miércoles, 6 de noviembre de 2019

Las élites políticas ante “la cuestión española.


Desconcierto y repetición: las élites políticas ante “la cuestión española”
Javier Franzé
Cuartopoder.
El debate de los cinco candidatos ha mostrado el desconcierto fenomenal en el que han entrado las élites políticas en España. Cuanto más se encalla la resolución del principal problema del país, más agresivos e impotentes se muestran los líderes. Los síntomas de esa incapacidad son varios: la preeminencia de los vetos mutuos, en un país que ha asociado democracia a consenso; la centralidad que ha tomado la idea de “desbloqueo”, como si el problema fuera formar gobierno y no gobernar; y la repetición traumática por parte de los candidatos del mismo discurso desde, al menos, las últimas generales.

El principal problema del país es la “cuestión española”: cómo generar una básica y común identificación en la mayoría de los ciudadanos con la comunidad. Que esto sea denominado “cuestión catalana” o incluso “cuestión territorial” es ya un signo de la imposibilidad de nombrar el problema, de diagnosticarlo y por tanto de imaginar una solución. Si toda comunidad es tal porque comparte una matriz de sentido, España ha entrado en una crisis inocultable. Que los actores confíen en que ese sentido pueda reconstruirse a través de lo jurídico, la violencia, la fuerza y/o la imposición muestra la profundidad del brete en que nos encontramos.

Una variante elegante de la negación del problema es centrar todo en el “desbloqueo”. Hay bloqueo porque no hay acuerdo sobre qué hacer, no al revés. Convertir el bloqueo en el problema es transformar las consecuencias en las causas. Hay bloqueo porque no hay ni siquiera un diagnóstico mínimo común acerca de qué representa la desidentificación de importantes sectores de la sociedad catalana con la comunidad nacional española, no a la inversa. Cuando hubo acuerdo se procedió conjuntamente, incluso para algo inédito como fue la aplicación del artículo 155.

Esa incapacidad de proponer una solución imaginativa que canalice el problema es lo que lleva a cada fuerza a repetir hasta la saciedad el mismo discurso, con algún adorno para la ocasión, pero sin modificaciones de fondo. La repetición de elecciones no es más que la reiteración al infinito de la negación del problema clave de la política en España.

La crisis de sentido que vive España lleva a la clase dirigente a aferrarse a una interminable inercia de gestos, mímicas y ceremonias, donde cree encontrar la política, y que determina preocupaciones como el color de la corbata, la altura del atril o el tamaño de plató. Todo ello abonado por un ejército de "expertos" en comunicación, redes, marketing, complementado por periodistas desvelados por saber a qué hora exacta llega el candidato y qué zumo prefiere.

El afán por todos esos detalles no es más que la confesión de una descomunal impotencia política: donde no hay un discurso de envergadura ni una personalidad política, el tropiezo dialéctico, los segundos de menos o dejar que el otro cierre el bloque devienen abismos de los cuales no se vuelve. Y así acaba siendo, en efecto.

Pero la palabra política es otra cosa: atraviesa los cuerpos y los espíritus por la densidad y el volumen de su envergadura, que construye mundos, sujetos, presentes y futuros. No radica en el timbre de voz, ni en la gota de sudor que esa iluminación desnudó, ni en el botón de la camisa cuidadosamente desabrochado.

Quizá haya que empezar por lo más sencillo y crucial: ¿qué sentido ético-político tiene que yo esté reclamando la atención de la ciudadanía para pedirle que me confíe el poder político? ¿Tengo un horizonte de vida en común que ofrecer? ¿Estoy hecho para escuchar, persuadir, luchar, todo lo cual requiere tiempo, paciencia, perseverancia, fe, fortaleza interior?

Ahora sí tal vez España se esté acercando a una crisis de gran calado. La crisis del sentido de su proyecto de vida en común. Llegados a este punto, analizar el debate en términos de quién ganó o perdió es tocar la lira mientras Roma tal vez ya esté ardiendo.

 Fuente  ..https://www.cuartopoder.es/ideas/2019/11/06/desconcierto-y-repeticion-las-elites-politicas-ante-la-cuestion-espanola /

Nota del blog  ..
El   periódico el País , siempre con la razón de estado en la cabeza , publicó hace dos días 4/11/2019  una editorial advirtiendo a la derecha  PP-Cs de su  grave error  ,  que era plantear  en la campaña electoral el problema en  Cataluña desde el nacionalismo español  y no   desde la defensa  de la     ciudadanía , el Estado constitucional  y los tribunales de justicia (?) y hacer con ello  piña con el gobierno.
En vez  de atacarlo con ello y convertir las elecciones en  ese  eje o  como eje lo nacional ,  con los independentistas…...”enarbolando la bandera de la nación, solo pueden ser contrarrestadas por otra agenda en la que les corresponda a ellos pronunciarse sobre dilemas propios de la gobernabilidad del Estado, del que son sus representantes en Cataluña. Dilemas como negociar o no un nuevo Estatut y una nueva financiación”.     Así – digo yo ,
 y estoy   muy  de acuerdo con artículo  con  matices – es darles la razón pero sin reconocerlo y alimentar el fogón  de mutuos   nacionalismos-... y el  tú más ,  tan propio  de estos tiempos . Como es  bien elocuente que  el artículo se apoya en la sentencia del TS . Pero las leyes y mas las sentencias  , son también como la moneda  , la mala expulsa  a la buena  y devaluando  .Al final es un tigre de papel .
https://elpais.com/elpais/2019/11/03/opinion/1572795793_299029.html

Pero no paro ahí , el mismo día , publico un artículo de opinión  de JM Colomer , de un  profesor de derecho político  con numerosas investigaciones sobre el tema  . Titulado .. -Hay ocho naciones en la nación española -.https://elpais.com/elpais/2019/11/03/opinion/1572795793_299029.html
Llamativa es  , entre tantas cosas la  Constitución de 1931- como Estado democrático - , que no hacia ninguna referencia a la Nación  Española sino al Estado  integral compatible con la autonomía de los Municipios y las Regiones.    , con lo cual hacia perfectamente admisible un Estado de naciones sin valor operativo ..aquí en cambio ahora estamos  con lo nación de naciones.. que en vez de separar  y aclararlo , lo lía . En realidad  implicaba un Estado federal sin nombrarlo. En parte por el fracaso del 1873  . aunque nunca llego a proclamarse federal solo en un borrador constitucional , que no llego ni a debatirse .
http://www.filosofia.org/cod/c1931es.htm









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