Cospedal la perla del día electoral
Las elecciones autonómicas de este domingo en Castilla-la
Mancha tenían, además del interés primario del resultado, otro punto de
atención: el efecto del cambio en la ley electoral aprobada en solitario por el
PP el pasado julio y que reducía de 49 a 33 el número de diputados en las Cortes regionales.
Esta modificación llevada a cabo por María Dolores de Cospedal –la primera
llevada a cabo con los votos de un solo partido desde 1978- fue recurrida ante
el Tribunal Constitucional por el PSOE al entender que eliminaba el pluralismo
y favorecía únicamente los intereses del PP. El pasado febrero, el alto
tribunal dio su visto bueno a la nueva norma electoral manchega.
Pero el mayor desastre de la número dos del PP se sitúa en
la Comunidad. La sensación es que ni con su pucherazo electoral ha conseguido
revalidar la presidencia de Castilla-La Mancha. Cuando redujo el número de
diputados se cavó su propia tumba política. Y es que configuró el sistema sin
tener en cuenta a partidos emergentes como Podemos o Ciudadanos. Su invento,
calificado por la oposición socialista como un “golpe de estado electoral”,
sólo le ha valido para quitarle votos a favor de Podemos. Paradójicamente, la
formación de Albert Rivera no le ha dado el escaño que habría supuesto la
mayoría para el PP (suponiendo, eso sí, que se lo hubiera quitado al PSOE o
Podemos).
El PP pierde la mayoría absoluta en todas las ciudades
castellano manchegas y depende de Ciudadanos para gobernar
Le ha salido tan mal la jugada de cambiar la ley electoral que el intento de pucherazo se le volvió rana
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