El coste de la ambigüedad .
En un país como el nuestro, con la tradición monárquica que
tiene, definir ambiguamente la posición constitucional del Rey es un disparate.
Lo es respecto de su posición en general, pero muy en particular en relación
con las Fuerzas Armadas
El principio de legitimación democrática en el
constitucionalismo europeo posterior a la Segunda Guerra Mundial se expresa sin
ambigüedad de ningún tipo: la soberanía reside en el pueblo y de él emanan
TODOS los poderes del Estado.
"La soberanía nacional reside en el pueblo español del
que emanan LOS poderes del Estado", dice el artículo 1.2 de la
Constitución. No TODOS los poderes del Estado, sino LOS poderes del Estado.
La Monarquía es la única explicación posible a esta
rectificación en la formulación del principio de legitimidad democrática. El
constituyente no quiso o no pudo formularlo sin ambigüedad y dejar claro que La
Corona es un órgano, pero no un poder del Estado, porque, al ser una magistratura
hereditaria, no puede tener legitimación democrática. La Monarquía no es
necesariamente antidemocrática, pero sí es necesariamente a-democrática. El Rey
no puede, en consecuencia, ser portador del poder del Estado.
Esta ambigüedad no juega "casi" ningún papel en la
configuración por la Constitución de la arquitectura constitucional. El
"pueblo" no aparece en el Título II de la Constitución dedicado a La
Corona, y aparece, sin embargo, en el primer párrafo del primer artículo del
Título III dedicado a Las Cortes Generales. Con ello el constituyente viene a
decir que a partir de este momento ya no se está hablando exclusivamente de
"órganos" sino de "poderes" del Estado. Art. 66 Las Cortes
Generales. Art. 99 investidura del presidente del Gobierno por el Congreso de
los Diputados. Art.117.1 Sumisión de los jueces y magistrados que integran el
Poder Judicial "únicamente al imperio de la ley". Del 1,2 al 66, del
66 al 99 y del 99 al 117. La cadena de legitimación democrática se proyecta de
forma diáfana.
Pero la ambigüedad no desaparece por completo. Se proyecta
en la definición de la posición constitucional del Rey en los términos en que
lo hace el artículo 56 o en la atribución de "el mando supremo de las
Fuerzas Armadas" en el artículo 62, o en el papel que juega en la
designación del candidato a presidente del Gobierno en el artículo 99, o en la
afirmación de que la justicia "se administra en nombre del Rey" en el
artículo 117. La Constitución no dice en ningún momento que el Rey sea portador
de un poder del Estado, pero tampoco dice que no lo sea y da pie a que se
alimenten interpretaciones favorables a que pueda considerárselo como tal.
Tanto Juan Carlos I como Felipe VI han alimentado con su
conducta dicha ambigüedad, muy especialmente en lo que al "mando
supremo" de las Fuerzas Armadas se refiere. En el momento de la
abdicación, Juan Carlos I transmitió a su hijo Felipe por la mañana en el
Palacio de la Zarzuela el "mando supremo de las Fuerzas Armadas",
como si de un asunto familiar se tratara. Felipe de Borbón únicamente se
convertiría en Felipe VI por la tarde, tras jurar la Constitución ante las
Cortes Generales. Pero el juramento lo hizo con el uniforme militar que lo
acreditaba como "mando supremo de las Fuerzas Armadas" que había recibido
por la mañana al margen de la representación del pueblo español. ¿Cabe mayor
desprecio para el órgano constitucional que "representa al pueblo
español", de acuerdo con el artículo 66.1 de la Constitución?
Esta conexión con las Fuerzas Armadas como un asunto familiar
conecta con la tradición ininterrumpida de todas las Constituciones monárquicas
anteriores desde la de 1812. Es una conexión que ha sido determinante a lo
largo de toda nuestra historia constitucional. A través de dicha conexión se
configuró en España una suerte de "poder militar", que se consideraba
facultado para ejercer una suerte de tutela sobre el "poder civil".
Todo ello debería haber desaparecido sin ambigüedad de
ningún tipo en una Constitución democrática. Pero no lo hizo. En esa ambigüedad
pretendió encontrar justificación el 23F de 1981. Y en esa ambigüedad pretenden
encontrar justificación las cartas que han enviado al Rey un nutrido numero de
altos mandos de los tres ejércitos, de cuyo contenido doy por informado a los
lectores.
Vox ha reconocido expresamente que los firmantes de esas
cartas son de los "suyos", es decir, ha reconocido que se identifica
con el contenido de las mismas o que los firmantes se identifican con su
programa. Su presidente, Santiago Abascal, ha ido todavía más lejos, enviando
un saludo al chat de los militares, de cuyo contenido ha informado de manera
muy detallada Infolibre. Me temo que es una opinión ampliamente compartida en
el interior del PP, aunque no se van a atrever a decirlo.
En un país como el nuestro, con la tradición monárquica que
tiene, definir ambiguamente la posición constitucional del Rey es un disparate.
Lo es la ambigüedad respecto de la posición del Rey en general, pero muy en
particular respecto de la posición del Rey en relación con las Fuerzas Armadas.
El poder constituyente del pueblo español, salvo en las dos
constituciones republicanas obviamente, no se ha extendido nunca a la
Monarquía. En nuestra historia política y constitucional, la Monarquía ha sido
siempre previa a e indisponible para el poder constituyente del pueblo español,
un presupuesto insoslayable para el ejercicio del poder constituyente. También
para el de la Constitución de 1978.
Por eso ha sido siempre y continúa siendo el problema
constitucional más importante para la sociedad española. El "pueblo
español" no se ha pronunciado nunca sobre la Monarquía. Mientras no lo
haga, seguirá siendo un problema.
https://www.eldiario.es/contracorriente/coste-ambigueedad_129_6480029.html
Nota explicativa del blog .
La monarquía en España ,es lo que se llama el rey soldado y lo convirtió en una institución Cánovas para poder el rey controlar el ejército pero el viejo Sagasta convirtió a Alfonso XIII en una monarquía pretoriana cuando asumió la monarquía a principios del siglo XX y fue más allá en 1923 suspendiendo la Constitución y permitiendo o buscando un dictador para parar el Informe del General Picasso por el desastre de Anual. Y la responsabilidad del rey en aquel telegrama al general Silvestre. Que le había prometido por su güebos que el día de Santiago patrón de España el Rif estaría conquistado y el rey le contesto en otro . ¡ Olé tus güebos ! Cuando al final quiso recuperar la Constitución , después de hacer dimitir a Primo . Los militares lo abandonaron. Y está escenificación de transición de corona como personal , primero asciende al hijo a Capitán General y luego sin cambiarse el uniforme jura la constitución , pero fue la prensa internacional la que con sus portadas vestidos de militares la que más lo hizo notar, con portadas a toda página , como si fuera una monarquía bananera . Y en la foto que enviaron a varios ayuntamientos e instituciones era con uniforme militar. Recuerdo el de A ( La) Coruña como ocupaba toda la pared del fondo de la sala de reuniones del Ayuntamiento .Ahora los han cambiado, no sé si todos . Debió ser un despiste como cuando editaron la Constitución del 78 en edición de lujo con la bandera del aguilucho en la tapa , . Y incluso fue parar a la UE hasta que los periodistas se fijaron en ella .
Pero si es una cuestión de los Borbones desde el 1714 , la alternativa sea la de un militar , Napoleón o Amadeo fue eleminada . Pero la Parlamentaria de la I República o la por voluntad popular de 1931 lo mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario