miércoles, 5 de julio de 2017

Como Bruselas ninguneó al Tribunal General de la UE con el CETA.

Bruselas presume ahora de permitir una iniciativa contra el CETA que debió admitir hace meses
El Tribunal General de la UE emitió una sentencia que tumbaba la decisión de la Comisión Europea de rechazar una Iniciativa Ciudadana con el apoyo de tres millones y medio de europeos contra los tratados de libre comercio CETA y TTIP. Marina Albiol, portavoz de IU en la Eurocámara, denuncia que es "una estafa" a los europeos, ya que el acuerdo comercial con Canadá fue ratificado hace seis meses, y sólo ahora se permite que prospere esta iniciativa.



   En España lo mismo .

Técnicos del Poder Judicial apuestan por desvincular a éste del dictamen sobre el CETA
La Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial decidirá este jueves si sigue el criterio de su Gabinete Técnico, o si por el contrario debe emitir un informe sobre el polémico acuerdo de libre comercio entre la UE y Canadá, CETA. El Consejo recibió la petición de pronunciarse hace más de un mes. Teniendo en cuenta que el Gobierno del PP ha evitado pedir este informe hasta la fecha, como le reclamaban las 350 organizaciones





Nota .-

  El Tribunal General (en inglés General Court) es un órgano jurisdiccional colegiado de la Unión Europea que se integra en la Institución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Fue creado por el Acta Única Europea de 1986 con el objeto de dotar al poder judicial del ordenamiento comunitario de una doble instancia, delegándose ciertas competencias del Tribunal de Justicia en favor del nuevo órgano. Desde su institución, el 1 de enero de 1989, hasta el 30 de noviembre de 2009, recibió el nombre de Tribunal de Primera Instancia.

martes, 4 de julio de 2017

Catalunya. ¿ Proceso demócratico ?

 
La paradoja de la AMI de Cataluña
Exigen urnas-referéndum el 1-O sin haber convocado ningún referéndum que estaba a su alcance



Lo de que se exija “urnas, urnas, urnas” en Cataluña, donde hemos votado unas seis veces en los últimos cuatro años suena un poco a pitorreo, a gracieta masculina. Mejor pasar. Pasamos. Hablemos, pues, del referéndum del 1-O.
La AMI, laAsociación, creada, abonada, organizada y cuidada por las fuerzas políticas secesionistas, es una organización de ayuntamientos secesionistas a la que tienen la cara -dura, muy dura- de llamarle organización de la “sociedad civil catalana”. ¿Una sociedad civil formada por Ayuntamientos? Mejor pasamos también.
Forman parte del AMI 787 ayuntamientos. La mitad tiene menos de 1.000 habitantes. Englobarían el 43% de la población catalana (no del censo por supuesto).
Si consideramos los casos de Badalona y Sabadell y restamos sus poblaciones el porcentaje sería menor, bastante menor. ¿De dónde esa resta imaginada?
En Badalona, la tercera ciudad más poblada de Cataluña, gobierna una alcaldesa de la CUP que se presentó como “Badalona en comú-PA”: unos 15 mil setecientos votos, el 17,6%. Si sumamos los votos de las fuerzas no secesionistas superan el 55%. En el caso de Sabadell, la quinta ciudad catalana por población, gobierna ERC, Juli Fernández. Fue la tercera fuerza en las elecciones, con el 14,79%.
Ni la ciudadanía de Badalona ni la de Sabadell, es una conjetura razonable, están hoy por hoy por el programa secesionista antidemocrático.
Los partidarios del secesionismo señalan para dar solidez a su posición que en Barcelona la moción para impedir la consulta fue rechazada, de lo cual, argumenta, están a favor. Pero es obvio que no es el caso. La propuesta del PP del pasado viernes 30 de junio contó con los votos favorables del PSC y Ciudadanos; el resto de fuerzas votaran en contra. Si PDCat-CDC o ERC hubieran presentado una moción a favor de la participación en el AMI o en el referéndum secesionista antidemocrático el resultado hubiera sido el mismo: rechazo. Las compañeras de Barcelona en comú, la formación que gobierna la ciudad, no están a favor de este referéndum, de este ejercicio no democrático del dret a dividir.
Por cierto, una concejal de la CUP, María José Lecha, dando muestras de un pensamiento equilibrado, temperado, informado, afirmó lo siguiente en la sesión: “Podrían enviar a la fiscalía, la Guardia Civil, la Inquisición o Tejero, pero habrá urnas”. ¿Urnas? ¿Sabrá Lecha que hace muchos años que hay urnas en Barcelona y alrededores? Confundió, una vez más, su deseo (contra peor, mejor) con la realidad. España, para la CUP, salvando algunas excepciones, es un país de fachas, incultos e imbéciles.
En todo caso, no son los anteriores los puntos centrales. Lo esencial es lo siguiente:
AMI reclama un referéndum para que la ciudadanía decida A o B (mejor S o S, secesión o secesión). En AMI participan 787 ayuntamientos, casi un 84% de los 948 municipios que hay hoy en Cataluña (les faltan los más importantes: Barcelona, Lérida, Tarragona, Santa Coloma de Gramenet, Hospitalet,…). El asunto, lo sabemos todas, tiene importancia, no es cualquier cosa.
Las fuerzas del gobierno de la Generalitat no se presentaron con un programa que pasara por hacer ningún referéndum secesionista. Lo suyo era la secesión en 18 meses. Cambiaron de pantalla, lo les quedó otra, sin convocar nuevas elecciones.
Luego por tanto, como el tema es muy pero que muy importante, es de imaginar que los que reclaman un referéndum habrían de haber hecho referéndums en sus poblaciones preguntando a sus vecinos si quieren o no quieren participar como ayuntamiento en una organización secesionista. ¿Cuántos se han convocado? Es decir, exijo lo que yo no hago y puedo hacer.
La cuestión, insisto: ¿cómo se entiende que AMI exija un referéndum secesionista sin que los ayuntamientos que la forman, en general, hayan realizado referéndums que están a su alcance y fáciles de organizar? Hubiéramos visto porcentajes de participación, votos a favor, votos en contra.
¿Tiene algún nombre esta evidente aporía? Si, lo tiene: la paradoja de la cara dura, del no oír, de autodenominarse demócratas, contentos de conocerse a sí mismo, y no abonar, en cambio, prácticas democráticas. Quina cara!

lunes, 3 de julio de 2017

El partido demócrata sigue perdiendo elecciones ante el trumpismo.

Partido Demócrata en desasosiego
El trumpismo sigue vivo: gana cuatro elecciones consecutivas



 

¿Cómo puede ser que un presidente tan impopular e impugnado como Trump, con un nivel muy bajo de aceptación (37 por ciento) –según encuestas poco creíbles–, obtenga durante su acrobático cuan caótico mandato (cinco meses) cuatro triunfos electorales/locales consecutivos frente al desplome del Partido Demócrata (PD) que goza del apoyo casi monopólico de los multimedia controlados por sus enemigos, tipo George Soros, que lo abominan?Dos cosas: una, en la fase tecnológica de Internet, las redes sociales son más efectivas e influyentes que los otrora legendarios multimedia tipo The Washington Post y The New York Times, o existe un genuino trumpismo, con o sin Trump, o quizás las dos opciones sean válidas.
Un trumpismo sin Trump sería un escenario digno de ser ponderado en caso de que sea defenestrado el polémico presidente empresario –sea por colusión con potencias foráneas, sea por obstrucción a la justicia, siempre y cuando avalen las dos terceras partes del Senado, hoy en manos del Partido Republicano, la sesgada y cantada sentencia judicial maquinada por los aparatos legaloides de los Clinton y Obama quienes, han puesto en alto riesgo al PD que se ha clavado en su patológica obsesión monotemática por el Russiagate y se ha olvidado de la agenda de los ciudadanos comunes, quienes les han volteado las espaldas en las recientes cuatro elecciones locales que han perdido en forma estrepitosa.
En espera de la defenestración de Trump, o de la incitación a su asesinato, como en México ha propalado un presunto agente de George Soros (https://goo.gl/KxCXu7 ) y hasta el actor Johnny Depp, quien luego se retractó –alucinantes escenarios manejados por un PD nada ejemplar–, vale asentar uno de los principales axiomas siquiátricos de la salud mental: el principio de realidad que demuestra que el supuestamente insano Trump ha descolgado cuatro triunfos electorales consecutivos.
La muy sarcástica Maureen Dowd, consagrada articulista del NYT, expone que “Donald propina una paliza a los demócratas (https://goo.gl/u3WZLX )” y comenta que el Anticristo (sic) Trump puso en ridículo al PD en la reciente elección de Georgia.
Según Dowd, el grave error del PD es pensar que la locura (sic) de Trump es suficiente para salvarlos.
El congresista del PD Tim Ryan, de Ohio, expresa su malestar: Hemos de estar haciendo algo mal aquí, porque primero, Trump es el presidente, y segundo, seguimos perdiendo frente a sus candidatos. Ryan fulmina que la marca (sic) de los demócratas es tóxica (sic) y en algunos lugares es peor que Trump.
Dowd comenta que el masivo apoyo de Hollywood no benefició para nada a Jon Ossoff, perdedor del PD en Georgia, donde gastó la mayor cantidad de dinero en la historia de una elección especial.
Otros errores del PD fue haber proclamado la victoria de Ossoff antes de haberla obtenido y haber convertido la elección especial en un referendo contra Trump, lo cual hubiera catalizado su impeachment.
Que conste que Ossoff era un excelente candidato, a mi juicio, pero el problema hoy del PD es que se ha confinado a exorcizar a sus enemigos –desde Trump hasta Putin– bajo la premisa inexistente de su inmanente superioridad moral, y se ha olvidado de la agenda ciudadana, como en forma estupenda la ha explotado el británico laborista Jeremy Corbyn en Gran Bretaña (GB).
El PD neoliberal se ha olvidado de que la imagen de los Clinton es execrable y que no se trata de demostrar si son mejores o peores que Trump en el noveno círculo de los avernos dantescos.
Sin duda cuenta la personalidad agradable de los candidatos, pero en época de crisis cuenta más la agenda programática y la confiabilidad en quien tenga la capacidad de implementarla.
El primer problema del PD y de los Clinton en colusión con Obama (uno de los presidentes más fariseos del planeta, quien mientras te saluda con una sonrisa te apuñala por la espalda) fue haber robado la elección a Bernie Sanders, admirable judío progresista antisionista, y haber desdeñado a la notable senadora Elizabeth Warren.
Si las recientes elecciones en GB sirven de ponderación, por los lazos noratlánticos con su antigua colonia, el PD para regresar a la ruta elusiva del triunfo, frente a una agenda tan avasallante y distópica como el trumpismo –que ha sacudido las despreciadas entrañas rurales de EU, lejos de las costas y las megalópolis: desde el “cinturón bíblico (Bible belt)” y el “cinturón industrial (rust belt)”–, deberá imitar más a Corbyn y mucho menos el travestismo fallido del neoliberal/laborista Tony Blair.
Bruce Reed y Rahm Emanuel (anterior jefe de gabinete de Obama y hoy fracasado alcalde de Chicago) aducen que el PD debe encauzar su rabia y basarse más en la crítica de los actos de Trump y no en su impeachment (https://goo.gl/z7Cy12 ).
Breitbart, uno de los pocos portales favorables a Trump, diagnostica que sus triunfos electorales, en especial, el más reciente en Georgia, “demuestran que Estados Unidos se pronuncia en favor de la agenda para crear empleos del presidente (https://goo.gl/CeV6aC )”.
Según Amie Parnes, del portal The Hill, después de las cuatro derrotas consecutivas, el PD enfrenta una crisis de identidad cuando los votantes blancos (¡supersic!) de la clase trabajadora abandonaron al partido para irse con Trump (https://goo.gl/KoqrpZ ).
En un Estados Unidos fracturado, el PD busca encontrar la cuadratura del círculo: atraer tanto a los votantes blancos de la clase trabajadora y al electorado progresista.
A mi juicio, el caduco neoliberalismo de los Clinton y Obama se agotó y está llevando a su ruina al PD, que se obstina en operar con los mismos parámetros monetaristas y financieristas en un entorno totalmente antagónico y dislocado.
Parnes juzga que existe un movimiento en el seno del PD de cesar de acusar a Rusia (¡súper-sic!) por la pérdida de la elección presidencial en 2016.
David Brooks, veterano columnista del NYT proclive al PD, sentenció que la derrota en la elección especial de Georgia fue mayúscula y que la representante Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata, es un lastre. Añadió que existen límites de ser anti-Trump y que “el fenómeno Trump no es meramente casual, sino que está basado en algunas profundas cosas estructurales (¡supersic!) en la economía (sic) que llevan a la gente a apoyar al Partido Republicano, algunas cosas estructurales profundas en el país (sic), que la gente es extremadamente desconfiada del gobierno y de Washington (https://goo.gl/jjdcfP )”.
Brooks no dice nada sobre la desconfianza a los multimedia y sus fake news: el síndrome Televisa del México neoliberal itamita.
El PD y sus comentaristas/periodistas adscritos, han caído en las provocaciones tuiteras de Trump, en lugar de enfocarse en las verdaderas preocupaciones del ciudadano común estadunidense.
Suena paradójico que el escatológico (en su doble significado) ambiente escandaloso, plagado de anatemas y exorcismos contra Trump y Putin de los multimedia que favorecen en su mayoría al PD, no tenga resonancia en las urnas. Algo no cuadra en su propaganda de fobias.
El trumpismo, con o sin Donald Trump, es estructural.
http://alfredojalife.com
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/07/02/opinion/010o1pol#texto

domingo, 2 de julio de 2017

España ha perdido dos milones y medio de jovenes.

El Estado Español ha perdido más de dos millones y medio de jóvenes desde que comenzó la crisis

Por Ander Cortázar
En 2008 había 14 millones de personas entre 20 y 39 años. Ahora son 11’5 millones. El futuro según los jóvenes: seis de cada 10 prevé que tendrá que vivir de sus padres.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) presentaron este jueves sendos informes donde revelaban que la población en España había aumentado en el último año por primera vez en un lustro. Concretamente, el saldo migratorio positivo, según estas organizaciones, es de 89.126 personas.
El INE considera que detrás de esta cifra está el aumento (21,9%) de la inmigración y la reducción de la emigración (4,6%). Según el órgano público, el número de españoles aumentó en 81.975 personas y el de extranjeros en 6.892 en todo el año 2016.
En estos resultados influye el proceso de adquisición de nacionalidad española, ya que según el INE eso afectaría a 150.739 residentes. Sin embargo, lo que no tiene en cuenta el informe del Instituto Nacional de Estadística es que no todos los que emigran de España se inscriben en los consulados o embajadas del país al que van. Es decir, solo contabiliza a quien lo hace, que son una minoría.
Así lo considera la Marea Granate, que denuncia que los datos oficiales de la migración sólo se basen en el PERE, sin tener en cuenta el número de Españoles Residentes Temporales en el Extranjero (ERTA) y “sin contar con que no todo el mundo que se marcha se registra en las oficinas diplomáticas, aunque sí en organismos locales, para tener acceso al mercado laboral o la sanidad”.
Esto guarda mucha relación con el estudio de los datos del desempleo, ya que muchas veces indican que hay más personas trabajando simplemente porque han dejado de estar registradas. La realidad es que muchas personas dejan de contar en las estadísticas “porque se van del país, buscando lo que aquí no encuentran”.
En un comunicado emitido en su página web, la Marea Granate explica además cómo España continúa expulsando a más gente de la que atrae. De hecho, tasa la cifra de pérdida de número de habitantes anuales equiparándola con ciudades españolas.
“El país pierde anualmente un número de habitantes equivalente a la población de ciudades como Teruel o Soria”.
La pérdida de jóvenes
En 2008, España tenía a 14.444.000 millones de personas con edades comprendidas entre los 20 y los 39 años, ambos inclusive. 9 años y una profunda crisis después, esa cifra se ha reducido a 11.787.000. Es decir, España ha perdido 2.657.000 jóvenes desde que comenzase la crisis, según datos del propio INE.
La explicación de ello comprende la fuga de talento, el paro, la desigualdad, la precariedad laboral y la temporalidad. Del mismo modo, la pérdida de jóvenes se explica por la mera composición demográfica de España y por la emigración de muchos inmigrantes que se vieron obligados a salir del país por culpa de la crisis.
http://www.elboletin.com/noticia/150977/nacional/espana-ha-perdido-mas-de-dos-millones-y-medio-de-jovenes-desde-que-comenzo-la-crisis.html

sábado, 1 de julio de 2017

El macronismo o como ganar a la izquierda.



 Como ganar a la izquierda.



Una vieja maldición china dice “Que vivas en tiempos interesantes!” – Los tiempos interesantes son tiempos de problemas, confusión y angustia. Y parece que en algunos países “democráticos”, estamos asistiendo últimamente un raro fenómeno que muestra que vivimos en tiempos interesantes: surge un candidato de la “nada” y gana las elecciones. Es un momento de confusión pero, es también la construcción de un movimiento en torno a un nombre - Berlusconi y Macron son un ejemplo.

¿De qué signo es este proceso? Definitivamente no se trata de un movimiento popular que vaya más allá de los partidos tradicionales - por el contrario, las nuevas fuerzas políticas cuentan con el pleno apoyo de establishment social y económico. Su función es ocultar los antagonismos sociales reales – y hacer aparecer una unidad mágica contra lo que algunos denominan la amenaza “fascista”.

Hace décadas, Vaclav Havel fue el primero en dejar escapar este sueño: después de haber sido elegido Presidente, hizo una original sugerencia a Helmut Kohl, “¿Por qué no trabajamos juntos para disolver todos los partidos políticos? ¿Por qué no creamos simplemente el gran partido de Europa ?” Podéis imaginar sonrisa escéptica de Kohl.

Este excepcional fenómeno es una las consecuencias visibles de un reordenación, de largo plazo, del espacio político en Europa. Hasta hace poco, el espacio político estaba dominado por dos Partidos que cubrían todo el cuerpo electoral, un Partido de Centro- Derecha (democristiano, liberal-conservador) y un Partido de Centro- Izquierda ( socialista, socialdemócratas), acompañados de partidos más pequeños (ecologistas, neofascistas, etc.).

Ahora, esta surgiendo progresivamente un Partido que representa al capitalismo Global, que por lo general tiene una relativa tolerancia al aborto, los derechos de los homosexuales y de las minorías religiosos o étnicas; se opone a este naciente Partido Globalista un Partido anti-inmigración, que, en su periferia, es acompañado de grupos directamente xenófobos.

Un caso ejemplar es Polonia: después de la desaparición de los ex-comunistas, los principales partidos son; el “anti-ideológico” partido liberal centrista del ex primer ministro Donald Tusk y el partido conservador cristiano de los hermanos Kaczynski.

La pregunta es: ¿cuál de estos dos partidos - conservadores o liberales - tendrá éxito en presentarse como la encarnación de la política pos-ideológica contra aquellos que “todavía están atrapados en los viejos espectros ideológicos”? En los años noventa, los conservadores estaban mejor posicionados; más tarde, los izquierdistas liberales parecían haber ganando terreno.

Este proceso nos lleva de nuevo a Berlusconi y Macron: estos nuevos movimientos surgen de la “nada” cuando ninguno de los viejos partidos - conservadores o liberales- logra imponerse como el nuevo “ extremo centro”. Entonces, el establishment entra en pánico y tiene que inventar un nuevo movimiento, precisamente, con el fin de mantener las cosas como están.

Los nombres de estos respectivos movimientos suenan similares por su “universalidad vacía”, que se ajusta a todos y a todo. ¿Quién no está de acuerdo con “Forza Italia”! o con “La Republique En Marche!” . Ambos nombres designan el sentido abstracto de un movimiento victorioso que va hacia adelante sin especificar la dirección y su objetivo.

Hay, por supuesto, una diferencia obvia entre los dos procesos, acentos diferentes:

Berlusconi entró en escena después de una gran campaña contra la corrupción, que derrumbó toda la configuración política tradicional en Italia (solo los ex comunistas se mantuvieron como fuerza viable) mientras Macron entra en escena contra el “populismo xenófobo” de Le Pen. Su papel esta descrito por algunos de sus partidarios: Marine Le Pen gradualmente ha logrado ser “des-diabolizada”, es decir, ahora se le percibe como un político “normal” (aceptable), entonces la tarea consiste en “re-diabolizarla”, para mostrar que sigue siendo la misma xenófobo y no debe ser tolerada por la sociedad.

Como la operación de re-diabolización es claramente insuficiente: hay que levantar, inmediatamente, un líder surgido de la sociedad civil ( Macron es una reacción Le Pen). Precisamente la función de la “diabolización” es para ocultar este enlace y para localizar a un político fuera de nuestro espacio democrático.

Como históricamente, la izquierda ha denunciado la xenofobia , no es de extrañar que con un enemigo diabolizado, la izquierda radical no tenga espacio político ante una imagen diabolizada. En las últimas elecciones en Francia, el escepticismo de la izquierda sobre Macron fue denunciado inmediatamente como un apoyo a Le Pen. Así podemos aventurar la hipótesis que la eliminación de la izquierda fue el verdadero objetivo de la operación, y que el enemigo demonizado consistió en un provechosa estratagema.

Julian Assange escribió recientemente que la elite del Partido Demócrata ha adoptado la consigna “No hemos perdido - Rusia ganó” porque si no lo hicieran, la insurgencia creado por Bernie Sanders, en las recientes elecciones, terminaría ganando al Partido para la izquierda. De la misma manera que los demócratas estadounidenses diabolizan a Trump para deshacerse de Sanders (porque este representa una amenaza para el establishment Demócrata) el establishment francés diaboliza a Le Pen para deshacerse de una potencial radicalización de izquierda.

El Reino Unido es un caso especial , allí uno de los viejos partidos – El Partido Laborista, bajo el liderazgo de Corbyn - está resultando ser la principal amenaza. Así que tal vez, debemos imaginar un nuevo “extremo centro ” anti-Brexit compuesto por el ala Blair del Laborismo, los demócratas liberales y los conservadores anti-Brexit . Todos ellos van a utilizar el Brexit como pretexto, pero en realidad su objetivo es deshacerse del Laborismo de Corbyn. Vivimos efectivamente en tiempos interesantes.

Publicada por https://www.counterpunch.org/

Traducción Emilio Pizocaro


 Y ver ..

  http://www.elviejotopo.com/topoexpress/las-elecciones-francesas-una-farsa-siniestra/
 

viernes, 30 de junio de 2017

Noruega .- Del libertarismo al populismo de derechas .

La fórmula populista (y racista) noruega para llegar al poder

Statsministerens kontor


El 11 de septiembre de 2017, los ciudadanos noruegos acudirán de nuevo a las urnas para decidir si la actual coalición de gobierno entre el Partido Conservador y el Partido del Progreso, en el poder desde octubre de 2013, continuará o será sustituida por una coalición en la que el socialdemócrata Partido Laborista desempeñará de nuevo un papel protagonista. El caso noruego ofrece algunos elementos que permiten comprender mejor cómo pensar y cómo no pensar acerca del reto que representa el populismo de derechas para las democracias liberales y seculares de Occidente. Como consecuencia del resurgir de la extrema derecha (que incluye a la derecha populista) en gran parte del continente europeo y de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre de 2016, que otorgaron el poder a Donald Trump, el populismo se ha establecido como una microempresa editorial menor que convoca a un gran número de académicos de diferentes disciplinas para que ofrezcan su opinión sobre el fenómeno, según el punto de vista de su disciplina. En la mayoría de los casos, lo que está ausente del relato de muchos de estos científicos políticos que abarrotan actualmente este campo académico es la explicación de las “políticas de afecto” que se encuentran en el origen del ascenso de estas formaciones. Los fluctuantes patrones de voto y sondeos de opinión tienen límites en cuanto a la información que pueden ofrecer sobre las emociones políticas que están detrás de este fenómeno. Pero antes, desviémonos un instante para buscar los antecedentes y el origen de la formación populista de derechas más importante de Noruega: el Partido del Progreso. 
Del libertarismo al populismo de derechas
El Partido del Progreso noruego se creó en 1973 como un invento del famoso libertario de derechas y político heterodoxo noruego Anders Lange. Como muchos otros noruegos de derechas, Lange flirteó brevemente con el naciente fascismo noruego durante la década de 1930 mediante su participación en la Fedrelandslaget --una asociación en la cual el otrora legendario héroe polar y Premio Nobel de la Paz, Fridtjof Nansen, representaba una figura central-- pero optó por oponerse a la ocupación nazi de Noruega (1940-1945) durante la II Guerra Mundial. Lange editó un periódico libertario titulado El noticiero del perro, que, a pesar de su carácter bastante idiosincrático, albergaba claras ideas de derechas y racistas (era un ferviente defensor del apartheid en Sudáfrica. Su legado sobrevivió en la defensa de este régimen racista que sus sucesores en el Partido del Progreso realizaban habitualmente en los debates parlamentarios hasta su abolición definitiva en 1990). No obstante, sería razonable suponer que Lange, conocido por su característica pipa de fumar y su licor de huevo, difícilmente reconocería a la actual cosecha de políticos del Partido del Progreso en el poder como los herederos de la formación fundada por él en 1973 en el céntrico cine Eldorado de Oslo. Porque ese partido, conocido entre 1973 y 1977 como el partido de Anders Lange, se fundó en una época, que el fallecido historiador noruego Francis Sejersted diagnosticó acertadamente como la “época socialdemócrata” noruega, y en unos principios libertarios de oposición enfervorizada a los impuestos y a la burocracia estatal. Fue el legendario sucesor de Lange --fallecido en 1974--, Carl Ivar Hagen, quien convirtió realmente al partido en la máquina política bien engrasada y eficaz que conocemos hoy en día.
Y Hagen lo consiguió superando tácticamente a muchos de los políticos aficionados y chiflados de los que Lange se había rodeado, renombrando la formación como Partido del Progreso en 1977, en referencia a la organización populista de derechas danesa que fundó Mogens Glistrup, y adoptando la oposición a la inmigración, en particular a la musulmana, como pilar central de su política a mediados de la década de los ochenta. Esto último coincidió con un aumento en el número de solicitantes de asilo en Noruega, y resultó ser muy eficaz para que el Partido del Progreso calara entre los votantes noruegos.
Hagen, que no abandonó la presidencia del partido hasta 2006, tras haber ocupado el puesto casi sin oposición desde 1977, actúa hoy en día como el más ferviente seguidor de un tal Donald Trump.
Con respecto a sus políticas económicas, el Partido del Progreso pasó, a mediados de los ochenta, de ser una formación antiimpuestos y libertaria a defensora del Estado del bienestar: ningún otro partido político ofrecía una promesa de mayor gasto social si resultaba elegido. Sin embargo, había trampa: solo lo haría con la condición de que el gasto social del Estado se limitara a aquellos que considerasen “merecedores”, e inevitablemente estos eran definidos en términos etnonacionalistas. De ahí el término académico “bienestar nacionalista” que desde hace tiempo representa al partido.
El Partido del Progreso en el poder
A lo largo de los ochenta, los principales partidos políticos noruegos, fueran de derecha, centro o izquierda, mantuvieron una política de cordón sanitario que evitaba cualquier cooperación con el Partido del Progreso.
Esta formación tampoco se preocupaba mucho por enmendarse: todavía en 1995, por ejemplo, algunas figuras centrales de la organización se asociaron con activistas neonazis noruegos durante una campaña electoral parlamentaria. Una exposición mediática que no hizo mella en su popularidad.
El partido además se oponía abiertamente a los medios de comunicación dominantes. En un ensayo de lo que en la época de Trump se ha convertido en una invocación constante de la derecha populista que califica como “noticias falsas” las “noticias que les disgustan”, el Partido del Progreso atribuyó a la emisora estatal noruega NKR el nombre de ARK, un acrónimo que juega con las supuestas simpatías de la emisora hacia el socialdemócrata Partido Laborista. Obviamente, esto no era más que parte de la parcela de “antielitismo” y “antiintelectualismo” característica de todos los partidos populistas de derechas del mundo.
Lo que hizo que el cordón sanitario fuese cayendo de forma paulatina fue la constatación generalizada por parte de las principales formaciones de que el Partido del Progreso había conseguido imponer de forma hegemónica su posición con respecto a la inmigración y a las políticas de integración, y que además esta había atraído a un gran número de sus antiguos votantes. Los politólogos noruegos han demostrado la forma tan drástica en que cambió no solo el tono y el sentido de los debates sobre inmigración e integración en los noventa, sino también cómo los principales partidos políticos de izquierda y derecha modificaron cada vez más sus opiniones sobre estos asuntos en sus programas. En este sentido, sería difícil no ver una reacción a la defensiva de los demás partidos frente a la intimidación del Partido del Progreso por su supuesta “debilidad” con respecto a estos asuntos. En las elecciones parlamentarias de septiembre de 2009, durante las que la estrategia del Partido del Progreso fue atacar incesantemente a los inmigrantes y a los musulmanes mediante la amenaza de una inminente “islamización encubierta” de Noruega, esta formación superó al Partido Conservador como el segundo más importante en el Parlamento. Fue entonces cuando los estrategas conservadores, que hasta entonces habían sido fieles en sus acuerdos con los centristas democráta-cristianos, comenzaron a realizar acercamientos hacia los populistas al darse cuenta de que la única forma de conseguir volver a gobernar sería confiando su futuro electoral a una alianza con el Partido del Progreso.
Si se observa en profundidad, esto dio lugar a un matrimonio político de conveniencia entre dos socios extremadamente desiguales, ya que el Partido Conservador cuenta con los votantes con mayor nivel educativo y mayores ingresos del país, mientras que los que eligen al Partido del Progreso son aquellos con menor nivel educativo, que ocupan puestos precarios en el sector servicios y que más dependen de las asistencias sociales. No obstante, el trato que alcanzaron funcionó bastante bien para ambas partes: el Partido Conservador ha sido el que ha marcado la pauta del gobierno en cuanto a política económica, fundamentalmente en relación con la privatización y los impuestos, mientras que el Partido del Progreso ha concentrado sus esfuerzos en controlar con mano férrea la inmigración y las políticas de integración.
Desde que alcanzara el poder en octubre de 2013, el partido ha cumplido su promesa de favores políticos: la presidenta del Partido del Progreso y ministra de Economía, Siv Jensen, sin ninguna formación económica y que admite de buen grado no leer libros de ningún tipo, ha recurrido más que ninguno de sus predecesores al Fondo Petrolero de Noruega, el instrumento establecido por el gobierno socialdemócrata del ex primer ministro Jens Stoltenberg para asegurar la viabilidad económica futura de las próximas generaciones. La burocracia del Estado y los empleos del sector público se han multiplicado como resultado, sobre todo, de los faraónicos proyectos en infraestructuras viarias y ferroviarias. Y, además, el gobierno ha concedido rebajas y recortes de impuestos sin precedentes al 1% más rico de Noruega. Por supuesto, no es ninguna coincidencia que algunos de los empresarios noruegos más ricos estuvieran entre los principales artífices de la coalición gubernamental entre el Partido Conservador y el Partido del Progreso: el gobierno no ha hecho sino devolver el favor en metálico. Mientras tanto, el desempleo, aunque es relativamente bajo en términos comparativos, ha crecido hasta alcanzar niveles no vistos desde los noventa, como consecuencia de los bajos precios internacionales del petróleo y de la reducción del sector petrolero, que supone aproximadamente un 40% de la recaudación pública. Las desigualdades socioeconómicas han aumentado y son además cada vez más raciales, puesto que los hijos de los noruegos de origen inmigrante representan un número desproporcionadamente mayor entre los niños que viven en la pobreza, rodeados por la abundancia de Noruega. Los programas de asistencia social para los pobres, los parados, los enfermos o los discapacitados también han sufrido recortes.
¿Qué conclusiones se pueden sacar sobre la naturaleza del populismo de derechas a partir del caso noruego?
Resulta de alguna manera paradójico que algunos de los partidos populistas más poderosos actualmente en las democracias liberales de occidente --ya sean los Verdaderos Finlandeses, de Finlandia, el Partido Popular Danés, de Dinamarca, los Demócratas de Suecia o el Partido del Progreso de Noruega-- se hallen en los países nórdicos, puesto que al fin y al cabo estos se caracterizan por unas desigualdades socioeconómicas comparativamente bajas (aunque cada vez mayores), unos altos niveles de educación entre la población y por haber sido capaces de capear razonablemente bien las todavía presentes y recurrentes crisis financieras y económicas mundiales.
Si el resentimiento de la clase trabajadora masculina blanca, como consecuencia de la desigualdad socioeconómica, de la falta de representación política y social, de la precariedad y de la globalización, fuese todo lo que había en el auge del populismo de derechas, el actual escenario nórdico no tendría mucho sentido. Esto no quiere decir que los condicionantes socioeconómicos no sean importantes: es un hecho demostrable que los votantes del Partido del Progreso suelen tener niveles bajos de educación y cualificación y que son blancos en su mayoría. Pero el caso noruego nos habla de la profunda atracción que provocan las narrativas culturales centradas en la marginación sentida (no necesariamente real) por una cierta concepción de la blanquitud masculina en condiciones de neoliberalismo y globalización. Resulta característico de una gran parte de la teoría politológica actual que la política identitaria que, por lo general, nadie nombra en estos contextos sea la política identitaria blanca; una política que los populistas de derechas han sabido alimentar en una época de terror y crisis continuada de la legitimidad política. El populismo de derechas (al contrario de lo que quieren que pensemos algunos sectores de la extrema izquierda) no es fascismo, aunque la obra cumbre de Robert O. Paxton sobre la historia del fascismo moderno nos recuerde que este llegó al poder gracias a las alianzas políticas estratégicas que estableció con los conservadores durante el período de entreguerras en Europa. De casi igual manera, el caso nórdico y noruego nos demuestra que hasta ahora los populistas de derechas no han llegado solos al poder, sino que son los conservadores quienes les han recibido con los brazos abiertos. Por mucho que les moleste a los conservadores noruegos, la realidad política muestra, por regla general, un tipo de pacto faustiano, según el que los populistas de derechas en el poder ignoran los principios conservadores relacionados con los derechos humanos, la ley internacional y los compromisos humanitarios, que en realidad nunca les importaron un comino. De forma sorprendente y en contra de la lógica más básica, los políticos del Partido Conservador de Noruega han comenzado, a imitación de Trump, a hablar del populismo como una amenaza existencial, mientras fingen no darse cuenta del hecho de que gobiernan junto a un partido populista de derechas, y han llegado hasta el extremo de calificar tanto a los centristas como a los socialdemócratas noruegos como populistas. Queda por ver si el electorado noruego seguirá los pasos de los votantes holandeses, franceses y británicos y rechazará este pacto faustiano en las elecciones de septiembre.

Sindre Bangstad es investigador asociado del KIFO (Instituto de Investigación sobre Iglesia, Religión y Cosmovisión), Oslo, Noruega. 
Traducción de Álvaro San José.

martes, 27 de junio de 2017

La trama del IBEX 35 y el experimento neoliberal en España.

Entrevista al sociólogo Rubén Juste, autor de “Ibex 35. Una historia herética del poder en España” (Capitán Swing)
IBEX 35: el gobierno de los grandes negocios



En 2016 la multinacional petrolera Repsol obtuvo unos beneficios netos de 1.736 millones de euros, el resultado más brillante del último cuatrienio. Los ingresos de los próceres de la entidad caminaron por la misma senda. El consejero delegado, Josu Jon Imaz, percibió 2,9 millones de euros; el presidente de Repsol, Antonio Brufau, 2,75 millones de euros y los miembros del consejo de administración de la petrolera se repartieron 12,75 millones de euros. Repsol es un ejemplo de esplendor en el IBEX 35 (índice de referencia en la bolsa española). Otro es el Banco Santander, que en el primer trimestre de 2017 alcanzó unos beneficios netos de 1.867 millones de euros, un 14% más que en los tres primeros meses de 2016. Las remuneraciones de la cúpula directiva son tan pingües como las de la entidad financiera. La presidenta, Ana Botín, percibió 7,37 millones de euros en 2016; el sueldo del vicepresidente, Rodrigo Echenique, se situó en 3,8 millones de euros, y el consejo de administración obtuvo retribuciones por un valor de 25,8 millones de euros.
El sociólogo Rubén Juste (Toledo, 1985) revela las vías por las que acumularon poder, los entresijos, las conexiones con la política y el modo de operar de las empresas del IBEX 35, cuyo valor en bolsa representa el 50% del PIB español, pero sólo pagan el 7% del total de los impuestos. En el libro “IBEX 35. Una historia herética del poder en España” (Capitán Swing), este sociólogo que realizó su tesis doctoral sobre las “puertas giratorias” explica en detalle los orígenes del “selectivo” en 1992, el peso del sector público en el impulso inicial, la orientación que imprimieron a los grandes negocios los gobiernos de Felipe González y Aznar, y aspectos como el aterrizaje de las corporaciones españolas en América Latina, convertida en un “centro importantísimo para la apropiación de excedentes”. Ruben Juste ha pasado los últimos años indagando entre los papeles de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y otras instituciones, con el fin de pergeñar un libro de cerca de 300 páginas que caracteriza lo que Podemos llama “La Trama”. De hecho, “en las moradas del IBEX habitan las cinco mayores fortunas de España”, resume el sociólogo.
-El año 1992 no sólo fue el de la Exposición Universal de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona. El 14 de enero de ese año nació el índice bursátil IBEX 35. Mencionas a 35 consejeros que proceden del Estado franquista. ¿Puede hablarse de un hilo de continuidad con las oligarquías de la dictadura? ¿Qué importancia tienen estos viejos apellidos en el IBEX de 2017?
Mil novecientos noventa y dos, como digo, es el año en que se prueban alianzas heterodoxas. Un símbolo claro es el del ex ministro de Economía, Miguel Boyer, que ese enero de 1992 posaba en la revista Hola mostrando su mansión y su familia junto a Isabel Preysler. Ese matrimonio, como símbolo de la beautiful people del PSOE, mostraba que las alianzas entre las viejas élites de la dictadura y los cuadros del partido socialista estaban de moda. Además, está el hecho de que Boyer ese año estuviera en la nómina de las Koplowitz, como consejero de Focsa. Casualmente, una empresa que se había llevado el 30% de la obra pública de las Olimpiadas, aunque no fuera la empresa más grande en ese momento.
Esas Olimpiadas son un ejemplo claro del transformismo que logra el PSOE con las viejas élites franquistas, a las que ponen en forma de cara a la incorporación al mercado único. La puesta en forma pasaba por reformular sus dominios clásicos: la banca y la industria. El partido socialista puso en forma al Banco Santander, al Banco Bilbao, al Central, pero no desbancó a sus dirigentes. Más bien, como ilustro en el caso de Banesto y Conde, el PSOE mostraba una cierta predilección por un núcleo asociado al OPUS y que hundía sus garras en el desarrollismo franquista. Era el núcleo de los tres “súper López”, con los que Solchaga y Mariano Rubio tenían mejor relación que con las bases del PSOE.
-¿Por qué fue tan importante el Estado y las empresas públicas en los inicios del “selectivo” español?
Las 7 empresas públicas en 1992 aportaban un tercio de la capitalización del índice, es decir, un quinto de las empresas del Ibex valían un tercio del Ibex35. De hecho la empresa de mayor valor del Ibex era Telefónica, la primera multinacional española, que bajo los mandos de un Solana, Javier, había ya empezado a expandirse por Latinoamérica.
Las empresas fuertes de capital privado pasaban por la banca o la energía, sectores productivos que no eran de gran tamaño si se compara con las grandes empresas industriales del Instituto Nacional de Industria. La reconversión industrial de los 80, promocionada y dirigida por Solchaga, tenía claro que las grandes empresas pasaban por heredar una parte de lo público. En los 80 se privatiza a una media de 7,5 empresas por año, empresas que eran rentables, ya que aportaban unos beneficios en su conjunto por valor de 4.700 millones de euros antes de su privatización, mientras las que generaban pérdidas lo hacían por valor de 700 millones. En cambio, el sector privado tenía poco músculo, y debían heredar parte del potencial de la empresa pública para competir internacionalmente, en un momento en que España se incorporaba al mercado común. Ejemplo lo dieron los bancos, que en los 90 luchaban por hacerse con la industria que se ponía en venta. Era el proyecto de Mario Conde, pero también el de Solchaga a través del Banco Central.
-“Las reformas estructurales no han ido mal en general, aunque mi partido no las comparta”, afirmaba el exministro de Industria y Economía del PSOE, Carlos Solchaga. ¿Por qué fue importante este político y economista en la historia del IBEX 35? ¿Qué fue la “Beautiful People del PSOE?
Hay que empezar aclarando que Carlos Solchaga no nace en el PSOE. Se lo encuentra una vez que ha salido del Banco de España y ha conocido a Luis Angel Rojo, Miguel Boyer, a Mariano Rubio, o a Carlos Bustelo. Se afilia al PSOE después de esta etapa, cuando ingresa en el Banco Vizcaya. A pesar de esta tardía afiliación, disfrutará de un inmenso poder sobre el PSOE, principalmente sobre Felipe González, que nunca torció una decisión del ex ministro. Esto lo acredita Jorge Semprún en su autobiografía, que retrata a un Alfonso Guerra solitario, sin capacidad de contestar una decisión del grupo de Solchaga. El poder de Solchaga se basaba en una red de relaciones que tenía el navarro, y que no tenía ningún otro de los miembros del gobierno. Era un intermediario necesario con la ortodoxia económica del franquismo y sus élites económicas, es decir, garantizaba la continuidad del círculo que controló el país desde el Plan de Estabilización de 1959. Ejemplo es la colocación de muchas piezas claves de ese grupo en el área industrial del Estado durante la etapa de Solchaga como Ministro de Industria.
-¿Quiénes formaban este sector tan influyente?
Un núcleo fundamental del grupo era Ferrovial, donde coincidían Leopoldo Calvo-Sotelo, Claudio Boada, Rafael del Pino, José María Amusátegui, José María López de Letona, o Mariano Rubio. Era un núcleo que ambicionaba el poder político y que lo consiguió plenamente en el tardofranquismo, con Carrero Blanco, con UCD, y luego con el PSOE. Tenían su propio Lobby, el Círculo de Empresarios, así como un proyecto: hacerse con el control del sistema financiero y el mercado de valores. Eso fue la beutiful people, y la síntesis es Ibercorp, un banco de inversión donde participaron los miembros socialistas del grupo y que supuso finalmente su caída. Es más, en 1988, Mariano Rubio, el gobernador del Banco de España, hizo 600 operaciones en bolsa a través de esta instrumental.
-Aznar empezó llegó al gobierno en 1996. Su programa de “modernización” económica se resumía en devolverle el poder a la empresa. ¿Cómo se materializó esta idea?
Se materializó liquidando el poder que tenía el Estado sobre las grandes empresas públicas, al vender las participaciones que le quedaban. No es una estrategia muy diferente a la del PSOE, lo que le diferenciaba era el ritmo, ya que lo completaron en un corto periodo de tiempo. También las formas eran diferentes, y en vez de centralizar las relaciones en un grupo afín vinculado a un ministerio o a un pasado común, Aznar incluye a Génova 13, que se constituirá como el centro de creación de grandes empresarios. Era el momento de colocar a afines en las grandes empresas privatizadas, pero también en cajas de ahorros que financiarían años después las operaciones de la segunda beautiful people, la del PP, que abarcará a los constructores que hoy aparecen en los papeles de Bárcenas, y en muchos casos de financiación irregular que recorren todo el territorio.
-¿De qué modo actuaban?
El sistema era claro: detrás de un candidato debía ir un empresario. Eso agrandaba el sistema de coalición entre el poder económico y político que había en el PSOE. Aznar creo un gigante que creció durante el boom de la construcción y de las infraestructuras, y que hoy no sabemos cómo deshacernos de él.
-Uno de los grandes hitos se produce en 2010. Ese año las compañías no financieras del IBEX acumulan grandes apuros. Telefónica acumula deudas por valor de 45.000 millones de euros; y entre las seis grandes constructoras (Ferrovial, Sacyr, ACS, FCC, Acciona y OHL) suman una deuda de 65.334 millones de euros. ¿Cómo logran salir del pozo?
Los años de crisis fueron muy duros para las constructoras. En 2012 el Wall Street Journal escribió un artículo en el que hablaba de un riesgo sistémico en España, y apuntaba directamente a ACS como centro neurálgico y símbolo de ese riesgo. Ese año todos mirábamos a las cajas de ahorros, pero el problema era el valor de un negocio vinculado al ladrillo y las infraestructuras. En 2010, año de la campaña #Estoloarreglamosentretodos estas empresas presionaron para que se impusiera un marco laboral más favorable, lo hicieron primero con esta campaña tan mediática que financiaron, y después en verano con un ataque directo al gobierno para que aprobara una reforma laboral.
Entre medias, el gobierno lanzó un programa de inversión de 17.000 millones destinado a grandes infraestructuras, justo el año de los primeros grandes recortes de Zapatero. Desde entonces, las constructoras han ido saliendo gracias a que el gobierno rescató a las Cajas de Ahorro y pudieron refinanciar muchos de los grandes préstamos que tenían con estas entidades. Con eso, y con la ayuda del ICO que les ayudó a salir al exterior. Pasaron de tener el 70% del negocio en España a un 30% actualmente. En la operación fueron fundamentales los cuadros del Estado que ficharon para la operación, así como el rescate de Bankia, la madre de las entidades de crédito de las grandes constructoras. Si hubieran dejado caer Bankia, las constructoras hubieran quebrado. El rescate tenía un fin claro: que no cayera la beautiful people del PP. Y el PSOE colaboró en esa operación.
-En el libro destacas que las 35 grandes empresas del IBEX representan, además del 50% del PIB español, un estado dentro del propio Estado. ¿Por qué el IBEX “se hace gobierno” con la crisis? ¿En qué punto radica el salto cualitativo respecto a la etapa anterior?
Los ingresos del Estado actualmente representan el 70% de los ingresos de las 35 empresas del Ibex35. Por otro, su valor en bolsa equivale al 50% del PIB, es decir, lo que indica su carácter de entidades “demasiado grandes para caer”. Además de ello, tiene la característica de estar nutrida por un numero significativo de ex altos cargos del Estado y altos cuerpos de la administración. En concreto, de un 20% a un 25% de los miembros de sus consejos de administración a lo largo de sus 25 años de historia.
En 2010 este poder se hace visible cuando presionan a Zapatero para que haga ajustes en el mercado de trabajo, así como en el propio Estado. Fue un imperativo que evidenciaba que un Ibex35 endeudado era más fuerte que un Estado menos endeudado, además de más importante para aquellos que entonces gobernaban. A partir de entonces Zapatero dejo de tener sentido, y él mismo se dio cuenta. El artículo 135 fue el punto álgido de una operación que trataba de desviar la deuda corporativa al propio Estado, y de ajustar los riesgos por esa vía.
-Sin embargo, los fondos de inversión extranjeros tienen una penetración cada vez mayor en las energéticas españolas; y cerca de la mitad del valor en bolsa de las empresas del IBEX está en manos extranjeras. ¿Invalida esto las tesis de tu libro sobre “una historia herética del poder en España?
Para nada, lo que indica es que el Ibex es un instrumento de dominación política, social, y económica para aquel que lo posee. Es un grupo de empresas que controlan la mayor parte del mercado bancario, hipotecario, el energético, telecomunicaciones, licitaciones públicas, infraestructuras, etc… El Ibex, como muestro al final, es una pantalla desde la que sus dueños pueden ejercer un inmenso poder. Y ahora son los grandes fondos de inversión los que controlan esta máquina. Después de haber desbancado a las constructoras, los grandes fondos buscan los sectores de mayor rentabilidad de este entramado: el bancario y en el energético.
Pero vamos, es una tesis que aparece claramente dibujada en el libro: España (concentrada en el Ibex), queda en manos extranjeras, y en esa operación aparecen los grandes fondos de inversión extranjeros, y Blackrock como su máximo exponente.
-En el capítulo de “puertas giratorias”, resaltas que por ejemplo en la compañía Enagás había diez consejeros que desempeñaron un cargo previo en la Administración del Estado; seis en AENA, cinco en la empresa Técnicas Reunidas y cuatro en Iberdrola, entre otras. ¿Qué casos te han llamado especialmente la atención?
Luis Ángel Rojo, gobernador del Banco de España y máximo responsable de la intervención y subasta de Banesto, como consejero del Santander, la entidad a la que se adjudicó el banco presidido por Mario Conde. Luego están los casos de los que llamo los “sacerdotes”: Felipe González, Pedro Solbes, Miguel Boyer, Ángel Acebes, José María Aznar (aunque de asesor). Todos ellos altos cargos del PP y del PSOE que han acabado en eléctricas. Hay un indicio claro, dónde acaba uno de ellos, hay negocio. Por eso animo a los inversores a que busquen políticos en los consejos de administración. Es un indicador de posible negocio. El problema es que esos negocios implican muchas veces la ruina de la empresa. Es el caso de Abengoa, casa de Josep Borrell, de Carlos de Borbón y otros, y que utilizó información privilegiada para favorecer a inversores que apostaban a su caída.
-¿En qué áreas de negocio se concentran estos vínculos estrechos con la política?
El que ahora la mayoría de puertas giratorias se centren en el sector bancario y el energético coincide con la apuesta de los inversores internacionales. Justamente en septiembre del año pasado presentaron un nuevo producto de inversión, los ETF sectoriales que replicarían los valores de empresas del sector bancario y energético. Es la apuesta actual, y coincide con la apuesta del PP y del PSOE.
-¿Por qué llamas a Isidre Fainé, presidente de Gas Natural Fenosa y de la Fundación Bancaria La Caixa el “consejero de oro”?
Bueno, es el que más asientos ocupaba en empresas del Ibex35. Eso indicaba que era muy codiciado. El porqué ya aparece en el libro…y es su función como patriarca. Los ex altos cargos del PP y PSOE suelen acabar en consejos de administración donde el manresano está. Así pues, el poder ha sabido ser generoso con su protector. Es una ley básica que no tiene que ver con la eficiencia del mercado, sino con la estructura de poder.
-En el extenso currículo de Guillermo de la Dehesa figura que fue asesor del FMI sobre gestión de la deuda externa, consultor del Banco Mundial en materia de liberalización del comercio y asesor de los gobiernos de Brasil y Polonia en materia de privatizaciones. ¿Por qué es importante en la historia del IBEX 35?
Guillermo de la Dehesa es el arquitecto de la expropiación de Rumasa, como secretario general de comercio. Fue la mano derecha de Miguel Boyer y luego de Carlos Solchaga, para pasar después a Goldman Sachs, y luego dar el salto a la vicepresidencia del Banco Santander. De la Dehesa es una pieza fundamental para articular la “trama”, que consiste en estar en el centro de la vida política, económica y social del país. Por eso es también miembro del patronato del museo del Reina Sofía, del museo del Prado, o del Círculo de Bellas Artes. Es un enlace fundamental con la ortodoxia neoliberal global, a través de su participación en numerosos círculos exclusivos y su prolífica obra sobre los beneficios de la globalización. Es el “intelectual” neoliberal del PSOE, un cuadro muy apreciado arriba, aunque no tanto abajo.
-Por último, ¿qué importancia ha tenido América Latina en los balances y cuentas de las grandes empresas españolas?
Ha sido fundamental. En la era Aznar Telefónica era el primer inversor institucional en América Latina. Eso dice mucho. Por eso habría que ver la liberación frente a la trama en una dimensión global. El Ibex ha sido un centro importantísimo de extracción de excedente de América Latina, en una época marcada por el consenso de Washington y las privatizaciones a precio de saldo. Cosas de la historia, ahora España está abocada a repetir esas historia, al ser ahora nosotros el eslabón final de una cadena de extracción de excedente que va a Berlín, Gran Bretaña y EE.UU. Las grandes empresas españolas han expoliado literalmente los recursos públicos de Latinoamérica. Ahora toca sentir lo que es ser víctima de un experimento de la ortodoxia neoliberal.