Deuda militar
Pascual Serrano.
Los ejércitos de EEUU
y Reino Unido deben a los países pobres 110.000 millones de dólares de
compensación climática por emisiones de carbono
Según los cálculos elaborados por el think tank Common
Wealth, una organización sin fines de lucro financiada por fundaciones
filantrópicas y donaciones con base en el Reino Unido y que también trabajó en
Estados Unidos, el costo social de las emisiones de carbono de los ejércitos de
estos dos países citados es aproximadamente de 111.000 millones de dólares. Un
dinero que se sustrae de las finanzas de las naciones más amenazadas por la
crisis climática.
Los acuerdos climáticos internacionales establecen que los
países, las empresas o las entidades que emiten gases de efecto invernadero
reciben una asignación de derechos de emisión, que representan una cierta
cantidad de emisiones permitidas. Estos derechos pueden ser comprados, vendidos
o transferidos entre las partes participantes en el mercado. Si una entidad
tiene excedentes de derechos de emisión porque ha reducido sus emisiones, puede
vender esos excedentes a otras entidades que necesiten más derechos para
cumplir con sus metas de reducción de emisiones.
Es evidente que son los países más pobres los que, por su
poca industrialización y consumo, tienen excedentes de derechos de emisión para
vender; y que son los ricos los que, al contaminar más y necesitar más derechos
de emisión, pagan a los pobres para poder contaminar lo que estos segundos no
hacen. Pues bien, en ese cálculo no se han incluido los 430 millones de
toneladas de CO₂ que han emitido los militares del Reino Unido y de EEUU desde
que entró en vigor el Acuerdo Climático de París, en 2016. Eso supone más del
total de emisiones de gases de efecto invernadero producidos en el Reino Unido
en 2022.
No olvidemos que las emisiones de fuentes militares no se
abordan en los acuerdos internacionales sobre el clima. Como resultado del
cabildeo estadounidense, las emisiones militares en el extranjero se eximieron
del Protocolo de Kioto de 1997 y la presentación de informes sobre emisiones
militares siguió siendo voluntaria en el Acuerdo Climático de París de 2015.
Los derechos para emitir esos millones de toneladas de CO₂,
según el estudio de Common Wealth, se calculan en los 110.000 millones de
dólares, 106.000 millones atribuibles a las emisiones de los EEUU y 5.000
millones a las emisiones del Reino Unido. Un dinero que nunca pagaron estos dos
países.
La organización denuncia así que “la presencia de EEUU y el
Reino Unido en el extranjero muestra los diversos modos a través de los cuales
las bases militares, su actividad y su infraestructura producen daños
ambientales y residuos tóxicos”.
No solo eso, “los militares del Reino Unido y EEUU disponen
de su propia industria militar internacional para suministrar equipos y
servicios. En ambos países, esa industria es beneficiaria de la inversión
pública y de muchas decisiones estatales. Por ejemplo, en los EEUU, el
presupuesto del Departamento de Defensa aprobado el pasado diciembre en el
Senado fue de 886.000 millones de dólares. El gasto en defensa de Estados
Unidos representa casi el 40% de los gastos militares de los países de todo el
mundo, según cifras del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de
Estocolmo (SIPRI) referidas a 2022. De hecho, Washington gasta más en defensa
que los siguientes 10 países juntos.
Desde 2001, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos
ha representado entre el 77% y el 80% del consumo total de energía del gobierno
de EEUU, mientras que el Ministerio de Defensa del Reino Unido representa al
menos el 40% de las emisiones del sector público británico.
Conmon Wealth recuerda que “las estrategias industriales
centradas en el ejército tanto de los EEUU como del Reino Unido se han
beneficiado de la intervención estatal, mientras que los sectores verdes han
sufrido una falta de apoyo”.
Los costos de la contaminación militar y los daños
ambientales se están sufriendo con mayor intensidad en los países del Sur
Mundial, que se enfrentan a los efectos difusos, pero cada vez más intensos,
del calentamiento global. Según las recomendaciones del estudio anglosajón,
“como paso inicial para corregir su contribución histórica y actual a la crisis
ecológica, los EEUU y el Reino Unido deberían contribuir junto a otros grandes
emisores de CO₂, con los fondos necesarios para compensar a los países del Sur
que enfrentan la crisis climática y la escasez de contribuciones por parte para
los países contaminantes del Norte”.
“Reducir la huella global de EEUU y el Reino Unido de casi
900 bases militares e introducir un super fondo militar, similar al administrado
por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, para pagar la
rehabilitación ambiental de las comunidades afectadas por materiales
peligrosos, la contaminación y los residuos de bases e infraestructura
militares son algunas de las medidas necesarias para corregir todo el espectro
de impactos ambientales”, añade la Fundación.
En un estudio de 2019, la Universidad de Brown (EEUU) estimó
que desde la invasión de Afganistán en 2001, el ejército de Estados Unidos
había emitido 1.212 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, con
una media anual mayor que la de muchos países industrializados como Suecia,
Noruega o Suiza.
Otro informe de las universidades británicas de Durham y
Lancaster concluyó que el ejército de EEUU es “uno de los mayores
contaminadores de la historia” y afirmó que, si fuese un país, sería el 47
mayor emisor de gases de efecto invernadero, teniendo en cuenta solo las
emisiones por uso de combustible.
Si el drama de las muertes y la destrucción de las guerras
no fuera una suficiente razón para renegar de los ejércitos y exigir un menor
gasto militar, ahora observamos la contaminación de su industria y los
mecanismos de las grandes potencias para evitar las responsabilidades
financieras establecidas en los acuerdos mundiales de medioambiente.
Fuente: GLOBALTER . https://www.elviejotopo.com/topoexpress/deuda-militar/
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