Los errores impulsados por la arrogancia de EEUU transforman
el panorama general de la guerra
Alastair Crooke
Todos están en guardia al ver pruebas de que, ante la expectativa
cierta de la derrota de la OTAN en Ucrania, Occidente está intensificando la
nueva Guerra Fría en muchos frentes
La gran cuestión que surge del ataque estadounidense del 22
de junio contra Irán —solo superada por “¿qué va a pasar con Irán?”— es si,
según los cálculos de Trump, puede “imponer retóricamente” la afirmación de
haber “destruido” el programa nuclear iraní durante el tiempo suficiente como
para impedir que Israel vuelva a atacar Irán, pero permitiéndole al mismo
tiempo seguir con su titular sensacionalista:
HEMOS GANADO:
Ahora estoy al mando y todos harán lo que yo les diga.
Estas eran las principales cuestiones conflictivas que se
iban a debatir con Netanyahu durante su visita a la Casa Blanca la semana
pasada.
Los intereses de Netanyahu son esencialmente «más guerra
caliente», por lo que difieren de la estrategia general de alto el fuego de
Trump.
En su enfoque “In-Boom-Out & Ceasefire” (Entrar,
bombardear, salir y alto el fuego) con Irán, Trump parece imaginar que ha
creado el espacio necesario para retomar su objetivo principal:
Instaurar un orden
más amplio centrado en Israel en todo Oriente Medio, basado en acuerdos
comerciales, lazos económicos, inversiones y conectividad, con el fin de crear
una Asia occidental impulsada por los negocios y centrada en Tel Aviv (con
Trump como su «presidente» de facto).
Y, a través de esta “superautopista comercial”, llegar aún
más lejos, con los Estados del Golfo penetrando en el corazón del BRICS en el
sur de Asia para perturbar la conectividad y los corredores del BRICS.
La condición sine qua non para cualquier impulso a un
supuesto “Acuerdo de Abraham 2.0”, como Trump entiende claramente, es el fin de
la guerra de Gaza, la retirada de las fuerzas israelíes de Gaza y la
reconstrucción de la Franja (nada de lo cual parece estar al alcance de la
realidad).
Lo que se desprende, más bien, es que Trump sigue
obsesionado con la idea delirante de que su visión centrada en Israel podría
lograrse simplemente poniendo fin al genocidio en Gaza, mientras el mundo de a
pié observa horrorizado cómo Israel continúa su alboroto militar hegemónico en
toda la región.
El defecto más evidente de la premisa de Trump es que, de
alguna manera, los ataques israelíes y estadounidenses han logrado castigar a
Irán.
Es todo lo contrario. Irán ha surgido más unido, decidido y
desafiante. Lejos de verse relegado a observar pasivamente desde la barrera,
Irán, a raíz de los recientes acontecimientos, recupera su lugar como potencia
regional líder.
Una potencia que está preparando una respuesta militar que
podría cambiar las reglas del juego ante cualquier nuevo ataque de Israel o
EEUU.
Lo que se ignora en todas estas afirmaciones occidentales
sobre el éxito israelí es que el régimen de Netanyahu decidió apostarlo todo a
un ataque sorpresa “de choque y pavor”. Uno que derrocara a la República
Islámica de un solo golpe.
No funcionó: el objetivo estratégico fracasó y produjo el
resultado contrario. Pero lo más importante es que las técnicas utilizadas por
Israel, que requirieron meses, sino años, de preparación, no pueden repetirse
ahora que sus estratagemas han quedado al descubierto.
Esta interpretación errónea de la realidad iraní por parte
de la Casa Blanca indica que el equipo de Trump se dejó engañar por la
arrogancia israelí al insistir en que Irán era un castillo de naipes, a punto
de colapsar por completo y quedar paralizado tras la primera muestra de
“fuerza” israelí con la decapitación encubierta del 13 de junio.
Se trató de un error fundamental, que se inscribe en una
serie de errores similares: Que China capitularía ante la amenaza de los
aranceles impuestos; que Rusia podría ser coaccionada para aceptar un alto el
fuego contrario a sus intereses; y que Irán estaría dispuesto a firmar un
documento de rendición incondicional ante las amenazas de Trump tras el 22 de
junio.
Lo que revelan estos errores de EEUU, aparte de un divorcio
constante de las realidades geopolíticas, es la debilidad occidental
enmascarada tras la arrogancia y la bravuconería.
El establishment estadounidense se aferra a su primacía en
declive, pero al hacerlo de manera tan ineficaz, ha acelerado la formación de
una potente alianza geoestratégica decidida a desafiar a EEUU.
La consecuencia ha sido una llamada de atención a otros
Estados provocada por el deslizamiento occidental hacia estratagemas de
mentiras y engaños descarados: La operación “Spider Web” [tela de araña] contra
algunos bombarderos estratégicos rusos en vísperas de las conversaciones de
Estambul y el ataque sorpresa de EEUU e Israel contra Irán dos días antes de la
esperada próxima ronda de conversaciones nucleares entre EEUU e Irán han
aumentado la voluntad de resistencia de China, Rusia e Irán en particular, pero
en general se siente en todo el Sur Global.
Todo el panorama de esta guerra por mantener la primacía del
dólar estadounidense ha cambiado irreversiblemente.
Todos están en guardia al ver pruebas de que, ante la
expectativa cierta de la derrota de la OTAN en Ucrania, Occidente está
intensificando la nueva Guerra Fría en muchos frentes: en el mar Báltico, en el
Cáucaso, en la periferia de Irán (a través de ciberataques) y, por supuesto, a
través de una escalada de la guerra financiera en todos los ámbitos.
Trump vuelve a amenazar con sancionar a Irán y a cualquier
Estado que compre su petróleo. El lunes, Trump publicó en 'Truth Social' que
impondría un nuevo arancel del 10 % "a cualquier país que se alinee con
las políticas anti[norte]americanas del BRICS”.
Naturalmente, los Estados se están preparando contra esta
escalada. Las tensiones están aumentando en todas partes.
Azerbaiyán (e incluso Armenia) están siendo utilizados como
armas contra Rusia e Irán por las potencias de la OTAN y Turquía.
Azerbaiyán fue utilizado para facilitar el lanzamiento de
drones israelíes contra Irán, y su espacio aéreo también fue utilizado por
aviones israelíes para sobrevolar el mar Caspio con el fin de que Israel
pudiera lanzar misiles de crucero desde el espacio aéreo azerí sobre el mar
Caspio contra Teherán.
El Kurdistán iraquí, Kazajistán y las zonas fronterizas de
Baluchistán han sido utilizados como plataformas para infiltrar unidades de
sabotaje tanto en Rusia como en Irán con el fin de preposicionar misiles y
drones y sabotear unidades para la guerra asimétrica.
En el otro flanco de esta guerra en escalada, Trump se
apresura a cerrar una serie de acuerdos “comerciales” en todo el Pacífico,
entre otros con Indonesia, Tailandia y Camboya.
El objetivo es construir una “jaula” de aranceles especiales
más elevados en torno a la capacidad de China para utilizar “transbordos”, es
decir, mercancías exportadas a otros Estados desde China, que luego se
reexportan a EEUU.
EEUU sentó precedente con Vietnam, con un arancel del 40 %
sobre los transbordos, que es precisamente el doble del impuesto del 20 % sobre
los productos fabricados en Vietnam.
No está funcionando
Excepto que la estrategia de “conmoción y pavor” de Trump,
consistente en imponer aranceles para recuperar la actividad industrial y
mantener al resto del mundo sometido a la hegemonía del dólar, no está
funcionando.
Trump se vio obligado a anunciar una moratoria de 90 días
sobre los aranceles del Día de la Liberación, con la esperanza de que se
alcanzaran 90 acuerdos en ese tiempo, pero solo se cerraron tres “acuerdos
marco”.
Así pues, la Administración está ahora obligada a prorrogar
la moratoria una vez más (hasta el 1 de agosto).
Bessent, secretario del Tesoro de los EEUU, ha declarado que
muchos de los 90 países a los que se aplicaron inicialmente los aranceles ni
siquiera intentaron ponerse en contacto con los EEUU para llegar a un acuerdo.
La capacidad de castigar económicamente a quienes no
obedecen los dictados de EEUU está llegando a su fin.
La alternativa a la red del dólar ya existe. Y no se trata
de una “nueva moneda de reserva”. La alternativa es la solución propuesta por
China: una fusión de plataformas fintech de pagos minoristas con marcos
digitales bancarios y de bancos centrales, basada en 'blockchain' y otras
tecnologías digitales. (EEUU no puede replicar este modelo, ya que Silicon
Valley y Wall Street están en guerra y no cooperan entre sí).
Como señaló irónicamente Will Schryver [especialista en
geopolítica] hace un par de años
«La interminable
serie de errores impulsados por la arrogancia del imperio ha acelerado
rápidamente la formación de lo que podría considerarse la alianza militar,
económica y geoestratégica más potente de la era moderna: el eje tripartito
formado por Rusia, China e Irán…
Ha logrado, de
forma asombrosa, pasar de la sartén de una guerra regional por poder contra
Rusia al fuego de un conflicto global que sus tres adversarios, cada vez más
fuertes, consideran ahora una cuestión de vida o muerte».
En mi opinión, se trata casi con toda seguridad de la serie
de errores geopolíticos más inexplicables y portentosos de la historia.
Strategic Culture Foundation / observatoriodetrabajad.com
https://www.lahaine.org/mundo.php/los-errores-impulsados-por-la.
NOTA DEL BLOG.-
"""
Cuando EE. UU. señala a China como un enemigo existencial de Occidente, no es porque sea una amenaza militar, sino porque China ofrece una alternativa económica exitosa al orden mundial neoliberal
MICHAEL HUDSON , profesor de Economía en la Universidad de Missouri, EEUU
El éxito de China ha hecho posible una alternativa global
El gran catalizador para que los países tomen el control de su desarrollo nacional ha sido China. Como se indicó anteriormente, su socialismo industrial ha logrado en gran medida el objetivo clásico del capitalismo industrial de minimizar la carga rentista, sobre todo mediante la creación pública de dinero para financiar el crecimiento tangible.
Mantener la creación de dinero y crédito en manos del Estado a través del Banco Popular de China evita que los intereses financieros y otros intereses rentistas se apoderen de la economía y la sometan a la carga financiera que ha caracterizado a las economías occidentales.
La exitosa alternativa de China para asignar crédito evita obtener ganancias puramente financieras a expensas de la formación de capital tangible y los niveles de vida. Por eso se la considera una amenaza existencial para el modelo bancario occidental actual.
Los sistemas financieros occidentales están supervisados por bancos centrales que se han independizado del Tesoro y de la "interferencia" reguladora gubernamental. Su función es proporcionar la liquidez del sistema bancario comercial a medida que crea deuda con intereses, principalmente con el propósito de generar riqueza financieramente mediante el apalancamiento de la deuda (inflación de precios de activos), no para la formación de capital productivo.
Las ganancias de capital —el aumento de los precios de la vivienda y otros bienes inmuebles, acciones y bonos— son mucho mayores que el crecimiento del PIB. Se pueden obtener fácil y rápidamente mediante la creación de más crédito por parte de los bancos para aumentar los precios para los compradores de estos activos. En lugar de que el sistema financiero se industrialice, las corporaciones industriales occidentales se han financiarizado, y eso ha ocurrido en líneas que han desindustrializado las economías de EE. UU. y Europa.
La riqueza financiarizada se puede generar sin ser parte del proceso de producción. Los intereses, los recargos por mora, otras tarifas financieras y las ganancias de capital no son un "producto", sin embargo, se cuentan como tales en las estadísticas del PIB actual.
Los cargos de acarreo de la creciente carga de la deuda son pagos de transferencia al sector financiero, por parte de la mano de obra y las empresas, de los salarios y ganancias obtenidos por la producción real. Eso reduce el ingreso disponible para gastar en los productos producidos por la mano de obra y el capital, dejando a las economías endeudadas y desindustrializadas.
""""
https://observatoriocrisis.com/2025/07/21/michael-hudson-el-conflicto-entre-eeuu-europa-y-la-mayoria-global/
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