sábado, 6 de febrero de 2021

La "Françafrique" en el Sahel.

 Francia en el Sahel, mentiras y guerra sucia

 Por Guadi Calvo  

Fuentes: Rebelión

Las tropas francesas que desde el 2012 fueron destinadas en el norte de Mali, primero conocidas con el nombre de Operación Serval y a partir de agosto de 2014 como Operación Barkhane, de la que ya han muerto unos sesenta efectivos, siguen sin encontrar la solución al problema que allí las llevaron: la insurgencia integrista, que en ese momento amenazaba no solo el norte de Mali, sino que se han extendido a Chad y Burkina Faso, donde operan con muchísima virulencia, poniendo a esos dos estados y a varios de la región (Níger, Mauritania y Argelia) en altísima alerta, por lo que cada día París. parece aproximarse a un desenlace tan humillante como el de Diên Bien Phu, la batalla que, en 1954, marcó el fin de la presencia francesa en Indochina (Laos, Camboya y Vietnam).

Ya no son pocas las voces en Francia que están exigiendo la retirada de los cerca de cinco mil efectivos, que además cuenta con 22 helicópteros, 290 vehículos armados, 380 vehículos de logística y 240 LAV-25 (vehículo de combate de infantería) a un costo diario que ronda el millón de euros, que, a pesar del apoyo de los Estados Unidos, el Reino Unidos y otras naciones de la Unión Europa, no encuentran la manera de maquillar el fracaso y volver a casa sin que se note demasiado.

Aquella hecatombe de la jungla vietnamita, precipitaría la guerra de liberación argelina, la que finalmente se convertiría en una nueva y trágica derrota, acelerando el paulatino abandono de Francia del resto de sus colonias africanas, que daría por terminado, ahora sí, para siempre el imperio colonial francés.

Qué podría acarrearle a Francia este nuevo fracaso, ya que son muchos los intereses económicos que París, mantiene en África, más allá de los políticos, que solo sirven para encubrir los primeros. De hecho, Francia nunca ha perdido presencia en el continente a pesar de que formalmente sus colonias los dejaron de ser en los primeros años de la década de 1960. Desde entonces su presencia en el continente jamás ha menguando, alentando dictaduras y gobiernos “democráticos” corruptos y combatiendo, a como dé lugar, procesos populares y revolucionarios, para mantener su sistema de saqueo a los inagotables recursos naturales del continente, particularmente los referidos a los hidrocarburos y minerales, cómo litio, uranio o coltán entre otros muchos.

Por lo que si bien nunca París reconoció cuales serían el objetivo final para terminar con su presencia militar en el norte de Mali, son cada vez más los problemas que la sujetan a su vieja colonia. Con la Operación Barkhane, además de fracasar categóricamente en el control del terrorismo, se ha visto obligada, o no tanto obligada, a reemplazar a las FAMa (Force Armées Maliennes), dado su impericia y su responsabilidad en crímenes de guerra y violaciones masivas de derechos humanos, no solo contra los terroristas sino y fundamentalmente contra la población civil.

En muchas áreas particularmente en la frontera con Chad y Burkina Faso, además de cumplir funciones policiales para controlar el crimen organizado; a las fuerzas de autodefensa creadas por las comunidades sahelianas; los movimientos separatistas, particularmente el Tuareg, que fue la piedra de toque a esta nueva realidad; gendarmes y policías que viven gracias a la extorsión, traficantes de todo tipo, ladrones de ganado, además de tener que mediar, en los cada vez más sangrientos, enfrentamientos por el acceso a la tierra entre las diferentes tribus en el centro del país.

Frente a este panorama el gobierno francés insiste en negarlo y continúa afirmando que el único objetivo de la Operación Barkhane, es “solo luchar contra los grupos terroristas armados (GAT)” los que específicamente son dos, la franquicia de al-Qaeda conocida como Jamāʿat nuṣrat al-islām wal-muslimīn o JNIM (Grupo de Apoyo al islam y los musulmanes o GISM) y el que responde a Daesh global conocido como Daesh del Gran Sáhara, para lo que su estrategia consiste, en extirpar a los muyahidines, interrumpir el flujo de financiación, mucha llegada de las monarquías wahabitas del Golfo Pérsico; sofocar su capacidad de ataque y reducir al mínimo su influencia en la población, creando alternativas económicas, para contrarrestar la presencia de los fundamentalistas que en esas materia están muy arraigados en la población.

Francia se encuentra en una encrucijada de hierro, por sus beneficios económicos debe mantener en los diferentes gobiernos de su influencia, a las castas corruptas e ineficientes, asociadas a sus políticas de saqueo, que además se han hartado de violar todo tipo de derechos humanos a sus pueblos y por otro sabe que es imposible vencer a los muyahidines, si no asume la responsabilidad de detonar a esa casta, tan vital para sus intereses.

El caso Bounti

La incursión francesa en esos territorios, a lo largo de estos últimos años es percibida cada vez con más razón como una fuerza de ocupación, que como un aliado que llega a protegerlos del terror “yihadista” y esta sensación se acentúa cuanto más atascadas en el conflicto parecen estar la Barkhane, lo que hace que su retirada, sea más compleja.

Lo que se creyó inicialmente que su experiencia colonialista en el territorio iba a ser una ventaja para Paris, ya que conoce el terreno y sus poblaciones, satisfaciendo las necesidades más urgentes de sus aliados del G5-Sahel, la fuerza militar formada por los ejércitos de Burkina Faso, Malí, Mauritania, Níger y Chad., ha resultado todo lo contrario.

Si bien París, ha mantenido, desde los años sesenta, cooperación militar con Chad y Níger, parece no haber tenido en cuenta que, a lo largo de la Guerra Fría, su relación tanto con Burkina Faso, Mali y Mauritania, fueron por lo menos distantes, ya que estas tres naciones parecían estar más próxima a Moscú, vía Trípoli, que, del bloque occidental, por lo que una vez iniciada por el presidente George W. Bush su extenúate e inútil “Guerra global contra el terrorismo” en 2001, París se vio impelida a reverdecer sus lazos con las antiguas colonias y particularmente con esas tres ex  colonias que le había sido díscolas por entonces. El estatus de ex potencia colonial también alimenta muchas demandas en el Sahel. A lo que diez años después el rol preponderante de Francia la la concreción del holocausto libio, ya que el Coronel Gaddafi, con sus pros y sus contras, era mucho más querido que el tridente Bush-Sarkozy-Cameron.

Dado los resultados y las acciones, de Francia en esos territorios, para muchos políticos e intelectuales africanos, la vieja metrópoli, apoyaría a las bandas terrorista para seguir desestabilizando esos países en procura de seguir usufructuando de sus debilidades y en búsqueda de establecer un neo-colonialismo en el Sahel, el golpe de estado de agosto pasado en Mali, no fue más que una clara muestra de la desilusión que mucho malíes tienen por la clase dirigente.

No son pocas las voces que acusan a Francia de estar llevando a cabo una guerra sucia en el Sahel, en la que oculta no solo sus acciones premeditadas, sino incluso sus errores garrafales. Recientemente se conoció uno de esos “errores garrafales”, que se podría haber cometido el pasado domingo tres de enero, cuando en pleno día, fue atacada una reunión donde un grupo de aldeanos festejaban un casamiento, por helicópteros pertenecientes a la Operación Barkhane. La matanza se habría producido en la aldea de Bounti, en la región de Mopti, a unos 600 kilómetros, al norte de Bamako, la capital del país, que habría dejado al menos veinte civiles muertos. Al tiempo que los mandos franceses hablan de una acción dentro del marco de la Operación Eclipse, que se desarrolló entre el dos y el veinte de enero, en que se habría dado con la localización de un campamento terrorista, donde tras la acción habrían muerto unos diez insurgentes.

Dado el difícil acceso a esa área, ya que allí se ha establecido uno de los principales focos de la guerra, solo existen acusaciones cruzadas entre los aldeanos y las autoridades tanto francesas como malienses.

Otras versiones francesas hablan de una patrulla de aviones de combate que “neutralizó” a decenas de terroristas, que habían sido detectas tras una operación de inteligencia que había durado varios días. Según el mando de la Barkhane: “La información sobre un matrimonio no coincide con las observaciones hechas”.

El silencio mantenido por las autoridades a exacerbado más los ánimos de los ciudadanos y después de dos semanas de silencio varios centenares de personas han salido a manifestarse en Bamako, en reclamo de una aclaración del caso Bounti en procura de una respuesta, la que amablemente fue dada por la policía con gases lacrimógenos y golpes de bastón.

Se conoció que dada el estancamiento de la situación el presidente francés Emmanuel Macron, que entiende como un éxito parcial de sus hombres y la llegada de algunos contingentes militares de la Unión Europea, anunció un “ajuste” a la presencia de sus fuerzas en el Sahel, el que se resolverá en la próxima cumbre conjunta de Francia y el G5-Sahel, que se producirá en N´Djamena capital del Chad el próximo mes, algunas fuentes creen que la retirada parcial podría producirse a partir de mediados de febrero.

Macron se enfrenta el próximo año a la posibilidad de renovar su mandato por lo que no hay dudas, hará todo lo posible para disimular el fracaso.

https://rebelion.org/francia-en-el-sahel-mentiras-y-guerra-sucia/

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios: