“Nos enfrentamos a
una ideología judía racista que se cree con licencia moral para matar”
ILAN PAPPÉ
Chiara Cruciati
(Sin Permiso) 8/12/2023
El sábado 25 de noviembre había una larga cola frente a la
Biblioteca de la Universidad de Génova: cientos de personas esperaban para
asistir a una charla con el historiador israelí Ilan Pappé, organizada por BDS
Génova, Assopace y Tamu Edizioni. Pudieron entrar setecientas; el resto tuvo
que quedarse fuera. Se trataba de un acto muy esperado con uno de los
principales exponentes del mundo académico israelí y de un contrarrelato basado
en investigaciones históricas irrefutables.
“La historia enseña que la descolonización no es un proceso
fácil para el colonizador”, afirmó Pappé al término del largo debate. “Pierde
sus privilegios, tiene que devolver las tierras ocupadas, tiene que renunciar a
la idea de un Estado nacional monoétnico. Los pacifistas israelíes creen que un
día se despertarán en un país igualitario y democrático. No será tan sencillo,
los procesos de descolonización son dolorosos: la paz comienza cuando el
colonizador acepta desbaratar sus propias instituciones, constitución, leyes,
distribución de recursos. El día que termine la colonización de Palestina,
algunos israelíes preferirán irse, otros se quedarán en un territorio libre en
el que ya no serán carceleros de nadie. Cuanto antes se den cuenta los
israelíes de esto, menos sangriento será este proceso. En cualquier caso, la
historia siempre está del lado de los oprimidos, todo colonialismo está
destinado a terminar”.
Chiara Cruciati, periodista de Il manifesto, entrevistó al
profesor Pappé al margen del acto.
Durante años se ha hablado de la “gazificación” de
Cisjordania: el asedio de Gaza como modelo para gestionar las islas palestinas
en que Israel ha dividido Cisjordania. ¿Sucederá ahora lo contrario? ¿Se
convertirá Gaza en Cisjordania?
No creo que Israel tenga un plan en este momento. Hay varias
opciones. Una es la creación en Gaza de una especie de Área A- o B+ [Los
Acuerdos de Oslo dividieron la región palestina de Cisjordania en tres sectores
administrativos denominados Área A, Área B y Área C]: la idea de los
“moderados”, como Gantz y Gallant, es confiar un trozo de la Franja a la
Autoridad Nacional Palestina y crear una zona tampón de 5-7 kilómetros. Es una
idea ridícula: Gaza apenas tiene 12 kilómetros de ancho en su parte más ancha.
La otra opción, la de la ultraderecha gobernante, es una limpieza étnica lo más
amplia posible, expulsando a los palestinos a Egipto, o como mínimo al sur de
Gaza, y llevando a los colonos al norte. Es demasiado pronto para saber qué
ocurrirá, al igual que es demasiado pronto para saber cómo reaccionará el
mundo, si habrá una guerra en el norte con el Líbano, o si esto provocará una
intifada en Cisjordania.
Tras negar la Nakba durante 75 años, hoy el Gobierno israelí
la menciona abiertamente, habla de una Nakba 2023, de la necesidad histórica de
la expulsión. Este abandono de toda moderación, incluso verbal, al plantear la
limpieza étnica como solución, ¿de dónde procede?
Los que negaban la Nakba eran el centro y la izquierda. La
derecha nunca la negó, sino todo lo contrario: estaban orgullosos de ella. Así
que no es sorprendente que utilice este término. La otra razón es que Israel
trata el 7 de octubre como un acontecimiento que lo ha cambiado todo; ya no
siente que tenga que ser cauto en su discurso racista, al hablar de genocidio y
limpieza étnica. Percibe el 7 de octubre como una luz verde para actuar.
Si el sionismo hubiera surgido hace siglos, posiblemente
habría logrado eliminar a la población indígena, como en EEUU
El crecimiento gradual pero inexorable de la ultraderecha
israelí en los últimos treinta años nos lleva a observar una evolución del
sionismo de tendencia religiosa. Las declaraciones de miembros del Gobierno,
empezando por Netanyahu, que invocan la Torá para justificar las barbaridades y
las políticas de Ben Gvir y Smotrich, son un ejemplo de ello. ¿Qué es hoy el
sionismo? ¿Se puede ver un proceso de implosión en esta evolución?
Antes incluso del 7 de octubre, no se trataba ya de
sionismo. Iba más allá, hacia un judaísmo mesiánico. Esta gente, como los
fanáticos islamistas, cree que tiene a Dios de su parte. Se trata de una
evolución ideológica que ha dominado al sionismo pragmático y liberal,
arrastrándolo consigo. Hoy nos enfrentamos a una ideología judía mesiánica,
racista y fundamentalista que no sólo cree que Palestina pertenece sólo al
pueblo judío (como afirmó Netanyahu con la Ley del Estado-Nación de 2018), sino
que piensa que tiene licencia moral para matar y expulsar a todos los
palestinos. Se trata de una evolución ideológica extremadamente peligrosa.
Antes del 7 de octubre, la sociedad israelí ya experimentaba un choque abierto
entre el sionismo secular y el sionismo religioso. Ese enfrentamiento resurgirá
y demostrará que lo único que mantiene unidos a los israelíes es el rechazo a
los palestinos. Para el sionismo, éste es el principio del fin: un proceso de
veinte o treinta años en términos históricos. Ocurrirá porque se trata de una
ideología colonialista en un mundo que va hoy en otra dirección. Si el sionismo
hubiera surgido hace dos o tres siglos, probablemente habría logrado el
objetivo de eliminar a la población indígena, como ocurrió en Australia y los
Estados Unidos. Pero apareció en un momento en que el mundo ya había rechazado
el concepto de colonialismo y los palestinos ya habían desarrollado su
identidad nacional.
¿A qué se debe el giro a la derecha de la sociedad israelí
tras el asesinato de Rabin y el impulso pacifista que anima a un amplio sector
de la población?
Ser sionista liberal siempre ha sido problemático. Tienes
que mentirte a ti mismo todo el tiempo, porque no se puede ser socialista y
colonizador a la vez. La sociedad se cansó de ello, se dio cuenta de que tenía
que elegir entre ser democrática y ser judía. Eligió la naturaleza judía.
Decidió que la prioridad era establecer un Estado racista, en lugar de
compartirlo con los palestinos. Era inevitable, una consecuencia lógica del
proyecto sionista. El Israel de hoy es mucho más auténtico que el Israel de los
años 90.
Ser sionista liberal implica mentirte a ti mismo todo el
tiempo, no se puede ser socialista y colonizador a la vez
El 7 de octubre representó una ruptura traumática para la
sociedad israelí. La cuestión palestina había quedado relegada a un segundo
plano, “gestionada”, como suele decir Netanyahu. ¿Podría esta conmoción dar
lugar a una toma de conciencia de la necesidad de una solución política?
Llevará tiempo. El futuro inmediato estará marcado por el
odio y el impulso de venganza. Será difícil hablar de una solución de dos o un
Estado. A largo plazo, sin embargo, es posible que Israel comprenda que los
palestinos no van a ir a ninguna parte y no se van a quedar callados, haga lo
que haga Tel Aviv. Mucho dependerá de Europa y Estados Unidos: si siguen sin
ejercer ninguna presión, será difícil que se oigan las voces más razonables de
Israel. La sociedad civil no es suficiente; necesitamos que cambien los
responsables políticos. Este tipo de procesos llevan tiempo, pero es posible
que de esta horrenda tragedia salga algo positivo. También dependerá de los
palestinos, de si pueden unirse, de si se restablecerá la OLP. También hay
diferencias entre ellos: los que viven en Cisjordania quieren el fin de la
ocupación y la opresión, no están a favor de un Estado. Pero los que viven
dentro de Israel lo quieren, al igual que los refugiados de la diáspora, para
quienes un Estado significaría que podrían regresar.
La durísima campaña contra Gaza y el deseo declarado de
expulsar a los palestinos ha provocado una reacción masiva de protestas
públicas en todo el mundo y en los países del Sur global, en contraste con las
posiciones de los Estados occidentales. ¿Estamos asistiendo a un cambio de
paradigma a nivel mundial que tendrá efectos a medio y largo plazo?
Estamos asistiendo a un proceso de globalización de
Palestina: una Palestina global que está formada por la sociedad civil, por ciudadanos,
por movimientos tan diversos como los movimientos indígenas, Black Lives
Matter, los feminismos: en otras palabras, todos los movimientos
anticoloniales, que puede que sepan poco sobre la cuestión palestina, pero
saben lo que significa la opresión. Esta Palestina global debe ser capaz de
enfrentarse al Israel global, formado por los gobiernos occidentales y la
industria militar. ¿Cómo hacerlo? Conectando las luchas contra las injusticias
de todo el mundo en una única red. Aquí, en Italia, significa luchar contra el
racismo.
Ilan Pappé es un gran historiador israelí
Fuente: Il manifesto global
No hay comentarios:
Publicar un comentario