viernes, 14 de mayo de 2021

El viento común de J. S. Scott

                                

Prólogo a la primera edición en castellano de "El viento común" de J. S. Scott

Marcus Rediker  

 Este es el prólogo de Marcus Redikker a la primera edición en castellano del clásico "El viento común. Corrientes afroamericanas en la era de la Revolución haitiana" de Julius S. Scott, que aparecerá próximamente publicado en la editorial Traficantes de Sueños. SP

¡TOUSSAINT, el más infeliz de todos los hombres!

Sea que el silbador Rústico emplee su arado

Al alcance de tu oído, o que tu cabeza ahora

Repose en la sima sin sonido del profundo calabozo;—

¡Oh, miserable Caudillo!, ¿dónde y cuándo

Encontrarás descanso? Pero no mueras; por el contrario

Muestra con tus cadenas un semblante sonriente

Aunque caído, para nunca volver a levantarte,

Vive y consuélate. Has dejado detrás

Fuerzas que obrarán por ti; aire, tierra y cielos;

No hay un soplo del viento común

Que te olvide; tienes grandes aliados;

Tus amigos son los júbilos, las agonías,

Y el amor, y la mente invencible del hombre.[1]

Este libro toma su título de un soneto escrito en 1802 por William Wordsworth, «A Toussaint L’Ouverture», dedicado al gran caudillo de la Revolución haitiana quien poco después moriría (de neumonía), prisionero de Napoleón Bonaparte en Fort de Joux, en el este de Francia.

Julius S. Scott nos revela la fuerza humana colectiva en la que se inspiraron los versos de Wordsworth. Se centra en «el soplo del viento común» y se pregunta quién asimiló la historia de Toussaint y de la revolución, y quién la susurró entonces en forma de historias subversivas para que circularan con celeridad y fuerza por todo el Atlántico. Scott le pone carne a la hermosa abstracción de Wordsworth al mostrar la actividad de «mentes invencibles»: las de una multitud heterogénea de marinos, negros y mulatos, esclavos fugitivos, cimarrones, desertores del ejército, vendedoras de mercado, prófugos de la justicia y contrabandistas. Son ellos quienes, con sus desplazamientos, se convirtieron en los vectores mediante los cuales las noticias y las experiencias circularon en, alrededor y a través de la Revolución haitiana. Scott nos brinda una extraordinaria historia social e intelectual de la revolución, desde los de abajo.

No sería exacto calificar El viento común como «un clásico subterráneo». Su estatus de clásico es indudable, pero la metáfora sería errónea: el libro no trata de lo que sucedió bajo tierra, sino bajo cubierta, en el mar y en los muelles, en barcos y canoas y en las radas de dinámicas ciudades portuarias durante la era de la Revolución haitiana. No obstante, resulta acertado afirmar que el libro y su notoriedad son análogos al mundo de los marinos y otros trabajadores itinerantes quienes constituyen su objeto central: ambos han tenido una existencia de fugitivos, difíciles de encontrar y conocidos sobre todo por las historias que sobre ellos se cuentan. Durante décadas, los historiadores en sus conferencias han hablado en voz baja, admirados, conspirativos, sobre la obra de Scott: «¿Ya te enteraste…?». Desde su aparición como tesis doctoral en 1986 hasta las infinitas referencias de estudiosos de una variedad de campos hasta el presente, El viento común ha ocupado un lugar inusual en el mundo de la Academia.

Recuerdo vívidamente el momento cuando oí hablar de él por primera vez. Peter Wood, el amigo y mentor de Julius S. Scott en la Universidad de Duke, fue en 1985 a pronunciar una conferencia en la Universidad de Georgetown, donde yo era profesor. Al finalizar, y mientras atravesábamos la Plaza Roja hablando de las cuestiones que había planteado en su charla, Wood mencionó que tenía un alumno de doctorado que estudiaba el movimiento por mar de las ideas y las noticias de la Revolución haitiana, durante y después de la década de 1790, periodo en el que el Atlántico se incendió desde Port-au-Prince hasta Belfast, París y Londres.

Lo primero que le dije a Wood fue «¿cómo es posible que alguien estudie eso?». Téngase en cuenta que yo acababa de terminar mi tesis sobre los marineros del siglo xviii en el Atlántico, de modo que era de suponer que si alguien sabía qué hacía Scott, era yo. Aun así, me sentí estupefacto cuando Wood me describió el proyecto, y muy curioso quise saber más. Wood nos puso en contacto, Scott y yo comenzamos a escribirnos, y menos de un año después, cuando presentara y defendiera su tesis, leí El viento común. Me convencí entonces, y sigo convencido ahora, de que es uno de los estudios históricos más creativos que jamás he leído.

Scott aborda un tema que durante largo tiempo exasperó a los esclavistas en toda la cuenca del Atlántico, lo que uno de ellos calificara en 1791 como un «modo desconocido con que los negros se transmiten inteligencias». Inteligencias es, precisamente, la palabra adecuada, porque el conocimiento que circulaba en «el viento común» fue estratégico para sus afanes, al vincular noticias sobre el abolicionismo inglés, el reformismo español, los aires de la Revolución francesa y sus vínculos con luchas locales en el Caribe. Quienes gozaban de movilidad utilizaban los circuitos comerciales y sus propios desplazamientos autónomos para crear redes subversivas de las cuales las clases dominantes de la época eran muy conscientes, aun cuando los historiadores posteriores, hasta Scott, no lo fueran.

De esa forma, Scott crea una nueva manera de entender uno de los mayores temas de la historia —lo que Eric Hobsbawm llamara en una frase ya famosa: «la era de la revolución»—. Scott nos obliga a desplazar nuestra mirada en dos sentidos: nos hace ver esa época candente desde los de abajo y desde las costas. Al insistir en los hombres y las mujeres que conectaban por mar París, Sevilla y Londres con Port-au-Prince, Santiago de Cuba y Kingston, y que después, en barcos de pequeño calado, enlazaban puertos, plantaciones, islas y colonias, Scott crea una nueva y muy imaginativa geografía transnacional de lucha. Casos de resistencia de los de abajo en distintas partes del mundo, hasta ahora inconexos, aparecen en esta obra como elementos constitutivos de un amplio movimiento humano. Las fuerzas —y los hacedores— de la revolución se ven iluminados como nunca antes.

El libro está poblado por figuras olvidadas desde hace mucho y que en otra época inspiraron historias. Un esclavo fugitivo de Cap Français adopta el sobrenombre de «Sans Peur» (sin miedo), apodo que encierra un mensaje tanto para sus correligionarios enemigos de la esclavitud como para quien tratara de capturarlo. Anónimas vendedoras africanas de Santo Domingo se llamaban entre sí «marineras», expresando con ese apelativo una solidaridad que se remontaba hasta los bucaneros del siglo xvii. John Anderson, conocido como «Old Blue», era un marinero jamaicano que escapó de su dueño llevando un enorme collar de hierro atado al cuello. Evadió la captura en los muelles durante catorce años, en los cuales su reputación fue «tan larga y distintiva como su barba canosa». La riqueza de la narración que se despliega en el libro es extraordinaria.

Una clave de la obra de Scott es la ciudad portuaria, donde el trabajo reunía a personajes itinerantes de todo el mundo. Llevados por el capital transnacional a establecer relaciones laborales de cooperación para transportar mercancías, esos trabajadores convertían su colaboración en proyectos propios. Scott muestra cómo el modo capitalista de producción funcionaba realmente en las ciudades portuarias, no solo al generar enormes riquezas mediante el comercio, sino también al producir movimientos de oposición de los de abajo. Tal y como un acongojado Lord Balcarres, el gobernador de Jamaica, explicara en 1800, «gente turbulenta de todas las naciones» integraba las clases bajas de Kingston; caracterizadas por «un espíritu general de igualación», de modo que estaban listos para una insurrección, para incendiar la ciudad y dejarla reducida a cenizas. Scott muestra que los muelles eran un «foco de insurrección», y que durante las décadas de 1730, 1760 y 1790 «ciclos de intranquilidad» transnacionales hicieron erupción en muchas ciudades portuarias. El último detonó una revolución que implicaría a toda la cuenca atlántica.

Scott hacía historia transnacional y atlántica mucho antes de que ese enfoque y ese campo del conocimiento se convirtieran en elementos de vanguardia para la historiografía. Decir que se adelantó a su época sería poco. Muchas de las frases que redactó hace más de treinta años parecen escritas ayer. «Atravesando fronteras lingüísticas, geográficas e imperiales, la tempestad creada por los revolucionarios negros de Santo Domingo y comunicada a otras sociedades esclavistas por personajes itinerantes, constituiría un punto de inflexión fundamental en la historia de las Américas». Esas conclusiones tienen como base una amplia investigación de archivos en España, Gran Bretaña, Jamaica y Estados Unidos, y de fuentes primarias publicadas en y sobre Cuba, Santo Domingo y otros puntos del Caribe. Ellas cuentan una nueva y sorprendente historia que forma parte de los orgullosos anales de la «historia desde abajo».

Para los conceptos develados en su libro, Scott se auxilió creativamente con elementos de un abundante corpus de estudios radicales. De El mundo trastornado. El ideario popular extremista de la Revolución inglesa en el siglo xvii (1972), de Christopher Hill, tomó el concepto «sin amos», empleado originalmente para describir a hombres y mujeres sin ataduras, a menudo expropiados, del siglo xvii, y creó algo completamente nuevo, «el Caribe sin amos», los hombres y las mujeres que ocupaban los espacios «con amos» del sistema de plantación y se movían entre ellos. De Mariners, Renegades, and Castaways. Herman Melville and the World We Live In [Marineros, renegados y naufragos. Herman Melville y el mundo en el que vivimos] (1953), de C. L. R. James, tomó los heterogéneos sujetos itinerantes que conectaban el mundo en los albores de la Era Moderna y que posteriormente cobraron vida en las novelas de Melville ambientadas en el mar. Scott tomó también de la obra de Georges Lefebvre —el gran historiador de la Revolución francesa— la frase de la «historia desde abajo», que este acuñara en la década de 1930 y quien mostró en su clásico El gran pánico de 1789 (1932) acerca de cómo el rumor produjo una gran conmoción social y política. Los rumores de emancipación, propalados por heterogéneas tripulaciones sin amos se convirtieron en una fuerza material en el Caribe y en todo el Atlántico durante la década de 1790.

El viento común es una de esas raras obras que no solo despliega nuevas evidencias y argumentos, aunque contiene mucho de ambos, sino una visión enteramente nueva acerca de un periodo histórico, en este caso la era de la revolución, uno de los momentos más significativos de la historia universal. Wordsworth se sentiría feliz de saber que la Revolución haitiana «no muere». Julius S. Scott sigue la huella del pueblo vencedor al que estudia para contarnos una nueva historia de júbilo y agonía, de amor y revolución. Nos la regala para todos los tiempos.

En el verano de 1792, exactamente tres días antes del tercer aniversario de la toma de la Bastilla en París, tres batallones de voluntarios esperaban ansiosamente en el puerto francés de La Rochelle para embarcarse con rumbo al Caribe francés. Aunque entusiastas, leales a la República francesa y firmemente comprometidos con los ideales de la revolución que se desarrollaban a su alrededor, esos soldados solo tenían una vaga noción sobre la compleja situación que los aguardaba en las colonias.

Una vez comenzada la Revolución francesa (1789), los habitantes de las posesiones de Francia en ultramar se percataron de que los radicales cambios gubernamentales y sociales que tenían lugar en la Madre Patria representaban una oportunidad para hacer avanzar sus intereses. Hacendados y comerciantes deseaban menos control de los ministerios de colonias; los libres (de color) ansiaban liberarse de las desigualdades de casta; pero los esclavos, que constituían la mayoría de la población en todos los territorios franceses de América, representaban el desafío fundamental para la autoridad metropolitana. Inspirados en las ideas de «libertad, igualdad y fraternidad», en las islas francesas se produjeron esporádicos levantamientos de esclavos en fecha tan temprana como el otoño de 1789. Si bien los colonos blancos lograron sofocar esos tempranos disturbios, en agosto de 1791 se desató una masiva rebelión de esclavos en Santo Domingo (actual Haití), la colonia esclavista más rica e importante de Francia en el Caribe. Mientras los jóvenes soldados se agrupaban en La Rochelle, las fuerzas francesas luchaban en vano para aplastar la revolución de esclavos en Santo Domingo, que ya se había prolongado casi durante un año. A los voluntarios les esperaba una tarea difícil: restablecer el orden en Santo Domingo en nombre de la Asamblea Nacional francesa.

Antes de partir, los jóvenes reclutas se sometieron a la inspección del general La Salle, quien también se aprestaba a marchar hacia Santo Domingo como parte del destacamento. Tras una escrupulosa deliberación democrática, dos de las unidades recién creadas habían adoptado consignas que describían dicha misión y su compromiso, como hacían muchos de los batallones formados durante los días de la Revolución francesa. Se inscribieron en sus gorras las frases elegidas y las bordaron en las coloridas banderas que enarbolaban. La Salle examinó esas consignas con especial interés. En la bandera de uno de los batallones se leía por un lado «Virtud en la acción» y «Permanezco vigilante por mi país», del otro, palabras de orden que a La Salle le parecieron aceptables. Pero la consigna escogida por el batallón Loira no escapó a la mirada atenta del general: «Vivir Libre o Morir».

Preocupado por la posibilidad de que los soldados no entendieran la delicada naturaleza de su misión, La Salle reunió a las tropas y les explicó los peligros que entrañaban esas palabras «en una tierra donde toda propiedad tiene como base la esclavización de los negros, quienes, de adoptar también esa consigna, se sentirían impelidos a masacrar a sus amos y al ejército que por mar lleva la paz y la ley a la colonia». La Salle alabó el firme compromiso de la tropa con el ideal de la libertad, pero les aconsejó que encontraran una manera menos provocadora de expresarlo. Enfrentados a la ingrata perspectiva de tener que dejar atrás su bandera «ricamente bordada», los miembros del batallón siguieron a regañadientes la sugerencia del general y cubrieron el incitador lema con retazos de tela en los que estaban inscritas dos consignas de un credo elegido a toda prisa y de significado muy diferente: «La Nación, la Ley, el Rey» y «La Constitución Francesa». Además, los que llevaban gorras donde se leía «Vivir libre o morir» prometieron que «eliminarían» la consigna. Para mayor consternación de las tropas, el general les impuso otros cambios. En vez de sembrar un tradicional y simbólico «árbol de la Libertad» a su llegada a Santo Domingo, los batallones sembrarían un «árbol de la Paz», que también llevaría la inscripción «La Nación, la Ley, el Rey». En una carta enviada al gobernador general de Santo Domingo antes de la partida, La Salle concluía que todo lo que restaba era «contrarrestar la influencia de los descontentos» y mantener aplacado el desencaminado ardor revolucionario de la tropa durante el largo viaje trasatlántico.[2]

Como reconocía La Salle, recientes acontecimientos en las Américas, en especial la revolución en Santo Domingo, habían demostrado de modo fehaciente la fuerza explosiva de las ideas y los rituales de la etapa de la revolución en sociedades cuya base económica era la esclavitud. Durante tres años, funcionarios franceses como La Salle habían intentado impedir que tales consignas y prácticas revolucionarias atravesaran el Atlántico, comenzaran a circular por las islas francesas y les sirvieran de inspiración a los esclavos y a los libres (de color), pero sus esfuerzos habían sido en vano. Decididos aparentemente a «vivir libres o morir», los rebeldes negros de la colonia francesa habían dado inicio a una insurrección que —a pesar de la oposición de miles de soldados como los que abordaron los barcos con el general La Salle en julio de 1792, lograría conquistar la libertad de los esclavos y culminaría en la fundación de la segunda nación independiente del Nuevo Mundo en 1804.

Los funcionarios británicos, españoles, norteamericanos y de otros territorios donde también imperaba la esclavitud de los africanos compartían el problema de La Salle. Del mismo modo que las noticias y las ideas de la Revolución francesa demostraron ser demasiado volátiles para poder contenerlas, las informaciones sobre la rebelión negra en Santo Domingo se propagaron rápida e incontrolablemente por todo el hemisferio. Gracias al comercio, tanto legal como ilícito, y a la movilidad de todo tipo de personajes, desde marineros hasta esclavos fugitivos, antes de 1790 se había establecido un amplio contacto regional entre las colonias americanas.

En la última década del siglo xviii, los habitantes de las islas del Caribe y del norte y el sur del continente ya dependían del movimiento de barcos, mercancías, personas e información.

Antes, durante y después de la Revolución haitiana, redes regionales de comunicación les transmitían noticias de especial interés a los afroamericanos de todo el Caribe y más allá. Previamente al estallido en Santo Domingo, funcionarios británicos y españoles batallaban contra rumores ampliamente difundidos sobre el fin de la esclavitud, que ganaron intensidad durante la década de 1790. Mientras los hacendados veían con alarma la probabilidad cada vez mayor de un territorio negro autónomo, temerosos de que el éxito de una violenta insurrección de negros indujera a sus esclavos a la revuelta, los sucesos de Santo Domingo proporcionaban a esclavos y a negros y mulatos libres noticias apasionantes, lo que aumentaba su interés por los asuntos de la región y los estimulaba a organizar nuevas conspiraciones. Hacia finales de la década, los gobernantes de sociedades esclavistas —desde Virginia hasta Venezuela— adoptaron medidas encaminadas a sabotear las redes de la rebelión negra mediante la creación de obstáculos a la comunicación efectiva entre las colonias.

El general La Salle comprendía (en 1792) el impacto potencial de las corrientes revolucionarias del mundo atlántico en las mentes y en las aspiraciones de los esclavos del Caribe, pero ni él ni sus subordinados podían anticipar hasta dónde soplarían en la dirección contraria los vientos de revolución. Atravesando fronteras lingüísticas, geográficas e imperiales, la tempestad creada por los revolucionarios negros de Santo Domingo y comunicada a otras sociedades esclavistas por personajes itinerantes, constituiría un punto de inflexión fundamental en la historia de las Américas.

Notas:

[1] TOUSSAINT, the most unhappy man of men! / Whether the whistling Rustic tend his plough / Within thy hearing, or thy head be now / Pillowed in some deep dungeon’s earless den;— / O miserable Chieftain! where and when / Wilt thou find patience? / Yet die not; do thou / Wear rather in thy bonds a cheerful brow: / Though fallen thyself, never to rise again, / Live, and take comfort. Thou has left behind / Powers that will work for thee; air, earth, and skies; / There’s not a breathing of the common wind / That will forget thee; thou has great allies; / Thy friends are exultations, agonies, / And love, and man’s unconquerable mind.

[2] General La Salle a Governor-General Desparbés, 11 de julio de 1792, reproducido en A. Corre, Les papiers du Général A. -N. de La Salle (Saint-Domingue 1792-1793), Quimper, 1897, pp. 26-27.

Marcus Rediker  Profesor de historia atlántica y titular de la cátedra del Departamento de Historia en la Universidad de Pittsburgh. En 2002, Rediker publicó con Peter Linebaugh "La hidra de la revolución : marineros, esclavos y campesinos en la historia oculta del Atlántico" (Critica, 2012).

Fuente: https://www.sinpermiso.info/textos/prologo-a-la-primera-edicion-en-castellano-de-el-viento-comun-de-j-s-scott

  

Nota del blog . El mejor estudio anterior sobre la Revolución en Haití  es Los jacobinos negros..de   James, Cyril  Lionel  Robert . Hay varias  traducciones alguna agotadas .


Netanyahu elige la violencia.

                                                                                 


Represión policial en  Sheikh Jarrah contra una manifestación pacífica en defensa de sus viviendas

Israel elige la violencia

Desde la represión en Sheikh Jarrah hasta el bombardeo de Gaza, el gobierno de Netanyahu ha optado por escalar su brutalidad hacia los palestinos

 

Haggai Matar  

[Este texto se publicó el pasado 10 de mayo en la revista independiente +972 Magazine, dirigida por un grupo de periodistas israelíes y palestinos. Ese día acababan de comenzar los bombarderos israelíes sobre la franja de Gaza, unos de los lugares con mayor densidad de población del planeta. El Ministerio de Salud gazatí ha informado este jueves 13 de mayo de la muerte de 83 personas, incluidos 17 niños. Además, según la delegación de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en los Territorios Palestinos Ocupados, tres palestinos han fallecido en Cisjordania a manos de las fuerzas israelíes. Los cohetes lanzados por Hamas han causado la muerte a cinco civiles israelíes y un ciudadano indio].

La escalada de violencia en Israel y Palestina durante los últimos días es sobre todo el resultado de una serie de decisiones que ha adoptado el Gobierno israelí. Aunque este tipo de violencia dista mucho de ser algo sin precedentes en nuestra región, y es intrínseca a las políticas represoras de Israel desde hace décadas, estas decisiones están en el fondo al servicio del primer ministro, Benjamin Netanyahu, que lucha desesperadamente por salvar su carrera política y no pasar un eventual tiempo entre rejas.

Las decisiones peligrosas comenzaron en realidad al principio del mes sagrado para los musulmanes, el Ramadán, cuando las autoridades israelíes tomaron la inexplicable decisión de ubicar puestos de control temporales a la entrada de la Puerta de Damasco en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Posteriormente, atacaron a los palestinos que se reunían allí para disfrutar con amigos y familia de romper el ayuno diario. Hicieron falta más de dos semanas de violencia policial y una respuesta contundente por parte de los manifestantes palestinos para que la policía diera marcha atrás.

 Mientras tanto, cuando se reanudaron las manifestaciones semanales y las vigilias diarias en el barrio de Jerusalén Este, conocido como Sheij Jarrah, en las que se protestaba por la expulsión forzosa de familias palestinas, se pudo ver cómo la policía empleó por igual la fuerza bruta contra los manifestantes y contra los residentes. Como informó Oren Ziv en +972 Magazine, la policía no ha cesado de incrementar los niveles de violencia en un barrio que ha pasado a ser en la actualidad un importante símbolo de la expropiación palestina.

En Sheij Jarrah, Israel está intentando devolver a manos judías tierras que afirma que pertenecían a judíos antes de 1948. Para lograrlo, está expulsando a familias palestinas que poseían terrenos antes de 1948, en lo que después se convirtió en Israel, sin permitirles que recuperen la tierra que perdieron durante la Nakba. Resulta difícil encontrar una forma más evidente de discriminación racista.

En los últimos años, el lanzamiento de piedras y las confrontaciones en torno a la mezquita de Al-Aqsa se han convertido en habituales durante el Ramadán. A menudo terminan poco después de iniciarse, porque la policía decide dejar que los manifestantes se cansen. En esta ocasión, la policía decidió optar por la violencia excesiva y solo en los últimos días ha causado heridas a más de 300 palestinos en la Explanada de las Mezquitas. Esto incluye a una serie de periodistas, entre los cuales está Faiz Abu Rmeleh (un miembro del colectivo Activestills y compañero de +972 Magazine) que no solo recibió los disparos de las llamadas balas foam, sino que también fue golpeado por la policía.

Pero la violencia policial no termina ahí; las fuerzas armadas entraron en la mezquita de Al-Aqsa y lanzaron granadas aturdidoras contra los palestinos que estaban en su interior. El simbolismo de ver a policías armados pisoteando las alfombras de oración y atacando a los fieles en uno de los lugares más sagrados del Islam, y hacerlo durante su mes más sagrado, quedó a la vista de todos y no pudo haberse producido sin que alguien tomara la decisión deliberada de llevar a cabo unos actos tan extremos.

Cuando los ciudadanos palestinos de Israel organizaron autobuses para ir a rezar y proteger Al-Aqsa, las autoridades respondieron cerrando las carreteras 1 y 443. Con ese gesto impidieron que miles de musulmanes en ayuno pudieran viajar a Jerusalén para ejercer su derecho de culto y además, de manera simultánea, lanzaron granadas aturdidoras contra los que seguían marchando a pesar de las órdenes policiales. La policía explicó su decisión diciendo que querían evitar que 20 potenciales “instigadores” alcanzaran la capital. Pero hasta los principales periodistas israelíes, que por lo general no tienen problema en regurgitar el discurso oficial del Gobierno, ponen en duda la veracidad de esa afirmación.

Por si eso no fuera suficiente, el mes pasado, algunos extremistas de ultraderecha pertenecientes a la organización racista Lehava se presentaron en Sheij Jarrah, en la Puerta de Damasco y en el centro de Jerusalén. Contaron con el apoyo del kahanista MK Itamar Ben-Gvir y del teniente alcalde Aryeh King, que la semana pasada en Sheij Jarrah deseó la muerte en público a un destacado activista palestino.

Dos semanas después de que comenzaran los acontecimientos en Sheij Jarrah y en la Puerta de Damasco, el presidente Mahmud Abás anunció la cancelación de las elecciones palestinas. La razón oficial fue la decisión de Israel de impedir que participaran los palestinos de Jerusalén, en clara contravención de los Acuerdos de Oslo. Sin embargo, la decisión se diseñó para beneficiar sin duda los intereses de Abás y, como han defendido muchos activistas políticos palestinos, sería posible, e incluso necesario, celebrar las elecciones a pesar de la exclusión de Jerusalén.

Las fuerzas armadas israelíes entraron en la mezquita de Al-Aqsa, uno de los lugares más sagrados del islam, y lanzaron granadas aturdidoras contra los palestinos que estaban en su interior

Aunque esto es un asunto interno de Palestina, Israel podría haber anunciado que actuaría de conformidad con las obligaciones contraídas en virtud del marco de Oslo, que respetaría los principios democráticos y que permitirá votar a los palestinos de Jerusalén. Pero decidió no hacerlo y, en vísperas del anuncio de Abás, la policía arrestó a los palestinos de la ciudad que expresaron verbalmente su apoyo a que se celebraran elecciones y que intentaron organizarse para lograrlo. Esto, asimismo, es una escalada de la que Israel es responsable.

El lunes 10 de mayo, durante la célebre “Marcha de la bandera” de Israel, que tuvo lugar el Día de Jerusalén, algunos militantes de Hamas dispararon cohetes contra Jerusalén. Israel decidió responder a los cohetes con un ataque sobre Gaza que mató, según parece, al menos a 20 personas, entre ellas nueve niños. El Gobierno anunció que la operación militar duraría “días y no horas”. Netanyahu añadió que “exigiría un alto precio” a Gaza. Esto, también, fue una decisión deliberada.

Muy poco y muy tarde

Lógicamente, lo que estamos observando no es únicamente el resultado de una conducta unilateral por parte de Israel. Los misiles que Hamás ha lanzado (y que cayeron sobre Jerusalén, la zona occidental de Néguev y en las ciudades en torno a Gaza) constituyen un crimen de guerra. Por otra parte, el mes pasado se publicaron vídeos en TikTok en los que se veía a palestinos acosando y atacando a judíos ultraortodoxos. Algunos militantes también han llevado a cabo ataques con armas de fuego contra civiles y soldados israelíes en Cisjordania, que hace poco acabaron con la vida del joven de 19 años Yehuda Guetta. En fechas recientes, se han lanzado globos incendiarios contra Israel desde Palestina que han provocado incendios en campos de cultivo de la zona sur.

Sin embargo, también es evidente que nada de esto puede compararse con el enorme poder y brutalidad que despliega la mayor potencia militar de la región, como una y otra vez lo demuestra el balance total de muertos. Casi al mismo tiempo, soldados israelíes asesinaron a Fahima al-Hroub cerca del cruce de Gush Etzion en Cisjordania, porque existe una cultura criminal que permite a los soldados y policías israelíes asesinar a palestinos con enfermedades mentales sin sufrir ninguna consecuencia.

Además, en los días previos al ataque sobre Gaza, Israel (y más concretamente el Shin Bet, el Servicio de Inteligencia y Seguridad general interior de Israel) comenzó a asustarse por lo que estaba desatándose y trató de frenar la escalada: Netanyahu le pidió a Ben Gvir que retirara la “oficina” temporal que había levantado en Sheij Jarrah y que abandonara el barrio; la audiencia de la Corte Suprema sobre la expulsión de las familias se pospuso tras la petición que realizó el fiscal general; la Explanada de las Mezquitas permaneció cerrada para los judíos el Día de Jerusalén; y, a última hora, el Gobierno retiró sus planes de permitir que la infame Marcha de la Bandera pasara por la Puerta de Damasco y entrara en el barrio musulmán. Todas estas medidas se presentaron como pasos para reducir la tensión.

Pero era muy poco y llegaba demasiado tarde. La decisión que tomó el gobierno el lunes 10 de mayo de bombardear Gaza desvirtuó por completo cualquier intento que afirmaba estar realizando para acabar con la violencia en Jerusalén.

Aunque, naturalmente, estos son solo los acontecimientos que hemos visto desarrollarse en las últimas semanas. La realidad de un bloqueo a Gaza que dura ya 14 años, de un régimen militar que se basa en sistemas jurídicos diferentes para los judíos y para los palestinos, de la expropiación y de la ingeniería demográfica en Jerusalén, de la sistemática discriminación contra los ciudadanos palestinos de Israel y del exilio forzoso de los refugiados palestinos son la raíz de todo lo que estamos viendo en la actualidad. Puede que los esfuerzos que Netanyahu lleva años realizando por “gestionar el conflicto” hayan borrado estas injusticias de la conciencia pública israelí, pero siguen constituyendo la realidad diaria para millones de palestinos, y son también el alimento del que se nutre directamente todo lo que está sucediendo ahora.

Una lucha por la vida misma

Las reacciones de Israel ante el lanzamiento de cohetes de Hamás no se hicieron esperar. Los principales medios de comunicación y políticos israelíes (incluidos los que aspiran a sustituir a Netanyahu) reiteraron la sabida cantinela oficial del partido. “Israel tiene que actuar con determinación y firmeza para restablecer la disuasión”, declaró Yair Lapid, que hace poco fue designado para intentar formar gobierno, y que recibió el apoyo del partido laborista, de Meretz y de una gran parte de la Lista Conjunta. El antiguo likudista Gideon Sa’ar y el antiguo miembro de Yamina, Naftali Bennett (quien podría ser perfectamente el próximo primer ministro de Israel) se unieron a Lapid en su llamamiento a favor de realizar ataques más severos contra Gaza, sin reflexionar de ningún modo sobre los actos de Israel que nos han conducido hasta este punto.

Por otra parte, el partido islamista de la Lista Árabe Unida, que afirmó que apoyaría a Lapid y a Bennett en la formación de un gobierno, suspendió las negociaciones de coalición después de la escalada en Israel. Ni la Lista Árabe Unida ni la Lista Conjunta podrían apoyar la formación de un gobierno que tenga políticos que piden una intensificación de los ataques sobre Gaza.

En noviembre de 2019, cuando se planteó por primera vez la idea de formar una alianza de centroderecha con la Lista Conjunta, Netanyahu utilizó a Gaza como la razón última por la que sería imposible formar un gobierno de ese tipo. Ahora, justo días antes de que Lapid y Bennett fueran a anunciar la formación de un nuevo gobierno que desbancaba a Netanyahu, los acontecimientos de Gaza juegan a favor del actual primer ministro.

¿Planeó y orquestó Netanyahu esta escalada? Naturalmente, no hay forma de demostrar una cosa así. ¿Están sus huellas repartidas por todos los desencadenantes? Como primer ministro responsable de las distintas acciones que llevaron a cabo las autoridades bajo su mando, la respuesta es sin ninguna duda afirmativa. ¿Todo lo que ha sucedido en el último mes, cuyo resultado han sido unos niveles de violencia no vistos desde hacía años, le ha ayudado en sus intentos por evitar ser derrocado? Sí, definitivamente.

La escalada de violencia es un recordatorio de que no podemos abandonar la lucha contra la ocupación y el apartheid, y de que sustituir a Netanyahu por otro miembro de las derechas no solucionará los problemas de base que condicionan todos y cada uno de los aspectos de nuestras vidas en esta tierra. Esta es una trampa horrible en la que encontrarse, aunque es la trampa de la realidad colonial de Israel. No existe ninguna otra solución que luchar por la igualdad y la libertad de todos los habitantes de esta tierra. Se trata nada más y nada menos que de una lucha por la vida misma.

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Este artículo se publicó originalmente en inglés en   +972 Magazine

Haggai Matar es un galardonado periodista y activista político israelí, que además trabaja como director ejecutivo de “972 – Advancement of Citizen Journalism” , la asociación sin ánimo de lucro que publica +972 Magazine.

Traducción de Álvaro San José.

 https://ctxt.es/es/20210501/Politica/36019/israel-palestina-gaza-bombardeos-ataque-netanyahu-violencia-972-magazine.htm

 Y ver la resistencia palestina de sus hogares en   Sheikh Jarrah el barrio palestino de Jerusalén Este, han provocado una protesta mundial

Traducción: Enrique García para   https://www.sinpermiso.info/textos/palestina-en-sheikh-jarrah-los-jovenes-palestinos-lideran-la-lucha-por-defender-sus-hogares

jueves, 13 de mayo de 2021

El feminismo en la II República .

                                                                                 

Clara Campoamor
        


El amanecer feminista en la Segunda República




Elena Cabrera

Todas las crónicas recuerdan que el día en el que se declaró la Segunda República era soleado. No se conocían entre ellos pero, a juzgar por sus respectivas memorias, la aristócrata comunista Constancia de la Mora y el periodista catalán Josep Pla, coincidieron al mismo tiempo —entre las tres y las tres y media de la tarde— en la plaza de Cibeles de Madrid, una en un taxi y el otro a pie derecho, mirando embobados los balcones del segundo piso del Palacio de Correos y Telégrafos. Había tanta gente agolpándose en la calzada, que el chófer que llevaba a la joven Constancia a su casa tuvo que frenar en seco. Ella sacó la cabeza por la ventanilla para enterarse de lo que sucedía y pudo ver, con el don de la oportunidad, cómo el personal de la casa desplegaba en el balcón central una bandera de colores rojo, amarillo y morado. Constancia y el taxista salieron del coche y se mezclaron con la multitud, que no paraba de crecer. En el resto de nobles edificios públicos que rodean la fuente de la diosa griega, descendían las banderas monárquicas y "entre aplausos frenéticos de la muchedumbre" se alzaba la tricolor. En esa tarde "clara y magnífica", escribe Pla, "una gran cantidad de gente, más bien pasmada, mira la bandera izada". Podría haber llovido, algo plausible un 14 de abril en Madrid, pero que se recuerde siempre con tanta viveza el clima de aquel día tiene que ver, para algunas historiadoras, con la identificación del sol como símbolo de luz, renacimiento y sabiduría, una escenografía entusiasta para el apasionante momento histórico que oficialmente se decretaba aquel día.

Constancia, que vivía arrullada por el mundo de la alta burguesía del barrio de Salamanca, nieta de ministros, emparentada con los Maura —conservadores hombres de gobierno—, casada con un antirrepublicano, gracias a la República se desclasó como pudo y se divorció en cuanto pudo, aprovechando la primera ley que lo permitió en España, poco menos de un año después de la soleada mañana. La Segunda República fue un periodo de cambios significativos para la vida de las mujeres, tanto en el ámbito público como el privado, en la cuestión del acceso a la igualdad legal y a la ciudadanía política. Pero "debido a lo corto del periodo y a la lentitud con la que cambian las mentalidades y las relaciones de género", según afirma la profesora de la Universidad de Valencia Vicenta Verdugo, no dio tiempo a que estas transformaciones llegaran a todas las mujeres. Entre mayo de 1931 y el verano de 1933, el Gobierno socialista promulgó 17 textos legales que hacían referencia específica a la igualdad entre hombres y mujeres y los derechos cívicos de estas, aunque encontrarían limitaciones posteriores en la práctica.

Lo que aparece en los años 30 es una élite femenina que ha podido disfrutar de estudios superiores, desde el 8 de marzo de 1910 las mujeres estaban autorizadas para matricularse en las universidades públicas. Son cultas, críticas, muchas de ellas feministas y transgresoras. No surgen de la nada: vienen del intenso asociacionismo anterior, como la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME), creada ya en 1918 por la directiva y concejala María Espinosa de los Monteros y la periodista y enfermera —conservadora y católica— Consuelo González Ramos para luchar por el sufragio femenino, la educación y el trabajo digno. La Unión de las Mujeres de España, presidida por la marquesa Lilly Rose Schenrich o la valenciana Liga Española para el Progreso de la Mujer, presidida por Ana Carvia Bernal, se constituyeron también en la década de los diez. En el manifesto fundacional de la ANME ya llamaban a "la unión de todas las mujeres para formar un partido feminista capaz de imponer el debido respeto a nuestros ideales". "El feminismo de hoy —explica la profesora de Historia Contemporánea de la Universidad Carlos III Rosario Ruiz Franco— es deudor no solo del de la Segunda República sino de todas aquellas iniciativas, propuestas y reivindicaciones históricas anteriores. Durante la Segunda República lo que ocurre es que el contexto histórico favorece que se concreten demandas e impulsen medidas".


                                                                  


Esta élite femenina intelectual, muy presente en la opinión pública, estaba ligada al institucionismo, un proyecto pedagógico que tuvo en la Institución Libre de Enseñanza su máxima expresión. Formaba parte de él la Residencia Internacional de Señoritas, creada por la Junta de Ampliación de Estudios, que ayudaba a los universitarios a estudiar fuera de España, como un Erasmus de la época. Estaba dirigida por María de Maeztu, quien había tenido una formación universitaria tanto en España como en el extranjero, de donde se trajo la idea del 'college' anglosajón. Por la Residencia pasaron las abogadas Victoria Kent y Clara Campoamor, (en la foto puesta por blog)  la escritora Margarita Nelken, las pintoras Maruja Mallo y Deli Tejero, la periodista Josefina Carabias, la química Dorotea Barnés González o la meteoróloga Felisa Martín Bravo, por citar solo algunas de las muchas mujeres destacadas que convivieron compartiendo una educación integral que definió el espíritu del momento. De Maeztu dirigía también el Lyceum Club Femenino desde 1926, un espacio de libertad, encuentro y discusión del que formaban parte algunas de las anteriores y muchas otras intelectuales del momento, como María Zambrano, Carmen Conde, Elena Fortún, Ernestina de Champourcin, Zenobia Camprubí o Rosa Chacel.

Tres de esas mujeres residentes se convirtieron en las tres primeras diputadas de las Cortes en España: Kent, Campoamor y Nelken, elegidas gracias al derecho de sufragio pasivo pero en unas elecciones con sufragio universal únicamente masculino. El Congreso constituyente del que formaron parte tuvo la encomienda de aprobar o no el derecho al voto para las mujeres. Es conocida la opinión contraria de Victoria Kent: "creo que no es el momento de otorgar el voto a la mujer española", dijo dirigiéndose a sus señorías, "no es cuestión de capacidad, es cuestión de oportunidad", defendiendo por parte del Partido Radical Socialista una estrategia política por el miedo a que las mujeres volcaran su voto hacia las derechas. Al poco, Alcalá-Zamora le dio un cargo en su Gobierno Provisional, ejerciendo durante un año la Dirección General de Prisiones, materializando así el proyecto de humanización de las insalubres cárceles españolas que ya había iniciado Concepción Arenal. Desarmando el pensamiento en clave electoral de Kent, Campoamor le contestó que no dar el voto a las mujeres sería "un gravísimo error político" y que ella había constatado cómo los mítines congregaban a más mujeres que a hombres. Tras el intenso debate político, las Cortes aprobaron el sufragio activo universal por 161 votos a favor, pero con 121 en contra y 188 abstenciones. Dos años después, las derechas ganaban en las elecciones de 1933. La historiografía posterior adjudicó a la participación electoral —y en particular su abstención— de las mujeres el triunfo de la derecha y no fue hasta el año 2000 que estudios más rigurosos analizaron el comportamiento por sexos y concluyeron que la izquierda hubiera perdido aunque las mujeres no hubieran votado. Ideologías aparte, el reconocimiento del derecho a voto de las mujeres no supuso, en cualquier caso, ni su plena integración en la vida política ni la consecución de la igualdad real, sino un primer paso truncado por culpa de la sublevación militar y la dictadura posterior.

En el mundo laboral, lo que realmente representó un revulsivo no fue la presencia de una amplia mayoría de mujeres trabajadoras de las clases populares, porque ya existía de antes; la novedad fue la incorporación de las mujeres de clases medias al sector servicios, un acontecimiento que según explica Verdugo en su conferencia 'La República de las mujeres', suscitó la opinión entre el sector conservador de que "tendría consecuencias funestas como la desaparición de la familia y la pérdida de la feminidad".

Según las estadísticas oficiales, que por supuesto no visualizan, al igual que hoy en día, la ingente cantidad de trabajo sumergido, en especial en el servicio doméstico, tenían un empleo remunerado solo el 9% de la población femenina. En general, las mujeres suponían el 12% del total de trabajadores y trabajadoras, que en su gran mayoría realizaban el trabajo productivo fuera del hogar y el reproductivo dentro. Las condiciones laborales eran peores para las mujeres que para los hombres. Aunque en 1931 se estableció la jornada laboral de ocho horas, esta tenía algunas excepciones, como por ejemplo en el trabajo doméstico. Y, por supuesto, los salarios también eran inferiores, pues las mujeres ocuparon primero los empleos no cualificados. Otro de los avances del Gobierno Provisional fue el seguro de maternidad. Isabel Oyarzábal, candidata socialista a las cortes, periodista y primera mujer inspectora de trabajo en España, fue de las que lo defendió firmemente, así como la UGT. He ahí otra de las desinformaciones habituales sobre la Segunda República: las mujeres no se sindicaron. No es así, en el año 32 la UGT vió un notable incremento de afiliadas, en parte debido a la efectiva propaganda sobre el seguro de maternidad; en ese año eran casi 42 mil las ugetistas y el sindicato había visto subir sus inscripciones de 277.000 a casi un millón en el primer año de la República.

Mientras se normalizaba la presencia femenina en la esfera pública, la sociedad se preguntaba cómo debería ser una mujer, qué es ser una mujer. El Gobierno podía laicizar las relaciones familiares pero el patriarcado tiene sus propios tiempos y maneras. Para Rosario Ruiz es "el ámbito privado y la vida cotidiana la gran desconocida" en los estudios sobre la historia de las mujeres en la Segunda República —o historia de las relaciones de género, como prefiere llamarla la profesora Luz Sanfeliú—, "por dos razones: la falta o dificultad de las fuentes y el interés prioritario por lo público y la participación política como novedoso de esa época". El cuestionamiento amoroso es otro pequeño paso en la emancipación de las mujeres de los años 30. Desde el "amor plural" enraizado en el anarquismo y que ya había propuesto Teresa Claramunt, como una predefinición del poliamor, a la discusión en torno a una nueva idea de maternidad como la que expuso públicamente la anarquista Lucía Sánchez Saornil: "antes que la madre, debe estar la mujer".

El debate sobre los entornos no mixtos ya estaba sobre la mesa durante la Segunda República. Mientras Federica Montseny era contraria a ellos, la poeta, activista y empleada de Telefónica Sánchez Saornil se separó de la CNT para crear la muy reivindicada —en la actualidad— asociación y revista Mujeres Libres, que alcanzaría las 20.000 afiliadas tras la sublevación militar. Saornil, junto a la abogada Mercedes Comaposada y la médica Amparo Poch, recogieron el legado cultural del movimiento libertario y lo reformularon para abordar el tema central de la autonomía de las mujeres. Saornil fue expulsada de la Compañía Telefónica por sus actividades anarcosindicalistas en 1931, puesto que fue una de las impulsoras de las huelgas que tuvieron lugar en la empresa en los años anteriores. A partir de ahí, se dedicó a la militancia, a la lucha de clase con una decidida defensa de la emancipación femenina, diseñando espacios para la capacitación laboral, y la organización de las mujeres de la clase obrera.                                                   

La disidencia política y sexual

La reconocida historiadora de origen irlandés Mary Nash se ha dedicado a estudiar a las mujeres de este periodo durante toda su carrera. De muy joven, en los años 70, localizó la documentación de Mujeres Libres en un infierno, las salas donde se escondían los materiales prohibidos por el franquismo. A partir de ahí, tuvo la oportunidad de entrevistarse con algunas de las mujeres que habían participado en esta organización feminista. Tuvo que ser el lenguaje corporal de ellas, y no la palabra, lo que le dio a entender cuál era la orientación sexual de Lucía Sánchez Saornil.(1) El lesbianismo era un tema absolutamente tabú. Desde 1919, Lucía publicaba poemas en las mejores revistas de la vanguardia literaria, en los que hablaba del deseo sexual lésbico, pero lo hacía oculta tras el pseudónimo masculino Luciano de San-Saor. No era raro que las escritoras de la época se escondieran tras la máscara de la masculinidad, como María de la O. Lejárraga tras la creación teatral firmada con el nombre de su esposo, Gregorio Martínez Sierra. La investigadora Laura Vicente, experta en Mujeres Libres, dice que Lucía nunca ocultó su lesbianismo ni la relación con su pareja, América Barroso, en la organización que dirigía. Aunque el silencio sobre ello se impuso hasta los años 80, porque la historia de las lesbianas está "marcada por los silencios, la marginación y los eufemismos" como dice María Jesús Fariña, profesora de la Universidade de Vigo. Una de las socias del Lyceum madrileño fue la escenógrafa Victorina Durán, quien dejó constancia del Círculo Sáfico, un grupo de lesbianas entre las que estaba Victoria Kent, quien a diferencia de Victorina ocultaba su orientación celosamente, y la propia María de Maeztu, a quien se suponía amante de la chilena Gabriela Mistral. Ni siquiera en tiempos de la República es fácil la disidencia sexual para las mujeres: "en general la mirada sobre la homosexualidad en esos años ya era complicada y desfavorable, no se veía con normalidad, a pesar de los círculos modernos y liberales como el del Lyceum Club", explica Luz Sanfeliú. Victoria Kent y el socialista Luis Jiménez de Asúa impulsaron que en la reforma del Código Penal de 1932 se eliminara la homosexualidad como agravante de la delincuencia. Un año después, la Ley de Vagos y Maleantes eliminó las relaciones entre personas del mismo sexo como delito, excepto entre militares

                                                              


Quienes siguieron siendo consideradas criminales fueron las prostitutas. Las fuerzas políticas y sociales más progresistas del momento eran abolicionistas. En los primeros meses de República se sustituyó el Patronato para la Trata de Blancas por el de la Protección de la Mujer. "La ley no puede reglamentar un vicio", declamó Clara Campoamor en el hemiciclo durante el debate sobre la abolición de la reglamentación de la prostitución, que imperaba en España desde mediados del siglo XIX. Para la diputada, uno de los argumentos era que "las víctimas de la prostitución son, en un 80 por ciento, mujeres menores de edad" y carecía de sentido ser garantistas con la protección del menor por un lado y, por otro, permitir que ejercieran trabajo sexual. Finalmente, la abolición se consumó en 1935 aunque la República procuró defender los derechos de las prostitutas suavizando durante ese tiempo "el sesgo misógino de la reglamentación", como señala la profesora de la Universidad Rey Juan Carlos Mercede Rivas: eliminando la prohibición de las mujeres prostitutas de frecuentar espacios públicos y la inscripción forzosa en el registro de las prostitutas, así como el desarrollo de numerosos programas sanitarios de difusión de propaganda antivenérea y de educación sexual.

La genealogía —la fuerza de tiempos pasados con la que los seres colectivos dominamos nuestro presente— es importantísima para entender la mirada que desde hoy tenemos a la historia de las mujeres y en especial a la exhaustiva atención que se le ha puesto para reparar los olvidos históricos de este periodo del siglo XX. Aunque no está todo dicho. Para Luz Sanfeliú, "ningún periodo está nunca suficientemente estudiado. Hay mucho aún por conocer del siglo XX y, por supuesto, de la Historia de las Relaciones de Género (que comprende un análisis de los contextos, de las ideologías, de las identidades masculinas y femeninas, de todo el aparataje cultural, símbolos, imágenes, ritos, etc). Hay millones de mujeres que se implicaron en la construcción de su tiempo, también mujeres obreras o de clases populares, de las que estamos ahora empezando a saber algo.                                    


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Para leer la revista Mujeres libres picar aquí https://cgt.org.es/revista-mujeres-libres/

[Fuente:  DEL TEXTO eldiario.es ]    https://www.eldiario.es/sociedad/amanecer-feminista-segunda-republica_130_7799577.htm 


miércoles, 12 de mayo de 2021

Los golpes de toga de Washington en Sudamérica .

 

                                                   


Injerencismo de toga: Operaciones judiciales made in Washington

  Jorge Elbaum  

 

La Corte Suprema argentina no es la única institución que se afana por proteger a los poderes concentrados e impedir la consolidación de proyectos soberanos. Todos los países de América Latina y el Caribe (ALC) sufren de forma sistemática la cooptación de magistrados y fiscales al servicio de intereses corporativos afines a los requerimientos trazados por el Departamento de Estado (EE.UU.).

 En el caso de Colombia, donde los organismos de seguridad y el ejército han generado durante las últimas semanas una centena de asesinados y heridos, el Poder Judicial se mantiene indiferente frente a los luctuosos sucesos. Sin embargo, se mantiene muy activo en salvaguardar a los responsables políticos y militares de las masacres mientras funge de ser el socio más afín de Washington en la región. El 4 de agosto de 2020 se libró una orden de detención domiciliaria contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez –jefe político del actual mandatario Iván Duque Márquez– bajo la acusación de mantener vínculos con el narcotráfico y de intento de soborno contra testigos.

 Mientras las acusaciones contra Uribe merecían el repudio de su amigo Marco Rubio –senador republicano de Miami y referente de los sectores más extremistas de los enemigos de la Revolución cubana–, el procurador encargado de tramitar la causa contra el ex Presidente, el fiscal Gabriel Jaimes Durán, adelantó que solicitará la prescripción de la causa dado el tiempo transcurrido desde que se produjeron los hechos investigados.

 La defección de Jaimes Durán se produjo luego de la visita a Miami, donde mantuvo conversaciones con funcionarios de la Homeland Security Investigation (HSI), agencia dependiente del Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos.

 Jaimes Durán participó a principios de abril, en el Estado de La Florida, de “reuniones con representantes de las agencias internacionales en Estados Unidos con el fin de afianzar los lazos de cooperación contra la delincuencia trasnacional”. Mientras se desarrollaba la masacre en diversas ciudades colombianas, Marco Rubio se expresó a través de Twitter. “Detrás de gran parte de la violencia que está ocurriendo en Colombia esta semana hay un esfuerzo orquestado por los movimientos narcoguerrilleros de izquierda y sus aliados marxistas internacionales para desestabilizar a un gobierno elegido democráticamente ”.  El mensaje fue replicado por su cofrade y aliado Álvaro Uribe.

 Las operaciones judiciales que vinculan a Miami y a Bogotá también fueron detectadas en la investigación sobre el financiamiento de la campaña electoral de 2018, que motivó la elección de Iván Duque. Audios filtrados a medios de comunicación revelaron el apoyo de una red de narcotraficantes conectados con la secretaria de Álvaro Uribe –conocida como “Caya” Daza– quien presurosamente abandonó el país con destino a Estados Unidos. En los mensajes interceptados de WhatsApp se identificaron los aportes monetarios de varios narcotraficantes, entre ellos los de José Hernández Aponte, alias “Ñeñe”.

 El caso es conocido como “ñeñepolítica”, pero los funcionarios judiciales encargados de las investigaciones han sido impugnados e incluso detenidos con la obvia intención de amedrentarlos y de impedirles la continuidad de la tarea. Según integrantes de la fiscalía, la Drug Enforcement Administration (DEA) –dependiente del Departamento de Justicia de los Estados Unidos– estaría abocada a resolver el caso.

 Según la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, la producción de cocaína en Colombia se duplicó en el último lustro convirtiéndose en el mayor recurso de exportación de ese país. El informe señala que la producción actual es superior a la generada en tiempos del auge del Cartel de Medellín, dirigido por Pablo Escobar Gaviria. Washington aportó alrededor de 15.000 millones de dólares desde 2001 a través de diferentes fuentes de financiamiento englobados en el denominado Plan Colombia, orientados a reducir la producción de cocaína y reprimir a los grupos insurgentes, sobre todo las FARC.

 El caso de Perú también posee aristas coincidentes con las relaciones tóxicas que expande Washington en su formato judicial. Luego de la victoria de Pedro Castillo en la primera ronda electoral, el Ministerio Público Fiscal anunció una investigación contra uno de los congresistas electos de la agrupación política de Castillo, Perú Libre, por nominar entre sus candidatos a Guillermo Bermejo (alias “el Che” Bermejo), por su presunta participación en la organización terrorista Sendero Luminoso.

 El martes 27 de abril, la Segunda Sala Penal Transitoria Especializada en Crimen Organizado adelantó que el 18 de mayo dará inicio al juicio contra el congresista electo, apenas tres semanas antes de la segunda vuelta electoral. Cuatro días antes, Castillo había anunciado la decisión de expulsar a la DEA de Perú en el caso de alcanzar la presidencia.

 Según los periodistas limeños especializados en temas jurídicos, las audiencias podrían ocupar la tapa de los diarios –comprometidos con Keiko Fujimori– las semanas previas a los comicios. El detalle sugestivo del caso es que la instrucción se inició a partir de las denominadas “declaraciones de colaboradores eficaces”, cuyos informantes arrepentidos mantienen estrechos vínculos con la DEA. Entre los integrantes del jurado que dictaminará sobre Bermejo figura un magistrado acusado de proteger a integrantes del ejército responsables de la denominada masacre de Accomarca, en la que fueron asesinadas 69 personas, incluidos niñxs, mujeres y ancianos.

 El miércoles 5 de mayo se desarrolló en Miami un foro titulado “Defensa de la democracia en las Américas” del que participaron líderes de la derecha de América Latina y el Caribe. Entre sus expositores figuraron el secretario general de la OEA Luis Almagro, el ex Presidente argentino Mauricio Macri y los actuales primeros mandatarios Sebastián Piñera de Chile, Iván Duque de Colombia y Lenin Moreno de Ecuador. La organización de la conferencia corrió por cuenta del Interamerican Institute for Democracy, cuya jefatura ejerce Carlos Sánchez Berzain, ex ministro de defensa del gobierno boliviano de Gonzalo “Goñi” Sánchez de Lozada. Tanto Berzain como Lozada se asilaron en Miami luego de ser acusados como responsables de la masacre de octubre de 2003, en la que fueron asesinadas 67 personas que se habían movilizado en la Ciudad de El Alto para evitar la exportación de gas (a precio vil) a Estados Unidos, a través de puertos chilenos.

 Difamar y juzgar

 Carlos Sánchez Berzain fue uno de los funcionarios fugados de Bolivia que celebraron el golpe de la hoy detenida Jeanine Añez, y es quien repudió la labor de dos investigadores del Massachusetts Institute of Technology, John Curiel y Jack R. William, quienes  en febrero de 2020 –luego de un relevamiento estadístico pormenorizado– negaron la existencia de fraude generado por el partido de Evo Morales, el MAS. En una cobertura reciente del portal The Intercept se exhiben los correos electrónicos (filtrados) que funcionarios del Departamento de Justicia de los Estados Unidos envían a los dos investigadores del MIT con la clara intención de amedrentarlos y extorsionarlos antes de las elecciones en las que volvió a imponerse el MAS.

 Las pistas sobre el grupo de tareas judiciales del Departamento de Estado se observan con claridad también en Ecuador, cuyos magistrados han colaborado de forma eficiente en la descalificación permanente de Rafael Correa y la detención de su ex Vicepresidente Jorge Glas, en el marco de la megacausa conocida como Odebrecht. Las evidencias utilizadas en el juicio para condenar a seis años de cárcel a Glas –y luego para solicitar la captura internacional de Correa– fueron aportadas en forma desinteresada por el DOJ, con sede en el Robert Kennedy Building de Washington.

 Uno de los magistrados encargados de instruir la causa contra Correa y solicitar en su contra una pena de ocho años de prisión, bajo la imputación de cohecho, fue el juez Iván Saquicela Rodas, quien fue premiado con el nombramiento de presidente de la Corte Nacional de Justicia. En simultáneo, la Oficina de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley (INL por sus siglas en inglés), dependiente del Departamento de Justicia estadounidense, entregó como donación a dicha Corte Nacional de Justicia la infraestructura informática que le permitirá a Rodas –y a sus socios– el acceso a la totalidad de las causas tramitadas por los magistrados ecuatorianos.

 Los tentáculos judiciales de Washington también se observan en Paraguay. En mayo de 2019, el egresado de la Academia Internacional para el Cumplimiento de la Ley (ILEA, por su sigla en inglés), fiscal René Milcíades Fernández Bobadilla, fue premiado por sus aportes a la investigación del Lava Jato, pesquisa asociada al caso Odebrecht. En julio de 2019,  Bobadilla, fue promovido al cargo de Ministro de la Secretaría Nacional Anticorrupción (SENAC). En forma simultánea a su asunción mediada por las felicitaciones de la embajada de Estados Unidos en Asunción, se inició una campaña mediática destinada a involucrar al ex Presidente y actual senador Fernando Lugo en el entramado del Lava Jato.

 El 28 de abril el Ministerio de Justicia guaraní, donde Bobadilla almuerza con colegas egresados de ILEA, anunció el inicio del programa destinado a diseñar y elaborar el Plan Estratégico Institucional (PEI) 2021-2025 de la Corte Suprema de Justicia. Dicha iniciativa cuenta con el financiamiento del National Endowment for Democracy (NED), una organización estadounidense fundada en 1983 a iniciativa del Congreso estadounidense para costear proyectos orientados a defender los intereses de las corporaciones estadounidenses, los principios neoliberales y la lucha contra el populismo.

 El NED cuenta con un presupuesto de 200 millones de dólares, y el destino de esos fondos se orienta a remunerar programas de formación jurídica, política y policial en América Latina, el Caribe y los países limítrofes con Rusia y China. En forma paralela, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), a través del Programa de Democracia y Gobernabilidad (PDG), colabora con la Corte Suprema de Justicia para mejorar la efectividad de la misión institucional.

 Poco tiempo antes del golpe contra Lugo, en 2012, la embajadora de Estados Unidos en Asunción, Liliana Ayalde, envió un cable a Washington que fue filtrado tiempo después por la plataforma de Julian Assange, WikiLeaks: “Tener amigos en la Corte Suprema es oro puro (…) la presidencia y la vicepresidencia de la Corte son fundamentales para garantizar el control político…”. Poco tiempo después de que este cable fue despachado desde la embajada, la Corte Suprema de Justicia avaló la destitución de Lugo.

 Washington contra el multilateralismo

 Uno de los proyectos financiados por el NED, con un aporte de medio millón de dólares, se titula “Combatiendo el capital corrosivo” en América Latina. Su objeto es dotar de herramientas jurídicas y de información útiles para evitar el ingreso de “capitales corrosivos [provenientes] de estados no democráticos” como China y Rusia.

 Meses atrás los senadores estadounidenses Marco Rubio y Bob Menéndez presentaron un proyecto de ley denominado Promoción de la Competitividad, la Transparencia y la Seguridad en las Américas (ACTSA, por sus siglas en inglés), destinado a limitar las actividades económicas, políticas y de inteligencia del gobierno de la República Popular China en la región. Uno de los capítulos centrales de la ACTSA incluye la asistencia técnico-jurídica para compatibilizar los estándares de Washington con el resto de la región, regulados por la Ley de Prácticas de Corrupción en el Extranjero (FCPA, por sus siglas en inglés).

 La ACTSA incluye la necesidad de “ampliar los informes de inteligencia sobre las actividades económicas, políticas y de seguridad” de China en las Américas, y exige que en todas las embajadas y consulados en América Latina y el Caribe se designe a un oficial de inteligencia con formación jurídica, encargado de relevar todos los aspectos vinculados con los lazos de Beijing en la región. Además propone el financiamiento de proyectos para formar periodistas de investigación dispuestos “a promover la transparencia y la rendición de cuentas de los gobiernos”.

 Según prevé la normativa, que tiene amplias posibilidades de aprobarse debido a que es una iniciativa bipartidista, el Secretario de Estado en coordinación con el Departamento de Justicia dispondrá los compromisos diplomáticos para alentar y facilitar la adopción de normas por parte de los gobiernos de América Latina y el Caribe.

 Rubio es el presidente del Subcomité de Relaciones Exteriores para el Hemisferio Occidental y de la Comisión Ejecutiva del Congreso dedicada a China (CECC). Además fue uno de los anfitriones del foro en el que Macri, Duque, Piñera y Almagro cuestionaron a los gobiernos que postulan senderos soberanos. En el hotel Biltmore de Miami se insistió además en la necesidad de que los poderes judiciales limiten las capacidades de quienes postulan políticas populistas.

 “Hacete amigo del juez”, recomendó José Hernández en Martín Fierro.

 *Sociólogo, doctor en Ciencias Económicas, analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la). 

Publicado en https://www.elcohetealaluna.com/injerencismo-de-toga/

  

martes, 11 de mayo de 2021

Cataluña sin gobierno

 

ERC y JxCat: una relación tóxica

Marçal Sintes

 Fuente . Nacional .Cat

¿Qué puede haber más poderoso en un político, en un servidor público, que el interés general? ¿Que transformar en positivo para mejorar la vida de la gente? ¿Que dejar las cosas mejor de lo que están? ¿Que actuar, en definitiva, por el bien del país, escuchando, prestando atención y evaluando racionalmente riesgos y ventajas?

Pues hay dos cosas mucho más poderosas que todo eso para algunos políticos. Y no, no me refiero —ya me perdonarán— ni al dinero ni al sexo, sino, por así decirlo, a dos patologías que demasiado a menudo les hacen perder la perspectiva. Que les enturbian la mirada de una forma dramática tanto para ellos como para la sociedad a la que tienen la obligación de servir.

Por una parte, hay algunos políticos que son incapaces de ver más allá de su nariz, que hace tanto de tiempo que llevan puestas las gafas del ideologismo y la doctrina que ya no distinguen nítidamente los contornos de la realidad. Han dejado de razonar a partir de un análisis mínimamente trabajado. La miopía se lo impide. Además, tanto se han acostumbrado al cristal grueso —del color que sea— de las gafas, que, de hecho, han perdido el interés por escrutar lo que realmente pasa fuera de su secta. Si la realidad los desmintiera, cosa que cierta manera intuyen y temen, todo supondría una enorme conmoción. Más vale desfigurar las cosas para hacerlas encajar con su catecismo.

Hay otros que también se separan de la razón. Probablemente, como en el primer caso, por la acción del eco de nuestros instintos más atávicos. Hablo de los políticos que son inútiles a la hora de controlar sus pulsiones. Hablo de cuando la razón no tiene suficiente fuerza para contener las bajas pasiones, como la agresividad, la revancha o la muestra de desprecio por el adversario. Antes, de quien era capaz de apaciguar todo eso en favor de la razón se le llamaba una "persona civilizada".

El pasado 14-F, hace prácticamente tres meses, los catalanes concedieron a los dirigentes independentistas, con más voluntad que entusiasmo, la última oportunidad para que vencieran sus bajos instintos e hicieran prevalecer la razón y el sentido común

He escrito aquí mismo y en otros lugares que la condición necesaria para un gobierno como es debido en Catalunya era que tanto en ERC como en JxCat hicieran un reset. Eso quiere decir enterrar, guardar muy en el fondo de un cajón los agravios mutuos. Es decir, ser capaces de reprimir los impulsos más primarios y comportarse siguiendo la razón y poniéndose al servicio del país y su gente. De buscar el bien común. Liquidar las deudas del pasado y empezar de nuevo.

Mi conclusión, después del indescriptible culebrón al cual estamos asistiendo, es que la razón nunca ha conseguido imponerse en la relación entre unos y otros. Ni en la etapa de Mas como president, ni con Puigdemont, ni con Torra, ni con Aragonès. Ni antes de las elecciones, ni tampoco ahora, cuando quedan menos de dos semanas para que venza el plazo para la investidura de un nuevo president.

El problema más candente es este. Los de las pulsiones, que diría Freud. O si quieren, el hecho de que nuestros políticos se ahoguen una y otra vez irremediablemente en la distancia que hay entre las funciones manifiestas —aquello que dicen que impulsa su acción— y las funciones o disfunciones latentes —aquellas no expresadas o reconocidas, pero que es donde finalmente tenemos que ir a buscar el motor de ciertos comportamientos.

Quiero decir con todo que el problema de fondo no es otro que el factor humano, la incapacidad de unos y de otros de controlar sus emociones tóxicas. De actuar contra lo que son los intereses del país y de ellos mismos. Porque no son idiotas, y unos y otros saben —a nivel racional— que lo mejor es colaborar (todos ganan) antes que arrancarse la piel de forma salvaje.

Hay desencuentros, y en algunas cosas importantes, con respecto a la estrategia en relación a España, al papel de Puigdemont y el Consell per la República, a quién controla determinadas conselleries o no, etcétera. Pero eso pasa siempre, aquí y en la Xina Popular, como diría Carod-Rovira, justamente porque se trata de partidos diferentes.

No, todo eso no es lo que está haciendo descarrilar lo que, para cualquier observador independiente, sería de todas todas lo más lógico: la formación de un ejecutivo independentista que gobierne con eficacia y al mismo tiempo evidencie la necesidad de un estado propio. Tanto el incierto experimento de un gobierno en minoría, una minoría muy pequeña, como la repetición de elecciones —que seguramente supondría la derrota del independentismo— serían evaluadas por nuestro observador imaginario como dos opciones muchísimo peores que la primera.

Recordemos, una vez más, que el pasado 14-F, hace prácticamente tres meses, los catalanes concedieron a los dirigentes independentistas, con más voluntad que entusiasmo, la última oportunidad para que vencieran sus bajos instintos e hicieran prevalecer la razón y el sentido común. Para que, en definitiva, dejaran de hacer el burro y se llevaran como personas civilizadas

https://www.elnacional.cat/es/opinion/marcal-sintes-erc-jxcat-relacion-toxica_608645_102.html

Nota del  blog . Este artículo es publicado en Nacional Cat , prensa digital independentista  , más bien a fin a JxC  y a Puigdemont . Que salga esto es que se  ha tocado fondo , los subrayados en negro algunos son del  autor , otros del blog . Como decía  Pla ante estas situaciones  " en este país  se puede hacer todo menos el ridículo"   . Como   cumpliendo la profecía de Aznar ( +- cito sin consultarlo) , de que “antes de lograr separarse  de España , se iban  a pelear entre ellos” . Pero la cosa se pone seria . Ayer delante de la sede  de ERC un grupo de 200 personas  gritaban, “Junqueras traidor , púdrete en la prisión”   , “botiflers”  dirigido a ERC    y “  ERC y JxC la paciencia se ha acabado “..Y  cantaron “ Els Segadors” . La noticia está en la Vanguardia y Triangle https://youtu.be/Xl-QEaK_kZI .La situación es bien peculiar , quien negocia por  parte de JxC  es Jordi Sánchez en prisión y  Puigdemont en Bruselas . Y se saltan  a  los propios elegidos en  JxC .  Como saltarse por  sobre su propia   soberanía popular . Y el conflicto fundamental  es El Consell  del exterior ,  que  quieren que dirija la actuación del  Govern en Catalunya  y en  Madrid  y  la tabla de  dialogo con el Gobierno español por dos años . Recordemos que después de  sacar a Torra los tribunales   Aragonés  no se declaro President  sino Vice . Que este artículo medio sicoanalítico  salga  en su prensa es  que tocaron  fondo y  siguen escabando


lunes, 10 de mayo de 2021

Caballero Bonald, in memorian . 1926-2021 .

                                                                                 



Entra la noche como un trueno...

 Entra la noche como un trueno

por los rompientes de la vida,

recorre salas de hospitales,

habitaciones de prostíbulos,

templos, alcobas, celdas, chozas,

y en los rincones de la boca

entra también la noche.

 Entra la noche como un bulto

de mar vacío y de caverna,

se va esparciendo por los bordes

del alcohol y del insomnio,

lame las manos del enfermo

y el corazón de los cautivos,

y en la blancura de las páginas

entra también la noche.

 

Entra la noche como un vértigo

por la ciudad desprevenida,

rasga las sábanas más tristes,

repta detrás de los cobardes,

ciega la cal y los cuchillos

y en el fragor de las palabras

entra también la noche.

 Entra la noche como un grito

por el silencio de los muros,

propaga espantos y vigilias,

late en lo hondo de las piedras,

abre los últimos boquetes

entre los cuerpos que se aman,

y en el papel emborronado

entra también la noche.

 Fábula

 

Nunca serás ya el mismo que una vez

convivió con los dioses.

                                                    Tiempo

de benévolas puertas entornadas,

de hospitalarios cuerpos, de excitantes

travesías fluviales y de fabulaciones.

 

                    Tiempo magnánimo

compartido también con semidioses

errabundos y hombres de mar que alardeaban

del decoro taimado de los héroes.

 Qué ha quedado, oh Ulises, de esta vida.

 La historia es indulgente, merecidas las dádivas.

Los dioses son ya pocos y penúltimos.

Justos y pecadores intercambian sus sueños.

La vuelta

 

Por el camino se me van cayendo

frutas podridas de la mano

y voy dejando manchas de tristeza en el polvo

donde quiera que piso;

un pájaro amanece ante mis ojos

y en seguida anochece entre sus alas;

la asamblea de hormigas se disuelve

cuando en mí la tormenta se aproxima;

el sol calienta al mar en unas lágrimas

que en el camino enciende mi presencia;

la desnudez del campo va vistiéndose

según van mis miradas acosándole

y el viento hace estallar

una guerra civil entre las hierbas.

 Noticia triste de mi cuerpo dictan

las verdes amapolas en capullo,

la codorniz se espanta

y asusta al macho con historias mías.

Vengo desnudo de la hermosa clámide

que solía vestirme cuando entonces:

clámide con las voces de los pájaros,

el graznido del cuervo, la carrera veloz de la raposa

–a la que llaman zorra mis parientes–,

del arroyo que un día se llevaba mis pasos

y de olores de jara y de romero

hace tanto tejida.

Días de mi ascensión, cuando el lagarto

solía conocer mis intenciones,

cuando solía la retama

pedirme venia para echar raíces,

cuando algún cazador me confundió

con una piedra viva entre las piedras.

Pero yo te conozco, campo mío,

yo recuerdo haber puesto entre tus brazos

aquel cuerpo caliente que tenía,

haber dejado sangre entre los surcos

que abrían los caballos de mi padre.

Yo te conozco y noto que tus senos

empiezan a ascender hacia mis labio

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Fuente ..http://amediavoz.com/caballero.htm