Las inundaciones de Valencia no son consecuencia del
calentamiento del planeta
De Juan Manuel Olarieta
12 de noviembre de
2024
Los defensores de la doctrina del calentamiento del planeta
han aprovechado las inundaciones de Valencia para poner el carro delante de los
bueyes: la causa última de la riada es la subida de las temperaturas,
amenazando con un futuro en el que las desgracias seguirán y aumentarán... si
no se le pone remedio con la descarbonización.
Sin embargo, las inundaciones no demuestran el
calentamiento. Por el contrario, el calentamiento debería demostrar que es la
causa de estas inundaciones y de otras que volverán en el futuro, según
vaticinan los charlatanes que pululan por las tertulias televisivas, que lo
mismo relacionan el calentamiento con las sequias que con las tormentas.
A ellos, que tanto gustan de las fuentes oficiales, hay que
recordarles las conclusiones del IPCC, el organismo de la ONU que sienta
doctrina sobre casi todo lo que tiene relación con el cambio climático y que,
sin embargo, se muesta muy cauteloso al referirse a las inundaciones:
“Es muy probable que en los últimos 500 años se hayan
producido inundaciones mayores que las registradas desde el siglo XX en el
norte y centro de Europa, la región del Mediterráneo occidental y Asia
oriental. Sin embargo, es moderadamente cierto [sic] que en Oriente Medio,
India y el centro de América del norte, las grandes inundaciones modernas son
comparables o mayores que las inundaciones históricas en términos de magnitud
y/o frecuencia”.
La conclusión del IPCC es que “falta evidencia y, por lo
tanto, hay poca confianza con respecto al signo de una tendencia en la magnitud
y/o frecuencia de las inundaciones a escala mudial”.
Las inundaciones son fenómenos geofísicos locales. En cada
una de las regiones del mundo no responden a los mismos patrones y, en el caso
concreto del Mediterráneo occidental, ocurren todos los años, generalmente en
otoño. Durante los últimos siete siglos en Valencia se han producido 75
inundaciones.
En la segunda mitad del siglo XVIII el Barón de Maldà ya
escribió sobre la “gota fría” y las inundaciones en Barcelona. El Barón ha dado
su nombre a las oscilaciones meteorológicas de su tiempo, que se corresponden
con lo que ha pasado a la historia climática como “Pequeña Edad de Hielo”.
En Levante las tormentas son un fenómeno meteorológico tan
recurrente que están en la cultura popular, desde las canciones, hasta el
refranero, pasando por novelas, como “Entre naranjos”, de Vicente Blasco
Ibáñez, escrita en 1900. En 1926 Hollywood llevó la novela al cine, con una
película protagonizada por Greta Garbo que se distribuyó bajo el nombre de “El
torrent”, que indica bien a las claras su trama.er<a2C NC
En castellano hay abundantes nombres propios que derivan de
la raíz árabe “uadi”, que denota el cauce seco de un río sujeto a inundaciones
periódicas repentinas. En el Levante peninsular, la voz “torrent” no sólo
designa a algunas localidades, sino que es un apellido muy corriente. Hay
registros sobre riadas que se remontan al siglo XIV y en la memoria colectiva
ha quedado la de 1957, que causó la muerte de 81 personas y condujo al
franquismo a desviar el río Turia.
Toda la costa mediterránea de la Península está afectada por
las inundaciones. La de Rubí en Barcelona en 1962 ha sido la peor: mató a más
de 800 personas. El elevado número de víctimas se explica por la vulnerabilidad
de quienes vivían en las llanuras aluviales de un “uadi”.
Un fenómeno tan recurrente y que ha dado lugar a tal
cantidad de literatura popular, también interesa a los científicos. Hoy se ha
acumulado una importante bibliografía en torno a las tormentas de Levante. El
número de investigaciones aumenta en busca de patrones y regularidades, que son
siempre locales y cambiantes a lo largo del tiempo.
Los títulos son ilustrativos, como en el caso de
“Inundaciones históricas en el sureste de la Península Ibérica desde el siglo
XVI: tendencias y análisis regional de eventos extremos de inundación”,
publicado el año pasado por la revista Global and Planetary Change, que analiza
las inundaciones en dicha zona desde el año 1500 hasta la actualidad (1).
La frecuencia y la intensidad de las inundaciones del
Meditarráneo occidental evolucionan a una escala de varias décadas. Un estudio
publicado en Nature, que analizó series históricas de inundaciones en Europa
desde 1500 hasta 2016, identificó nueve períodos de inundaciones abundantes
(2). Los períodos más notables incluyen 1560-1580 (Europa occidental y
central), 1760-1800 (la mayor parte de Europa), 1840-1870 (Europa occidental y
meridional) y 1990-2016 (Europa occidental y central).
En la variación secular de las inundaciones en la región
occidental del Mediterráneo hay períodos anormales de inundaciones
catastróficas concentradas principalmente alrededor del periódo descrito por el
Barón de Maldà, la Pequeña Edad del Hielo, es decir, el periodo climático
comprendido entre 1760 y 1800.
Durante el siglo XIX y principios del XX, los cambios en la
circulación atmosférica llevaron a valores máximos de convergencia del flujo de
humedad elevados. La circulación fue más propicia a episodios de
precipitaciones intensas y duraderas que a mediados del siglo XX.
Los estudios científicos muestran la amplia variabilidad de
los factores que influyen sobre las tormentas. Algunos apuntan a las
variaciones de la actividad solar, encontrando correlaciones significativas.
Otros sostienen que forman parte de la variabilidad climática a gran escala de
la cuenca mediterránea, asociada en parte a patrones de circulación como la
Oscilación Ártica y la Oscilación Ártica del Atlántico Norte, que controlan
parte de los flujos de humedad sobre las cuencas del Mediterráneo occidental y
oriental.
(1) https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0921818123002916
(2) https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32699397/
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