jueves, 15 de septiembre de 2016

Churchill compró al régimen de Franco para que no entrara en la II Guerra Mundial



Según la investigación del historiador Ángel Viñas
Churchill compró al régimen de Franco para que no entrara en la II Guerra Mundial

Sputnik Mundo

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El historiador Ángel Viñas explica en su nuevo libro cómo Churchill compró las voluntades de los generales próximos al dictador para que Franco mantuviera a España fuera de la II Guerra Mundial, según informa El Confidencial.

Si bien hasta hace poco se creía que el habilidoso dictador español consiguió 'salvar a España' de participar en la II Guerra Mundial, las investigaciones realizadas por el historiador Ángel Viñas y publicadas en el libro 'Sobornos. De cómo Churchill y March compraron a los generales de Franco', parecen demostrar que, en realidad, la 'neutralidad' española mantenida durante la contienda mundial fue fruto del dinero de Londres. La negativa de Hitler a aceptar las demandas territoriales que planteó Franco a cambio de que España entrara en la guerra también enfrió la posibilidad de que Madrid se alineara con Roma y Berlín.

Para su operación, Churchill contó con la colaboración de uno de los personajes más oscuros del siglo XX español: el banquero y contrabandista Juan March. Él fue, según las investigaciones llevadas a cabo por Viñas, el conductor de los fondos provenientes de Londres. 


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"No sabemos quiénes eran todos los sobornados por March aunque sí conocemos algunos nombres: Nicolás Franco, el hermano del dictador, que era un corrupto total, Kindelán, Orgaz, Aranda. Pero ojo, no cobraban al día. Se les dijo que si lograban que España se mantuviera al margen de la contienda, ellos cobrarían. Y así fue, cobraron después, en el año 44. Porque la operación, que en principio iba a durar seis meses, se fue prolongando. Sin duda, a los ingleses les parecía eficaz", ha explicado el historiador en una entrevista con El Confidencial.
Sobre el sistema de pagos, Viñas asegura que "March les daba pequeñas sumas en efectivo pero el grueso del dinero se depositó en cuentas en el extranjero, en Nueva York y en Ginebra".


El historiador también habló acerca de uno de los momentos cruciales de la historia reciente de España, cuando Franco y Hitler mantuvieron una reunión en Hendaya (sur de Francia) para hablar sobre los términos en los que España tendría que entrar en guerra junto a Berlín.

"[Hitler] Le dijo que el objeto de aquella entrevista era determinar en qué medidas eran compatibles los intereses alemanes, españoles y franceses de cara al reparto colonial. Hitler no quería que el Ejército del Marruecos francés se revolviera contra el régimen de Vichy y Petain tampoco. Así que cuando Franco pidió que le dieran Marruecos en contrapartida por entrar en la guerra, Hitler le dijo que no", afirmó.

Entre otros planes, Viñas explica la inquietud que sentía Londres ante una posible invasión de Gibraltar por parte de Franco y los planes que los británicos tenían para arrebatar las Islas Canarias a España en caso de que esta entrara en guerra.

Preguntado sobre la llamada Ley de Memoria histórica del año 2007 y sobre cómo la sociedad española ha interpretado su pasado, Viñas se ha mostrado contundente. "No se puede cerrar el pasado en falso. Cuidado, que las heridas de la Guerra Civil no se hayan cerrado del todo no significa que la sociedad española no sea una sociedad pacífica y democrática. Lo es. De lo que se trata es de hacer inteligible el pasado y un pasado tan mitificado por el franquismo exige un ajuste de cuentas con el franquismo mismo. Hay que abrir los archivos, desclasificarlos… España debe ser el único país en el que sales a hacer pícnic al bosque, abres las tarteras y de pronto te encuentras una fosa. ¿En qué otro país de Europa ocurre eso?", se preguntó el historiador.

Fuente: https://mundo.sputniknews.com/europa/20160915/1063466814/churchill-franco-segunda-gurra-munduial.html

martes, 13 de septiembre de 2016

El nacional-constitucionalismo del PP como proyecto e ideología

Rajoy: El nacional-constitucionalismo como proyecto e ideología

Cuarto Poder


Para Carlos de Cabo, maestro.

Los recientes debates de investidura dan para mucho. Quisiera referirme sólo a un aspecto, el papel de la derecha y, específicamente, de Mariano Rajoy en este debate. Lo nuevo, lo sustantivo, es la plasmación completa de un nacionalismo español a la altura de los tiempos, a las tendencias europeas fundamentales. Rajoy, en sus diversas intervenciones, en sus réplicas y dúplicas ha puesto de manifiesto un proyecto claro, diferenciado y preciso de país. El viejo nacional-catolicismo muta en nacional-constitucionalismo, es decir, la derecha se apropia definitivamente de la Constitución del 78 y la convierte en un instrumento para impedir el cambio político, social y constitucional de país.
La cosa viene de lejos. El PP, desde la época de Aznar, intentó —consiguiéndolo— construir una nueva derecha sin complejos que revisaba la historia y la ponía al servicio de la renovación de una derecha con voluntad de hegemonía. Transición y Constitución, su interpretación, se convierten en el centro de esta propuesta de los nuevos conservadores. La clave discursiva es conocida: la democracia la trae el Rey y la impulsan los sectores reformistas del Régimen. El motor del cambio es el monarca, sus prodigiosas habilidades y su valentía en los momentos decisivos. Con habilidad, termina legitimándose hasta la propia dictadura de Franco. Los cambios operados en la sociedad, en la economía por el desarrollismo y el nombramiento de Juan Carlos como sucesor son piezas maestras que acaban conduciendo al establecimiento de una democracia normalizada y estable.
La Constitución es convertida en algo intocable pero modificable cuando es necesario acentuar su interpretación o sus contenidos más regresivos. En ella cabe todo, siempre que coincida con los que mandan y no se presentan a las elecciones. La constitución material que se ha ido configurando por el juego complejo y contradictorio del ordenamiento jurídico de la UE, las interpretaciones del Tribunal Constitucional y los cambios operados en la propia Constitución, como el del artículo 135, la convierten en instrumento adecuado para la derecha. A la visión patrimonial de España, de una España suya y naturalmente dirigida por el PP, se añade ahora una sacralizada Constitución cuyos contenidos y conceptos básicos deben de ser interpretados tal como lo hacen las fuerzas conservadoras del país. Ellos y sólo ellos la definen.
Rajoy lo repitió varias veces y cada vez con más claridad: ellos son los garantes de esta Constitución y la convierten en un instrumento propio y a su servicio. El nacionalismo español hace suya esta Constitución y la convierte —vale la pena insistir sobre ello— en un obstáculo, no sólo al cambio político, sino sobre todo, al propio cambio constitucional. Las paradojas son múltiples. La normativa comunitaria se acaba imponiendo sobre la Constitución —reajustándola, reinterpretándola, desvirtuándola— y actuando, en la práctica, como un ordenamiento superior; a su vez, todos los aspectos más progresivos de la misma van perdiendo eficacia y, lo que es más grave, su carácter normativo se degrada sin límites.
El candidato y presidente en funciones se lo recordó a Pedro Sánchez: estuvimos de acuerdo en la reforma del artículo 135, pero en otras cosas fundamentales también, como en las políticas exterior y de defensa, en los tratados europeos, en la llamada crisis territorial y, más allá, en los acuerdos básicos que esta Constitución garantiza y ordena; ellos, PP y PSOE, son el régimen y bipartidismo el fundamento del mismo. De ahí que, en un momento en que éste está puesto en cuestión, deben defenderlo conjuntamente en un gobierno de coalición o llegando a acuerdos que aseguren su mantenimiento.
La diferencia de Sánchez con Rajoy —no cabe engañarse— tiene que ver con el cómo y con quién defiende mejor este régimen. La hipótesis Sánchez es clara: ellos son los únicos capaces de derrotar a Unidos Podemos. Para decirlo de otra forma, la perpetuación del régimen necesita un PSOE fuerte y hegemónico en la izquierda; defender el régimen es, para Pedro Sánchez, defender al PSOE, ésta es su apuesta, al menos, hasta el día 25, después se verá. Cuando Sánchez defiende un gobierno “del cambio” con las tres fuerzas “del cambio” (PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos) está imponiendo un discurso político cuyo contenido es fácil de interpretar: el eje del cambio es el PSOE. A la vez define los componentes, Unidos Podemos y Ciudadanos; para concluir que, si no hay acuerdo, el culpable es, en primer lugar, Unidos Podemos y después, lejanamente, Ciudadanos. Los que defienden un acuerdo de gobierno entre Unidos Podemos y Ciudadanos, lo que verdaderamente hacen es defender al PSOE e impedir cualquier tipo de cambio, es decir, volver al bipartidismo de una u otra forma.
Asombra que se pueda defender un gobierno del cambio, tal como lo hace Pedro Sánchez; situar como posible aliado al partido de Rivera es impedir, de hecho, el acuerdo con UP. Las dos cosas no son posibles y el PSOE lo sabe. Las razones son evidentes en todos los temas centrales. Como se ha visto recientemente en su acuerdo con el PP, Ciudadanos es la nueva derecha, defiende y defenderá propuestas que sintonizan abierta y claramente con el ideario neoliberal y con las políticas de austeridad, por no hablar de la política internacional, de la defensa o de la UE. Por si esto no valiese, Ciudadanos ha dicho, por activa y por pasiva, que Unidos Podemos son sus enemigos y que no pactarán con ellos. ¿Por qué se sigue insistiendo en un gobierno a tres?: para impedir un acuerdo de gobierno PSOE-UP en base a un programa de regeneración democrática, de defensa de la soberanía popular que garantice los derechos sociales, la reforma federal del Estado y asegure los derechos fundamentales. Todo lo demás es hacerle la campaña electoral al PSOE.
Esta derecha tiene un proyecto de país y lo va a defender hasta el final. Como le recordó Hernando a Rivera, ellos son los que mandan, los que dirigen el país y no van a ceder ante partidos artificialmente montados por los poderes económicos. La soberbia, la prepotencia de la que hizo gala Rajoy, demuestra que ellos sí que no temen unas terceras elecciones y que irán a ellas para buscar una mayoría absoluta. Van a por todas y buscan desesperadamente asegurarse el monopolio de la legalidad que esta Constitución les garantiza. Hablar de proceso constituyente empieza a ser una necesidad constitucional, al menos, desde una concepción de la democracia entendida como autogobierno de las ciudadanas y de los ciudadanos.
Fuente: http://www.cuartopoder.es/cartaalamauta/2016/09/06/rajoy-el-nacional-constitucionalismo-como-proyecto-e-ideologia/478

viernes, 9 de septiembre de 2016

La tercera conquista de Libia.




Libia
La Guerra de los caníbales



Los grandes medios occidentales están anunciando con gran entusiasmo la inminente caída de la ciudad libia de Sirte, declarada capital del Estado Islámico, que se calcula cuenta entre 3 y 7 mil hombres.
Sirte, justamente la ciudad donde nació el líder de la Yamarihiya y donde fue asesinado en octubre de 2011, por las hordas alentadas, armadas y entrenadas por la OTAN, bajo la cobertura de la Primavera Árabe, hace casi año y medio que fue conquistada por el Daesh y desde entonces ha sido asechada por algunas de las innumerables facciones que operan en el país norafricano.
Pero recién ahora, tras el “pedido” del primer ministro, Fayez Serraj, jefe del Gobierno de Unidad Nacional (GNA) a la sazón, un vulgar testaferro del Departamento de Estado, blanqueado por la resolución 2273 del 14 de marzo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas organismo que desde el 2011, casi de manera diaria no ha dejado de cometer alguna aberración en Libia, se han decidido por bombardear posiciones del Daesh, particularmente dentro del casco urbano de Sirte. Claro, tras estos ataques, la prensa internacional, no menciona la cantidad de muertos civiles, lo que no sucede cuando la aviación rusa bombardea posiciones de Estado Islámico en Siria en que la prensa mundial conoce con particular exactitud en número de muertos asesinados por el presidente Putin y el “régimen” de al-Assad.
Con la operación contra el Daesh llamada Bonyan al Marsus (Estructura Sólida,) que se inició en mayo último, parece ser que Estados Unidos junto al remedo de naciones que conforman la parte minoritaria de la OTAN, y las “fuerzas alineadas con el GNA”, que nadie sabe a ciencia cierta quienes son y de donde provienen, han decidido de una vez poner punto final a la anarquía en Libia, y ya no solo han empezado a bombardear, sino que ya se habla de contingente militares, por ejemplo italianos, que pronto volverían a invadir el país ya que según se ve, la “democracia” que llevaron en 2011, no estaba en muy buen estado.
El propio presidente estadounidense, Barack Obama, ha reconocido el proceso de reconstrucción libio como el “mayor fracaso” en sus ocho años de gobierno.
Claro, Libia se merece una segunda oportunidad ya que casualmente es el país africano con las mayores reservas petroleras y noveno a nivel mundial, además de guardar en sus subsuelo más de 35 mil kilómetros cúbicos de agua dulce, en las cuencas de Kufra, al sureste, próximo a la frontera egipcia, cuyo potencial sería de 20 mil km³; la región de Sirte cuenta con otros 10 mil km³; Murzuk, al sur de Jabal Fezzan 4.800 km³ a los que se le suman las cuencas de Hamadah y Jufrah, que van desde el Arco Qargaf y Jabal Sawda hasta el Mediterráneo. El acuífero de Piedra Arenisca, en la región de Nubia, en el oriente del Sahara, entre Libia, Egipto, Chad y Sudán, con la friolera de 75 mil refrescantes kilómetros cúbicos de agua dulce es la mayor del norte africano y todo eso a tiro de piedra de Europa y en un territorio sin gobierno que pueda impedir el saqueo que se aproxima.
Tras la invasión que terminó con el gobierno del Coronel Gadaffi, y su estado de bienestar, la Primavera Árabe pulverizó los destinos de millones de libios y los empujó a ser hoy un estado fallido, gobernado por bandas armadas que responde a quien mejor le pague.
En la batalla por Sirte, se puede ver claramente la cantidad de organizaciones de mayor capacidad de fuego, que combaten autonómicamente, contra el enemigo común: el Estado Islámico, de salir victorioso de este encierro, cosa por demás difícil, haría que su venganza superara a todo lo conocido.
Libia, desde hace cinco años no ha dejado de retroceder y ya solo tienen poder territorial fáctico, solo algunas tribus en especial las del sur donde la guerra de 2011, parece haber sido menos cruel.
El centro del país y toda la franja costera se encuentra fraccionada por diferentes organizaciones paramilitares, carteles del narcotráfico, bandas de contrabandistas, traficantes de armas, de personas y según algunas versiones. difíciles de confirmar y de creer posible solo por la complejidad que requiere el “negocio” de órganos.
La próxima batalla después de Sirte.
Si los grupos que hoy combaten a Estado Islámico en Sirte, lograran neutralizar a los califados del Ibrahim, solo se estaría retrotrayendo la situación libia a octubre de 2014, cuando el Daesh apareció en la ciudad de Derna, a pocos kilómetros de la frontera con Egipto, desde donde comenzó a avanzar hacia el sur y después al este.
Para entonces la situación en Libia, ya era un caos y Estado Islámico, solo fue un condimento más del pandemónium.
Sin Ejército, sin recursos, ya que no se logra reactivar la producción petrolera, sin un mando que consiste el respeto y el encolumnamiento de los grupos armados señores de la guerra y caudillejos han brotado por todas las regiones: el “Ejército libio” que comanda el ex general Khalifa Haftar, expulsado por traidor del ejercito de Gadaffi y más tarde reclutado por la CIA, cercano al Parlamento de Tobruk a quien también acompañan las milicias de Zintán y Washarfana y en el exterior cuenta con el beneplácito de Egipto, Emiratos Árabes y Arabia Saudita; por otra parte la poderosa milicia del puerto de Misrata, unidas en el movimiento Fayer Libia (Amanecer Libio), vinculado a los siempre omnipresente Hermanos Musulmanes, son apoyado por Turquía y Qatar, y circunstancialmente por Ansar al-Sharia, organización terrorista que ha quedado diezmada por las pugnas internas y la migración de sus militantes tanto a Estado Islámico como al-Qaeda para el Magreb Islámico (AQMI). La milicia de Misrata, rivaliza con Trípoli y con Bengasi, y es cercana al parlamento de Trípoli, además de controlar la seguridad de algunas infraestructuras como centrales eléctricas o la base aérea de Ghardabiya.
Los milicianos misratíes, manejan también el tráfico de las embarcaciones que desde ese mismo puerto salen cargadas de refugiados rumbo al sur de Italia, lo que le deja importantes recursos, se estima entre 800 mil y un millón de extranjeros próximos al puerto de Misrata esperando su turno para embarcar. Otro de los tantos brazos armados que perpetuó el caos en Libia es la Guardia de Instalaciones Petrolíferas (GIP), milicia comandada por Ibrahim Yadran, que ha sido desplazada desde Ras Lanuf, su base natural, a unos 300 kilómetros de Sirte, para participar en los combate contra el Daesh. Ellos han cerrado el camino de muchos salafistas que pugnaban por llegar a la cuenca petrolera del Golfo de Bengasi, donde podrían haber atentado contra las últimas destilerías que dispone el país.
En el sur del país milicias de tuaregs y tubus, tribus rivales entre sí, han profundizado frente al caos, sus ansiados e históricos reclamos de autonomía en pos de su independencia final.
Libia, un país ejemplo y modelo, no solo para África, sino para las naciones del tercer mundo, ha sido devastada y convertida en un estado fallido al ejemplo de Somalia, quizás su único record hoy sea ser la nación que cuenta con mayores cantidad de gobiernos de unidad por kilómetro cuadrado, el Parlamento de Trípoli, de Tobruk y ahora del impuesto por Naciones Unidas el Unidad Nacional (GNA), solo sellos de goma que no puede controlar ni las puertas de los sitios donde funcionan.
Ya no importa quien triunfe en la pugna libia, ya no importa si hubiera alguna vez un resultado claro en la disputa, quien sea que trepe al kurosawano trono de sangre, no será por ser el mejor, sino por ser el más salvaje de los caníbales.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino . Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

  y ver también.

Las últimas horas de Sirte  ...Fuente original: Gara








Soberanos o intervenidos.



 

Soberanos o intervenidos

Por Rafael Cid


“Todos somos hijos del Diluvio Universal”

(Mircea Catarescu)

¡Eureka! Al fin un intelectual del régimen reconociendo públicamente el fracaso de la Transición y sus metástasis. Eso es lo que acaba de hacer Santos Juliá en un artículo de opinión que lleva el teatral título de “Huelga general de electores” (El País, 5/9/16)(1) Porque, sin de verdad pensar en las consecuencias de sus actos, el historiador de cabecera del diario que preside Juan Luis Cebrián acaba de proclamar la inanidad de origen de nuestra soberanía popular, de la que “emanan todos los poderes del Estado” (Art.1 de la C.E.). Aunque para alcanzar ese estado de lucidez mental haya necesitado echar mano del guirigay sobre la investidura a la presidencia del gobierno. Gracias por venir.

Afirma Juliá que tenemos “un Parlamento carente de voz propia, siempre bajo la férula del poder ejecutivo, y éste del poder presidencial”. O sea, una democracia intervenida por la clase política y la clase gubernamental. Mientras los electores, auténticos titulares de la cosa pública, desaparecen del mapa político desde el momento en que introducen la papeleta en la urna. Todo para el partido, nada sin el partido. Lástima que Juliá se quede en la espuma de la actualidad sin remontarse a aquel tramposo consenso del cambio para que lo principal siguiera igual, como el “gobierno del cambio” que de nuevo sacan a la pista. El protocolario atado y bien atado al que ahora PP y PSOE prometen alta fidelidad, a costa de negar cualquier posible salida desde la izquierda y el derecho a decidir. ¡Vivan la caenas!

La Transición no fue el paso de una dictadura a una democracia, como tantos forofos, incluido el acreditado columnista de referencia, han sostenido hasta la saciedad. Son dos conceptos incompatibles metafísicamente, para los que no hay alquimista ni varita mágica que valga sin desnaturalizar sus principios. Una aberración elevada al ridículo con la justificación procedimental de que se hizo de “ley a ley”. Lastre cainita que aún impide, entre otras muchas cosas, aplicar una decente ley de memoria histórica que restablezca la verdad de los hechos. No hay puentes que crucen el abismo que separa a un sistema criminal de otro que no utiliza a las gentes como escudos humanos. Por eso el resultado fue un continuismo-turnismo vergonzante. El gobierno del pueblo sin el pueblo.

Todo lo ocurrido desde las elecciones del pasado año demuestra que tenemos una democracia supeditada a los aparatos de poder, patentes y latentes. Gobierno en funciones por aquí y gobierno en funciones por allá, pero el Parlamento, sede nominal de la soberanía, no está en funciones. Entonces, ¿por qué no cumple el papel para el que fue constituido? ¿Acaso la ciudadanía no merece que aquellos que fueron elegidos para representarla cumplan su mandato? ¿A qué viene fiarlo todo a la investidura del presidente cuando él y el gobierno son una simple emanación del Parlamento, que es quien posee la potestad legislativa, mientras aquellos solo existen por delegación? Tanta ofuscación solo puede explicarse por el empacho de poder de las cúpulas de los partidos y por la escasa sensibilidad democrática de sus integrantes. Con razón decía Lord Acton, en cita no abreviada: “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente, por eso la mayoría de los políticos son malas personas”.

Aunque igual que Santos Juliá se acaba de caer del guindo, otros de su gremio persisten en hacernos comulgar con ruedas de molino. Como el catedrático de Derecho Constitucional Jorge de Esteban, que desde la tribuna de El Mundo no para de desbarrar, melonada tras melonada Para el que fuera embajador ante el Vaticano por designación del gobierno socialista, el Parlamento también está en funciones por “analogía con el gobierno” (sic). Semejante bobada no solo alcanza publicidad en un rotativo de ámbito nacional sino que además es utilizado por políticos, periodistas y gentes de peor vivir como munición para sus chascarrillos en tertulias y teledebates. Un insulto en toda regla para los millones de ciudadanos, votantes o no votantes, que pagan (¿religiosamente?) la factura de las elecciones. Partida presupuestaria que, de producirse unos terceros comicios, rondaría los 150 millones de euros, unos 25.000 millones de las antiguas pesetas para financiar “la fiesta de la democracia”. Aunque mejor sería decir “la siesta de la democracia”.

Con ese panorama parece una provocación que el Parlamento ya constituido siga los pasos del Gobierno de guardia, y se mantenga en la práctica “fuera de juego”. Sobre todo por parte del bloque de la oposición al PP, que podría trabajar en común para proponer leyes aperturistas que pongan en evidencia la nula voluntad regeneradora de los conservadores (más allá de acordar cambiar la fecha del 25-D) y su política del candado. No importa que luego se estrellen con el veto en el Senado, donde el Partido Popular tiene mayoría absoluta. Serviría para relanzar la iniciativa política al Parlamento y demostrar la falsedad del enroque sobre el exclusivo troquel de la investidura. Pero esa es la ruptura de mínimos entre los de abajo y los de arriba que el formato de la Transición evitó tomando como modelo aquella “democracia orgánica” de las Cortes franquistas.

Claro que puestos a liarla, lo mejor es cuando a nuestros pensadores se les ocurren ideas. Como la de “échese a un lado señor Rajoy”, ahora ampliada a su contrincante Sánchez por expreso deseo de un Grupo Prisa cada día más irrelevante. ¡Qué magistral lección de democracia! Mal que nos pese, ambos fueron elegidos por la militancia de sus partidos (el secretario general del PSOE en un proceso de primarias) y luego ratificados en sendas elecciones (Rajoy en dos ocasiones y en línea ascendente de votos), y que ahora, desde los púlpitos del sistema, se inste a descabalgarlos porque a unos señores que nadie ha elegido no les petan, es de aurora boreal. Entonces lo llamaron consenso, hoy lo dicen “patriotismo constitucional”. La última vez que los poderes fácticos colocaron la diana sobre la cabeza de un presidente, primero se cobró su dimisión (Adolfo Suarez a punta de pistola) y luego llegó Tejero y sus tricornios. Lógicamente, el pueblo español del 23-F, mucho más súbdito que soberano, no movió un dedo para defender a un Congreso de los Diputados que sentía como un cenáculo de notables ajeno a sus preocupaciones. La herencia recibida.


 Publicado en KAOSENLARED



Nota (1) http://elpais.com/elpais/2016/09/04/opinion/1473001354_851470.html

jueves, 8 de septiembre de 2016

EEUU estuvo detrás del golpe fallido en Turquía según Brzezinski.



Brzezinski confiesa que EEUU estuvo detrás del golpe fallido en Turquía



Zbigniew Brzezinski, ex asesor de Seguridad Nacional de Carter e íntimo de Obama, “confirmó que EEUU apoyó a la oposición de Erdogan para perpetrar el golpe”. ¡Vaya confesión tan cándida y candente!
Como adelanto a su próximo artículo en The American Interest, Brzezinski sintetiza en su “resumen” que “el papel de EEUU en el golpe en Turquía fue un grave error (¡supersic!)” que “puede causar una mayúscula explosión a la reputación (sic) de EEUU”.
Brzezinski, creador de los mujahidines/Al-Qaeda ahora transmutados en yihadistas posmodernos, ha escogido a la influyente revista The American Interest como la paloma mensajera para sus relevantes apreciaciones geoestratégicas, gusten o disgusten, como es el caso trascendental de su exhortación a un nuevo realineamiento con Rusia y China, una versión del inevitable nuevo orden tripolar que no se atreve a pronunciar su nombre.
Resulta y resalta que “Turquía se encontraba a punto de reconsiderar su política exterior después de su fracaso en Siria durante los pasados cinco años, y los errores de cálculo al apoyar el golpe y al hospedar a su líder (Fethullah Gulen, asilado en Pensilvania) son tan serios que no es posible culpar al otrora aliado de EEUU, Turquía, si da su espalda a EEUU y recapacita su política”.
¿Propone Brzezinski en forma subliminal entregar al aliado asilado Gulen para aplacar la ira del sultán Erdogan y operar un control de daños en su deteriorada relación con EU cuando Turquía ha iniciado un acercamiento espectacular con Rusia e Irán?
En su asombrosa confesión pública, Brzezinski reconoce que “una potencial coalición Rusia/Turquía/Irán puede crear la oportunidad (sic) para resolver la crisis siria” y “si Erdogan tuviese un poco de sabiduría, habría llegado al entendimiento de que no tendría una credibilidad independiente con la ayuda de algunos países árabes decadentes”. ¡Qué fuerte!
El usualmente bien informado, el alemán-estadounidense, F. William Engdahl –connotado geopolitólogo formado en la Universidad de Princeton y consultor de riesgos estratégicos–, escrudiña la confesión del golpe fallido del 15 de julio de parte de Brzezinski y expone la telaraña de intereses de un Gulen apuntalado por la CIA: “refleja una tremenda lucha interna de facciones en los círculos cupulares de EU”, que “reconfigura el más extraño año electoral presidencial en la historia estadounidense”.
Engdahl comenta que el golpe auspiciado por EEUU se escenificó “días después de que Erdogan anunció un mayor giro estratégico para alejarse de la OTAN y acercarse a Rusia” y cuya confesión vino del Olimpo geoestratégico estadunidense: ¡nada menos que de Brzezinski!
Engdahl refiere que los aludidos “países árabes decadentes” son “sin duda Arabia Saudita y Qatar, los principales financieros de la guerra del terror sirio contra Assad desde 2011”. ¡Muy fuerte!
Juzga que la dramática confesión de Brzezinski no es menor, ya que, “con Henry Kissinger fue uno de los principales estrategas exponentes de la política exterior del periodo posguerra, fundador y director ejecutivo de la Comisión Trilateral de David Rockefeller, y quien hasta hoy todavía conserva (sic) presuntamente permiso y acceso a los reportes de espionaje top secret de EEUU” y quien “expresa ahora su furia (¡supersic!) por la plena incompetencia (sic) del espionaje estadunidense en manejar la relación con Turquía”.
Engdahl comenta que “en forma notable, la persona en el Departamento de Estado directamente responsable, no solamente del desastroso (sic) golpe de febrero de 2014 en Ucrania, sino también en Turquía, es la malhadada (sic) y perpetua (sic) guerrera Victoria Nuland, esposa del neoconservador straussiano Robert Kagan”. Por cierto, ambos son israelí-estadunidenses y la amazona Vicky fue quien profirió sicalípticas invectivas grabadas contra Europa (“Fuck Europe!”).
Según Engdahl, a partir del fallido golpe de EEUU y el viraje de Erdogan al Este, “el Pentágono se vio obligado a desmantelar velozmente sus ojivas nucleares de la base aérea Incirlik, cerca de la frontera siria, para recolocarlas en Rumanía”. Peor: el turco insinuó que la base de Incirlik puede ser usada por Rusia.
Por sus dramáticas repercusiones, a juicio de Engdahl, “el 15 de julio pasará a la historia como una de las más decisivas derrotas de la proyección del poder global de EEUU, del llamado nuevo orden mundial de David Rockefeller y amigos (sic)”.
Es más que justificada la inusitada furia pública de Brzezinski, quien contempla el desmoronamiento de su “tablero de ajedrez” euroasiático –y sus volcánicos Balcanes– desde Ucrania, pasando por Turquía (nominal miembro de la OTAN), hasta el binomio Siria-Irak, para condensarse en el otro binomio Afganistán-Pakistán.
Se resquebraja así el asfixiante cerco continental euroasiático formulado por las “trampas de Brzezinski” contra el triángulo continental RIC (Rusia, India y China).
Algunos puntuales tuits de la angustia geoestratégica de Brzezinski en el lapso de cuatro meses son ilustrativos del caos global y del choque de EEUU contra la naciente alianza de Rusia y China, los cuales han pasado a la contraofensiva, donde destaca el contencioso turco y sus reverberaciones.
El 4 de mayo: “Trump sin gran diseño estratégico coherente y la señora Clinton favoreciendo viajar sobre hacer estrategia levanta incertidumbre global sobre EEUU”. Cabe señalar que la hija de Brzezinski (pro Hillary) se ha enfrascado en un hormonal duelo verbal con Trump.
15 de junio: “¿Por qué EEUU pone en peligro sus intereses creando una situación en Asia, donde China siente no tener otra opción que estrechar sus relaciones con Rusia?”
31 de agosto: “La ausencia de una visión estratégica de EEUU puede tornar la cooperación sino-rusa de un tigre de papel a algo más preocupante”.
1º de septiembre: “Se requiere un poder sunita estabilizador; sin embargo, los posibles estados –Turquía, Egipto, Arabia Saudita– son cada vez más ineptos o no desean liderar”. ¡Muy severo!
Pues sí: no es lo mismo administrar el auge unipolar de EEUU que su vigente decadencia tripolar.
Tampoco es lo mismo lidiar con la resucitada Rusia en la “era Putin”, que con sus pusilánimes antecesores (Gorbachov y Yeltsin), ni con el mandarín Xi, en la fase del milagroso ascenso de China.
La decadencia de EEUU es inversamente proporcional a la resurrección de Rusia y al ascenso irresistible de China –al unísono del despegue callado de India–, lo cual fue notorio, en vísperas del arranque de la undécima cumbre del G-20 en Hangzu, con el desaire en la pista de aterrizaje a la muy mediocre asesora de Seguridad Nacional de Obama, la amazona Susan Rice. El mensaje es tremendo en símbolos, cuando la última visita de Obama a China demarró muy mal.
Ante tantas provocaciones injerencistas de Obama, quien se confina en su autismo unipolar inoperante, Rusia y China ya se quitaron los guantes y quizá hayan detectado que EEUU no solamente se encuentra en franco declive global y doméstico, sino que también carece de geoestrategas válidos cuando Brzezinski (88 años) y Kissinger (93) se encuentran en su ocaso biológico.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2016/09/04/opinion/012o1pol

Brasil.-La narrativa novelizada del impeachment a Dilma Rousseff.



08-09-2016

Los medios brasileros construyeron una narrativa novelizada del impeachment

Brasil de Fato


Y de repente, la profecía autocumplida se cumplió. “El PT deja el gobierno después de 13 años” es la frase-slogan de triunfo de un grupo político 4 veces derrotado en las elecciones y estampado en este 31 de agosto de 2016 en el sitio de Globo, dejando claro lo que estaba en juego en el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff.

La operación jurídico-mediática que viabilizó el impeachment también explicitó un hecho conocido: el negocio de los medios brasileros no es el periodismo ni las noticias, es la construcción de crisis, inestabilidad y “normalidad”. Es lo que podemos llamar también novelización de las noticias y una tentativa exhaustiva de “dirección de realidad”.

Fue lo que vimos desde el editorial del 1º de enero de 2015 de O Globo, que daba un ultimátum a la entonces presidenta Dilma Rousseff, electa por 54 millones de votos: “Margen de error para Dilma quedó estrecho”, y más tarde en los editoriales de Folha de S. Paulo y de Estadão que pedían sin rodeos el impeachment y la destitución de la presidenta. Los periódicos y los medios en unísono hablando de una economía “en coma”, desempleo, insatisfacción de la FIESP, de los empresarios, de los ricos y de la clase media en revuelta.

En este período, vivenciamos un Brasil apocalíptico diario con los vaciamientos de Lava Jato, prisiones coercitivas, delaciones premiadas en serie y primicias-bomba lanzadas en operaciones articuladas entre el poder judicial, la policía y su brazo comunicacional, los medios. Una narrativa histérica, novelizada y en trance, produciendo tempestades emocionales que anunciaban el “Juicio Final”, expresión retomada por el Estadão en su editorial del 31 de agosto celebrando la profecía anunciada de la destitución de la presidenta de Brasil.

La tempestad mediática fue calibrada y modulada, su velocidad e intensidad fue dirigida, siendo desacelerada a partir del día 13 de mayo de 2016, con Dilma ya alejada por el rito del impeachment. En el día de asunción de Michel Temer como interino, la narrativa mediática en un pase de magia se transformó, y ya el editorial de O Globo profetiza en sus páginas el retorno a una súbita normalidad: “Optimismo con el nuevo tono del Planalto”.

Las primicias-bomba desaparecen o disminuyen, la histeria y el alarmismo da lugar a una prensa de “pacificación” simbólica, como las operaciones “pacificadoras” en las favelas cariocas. Producción de un discurso de seguridad artificial y que “calma” a electores, empresarios, “calma al mercado” y dice que “ahora” todo está bajo control con la llegada de un “operador político” confiable.

Todas las acciones de desmonte del interino Michel Temer fueron saludadas por Globo en los cuadernos de Opinión, Economía, Editoriales, como primicias positivas, a ser celebradas: “La acertada suspensión de Ciencia sin Frontera”, “Conozca los absurdos que aún sobreviven en la CLT”, “La crisis fuerza el fin injusto de la enseñanza superior gratuita” fueron algunos titulares de lavado mediático del desmonte y cambio abrupto del programa rubricado en 2014 por las urnas.

En continuos “actos fallidos” y después de llamar a Temer “Presidente electo”, O Globo se adelanta al juzgamiento en el senado y llama a Dilma como “ex presidente” antes mismo de que el Senado la hubiera juzgado.

Sintomáticamente, en el día en que la presidenta de Brasil estaba siendo juzgada y hacía su defensa durante 14 horas seguidas, respondiendo sobre actos fiscales, economía, política, relaciones internacionales, programas sociales, la Red Globo enseñaba a cocinar y fritar huevo y a continuación exhibió la película “El hada de los dientes” como si no tuviesen “nada que ver” con todo el proceso.

Una decisión no simplemente “comercial”, ya que interrumpieron su programación y transmitían en pleno domingo la sesión que admitió el impeachment de Dilma en la Cámara de Diputados, dando voz a los hombres más rabiosos y los más retrógrados del parlamento. Ya el discurso de defensa de la Presidenta en el Senado fue simplemente ignorado por el canal abierto con mayor incidencia en la opinión pública, en un momento histórico y decisivo para Brasil.

Si un impeachment no es importante, ¿qué sería entonces un hecho periodístico? Se ignora la vida de la polis, se ignora el hecho de que los canales abiertos constituyen una concesión política. Éste es el poder de los medios en Brasil, amplificar o silenciar los hechos. Decir qué es y qué no es lo importante.

La novelización de la crisis
La novelización de la crisis, su amplificación, espectacularización, produjo una telenovela de lo real en la TV, en los editoriales, en los titulares de los periódicos y las revistas de la gran imprenta, explicitan así el devenir de los medios en partido, actuando como una de las grandes fuerzas de desestabilización política y de construcción de personajes y escenarios.

La performance admirable de la presidenta delante de sus acusadores, durante 14 horas, recibió de O Globo el sello de un personaje construido. En el editorial del día 31 de agosto y en los comentarios de Globo News, poco importaba el hecho, el juicio de valor ya estaba consensuado: “en la extensa parte de la sesión en que respondió las preguntas y críticas de los senadores, fue la Dilma de siempre: irritadiza, autoritaria, confusa”.

El editorial se apura a descalificar el “fantasioso “golpe parlamentario”” sustentado en una ficcional trama urdida en los resquicios del TCU, del cual se valió Eduardo Cunha para chantajear a la presidenta” y califica su propio texto como “el fiel resumen de lo que fue el embate de estos ocho meses”.

En los últimos 13 años, fuimos sometidos a una tempestad semiótica y cognitiva, una operación de ajusticiamiento mediático en tiempo real. Teniendo como eje al PT, un ex presidente y una presidenta, Lula y Dilma, los movimientos sociales y de izquierda, los activistas presentados como vándalos, matones, black blocs, la construcción de enemigos públicos número 1, que encarnan de forma alternada, pero constante, el lugar del mal a ser extinguido, depuesto, reprimido. Este linchamiento mediático, difamación, destrucción de reputaciones, exposición de la vida privada prepara el terreno para la aceptación de prácticamente cualquier maniobra jurídica o parlamentar en una operación vinculada.

La política es demonizada y se construye un campo negativo en el que líderes, militantes partidarios, activistas, el campo cultural comprometido, son vistos con sospecha, como “profesionales de la política” distintos del ciudadano “común”, pensado en la condición de platea o hincha. Esta estrategia mediática de polarización produce un debate pautado por la lógica de hinchadas de fútbol, con base en la intolerancia y en el odio, en la retórica de “nosotros” y “ellos”, los que tienen que ser vencidos.

Nosotros, los ciudadanos, los indignados, los espontáneos, y ellos, los militantes, los rojos, los “profesionales” de la política, los que tienen intereses, los aparateados, aquellos en los que no podemos confiar. Ése es el lugar del activismo en los titulares.

Esta polarización reductora, ya experimentada en las elecciones de 2014, llegó a su cúmulo con las infografías de los periódicos que presentaban la explanada de los Ministerios de Brasilia dividida en dos “alas” (contra y a favor del impeachment) por un muro, en la votación de admisibilidad del impeachment en la Cámara de Diputados el 17 de abril de 2016 y en la votación del Senado. Un “muro” que pasa a ser visto no como una aberración, sino como parte del paisaje de confrontación.

Manifestaciones conservadoras

Las manifestaciones conservadoras en las calles tuvieron comandos mediáticos activos que crearon un ambiente no simplemente para legitimar el impeachment, sino para acciones de persecución a los movimientos sociales: pedidos de prisión por el PSDB y DEM contra Guilherme Boulos, líder del MTST, asesinato de liderazgos del MST y de indígenas, demonización de los “rojos” y emergencia de un discurso fascista, con portavoces en el parlamento, en los medios y entre el empresariado.

La demonización del “otro” fue materializada en un muro metálico que dividió la explanada de los Ministerios en dos, delimitando territorios en una guerra de hinchadas que respondía a un comando de escenarización. Un “politicódromo” para la transmisión en vivo por TV. El escenario fue montado para un espectáculo callejero, de conmoción y mediatización de un proceso político teniendo como combustible un discurso simplificado y selectivo en torno a la corrupción.

“Nosotros” los indignados, y “ellos”, los corruptos, ésta es la operación que viene siendo construida a largo plazo y que suponíamos que había llegado al paroxismo en las elecciones de 2014. Pero fue ahora que se consumó como golpe parlamentar, jurídico y mediático.

En un momento de crisis económica e insatisfacciones difusas, la demonización del otro encontró eco en una clase media conservadora, que desde 2014 asumió y resignificó como forma de distinción el discurso del racismo, del preconcepto contra minorías, la defensa de privilegios de clase y grupos, todo eso travestido en combate a la corrupción y al petismo.

El mismo proceso mediático que demonizó a Lula y Dilma, popularizó figuras como Eduardo Cunha, Aécio Neves y al propio Michel Temer. ¿Dónde están los titulares, los editoriales, la indignación, las brigadas anticorrupción a cada revelación del Lava-Jato que involucra al campo conservador?

El efecto mediático también coprodujo un ejército de trolls en las redes, la polarización exacerbada entre derecha e izquierda, discursos de odio, una derecha ostentosa que salió del closet corajuda por la demonización y elaboró sus propios medios: Revoltados On Line, Tv Revolta, las páginas del Movimento Brasil Libre (MBL), entre otras se tornaron la caricatura de un gran medio, un espejo amplificado que reflejó la nueva cara de la derecha y que tomó para sí las formas de acción, protestas, estrategias lingüísticas, mimética, que fueron durante décadas la marca de las izquierdas.

Guerrilla mimética
El golpe produjo esta nueva economía de los medios, una guerrilla mimética y nuevas narrativas. Cientos de nuevas iniciativas de medios libres en todo Brasil que están disputando las redes, las calles desde las manifestaciones de 2013. De forma activa e inédita, a punto de no distinguirse más de la propia fuerza de las calles, vimos emerger un conglomerado mediático caliente, afectivo, posicionado, como Media Ninja, Jornalistas Livres, Revista Fórum, blogueros, youtubers, artistas activistas como Gregório Duvivier, entre muchos otros, que expresan una indivisión entre medios y activismo, afectos, produciendo un cambio de lenguaje, en contraste con el ambiente “profesional” y “objetivo”, “aséptico” de las grandes corporaciones mediáticas. Desde 2013, los mediactivistas descifran el componente afectivo, intempestivo de las redes, con las emisiones en vivo, streamings, la viralización de memes, fotografías, posts, textos, afiches, producidos por los propios manifestantes y mediactivistas.

Operaciones de choque, disputa narrativa, procesos de subjetivación, que dejan los rastros de cientos de cinematógrafos activistas, fotógrafos “amadores” en las imágenes y en las narrativas, que se tornan también “historias de vida”.

Este proceso resultó en un flujo, una onda, un enjambre, una multitud-mediática que fue decisiva para la construcción de una narrativa victoriosa de que el proceso de impeachment fue en verdad un golpe parlamentar.

La destitución política de Dilma y la interrupción del ciclo de democratización de Brasil precisó de un operador jurídico-administrativo, un “crimen de responsabilidad”, un crimen de “gestión” sin acto criminal determinado que sin embargo sirvió de pruebas para sacar a su grupo de poder, pero la narrativa del golpe también se tornó victoriosa con el #NãoVaiTerGolpe y el #ForaTemer que se replicó por los medios internacionales.

Pero, al final, ¿quién precisa al gobierno?


Los pobres, las minorías, el ciudadano común, todos los que dependen de infraestructura instalada, de la protección de los derechos, de un Estado que asegura el mínimo: vivienda, salud, educación, cultura, jubilaciones.

Es un hecho que el golpe jurídico-mediático tornó superfluo, como fuerza simbólica, al gobierno de Michel Temer. Precisan de él apenas como un operador del desmonte de un programa y la instauración de otro ciclo conservador y autoritario en Brasil, que comienza con una mancha de origen: la deposición de una Presidenta de la República en un proceso kafkiano y sin crimen. Es que, después que prefiguraron el apocalipsis, las elites precisan apenas de un presidente servil e invisible para volver a la “normalidad”.

Estamos viviendo simultáneamente el fin de un ciclo, pero también la emergencia de un nuevo ciclo de luchas y combates, en que tendremos que volver a defender los derechos más básicos que pensábamos conquistados, “éste golpe es machista, racista, misógino, homofóbico contra todas las minorías y contra los brasileros y brasileras” como acusó Dilma Rousseff en su discurso de despedida, pero también nos libera, con la instauración de un tiempo de excepción, para la desobediencia civil, la experimentación y la imaginación política.

La política fue secuestrada por una casta. El odio de la política viene de su separación en las calles, de los modos de ser y de lo cotidiano. Uno de los más increíbles efectos colaterales de esta crisis es haber colocado la política, lo político en la plaza pública. El ciclo de las manifestaciones de 2013 y el proceso del impeachment colocaron a la política al ras del suelo, el contragolpe habiendo formado un Frente de Diversidad, amplio, general e irrestricto y producido una guerrilla semiótica y una mimética, una diversidad de medios y de lenguajes ingobernables.

Ivana Bentes es profesora e investigadora de la Escuela de Comunicación de la UFRJ y autora de Mídia-Multidao: estéticas da comunicaçao e biopolíticas.
Traducción: Lucas Benielli Fuente: https://brasildefato.com.br/2016/09/02/midia-brasileira-construiu-narrativa-novelizada-do-impeachment/

lunes, 5 de septiembre de 2016

La Galicia de Feijóo , un balance en negativo .



Siete años de 'reinado' de Feijóo: 56.000 parados más y 700.000 pobres


  Juan Oliver .

Hace unos cuantos meses, el presidente de la Xunta se encontró en un acto público con un ex trabajador de la Televisión de Galicia, a quien conocía porque había sido corresponsal en el extranjero y porque había dirigido y presentado uno de los informativos más importantes de la cadena. En las distancias cortas Feijóo suele ser amable y cortés, así que se dirigió a él:

-Hombre, Pedro [es un nombre falso para preservar la identidad del periodista], ¿cómo te va?, ¿a qué te dedicas? –le interrogó en tono cordial. No sabía que el informador había sido despedido, como otros cientos de compañeros que perdieron su empleo en la cadena pública durante su mandato.

- Me dedico a buscar trabajo, presidente –le respondió. Feijóo se quedó helado.

- Esto me pasa por preguntar –se lamentó.

Durante los siete años y cinco meses de reinado de Feijóo en la Xunta, el paro ha subido en la comunidad en más de 56.200 personas, según los datos de la Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística. La tasa de desempleo ronda el 17,7%, por debajo de la media española pero cinco puntos más que cuando el líder de los populares gallegos tomo posesión de su cargo en abril del 2009.

Es cierto que en la última legislatura el desempleo ha registrado un incipiente descenso, pero también lo es que buena parte de esa caída se debe a la emigración forzada de miles de personas que han tenido que buscarse la vida en el extranjero. Especialmente los más jóvenes, que han visto cómo desde que Gobierna Feijóo la tasa de paro juvenil crecía 13 puntos, para situarse en el 43,7%.
Durante su estancia en Monte Pío se han destruido más de 38.000 puestos de trabajo en Galicia
El 2 de agosto, al día siguiente de anunciar que adelantaba las elecciones, el líder del PPdeG aseguró que la economía gallega estaba “fortaleciéndose”. La afirmación no se sostiene. La situación no resiste ninguna lectura positiva, por más que se empeñen quienes, como él, aseguran que la crisis ha pasado. Durante su estancia en Monte Pío (la residencia oficial del jefe del Ejecutivo autonómico) se han destruido más de 38.000 puestos de trabajo: en abril del 2009 había más de un millón de afiliados a la Seguridad Social y hoy apenas superan los 977.000.

Cuatro años después de que la reforma laboral abriese las puertas a los despidos masivos y baratos, siguen ejecutándose expedientes de regulación de empleo (ERE). El año pasado se vieron afectados por ellos más de mil trabajadores gallegos. Y la cifra subirá este año, ya que sólo entre enero y junio ya han perdido su empleo en un ERE más de 900 personas.

Mal dato para enfrentar unas elecciones en apenas tres semanas. En campaña y en precampaña, Feijóo jugará la baza de que tiene la economía controlada. Pero no podrá evitar que la frialdad de las cifras rebata su estrategia de vender optimismo y buena gestión. El número de desempleados y de personas inactivas en edad de trabajar (1,3 millones) supera con creces al de las que tienen un empleo (poco más de un millón). De los 195.000 parados registrados en el Servicio Público de Empleo Estatal, sólo 94.372 cobran una prestación, un subsidio o una renta de integración social. La tasa de riesgo de pobreza, según las cifras oficiales, ha crecido 1,1 puntos desde el 2009 y se sitúa muy por encima del 25%. Más de 700.000 gallegos están en riesgo de exclusión social, es decir 30.000 más que cuando Feijóo llegó al poder. De ellos, 56.000 son menores de diez años, y 36.000, ancianos mayores de ochenta.

Galicia no es país para viejos. Aquí se cobran las pensiones más bajas de España: 868 euros de media la prestación contributiva por jubilación, 355 euros la no contributiva, 390 la de invalidez no contributiva, 540 la contributiva de viudedad... La media: 764,17 euros al mes. Sólo en Extremadura se recibe menos.

A pesar de eso, el déficit de la Seguridad Social no para de crecer en la comunidad. No es competencia autonómica, pero la brecha entre ingresos y gastos se ha ido agrandando en los últimos años y ya ronda una media mensual de 400 millones en números rojos. A este ritmo, la diferencia entre lo que se ingresa por cotizaciones sociales y lo que se paga en pensiones superará los 4.000 millones al final del ejercicio. Casi la mitad del presupuesto de la Xunta para el 2016.
Tanto quienes viven de un sueldo como quienes trabajan por cuenta propia han visto como Galicia se convertía en terreno abonado para la explotación y los sueldos bajos
Quienes están en edad y condiciones de trabajar, y además tienen la suerte de tener un empleo, tampoco lo tienen fácil. En los últimos años ha habido un brutal proceso de destrucción de buena parte del tejido productivo, especialmente en las zonas del interior. Al margen del crecimiento constante del gigante Inditex, en sectores como el financiero, el textil, el auxiliar del naval y del automóvil (la empresa más grande de Galicia es la factoría de Citroën en Vigo), la pesca y la ganadería, la crisis ha asolado comarcas enteras. Constructoras quebradas, explotaciones ganaderas abandonadas por falta de rentabilidad, polígonos industriales convertidos en desiertos de hormigón, miles de oficinas bancarias cerradas por culpa de las fusiones de cajas y la bancarrota de entidades financieras... Tanto quienes viven de un sueldo como quienes trabajan por cuenta propia han visto como Galicia se convertía en terreno abonado para la explotación y los sueldos bajos, ante la sobreoferta de mano de obra y los recortes de derechos de la reforma laboral de Rajoy.

El salario medio en Galicia cuando Feijóo fue investido presidente era de 18.815 euros brutos al año. Hoy se ha reducido a 18.758 euros. Si se aplica la variación del índice de precios al consumo, la caída es aún mayor: en siete años y cinco meses, los trabajadores gallegos han visto mermada su capacidad adquisitiva en un 6,2 %. El gasto medio por hogar ha caído más del doble: un 14%. Y con el consumo interno estancado, ni siquiera la depauperación extrema de las condiciones laborales han mejorado la competitividad de las empresas. En el 2013, según el INE, había 85 compañías con más de 500 trabajadores. Hoy rondan el medio centenar.

Probablemente, Feijóo y sus asesores construirán para su campaña un discurso que eluda explicar todo lo anterior, vendiendo el humo de una mejora inexistente y de una administración de la cosa pública supuestamente exitosa. De hecho, ya han dado algún indicio de por dónde van los tiros. El pasado 11 de agosto, diez después de anunciar el adelanto electoral, el Diario Oficial de Galicia anunció la creación del Observatorio Galego da Dinamización Demográfica, una promesa electoral del 2009. La institución ni siquiera ha nombrado a sus vocales, ni tiene página web, ni trabajadores adscritos. Pero servirá para decir que el PP ha hecho algo contra la crisis demográfica de Galicia, una de las regiones europeas más envejecidas y con peores tasas de natalidad y fertilidad. Desde que Feijóo es presidente la población gallega ha disminuido en 33.000 personas, sin contar la emigración, y el saldo vegetativo de la comunidad (la diferencia entre las tasas de nacimientos y muertes) ha pasado del 1,8 por mil al ­5,1 por mil.

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 http://www.publico.es/politica/siete-anos-reinado-feijoo-38.html