de Brasil del 3,8%, mientras que la CEPAL decía en el mes de abril que la caída del PIB sería del 0,9%. El shock, si no es real, debe ser inducido. Sin embargo, tras la llegada provisional al poder de Temer en Abril y con la revisión que hizo en julio el FMI de la economía brasilera, corrigió la caída del PIB para este año al 3,3% debido “a que el desempeño de la economía brasileña en el primer semestre ha sido mejor de lo previsto, y con ello se prevé que la contracción anual será menos drástica de lo que se había pensado”. Además, el FMI también mejoró las previsiones de crecimiento para el 2017, pasando de un crecimiento nulo a un crecimiento estimado del 0,5%. Con esto, se quería evidenciar que el primer paquetazo de Temer tenía rápidamente efectos positivos sobre el crecimiento. Eso sí, por supuesto que obviando las condiciones de vida de las grandes mayorías, la calidad democrática, y cómo no, comparándo con las previsiones anteriores que el organismo había lanzado para desacreditar el desempeño económico del ejecutivo de la presidenta Rousseff. Si finalmente la economía brasilera cae “sólo” el 2%, incluso más de lo que auguraba la CEPAL a comienzos de año, será un supuesto éxito de las políticas temerarias del nuevo ejecutivo en comparación con las previsiones catastrofistas del FMI.
Pero ¿en qué consisten estas medidas económicas del Gobierno de Temer?. El primer paquetazo ha consistido en un fuerte impulso de las privatizaciones de todo aquello que era rentable para el Estado, y por tanto, para la sociedad brasilera. Comenzó por el sector eléctrico, donde se están privatizando más de 200 pequeñas empresas que además de rentabilidad cumplían la función social de llevar electricidad a la mayoría de lugares del país. Las privatizaciones también han llegado a las empresas de transporte y a las de gestión aeroportuaria y portuaria. Otras instituciones públicas se abren a una mayor participación privada como el Seguro de Caixa Económica Federal o el Instituto de Reaseguro de Brasil[2]. Y por supuesto, en la puja por el expolio, no podía faltar la nueva joya de la corona brasilera, los grandes yacimientos petrolíferos del presal.
No sólo están en venta los activos del país. Sino que toda la inversión social, aquella que ha conseguido los tan importantes avances sociales en términos de reducción de la pobreza y la desigualdad o acceso a la educación y la sanidad, también está sufriendo el ajuste. Desde que Temer ocupó de forma provisional la presidencia, expuso su voluntad de eliminar el fondo creado para invertir los ingresos petroleros en educación, en julio eliminó las prestaciones de la Bolsa Familia excluyendo a 10 millones de familias de dicha ayuda. Y esto sólo fueron algunas de las cosas realizadas durante el interinato antes del 31 de agosto. Ahora, ya consolidado el golpe, ha lanzado nuevos recortes en derechos laborales y pensiones, recortes para la salud, donde el ajuste para el próximo año se espera que llegue casi al 40%. Sin embargo, a pesar de todos estos recortes, el déficit público en 2016 según el propio ejecutivo de Temer será de $48.000 millones, mucho más alto que los $27.286 millones de déficit en 2015, que supuestamente era intolerable y motivado por el supuesto despilfarro del dinero público en las medidas de protección social.
Quienes son los ganadores y quienes son los perdedores con el golpe están claros. Cuales son los intereses de los ganadores también. Como dijo Dilma, “la historia será implacable con los que se creen vencedores”. Dilma Roussef sobrevivió a las torturas y vejaciones de un régimen militar, seguro no se arrodillará ante los atropellos de unas élites corruptas que para nada gozan del apoyo popular. El golpe contra la democracia en Brasil es un golpe del capital, intolerante con aquellos gobiernos que piensan en las mayorías por sobre las élites. El neoliberalismo ha vuelto en forma de golpe.
 Notas:
[1] El Programa Bolsa Familiar beneficiaba a casi 60 millones de pobres proporcionando una ayuda financiera para cubrir las necesidades básicas de las familias.
[2] Para un mayor detalle de la primera oleada privatizadora ver Serrano, A. (2016). “Brasil en rebajas” publicado en http://www.celag.org/brasil-en-rebajas/ publicado el 19 de Julio de 2016.
Fuente: http://www.celag.org/el-neoliberalismo-detras-del-golpe-en-brasil/

sábado, 3 de septiembre de 2016

El ‘Brexit’ complica el disimulo de una crisis largamente arrastrada.




El eje franco-alemán ¿existe?

03/09/2016  

 La Vanguardia.
Durante muchos años una Alemania que veía en Europa la única posibilidad de recuperar su soberanía y una Francia que temía dejarla sola formaron en común el gran eje de interés básico de la Unión Europea. Eso ya no es así desde que Alemania superó aquel hándicap con su reunificación nacional y comenzó a proyectar su soberanía sobre el conjunto. Desde entonces, se disimula el divorcio que la crisis financiera del 2007-2008 certificó con toda claridad.
La canciller, Angela Merkel, y el presidente, François Hollande, continuaron disimulando ese dato esencial en su encuentro de ayer en Evian, dedicado a discutir sus últimas diferencias: sobre el Brexit, cómo administrar la primera salida de un país del club vía un referéndum que puede ser contagioso, especialmente en Francia, y qué hacer con las negociaciones del polémico tratado comercial con Estados Unidos (TTIP por sus siglas en inglés). No hubo mención a ninguno de los dos temas, en su declaración final sin preguntas ante la prensa, más allá de la promesa de una agenda “ambiciosa” para la cumbre de Bratislava del día próximo día 16 que lidiará con el Brexit.
Disimular el divorcio resulta cada vez más difícil. La política económica alemana perjudica a media Europa, porque es imposible generalizar el excedente exportador de Berlín. La consecuencia es que por doquier asoma como factor político lo que el desaparecido politólogo francés Franck Biancheri anunció en 1998: los nietos de Pétain, Hitler, Mussolini, Horthy, Pilsudski y otros protagonistas de la Europa parda de preguerra.
En la Europa del Sur las políticas de recortes que han acompañado a la nacionalización de las pérdidas bancarias han acabado con el sueño europeo en su primera e inocente versión: Europa ya se asocia a perjuicios.
La integración de Europa del Este ha sido globalmente un fracaso. El antiguo dominio soviético se ha convertido en algo muy parecido a la periferia colonial subordinada del periodo de entreguerras.
Aún metida en los graves desórdenes ocasionados por la quiebra financiera de hace ocho años, la Unión Europea “está dirigida por el antiguo jefe de un paraíso fiscal (Jean-Claude Juncker); su banco central, por un ex de la banca Goldman Sachs, responsable de la crisis financiera y del camuflaje de las cuentas griegas (Mario Draghi), mientras sus 40.000 funcionarios cooperan con otros 40.000 miembros de grupos de presión del mundo de los negocios”, resume la carta al director del lector de un medio de comunicación parisino.
“Todo muestra que en la mayoría de los países europeos los ciudadanos ya no aceptan ser gobernados por instancias no electas que funcionan con toda opacidad”, señala en París el manifiesto de veinte intelectuales eurocríticos que piden una reconstrucción europea en dirección a la democracia, una economía viable y una independencia estratégica, en un momento en el que la ausencia de esta ya tiene consecuencias con Rusia, cuyas sanciones tienen un enorme coste para la economía europea.
¿Cómo gobernar esta crisis general y sin precedentes después del Brexit? El mero disimulo del divorcio franco-alemán ya no alcanza para nada. El referéndum británico “puede ser la ocasión para reorientar la construcción europea articulando la democracia que vive en las naciones con una democracia europea pendiente de construcción”, señala el mencionado manifiesto. Nadie parece tener la receta para esa buena intención y el aparente eje franco-alemán menos que nadie. François Hollande quiere que el Reino Unido se vaya rápidamente; para el 2019 la ruptura debe estar consumada, dice. Angela Merkel no tiene prisa. El francés quiere zanjar la kafkiana negociación del TTIP; la alemana, no.
En el pasado, la influencia de Washington solucionó algunos atascos. Hoy se constata la impotencia de ese factor: los británicos ignoraron en junio el consejo de Obama contra el Brexit. La salida del Reino Unido priva a Washington de su principal aliado y agente en Europa, y en lugar del TTIP lo que asoma es algo parecido a una guerra comercial, una ambigua guerra comercial. “Así se han abierto dos frentes al mismo tiempo, el caso Apple y el TTIP”, explica un corresponsal alemán en Bruselas.
La reclamación de 13.000 millones de euros a Apple es lo más serio que ha sucedido entre la UE y EE.UU. en este frente desde la bofetada que supuso el millonario Dieselgate contra Volkswagen. La exigencia europea de que Apple pague impuestos puede extenderse fácilmente a otras grandes empresas estadounidenses como Starbucks, McDonald’s o Amazon, y “amenaza la inversión extranjera, el clima de negocios en Europa y el espíritu de asociación económica entre la UE y Estados Unidos”, advierte un portavoz del Departamento del Tesoro en Washington.
Pero si lo de Volkswagen fue turbio (el fraude es generalizado) lo de Apple no le va a la zaga: si muchas empresas estadounidenses no pagan impuestos en Europa desde hace años es, entre otras cosas, gracias a los paraísos fiscales de la UE, como Holanda, Irlanda o Luxemburgo. La Comisión Europea y los mandatarios nacionales han consentido eso siempre, y Jean-Claude Juncker, exministro de Finanzas y ex primer ministro de un paraíso fiscal, tiene un gran protagonismo en ello. Como en el caso Volkswagen, la pregunta para Apple es: ¿por qué ahora?
Boris Johnson: “Salimos de la UE pero no de Europa”
El ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, aseguró ayer en Bratislava: “Podemos estar saliendo de la UE pero no de Europa. El Reino Unido, el Gobierno británico y la primera ministra, Theresa May, están absolutamente comprometidos en la cooperación en política exterior, de seguridad y defensa”.

  y ver ..

Un puesto se salchichas paga más impuestos que una corporación





miércoles, 31 de agosto de 2016

La desvestidura de Rajoy .










Foto


España, c’est moi



Miguel_Sánchez_Ostiz

Entre el España soy yo y los míos, y el después de nosotros el diluvio transcurrió ayer el aburridísimo discurso de  investidura de Mariano Rajoy. Volvió la burra al trigo y Rajoy con su pasodoble patriótico: España y los españoles, los españoles y España, el conjunto albardado de diversos galimatías de relleno como bolas de malabarista. Humo. Humo y amenazas a quienes se atrevan a poner en peligro la sagrada unidad de España y los derechos de todos los españoles que van con ella porque sin ella no se entienden éstos. Tosco y cuartelero.

Da la impresión de que el libro de cabecera de Rajoy es la Anti-España de aquel policía bellaco que inundó los cuarteles antes de 1936 con su basura antimasónica, anticomunista y antisemita y siguió  con el franquismo hasta que los guerrilleros de Cristo Rey lo hicieron su ideólogo: Mauricio Carlavilla, alias Mauricio Karl.

Ese discurso político del bien de España es rancio y está manido, y sobre todo aburre porque no es más que una cortina de humo para ocultar ambiciones personales y alguna tara «lombrosiana» porque si no, no se entiende.

No es cierto que quien no está con ellos está contra sus compatriotas, no; decirle “No” es estar contra él porque ha demostrado su incapacidad manifiesta de gobernar como no sea desde el autoritarismo y la mentira como método y la defensa únicamente de intereses de clase. Otro país es posible y otra forma de convivencia y también de gobernar  con la misma ciudadanía.

Recurrir ahora a la defensa de valores democráticos que han demostrado no respetar –ejercicio de la ley Mordaza, arbitrariedades policiales y judiciales incesantes– es cinismo malicioso, revela intención dolosa de engañar, pero a eso ya estamos acostumbrados. Hablar en esos términos es estar convencido de que nadie le va a reprochar falta de respeto a la ciudadanía, en cuyo nombre total decía hablar o estar convencido de estar dirigiéndose a débiles mentales.

Habló Rajoy largo y tendido de la creación de empleo y la reducción del paro,  falseando para variar los datos que de manera machacona salen a la luz detrás de las consignas oficiales, de forma que no le quedó más remedio que admitir de pasada pero de forma expresa que el empleo creado carece de estabilidad y calidad, que es una forma de decir que se está creando empleo basura. Ay, los lapsus de Rajoy, como cuando después de hablar de la violencia de género, se refirió a «la violencia doméstica», algo que a mi modo de ver revela en qué piensa en realidad. Y así con todo. No se trata de buscarle tres pies al gato, porque no hay gato que valga, hay muñeco de ventrílocuo que habla solo.

No se puede echar mano de la defensa de la soberanía nacional cuando se está haciendo dejación continua de la misma y se amenaza con seguir haciéndolo con una referencia al vuelo, como quien no quiere la cosa, al TTIP.

Lo que no se puede negar es que fuera pródigo en afirmaciones asombrosas, como la consolidación de un Estado del Bienestar que «está entre los mejores del mundo». ¿Pero cómo se puede decir eso después de lo perpetrado contra los servicios públicos en los últimos años? ¿Desfachatez? No, inmoralidad arraigada tras cuatro años largos de gobierno en beneficio de una casta y una clase social que ayer le aplaudía. ¿España un país puntero de Europa? ¿Entonces cómo explica que los gobernantes de otros países le den la espalda un día sí y otro también de manera ostentórea? Los votos no otorgan credibilidad.

Apocalíptico y arrebatado Rajoy, mediocre sobre todo, que para amedrentar a los votantes y a la ciudadanía en general amaga barruntos de amenaza sobre el sistema de pensiones, sobre la educación y la sanidad ya deterioradas por gente que estaba en la pasarela del Congreso exhibiendo sus galas de personas adineradas, como el pánfilo del ministro de Educación o la mema sonrisa satisfecha de Morenés cuando le alababan la defensa de los valores que el partido en el Gobierno ha defendido con sus soldados y que no son otros que la industria armamentística por él representada con eficacia…Será por todo esto que uno de sus palmeros declaró que es tiempo de hombres de Estado y no de niñatos, o sea tiempo de esa clase social. Sólo la desvergüenza pesebril te puede llevar a afirmar tal cosa.

Nunca me había sentido tan ajeno a un discurso político, a su banalidad y a las patrañas, como ayer. ¿Esperaba otra cosa? No, ni yo, ni muchos de esos españoles a los que Rajoy se refería de manera machacona para garantizar que solo él puede defenderles, protegerles, auparles. Antes de que acabara de manera aburrida y roma su discurso podías estar seguro de que con un gobierno como el que reclamaba para sí (que no proponía) el candidato ya gastado por una legislatura de despropósitos, no nos espera más de lo mismo, sino mucho peor.
(*) Miguel Sánchez-Ostiz es escritor y autor del blog Vivir de buena gana. Su última obra publicada es El Botín (Pamiela, 2015).









lunes, 29 de agosto de 2016

El pacto PP-CS no tiene viabilidad ni política ni económica..






 El pacto PP-CS no tiene viabilidad ni política ni económica.



Si miramos el principio y el final del texto firmado es una supeditación a Bruselas y además no se suben los impuestos, claro se los tenían que subir a lo suyos , y todo el programa es por lo tanto ficción ideológica...un aparato de propaganda y un ejercicio de hegemonía de la derecha española que además si gobernaran no lo cumplirían , pero además ya acordó Rajoy con Bruselas lo del pago del déficit y que ni explicó en el Parlamento , así sin subir impuestos mas austeridad y otra recesión como hizo Rajoy en el 2012 cuando el PIB cayó otra vez al -2% ... de todos modos la UE dentro de dos años no sabemos ni que será, los conservadores ingleses han roto con el "tacherismo" al caer la libra y van a potenciar la industria interna y el mercado interior y además hay estancamiento mundial por lo tanto lo que han firmado es  una patada hacia delante..donde el propio PP se contradice  ya que por que había elecciones bajo los impuestos en contra de Bruselas  por eso el PIB  subió en el 2015 al 3,2% .Pero al igual subió  el déficit . Y la deuda igual subió  .Si aplican la austeridad  acordada sin subir impuestos  el PIB caerá. Ni tampoco  así que acaben los fondos de reserva de las pensiones dicen que harán . Ni el seguro de paro ni el  I+D+I . Ni las reformas constitucionales  se pueden hacer sin el apoyode otros  partidos. 
Si el PP no cumple sus programas, ¿va a cumplir los de otro?  , Y ni el PP, ni C´s son sospechosos de cumplir sus compromisos con los electores, se ve , así que qué más da si son viables. Es un brindis al sol para agitar los medios afines y presionar al psoe , donde además con la recentralización que representa bloquea cualquier apoyo del PNV o similares , por otra  parte muy tipico del CS  que primero pacto con el PSOE para bloquear a Podemos y ahora a los nacionalistas  periféricos ..dando la impresión que aspira a sucesor de Rajoy en el PP. Ya que el día que Rajoy se vaya los votos del CS  vuelven la mayoria  al PP.



  ver .. el acuerdo .
http://www.publico.es/pages/texto-del-acuerdo-investidura-pp.html


domingo, 28 de agosto de 2016

El acuerdo del ajuste fiscal de Rajoy con la UE.

Ajuste fiscal ( de Rajoy)

G. Buster

 Sin Permiso. 

El acuerdo alcanzado por el gobierno Rajoy en funciones en el Consejo europeo del 8 de agosto -para evitar la sanción por el incumplimiento del déficit fiscal-, implica una política brutal de ajuste presupuestario en tres años: -4,6% en 2016, -3,1% en 2017 y -2,2% en 2018. No ha habido ninguna explicación pública de dicha negociación, por parte de un gobierno en funciones que se niega anti-constitucionalmente a ser controlado por el Congreso de los Diputados y que viene violando sistemáticamente las sentencias del Tribunal Constitucional sobre las capacidades de los “gobiernos en funciones”.
A pesar de un crecimiento del PIB en 2015 del 3,2 % y  de 2,7% previsto en 2016, el déficit fiscal fue 0,9% superior en 2015 y se prevé –tras la ola de recortes anunciados- que 1,8% en 2016 con respecto a los objetivos pactados inicialmente con la Comisión. Ello parece establecer un efecto directo entre el aumento del gasto público y una tasa de crecimiento del PIB superior en cerca de un punto con respecto al resto de las grandes economías de la zona euro. Pero además, hay que sumar a este escenario la contrarreforma fiscal del PP (Ley 26/2014), que supuso una merma de recaudación de 6.000 millones de euros en 2015 y que pretendía otra reducción de 3.000 millones en 2016.
La primera consecuencia tras el acuerdo de agosto con la UE ha sido la congelación ordenada por el ministro de Hacienda en funciones, Montoro, con fecha de 31 de julio de la asignación de los gastos no comprometidos de los distintos ministerios del presupuesto aprobado por el Congreso de los Diputados de 2016. La segunda, el aumento de los tipos del impuesto de sociedades, para alcanzar una recaudación comprometida con la UE de 6.000 millones de euros. Así se espera alcanzar a final de año el objetivo del déficit del -4,6%.
Pero no bastaría con ello para fijar el techo de gasto de 2017, con un crecimiento del PIB estimado del 2,3% (en el que esta por ver como afectarán todos estos recortes del gasto público). Hay que recordar que el techo de gasto se ha reducido de 133.259 millones aprobado en 2015, primero en un -3,2% en 2015, y después en otro -4,4% en 2016. El recorte exigido ahora seria de -4,5% en 2017 (0,5% del PIB según la Comisión europea) y de una cifra igual o superior –dependiendo del crecimiento del PIB- en 2018, pasando así a 117.894 primero y después a 112.394 millones de euros. En cuatro años de Gobierno Rajoy el presupuesto general del estado habría caído -16,6%.
Estas cifras suponen empujar a la economía española a una recesión, con un aumento del paro, por encima del 25% de nuevo, cuando solo el 40% de los parados reciben prestaciones o ayudas. Con un gasto social que es casi tres puntos del PIB inferior a la media de la zona euro, esta caída supone el desmantelamiento del carácter universal del estado del bienestar y sus derechos sociales. Este es el verdadero programa de cualquier gobierno que se someta a las imposiciones económicas austeritarias de la UE y no lleve a cabo una profunda reforma fiscal progresista que permita mantener el gasto social con un aumento de la imposición sobre las rentas del capital.


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