Si esto no es prevaricación...
No se puede justificar lo injustificable. El Supremo pudo
hacerlo cuando resolvió el recurso de casación. Pudo corregir el vicio de la
sentencia de la AN y ordenar la repetición del juicio, como le solicitó la
defensa de Otegi. Pero no lo hizo. Tampoco el TC
Javier Pérez Royo
El miércoles publiqué un artículo (Vicio insubsanable) al
tener conocimiento de la sentencia del Tribunal Supremo (TS) por la que se
ordenaba la repetición del juicio de Arnaldo Otegi por el caso Bateragune.
Únicamente conocía el comunicado del TS, pero no la fundamentación jurídica de
la sentencia, que ha sido hecha pública este jueves.
Tras haber leído la sentencia, no solamente me reafirmo en
lo que publiqué el pasado miércoles, sino que pienso que puedo ir más lejos de
lo que entonces sostuve. La sentencia es un caso de libro de prevaricación.
Hay una contradicción en la sentencia entre el relato de los
hechos y la fundamentación jurídica de la decisión. En el relato de hechos se
reconoce que la sentencia inicial fue de la Audiencia Nacional (AN), pero que a
continuación, en la sentencia del TS en el recurso de casación interpuesto por
la defensa de Arnaldo Otegi por falta de imparcialidad de la Sala de la AN, se
dice textualmente: "Mantenemos el pronunciamiento de la sentencia dictada
por la Sala de lo Penal de la AN...".
La falta de imparcialidad en la condena de Arnaldo Otegi no
es atribuible, por tanto, a la AN exclusivamente, sino que es atribuible
también al TS. Arnaldo Otegi solicitó en su escrito de casación que el TS
anulara la sentencia de la AN por falta de imparcialidad y ordenara la
repetición del juicio, pero el TS no atendió dicha petición y confirmó la
sentencia de la AN. Hizo suya, por tanto, la falta de imparcialidad de la AN.
Lo mismo ocurriría a continuación ante el Tribunal Constitucional (TC) al no
otorgar el amparo solicitado por Otegi.
La falta de imparcialidad no ha afectado exclusivamente a la
Sala de lo Penal de la AN, sino también a la Sala de lo Penal del TS y al TC.
Los tres órganos jurisdiccionales han vulnerado el derecho de Otegi a un juez
imparcial.
El concurso de esas tres ausencias de imparcialidad han sido
necesarias para que se cumpliera la condena impuesta y Otegi pasara seis años privado de libertad.
Sin el concurso del TS y el TC no hubiera sido posible. Seis años en prisión,
siendo inocente, ya que su presunción de inocencia no había sido destruida de
manera constitucionalmente aceptable. Se vulneró su presunción de inocencia al
imponérsele la condena por un juez parcial y al confirmarse dicha condena por
el TS y el TC.
Estos son hechos incontrovertibles. Figuran así en el la
propia sentencia 682/2020 del TS mediante la cual se ordena la repetición del
juicio contra él por el caso Bateragune. Ha estado seis años privado de
libertad por la decisión de la AN, del TS y del TC, es decir, por todos los
órganos judiciales que podían tomar una decisión respecto de su conducta. Estos
tres órganos judiciales son, en lo que al caso Bateragune se refiere, el PODER
JUDICIAL DEL ESTADO ESPAÑOL. Por eso, a quien condena el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos (TEDH) es al Estado español.
Es obvio que los miles de jueces y magistrados que integran
el Poder Judicial no han tomado la decisión, como también lo es que hubo votos
particulares tanto en el TS como en el TC, pero la decisión del poder judicial
del Estado fue la que fue. Y se hizo cumplir como tal. Seis años en prisión.
En diciembre de 2020 los 16 magistrados que integran la Sala
de lo Penal del TS, en la sentencia mediante la que ordenan la repetición del
juicio contra Arnaldo Otegui en la AN, advierten en el Fundamento jurídico
segundo "que el Estado de Derecho no puede permanecer impasible ante una
privación de libertad cuya justificación se ignora..." y decide, en
consecuencia, que hay que repetir el juicio para que "se conozca" la
justificación de dicha privación de libertad.
En esta frase está el núcleo esencial de la sentencia
682/2020. Otegi ha estado seis años en prisión sin que se sepa muy bien por
qué, vienen a decir los 16 magistrados que firman la sentencia. Ahora habrá que
explicar por qué ha sido así.
Esto simplemente no es verdad. El TS no puede desconocer que
la AN "justificó" por qué condenaba a Otegi. La sentencia de la AN
fue una sentencia "motivada". No puede desconocer que el TS
"justificó" por qué confirmaba la decisión de la AN. La sentencia del
TS también fue "motivada". Y tampoco puede desconocer que el TC
"justificó" por qué entendía que ambas decisiones no habían supuesto
vulneración de los derechos fundamentales de Otegi. Su sentencia también fue
"motivada".
No es verdad, en consecuencia, que "se ignore la
justificación de la privación de libertad" de Otegi. Se conoce
perfectamente la justificación. Está en la fundamentación jurídica de las tres
sentencias dictadas por la AN, el TS y el TC. El problema es que tal
justificación se produjo con vulneración del derecho fundamental a un juez
imparcial, vulneración imputable a los dos máximos órganos de la justicia
ordinaria y al órgano de la Justicia Constitucional.
No se puede justificar lo injustificable. El TS pudo haberlo
hecho en la sentencia mediante la que resolvió el recurso de casación. Pudo
corregir el vicio de la sentencia de la AN y ordenar la repetición del juicio,
como le solicitó la defensa de Arnaldo Otegui. Pero no lo hizo. Tampoco lo hizo
el TC, que pudo corregir el vicio de la AN y del TS. Este era el momento
procesal en que podía haberse corregido el vicio de falta de imparcialidad.
Ahora ya no puede hacerse. Ni por la AN, ni por el TS, ni
por el TC. ¿Puede haber mayor prueba de falta de imparcialidad que intentar
corregir unilateralmente a posteriori la propia falta de imparcialidad previa?
Porque la falta de imparcialidad ya no es de unos órganos judiciales, sino de
todo el Poder Judicial. Para acudir al
TEDH se ha tenido que “agotar” la vía judicial en España. El TEDH no constata
que ha errado la AN, el TS o el TC, sino que ha errado el poder judicial del
Estado español. Como consecuencia de ese error, Arnaldo Otegui ha estado seis
años en prisión, sin haber debido estarlo. ¿Puede el TS absolver a la AN, a sí
mismo y al TC de haber vulnerado el derecho fundamental de Otegi a un juez
imparcial después de haberlo mantenido seis años privado de libertad? ¿Puede el
Estado de derecho permanecer impasible ante un acto tan inequívocamente
prevaricador?
Al dictar la sentencia 682/2020 en los términos en que lo
han hecho los 16 magistrados de la Sala de lo Penal del TS han levantado un
acta de acusación contra ellos mismos.
NOTA . .Otegi , se separó de ETA e
intento reconvertir el movimiento aberzale y sacarlo del síndrome de
Estococolmo a que los sometía ETA , cuando ETA se disolvió , toda la
prensa dudaba si no quedarían comandos autónomos , que se ascenderían de
nuevo y seguirían cometiendo atentados ,
el papel de Otegi fue fundamental para
que no sucediera llevando el aberzalismo
a un movimiento político pacífico . Desde el 1998 Otegi participó en la firma del Pacto
de Estella, el cual proponía, para solucionar el conflicto, el inicio de un
proceso de diálogo sin «condiciones previas infranqueables» con una segunda
fase que exigiría una «ausencia permanente de todas las expresiones de
violencia»; propuestas que propiciaron una tregua de ETA. Y Bateragune fue la
última de ellas apostaba por «la utilización de vías exclusivamente políticas y
pacíficas». . En 2012 pidió «sus más sinceras disculpas» a las víctimas de ETA
y afirmó que sentía «de corazón» si desde su posición política había añadido
«un ápice de dolor, sufrimiento o humillación a las familias de las víctimas». Y tanto Zapatero como otros políticos vascos
manifestaron la importancia de Otegi en la disolución de ETA . Durante su última reclusión se sucedieron
diversos actos de apoyo para reclamar su puesta en libertad en una campaña
internacional a la que se sumaron destacadas personalidades, como los
expresidentes José Mujica (Uruguay), Fernando Lugo (Paraguay) y José Manuel
Zelaya (Honduras), los premios nobel de la paz Mairead Maguire, Adolfo Pérez
Esquivel y Desmond Tutu, el filósofo Noam Chomsky, el sociólogo James Petras,
la ganadora del Premio Pullitzer Alice Walker, la activista afroamericana
Angela Davis, el escritor y cineasta Tariq Ali, el oscarizado actor Haskell
Wexler, el exfiscal general de Estados Unidos William Ramsey Clark, y muchos
otros . El realidad muchos lo consideran a Otegi , el Gerry Adams vasco . Recordemos que ETA tuvo su origen en el franquismo y que no acabo con ella y se tardó -+ 35 años de democracia acabar con ella .
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