FIN DE CICLO
Se está acabando el ciclo de los desafíos a la Transición y
a la Monarquía, el ciclo de la rebelión y la desobediencia al Régimen del 78
que empezó con el 15M y se cierra con la muerte del 'procés' en las urnas
Javier Gallego
Las elecciones en
Cataluña son un nuevo capítulo de la serie Fin de ciclo: el fin del ciclo de
los desafíos a la Transición y la Monarquía, el ciclo de la rebelión y la
desobediencia que se abrió con el 15M y siguió con el procés, en el que se
mezcló el proyecto emancipador y democratizador de la calle con el proyecto
identitario con el que la derecha catalana intentó lavar sus pecados en el
sudario de la patria. Ahora ese sudario envuelve el cadáver del procesismo. El
procés ha muerto. No el independentismo, pero sí esta fase del proyecto
separatista en Cataluña. Después de mayorías absolutas que pusieron en jaque al
Estado español, los partidos nacionalistas han tenido sus peores resultados en
toda la democracia. Los peores. Es fuerte.
Nunca habían subido tan alto, nunca habían caído tan bajo.
Tan rápido como subieron, han bajado. Es el signo de los tiempos: estallidos
tan urgentes como pasajeros que vienen a acabar con todo en tan poco tiempo que
son destruidos por sus ansias y por un sistema caníbal que devora hasta sus
hijos, como Ciudadanos, cuando deja de necesitarlos. El caso del
independentismo, como el de Podemos es distinto, porque se enfrentaron al poder
establecido y han acabado devorados por fuera mientras se comían por dentro.
Los motivos de su hundimiento son múltiples. No ha llevado a Cataluña a la
Arcadia prometida, se ha ocupado más de la independencia que de la solvencia,
más de sus líderes que de sus bases, y ha terminado dividido, enfrentado y
dando el poder en Madrid a uno de los partidos del 155 y pactando con el Estado
que usó todo su poder, toda su maquinaria del fango, para acabar con ellos. En
un ámbito en el que la traición se paga cara son demasiadas concesiones al
enemigo.
La última fue el pacto con el Gobierno de coalición, que la
derecha española llamó una rendición de España al independentismo cuando es
justo lo contrario: el separatismo aceptó la Constitución española, la unidad
de España y al Borbón de turno. La derecha repite que Sánchez rompe España,
pero España solo se rompe cuando la derecha quiere unirla a la fuerza, cuando
quiere reducir su diversidad a la España única del toro de Osborne, el Bertín y
el Soberano. Sánchez no ha dejado de bajar la inflamación que alcanzó máximos
históricos con las palizas que ordenó el PP el 1 de octubre. Es obvio. Las
inflamaciones no se bajan a golpes sino con cuidado, cariño y reposo.
Es lo que ha recetado el Doctor Sánchez a los catalanes: les
ha dado la amnistía, los indultos y a Salvador Illa, el hombre tranquilo y el
más españolista de los socialistas catalanes, que contenta también a los que se
sintieron abandonados por España ante el desafío independentista. El presidente
del Gobierno es el principal ganador de la noche electoral y el artífice de la
vuelta a un Régimen del 78 reformado. Él lo representa mejor que nadie: es un
poco de izquierdas cuando conviene pero nunca demasiado, progresista en lo
social, liberal en lo económico, republicano de alma, pero de cuerpo
monárquico. PSOE hasta el tuétano.
El Perro está llevando dócilmente al redil a las ovejas
negras del rebaño, con la ayuda de una izquierda adormecida como las langostas
en una olla hirviendo. Cuando queramos darnos cuenta estamos todos dentro, tan
felices de haber parado a la ultraderecha como de haber vuelto al Régimen del
78. Puigdemont quería la Restauración ayer, tendrá la Restauración del ayer. El
regreso al bipartidismo. El viaje no ha sido en balde. Hemos ganado en
pluralidad y plurinacionalidad, en libertades y derechos. Pero también nos han
caído mordazas y palos, repliegues y retrocesos, una ultraderecha española y
otra catalana, y las cloacas funcionando a todo trapo. Cuando el desafío
independentista, escribí un artículo titulado “Adiós R78, hola 15M”. A dos días
del 15 de mayo, me temo que hay que decirle adiós al 15M y hola al R78
reformado. A los que creemos que necesita mucho más que una reforma, que
necesita una ruptura y una república, nos toca volver a empezar. Este ciclo se
ha acabado.
https://www.eldiario.es/carnecruda/lo-llevamos-crudo/ciclo_132_11363998.html
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