Redes y medios, el paraíso de los conspiranoicos
Como no comprenden el mundo, no comprenden la ciencia, no
comprenden los razonamientos políticos e ideológicos, comienzan a ver oscuras y
ocultas intenciones y poderes
Pascual Serrano
Que si las vacunas llevan un chip, que si el coronavirus se
transmite por la red 5G, que si los demócratas estadounidenses son pedófilos
satánicos, que si Soros anda moviendo los hilos a favor del independentismo
catalán y Putin desestabilizando las elecciones de Estados Unidos. Grupos de
taraos obsesionados con paranoias absurdas siempre los ha habido, pero hemos de
reconocer que nunca como hoy han tenido tanta capacidad y poder para convencer
y movilizar, incluso a manifestarse por miles. Nunca las instituciones y la
ciencia han debido hacer tanto esfuerzo para explicar hechos científicos o
desmontar fabulaciones tan absurdas. ¿Cuál es el motivo actual de su éxito y
constante presencia? Sin duda la existencia de un nuevo ecosistema comunicacional
idóneo para ellos.
Los llamados conspiranoicos surgen desde cualquier parte del
espectro ideológico. Por eso coinciden ultraderechistas y ácratas en
manifestaciones contra las mascarillas y las vacunas. Todos contra el Estado
opresor y controlador (precisamente el Estado que otros pedimos que incremente
su capacidad de acción para ofrecer sanidad, educación o pensiones). Las dos
posiciones se arrogan lo rebelde, lo políticamente incorrecto, el creerse
orgullosamente distintos del rebaño. Pero, como en toda campana de Gauss, uno
se puede salir por la orilla de los listos o por la orilla de los imbéciles.
Ellos, claro, siempre se consideran de los listos.
La prepotencia y soberbia que les impide percibir algo fuera
de su orejeras suele ser su mecanismo de defensa ante una sociedad y un
ambiente que no comprenden o en el que no saben desenvolverse, ello les lleva a
reivindicar opciones peregrinas con tal de ubicarse fuera de la información
oficial y de las instituciones. Al igual que sucede con los dogmas religiosos,
ellos no soportan las deficiencias de la ciencia y necesitan vivir con
certezas, aunque para ello deban expulsar la razón. Les ocurre como con los
nacionalismos, en tiempos de incertidumbres y complejidades lo mejor es reivindicar
la tierra, los orígenes y los ancestros, ahí no puede haber error ni nada malo.
Si para el nacionalista su terruño es la Arcadia feliz que le ofrece las
seguridades, para el conspiranoico lo es su teoría en torno a la cuál giran
todas sus certezas.
Como no comprenden el mundo, no comprenden la ciencia, no
comprenden los razonamientos políticos e ideológicos, comienzan a ver oscuras y
ocultas intenciones y poderes. La necesidad de mantener una mínima dignidad
ante el exterior les lleva a optar por reafirmarse en su ideas por absurdas que
sean, y como tampoco soportan que directamente se les ignore, creen que sufren
una persecución organizada y la censura de sus ideas, lo que aumenta su orgullo
y sensación de poder. Son peligrosos.
Como decía anteriormente, estos perfiles mentales siempre
fueron anecdóticos e irrelevantes en cualquier sociedad. Pero ahora, la llegada
de internet, pero sobre todo con las redes sociales que les han abierto toda
una ventana de protagonismo. Ellos, que nunca tuvieron a más de dos personas
escuchándoles, ahora pueden dirigirse a toda la humanidad desde su Facebook o a
los 20 miembros de su grupo de Whatsapp del trabajo o de la familia, toda una
multitud para alguien al que nunca nadie le hizo caso. Mi abuela decía que era mentira
que el hombre hubiera llegado a la luna, que todo era un montaje.
Evidentemente, ninguno le hacíamos caso, pero ahora tendría cientos de
seguidores en Facebook y seguro le llamarían en alguna televisión.
No es solo esto lo que les permiten las redes. Gracias a los
algoritmos y a los filtros creamos una burbuja ideológica en nuestras redes
donde solo nos relacionamos a los que piensan como nosotros. El conspiranoico,
que antes se sentía solo en el pueblo o en el barrio, ahora se encuentra con
sus iguales y todos ellos se reafirman en su verdad de la buena y la
persecución a la que se ven sometidos por su rebeldía e incorrección.
También nuestro ecosistema mediático opera a su favor. Si en
nuestros medios se premia lo espectacular, lo curioso, lo extravagante, qué
mejor noticia que unos tipos que dicen que las vacunas llevan un chip, que las
antenas 5G transmiten el coronavirus o que Putin está detrás del procés
catalán. Si lo espectacular termina siendo la noticia con la que se consigue
más éxito, más audiencia, más clicks, más likes, lo verdaderamente importante
es que sea espectacular, no que sea verdad, que la protagonizan unos
descerebrados o que sea irrelevante. Doscientos terraplanistas manifestándose
en la Gran Vía madrileña, con el aspecto, la indumentaria, las pancartas y los
slogan que ustedes se puedan imaginar, dan para una buena noticia de
televisión. Nada comparable a lo aburrido de dos mil trabajadores con banderas
sindicales gritando contra un cierre de la empresa.
Lo grave de todo esto es lo peligroso que pueden ser
corrientes de iluminados en tiempos de pandemia, en tiempos de amenazas de
populismos fascistas que embisten contra las instituciones de convivencia,
iluminados que se dicen rebeldes pero que tienen como enemigos a la ciencia
pero no a la banca que usura o multinacionales que saquean recursos naturales y
explotan trabajadores. Y que están aprovechándose de lo peor de un sistema de
redes sociales que ha democratizado la inseguridad informativa y el caos, y un
sistema de medios tradicionales que están abandonando el rigor y la
investigación para premiar la espectacularidad y el sensacionalismo.
https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/redes-medios-paraiso-conspiranoicos_129_6515723.html
Nota del blog .-- No olvidemos , que se ha producido un cambio en lo que llamamos gran capitalismo, pasó de una economía material productiva a una economía digital , inmaterial financiarizada que ya no vive de los medios de que antes producía, ni de fábricas , ni de la capacidad de convertir el dinero en capital , ¿de qué manera puede extraer beneficios? , pues extrayendo valor de nuestra relaciones personales en espacio del procomún . Airbnb , Uber, Blabla-Car. Wallapop ,Deliveroo ,Glovo......etc Han trasladado la realidad física a una pantalla virtual controlando nuestras relaciones cooperativas . Para a continuación mercantilizarlas y sacar los beneficios de su intermediación. Y a esto se le llama capitalismo avanzado. y como ya estableció la posmodernidad la verdad no existe , ni la de la ciencia impirica tampoco, Termina por crear una sociedad atomística de bombardeos mutuos y caos general e inseguridad en el futuro , por eso la reacción es volver al principio y buscarse una identidad , las neo religiones fundamentalistas por ejemplo o como esto está muy secularizado ,en vez de Dios por ejemplo , la nación y no el estado democrático soberano que defiende lo colectivo . Lo importante es lo individual como absoluto y no sincronizarlo con los derechos colectivos. Y así lo pueden manejar globalmente mejor. Y es un perfecto caldo del neo o nuevo fascismo además .Que ya no le llaman así . Y no cabe duda que ese camino aunque seria necesario analizarlo y debatirto , lo abrio USA y la americanización global , ahora en crisis . Como dijo una vez el antropólogo francés Levi Strauss lo que está pasando en Occidente ya había pasado antes en Oriente. Supongo que además la pandemia lo favorece , no tienen sobre quien descargar la culpa .¿No se sino sería en este caso mucho mejor darles a leer el Tao?. Y ni así .