Occidente respalda el genocidio al alinearse con Israel en
su guerra contra la UNRWA
Por Jonathan Cook .
| 02/02/2024 |
Hay un trasfondo importante en la decisión de Estados Unidos
y otros destacados Estados occidentales, Reino Unido entre ellos, de congelar
la financiación de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos
(UNRWA, por su acrónimo en inglés), el principal canal por el que la ONU
distribuye alimentos y servicios sociales a la población palestina más
desesperada y desamparada.
El recorte de fondos –que también han aprobado Alemania,
Francia, Japón, Suiza, Canadá, Países Bajos, Italia, Australia y Finlandia– se
impuso a pesar de que el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) dictaminara
el viernes que posiblemente Israel esté cometiendo un genocidio en Gaza. Los
jueces del Tribunal Internacional citaron extensamente a los funcionarios de la
ONU que advirtieron de que las acciones de Israel habían dejado a prácticamente
la totalidad de los 2,3 millones de habitantes del enclave al borde de una
catástrofe humanitaria, incluida la hambruna.
El endeble pretexto de Occidente para lo que equivale a una
guerra contra la UNRWA consiste en que Israel sostiene que doce funcionarios
locales de la ONU –de un total de trece mil– están implicados en la fuga de
Hamás de la prisión al aire libre de Gaza que tuvo lugar el 7 de octubre. La
única prueba parece ser las confesiones obtenidas bajo coacción, probablemente
mediante tortura, de combatientes palestinos capturados por Israel ese día.
La ONU despidió inmediatamente a todo el personal acusado,
aparentemente sin las debidas garantías
La ONU despidió inmediatamente a todo el personal acusado,
aparentemente sin las debidas garantías. Podemos suponer que esto se debió a
que la agencia para los refugiados temía que su ya de por sí exiguo apoyo a la
población de Gaza, así como a millones de refugiados palestinos de toda la
región –en Cisjordania, Líbano, Jordania y Siria–, se viera aún más amenazado.
No tenía por qué preocuparse. De todos modos, los países donantes occidentales
cortaron su financiación y han sumido a Gaza aún más en la calamidad.
Lo hicieron sin tener en cuenta el hecho de que su decisión
equivale a un castigo colectivo: unos 2,3 millones de palestinos de Gaza se
enfrentan a la inanición y a la propagación de enfermedades mortales, mientras
que otros cuatro millones de refugiados palestinos que hay por toda la región
corren el riesgo inminente de perder alimentos, asistencia sanitaria y
escolarización.
Según el profesor de derecho Francis Boyle, que presentó una
demanda por genocidio en Bosnia ante el Tribunal Internacional hace
aproximadamente dos décadas, esto hace que la mayoría de estos Estados
occidentales pasen de ser cómplices del genocidio de Israel (vendiendo armas y
proporcionando ayuda y cobertura diplomática) a participar directa y
activamente en el genocidio al violar la prohibición de la Convención sobre el
Genocidio de 1948 de “infligir deliberadamente al grupo [en este caso, la
población palestina] condiciones de vida que hayan de acarrear su destrucción
física total o parcial”.
El Tribunal Internacional está investigando a Israel por
genocidio; sin embargo, podría ampliar fácilmente su investigación e incluir a
los Estados occidentales. La amenaza a la UNRWA debe verse desde esa
perspectiva. No sólo Israel está haciendo caso omiso del Tribunal Internacional
y del derecho internacional, sino que Estados como Estados Unidos y el Reino
Unido también lo están haciendo al recortar su financiación a la agencia de la
ONU para los refugiados. Están dando una bofetada al tribunal y señalando que
apoyan incondicionalmente los crímenes de Israel aunque se demuestre que son de
naturaleza genocida.
La criatura de Israel
Este es el contexto adecuado para entender lo que realmente
está pasando con este último ataque a la UNRWA:
1. La agencia fue creada en 1949 –décadas antes de la actual
matanza militar de Israel en Gaza– para atender las necesidades básicas de los
refugiados palestinos, incluidos el suministro de alimentos esenciales, la
atención sanitaria y la educación. Su papel en Gaza es fundamental porque la
mayoría de la población palestina que vive allí lo perdió todo en 1948, o
desciende de familias que lo perdieron todo. Fue entonces cuando fueron objeto
de una limpieza étnica por parte del incipiente ejército israelí y los expulsó
de la mayor parte de Palestina en un suceso conocido por los palestinos como la
Nakba o Catástrofe. Sus tierras se convirtieron en lo que los dirigentes
israelíes describieron como un “Estado judío” en exclusiva. El ejército israelí
se dedicó a destruir las ciudades y pueblos palestinos dentro de este nuevo
Estado para que no pudieran regresar nunca.
2. La UNRWA es independiente de la principal agencia de la
ONU para los refugiados, ACNUR, y únicamente se ocupa de los refugiados
palestinos. Aunque Israel no quiere que lo sepas, la razón de que haya dos
agencias de la ONU para los refugiados es que Israel y sus apoyos occidentales
insistieron en la división en 1948. ¿Por qué? Porque Israel temía que los
palestinos fueran competencia de la precursora de ACNUR, la Organización
Internacional de Refugiados (OIR). Esta se creó inmediatamente después de la
Segunda Guerra Mundial, en gran parte para hacer frente a los millones de
judíos europeos que huían de las atrocidades nazis.
Israel no quería que a los dos casos se les garantizara un
trato similar porque estaba presionando mucho para que los refugiados judíos se
asentaran en tierras de las que acababa de expulsar a los palestinos. Parte de
la misión de la OIR era solicitar la repatriación de los judíos europeos. A
Israel le preocupaba que ese mismo principio pudiera utilizarse para negarle a
los judíos que quería que colonizaran tierras palestinas, así como para
obligarle a permitir que los refugiados palestinos regresaran a sus antiguos
hogares. De modo que, en un sentido estricto, la UNRWA es una criatura de
Israel: se creó para mantener a los palestinos como un caso aparte, una
anomalía.
Un campo de prisioneros
3. Sin embargo, las cosas no salieron para Israel
exactamente según lo previsto. Debido a su negativa a permitir el regreso de
los refugiados y la reticencia de los Estados árabes vecinos a ser cómplices
del acto inicial de limpieza étnica por parte de Israel, la población palestina
en los campos de refugiados de la UNRWA se disparó. Se convirtieron en un
problema especial en Gaza, donde cerca de dos tercios de la población son
refugiados o descendientes de refugiados. El diminuto enclave costero no
disponía de tierras ni recursos para hacer frente al rápido crecimiento de su
población. En Israel se temía que, a medida que la situación de los palestinos
de Gaza se hiciera más desesperada, la comunidad internacional presionara a
Israel para llegar a un acuerdo de paz que permitiera el regreso de los
refugiados a sus antiguos hogares.
Había que impedirlo a toda costa. A principios de la década
de 1990, cuando se iniciaba el supuesto “proceso de paz” de Oslo, Israel
comenzó a encerrar a los palestinos de Gaza en una jaula de acero rodeada de
torres de artillería. Hace unos diecisiete años, Israel añadió un bloqueo que
impedía a la población entrar y salir de Gaza, incluso a través de las aguas
costeras de la franja y sus cielos. Los palestinos se convirtieron en
prisioneros de un gigantesco campo de concentración, privados de cualquier
contacto básico con el mundo exterior. Únicamente Israel decidía lo que estaba
permitido entrar y salir. Un tribunal israelí supo más tarde que, a partir de
2008, el ejército israelí sometió a Gaza a lo que equivalía a una dieta de
hambre mediante la restricción del suministro de alimentos.
La estrategia consistía en hacer de Gaza un lugar
inhabitable, algo sobre lo que la ONU empezó a advertir en 2015. El plan de
acción de Israel parece haber sido así:
Al hacer que los palestinos de Gaza estuvieran cada vez más
desesperados, era seguro que grupos militantes como Hamás, dispuestos a luchar
para liberar el enclave, ganarían en popularidad. A su vez, eso proporcionaría
a Israel la excusa para endurecer aún más las restricciones sobre Gaza para
hacer frente a una “amenaza terrorista”, así como para destrozar
intermitentemente Gaza en “represalia” por esos ataques –o lo que los mandos
militares israelíes llamaron en varias ocasiones “segar la hierba” y “devolver
Gaza a la Edad de Piedra”–. Se partía de la suposición de que los grupos militantes
de Gaza agotarían sus energías gestionando las constantes “crisis humanitarias”
que Israel había urdido.
La esperanza era que Washington pudiera presionar o sobornar
al vecino Egipto para que se hiciera cargo de la mayor parte de la población de
Gaza en situación de desamparo
Al mismo tiempo, Israel podía fomentar dos líneas narrativas
paralelas. En público podía decir que le resultaba imposible responsabilizarse
de los habitantes de Gaza, ya que estaban claramente comprometidos con el odio
hacia los judíos así como con el terrorismo. Al mismo tiempo, en privado le
diría a la comunidad internacional que, teniendo en cuenta lo inhabitable que
se estaba volviendo Gaza, necesitaban encontrar urgentemente una solución que
no implicara a Israel. La esperanza era que Washington pudiera presionar o
sobornar al vecino Egipto para que se hiciera cargo de la mayor parte de la
población de Gaza en situación de desamparo.
Desenmascaramiento
4. El 7 de octubre, Hamás y otros grupos militantes
consiguieron lo que Israel había dado por imposible. Salieron de su campo de
concentración. La conmoción de los dirigentes israelíes no se debe únicamente a
la naturaleza sangrienta de la fuga. Ese día Hamás desbarató todo el concepto
de seguridad de Israel, diseñado para seguir aplastando a los palestinos y
mantener la desesperanza de los Estados árabes y del resto de grupos de
resistencia de la región. La semana pasada, en un golpe demoledor, el Tribunal
Internacional acordó juzgar a Israel por genocidio en Gaza, derrumbando el
argumento moral a favor de un Estado judío exclusivo construido sobre las
ruinas de la patria de los palestinos.
La conclusión casi unánime de los jueces de que Sudáfrica ha
presentado indicios razonables del genocidio cometido por Israel debería
obligar a reevaluar todo lo anterior. Los genocidios no surgen de la nada.
Ocurren tras largos períodos en los que el grupo opresor deshumaniza a otro
grupo, instiga contra él y lo agrede. El Tribunal Internacional ha admitido
implícitamente que los palestinos tenían razón cuando insistieron en que la
Nakba –la expoliación masiva por parte de Israel y la operación de limpieza
étnica de 1948– nunca concluyó. Simplemente adoptó formas diferentes. Israel
fue mejorando en la ocultación de esos crímenes hasta que le arrancaron la
máscara tras el estallido del 7 de octubre.
Los esfuerzos de Israel por deshacerse de la UNRWA no son
nuevos. Se remontan a muchos años atrás. La agencia es una espina clavada en el
costado de Israel
5. Los esfuerzos de Israel por deshacerse de la UNRWA no son
nuevos. Se remontan a muchos años atrás. Por varias razones, la agencia de la
ONU para los refugiados es una espina clavada en el costado de Israel, y más
aún en Gaza. En primer lugar, ha proporcionado un salvavidas a los palestinos,
pues los ha alimentado y atendido, y ha dado trabajo a miles de personas en un
lugar cuya tasa de desempleo es de las más altas del mundo. Ha invertido en
infraestructuras como hospitales y escuelas, que hacen la vida en Gaza más
soportable cuando el objetivo de Israel ha sido durante mucho tiempo que el
enclave sea inhabitable. Las escuelas de la UNRWA, bien gestionadas y con
personal palestino, enseñan a los niños su propia historia, dónde vivieron sus
abuelos y la campaña israelí de desposesión y limpieza étnica contra ellos.
Esto desmiente de forma manifiesta el infame eslogan sionista sobre el futuro
sin identidad de los palestinos: “Los viejos morirán y los jóvenes olvidarán”.
Divide y vencerás
Pero el papel de la UNRWA va más allá. De un modo
excepcional, es la única agencia que unifica a los palestinos dondequiera que
vivan, incluso cuando están separados por las fronteras nacionales y la
fragmentación del territorio bajo control de Israel. La UNRWA une a los
palestinos incluso cuando sus propios líderes políticos han sido manipulados en
un interminable sectarismo por las políticas de divide y vencerás de Israel:
Hamás está supuestamente al mando en Gaza, mientras que el Fatah de Mahmoud
Abbas pretende dirigir Cisjordania.
La UNRWA mantiene vivo el argumento moral a favor del
derecho al retorno de los palestinos
Asimismo, la UNRWA mantiene vivo el argumento moral a favor
del derecho al retorno de los palestinos, un principio reconocido en el derecho
internacional pero abandonado hace tiempo por los Estados occidentales.
Incluso antes del 7 de octubre, la UNRWA se había convertido
en un obstáculo que había que eliminar si Israel quería hacer una limpieza
étnica en Gaza. Por esta razón Israel ha presionado repetidamente para que los
principales donantes, especialmente Estados Unidos, dejen de financiar a la
UNRWA. Ya en 2018, por ejemplo, la agencia de refugiados se vio sumida en una
crisis existencial cuando el presidente Donald Trump accedió a la presión
israelí y cortó toda su financiación. Incluso después de que se revirtiera la
decisión, la agencia ha estado avanzando con dificultades económicas.
6. Ahora Israel está en modo de ataque total contra el
Tribunal Internacional, y tiene aún más que ganar con la destrucción de la
UNRWA que antes. La congelación de la financiación y el mayor debilitamiento de
la agencia de refugiados socavarán las estructuras de apoyo a los palestinos en
general. Pero en el caso de Gaza, la medida acelerará en concreto la hambruna y
las enfermedades y convertirá el enclave en un lugar inhabitable más
rápidamente.
Pero hará algo más. También servirá como un palo con el que
golpear al Tribunal Internacional mientras Israel trata de frenar la
investigación por genocidio. La afirmación apenas velada de Israel es que
quince de los diecisiete jueces del Tribunal Internacional de Justicia se
tragaron el argumento presuntamente antisemita de Sudáfrica de que Israel está
cometiendo genocidio. El tribunal citó extensamente a los funcionarios de la
ONU, incluido el director de la UNRWA, que afirmaron que Israel estaba creando
de forma activa una crisis humanitaria sin precedentes en Gaza. Ahora, como
señala el exembajador del Reino Unido Craig Murray, las confesiones obtenidas
bajo coacción contra doce funcionarios de la UNRWA sirven para «proporcionar
una narrativa propagandística contra la sentencia del Tribunal Internacional de
Justicia y reducir la credibilidad de las pruebas de la UNRWA ante el
tribunal”.
Su guerra contra la UNRWA pretende ser un acto de
intimidación colectiva contra el Tribunal
De forma extraordinaria, los medios de comunicación
occidentales han hecho el trabajo de relaciones públicas de Israel al prestar
más atención a las reclamaciones de Israel sobre un puñado de empleados de la
UNRWA que a la decisión del Tribunal Internacional de juzgar a Israel por
genocidio.
Igualmente beneficioso para Israel es el hecho de que los
principales Estados occidentales se hayan puesto de acuerdo tan rápidamente. La
congelación de la financiación une sus destinos al de Israel. Envía el mensaje
de que estarán con Israel contra el Tribunal Internacional, decida lo que
decida. Su guerra contra la UNRWA pretende ser un acto de intimidación
colectiva contra el Tribunal. Es una señal de que Occidente se niega a aceptar
que el derecho internacional se le aplique a él o a su Estado cliente. Es un
recordatorio de que los Estados occidentales se niegan a cualquier restricción
de su libertad de acción – y de que son Israel y sus protectores los verdaderos
Estados transgresores–.
————-
Jonathan Cook es un escritor británico y periodista
independiente. Entre 2001y 2021 residió en Nazaret, Israel. Escribe con
frecuencia sobre el conflicto entre Israel y Palestina. En 2011 recibió el
premio especial de periodismo Martha Gellhorn por su trabajo sobre Oriente
Medio. Ha trabajado en The Guardian y The Observer.
————
Este artículo se publicó originalmente en Substack.
Traducción de Paloma Farré.
Fuente de la traducción: https://ctxt.es/es/20240201/Politica/45482/Jonathan-Cook-israel-occidente-genocidio-unrwa-onu-crisis-humanitaria-derecho-internacional-sudafrica.htm
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