Juan Carlos espía americano
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España: Según
documentos desclasificados de la CIA el Rey Juan Carlos I fue su informante
Juan Teixer
La CIA ha desclasificado más de 12 millones de páginas de
información, de las cuales unas 12.500 entradas tratan sobre España. Los
informes de estrategia y cables diplomáticos secretos reflejan la visión e
influencia de la inteligencia norteamericana sobre el devenir del país en un
momento clave de su historia como fue la Transición. Según los documentos, Juan
Carlos I se convirtió en uno de los informantes más valiosos de EE.UU,
revelando información confidencial a su contacto en Madrid, el embajador
norteamericano Wells Stabler. Además, Juan Carlos habría pactado la entrega del
Sáhara Occidental a Marruecos. Todo a cambio del apoyo norteamericano para
convertirse en Rey.
Mediados de la década de los 70. La Revolución de los
Claveles triunfa en Portugal. En Italia, los comunistas están muy cerca de
llegar a formar parte del Gobierno. En Grecia la dictadura militar se
desmorona. Y en España, el dictador Francisco Franco está en las últimas.
El panorama es muy preocupante para los intereses
norteamericanos, que ven como sus aliados pierden fuerza. Además del propósito
global de frenar al comunismo y al socialismo, para EE.UU esta zona es
especialmente importante a nivel geoestratégico. En 1973 por ejemplo, los
aviones norteamericanos que se dirigían a Oriente Medio para apoyar a Israel en
la guerra del Yon Kippur solo consiguen autorización portuguesa para repostar,
y es probable que a partir de ahora ya no sea así. Hay que hacer algo.
Esta necesidad de EE.UU de ganar influencia en la región
encuentra un aliado muy oportuno: Juan Carlos I. El sucesor natural del
dictador Francisco Franco no era del agrado norteamericano en un principio. La
CIA veía poco capacitado al monarca para liderar una transición democrática en
el país. Sus únicos puntos a favor eran su «encanto personal», su intención de
no legalizar el partido comunista y no tener hemofilia (enfermedad hereditaria
de los borbones). Todo lo demás estaba en su contra:
Hay poco entusiasmo por Juan Carlos y la monarquía en
España, pero una cierta disposición a apoyarle al no haber una alternativa
mejor … Si logra preservar la Ley y el orden mientras consigue una apertura
política ganará apoyo. El reto es enorme. Y es improbable que el nuevo rey
reúna las cualidades necesarias para lograrlo – Informe secreto de la CIA
Sin embargo, poco después la figura del Borbón como aliado
internacional fue ganando peso en los informes de inteligencia, hasta el punto
de referirse a Juan Carlos como «motor del cambio» ¿Qué sucedió para que se
diera este cambio de parecer?
JUAN CARLOS I, ESPÍA NORTEAMERICANO
En 1975 se pone en marcha un proyecto secreto de la CIA que
tiene como objetivo arrebatar la provincia número 53 de España: el Sáhara
Occidental. Se trata no solo de un territorio rico en fosfatos, hierro,
petróleo y gas, sino que es muy valioso a nivel geoestratégico. La
inestabilidad en España debido a la enfermedad del dictador Francisco Franco es
clave para llevar a cabo esta operación, que consiste en invadir la provincia
española mediante una marcha de unos 350.000 ciudadanos marroquíes que se
harían pasar por antiguos habitantes de la zona. Se trata evidentemente de la
famosa Marcha Verde.
El 6 de octubre de 1975, los servicios de Inteligencia del
Ejército español informan al dictador Francisco Franco de estos planes de
«invasión pacífica» del Sáhara Occidental y le piden que mueva ficha. Y aquí es
donde entra en juego Juan Carlos I, que se convirtió en confidente de EE.UU, enviando
información secreta de todos los movimientos que Franco realizaba en la
provincia del Sáhara. Es decir, el entonces príncipe Juan Carlos reveló
información confidencial sobre los planes de España en el conflicto del Sáhara
a una potencia extranjera que estaba jugando un papel clave en dicho conflicto.
Hay quien lo denominaría alta traición.
De este modo, Juan Carlos I se convirtió en aquel momento
clave de la historia del país en informante de EE.UU, con la esperanza de
lograr así el apoyo norteamericano tras la muerte de Franco. Lo consiguió, y
probablemente la historia de España sería muy diferente de no haber tomado esta
decisión. El contacto del entonces Príncipe era el embajador norteamericano en
España, Wells Stabler, que tenía contacto directo con la Casa Blanca y con el
jefe del Departamento de Estado, Henry Kissinger, quien le comunicó a este
respecto en uno de los documentos ahora desclasificados:
Tus contactos con el príncipe deben ser tratados con la
mayor discreción. Estos informes tienen un grandísimo valor para EEUU y haremos
lo que esté en nuestra mano para asegurarnos de que en el futuro se manejen de
manera apropiada – Henry Kissinger.
EL SÁHARA A CAMBIO DE LA CORONA
31 de octubre de 1975, Juan Carlos asume la jefatura en
funciones del Estado debido a la enfermedad del dictador Francisco Franco. Uno
de los temas más urgentes que debe tratar es respecto a la decisión del rey
Hasan II de Marruecos de lanzar una ofensiva para reclamar una provincia
española: el Sáhara Occidental.
El mismo día de la toma de posesión de su nuevo cargo, Juan
Carlos preside su primer Consejo de Ministros, y muestra su intención de
ponerse al cargo del asunto del Sáhara, pero no informa de que ya había enviado
a Washington a su hombre de confianza, Manuel Prado y Colón de Carvajal, con la
finalidad de conseguir el apoyo norteamericano y evitar así un conflicto con
Marruecos que le podría costar su añorada Corona. De este modo, Kissinger media
con Hassan II y finalmente se firmaría el pacto secreto por el que Juan Carlos
entregaría el Sáhara español a Marruecos, a cambio de que EE.UU se convierta en
su aliado en el complejo futuro que tiene por delante.
El 2 de noviembre, Juan Carlos viaja a la capital del Sáhara
Occidental , El Aaiiún, donde asegura ante las tropas españolas: «Se hará
cuanto sea necesario para que nuestro Ejército conserve intacto su prestigio y
su honor». Hasta se permite decirles a los oficiales de sus tropas: “España no
dará un paso atrás, cumplirá todos sus compromisos, respetará el derecho de los
saharauis a ser libres”, y también: “No dudéis que vuestro comandante en jefe
estará aquí, con todos vosotros, en cuanto suene el primer disparo”. Sin
embargo, sabía que estaba mintiendo. Ya había pactado con Hassan II los
términos de la entrega del Sáhara.
En uno de los documentos desclasificados, el embajador de
EE.UU en España comunica a Washington: «Madrid y Rabat han acordado que los
manifestantes sólo entrarán unas pocas millas en el Sáhara español y que
permanecerán un corto periodo de tiempo en la frontera, donde ya no hay tropas
españolas (…) El príncipe [Juan Carlos] ha añadido que una delegación
representativa de unos 50 marroquíes tendrá permitido entrar en la capital
territorial de El Aaiún».
En el documento también se puede apreciar el temor de la
inteligencia norteamericana a que se descontrolara la situación: «La zona en la
que no está prevista que caminen los manifestantes está claramente marcada como
campos de minas. Juan Carlos dijo que las fuerzas españolas usarán cualquier
medio a su disposición para evitar que los marroquíes crucen esta línea» …»Una
vez que los manifestantes crucen la frontera, la situación puede descontrolarse
fácilmente». También se habla de los posibles movimientos del Frente Polisario:
«Algunos de sus miembros están en el área que ya han abandonado las tropas
españolas»… «Casi con total seguridad intentarán atacar a los manifestantes».
Finalmente, el 6 de noviembre de 1975 la Marcha Verde invade
la provincia española. Todo estaba preparado de antemano. Los campos de minas y
los legionarios se retiraron de la frontera. La ONU, atónita ante los
acontecimientos, urge a Hassan II a retirarse y a respetar la legalidad
internacional. El Consejo de Seguridad se pronunció aprobando la resolución
380, en la que «deplora la realización de la marcha» e «insta a Marruecos a que
retire inmediatamente del territorio del Sáhara Occidental a todos los
participantes en la marcha», así como volver a hacer un llamamiento al diálogo.
Sin embargo, todo estaba pactado ya.
En plena Guerra Fría, Estados Unidos y Francia anhelaban la
anexión marroquí del territorio, puesto que Argelia y el Frente Polisario eran
cercanos a la Unión Soviética. Hassan II, que atravesaba una compleja situación
política interna, marcaba un tanto por la escuadra. Y España perdía un
territorio clave, pero Juan Carlos I ganaba un reinado. Todos contentos.
Excepto claro está, los habitantes del territorio en cuestión, que fueron las
víctimas colaterales de este pacto/traición, y cuyo sufrimiento generado se ha
alargado hasta nuestros días.
El pecado que España cometió contra el Sáhara sigue siendo
fuente de sufrimiento para quienes un día fueron ciudadanos suyos de pleno
derecho – Tomás Bárbulo, periodista y
escritor especializado en la temática sobre el Magreb.
MI NOMBRE ES BON… BOR-BÓN
Los movimientos ocultos, las mentiras y la deslealtad de
Juan Carlos con el tema del Sáhara podrían ser considerados sin duda alta
traición. Sin embargo, son un juego de niños comparado con lo sucedido unas
semanas antes. El 16 de octubre, el dictador Francisco Franco sufría una crisis
cardíaca que le dejó al borde de la muerte. La embajada norteamericana en
Madrid incluso lo llegó a dar por muerto.
En estos días, Juan Carlos se convirtió en el mejor
informador de EE.UU de todo lo que estaba sucediendo en Madrid, e incluso pidió
ayuda al embajador Stabler para que intercediera por él ante el presidente
Carlos Arias Navarro con la finalidad de convencerlo de que Franco le
traspasara sus poderes antes de morir. Kissinger se negó en rotundo por miedo a
que relacionaran a EE.UU: «No estás
-repito- no estás autorizado a mediar con Arias en este momento«. Así que Juan
Carlos tuvo que esperar para ver colmadas sus ansias de poder.
Durante los siguientes meses, el contacto de Juan Carlos con
el embajador norteamericano fue habitual. Además de las conversaciones
telefónicas documentadas en los archivos desclasificados, cualquier ocasión era
buena para verse en persona: en la base militar de Torrejón, en un encuentro
con estudiantes del National War College o en Palma de Mallorca.
Cualquier excusa era buena para que Juan Carlos informara de
todo lo que estaba sucediendo en las altas esferas españolas y acercarse así a
EE.UU, su mejor baza para llegar al ansiado reinado. Sin embargo, este presente
en forma de información confidencial era un esfuerzo eran prescindible, puesto
que EE.UU ya tenía claro que Juan Carlos era el mejor candidato para sus
intereses en España (y no eran pocos).
La desaparición de Franco allana el camino para una era más
esperanzadora, pero la desaparición de Juan Carlos abriría las puertas a una
lucha de poder donde los comunistas y los extremistas de todos los colores
jugarían un papel determinante – Wells Stabler, embajador de EE.UU en España.
El 4 de noviembre de 1975 Wells Stabler envió a la Casa
Blanca un informe gen. eral de la situación en España y de su incierto futuro
tras la muerte del dictador, redactado en gran parte con la información
obtenida a través de Juan Carlos I. Las respuestas sobre las líneas generales a
seguir que Henry Kissinger le envía de vuelta a Madrid no tienen desperdicio:
«…el interés de EEUU reside en empujar a Juan Carlos a que
dé un giro gradual, pero de manera decidida y no demasiado lenta, hacia la
democratización. Debemos darle el apoyo que él claramente está pidiendo a
EEUU».
«… no favoreceremos a ningún partido político en concreto
más allá de las decisiones democráticas, pero anticipamos que la transición
estará en manos básicamente del bloque conservador».
«Veríamos la participación del Partido Comunista en un
futuro gobierno español como algo muy negativo que dañaría irremediablemente
los lazos con nosotros y con las instituciones de Europa occidental».
«… los países de la Europa occidental deberían participar en
la toma de poder de Juan Carlos y el funeral de Franco en una base positiva
para el futuro, no en términos de recriminaciones sobre el pasado».
Traducción :
– NO ESTAMOS A FAVOR DE NINGUNA SOLUCIÓN POLÍTICA EN
PARTICULAR NI DE NINGÚN PARTIDO DENTRO DE LA AMPLIA GAMA DE PENSAMIENTO
DEMOCRÁTICO, PERO ANTICIPAMOS QUE LA TRANSICIÓN ESTARÁ EN MANOS DE PERSONAS
ESENCIALMENTE CONSERVADORAS.
– VEMOS LA PARTICIPACIÓN COMUNISTA EN UN FUTURO GOBIERNO
ESPAÑOL COMO UN HECHO INSALUBRE QUE PERJUDICARÍA INEVITABLEMENTE LOS VÍNCULOS
CON NOSOTROS Y CON LAS INSTITUCIONES DE EUROPA OCCIDENTAL.
Obviamente la prioridad de EE.UU no era la democratización
del país, sino principalmente lograr un acuerdo ventajoso para la instalación
de las bases militares estadounidenses en España. El acuerdo anterior vencía
precisamente en 1975, y Franco se había dedicado a torpedear la renovación al
no poder formar parte de la OTAN.
De este modo, Juan Carlos se convirtió en la mejor baza
norteamericana para lograr el ingreso de España en la Alianza Atlántica y
lograr la instalación de varias bases militares en suelo español. Y EE.UU se
convirtió en la mejor baza de Juan Carlos para llegar al poder. Una historia de
amor y traición con drásticas consecuencias para el desarrollo de la historia
reciente del estado español.
Finalmente, el 21 de septiembre de 1976 se firmó el Tratado
de Amistad y Cooperación entre España y EE.UU, ya con Juan Carlos como rey,
siendo el paso previo para el ingreso en la OTAN, que no llegó hasta 1982.
Juan Teixeir es periodista investigador chileno
Fuentes: CIA //
WikiLeaks // Público // El Español // El
Confidencial Saharaui
(Observatorio Crisis)
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