jueves, 14 de mayo de 2015

La falsa neutralidad de los sondeos electorales




¡Cuidadín con las encuestas electorales!


Por Anibal Garzón Baeza en kaosenlared

En plenas campañas electorales, como la actual de las elecciones municipales y autonómicas en el Estado Español para el próximo 24 de mayo, se disparan las consultorías y estudios cuantitativos para presentar resultados sobre calcular y prever cuáles serán los comportamientos políticos de los ciudadanos y ciudadanas, principalmente el comportamiento sobre a qué partido pretenden votar. Estos estudios hacen uso de un mensaje científico, objetivo, y riguroso, de medir la supuesta opinión pública mientras esconden su subjetividad y el impacto que, muchas veces, buscan obtener. Esta función de la subjetividad y el interés político lo exaltan, y de manera oculta, las mismas editoriales políticas de los medios de comunicación. Concretamente, más que conocer las causas de una consecuencia con la encuesta, metodología científica, buscan crear mediante una encuesta ser causa para generar posteriormente consecuencias políticas.  Vayamos por partes para desmontar.
En primer lugar, cuando se presenta una encuesta en los medios de comunicación sobre intención de voto nunca se explicita cuál ha sido la metodología empleada. Simplemente se informa de resultados finales. Dado que en la sociedad hay una variedad y pluralidad de actores sociales con sus respectivas condiciones es necesario informar de todas las variables que se han utilizado. Decir que se ha encuestado a una muestra de, por ejemplo 1000 personas según cierto universo, sin informar a la opinión pública qué condiciones tienen esas personas es manipular a la opinión pública. No es lo mismo encuestar a mujeres, hombres, origen, barrio o ciudad donde residen, condiciones socioeconómicas, condiciones socioculturales, nivel de formación, y un sin fin de variables. Y eso no quiere decir que en muchos estudios no se explicite esa información, sino que los mismos medios la ocultan, los que traspasan de manera manipulada la información a la opinión pública. Es como un fenómeno de embudo, de toda la información escogen que pasar por el conducto mediático para generar un producto que interesa difundir.
Las clases plutocráticas que son las que principalmente controlan los recursos para hacer las encuestas y los medios de comunicación para difundir sus resultados, disponen de este medio cuantitativo para usar el discurso científico según sus intereses políticos. Una encuesta mucha veces busca generar “Miedo al Cambio”, dando malos resultados al status quo, y así incentivar el voto de la población conservadora. El mensaje del conservadurismo es mucho más unidireccional, “conservemos lo que existe”, mientras el mensaje del progresismo genera más dispersión y pluralidad, “cambiemos lo que existe, ¿pero de qué manera?”. Por lo tanto, el voto del miedo es más unitario que el voto del cambio. Y aquí juega el papel de la encuesta.

Colombia y Gran Bretaña: los falsos pronósticos cuantitativos
Un ejemplo que se ha quedado en el olvido fue el caso de las elecciones colombianas de Mayo de 2010. Una gran parte de los sondeos electorales daban una victoria destacada al candidato del Partido Verde Antanas Mockus, sobre el candidato continuista del partido de gobierno, Juan Manuel Santos. No eran dos proyectos de gran diferencia en sus propuestas económicas y modelo de Estado, pero si en su agenda sobre el conflicto colombiano con el Plan Colombia firmado con Estados Unidos. Presentándose Santos, exministro de defensa, la imagen de continuar haciendo frente a la guerrilla de las FARC y la “seguridad democrática”, y mantenerse con frente firme el orden militar establecido que podría modificar Mockus. A Estados Unidos Mockus le pudo generar desconfianza. Las encuestas empezaron a hacer el juego de la Cultura del Miedo. Según algunos datos, el 15 de abril de 2010 las encuestas daban a Santos el 30% y a Mockus el 20%. Solo 11 días después, o sea el 26 de abril de 2010, las encuestas de la misma empresa, la reconocida multinacional de investigación de mercados IPSOS, daban a Mockus el 38% y a Santos el 30%. Además presentando que el 50% votaría a Mockus en la segunda vuelta y a Santos solo el 37%[1]. ¿Es verdad que la opinión pública pueda cambiar tanto en 11 días? ¿Se realizaron las encuestas comparativas de diferente manera, usando otras variables? ¿Hubo manipulación? Lo importante aquí no es si la encuesta mide bien la realidad social sino qué impacto pudo provocar a un sector de la población colombiana que apuesta por el status quo y no tenía motivación de ir a votar, o sea si la encuesta provocó un efecto llamada. No se dispone de datos científicos del impacto de la encuesta pero de lo que si se sabe es que si esa fue la jugada acabó en gol y victoria final. Santos, uno de los propietarios de diferentes medios de comunicación colombianos, finalmente arrasó en las elecciones ganando la primera vuelta con el 46,67% de lo votos y siendo Mockus el segundo con el 21,51% , y en la segunda vuelta sumando Santos el 69,13% y Mockus tristemente con el 27,47%. Estas elecciones hicieron historia al ser elegido un presidente colombiano con el mayor número de votos, más de 9 millones. ¿Es posible que una encuesta, si se hace de manera rigurosa, genere tanto error? ¿O el poder, una vez más, hace uso del discurso y las herramientas científico para controlar su hegemonía?
Otro ejemplo, y de mayor actualidad, han sido las elecciones generales del Reino Unido. Todas las encuestas presentaban un empate técnico entre el Partido Conservador de David Cameron y el Partido Laborista[2]. Un empate técnico que fue totalmente demagógico con el resultado final del pasado 7 de mayo de 331 escaños para el Partido Conservador del total de 650, o sea obteniendo la mayoría absoluta con más de 11 millones de votos,  y 232 escaños el Partido Laborista superando los 9 millones. ¿Cómo dos millones de diferencia de votos en la jornada electoral no se detectaron previamente en las encuestas? ¿Malos estudios o interés político detrás para hacer llamamiento al voto conservador y mantener el stablishment del mismo gobierno 4 años más? La duda de todo esto es si existía en las alas del poder británico un interés destacado de que ganará Cameron, y no el Partido Liberal, aunque no hay grandes diferencias entre ambos al ser partícipes en la hegemonía neoliberal. La principal diferencia es que el líder del Partido Conservador prometió en 2013 un referéndum sobre la continuidad en la Unión Europea. Presentando el miedo de seguir en Europa si no hay cambios en la Unión Europea. Posiblemente haya intereses de romper cierto consenso europeo por la potencia cercana a Gran Bretaña, Estados Unidos, y era más pertinente la victoria de Cameron para provocar un mayor desestabilidad dentro de la Unión Europea. Generar enfrenamientos internos en la Unión Europea da mayor hegemonía a los Estados Unidos en el sistema mundo.

El Caso Podemos en las elecciones europeas
El uso de las encuestas para obtener rédito electoral, no solamente se enfoca en estrategias de intentar subir votos a las fuerzas gobernantes, status quo conservador, como hemos visto en el caso de Colombia y Gran Bretaña bajo la cultura del miedo, sino que muchas veces las mismas encuestas buscan mediante la misma estrategia dar datos menores a la realidad social para desprestigiar a fuerzas políticas minoritarias incomodas con el sistema y así no sumar simpatía electoral reduciendo el posible uso del voto útil. Esta estrategia fue la que se llevó a cabo contra la novedosa candidatura de Podemos en las elecciones europeas de mayo de 2014. La mayoría de encuestas pronosticaban entre 0 y 2 diputados máximo en el mejor optimismo para Podemos, pero  finalmente obtuvo 5 eurodiputados. ¿Acaso se ocultaban los mismos votantes de Podemos, más de un millón, de responder encuestas? La estrategia de ocultar en el resultado de las encuestas a la nueva formación política no funcionó, y el voto de protesta contra el modelo hegemónico del bipartismo PP y PSOE identificado con las movilizaciones del 15-M, u otras mareas ciudadanas como salud, protestas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) contra desahucios,… además del impacto mediático de Pablo Iglesias, tuvo su buen resultado. Si Podemos consiguió saltar las trabas fue porque el votó de la formación no se identificó con un voto útil, de votar a una formación para que no salga la otra, sino de votar por repulsa a todos los viejos partidos del Régimen del 78. Por lo tanto, desvalorar en las encuestas a Podemos no tuvo ningún impacto político. Las estrategias comunicativas políticas no son uniformes, pueden existir impactos diferentes si no se tiene en cuenta variables sociales, como fue en el caso de Podemos y su vínculo con el crecimiento de malestar generalizado y el espacio mediático que disponía.

¿Qué impacto buscan las encuestas en las elecciones del 24 de mayo?
Estos días de campaña electoral para elecciones municipales y autonómicas en el Estado Español, las encuestas se han disparado. Diferentes resultados en Madrid, Barcelona, Comunidad Valenciana, Vizcaya,… pero también dando mediciones a nivel nacional. El Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en su informe de abril, presenta en estimación de voto el 24,5% al PP, 24,3% al PSOE, 16,5% a PODEMOS, 13,8% a CIUTADANS y 4,8% a IZQUIERDA UNIDA[3]. Unos datos que, más allá de no explicar los medios su metodología de cómo se han obtenido, en lugar de medir una realidad, reiteramos, buscan un impacto político. ¿Qué impacto electoral buscan? Posiblemente seguir manteniendo un alto nivel de bipartidismo elevado, casi el 50% entre PP y PSOE, abriendo la puerta a nuevos partidos para generar la imagen democratización interna sin resquebrajar el sistema. Posiblemente acelerar los datos de CIUTADANS (recordando que tenían en enero el 5,2% de los votos) para que los votos del PP, y algunos del PSOE; no se pierdan en la abstención y crezcan así los partidos minoritarios. O posiblemente reducir simpatía social hacia PODEMOS, pasando del 23,9% al 16,5% para no hacer uso del voto útil y eliminar la inclinación de poder sumar incluso votantes que su función es derribar la reelección del PP. O incluso, desde otro punto de vista, desvalorizar a IU para que una parte de sus votantes pase a PODEMOS y destruir de esa manera la izquierda tradicional. Después del 24 Mayo podremos reflexionar sobre todas estas hipótesis, de momento vota con sentido, y no creas lo que te dicen las encuestas.

[1] http://www.elespectador.com/noticias/politica/articulo200172-antanas-mockus-lidera-encuestas-primera-vez
[2] http://www.dalealplay.es/videos/Conservadores-y-laboristas-britanicos-en-empate-tecnico-en-las-encuestas-a-pocos-dias-de-las-legislativas_597078
[3] http://elpais.com/elpais/2015/05/07/media/1430997543_670811.html

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La manipulación de los medios en su cobertura de las elecciones británicas

12 may 2015
   
Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra

Ha habido casi un consenso entre los mayores medios de información en la presentación de lo que ha ocurrido en las últimas elecciones británicas, presentándolas como una victoria arrolladora del Partido Conservador, consecuencia del éxito de sus políticas de austeridad, que han consistido en unos enormes recortes del gasto público social —desmantelando y privatizando su Servicio Nacional de Salud— y unas reformas laborales que han llevado a un gran deterioro de su mercado laboral, con un gran incremento de la precariedad y el descenso de los salarios. Se asume que, como consecuencia de estas políticas de austeridad, la economía británica se ha reanimado con uno de los crecimientos económicos más elevados que existen hoy en Europa, lo cual explica el voto tan favorable al Partido Conservador.

Esta gran victoria del Partido Conservador se presenta junto con lo que se define como el gran colapso del Partido Laborista, el cual se atribuye al “izquierdismo” de su dirigente, el Sr. Ed Miliband, que se distanció de la Tercera Vía o Blairismo, que supuestamente ganó las elecciones británicas en tres ocasiones consecutivas aplicando sus políticas de claro corte liberal. Este argumento, a favor de la Tercera Vía, es utilizado constantemente por los grandes medios de comunicación para acentuar la importancia de que los partidos laboristas o socialdemócratas se vayan al centro político, que es donde se asume están la mayoría de votos.

En esta presentación se ignoran u ocultan los datos que muestran el error y/o falsedad de cada uno de sus supuestos. Veamos los datos:

1. Veamos primero el “gran éxito del blairismo”. Como ya mostré en su día (ver mi artículo “Tony Blair y el declive de la Tercera Vía”, Sistema, 16.11.12), las políticas del gobierno Blair fueron enormemente impopulares y sus victorias consecutivas no se debieron al apoyo popular, sino al sistema electoral británico, que es de los menos representativos hoy en la Unión Europea. El Partido Laborista pasó de recibir el apoyo electoral de un 33% del electorado en el inicio de su periodo gobernante, 1997, a un 25% en 2001, y un a 22% en 2005. Si el Reino Unido hubiera tenido un sistema electoral proporcional, el Partido Laborista habría perdido la mayoría parlamentaria ya en las segundas elecciones. Que consiguiera la mayoría hasta el año de su colapso parlamentario, 2005, no fue –como sus ideólogos, como Anthony Giddens, indicaban- resultado de su supuesta popularidad, sino al contrario, como consecuencia del enorme sesgo del sistema electoral y de la crisis del Partido Conservador. Un tanto semejante le ocurrió, por cierto, al partido gobernante socialdemócrata alemán. Todos los partidos socialdemócratas pertenecientes a la Tercera Vía (que eran la mayoría que gobernaban la Unión Europea) han sido derrotados electoralmente con una gran pérdida de su apoyo electoral, perdiendo a su vez un gran número de militantes y simpatizantes. Lejos de ser un éxito, la Tercera Vía ha sido un fracaso electoral de primera magnitud en todos los países donde ha gobernado.

2. El Partido Laborista, en estas últimas elecciones, lejos de sufrir un colapso, aumentó sus votos (737.799), más de los que vio aumentar el Partido Conservador (607.906). En realidad, pasó de obtener el 29% de los votos al 30,4%. A pesar de ello, perdió 26 escaños (pasando de 258 en 2010 a 232 en 2015) debido a la enorme falta de proporcionalidad del sistema electoral. En cambio, el Partido Conservador pasó de tener 307 a tener 331, consiguiendo mayoría absoluta en el Parlamento.

3. El voto del otro partido de izquierdas, situado más a la izquierda que el Partido Laborista, el Partido Nacionalista Escocés, aumentó especialmente (936.050 votos más), pasando de 491.386 votos a 1.454.436, consiguiendo 56 escaños.

4. El voto del Partido Verde, más a la izquierda que el Partido Laboralista, aumentó también espectacularmente, de 285.616 en 2010 a 1.157.613 en 2015.

Sumando las izquierdas, el número de votantes de izquierdas es muy superior al voto de las derechas, siendo su crecimiento mucho mayor que el del Partido Conservador. Y, en cambio, en el Parlamento Británico, el Partido Conservador, que no contó con el apoyo de casi el 70% de los votantes, tendrá mayoría absoluta, presentándose esta mayoría como un indicador del giro a la derecha (que llaman el centro) de la población británica.

Qué ha pasado en realidad en el Reino Unido y su relevancia para España

Es sorprendente que un partido como el Partido Conservador, cuyas políticas han dañado sustancialmente a las clases populares de las distintas naciones que constituyen el Reino Unido (Inglaterra, Escocia, País de Gales e Irlanda del Norte), no solo no descendiera, sino que incluso viera aumentado su apoyo electoral. Y dos fueron las causas de que ello ocurriera (ver “What Went Wrong For Labour In The UK Election?”, de Henning Meyer, 08.05.15, en Social Europe Journal). Una fue que el Partido Laborista, aunque intentó distanciarse del blairismo, no rompió con el marco liberal, y por lo tanto no criticó con suficiente fuerza, contundencia y credibilidad las políticas de austeridad del gobierno conservador, pues incluso su programa (el laborista) aceptó la necesidad de seguir la ortodoxia liberal que exige equilibrar las cuentas del Estado. Lejos de ser demasiado “izquierdoso” (como los mayores medios lo presentaron), el programa todavía estaba enmarcado en muchos elementos de la ortodoxia liberal que dificultó la imagen de cambio que quería dar.

Y la segunda razón es que el Partido Conservador jugó muy fuerte su carta de “defensor de la Patria y de la Nación británica”, alertando al electorado de que la dependencia de un futuro gobierno laborista del apoyo ofrecido por el Partido Nacionalista Escocés, pondría en peligro la unidad del Reino Unido. Dicho partido escocés, que no acentuó su compromiso independentista en su campaña, enfatizando en su lugar su programa claramente a la izquierda del Partido Laborista, había ofrecido su alianza al Partido Laborista para desbancar al Partido Conservador. Como he indicado en la sección anterior de este artículo, sumando todos los votos de las izquierdas, su número es mayor que los del Partido Conservador, con lo cual, en un sistema proporcional, las izquierdas hubieran tenido una clara mayoría.

En España vemos paralelismos con lo ocurrido en el Reino Unido. El Partido Popular continúa siendo uno de los partidos mayoritarios en el país, aunque ha perdido un número muy elevado de sus votantes. Conocedor de la gran impopularidad de sus políticas de austeridad, este partido sigue una estrategia muy parecida a la del Partido Conservador en el Reino Unido. Primero, atribuye el crecimiento de España a las políticas de austeridad, lo cual es claramente falso, pues esta recuperación se debe al propio enlentecimiento y tímida reversión de las políticas de austeridad (habiendo crecido, por ejemplo, el gasto y el empleo públicos este año), al abaratamiento del petróleo, a la devaluación del euro y a las medidas expansivas necesarias del Banco Central Europeo.

La otra estrategia ha sido la de intentar movilizar a su electorado frente a los “rojos” y “separatistas” que amenazan con destruir la unidad de España. Las políticas del Ministro Wert, claramente provocadoras hacia el catalanismo, tienen un objetivo claro: el de acentuar el conflicto Catalunya-España, que les ha ido pero que muy bien a los nacionalistas de ambos lados del Ebro. El PP siempre ha sido un partido minoritario en Catalunya. De ahí que su anticatalanismo vaya orientado al resto de España a movilizar a los defensores de la patria. Y les está yendo muy bien.

Por otra parte, el PSOE no ha roto con su marco liberal. Basta leer u oír al economista asesor del candidato Pedro Sánchez, el Sr. José Carlos Díez, para ver su hostilidad hacia el gobierno Syriza (el gobierno griego que está intentando romper con la austeridad impuesta por una estructura de poder uno de los portavoces de la cual es el laborista holandés Jeroen Dijsselbloem, Presidente del Eurogrupo) o su oposición a políticas redistributivas (“para distribuir hay primero que crecer”, sin ocurrírseles que es al revés, que para crecer hay que distribuir, estimulando la demanda doméstica de las clases populares), entre otros indicadores de su liberalismo. En realidad, el crecimiento de Podemos está muy relacionado con el abandono de las políticas tradicionalmente socialdemócratas por parte de un partido que se autodefine como socialdemócrata.


La gran diferencia, sin embargo, entre España y el Reino Unido, es que Escocia está gobernada por un partido que en España se le definiría como “radical izquierdista”, y que ha obtenido la gran mayoría de los escaños escoceses, mientras que en Catalunya hay un gobierno conservador-liberal que no ha conseguido el apoyo de la mayoría de las clases populares, debido a las políticas de claro corte liberal (de mayor dureza en sus recortes) que han antagonizado a tales clases, al revés que en Escocia. Esta es la realidad ocultada por los mayores medios de información, que son también de persuasión.













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