domingo, 17 de agosto de 2025

La muerte del periodismo .


                                                                        




La muerte del periodismo .                    

 Jonathan  Martínez 

                            13/08/25 

.La historia de la prensa europea discurre por insólitos meandros. Pongamos por caso Alemania. En 1927, antes del ascenso del nazismo, la primera sesión del nuevo Parlamento de Hamburgo empezó con una agitada controversia. Resulta que el diputado socialdemócrata Theodor Haubach se enfrentaba a una querella en calidad de editor del Hamburger Echo. El injuriado era el diputado conservador Josef Hoffmann. Un artículo sin firma lo atacaba con alusiones a su estatura. Decía el Hamburger Echo que la altura de Hoffmann era inversamente proporcional a la cortedad de su entendimiento.

 La acusación no era gratuita. En fechas previas, Hoffmann había denigrado los fastos de la Constitución de Weimar y había tachado a los celebrantes de judeodemócratas y marxistas. Esta anécdota explica por sí sola la ensalada ideológica que iba a encender los hornos crematorios de Auschwitz. Haubach, por su parte, tuvo que abonar una multa de mil marcos por la ofensa. Una minucia en comparación con las represalias que lo aguardaban. Los nazis lo encerraron durante dos años y lo apartaron del periodismo. Por fin, en 1945, lo ahorcaron en la prisión berlinesa de Plötzensee.

 Por entonces Werner Lorenz era un alto funcionario de las SS que había inculcado a su primogénita el amor por los caballos. La pequeña Rosemarie, instalada en la alta sociedad y casada con un empresario del cemento, hubo de interrumpir sus pasiones hípicas a causa de la guerra. En aquel tiempo horrible fue enfermera voluntaria. Luego la guerra terminó y el Tribunal de Núremberg condenó a su padre por crímenes contra la humanidad. En los informes de las Naciones Unidas aparecen cargos por secuestro de niños, reasentamiento de extranjeros, esclavitud y saqueo de bienes públicos y privados.

 Aquella condena no entorpeció los sueños de Rosemarie, que no solo retomó la equitación sino que además rehízo su vida sentimental con el empresario de prensa Axel Springer. Springer acababa de fundar el periódico Bild, una firma sensacionalista y conservadora que terminaría dominando el mercado informativo alemán. Basándose en fuentes de la inteligencia estadounidense, el periodista de investigación Murray Waas sostiene que el imperio mediático de Springer prosperó gracias a los siete millones de dólares que le proporcionó la CIA en los años cincuenta. En 1951, el Alto Comisionado estadounidense John J. McCloy anunció medidas de gracia para un centenar de criminales de guerra en Alemania. Werner Lorenz salió en libertad en 1954.

 En 1967, Springer difundió los valores corporativos que debían reinar en sus periódicos: el apoyo a Israel, a la OTAN y al libre mercado. El tiempo pasó pero aquella declaración aún puede leerse con leves variaciones en la página web del grupo editorial. Por el camino ha habido cambios. Al capital familiar se ha sumado el dinero de KKR, el fondo de inversión proisraelí que ha tomado el control de los grandes festivales de música en España. Como explica Jordi Calvo en nombre del Centre Delàs, los inversores del grupo Axel Springer forman parte de la cadena de suministros bélicos que utiliza el ejército de Israel contra la población palestina.

 El otro día, Israel mató en Gaza al periodista palestino Anas al Sharif y a otros cinco reporteros de Al Jazeera. En octubre de 2024, las FDI lo habían acusado de tener vínculos con Hamás y aquel informe se convirtió en su sentencia de muerte. No sabemos si las armas que han matado a Anas al Sharif llevan el sello de KKR, pero sabemos que el Bild ha relativizado el crimen deslizando sospechas de terrorismo sobre el periodista caído. La portavoz estadounidense, Tammy Bruce, ha añadido que los miembros de Hamás acostumbran a hacerse pasar por periodistas.

 Desde el 7 de octubre de 2023, Israel ha asesinado a cerca de doscientos profesionales de prensa. ¿Cómo es posible, se preguntan algunas voces, que haya periodistas impasibles ante el exterminio de sus compañeros? La respuesta es sencilla: porque no son sus compañeros. Porque apelar a la solidaridad gremial por encima de las relaciones de dominación es una fatiga inútil. Tan periodista era Theodor Haubach como los redactores del Völkischer Beobachter que avalaron su ajusticiamiento. Nemi El-Hassan es tan periodista como los periodistas del Bild que consiguieron apartarla de la televisión pública entre dudosas acusaciones de antisemitismo.

 El periodismo muere pero también mata. Dispara balas de indiferencia, titulares capciosos y tinta pagada por grandes capitales que lo mismo son dueños de un telediario que de un festival de música o de una multinacional armera. Israel no quiere testigos en Gaza aunque ya no queden alfombras para cubrir tanta mierda. Pero la historia es pertinaz y no se calla. Lo escribió Theodor Haubach antes de que lo colgaran de una viga. “Es posible matar a la persona que resiste pero no es posible destruir la idea de la resistencia. Ni siquiera el exterminio puede erradicar la memoria de lo que ha sucedido”.

                     https://www.publico.es/opinion/columnas/muerte-periodismo.html


Nota del blog .-

Cómo la prensa de Alemania ayuda a Israel a legitimar el asesinato de periodistas en Gaza



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