Entrevista al sociólogo Rubén Juste, autor de “Ibex 35. Una historia herética del poder en España” (Capitán Swing)
IBEX 35: el gobierno de los grandes negocios
En
2016 la multinacional petrolera Repsol obtuvo unos beneficios netos de
1.736 millones de euros, el resultado más brillante del último
cuatrienio. Los ingresos de los próceres de la entidad caminaron por la
misma senda. El consejero delegado, Josu Jon Imaz, percibió 2,9 millones
de euros; el presidente de Repsol, Antonio Brufau, 2,75 millones de
euros y los miembros del consejo de administración de la petrolera se
repartieron 12,75 millones de euros. Repsol es un ejemplo de esplendor
en el IBEX 35 (índice de referencia en la bolsa española). Otro es el
Banco Santander, que en el primer trimestre de 2017 alcanzó unos
beneficios netos de 1.867 millones de euros, un 14% más que en los tres
primeros meses de 2016. Las remuneraciones de la cúpula directiva son
tan pingües como las de la entidad financiera. La presidenta, Ana Botín,
percibió 7,37 millones de euros en 2016; el sueldo del vicepresidente,
Rodrigo Echenique, se situó en 3,8 millones de euros, y el consejo de
administración obtuvo retribuciones por un valor de 25,8 millones de
euros.
El
sociólogo Rubén Juste (Toledo, 1985) revela las vías por las que
acumularon poder, los entresijos, las conexiones con la política y el
modo de operar de las empresas del IBEX 35, cuyo valor en bolsa
representa el 50% del PIB español, pero sólo pagan el 7% del total de
los impuestos. En el libro “IBEX 35. Una historia herética del poder en
España” (Capitán Swing), este sociólogo que realizó su tesis doctoral
sobre las “puertas giratorias” explica en detalle los orígenes del
“selectivo” en 1992, el peso del sector público en el impulso inicial,
la orientación que imprimieron a los grandes negocios los gobiernos de
Felipe González y Aznar, y aspectos como el aterrizaje de las
corporaciones españolas en América Latina, convertida en un “centro
importantísimo para la apropiación de excedentes”. Ruben Juste ha pasado
los últimos años indagando entre los papeles de la Comisión Nacional
del Mercado de Valores y otras instituciones, con el fin de pergeñar un
libro de cerca de 300 páginas que caracteriza lo que Podemos llama “La
Trama”. De hecho, “en las moradas del IBEX habitan las cinco mayores
fortunas de España”, resume el sociólogo.
-El año 1992 no
sólo fue el de la Exposición Universal de Sevilla y las Olimpiadas de
Barcelona. El 14 de enero de ese año nació el índice bursátil IBEX 35.
Mencionas a 35 consejeros que proceden del Estado franquista. ¿Puede
hablarse de un hilo de continuidad con las oligarquías de la dictadura?
¿Qué importancia tienen estos viejos apellidos en el IBEX de 2017?
Mil
novecientos noventa y dos, como digo, es el año en que se prueban
alianzas heterodoxas. Un símbolo claro es el del ex ministro de
Economía, Miguel Boyer, que ese enero de 1992 posaba en la revista Hola
mostrando su mansión y su familia junto a Isabel Preysler. Ese
matrimonio, como símbolo de la beautiful people del PSOE, mostraba que
las alianzas entre las viejas élites de la dictadura y los cuadros del
partido socialista estaban de moda. Además, está el hecho de que Boyer
ese año estuviera en la nómina de las Koplowitz, como consejero de
Focsa. Casualmente, una empresa que se había llevado el 30% de la obra
pública de las Olimpiadas, aunque no fuera la empresa más grande en ese
momento.
Esas Olimpiadas son un ejemplo claro del transformismo
que logra el PSOE con las viejas élites franquistas, a las que ponen en
forma de cara a la incorporación al mercado único. La puesta en forma
pasaba por reformular sus dominios clásicos: la banca y la industria. El
partido socialista puso en forma al Banco Santander, al Banco Bilbao,
al Central, pero no desbancó a sus dirigentes. Más bien, como ilustro en
el caso de Banesto y Conde, el PSOE mostraba una cierta predilección
por un núcleo asociado al OPUS y que hundía sus garras en el
desarrollismo franquista. Era el núcleo de los tres “súper López”, con
los que Solchaga y Mariano Rubio tenían mejor relación que con las bases
del PSOE.
-¿Por qué fue tan importante el Estado y las empresas públicas en los inicios del “selectivo” español?
Las
7 empresas públicas en 1992 aportaban un tercio de la capitalización
del índice, es decir, un quinto de las empresas del Ibex valían un
tercio del Ibex35. De hecho la empresa de mayor valor del Ibex era
Telefónica, la primera multinacional española, que bajo los mandos de un
Solana, Javier, había ya empezado a expandirse por Latinoamérica.
Las
empresas fuertes de capital privado pasaban por la banca o la energía,
sectores productivos que no eran de gran tamaño si se compara con las
grandes empresas industriales del Instituto Nacional de Industria. La
reconversión industrial de los 80, promocionada y dirigida por Solchaga,
tenía claro que las grandes empresas pasaban por heredar una parte de
lo público. En los 80 se privatiza a una media de 7,5 empresas por año,
empresas que eran rentables, ya que aportaban unos beneficios en su
conjunto por valor de 4.700 millones de euros antes de su privatización,
mientras las que generaban pérdidas lo hacían por valor de 700
millones. En cambio, el sector privado tenía poco músculo, y debían
heredar parte del potencial de la empresa pública para competir
internacionalmente, en un momento en que España se incorporaba al
mercado común. Ejemplo lo dieron los bancos, que en los 90 luchaban por
hacerse con la industria que se ponía en venta. Era el proyecto de Mario
Conde, pero también el de Solchaga a través del Banco Central.
-“Las
reformas estructurales no han ido mal en general, aunque mi partido no
las comparta”, afirmaba el exministro de Industria y Economía del PSOE,
Carlos Solchaga. ¿Por qué fue importante este político y economista en
la historia del IBEX 35? ¿Qué fue la “Beautiful People del PSOE?
Hay
que empezar aclarando que Carlos Solchaga no nace en el PSOE. Se lo
encuentra una vez que ha salido del Banco de España y ha conocido a Luis
Angel Rojo, Miguel Boyer, a Mariano Rubio, o a Carlos Bustelo. Se
afilia al PSOE después de esta etapa, cuando ingresa en el Banco
Vizcaya. A pesar de esta tardía afiliación, disfrutará de un inmenso
poder sobre el PSOE, principalmente sobre Felipe González, que nunca
torció una decisión del ex ministro. Esto lo acredita Jorge Semprún en
su autobiografía, que retrata a un Alfonso Guerra solitario, sin
capacidad de contestar una decisión del grupo de Solchaga. El poder de
Solchaga se basaba en una red de relaciones que tenía el navarro, y que
no tenía ningún otro de los miembros del gobierno. Era un intermediario
necesario con la ortodoxia económica del franquismo y sus élites
económicas, es decir, garantizaba la continuidad del círculo que
controló el país desde el Plan de Estabilización de 1959. Ejemplo es la
colocación de muchas piezas claves de ese grupo en el área industrial
del Estado durante la etapa de Solchaga como Ministro de Industria.
-¿Quiénes formaban este sector tan influyente?
Un
núcleo fundamental del grupo era Ferrovial, donde coincidían Leopoldo
Calvo-Sotelo, Claudio Boada, Rafael del Pino, José María Amusátegui,
José María López de Letona, o Mariano Rubio. Era un núcleo que
ambicionaba el poder político y que lo consiguió plenamente en el
tardofranquismo, con Carrero Blanco, con UCD, y luego con el PSOE.
Tenían su propio Lobby, el Círculo de Empresarios, así como un proyecto:
hacerse con el control del sistema financiero y el mercado de valores.
Eso fue la
beutiful people, y la síntesis es
Ibercorp, un
banco de inversión donde participaron los miembros socialistas del grupo
y que supuso finalmente su caída. Es más, en 1988, Mariano Rubio, el
gobernador del Banco de España, hizo 600 operaciones en bolsa a través
de esta instrumental.
-Aznar empezó llegó al gobierno en 1996.
Su programa de “modernización” económica se resumía en devolverle el
poder a la empresa. ¿Cómo se materializó esta idea?
Se
materializó liquidando el poder que tenía el Estado sobre las grandes
empresas públicas, al vender las participaciones que le quedaban. No es
una estrategia muy diferente a la del PSOE, lo que le diferenciaba era
el ritmo, ya que lo completaron en un corto periodo de tiempo. También
las formas eran diferentes, y en vez de centralizar las relaciones en un
grupo afín vinculado a un ministerio o a un pasado común, Aznar incluye
a Génova 13, que se constituirá como el centro de creación de grandes
empresarios. Era el momento de colocar a afines en las grandes empresas
privatizadas, pero también en cajas de ahorros que financiarían años
después las operaciones de la segunda
beautiful people, la del
PP, que abarcará a los constructores que hoy aparecen en los papeles de
Bárcenas, y en muchos casos de financiación irregular que recorren todo
el territorio.
-¿De qué modo actuaban?
El sistema
era claro: detrás de un candidato debía ir un empresario. Eso agrandaba
el sistema de coalición entre el poder económico y político que había en
el PSOE. Aznar creo un gigante que creció durante el boom de la
construcción y de las infraestructuras, y que hoy no sabemos cómo
deshacernos de él.
-Uno de los grandes hitos se produce en
2010. Ese año las compañías no financieras del IBEX acumulan grandes
apuros. Telefónica acumula deudas por valor de 45.000 millones de euros;
y entre las seis grandes constructoras (Ferrovial, Sacyr, ACS, FCC,
Acciona y OHL) suman una deuda de 65.334 millones de euros. ¿Cómo logran
salir del pozo?
Los años de crisis fueron muy duros para las
constructoras. En 2012 el Wall Street Journal escribió un artículo en
el que hablaba de un riesgo sistémico en España, y apuntaba directamente
a ACS como centro neurálgico y símbolo de ese riesgo. Ese año todos
mirábamos a las cajas de ahorros, pero el problema era el valor de un
negocio vinculado al ladrillo y las infraestructuras. En 2010, año de la
campaña #Estoloarreglamosentretodos estas empresas presionaron para que
se impusiera un marco laboral más favorable, lo hicieron primero con
esta campaña tan mediática que financiaron, y después en verano con un
ataque directo al gobierno para que aprobara una reforma laboral.
Entre
medias, el gobierno lanzó un programa de inversión de 17.000 millones
destinado a grandes infraestructuras, justo el año de los primeros
grandes recortes de Zapatero. Desde entonces, las constructoras han ido
saliendo gracias a que el gobierno rescató a las Cajas de Ahorro y
pudieron refinanciar muchos de los grandes préstamos que tenían con
estas entidades. Con eso, y con la ayuda del ICO que les ayudó a salir
al exterior. Pasaron de tener el 70% del negocio en España a un 30%
actualmente. En la operación fueron fundamentales los cuadros del Estado
que ficharon para la operación, así como el rescate de Bankia, la madre
de las entidades de crédito de las grandes constructoras. Si hubieran
dejado caer Bankia, las constructoras hubieran quebrado. El rescate
tenía un fin claro: que no cayera la beautiful people del PP. Y el PSOE
colaboró en esa operación.
-En el libro destacas que las 35
grandes empresas del IBEX representan, además del 50% del PIB español,
un estado dentro del propio Estado. ¿Por qué el IBEX “se hace gobierno”
con la crisis? ¿En qué punto radica el salto cualitativo respecto a la
etapa anterior?
Los ingresos del Estado actualmente
representan el 70% de los ingresos de las 35 empresas del Ibex35. Por
otro, su valor en bolsa equivale al 50% del PIB, es decir, lo que indica
su carácter de entidades “demasiado grandes para caer”. Además de ello,
tiene la característica de estar nutrida por un numero significativo de
ex altos cargos del Estado y altos cuerpos de la administración. En
concreto, de un 20% a un 25% de los miembros de sus consejos de
administración a lo largo de sus 25 años de historia.
En 2010
este poder se hace visible cuando presionan a Zapatero para que haga
ajustes en el mercado de trabajo, así como en el propio Estado. Fue un
imperativo que evidenciaba que un Ibex35 endeudado era más fuerte que un
Estado menos endeudado, además de más importante para aquellos que
entonces gobernaban. A partir de entonces Zapatero dejo de tener
sentido, y él mismo se dio cuenta. El artículo 135 fue el punto álgido
de una operación que trataba de desviar la deuda corporativa al propio
Estado, y de ajustar los riesgos por esa vía.
-Sin embargo,
los fondos de inversión extranjeros tienen una penetración cada vez
mayor en las energéticas españolas; y cerca de la mitad del valor en
bolsa de las empresas del IBEX está en manos extranjeras. ¿Invalida esto
las tesis de tu libro sobre “una historia herética del poder en España?
Para
nada, lo que indica es que el Ibex es un instrumento de dominación
política, social, y económica para aquel que lo posee. Es un grupo de
empresas que controlan la mayor parte del mercado bancario, hipotecario,
el energético, telecomunicaciones, licitaciones públicas,
infraestructuras, etc… El Ibex, como muestro al final, es una pantalla
desde la que sus dueños pueden ejercer un inmenso poder. Y ahora son los
grandes fondos de inversión los que controlan esta máquina. Después de
haber desbancado a las constructoras, los grandes fondos buscan los
sectores de mayor rentabilidad de este entramado: el bancario y en el
energético.
Pero vamos, es una tesis que aparece claramente
dibujada en el libro: España (concentrada en el Ibex), queda en manos
extranjeras, y en esa operación aparecen los grandes fondos de inversión
extranjeros, y Blackrock como su máximo exponente.
-En el
capítulo de “puertas giratorias”, resaltas que por ejemplo en la
compañía Enagás había diez consejeros que desempeñaron un cargo previo
en la Administración del Estado; seis en AENA, cinco en la empresa
Técnicas Reunidas y cuatro en Iberdrola, entre otras. ¿Qué casos te han
llamado especialmente la atención?
Luis Ángel Rojo,
gobernador del Banco de España y máximo responsable de la intervención y
subasta de Banesto, como consejero del Santander, la entidad a la que
se adjudicó el banco presidido por Mario Conde. Luego están los casos de
los que llamo los “sacerdotes”: Felipe González, Pedro Solbes, Miguel
Boyer, Ángel Acebes, José María Aznar (aunque de asesor). Todos ellos
altos cargos del PP y del PSOE que han acabado en eléctricas. Hay un
indicio claro, dónde acaba uno de ellos, hay negocio. Por eso animo a
los inversores a que busquen políticos en los consejos de
administración. Es un indicador de posible negocio. El problema es que
esos negocios implican muchas veces la ruina de la empresa. Es el caso
de Abengoa, casa de Josep Borrell, de Carlos de Borbón y otros, y que
utilizó información privilegiada para favorecer a inversores que
apostaban a su caída.
-¿En qué áreas de negocio se concentran estos vínculos estrechos con la política?
El
que ahora la mayoría de puertas giratorias se centren en el sector
bancario y el energético coincide con la apuesta de los inversores
internacionales. Justamente en septiembre del año pasado presentaron un
nuevo producto de inversión, los ETF sectoriales que replicarían los
valores de empresas del sector bancario y energético. Es la apuesta
actual, y coincide con la apuesta del PP y del PSOE.
-¿Por qué llamas a Isidre Fainé, presidente de Gas Natural Fenosa y de la Fundación Bancaria La Caixa el “consejero de oro”?
Bueno, es el que más asientos ocupaba en empresas del Ibex35. Eso
indicaba que era muy codiciado. El porqué ya aparece en el libro…y es su
función como patriarca. Los ex altos cargos del PP y PSOE suelen acabar
en consejos de administración donde el manresano está. Así pues, el
poder ha sabido ser generoso con su protector. Es una ley básica que no
tiene que ver con la eficiencia del mercado, sino con la estructura de
poder.
-En el extenso currículo de Guillermo de la Dehesa
figura que fue asesor del FMI sobre gestión de la deuda externa,
consultor del Banco Mundial en materia de liberalización del comercio y
asesor de los gobiernos de Brasil y Polonia en materia de
privatizaciones. ¿Por qué es importante en la historia del IBEX 35?
Guillermo
de la Dehesa es el arquitecto de la expropiación de Rumasa, como
secretario general de comercio. Fue la mano derecha de Miguel Boyer y
luego de Carlos Solchaga, para pasar después a Goldman Sachs, y luego
dar el salto a la vicepresidencia del Banco Santander. De la Dehesa es
una pieza fundamental para articular la “trama”, que consiste en estar
en el centro de la vida política, económica y social del país. Por eso
es también miembro del patronato del museo del Reina Sofía, del museo
del Prado, o del Círculo de Bellas Artes. Es un enlace fundamental con
la ortodoxia neoliberal global, a través de su participación en
numerosos círculos exclusivos y su prolífica obra sobre los beneficios
de la globalización. Es el “intelectual” neoliberal del PSOE, un cuadro
muy apreciado arriba, aunque no tanto abajo.
-Por último, ¿qué importancia ha tenido América Latina en los balances y cuentas de las grandes empresas españolas?
Ha
sido fundamental. En la era Aznar Telefónica era el primer inversor
institucional en América Latina. Eso dice mucho. Por eso habría que ver
la liberación frente a la trama en una dimensión global. El Ibex ha sido
un centro importantísimo de extracción de excedente de América Latina,
en una época marcada por el consenso de Washington y las privatizaciones
a precio de saldo. Cosas de la historia, ahora España está abocada a
repetir esas historia, al ser ahora nosotros el eslabón final de una
cadena de extracción de excedente que va a Berlín, Gran Bretaña y EE.UU.
Las grandes empresas españolas han expoliado literalmente los recursos
públicos de Latinoamérica. Ahora toca sentir lo que es ser víctima de un
experimento de la ortodoxia neoliberal.