DOS MILLONES DE PERSONAS PARTICIPAN EN UNA CONSULTA SIN PRECEDENTES
Catalunya: el día después del 9N
Tras la consulta ciudadana en la que ayer votaron 2.236.803 personas se abren distintos escenarios para el país.
Pablo Elorduy
10/11/14 · Diagonal.
2.236.803 personas participaron ayer, 9 de noviembre, en la consulta ciudadana llevada a cabo en Catalunya. De ellas, el 80% optó por la fórmula del independentismo, el famoso sí-sí. Algo más de un diez por ciento expresó su deseo de que se construya un modelo de relación federal (sí-no) y un 4% optó por el "no" al cambio de modelo. Pasadas 24 horas, sin embargo, ninguna incógnita se ha resuelto. Bien al contrario, parece que al paisaje le falta una parte que está fuera de plano o que, como ha dicho Guillem Martínez en El País, "es otro jalón con final abierto". No sólo por el 64% del censo que no acudió ayer a los puntos de votación dispuestos por la organización del evento, si no porque las fuerzas que llamaron al voto se reservan algunas opciones de cara al futuro inmediato. Así lo cree Arturo Puente, analista político y colaborador de eldiario.es, quien, consultado por Diagonal, considera que el acto de ayer es "el estertor de una etapa muerta", al menos en lo que a las relaciones entre los principales dinamizadores de la consulta —CiU y ERC— se refiere. Hoy, 10 de noviembre, se termina el acuerdo entre las fuerzas que encabezan Artur Mas y Oriol Junqueras, desarrolla Puente. "Cuando se rebajó la consulta al acto simbólico, ERC se sintió engañada", explica este analista, de manera que el 9N resetea el consenso logrado hasta esa fecha y Mas se ve en una disyuntiva, volver sobre los pasos perdidos, que, traducido, significa apoyarse en el PSC para sacar adelante la legislatura --con la próxima estación en la aprobación de los presupuestos para 2015--, o bien optar por la convocatoria de elecciones anticipadas.
Elecciones anticipadas
El abogado y activista Hibai Arbide también detecta un "bloqueo evidente" en el mapa que queda tras la masiva movilización del domingo. Para Arbide, el escenario más probable es el adelanto electoral, dado que el principal actor civil de la película, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) apuesta por esta vía. Una vez que la Candidatura d'Unitat Popular ha rechazado definitivamente formar parte de una "candidatura país", es decir, una lista formada con el único programa de la independencia, la fusión —"fría" o no— entre ERC y CiU es la opción que seguiría los pasos del proceso comenzado, pero también plantea incógnitas. Arturo Puente recuerda que, con el último barómetro del CIS en la mano, CiU ha perdido el 50% de su electorado en los últimos cuatro años. El objetivo de ERC, indica este analista, "no es ir a las elecciones con un perdedor [CiU], pero, al mismo tiempo, esa es la única posibilidad de conseguir una mayoría parlamentaria de carácter independentista. Esta mayoría podría obtener unos resultados de entre 1,6 y 1,8 millones de votos, muy por encima del tope que ha conseguido CiU en los años dorados del pujolismo. Sin este pacto atado, indica Puente, no se va a anunciar el adelanto electoral. La secretaria general de ERC no perdía tiempo y hoy lunes, el día posterior a la consulta, aseguraba que era necesario convocar unas "elecciones constituyentes" como paso lógico tras la votación del 9N y con el fin de formar un gobierno de concentración que lleve a Catalunya a la independencia. Pasadas 24 horas ninguna incógnita se ha resuelto. Bien al contrario, parece que al paisaje le falta una parte que está fuera de plano
La declaración unilateral
Otro escenario posible, indica Arbide, es que se haga una apuesta por la declaración unilateral de independencia, pero, indica, "sin una fuerza abrumadora es un brindis al sol". Y es que, a pesar de la fuerza moral puesta en marcha por las opciones independentistas, no salen los números, "se tendría que haber dado un resultado de cuatro millones de votos", resume Arbide, quien recuerda que para obtener "estándares reconocidos" a nivel internacional, es necesario que vote más de un 50% del censo y que de esa masa de votantes, un 55% abogue por la independencia. Puente incide en que ayer se obtuvo un número de votos a favor del sí-sí muy parecido al que cosecharon los partidos soberanistas en los últimos comicios, por eso señala el papel que un voto por el "no" movilizado tendría que jugar si se pone encima de la mesa la opción de la declaración unilateral.
La presión de la CUP
"La gente ha conseguido transformar lo que era una huida hacia adelante del Gobierno en una movilización capaz degenerar un mandato político". Isabel Vallet, de la CUP pedía ayer mismo en una entrevista que el Gobierno tome la única salida que su grupo ve posible, la dimisión y la convocatoria de elecciones. De este modo, la CUP mueve ficha y se sitúa en un espacio propio, alejada voluntariamente de la "lista país" pero con una apuesta independentista inequívoca y sin demasiados matices. Para Arbide, "esperar que la CUP deje de ser independentista es absurdo, está en su ADN", sin embargo, sí es un factor importante el debate interno que se produzca en estas candidaturas sobre la pertinencia de hablar con un nuevo interlocutor: Podemos.
La formación de Pablo Iglesias fue la gran ausente de la consulta del 9N. "Todo el mundo" mira a Podemos en las últimas semanas, y la CUP no es una excepción. Arbide resume la encrucijada en la que se mueve esta agrupación independentista: "Dentro de la CUP hay distintas posturas respecto a Podemos; se considera que esperar a que haya cambios en el resto del Estado español es transigir con una subordinación que no se puede aceptar y hay mucha desconfianza con que Podemos esté comprometido con la autodeterminación, se lo considera demasiado ambiguo y no es fiable de cara al referéndum". Pero, indica Arbide, "hay gente que piensa que es posible pactar con Podemos como se ha pactado con Mas". La CUP pedía ayer mismo en una entrevista que el Gobierno tome la única salida que su grupo ve posible, la dimisión y la convocatoria de elecciones
Podemos ¿evitar un pacto de élites?
A pesar de que ningún sondeo apunta a una mayoría de Podemos, Puente resalta que lo que viene es un empuje "bestial" de Podemos, capaz por sí solo de desplazar de nuevo la mayoría social y a partidos como Iniciativa per Catalunya (ICV) que ven que "sin apoyar en Procés, hay una fuerza que puede arrastrar otro tipo de discurso". A la espera de que el ciclón Podemos se mida en unos comicios con las fuerzas soberanistas, integradas o no en una candidatura única (CiU-ERC), con los partidos constitucionalistas (PSC, PP, C's, etc) y con fuerzas como la propia ICV o la CUP, la posibilidad de reconducir la situación mediante un "pacto de élites" es el último escenario que se plantea Puente.
Pasos perdidos como la reestructuración del Estatuto, y un trato diferencial desde el punto de vista económico, parecen imposibles de retomar por parte de un Mas a quien los acontecimientos han arrastrado lejos de lo que se discutía hace dos o tres años. Por su parte, el Gobierno de Rajoy, indica Puente, ha comprobado que esto "no es un suflé". "Una cosa es evidente, esto se negocia políticamente. No se puede poner una barrera de contención con tribunales", dice Puente, para quien los intereses de las élites, el llamado "puente áereo" empresarial y financiero, pasan por un acercamiento entre el presidente del Gobierno y Artur Mas para hallar una "tercera vía" que reconduzca un proceso que a partir de ayer por la noche se encuentra, otra vez, en situación de bloqueo.