Diario negro contra Podemos: de la mentira en portada a la
agresión en la calle
Esos comportamientos periodísticos infames que atentan
contra cualquier código ético y deontológico acaban poniendo una diana en la
cara de los responsables políticos de Unidas Podemos
Antonio Maestre
La línea editorial de muchos medios de comunicación
considera peligroso el discurso económico de Unidas Podemos. Es algo conocido
desde la aparición morada en 2014 en el panorama político español, de manera
legítima pueden considerar sus posiciones tan nefastas como para combatirlas de
manera crítica. Es aceptable e incluso conveniente para la pluralidad
informativa y de opinión, pero cuando esa línea editorial transgrede la verdad
de forma grotesca pierde toda legitimidad hasta convertirse en uno de los
grandes problemas de nuestra democracia.
La deslegitimación y la deshumanización han sido dos claves
fundamentales del pensamiento mediático conservador para desestabilizar a
Podemos cuando aspiraba a gobernar, algo que se atenuó cuando consideraron que
dejaba de ser un riesgo y que ha vuelto a enardecerse con motivo de la
capacidad que está mostrando Unidas Podemos para aprobar medidas que implican
la reducción de beneficios para sus dueños. Esta semana se han producido varios
hechos que muestran el nivel de desprecio a la verdad que mueve la información
periodística de algunos de esos medios para hacerla pasar de legítima a
indecente.
La portada de El Mundo decía que Irán había inyectado 9,3
millones de euros a la productora de Pablo Iglesias. Venía firmada por Fernando
Lázaro, un habitual de estos petardos periodísticos, que también fue uno de los
periodistas firmantes de la noticia falsa de la cuenta en Suiza de Xavier
Trías. El titular de la noticia se veía reducido en el cuerpo, de la productora
de Pablo Iglesias se pasaba a decir que estaba vinculada a Podemos hasta acabar
indicando que era la productora de la que cobraba Pablo Iglesias. De ser el
dueño de la productora en el titular pasa a ser un autónomo que factura con esa
empresa al final de la noticia. Sin ruborizarse.
La portada dista mucho de ser cierta. De hecho es
manifiestamente falsa. La productora no es de Pablo Iglesias, sino que está
dirigida por Mahmoud Alizadeh Azimi, que es el encargado de producir los
contenidos en España de Hispan TV, de capital iraní. Pablo Iglesias simplemente
facturaba la realización de Fort Apache y el importe de esa facturación fueron
93.000 euros brutos en tres años. Nada que ver con esos 9,3 millones, que son
el dinero que maneja la productora en sus muchos trabajos en España.
En algunos de esos proyectos han participado insignes
artistas, algunos de ellos muy patrióticos. 360 Global Media es una productora
que ha trabajado en España con Bertín Osborne, Marta Sánchez, Alejandro Sanz o
Nena Daconte, que está casada con un miembro del PP. Pero es que además esa
misma noticia ya fue publicada por Okdiario en 2016. La misma, sin cambio
alguno: “La TV de Pablo Iglesias ha recibido 9,3 millones del Gobierno de Irán
desde paraísos fiscales”. La noticia era igual de falsa en 2016 que en 2020,
pero al menos hace cuatro años era una novedad. De hecho, la querella de Manos
Limpias por esos hechos ya fue desestimada en febrero de 2016 por considerar el
juez que no había nada constitutivo de delito.
La noticia falsa, y plagiada a Okdiario cuatro años después,
llevaba aparejado un editorial que acababa con esta frase: “Las cloacas del
partido del vicepresidente huelen cada vez peor”. La confesión involuntaria de
la campaña contra Podemos es esa, negar la existencia de unas cloacas de las
que El Mundo formó parte con algunos de sus periodistas y que publicaron
informaciones falsas creadas desde una organización policial corrupta dirigida
por adversarios políticos. Porque ese sí es un hecho incontestable, la
existencia de esas cloacas. Negarla acusando a la víctima de victimario es
asegurarse salvar el propio pellejo. Sirva como colofón que una de las
periodistas estrella de El Mundo participó, cuando ya se cobraba por hacerlo,
en Fort Apache sin que eso sea motivo para acusarla de estar financiada por
Irán. Porque entonces tendríamos que acusar a Fernando Lázaro de estar
financiado por el dictador Teodoro Obiang al cobrar de la empresa a la que
Guinea Ecuatorial mete publicidad.
La campaña de difamación ha tenido actores necesarios en
otros sectores, también jueces y fiscales, y de ello se han servido varios
medios para no dar tregua al acoso y derribo. Siempre con el nexo común de
negar la existencia de unas cloacas del Estado que precisa de colaboradores en
algunos medios. La mejor defensa es siempre un buen ataque. El caso Dina ha
sido la última excrecencia de ese tipo de actuaciones. Darle la vuelta a un
caso en el que Pablo Iglesias era parte perjudicada para hacerle aparecer ante
la opinión pública como culpable. Todo basado en que Pablo Iglesias habría
destruido la tarjeta de Dina Bousselham antes de entregársela. Esa acusación se
desmoronó como un castillo de naipes esta semana cuando la empresa encargada de
haber analizado la tarjeta Micro SD del móvil de Bousselham remitió un informe
asegurando que la tarjeta llegó a ellos físicamente intacta. Es decir, Pablo
Iglesias se la entregó a Dina sin dañar. Los medios de comunicación que han
hecho de esa acusación una campaña feroz no solo no se disculparon, sino que
volvieron a retorcer los hechos. La verdad nunca les ha interesado. La realidad
es solo un estorbo para su fin, que ya no es periodístico, sino político.
Estas campañas no caen en saco roto. Puede que no consigan
el objetivo principal de derrocar a Pablo Iglesias y descabalgarlo del
gobierno, pero convierten en enemigo al adversario político a ojos de la
opinión pública más radicalizada. Cuando se deshumaniza al rival todo está
justificado en su presencia. Por ello esos comportamientos periodísticos
infames que atentan contra cualquier código ético y deontológico acaban
poniendo una diana en la cara de los responsables políticos de la formación
morada. Las mentiras en portada terminan legitimando que se golpee el coche de
Yolanda Díaz al grito de “cerda” y “zorra” y que echen a Juan Carlos Monedero
de un bar entre insultos de “maricón de mierda”. Es el diario negro contra
Podemos, aquel que convierte la disensión y la crítica en señalamiento público
con noticias falsas. Propagandistas del odio.
https://www.eldiario.es/opinion/diario-negro-mentira-portada-agresion-calle_129_6128051.html
y ver ..
https://www.infolibre.es/noticias/politica/2020/07/31/dos_meses_escraches_diarios_pablo_iglesias_109274_1012.html
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https://www.infolibre.es/noticias/politica/2020/07/31/dos_meses_escraches_diarios_pablo_iglesias_109274_1012.html
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