¿Cerró bien las piernas? ¿Cerró toda la parte de los órganos
femeninos?
Maité Campillo
Quisiera escribir algo con sentido pero no puedo, y es que
este acontecimiento no lo tiene.
“Si ser distinto es un crimen, yo mismo me colocaré las
cadenas” Quisiera escribir algo con sentido pero no puedo, y es que este
acontecimiento no lo tiene. Soy yo. “La ragazza della Fortezza da Basso” Soy
yo. “La chica de la violación” Existo. A pesar de que haya vivido años bajo el
shock, se me haya dado un atracón de psicofármacos, haya vivido con ataques de
pánico y pesadillas recurrentes, haya tentado el suicidio más de una vez, haya
tenido que reconstruir paso a paso, pieza a pieza, mi vida destruida, manchada
por la violencia. La violencia de aquella noche, la violencia de miles de
interrogatorios de la policía, la violencia de 19 horas de proceso judicial que
ha servido para diseccionar mi vida, desde el tipo de ropa interior que llevo
hasta porqué me considero bisexual. ¿Cómo queréis que me sienta ahora?. No
consigo describirlo ni yo.
Lo más amargo y doloroso de este acontecimiento es ver cómo
cada vez que busco con las manos y los dientes recuperar mi vida, reiniciar e
ir adelante, hay siempre algo que vuelve a recordarme que he sido violada y no
seré más la misma. Han sido las varias fases de la larguísima primera
audiencia, o la sentencia de la primera y después de la segunda, he tenido
siempre noticia por los medios de comunicación más que por mi abogado. Cómo
sucede esto, no lo sé. Sé solamente que es como una goma que cuando menos me lo
espero, mientras estoy absorta y ocupada en afrontar el mundo, llena de
cicatrices, pero buscando la fuerza para apañármelas, esta maldita goma me
retrotrae siete años, cada maldita vez. Cada maldita vez después de haber
trabajado sobre mí misma, de haber tratado el trauma, de haber expulsado de mí
el sentido de culpa interiorizado, el hecho de sentirme equivocada, sucia y
culpable. Después de haber intentado transformar el dolor, el mied o y el llanto
en fuerza, en arte... entonces otro artículo que habla de mí. Y yo retrocedo
catapultada de nuevo a aquella calle, en el centro “antiviolencia”, en el aula
del tribunal. Todo esto me parece surrealista como un suplicio de Talanto.
La memoria es una mala bestia. En el curso de los años se
olvidan quizás las frases, el orden del antes y el después, pero el cuerpo lo
sabe todo. Las sensaciones, el dolor físico, el dolor de barriga, las ganas de
vomitar... no se olvidan. Y después, cuántos esfuerzos he hecho para volver a
tener mi vida normal, volver a estudiar, graduarme, buscar un trabajo, vivir
relaciones, salir, sentirme bien con mi propio cuerpo, en mi propia ciudad... y
tantas veces he sido cuestionada por la justicia por tener una “recuperación”.
Por parecer ir adelante y no sentirme derrotada, acabada. “La víctima debe ser
creíble”. ¿Quizá si aquel día hubiera tragado más pastillas y hubiera muerto
habría sido más creíble? ¿Quizá entonces no les habrían absuelto?.
Ser víctima de violencia y denunciarla es un arma de doble
filo: serás creída siempre y cuando te muestres destruida, sin esperanza, y te
encierres en casa tirando la llave por la ventana, como una moderna Rapunzel.
Pero si intentas salir, retomar poco a poco tu vida, se te dirá “ah, no ves que
no te ha pasado nada... si hubieras sido realmente víctima no lo harías”. Así
puede pasar entonces que en el tribunal en el momento del juicio alguien saque
una fotografía sacada de las redes sociales en la cual, después de tres años de
lo sucedido, estás con unos amigos, sonríes y no tienes la típica cara larga,
prueba clarividente de que no ha sido un delito tan grave.
Obviamente. Siete años después todavía tengo ataques de
pánico, tengo flashbacks y pesadillas, y lucho diariamente contra la depresión
y la baja autoestima. Ya no consigo vivir en mi ciudad, obsesionada con los
malos recuerdos y el miedo de lo que la gente piensa de mí. Antes la Fortez za
da Basso era un lugar lleno de recuerdos positivos, la Mostra dell'Artigianato,
el Social Forum Europeo, los numerosos festivales y ferias. Ahora es un lugar
que intento evitar, un agujero negro en el mapa de la ciudad de Florencia.
8 de marzo de 2016, evidencia un camino de lucha Juan Díaz
de Garayo Ruiz de Argandoña (San Millán, Álava, 9 de julio de 1821- Vitoria, 11
de mayo de 1881), estuvo casado cuatro veces, pero no fue conocido por tal reto
en aquella época, sino como, El Sacamantecas. Un asesino en serie que entre
1870 y 1879, llegó a violar y asesinar a seis mujeres de edades comprendidas de
entre los 13 y 55 años, produciendo grandes mutilaciones; aunque se le
imputaron varios intentos más que no llegó a consumar o no pudieron comprobar
su autoría. Apresado en 1880, fue condenado y ejecutado, a garrote vil al año
siguiente en la prisión del Polvorín Viejo de Vitoria. Esto pasó en el siglo
XIX. En el siglo XXI, y en la mismísima ciudad de Euskadi. Una mujer es
maltratada y violada al parecer “por otro sacamantecas” Acosada y ridiculizada
con mofa y coña, por la jueza María del Carmen Molina Mansilla: ¿Cerró bien las
piernas?. Es la pregunta que la magistrada del Juzgado de Violencia sobre la
Mujer, núme ro 1 de Vitoria, dirigió a otra mujer, que denunció varias
agresiones sexuales.
“Crónica” de un tribunal del país de las maravillas: Jueza.
¡Como se llama! Alicia Campo de las Flores Jueza. Es que con ese nombre... ¿y
qué piensan sus padres? Nada, ya murieron.
Jueza. ¡Mejor!, mira que traer hijas así al mundo...
Yo solo soy una mujer.
Jueza. Pero como puede ir por la calle con ese escote, esa
falda y ojos pintorreados, esos labios, no ve que va provocando... ¿y quiere
que la respeten?.
Que me respeten con esta pinta o con otra, que me respeten.
Que me respeten como mujer, como ser humano, que me respeten.
Jueza. ¿Pero... tu cerraste bien las piernas, la parte de
los órganos femeninos? ¿Con que iba a cerrar mis órganos? Jueza. ¡Pues con un
cinturón de castidad! ¿No se queja de que la han violado dos veces? Sra.
jueza... cuídese de violadores, ya que parece ser, desde aquí veo, ¡veo que Ud.
también ha olvidado su cinturón de castidad!.
Jueza. ¡Saquen a esta mujer de la sala! ¡Lástima de
hoguera...! La presidenta de la asociación Clara Campoamor destaca que "la
indebida dilación provocó a la víctima denunciante, embarazada de cuatro meses,
un estado de absoluta extenuación y desasosiego". Durante toda la
declaración judicial, que fue "grabada audiovisualmente", señala que
la magistrada mostró "una clara y manifiesta predisposición de
incredulidad hacia el testimonio de la denunciante, a la que interpelaba sin
dejarla terminar la respuesta, realizando preguntas sugestivas y condicionando
la declaración". "Como claro ejemplo de tal actitud es la reiterada
interpelación por la magistrada a la denunciante sobre si opuso resistencia a las
agresiones, llegando a preguntarle textualmente: “¿Cerró bien las piernas?,
¿cerró toda la parte de los órganos femeninos?." “Últimamente se han
escrito varias obras de teatro sobre la monstruosa injusticia que supone el
actual código de moral social. Por supuesto que es una vergüenza insultante que
haya una ley para el hombre y otra para la mujer.
Yo creo que no debería haber ley alguna para ninguno de los
dos” (Citas, del irlandés Oscar Wilde 1854-1900) ¿Cuántas violaciones. Cuántas
humillaciones. Cuántos asesinatos hacen falta, para desencadenar una conducta
social, un perseguimiento objetivo de los hechos, un castigo implacable. Por
qué se deja en libertad sin prevención alguna, a estos psicópatas, para que
reincidan?. Muchos son los casos de mujeres violadas y asesinadas a lo largo de
la historia, a lo largo y ancho del mundo. Muchos son los países con el mismo
cuadro dramático, por no decir todos... ¿por el mero hecho de ser mujer, acaso
no somos más que sexo?. La bestia humana, el animal encarnizado, el sádico, el
torturador, el paranoico, el asesino de su especie sigue explotando y
humillando, no se sacia. Su desprecio y demencia le dominan. Y la mujer
trabajadora fundamentalmente, sigue más que explotada, por los amos del mundo y
sus “corderos”. La superexplotación dentro y fuera de la casa es patente en
cualquier país, en este siglo. Los abusos, los malos tratos cada vez más, más
violaciones y trafico sexual. Algunos países incluso las condena a largas
torturas y muerte tras ser violadas. De los últimos casos a escala
internacional, dos jóvenes argentinas fueron violadas, torturadas y asesinadas
en Ecuador, mientras estaban de vacaciones, otra desaparecida en Bolivia... Hoy
mismo, cuando estoy escribiendo este artículo, una muchacha ha sido violada en
Irún y otra asesinada a escopetazos en Almería. La persecución sobre la mujer a
cualquier edad es continua, una historia denigrante con la permisividad de los
gobiernos y sus leyes de explotación no enterradas.
Homenaje a la compañera hondureña Berta García: ¡Río
Gualcarque... sagrado para los Lencas, vital para la vida! Cientos de personas
demandaron justicia contra los autores del crimen del horror, dispuestas a
matar la muerte que no es muerte, sino crimen.
La comunidad Lenda dió su último adiós a la dirigente
indígena Berta Cáceres, de 45 años, asesinada en La Esperanza, 200 km . al noroeste de la
capital hondureña. Defensora a ultranza de la naturaleza ambientalista de su
país. Crimen de Estado que ha provocado reacciones adversas, protestas y repudio
a escala internacional, fundamentalmente en Honduras. Berta Cáceres había
recibido el premio Goldman, la campaña encabezada por ella, logró que el
gigante chino Sinohydro y el Banco Mundial “abandonaran” su respaldo a un
polémico proyecto hidroeléctrico; lucha contra la represa de Agua Zarca. La
construcción estaba prevista en el noroeste del país, en el Río Gualcarque:
contra 400 mil Lencas, pueblo milenario entre Honduras y oriente de El
Salvador. En el caso de Honduras (2002-2014), se han producido 111 asesinatos
de activistas ambientales, más de 80 de estos crímenes, tuvieron lugar en los
últimos tres años. Mientras los gobiernos del capit al y sus “demócratas” por
el mundo, se reúnen haciendo que discuten en foros globales el cambio
climático; una constante de crímenes se amplían contra la vanguardia de la
lucha en defensa de los ríos, bosques y valles emblemáticos, asesinando a ambos
impunemente.
Ante estos hechos la hija de Berta Cáceres (siguiendo el
ejemplo de su abuela y su madre), declara públicamente, que el presidente
hondureño, Juan Orlando Hernández, es partícipe, cómplice y responsable de este
crimen político: Berta Cáceres había sido amenazada por policías, militares y
paramilitares, desde que en abril de 2013, encabezara una serie de ocupaciones
de carreteras y otras protestas de indígenas lencas, contra una empresa
hidroeléctrica china. La familia de Berta, prepara una demanda contra el Estado
de Honduras, por el asesinato de la ambientalista. La respuesta inexorable de
la hija de la líder indígena asesinada por las multinacionales y FMI, en
compinchamiento con el terrorismo financiero de Estado, es contundente: ...Ahí
andamos compañera Berta. A tu lado cual si estuvieras viva, lo estás. Nuestro
deseo no niega el amor, sino que lo amplia del lado de tu familia, de tu
pueblo, de los que siguen luchan por la vida, por una sociedad sin explotación,
sin capitalismo criminal. Ese es el camino, el único que nos devolverá lo que
nos siguen arrebatando hasta dejarnos rotos. No es ingenuo nuestro peregrinar.
Sigue manteniendo viva la llama del amor por los que como tu no se dejan
abatir, amedrentar. Hay que seguir avivando la esperanza. No existe en los que
luchan amor por compasión, la resignación es la degradación del ser humano. Las
pasiones han de ser claras, favoreciendo la brisa del viento; desde esa cima
seguirás regenerando entre nosotros como faro de luna.
¡Que tu ejemplo sirva de luz y camino para los pueblos del
mundo! PD.
Porque fueron, somos Porque somos, serán
Maité Campillo (actriz y directora de teatro)
Texto completo en: http://www.lahaine.org/icerro-bien-las-piernas-icerro
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