domingo, 25 de febrero de 2024

Susana Baca: fuego y agua del Perú negro

 

Fue la primera persona negra en ser designada ministra de Cultura de Perú.

En lo que fue el primer disco de Susana Baca, en 1987, Silvio Rodríguez escribió: “Delicado es la primera palabra que llega cuando busco calificar ‘Poesía y Cantos Negros’, del Perú. Todo en este trabajo coincide para revelar tan difícil sustancia. Repertorio, orquestaciones, sonoridad de la grabación, y por supuesto la tierna levedad conmovedora, la humana voz de Susana Baca”.

Exactas palabras. Y es que ese disco se grabó en Cuba en 1987 para luego ser editado en Perú con un sello creado por Susana y su esposo Ricardo Pereira. “Nadie quería grabar un disco en el que hubiera poesía. Me miraban hasta mal”. Pero lo hizo, y aclara: “Habíamos hecho una grabación muy elemental en Perú con la que fuimos al Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en la Unión Soviética (1985). Allá fue Silvio Rodríguez quien nos ofreció su estudio en Cuba para hacer un análisis más riguroso. Tuvimos entonces el privilegio de grabar con gente que después llegó a unos tops impresionantes. Esa matriz se quedó en La Habana. Los buscadores de grabaciones viejas buscaban cintas para ver si las volvían éxito como el Buena Vista Social Club. En este caso Tumi Records sacó el disco sin mi permiso: se trató de un robo, pero ganó el Grammy, y yo rechazaba firmar discos de ese sello porque se trataba de un robo”.

En esa grabación estaba “María Landó”, el tema que atrapó en 1995 a David Byrne. “Ah, bueno, ella tuvo éxito porque David Byrne la señaló”, habrían dicho, pero no fue así. “David Byrne se conmovió con mi canto y quiso que yo estuviera en un disco de una compilación que hizo. Pero él no se subía conmigo a los escenarios; yo era quien tenía que ganarme mi pan. Pero es muy lindo que él haya dicho: ‘Susana me gusta, Susana tiene un espíritu de la música y dice lo que siente’. Eso creo que lo conmovió”. Byrne conoció la voz y el proyecto de Susana a través de las clases de castellano que recibía en el Taller Latinoamericano en Nueva York de un argentino radicado en Estados Unidos, un excelente compositor y promotor de todo lo latino en el Norte: Bernardo Palombo, el autor de “Imágenes Latinas” y “Canción por el fusil y la flor”.

Susana Baca
Susana Baca tiene un espíritu de la música, dijo el músico estadounidense David Byrne.

Antecedentes

Se recuerda aquel mensaje de marzo de 2023 a través de sus redes sociales: “Gracias a todos por su amor, su cariño y su maravillosa energía. Hoy hemos vencido”. Había sido intervenida en una situación compleja de la que no se sabía mucho por parte de sus seguidores, millones en todo el mundo. Y eso aconteció en el hospital donde actualmente está de nuevo: el Hospital Edgardo Rebagliati, en Lima, la ciudad que la vio nacer.

Las plegarias de 2023 llevaron a muchos que no la habían detallado a pensar en ella, en su obra, en la importancia que ha tenido y mantendrá para la música y cultura afroperuana la nacida el 24 de mayo de 1944 en el seno de una familia musical y defensora de sus raíces, aunque tuvo dificultades que la marcaron, como la separación de sus padres siendo ella una niña. Fue su madre, a punta de cocina, sabor culinario y baile quien los levantó y formó, y Susana ha agradecido siempre el apoyo musical y el sabor de la gastronomía afroperuana, de manos de su madre. Ella recuerda con gratitud los primeros pasos por su ciudad natal. Es notable ese recuerdo de Susana porque toda la familia estaba involucrada en el ritmo y la melodía hasta el punto de que sus primos fundaron el legendario grupo “Perú Negro”. No pudo ser de otra manera: la entonces niña Susana Baca de la Colina tomó el camino de los suyos pero desde otra perspectiva: el estudio, la investigación y, claro, la puesta en escena de lo aprendido, de la mano de sus extraordinarias aptitudes interpretativas.

 

A los 24 años, en 1968, obtuvo su título universitario de educadora, y ha sido siempre inmensa promotora y divulgadora de la música afroperuana. Ejerció su profesión y la tarea en áreas rurales, lo cual le ayudó a compenetrarse con un mundo invisibilizado.

Después de graduada y con el tiempo, se enamoraron -comenzando la década de los ochenta- Susana Baca, educadora, y Ricardo Pereira, sociólogo, una yunta que se mantiene y que ha trabajado con ahínco en la recuperación de la memoria musical de origen africano en Perú.

En contexto

Cuando Mercedes Sosa dio a conocer en 1972 la “Cantata Suramericana” nos aproximó a Perú con aquel tema “Acércate Cholito” de Félix Luna y Ariel Ramírez: “Un pueblo que renueva de los Incas el solar/ y en el costado mismo de la América que crece/ su esperanza ya estremece con su canto popular”.

También durante un tiempo le correspondió a Tania Libertad dejarnos saber de la riqueza musical de su tierra, como lo había hecho Chabuca Granda y también Yma Sumac, y como luego lo haría Eva Ayllón, quien, pasmosamente, no es suficientemente conocida en el Caribe.

Susana Baca
La madre de esta intérprte peruana levantó y formó sus raíces musicales.

Pero no solo era la música. De Perú muchos nos prendamos a través de la literatura de Ciro Alegría, de quien nos marcó “El mundo es ancho y ajeno”, nos marcó César Vallejo, nos marcó José María Arguedas fundamentalmente con “Los ríos profundos” y más recientemente Antonio Cisneros. Vargas Llosa también marcó… y desmarcó.

Retomando el pentagrama, pudimos observar con alegría cómo Perú reivindicaba su Cajón, su historia negra, e incluso su particular afroandinidad, elementos que durante un buen tiempo fueron sacados de la historia oficial que a todos nos contaron en nuestro continente entonces adormecido.

No todo ha sido fácil para Susana Esther Baca de la Colina, pero esta mujer tiene una gran perseverancia surgida de sus convicciones, sus búsquedas, sus empeños y hasta su terquedad creadora, pudiéramos decir. Extraordinaria representante de la musicalidad de la nación peruana, y sobre todo del elemento africano en la conformación de esa musicalidad, Susana emprendió con vigor su camino. En 1972 obtuvo el primer premio en un festival internacional efectuado en Lima y en el que participaban, entre otros, Alfredo Zitarrosa y Víctor Heredia. Fue una clarinada.

Susana Baca
Una profunda y entrañable amistad unió a Susana Baca y Mercedes Sosa, La Negra.

Su primer álbum, “Poesía y Canto Negro”, fue el grabado en 1987 en Cuba, país que siempre abrió sus puertas a la autenticidad de Susana. Participaron músicos de Perú y cubanos de alta categoría. Entre los músicos cubanos participantes de esta experiencia estuvieron Carlos Averhoff y Germán Velazco en el saxo, el “Tosco” José Luis Cortés en la flauta, Martha Duarte en uno de los violines, Pedro Luis Ferrer en la guitarra, la Camerata de Cuerdas Brindis de Salas, integrantes del grupo Irakere y alumnos de la Escuela Nacional de Arte en los coros.

Roberto Arguedas, Juan Medrano y Félix Vílchez destacaron entre los peruanos en el arte de la guitarra, el Cajón y los efectos sonoros. El productor general fue el eterno compañero de Susana, Ricardo Pereira.

En este álbum sorprendente, donde la poesía y la música conviven en la voz de Susana, es donde encontramos el texto de Silvio Rodríguez: “Delicado es la primera palabra que llega cuando busco calificar ‘Poesía y Cantos Negros’, del Perú. Todo en este trabajo coincide para revelar tan difícil sustancia. Repertorio, orquestaciones, sonoridad de la grabación, y por supuesto la tierna levedad conmovedora, la humana voz de Susana Baca”.

 

Había poesía en esa producción, poesía como las de Benedetti, Vallejo, Neruda, Chabuca Granda, Guillermo Gálvez y Rodolfo de la Fuente. Es en este primer disco donde aparece María Landó con poesía de César Calvo y música de Chabuca Granda. Y al respecto, desde el vamos, Chabuca fue importante en la vida de Susana y viceversa porque Chabuca hasta la nombró su asistente personal y la llevó a vivir a su casa para que Susana escuchara música y poesía. Cuando Chabuca se iba a ausentar del hogar por algún compromiso o viaje, la orden era precisa: “Las puertas siempre se le abrirán a Susana para venga a escuchar música”.

Cuando Chabuca falleció, en marzo de 1983, Susana y su esposo se afincaron para rendirle honores siguiendo en la recuperación del sonido de su tierra. Para ello se fueron por toda la costa peruana recopilando testimonios orales, escritos y música afroperuana. Toda esa odisea quedó registrada en el libro “Del fuego y del agua”, contenido en una joya discográfica del mismo nombre, y que vio la luz en 1992.

Hay otros libros: “El amargo camino de la caña”, de 2015 y “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, de 2022.

 

Apuntes

Declarando en torno a las diferencias entre la música de la costa y la del interior de Perú, dijo: “La música afro es mucho más alegre, mientras que la música andina expresa la nostalgia de una población, pero lo más conmovedor de nuestros sonidos es que podemos disfrutar también de esa mezcla maravillosa que es la música afroandina y lo vemos en los cantos de adoración y en los cantos de Navidad. Ahí está la mezcla del zapateo del negro y los versos nostálgicos del interior”.

Consultada acerca de Chabuca Granda, declaró: “Ella fue muy generosa conmigo. Lo fue con su casa, con sus libros; escuchar su música para mí era como beber la esencia peruana. Chabuca tuvo épocas en las que exploró la música de la serranía, tanto como indagó en la vida de los personajes típicos de la costa. Un día ella me llevó a la casa de la mujer que inspiró su tema ‘La flor de la canela’, se llamaba Victoria Angulo, ya estaba viejita, pero conservaba su estirpe de reina. Chabuca se inspiraba en los personajes típicos de nuestra realidad”.

 

Susana ha logrado mucho, pero medios de difusión poderosos y con otros intereses no ayudan a divulgar esa magnífica obra condensada en discos como “Travesías”, “Lamento negro”, “Vestida de vida”, “Eco de sombras”, “Espíritu vivo”, “Afrodiáspora”, “Palabras Urgentes”, “A Capella” y el genial “Del fuego y del agua”, que en realidad no es un disco con información, sino un libro con un disco ilustrativo, resultado de once años de recorrido investigativo hecho por esta pareja a lo largo y ancho de la costa de su patria.

En 2011 Susana Baca fue designada ministra de Cultura de Perú, la primera persona negra en ocupar un cargo ministerial en esa cartera, pero ese tránsito fue breve, lo que no significa que ese haya sido el paso político de Susana Baca, pues para ella la política es otro estadio, es relacionarse con la vida, y ella lo ha hecho, no desde una militancia partidista sino desde la ternura y el amor a su pueblo.

Su más reciente producción musical, el disco “Epifanías”, estuvo recientemente entre los nominados al Grammy como mejor álbum de música global. Baca ganó un Grammy Latino por mejor álbum de música folclórica en 2002 con “Lamento Negro”, otro en 2011 por su colaboración con el grupo puertorriqueño Calle 13 en la canción “Latinoamérica” y el último en 2020 con su trabajo “A Capella”, surgido desde el aislamiento generado por la pandemia del coronavirus.

 

Epílogo

Se encuentra hospitalizada en la unidad de Cuidados Intensivos del hospital Edgardo Rebagliati, donde se hacen grandes esfuerzos para recuperarla. Ni su esposo Ricardo Pereira ni los médicos dan cuenta pública de lo que aqueja a Susana Baca. “Tiene achaques del tiempo y enfermedades nuevas e insospechadas”. Ese es el reporte oficial.

América Latina ora por ella y junto al pueblo peruano hace votos por la recuperación de una mujer como pocas en la historia musical y sociológica del Perú y de la América del Sur.


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