La Unión Europea acepta la instalación de nuevos misiles
nucleares estadounidenses en Europa
Manlio Dinucci
Red Voltaire.
Los países miembros de la Unión Europea se alinearon
unánimemente tras la estrategia militarista de su “hermano mayor”
estadounidense. Al hacerlo aceptan que Europa se convierta en campo de batalla
nuclear si Estados Unidos entra en conflicto con Rusia.
Pero el dragón nuclear vuelve hoy a la vida, gracias a
Italia y a los demás países de la Unión Europea que han votado contra el
proyecto de resolución sobre la Preservación y Aplicación del Tratado INF
propuesto por Rusia en la Asamblea General de la ONU, rechazado con 46 votos
en contra, 43 votos a favor y 78 abstenciones.
La Unión Europea –que entre sus 27 miembros cuenta 21
miembros de la OTAN– adoptó así la posición de la OTAN, que es a su vez la
posición de Estados Unidos. Como antes lo hizo la administración Obama, la
administración Trump acusó a Rusia –sin presentar prueba alguna– de haber
realizado ensayos con un misil de la categoría prohibida y anunció que Estados
Unidos va a retirarse del Tratado INF. Simultáneamente, Estados Unidos ha
iniciado un programa tendiente a reinstalar en Europa misiles nucleares que
apuntarán a Rusia, además de desplegar también misiles nucleares, que
apuntarán a China, en la región Asia-Pacífico.
El representante de la Federación Rusa ante la ONU ya
advirtió que «eso constituye el inicio de una carrera armamentista abierta».
En otras palabras, advirtió que si Estados Unidos instala nuevamente en Europa
misiles nucleares apuntando a Rusia (como los misiles estadounidenses Cruise
desplegados en [la región italiana de] Comiso en los años 1980, Rusia
responderá instalando nuevamente –en su territorio nacional– misiles similares
que apuntarán hacia blancos en Europa (aunque no alcancen el territorio de
Estados Unidos).
Ignorando todo eso, el representante de la Unión Europea
ante la ONU acusó a Rusia de socavar el Tratado INF y anunció el ya mencionado
voto negativo de todos los países de la UE porque «la resolución presentada
por Rusia desvía del tema en discusión». Dicho claramente, la Unión Europea
dio luz verde a la posible instalación de nuevos misiles nucleares
estadounidenses en Europa, incluyendo Italia.
Sobre este tema tan importante, el gobierno de Giuseppe
Conte [el primer ministro de Italia], renunciando –como hicieron sus
predecesores– al ejercicio de la soberanía nacional, se alineó tras la Unión
Europea, que a su vez se alineó tras la OTAN, que a su vez actúa bajo las
órdenes de Estados Unidos. Y de todo el arco político [italiano] no se elevó
ni una voz para exigir que sea el Parlamento quién decida cómo votar en la
ONU. Y en el Parlamento tampoco se hizo oír ni una sola voz para exigir que
Italia respete el Tratado de No Proliferación del armamento nuclear, documento
en virtud del cual Estados Unidos está obligado a retirar del suelo italiano
sus bombas nucleares B61 y abstenerse además de desplegar en Italia –a partir
de principios de 2020– sus nuevas bombas atómicas B61-12, aún más peligrosas
que las anteriores.
Así se viola nuevamente el principio fundamental de la
Constitución italiana que estipula que «la soberanía pertenece al pueblo». Y
como el aparato político-mediático mantiene a los italianos en la ignorancia
sobre estas cuestiones de vital importancia, el derecho a la información se
viola doblemente, ya que se viola no sólo la libertad de informar sino también
el derecho a que nos informen.
Si no se hace algo ahora, mañana ya no habrá tiempo para
decidir: un misil balístico de alcance intermedio portador de una carga
nuclear es capaz de alcanzar su objetivo y destruirlo en sólo 6 u 11 minutos.
Manlio Dinucci
Fuente
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la
versión al francés de Marie-Ange Patrizio
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