domingo, 16 de junio de 2019

La masacre de Peterloo .



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Peterloo
Peter Linebaugh   
Sin Permiso .
El imperio británico venció a Napoleón en 1815 en el campo de batalla de Waterloo (Bélgica) y aplastó los principios universales de la Revolución francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Además, expropió los bienes comunes de comunidades en todo el mundo mediante leyes parlamentarias de cercamientos en Inglaterra y conquistas militares en otros lugares. Durante este momento de posguerra de altos precios, huelgas fallidas, salarios a la baja, desempleo, estómagos vacíos, y desafección, en 1819 una notable pero incompleta coalición de reformistas y revolucionarios se encontró en St. Peter’s Field en Manchester, Reino Unido, el 16 de agosto hace 200 años. Es la lucha de clases al descubierto. La clase dominante de terratenientes, mercaderes, banqueros y propietarios de fábricas está desplegada ante una clase obrera de trabajadores manuales, obreros de fábricas, trabajadores de plantaciones, trabajadores domésticos, constructores de barcos y marineros, y trabajadores sin empleo. El resultado es una masacre. Analizando la matanza a posteriori, a un periodista astuto se le ocurrió la ecuación: Waterloo + St. Peter’s Field = Peterloo.
La película de Mike Leigh que lleva ese nombre es una notable descripción de una batalla fundamental en la historia de la lucha de clases. Murieron dieciocho, y seiscientos cincuenta fueron heridos. La masacre se realizó con sables, espadas y cascos de caballos, sin pólvora. Esa es la razón por la que tantos fueron heridos. Fue una carnicería. Como mínimo, la película hace justicia al suceso, pero, como veremos, se requiere más que un mínimo.
En 1819 una revolución era posible, escribe E. P. Thompson, autor de La formación de la clase obrera en Inglaterra, porque la clase dominante estaba dividida y aislada. El integumento del poder dependía de la deferencia y el miedo, lo que el poeta romántico Percy Shelley entendió e intentó interrumpir:

Creced como Leones después del letargo
en cantidades invencibles;
sacudid vuestras cadenas como si fueran rocío
que durante el sueño os hubiera caído encima;
vosotros sois muchos, ellos son pocos

Este fragmento es de Shelley, cuyo himno enardecedor, La Máscara de la anarquía, “fue escrito con motivo de la masacre de Manchester”. Shelley se encontraba en Livorno, en Italia, hasta ahora dormitando en el exilio, hasta ahora soñando creativa y clandestinamente con el Frankenstein de Mary, pero ahora despertándose desde la distancia.
La película empieza con un corneta desorientado vagando por el campo de batalla de Waterloo, moviéndose con nerviosismo de un lado a otro en un estado de desconcierto traumático. La muecas, deformaciones y los murmullos sin palabras de su cara representan el caos a su alrededor. La siguiente escena muestra al Primer ministro hablando en el Parlamento, ¡proponiendo una resolución para hacer un regalo a Wellington de 750.000 libras! A continuación se ve a Joseph volviendo a Lancashire entre los barrizales que deja tras de sí la marea baja. De vuelta a casa busca tristemente un trabajo entre la lluvia, en los establos o con los carromatos.
Antes del gran encuentro al aire libre, debaten constitucionalistas contra insurrectos, promotores de la autodefensa armada contra promotores de la no-violencia,  defensores de la reforma parlamentaria ante las demandas económicas, defensores de la fuerza física contra defensores de la fuerza moral. Los debates de la clase obrera ocurren en tabernas, naves industriales, entre fogones de cocina y mesas, en campos al lado del río. (El encuentro del campamento está ausente en la película, así como la Escuela Metodista del Domingo.) El encuentro informal en la taberna concluye con el aviso de que se puede perdonar a un niño y reconfortarlo si teme la oscuridad, ¿pero cómo se puede reconfortar o perdonar a un adulto si teme a la luz?
Los “réptiles dorados” de la clase dominante, mientras tanto, están también divididos –entre nobles, militares, abogados, y la burguesía– ; los oímos debatir en el tribunal de magistrados, en la Cámara de los comunes, en las oficinas del Ministerio de Interior, donde abren cartas, contratan espías, instruyen a alborotadores y mandan órdenes a regimientos locales o húsares nacionales. ¿Deberían colgar a alguno? ¿Deberían subir los salarios de miseria? ¿O deberían intentar anonadar al populacho en su totalidad, con terror de masas si hace falta? La lucha de clases forma parte de la gestión de un Estado. Las herramientas para la represión son varias: censura de la prensa, encarcelamiento de los líderes, criminalización de los pobres, supervisión de los desposeídos, los militares contra todos. El arte de gobernar acaba siendo el del engaño hipócrita. El gobierno busca una excusa, y entonces produce una: la masacre. La soga se aprieta, los sables se afilan.
Aparecen tres personas ante el juez, sentado, “una dispersa, inútil y trastornada” mujer, un ladrón de un reloj de plata ganado en una partido de dados, y un hombre que tomó una chaqueta en lugar de robarla, que se describe a sí mismo como un “reformista” que propone una economía del “compartir”. Esto provoca fuertes carcajadas al sagaz magistrado. Con alegría dictamina sus castigos: azotes públicos, deportación a Botany Bay y la horca. El mástil fatal de Albión.
Los reformistas pedían organizaciones políticas, libertad de prensa, libertad de reunión pública y derecho a voto. Tenían que transformarse a ellos mismos, de muchedumbre a movimiento político. Los trabajadores estuvieron en huelga durante cinco semanas en uno de los molinos y no consiguieron nada. No es un tema que la retórica del portavoz o del ministro pueda apaciguar. La reforma parlamentaria era, en el mejor de los casos, solo un medio para la mejora de la vida y, en el peor, un callejón sin salida; o una proposición política la cual no era esperable que la joven muchachita –la clase obrera de Lancashire– aceptara. En estos debates precoces, y la película esencialmente es un debate finalizado por la masacre, la separación de los temas políticos de las realidades económicas emerge en las diversas experiencias de los contrincantes.
Un estandarte de la Carta Magna con el gorro frigio, símbolos de la libertad inglesa y francesa, representa al proletariado a medida que se convierte en clase obrera. “Libertad o muerte”. Un estandarte con un arpa irlandesa. La retórica puede ser difícil de digerir (la jerga incluye palabras como “odium” o “spurious”), uno tiene que sintonizar la oreja a las diferentes voces. Una voz irlandesa liderando la sociedad femenina de reformadoras de Manchester,Women’s Reform, muchas voces de Lancashire, las voces londinenses de los pijos.
Samuel Bamford debería ser leído hoy en día, tanto como lo son Frederick Douglass o Malcom X, u Olaudah Equiano. Él era un operario de un telar manual, en contraste con el tejedor proletario de la fábrica. Su oficio, no representado en la película, se ha vuelto redundante con las máquinas y los motores a vapor. Un lamento evocador fue cantado por un penoso cantante de baladas –“el sol brillará de nuevo sobre los tejedores”–. Bamford empareja dramáticamente con Henry “Orator” Hunt.
“Respira desde lo más profundo de tus pulmones y habla desde lo más alto de tu voz”, entona Henry “Orator” Hunt mientras expulsa a todos los otros oradores de la campaña electoral de ese día. Su grandilocuencia rimbombante e inflada penetra a los locales de Manchester. Su ego pomposo complementa al bondadoso, inteligente y observador Samuel Bamford. Bamford aboga por la autodefensa armada, pero Hunt amenaza con retirarse si hay armas presentes. Bamford lidera al contingente que marcha desde Middleton por un sendero herboso en un día soleado. Las mujeres van de blanco, los hombres con sus mejores galas de domingo, y hombres, mujeres y niños ataviados con hojas de laurel; forman hileras de belleza. Este es un festival de los oprimidos. Limpieza, buen orden y sobriedad son las consignas: el objetivo es avergonzar a la clase alta, que calumnia a la gente llamándolos la turba o la chusma –todos sucios, descuidados y sin orden ni concierto–. Así que habiendo dejado de lado los palos y las piedras, avanzan. Gentes pacíficas y determinadas de los pueblos textiles de la zona, ¡marcando el paso con su pierna izquierda!
“La conducta pacífica de tantos miles de hombres desempleados no es natural”, escribió el General Byng. Les dió miedo. Esta era una clase dominante frágil. En la cabeza de la clase dominante, una patata lanzada contra la ventana de cristal del coche de la princesa regente rápidamente se transforma en aterradores disparos. El tintineo del vidrio roto es suficiente para causar que el Ministro de interior tartamudee aterrorizado. “Tranquilidad”, ronronea la princesa regente mientras deglute otro bombón. El proletariado había sido, de hecho, “tranquilizado”, esto es: masacrado. Estos personajes regios son dignos de la ácida descripción de Shelley: gobernantes despachando corazones humanos para alimentar a sus perros, aplastando cerebros de niños con piedras de molino.
Las partes más cariñosas de la película son las escenas que muestran la microeconomía de los oprimidos. Los pasteles de carne no son vendidos, sino intercambiados por unos huevos (“¡un cuarto de penique, o un penique y un cuarto por media docena!”, grita una mujer en el mercado). Un penique por un pastel. La madre de Joseph comparte su comida.
Hay un interludio pastoril a mitad de la película. Sin discursos, sin avance de la trama o sin desarrollo de los personajes. Tres violinistas tocan una bonita melodía sentados sobre la hierba. Al lado del curso de agua dos muchachas con delantales blancos escuchan con aprecio agarradas del brazo. El suelo, la hierba, el riachuelo no son propiedad de nadie. Es común.
Entre las declaraciones de testigos contemporáneos encontramos la que sigue: “Cortaron y pisotearon a la gente; y entonces acabaron cortando y pisoteando como se haría en el desbrozamiento de un ejido [common]”. Merece la pena pararse en la declaración. Se describen dos eventos completamente diferentes, una masacre y una expropiación, que pertenecen a dos procesos económicos completamente diferentes: la creación de un mercado de trabajo y la creación de terreno cultivable. Pero expresa una verdad de su tiempo, la expropiación de la comunidad: la muerte de las personas y la expropiación de la tierra.
Algunos espectadores pueden sentir que hay demasiada “historia desde arriba”. El debate político está amansado. El debate es sobre el Parlamento y la Cámara de los comunes (distritos electorales iguales, voto secreto, sufragio universal masculino) en lugar de sobre las asambleas populares y las casas en el común. Algunos temas de debate no están presentes en la película. Los seguidores de Thomas Spence, quienes habían abogado desde hace tiempo por ejidos para todos, es decir, la distribución equitativa de la tierra de 400 lores en favor de los millones de personas que la necesitaban. Robert Wedderburn, un jamaicano negro, “el retoño de un africano”, como solía decir, lideró los debates entre la gente común de Londres. Una semana antes de la masacre de Peterloo, el tema de debate fue “¿Puede ser asesinato matar a un déspota?”. Un espía del gobierno le reportó diciendo que el robo de hombres y mujeres en África fue “realizado por hombres del Parlamento –quienes lo hicieron para ganar dinero–, lo mismo hacían cuando les empleaban en sus fábricas de algodón, para convertirles en esclavos, para ganar dinero y llegar al Parlamento”. Afirmaba que Cristo fue un reformador radical. Entonces, el 13 de octubre de 1819, pedía venganza por los asesinatos de Manchester, y puso la pregunta a debate en la capilla de la calle Hopkins, “¿Cuál de los dos partidos tenía más posibilidades de salir victorioso en la Guerra Universal, los ricos o los pobres?”. En mayo de 1820 era aplaudido en la cárcel de Dorchester.
El miedo de la clase dominante era recordado por “la traducción de la chusma en una clase disciplinada”, escribe E. P. Thompson. Pero la clase está aún incompleta. Solo mira el callejón aledaño al muro de la fábrica, ¿y qué ves? Fardos de algodón apilados. No es suficiente con insinuarlo. Hay circuitos de dinero y circuitos de trabajo que son globales; ninguno de ellos está en la película. El capitalismo no es solo un asunto inglés. Muchos de esos primerizos proletarios industriales eran inmigrantes irlandeses huyendo de la hambruna. ¿Pero quién producía el algodón y cómo llegaba hasta Manchester? En Inglaterra, no se trata solo de que el capital comande la fuerza de trabajo desde India a Ciudad del Cabo, pasando por Misuri; la clase obrera en Inglaterratambién es global. Esta ya no es una excepción perdonable entre los trabajadores intelectuales en Inglaterra. Sus historiadores, poetas, novelistas, directores de cine deberían conocerlo mejor, a menos que estén contentos con lo mismito de siempre: los jardines verdes y las preciosas salas de dibujo de las películas de Jane Austen en la BBC, que solo apuntalan el aparato ideológico de la supremacía blanca.
Una fábrica consigue más y más telares mecánicos. El proletariado (niños, mujeres, hombres) se mueve afanosamente en el estruendo. Fuera, pilas de fardos de algodón llenan el callejón, apoyados en el muro de la fábrica. Todos pueden ver el origen atlántico de las materias primas de la producción. Esa es una forma de mirar al capital. Pero no vemos los circuitos atlánticos en su forma monetaria. Más en particular, no vemos la naturaleza atlántica de la fuerza de trabajo, es decir, la esclavitud.
No hay referencia alguna, a parte de las denominadas “materias primas” del sistema de plantaciones y la productividad de látigo que las produjo en América. Robert Wedderburn, dijimos, era un jamaicano negro, activo en el movimiento inglés. John Jea, nacido en Calabar, esclavizado en Nueva York, casado con una irlandesa, predicaba “el evangelio eterno” en Lancashire y Manchester, habiendo compuesto, cantado y publicado himnos de la libertad el año anterior. Una sustanciosa parte de la tripulación de los barcos era negra. William Davidson, hijo de esclavos jamaicanos, se unirá a Arthur Thistlewood, seis meses después de Peterloo, en un fallido intento insurgente de asesinato de todos los ministros británicos durante una cena (la conspiración de la Calle Cato); y junto con otros sería ahorcado por ello el primero de mayo de 1820. Después, Denmark Vesey de Charleston, Carolina del Sur, intentó una insurrección atlántica en el verano de 1822.
Peterloo está en el cénit de un ciclo de la guerra de clases. En América y las Indias Occidentales la resistencia estaba virando. De actos individuales como la huída, hacia luchas colectivas. Mientras, las insurrección se rumoreaba en Virginia y la Florida durante la primavera de 1819. En Charleston, cuatro séptimos de la población era afroamericana. La Iglesia Metodista Africana era fuerte en sus números e incipiente radicalismo; se enfrentó a la supresión activa en 1821. Más de treinta personas fueron colgadas en julio de ese año en Charleston. Compárese este número con los dieciocho muertos en Manchester para hacerse una idea de la composición de la clase obrera a ambos lados del Atlántico.
Pero volvamos a la película. Joseph es asesinado en Peterloo. Las últimas palabras del filme son el Padre Nuestro –“danos el pan de cada día”–, pero la última imagen es la madre de Joseph, quien lo ha consolado, alimentado, acompañado, y ahora lo entierra. Si hay pan de cada día que dar, ella lo dió, compartiéndolo con una pareja muy hambrienta en la manifestación que acaba de llegar de Liverpool. La suya ha sido la voz con los pies en la tierra todo el tiempo, escéptica y esperanzada a partes iguales. Ha sobrevivido desde el primer momento en el que la vemos amasando masa para pasteles, con una luz que entra por la ventana digna de Vermeer, hasta la última imagen de la película: su cara, de luto e impasiva, en un retrato propio de Walker Evans. Nos mira: ¿qué pensamos? ¿Cómo respondemos?
Karl Marx nació justo unos meses antes. La teoría del valor trabajo toma su clara expresión gracias a la masacre; la teoría del valor trabajo toma su asiento en el centro de la economía política de este tiempo. Aquí Shelley dirigiéndose a los “Hombres de Inglaterra”:

La semilla que sembráis, otro la cosecha;
la riqueza que descubrís, otro se la queda;
las ropas que tejéis, otro las viste;
las armas que forjáis, otro las porta.

Sembrad semillas, pero que ningún tirano las coseche;
descubrid riqueza, que ningún impostor la atesore;
tejed ropas, que ningún ocioso las vista;
forjad armas, en vuestra defensa habréis de portarlas

El emotivo himno “Hombres de Inglaterra” de Shelley debe ser revisado para incluir mujeres y esclavos. Así, a esa primera estrofa añadimos:

El algodón que recoges, otro se lo lleva;
los hijos que crías, otro los explota.

Y a la segunda estrofa citada:

Recoged algodón, para engalanaros con él;
criad hijos, para orgullo y salud humanos.

Finalmente, la película de Mike Leigh se encuentra en la tradición de La formación de la clase obrera en Inglaterra de E. P. Thompson. Y es así que comparte su mayor defecto. Los irlandeses dicen “la historia de Inglaterra ocurre en otro lugar”, y eso pasa aquí. La película y el libro se limitan a una versión de Inglaterra que está bien, que es toda blanca. Sin embargo, este defecto no debe hacernos olvidar las virtudes del libro y la película, tan necesitadas hoy: el énfasis en la realidad absoluta de la clase, el énfasis en la dinámica histórica de la lucha de clases, y una insistencia en que pensemos en las vías y los medios para conseguir la victoria.
es profesor de Historia en la Universidad de Toledo, Ohio. Es autor de The London Hanged y (con Marcus Rediker) La hidra de la Revolución: la historia oculta del Atlántico revolucionario (trad. castellana: Editorial Crítica, Barcelona, 2005).
Fuente:
https://www.firstofthemonth.org/peterloo/
Traducción:
Alexi Quintana y David Guerrero
Resultado de imagen de peterloo 


jueves, 13 de junio de 2019

Jueces para una democracia orgánica .


Jueces para la dictadura



No, el título no es erróneo. Y sí, conozco que en nuestro país existe una asociación llamada “Jueces para la Democracia”, ya que el artículo 127 de la Constitución prohíbe a los miembros de la Judicatura la pertenencia a partidos y sindicatos.Es más, disfruto y comparto muchos de los pronunciamientos públicos de su portavoz más famoso, Joaquim Bosch. Doy valor a su inequívoco compromiso con los planteamientos democráticos y en defensa de derechos colectivos recogidos por la Constitución del 78 que hoy duermen en el cajón del olvido. Pero mirando más allá de esas pinceladas, los 500 jueces "demócratas" están en número a una distancia sideral de los 2200 inequívocamente conservadores encuadrados en la APM y Francisco de Vitoria (1300 y 900 ).Tienen pinta de flor de cactus en el desértico erial progresista del aparato judicial hispano.
Porque los jueces españoles en activo (5400, 53% mujeres, según los datos de 2018 del propio CGPJ) no podrán militar en un partido pero ideología tienen, vaya que si la tienen. A espuertas. Si nos sirven de pistas que solo el 10% esté encuadrado en Jueces para la Democracia o las reiteradas noticias en los medios de difusión que vinculan a miembros de la magistratura con organizaciones ultrarreligiosas tipo Opus Dei, Kikos, Yunque... no es difícil deducir el escoramiento absolutamente mayoritario del Poder Judicial a posiciones conservadoras. Da toda la impresión de ser un sector muy alejado de la pluralidad ideológica afortunadamente presente en el resto de la sociedad española.
Por ello no extrañan las caricaturas de una Justicia con la venda subida en el ojo derecho y el platillo de la balanza volcado al mismo lado o que hace décadas hiciera fortuna la frase “La Justicia es un cachondeo” (aunque su autor, el antiguo alcalde, a tenor de sus condenas posteriores por la gestión municipal en Jerez, no fuese el espécimen político más indicado para acuñarla). Por lo leído y vivido con algunas sentencias parece candidata a sacar un sobresueldo como guionista del Club de la Comedia.
Mirando las condenas en firme a los miembros del SAT, sucesos de Alsasua, sindicalistas de toda gama por su acción en huelgas y conflictos por un lado y las actuaciones del Supremo en cuestiones como los gastos hipotecarios por otra, todo es opinable.
Para unos - y sin dudar- la aplicación de la primera parte del axioma “ Dura Lex” y aquí mandan las puñetas. Para otros la segunda parte se pone en interrogación “¿Sed Lex?”
El largo introito viene a cuento de la última humorada del Supremo al reconocer al dictador Franco como legítimo jefe de estado español ¡desde el 1 de octubre de 1936!
¡A quién le importa que desde el 11 de mayo de 1936 existiese un presidente electo de la República, don Manuel Azaña Díaz! El conservadurismo español es muy fan de Alaska y del pensamiento de Mario Vaquerizo.
A los historiadores nos desagradan los encaladores de sepulcros. Y más aún que alguien al que se le supone cierto nivel intelectual sea capaz de poner negro sobre blanco, sin cuestionar una coma y dar carta de naturaleza a discutibles hechos históricos.
No se puede legitimar de ninguna forma la aberración perpetrada en la reunión de golpistas del 30 de septiembre del 36 en Salamanca. La que culminó en la manipulación publicada en el Boletín de la Junta de “Defensa Nacional”. Ni se debe obviar el papel de los representantes de Alemania e Italia, los muñidores carlistas y falangistas, los cuatro generales conchabados y las acciones de Nicolás Franco, el hermano listo, para conseguir por arte de birbibirloque que el “aflautado” terminase de "Generalísimo" . Bastaría con que antes de emitir veredictos polémicos leyesen la obra de Hugh Thomas , al que se le puede tachar de muchas cosas pero no de radical bolchevique.
Quienes nos refriegan el “espíritu de la Transición” quedan retratados al optar por el silencio sepulcral en cuestiones como las del otro día. ¿ Imaginas a un Tribunal Supremo de cualquier país que se denomine “democrático” reconociendo en una sentencia como jefe del estado al “espadón” que en esas fechas masacraba a decenas de miles de compatriotas por defender al legítimo gobierno de la República? No entra ni en la imaginación más calenturienta. Pero España es diferente.
Decía Martin Luther King: "Nunca olvides que todo lo que hizo Hitler en Alemania era legal para los jueces de ese país”. Conviene tenerlo presente.Y también que hubo una escuela de juristas como Höhn o Carl Schmitt (1) que creyeron en un derecho secreto emanado del Führer, que por encima de la ley estaba la fidelidad a Hitler y al partido o que frente a los elementos garantistas reivindicaron la “ acclamatio”, la elección a viva voz y en masa y la obediencia a la ley aunque ésta fuese inicua. Sin importar la inexistencia de seguridad jurídica o la desaparición de cualquier garantía procesal.
Quien quiera justificar cualquier entelequia jurídica siempre encontrará una excusa. Pero las lecturas sesgadas de la Historia reciente son muy significativas y ponen al "lector" en su sitio. En España podemos encontrar a un juez como Yusty Bastarreche, hijo y nieto de almirantes franquistas que al hablar sobre la ley de Memoria Histórica -que en teoría está obligado a acatar-se permita decir “…La Ley de Memoria Histórica representa el ansia de venganza y odio de los vencidos de la Guerra Civil” (El País).
Pronunciamientos legales como el analizado dejan en la boca el sabor de dos certezas: la Derecha de nuestro país no ha sabido afrontar con honradez el espejo de la Dictadura franquista y que un sector de la judicatura es inmune a cualquier “aggiornamiento” o puesta al día.
Visto lo visto, parece que sectores del poder judicial necesitan adaptación curricular significativa para una Democracia y aún así les costaría sacar el aprobado aunque fuese raspando.
Lo mismo en una Dictadura de bandera con aguilucho, Patascortas genocida y obediencia debida, tendrían pocas dificultades para obtener el cum laude.
Nota:
(1) García Amado, Juan Antonio: "Nazismo,Derecho y Filosofía del Derecho"
Juan Rivera. Colectivo Prometeo

La prisión de Lula ha sido un gran fraude.,


La operación ‘Lava Jato’ prueba su propia medicina y Lula podría salir de la cárcel


La operación Lava Jato, la mayor operación anticorrupción de la historia brasileña y la responsable por la prisión de Lula ha sido un gran fraude, según The Intercept Brasil


El 9 de junio Brasil se fue a la cama en colapso. Informaciones explosivas filtradas por una fuente anónima al periódico The Intercept Brasil, evidencian lo que ya muchos suponían, que la operación Lava Jato, la mayor operación anticorrupción de la historia brasileña y la responsable por la prisión de Lula ha sido un gran fraude.

El material filtrado al vehículo dirigido por el premio Pulitzer, Glenn Greenwald, consta de conversaciones realizadas a través del Telegram entre el entonces juez principal de la Lava Jato, el hoy ministro de Justicia del gobierno Bolsonaro, Sergio Moro, y los fiscales encargados de la acusación, principalmente el fiscal Deltan Dallagnol. Estas conversaciones demuestran una cooperación promiscua y política completamente ilegal entre la Fiscalía y el juez Moro dirigida fundamentalmente a frenar el avance del Partido de los Trabajadores y especialmente la candidatura de Lula para las elecciones de 2018.

Moro daba orientaciones, consejos, pistas de investigación, marcaba la estrategia y el ritmo de la Fiscalía. Además, una de las conversaciones muestra que los fiscales estaban inseguros del material acusatorio contra Lula porque “estaría basado en muchas pruebas indirectas, pero no cabría decir eso en la denuncia” Las conversaciones violan varias leyes brasileñas. Según el artículo 254 del Código de Proceso Penal el juez no podrá aconsejar a ninguna de las partes. La Ley Orgánica de la Fiscalía dice que está expresamente prohibido que los fiscales discutan el proceso y las estrategias con el juez encargado del caso, o sea, todo lo que la filtración demuestran que hacían.



Como consecuencia del reportaje, la Orden de los Abogados de Brasil ya ha pedido que los implicados en los casos cedan sus cargos. El Consejo Nacional de la Fiscalía ha abierto una investigación formal contra los fiscales y el Congreso ha afirmado que abrirá una Comisión Parlamentaria de Investigación para depurar las responsabilidades de Sergio Moro. Moro está al borde del precipicio.

Por otro lado, debido a estas irregularidades, la propia Lava Jato está amenazada y ya hay muchas voces que piden su anulación. Anular la Lava Jato significaría que varios de los políticos presos podrían salir de la cárcel. Significaría que Lula podría salir de la cárcel. Las bases petistas contienen el aliento ante esta posibilidad que daría un giro dramático a los acontecimientos. Muchos especulan con un Lula libre y un Moro derrotado, fuera del gobierno. La venganza perfecta del PT. En una nota divulgada después de las revelaciones, uno de los abogados de Lula, Cristiano Zanin, dice que en diversas ocasiones ellos ya habían denunciado “la acción combinada entre los fiscales y el juez Sergio Moro con clara motivación política de procesar, condenar y retirar la libertad del expresidente Luis Ignacio Lula da Silva”. Zanin continua afirmando que “el reportaje publicado en Intercept revela detalles de esta trama”. El juicio del Habeas Corpus que podría llevar a la libertad de Lula estaba marcado para ayer martes en el Tribunal Supremo. Iba a ser juzgado por los cinco jueces que integran el llamado “segundo grupo” del Supremo. Sin embargo, a la luz de los recientes acontecimientos, estos cinco jueces resolvieron que la decisión del Habeas Corpus debería ser tomada por todos los once integrantes del Tribunal Supremo, por tanto el juicio se ha aplazado hasta fecha indefinida.

La repercusión para el gobierno Bolsonaro puede ser muy grande. El juez Sergio Moro era la gran estrella del gobierno y, además, el presidente ha tenido unos seis primeros meses de gobierno desastrosos. Todas las apuestas del mercado estaban colocadas en la reforma de las pensiones, que se tiene como imprescindible para que Brasil salga del agujero económico en el que está inmerso. La reforma camina a pasos lentísimos por la la falta de articulación del gobierno con el Congreso. La arquitectura política brasileña es la del presidencialismo de coalición. El presidente necesita, invariablemente, tener una base aliada sólida entre los diputados. Dilma Rousseff la perdió y acabó en impeachment. Pero la poderosa máquina del Congreso brasileño no es para principiantes. Son 513 diputados de 30 partidos diferentes, el mayor número de partidos desde la redemocratización brasileña. Negociar con ellos requiere una enorme habilidad política de la que Bolsonaro carece totalmente.



Además del malestar en el Congreso, las calles comienzan a llenarse de insatisfechos. La primera medida del Ministro de Educación, el neoliberal y conservador Abraham Weintraub, fue atacar algunas de las universidades públicas que consideraba “improductivas” y “reducto de la izquierda”, entre ellas la importante Universidad Federal de Bahía, cortando el presupuesto de las mismas en un 30%. Cuando el Ministro fue cuestionado sobre este corte dirigido a universidades específicas, su respuesta fue bloquear el 30% del presupuesto de todas las universidades federales (más de 60 por todo el país) y de todos los institutos federales de formación profesional (más de 40). En paralelo a estos cortes, el Ministerio de Educación aumentó en un 70% la acreditación de centros universitarios privados durante este año. El tsunami de críticas de la comunidad educativa, la oposición y la propia prensa no se hizo esperar. Durante el mes de mayo los brasileños tomaron masivamente las calles en el que fue el mayor movimiento contra Bolsonaro durante estos meses de gestión.

Bolsonaro acumula editoriales negativos inclusive de los periódicos más conservadores del país, como Estado de São Paulo y la revista Veja, que lo apoyaron durante la campaña electoral y son conocidos por sus fuertes discursos antipetistas. La prensa apoya las reformas económicas que no llegan y ve con malos ojos las imposiciones ideológicas del gobierno y contra la educación. El mercado rebaja también sus apuestas y ya reduce la expectativa del crecimiento del PIB para este año a 1,13% (dato divulgado por el Banco Central el 3 de junio) La popularidad de Bolsonaro también se desploma. Según encuesta publicada a principios de abril por el Instituto Datafolha, el 30% de los brasileños consideran su gestión mala o pésima. En febrero era el 22%. La peor valoración de un presidente tras los 100 primeros días de gestión desde la redemocratización, en 1985. En el mismo periodo sólo el 10% desaprobaban a Lula. Si Sergio Moro abandona el Ministerio, o los fiscales de la Lava Jato, otros héroes anticorrupción del país, sufren sanciones severas, Bolsonaro va a notarlo en la propia carne

Los próximos capítulos dirán si las ansias de Moro de aniquilar a Lula acaban volviéndose contra él y contra Bolsonaro. Quién sabe si veremos a los cazadores cazados.



miércoles, 12 de junio de 2019

Condena a España por el recorte de las renovables .


07-06-2019

España deberá pagar casi 300 millones de euros tras una nueva condena por el recorte de las renovables


La Ciadi, dependiente del Banco Mundial, da la razón a la estadounidense NextEra Energy. El Estado español ha sufrido dos reveses más en los arbitrajes internacionales.


La Corte Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), dependiente del Banco Mundial, ha condenado a España a pagar más de 290,6 millones de euros por el recorte a las renovables , con un fallo a favor de la estadounidense NextEra Energy.
El tribunal de arbitraje internacional emitió el pasado día 31 de mayo su fallo sobre el procedimiento que inició NextEra Energy en 2014 tras invertir en dos plantas termosolares en Extremadura con una capacidad de 49,9 megavatios (MW).
El grupo, que estimaba la indemnización en 291 millones de euros, recibirá finalmente 290,6 millones de euros, a los que suman los gastos por intereses (del 0,234% desde el 30 de junio de 2016 hasta el laudo) y los costes legales (unos cinco millones de euros).
En el laudo previo dictado en marzo, el Ciadi concluyó que España "incumplió con su obligación en virtud del Tratado de la Carta de la Energía de 1994 de brindar un trato justo y equitativo al no proteger las expectativas legítimas de la compañía sobre las cuales tomaron sus decisiones de inversión".
España suma 33 demandas de arbitraje de inversiones ante el Ciadi relacionadas con las reformas energéticas de las renovables. La última de ellas fue presentada a finales de febrero por el grupo Canepa Green Energy.
El Ciadi ya ha fallado hasta en tres ocasiones anteriores a favor del demandante. En concreto, en los casos de Masdar, perteneciente a al fondo soberano de Abu Dabi Mubadala, reconociéndole una indemnización de 64 millones de euros; Eiser Infraestructure, condenando a España a pagar 128 millones de euros más intereses; y el fondo Antin, con el pago de una indemnización de 112 millones de euros.
No obstante, en los tres casos la ejecución de los laudos no se ha llevado a cabo, ya que se encuentran recurridos por el Gobierno español en procedimiento de anulación, en el caso de Eiser, o en periodo de solicitud de rectificación, en las demandas de Masdar y Antin.
Además, el Estado español ha sufrido dos reveses más en los arbitrajes internacionales . El pasado mes de noviembre la danesa Athena Investments comunicó que había ganado un laudo contra España ante el Instituto de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Estocolmo (SCC), que le favorecía con una indemnización de 11 millones de euros.
Asimismo, el tribunal sueco también reconoció el pago de 53 millones de euros a la firma NovEnergia por los recortes a las renovables, aunque posteriormente suspendió la ejecución del laudo.
Resoluciones en el aire
La resolución de estos procesos en contra del Estado está en el aire, ya que la Comisión Europea respaldó al Gobierno de España en este frente abierto por los arbitrajes de las renovables, al considerar que al haberse iniciado por inversores de otros Estados de la UE era una situación contraria al Derecho de la Unión.
Asimismo, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE) falló que la cláusula de arbitraje incluida en el acuerdo entre Eslovaquia y Países Bajos sobre la protección de inversiones no era compatible con el Derecho de la UE.
Este fallo abría una vía favorable para España en el conflicto con los fondos de inversión extranjeros por las renovables, aunque no definitiva, ya que muchos de los arbitrajes de inversión se han iniciado al amparo de la Carta Europea de la Energía.
Anteriormente, España había ganado una demanda presentada por Isolux, mientras que también decayó la demanda de 6 millones de euros de Solarpark Management, que había denunciado ante el SCC.
Reclamaciones por más de 8.000 millones de euros
Las reclamaciones de los inversores extranjeros en tribunales internacionales de arbitraje por estos recortes a las energías renovables ascienden a más de 8.000 millones de euros.
Entre todas estas demandas presentadas, destaca la interpuesta por el conglomerado The PV Investors ante la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (Uncitral), que asciende a 1.900 millones de euros, casi una cuarta parte de todas la cantidades demandadas a España.
Fuente: https://www.publico.es/economia/espana-debera-pagar-300-millones-euros-nueva-condena-recorte-renovables.html

domingo, 9 de junio de 2019

¿ Un tribunal supremo franquista ?



El franquismo, ¿un grillete en el tobillo del Tribunal Supremo?

Emilio Silva 


"En consecuencia determinamos que el teniente coronel Antonio Tejero, durante las horas en las que estuvo al mando del Congreso de los Diputados, entre la tarde de 23 de febrero de 1981 y las primeras horas del 24, en las que había dimitido el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, y no llegó a ser investido Leopoldo Calvo Sotelo, puede considerarse que fue presidente del Parlamento y presidente del Gobierno de España".

¿Alguien imagina que en un documento oficial, el teniente coronel de la guardia civil que entró al hemiciclo del Parlamento al grito de "quieto todo el mundo" fuera considerado, presidente del Congreso de los Diputados? Pues el Tribunal Supremo, al reconocer en un auto la jefatura del Estado al general golpista Francisco Franco, a partir del 1 de octubre de 1936, ha hecho algo bastante parecido. ¿Ha sido casual?


En el informe sobre España, del relator de la ONU para la Verdad, la Justicia, la Reparación y las Garantías de No Repetición, Pablo de Greiff, se señalaban algunas carencias del poder judicial  español, especialmente en "los programas de formación de jueces en materia de derechos humanos... Sorprende que sus programas de formación no hagan referencia a las obligaciones del Estado en materia de persecución penal de delitos internacionales, como el genocidio, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra".

Salvo excepciones señaladas, la formación en materia de Derechos Humanos de la judicatura española es totalmente deficitaria y esto afecta de forma acentuada a los miembros del Tribunal Supremo, que comenzaron su formación judicial hace más de treinta años. Alguien ha diseñado esa ignorancia en materia de derecho humanitario y ha sido sin duda la misma élite que durante décadas no ha querido que se estudie en los colegios la represión franquista, que el tratamiento cinematográfico de la dictadura sea en general subvencionadamente laxo o que la impunidad de los crímenes de la dictadura sea un muro jamás resquebrajado.

El reconocimiento por parte de la sección cuarta del Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo, fechando el 1 de octubre de 1936 como el inicio de la jefatura de Estado del dictador Francisco Franco no es casual. No lo es cuando el auto confunde adecuadamente el interés general con los objetivos de los herederos del dictador, cuando utiliza su jefatura del Estado como un argumento a su favor, sin llamarlo dictador ni golpista en ningún momento y sin mencionar a sus miles de víctimas que son hoy obligadas a pagar con sus impuestos la tumba del dictador.
El 1 de octubre de 1936, aunque realmente la decisión fue el 29 de septiembre, en Burgos, una ciudad lejana al frente, el general Franco se autoproclama, con ayuda de otros cuatro golpistas engalonados, jefe del Estado. Felicitado por la Alemania nazi, la Italia fascista y el estado Vaticano, Franco utilizará la fecha de su advenimiento a esa inexistente jefatura del Estado como un hito en la historia del "renacer" de España.

"El 1º de octubre próximo se cumple el primer aniversario del momento histórico en que asumiendo por gracia de Dios y verdadera voluntad España, los máximos poderes, fue solemnemente proclamado jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos nacionales de tierra, mar y aire el excelentísimo señor general don Francisco Franco y Bahamonde, jefe nacional de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, Caudillo Supremo del movimiento Salvador de España....

España, la España nacional, consciente de cuánto debe a su Caudillo anhela rendirle en la fecha memorable que se avecina el homenaje de adhesión y gratitud que le es debido. Por lo expuesto y recogiendo el sentir unánime de este nuestro Pueblo Español, se dispone: Artículo 1: Se establece la Fiesta Nacional del Caudillo que se celebra anualmente el 1º de octubre para conmemorar la fecha en que fue proclamado jefe del Estado Español el excelentísimo Sr.D. Francisco Franco Bahamonde".
Esta orden apareció en el boletín oficial franquista el 28 de septiembre de 1937, dictada por la Presidencia de la Junta Técnica del Estado. Así constituyó la dictadura el 1 de octubre como una de sus fechas fundacionales, festiva, exaltadora y promocionada para nombrar avenidas, hospitales y colegios. Después de que en democracia desaparecieran muchos de esos nombres la fecha quedó disuelta en el calendario, como un recuerdo para la gente mayor y ningún significado para la menor.

Durante los últimos años, uno de los principales argumentos conservadores de quienes defienden indirectamente el franquismo criticando la recuperación de la memoria histórica es que los perdedores de la guerra y sus descendientes quieren cambiar la historia. Pero quiénes realmente la quieren cambiar son los que inventan una legitimidad inexistente, una versión revisionista que acaba de ser respaldada, nada más y nada menos, que por toda una sala del Tribunal Supremo y por unanimidad.

El 10 de mayo de 1936, en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro de Madrid se reúnen 911 compromisarios elegidos en todo el territorio español por sufragio universal. Tenían que nombrar al presidente del Gobierno de la República. Manuel Azaña recibió 754 de los 847    votos emitidos. Seguidamente, en el Palacio Nacional, hoy Palacio Real, se hizo el acto institucional, desfiló la policía, el ejército, fue una jornada tranquila de una democracia y sólo faltaban dos meses para el 18 de julio.

El 1 de octubre de 1936, cuando el general golpista Francisco Franco leía el telegrama de Rudolf Hess que en nombre de Adolf Hitler le felicitaba, el presidente del Gobierno era Manuel Azaña. Mientras Franco y sus "generalazos" le gritaban a la democracia de 1936 "quieto todo el mundo", y llenaban las cunetas de hombres y mujeres que habían construido nuestras primeras urnas con sufragio universal, quienes creían en el pueblo, quienes estaban construyendo un país gobernado por la ciudadanía y no por los látigos de los terratenientes, ni los púlpitos, ni los cañones.

Ese mismo 1 de octubre, el presidente Manuel Azaña, el que murió en Francia a punto de ser detenido por la Gestapo que quería entregárselo a Franco, firmaba un decreto "para crear 5.300 plazas de Maestros y Maestras con destino a Escuelas nacionales" y habilitaba "un crédito extraordinario de siete millones novecientas noventa y ocho mil pesetas anuales y un millón novecientas noventa y nueve mil quinientas efectivas para la creación, a partir del 1.° de  octubre del año en curso (1936), de 2.666 plazas de dicha clase, con el sueldo anual de tres mil pesetas".

Unos destruían España y otros la seguían construyendo. Y quien hizo todo ese daño, quien asesinó a miles de maestros y maestras, quien dejó 114.226 personas desaparecidas en las cunetas, es reconocido por el Tribunal Supremo de 2019 como legítimo jefe de Estado, aunque fuera autoproclamado por la pólvora y la sangre. La sala del Supremo, colocando uno de sus pies fuera de la democracia, considera que el Caudillo tiene derecho a un tratamiento especial y por eso suspende cautelarmente una decisión del Congreso de los Diputados.

España en su laberinto, en su jaula invisible, en su siglo XIX del eterno retorno, con su jerarquía católica rancia y empoderada, su élite inculta y carpetovetónica, y su Poder Judicial inmaculado, que jamás ha juzgado y condenado una sola de las violaciones de Derechos Humanos del dictador. Dice la sala del Supremo que toma la decisión de que el cuerpo del dictador permanezca en el Valle de los Caídos por el interés general, pero lo hace, más bien, por un interés generalísimo. Y ese hombre, Azaña, el que firmó el decreto para crear 5.300 plazas de maestros y maestras, en plena guerra, en plena agresión fascista, yace enterrado   fuera de su patria, en sus márgenes, fuera de la jurisdicción de ese tribunal que hace hoy apología del franquismo.

viernes, 7 de junio de 2019

El Supremo y la legalidad del 18 de julio de 1936 .

El Supremo y la legalidad del 18 de julio de 1936

Juan Antonio Molina .

En el transcurso de la Revolución Francesa, se debatía ardorosamente en la Asamblea Nacional la oportunidad de juzgar al rey, Luis XVI. En medio del apasionamiento dialéctico y oratorio tomó la palabra Robespierre para advertirle a la cámara que si los diputados votaban mayoritariamente a favor de juzgar al Borbón, tendrían que hacerle un juicio justo y ello implicaba la posibilidad de que fuera absuelto, es más, por la presunción de inocencia ya se debería de considerar al rey destronado como libre de culpa y si eso ocurría la revolución quedaría reducida a un simple motín y los revolucionarios a una banda de sediciosos. Por lo tanto, concluía Robespierre, el juicio era extemporáneo por cuanto el hecho de la misma revolución suponía la condena por el pueblo y la historia del monarca.  

Sin embargo, nadie advirtió al gobierno de Sánchez cuando decretó el traslado de los restos de Franco, al contrario que en el caso de Luis XVI, que ni la historia ni el pueblo había juzgado de facto al franquismo y que el hecho de que la Transición se sustanciara en pasar de la legalidad a la legalidad suponía dejar intacto al Estado nacido el 18 de julio, sin que, por tanto, fuera abolido, ni refutado, ni sus capilaridades psicológicas y sociológicas legalmente censuradas. No hubo depuraciones ni en la judicatura franquista, ni en la policía –de ahí de la existencia de torturadores condecorados en tiempos poscaudillistas-, ni en ningún órgano estatal de la dictadura y la misma jefatura del Estado lo fue por designación directa de Franco.

La Transición no fue el acceso de la voluntad popular al Estado, sino del Estado a la voluntad popular para corregirla y encauzarla

En este contexto, el Tribunal Supremo considera en el auto de exhumación que el actual Estado es continuidad del construido por el grupo de militares sublevados contra el Estado legítimo de la República. Esto, como reconoce el mismo tribunal, no es un error, sino una declaración de principios sobre el régimen de poder que rige actualmente en España. Es por ello, sumamente sorprendente que aquellos progresistas defensores de la Transición trasladen a la ciudadanía una lectura tan elemental de los procesos históricos y, singularmente, de las contradicciones estructurales de la actual Monarquía española, ya que al no ser el franquismo abolido, ni juzgado, ni condenado, y sustanciarse, como consecuencia, el régimen nacido de la Transición en un franquismo corregido, es una falacia que se pretenda, al mismo tiempo, que el régimen del 78 se defina como antagónico a su propia expresión estatal. Porque la Transición no fue el acceso de la voluntad popular al Estado, sino del Estado a la voluntad popular para corregirla y encauzarla. Como dijo Manuel Azaña de la “revolución desde arriba” de Costa, una revolución que se inaugura dejando intacto el Estado existente es un acto muy poco revolucionario.

De igual manera, la Transición supuso la imposición resignada de que no había otra opción, en un contexto de orquestado ruido de sables y maquinaciones financieras. La organización del pesimismo es verdaderamente una de las “consignas” más raras que puede obedecer un individuo consciente. Sólo han querido concedernos un derecho de descomposición bastante perfeccionado. Es decir, la vida como renuncia, convencimiento de que nada puede ser mejor.

Para ello en lugar de esa constitución que proclamaba Azaña: flexible, leve, ligera, adaptada al cuerpo español sin que le embarace ni moleste en ninguna parte porque un pueblo, en cuanto a su organización jurídico-política, es antes de la constitución, entidad viva, la que emergió de la Transición en el 78 se hizo geométrica, rígida, para conservar el régimen de poder articulando un proceso de tránsito asumiendo la legalidad franquista y con ella el estatus de los grupos sociales, económicos y financieros de la dictadura. Se configuró un ambiente psicológico en que cualquier actitud de ruptura con el pasado vaticinara un vértigo. Franco fue finalmente vencido por la biología, derrota que padeceremos todos, pero el Estado, los intereses y las influencias fácticas a las que cobijaba la arquitectura del régimen, superó el trance con ese enjalbegado llamado Transición.


 y    ver

El Ministerio de Defensa también da validez al gobierno de Franco desde 1936 




 Nota del Blog. -
   
  Reconozco mi ingenuidad a veces,  en no ver  que nuestra democracia actual es una democracia inorgánica franquista , no orgánica  pero si vigilada , el franquismo es legal  y eso que fue  la anterior dictadura   y eso que la Constitución del 78   teóricamente derogo las leyes orgánicas que la contradecían , y el franquismo debía ser ilegal e ilegitimo , el artículo de arriba de Antonio Molina  me resulta demoledor ...yo luche por la democracia  y lo pague  con consecuencias personales y lucho ,  pero mi democracia  no es esta .  Ya lo sabía, pero a veces incluso uno lo olvida  y sueña. Pero hay otro problema y  es que el Tribunal Supremo, no puede invalidar algo que el Parlamento aprobó  si fuera el Tribunal Constitucional sí.  Y estamos ya en un segundo caso, el otro fue la suspensión de los diputados  catalanes sin pedir el des aforamiento al Parlamento... y que lo concediera. Y encima lo de Cataluña , ahora según el fiscal , es un golpe estado y el del 36 no .


Nota al texto ..(1)

Dice el ministerio de defensa  . "En febrero de 1938, se dispuso que el escudo central fuera el de los Reyes Católicos colocado sobre el pecho de un águila negra y timbrado con una corona real abierta”. Es un error garrafal, muy extendido, decir que durante el franquismo se adoptó el escudo de los Reyes Católicos. No fue así: se INVENTÓ un escudo, NUEVO, el escudo franquista; eso sí, rodeado por el águila de San Juan del escudo de los Reyes Católicos .Además del Águila de San Juan, el régimen franquista incluyó en su simbología otros elementos característicos de este periodo como es el yugo y el haz de flechas. Resulta, en cualquier caso, fácil apreciar las diferencias entre ambos escudos  ..-Las alas se encuentran plegadas en el escudo franquista, a diferencia del ave de los Reyes Católicos a punto de iniciar el vuelo. Se sustituyó en el escudo franquista el Reino de Sicilia por el de Navarra. El lema de Fernando e Isabel de «Tanto monta» se cambió por «Una, grande y libre», situado en una banda alrededor del cuello del águila. Las columnas de Hércules, que aparecieron en tiempos de Carlos I en la heráldica hispánica, se encuentran fuera de las alas del águila en el escudo franquista.
O sea en este caso ,  el  Ministerio de Defensa  no son unos ignorantes son franquistas.