Gobierno de Rajoy, un mal ejemplo para el respeto de los derechos humanos
Prensa Renaddhh
La Red Nacional de Derechos Humanos
(Renaddhh), Organización No Gubernamental e independiente, participa en
la 63° Sesión del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(DESC), quien presentó informe sobre la evaluación de España ante este
organismo.
El
informe presentado por Oscar Reina, defensor de los derechos humanos y
Secretario General del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) denuncia
la grave crisis social que vive el pueblo Español, mediante la
aplicación medidas neoliberales por el gobierno de Mariano Rajoy, Oscar
Reina expresó: “España tiene un déficit acumulado de personas en paro
(sin empleo) de 3.731.700 [1]. El incremento de la precariedad
laboral acelera la creación de empleo que no brindan protección social a
los trabajadores, se estima que para el último trimestre del año 2017,
la totalidad del empleo que se ha creado ha sido temporal. Los
indefinidos han caído en 29.000, y los temporales han crecido 245.000”. El
defensor de los derechos humanos, manifestó a los expertos de la ONU,
“el gobierno del Sr. Rajoy y el Sistema Judicial emplea la persecución y
represión de los activistas de los derechos humanos y a la sociedad
civil, que reclaman el respecto y cumplimiento de los DESC. Para el año
2015, se contabiliza en España, 81 casos penales y administrativos en
curso, que afectan a más de 300 trabajadores/as que participaron en
acciones de huelga. Si se suman las peticiones de penas de prisión en su
contra, superan los 120 años de cárcel. Desde hace cuatro años la
Fiscalía empezó a remitirse al artículo 315.3 del Código Penal, que
contempla penas de tres a cuatro años y medio de prisión para los
trabajadores”.
Reina destaco “conjuntamente se ha producido una
derivación creciente de los fondos públicos al sector privado
deteriorando el sistema sanitario público y favoreciendo la búsqueda en
el sector privado de las prestaciones que no se consiguen en la Sanidad
Pública, lo que explica por ejemplo que los seguros privados sanitarios
son los que han tenido un mayor crecimiento en 2016 (el 3,6%) [2]”. Derecho al Inmigrante
Reina,
llamo la atención de los Expertos del Comité de la ONU, ante la
política de Xenofobia y discriminación del Gobierno del Sr. Rajoy hacia
los inmigrantes indocumentados, “progresivamente se aprueban normativas
que vulnera los derechos humanos de personas en situación migratoria
irregular, desde el gobierno se reduce la asistencia y el apoyo
humanitario a esta población, la mayoría de estas víctimas huyen de la
guerra o de la represión de sus gobiernos, en países donde España tiene
negocios de exportación con la industria armamentística [3]. Se
ha hecho una práctica cotidiana de los órganos policiales, la
intimidación, violencia física y psicológica, tortura, persecución y
encarcelamientos de los inmigrantes, por el simple motivo de ser
indocumentados, se han creados cárceles para inmigrantes que vulneran
los estándares internacionales de protección a los derechos humanos,
como lo es el centro penitenciario Málaga II, en Archidona y los Centros
de Internamiento de Extranjeros (CIE)”.
El activista social
Oscar Reina, expresó su preocupación la trata de personas en España
“otro drama de la criminalización de los indocumentados es el incremento
del tráfico de personas, citó el informe de Save the Childrent”. “La
policía estima que sólo en 2014 había en nuestro país 13.983 mujeres y
niñas en riesgo de trata con fines de explotación sexual. Es la punta de
un iceberg que puede llegar, según otras fuentes, a las 45.000 mujeres y
niñas provenientes de países como Rumanía, Nigeria, Paraguay o Brasil.
Una dramática violación de los derechos humanos, la más cruel de las
manifestaciones de violencia de género, que se hace más grave cuando
hablamos de niñas y niños dada su especial vulnerabilidad y el daño
físico, psicológico y psicosocial que sufren” [4].
Por
último, El defensor de los derechos humanos Oscar Reina, solicito
protección al Comité de la ONU ante las amenazas de hostigamiento e
intimidación que ha sido víctima de la policía y el gobierno español,
denunció: “La intervención ante este ustedes, representa un riesgo a mi
integridad física a mi retorno a España por parte del gobierno y los
organismos de seguridad. En tal sentido, solicito respetuosamente,
exhorten al gobierno Español al cese de la represión y hostigamiento de
los defensores de derechos humanos y la no represaría a las
organizaciones y defensores de derechos humanos que hemos participado en
esta sesión” puntualizó. Notas: [1] http://www.ine.es/daco/daco42/daco4211/epa0317.pdf [2] http://www.fadsp.org/index.php/sample-sites/113-observatorio-ccaa/1430-cuarto-informe-sobre-la-privatizacion-sanitaria-de-las-ccaa-2017 [3] http://www.publico.es/economia/espana-vendio-material-militar-116.html [4] https://www.savethechildren.es/sites/default/files/imce/docs/infancias-invisibles-ninos-migrantes-refugiados-trata-save-the-children.pdf
Un estado de excepción más o menos encubierto. O “a la vieja usanza”
en palabras del veterano constitucionalista Javier Pérez Royo: “Estamos
volviendo a una etapa negra de la historia de España que pensábamos que
habíamos dejado definitivamente atrás. A través de la activación del
artículo 155 CE el Gobierno de Mariano Rajoy, con el concurso,
explicable aunque lamentable, de Ciudadanos, e inexplicable del PSOE, ha
lanzado a la Fiscalía General, y a través de ella a la Audiencia
Nacional y al Tribunal Supremo a la persecución penal del nacionalismo,
como si fuera un enemigo al que hay que aniquilar.”
La sesión de
investidura del Parlament de Catalunya del jueves 22 de marzo y la
prisión provisional ordenada por el juez Llarena contra el candidato a
la presidencia de la Generalitat y otros cinco diputados
independentistas el sábado 24 de marzo, como consecuencia del auto del
Tribunal Supremo del 21 del mismo mes, así como la reactivación de las
euro-ordenes de detención contra los exiliados, que han llevado a la
detención en Alemania del President Carles Puigdemont, han supuesto una
doble catarsis, que son en realidad las dos caras de la misma moneda.
Por una parte, la dirección del proceso independentista, en
manos de Junts per Catalunya y ERC, ha agotado su capacidad de
iniciativa. Por otra, su judicialización represiva pretende impedir
cualquier acumulación de fuerzas soberanista para una negociación
“bilateral” entre la Generalitat y el gobierno central. El régimen del
78 solo se puede mantener ya en Catalunya mediante la represión y la
intervención permanente de sus instituciones políticas. Un estado de
excepción cada vez menos encubierto.
La prisión provisional para
una nueva tanda de políticos electos catalanes ordenada por el juez
Llarena es un nuevo significativo en la escalada represiva del régimen
del 78 contra las libertades democráticas de Catalunya y, bueno sería
que algunos tomaran nota, del resto del Reino de España. Una parte
importante de la ciudadanía catalana (y no únicamente independentista
como se pretende interesadamente desde el bloque constitucionalista)
está indignada. Y salió a la calle masivamente en muchísimas ciudades y
pueblos de Catalunya el viernes 23 de marzo. Alguien lo dejó muy bien
expresado: “Ahora Catalunya es una manifestación”. Y lo seguirá siendo,
sin la menor duda. La indignación está más que justificada: hay
representantes políticos elegidos, en unas elecciones convocadas por el
gobierno español, en la cárcel o el exilio y mientras, “personas
juzgadas y condenadas por corrupción, blanqueo y otras barbaridades siguen en libertad
–por ejemplo Urdangarín-…” según palabras de la poca sospechosa de ser
independentista catalana María José Pintor Sánchez-Ocaña. Una nueva fase política
Basta comparar el discurso de investidura del candidato Jordi Turull con el auto del Tribunal Supremo
para constatar la nueva fase política abierta esta semana. El primero
solo es comprensible en su inanidad autonomista como parte de la
estrategia de defensa de Turull; mientras que el segundo establece toda
una genealogía de la voluntad política de la dirección independentista
para justificar la acusación del delito de rebelión, no en el (supuesto)
hecho incontestable de su “alzamiento violento”, sino en su potencial
intencionalidad de utilizar el “poderío de las masas” para doblegar a la
autoridad del estado.
Ninguna de estas dos posiciones políticas
sobre lo que ha sido el largo proceso soberanista catalán pueden dar
cuenta de la realidad social y política vivida por millones de personas.
La de Turull: porque pretende evadir la naturaleza profunda de la
crisis del régimen del 78, con la ingenua pretensión de una recuperación
de las instituciones políticas catalanas intervenidas, al mismo tiempo
que se mantiene el horizonte soberanista gestionado desde Bruselas. La
de Llarena: porque es una teoría conspirativa elitista que pretende
convertir un movimiento pacífico de millones de personas en un golpe de
estado de una minoría agitadora.
Desde el comienzo del procés -tras la sentencia del Tribunal Constitucional
en junio de 2010 contra el estatuto de autonomía de 2006, la
manifestación de julio “Som una nació, nosaltres decidim”, las
elecciones autonómicas de noviembre de 2010 y el rechazo del “pacto
fiscal” aprobado por el Parlament por el gobierno Rajoy en septiembre
del 2012- la estrategia de acumulación de fuerzas soberanista en la
calle para su gestión “bilateral” posterior por la Generalitat, ha
fracasado una y otra vez. En definitiva, porque la parte esencial no era
la movilización social, sino su instrumentalización: la negociación
entre las élites centrales y autonómicas del régimen del 78 de la
redistribución fiscal que permitía mantener un cierto nivel de consenso
popular a través del gasto social y de consenso oligárquico mediante el
acceso clientelar al gasto público.
Estos mecanismos de presión
inter-oligárquicos estaban -y están- inscritos en la propia naturaleza
del “estado de las autonomías”. Lo que bloqueó la gestión de su sistema
de financiación común fueron las políticas de ajuste neoliberales a
partir de mayo de 2010 con el gobierno Zapatero, en primer lugar, y
luego la ofensiva reaccionaria del PP, uno de cuyos principales éxitos
fue el recurso contra el nuevo Estatuto de autonomía catalán de 2006. La
escalada de la movilización social soberanista articuló un catalanismo
popular que, al situar en primer plano el “derecho a decidir” - otra
forma de decir el tradicional y democrático derecho a la
autodeterminación-, reafirmaba su soberanía y sus aspiraciones
democrático-republicanas frente a la gestión institucional autonomista
de CiU primero y del PDeCAT después. Una tensión en el campo soberanista
que, a medida que se reforzaban organizaciones como la ANC, Òmnium
Cultural y los Municipis per la Independència,
se trasladaba a un cuestionamiento de la hegemonía de CiU-PDeCAT por
ERC, y el reforzamiento en paralelo, en menor medida, de la CUP.
A pesar de los vaivenes políticos del procés,
de la tenacidad de la movilización popular por conseguir el referéndum
del 1 de octubre y de la huelga cívica del 3 de octubre, de la respuesta
electoral del 21 de diciembre a la intervención de la Generalitat, la
estrategia de negociación “bilateral” de la dirección independentista
del procés se ha mantenido frente a la alternativa de una
estrategia unilateral de desarrollo de un proceso constituyente
republicano. Como han explicado los dirigentes del procés, la
República catalana fue “proclamada sin efectos jurídicos”. Y en vez de
una defensa política colectiva frente a la represión judicial, se
respondió con una multiplicidad de defensas basadas en la minimización
de las responsabilidades individuales.
El mérito de la CUP, ante
el agotamiento evidente de esta estrategia, que la dirección del procés
ha conducido a un callejón sin salida, ha sido explicarlo con todas sus consecuencias:
ni habrá recuperación de las instituciones autonómicas, ni el estado
español permitirá una nueva acumulación de fuerzas entorno a ellas, ni
puede haber una negociación “bilateral” sobre el alcance de la soberanía
catalana. La República catalana, el proceso constituyente popular para
su construcción, es incompatible con el régimen del 78.
La narrativa del auto del Juez Llarena atribuye a la dirección del procés,
acusada de rebelión, una lógica causal conspirativa que implicaría su
propio desbordamiento por una movilización popular capaz de limitar la
capacidad de acción política y represiva del estado español, creando
espacios para el propio ejercicio de su soberanía. Se trata de una
lectura liberal-conservadora de las consecuencias potenciales de la
“rebelión de las masas”, más allá de su manipulación en un conflicto
inter-oligárquico, que responde a una visión explicativa -y
justificativa- de la represión de los movimientos populares bajo la I
Restauración y los primeros años de la II República, especialmente en
octubre de 1934, y el posterior golpe de estado militar el 18 de julio
de 1936.
En este sentido, la “normalización” no es sino una
“superación de la fractura” que pasa por la represión selectiva de la
dirección independentista y una represión generalizada del movimiento
soberanista popular. Es decir, contra gran parte de la población
catalana. Incluso en su fórmula mejor intencionada, vamos a suponerlo
así, la de Miquel Iceta y el PSC,
para limitar esta represión a un “mal menor” que permita una utópica
vuelta a la alternancia en la Generalitat entre un tripartito
transversal de las izquierdas catalanas y una derecha catalanista
reconstituida, frente al peligro que significa el nuevo lerrouxismo de
Ciudadanos. Se trata de un espejismo más o menos autoimpuesto. La resistencia al régimen del 78 como prioridad
La
represión y la intervención de las instituciones catalanas son aspectos
mórbidos de la crisis estructural múltiple del régimen del 78. Una
crisis que se sigue acentuando en términos de corrupción, incapacidad de
gestión fiscal y presupuestaria, aumento de las tensiones territoriales
nacionales y crecimiento de la desigualdad. No existen alternancias
políticas factibles a nivel autonómico, de la misma manera que no es
creíble una coalición Ciudadanos-PP, como sugieren las encuestas de
opinión actuales, para encauzar y “regenerar” el régimen del 78. Este
régimen no se puede regenerar, aun menos por la derecha que lo parasita.
Las
cosas solo pueden ir a peor mientras la movilización de las
resistencias populares -como las mujeres el 8 de marzo, los
pensionistas, las mareas sanitarias- no construyan una nueva correlación
de fuerzas y las bases de una alternativa de izquierdas al régimen del
78. Una alternativa que sin el reconocimiento claro, explícito y
constante del derecho de autodeterminación de las naciones históricas
Catalunya, País Vasco y Galicia, y de la propia España (¿es que se ha
podido expresar y autodeterminar alguna vez su ciudadanía sobre esta
monarquía impuesta por la dictadura franquista o la República?) está
abocada al más espectacular de los fracasos.
Un componente
esencial de esas movilizaciones será la defensa de las libertades
democráticas, que hoy están suprimidas en Cataluña por la represión
judicial y la intervención de sus instituciones políticas. La respuesta
en positivo al agotamiento de la estrategia procesista comienza
por la defensa unitaria del espacio democrático de la movilización
popular, contra la judicialización y la represión de las libertades de
asociación y manifestación. No es posible una “recuperación de las
instituciones” con políticos encarcelados por rebelión o perseguidos en
el exilio por intentar ejercer el mandato democrático de sus electores.
De nada servirá en este sentido un Govern elegido antes del próximo 22
de mayo si se somete a las condiciones de los gestores del art.155, sea
el gobierno Rajoy, sus fiscales o el Tribunal Constitucional. Como
tampoco la convocatoria estatal de nuevas elecciones autonómicas para
intentar forzar la voluntad del electorado hasta que el bloque del art.
155 tenga una mayoría parlamentaria.
La nueva fase abierta en la política catalana, concretada en la declaración institucional del President del Parlament Torrent tras suspender la segunda sesión de investidura,
tiene como prioridad la recuperación de las libertades políticas
intervenidas mediante la movilización social de un frente antirepresivo.
El que Catalunya en Comú se haya sumado
y participen en él organizaciones sociales y sindicales no
independentistas, en una mayoría democrática soberanista, puede ser
decisivo a la hora de estructurar la resistencia contra el régimen del
78. De momento, gran parte de la población de Catalunya está en la calle
por la defensa de la libertad y la democracia.
Nota .- Puede ser mucho mas problematico un movimiento descontrolado
sin lideres o con ellos en la carcel , cuando ademas tienen el apoyo de dos
millones de personas,que provoquen un "Maidan " en la calle , las primaveras de colores no solo se producen contra dictaduras .
El 155 no está en la Constitución para perseguir penalmente a los
adversarios políticos ni para convertir el “estado de excepción
autonómico” en un “estado de excepción”; sin embargo, exactamente para
eso es para lo que ha servido
El 155 CE estaba
previsto para reaccionar políticamente ante un incumplimiento por parte
de una Comunidad Autónoma de las obligaciones que le imponen la
Constitución o las leyes o ante una actuación de la misma que atente
gravemente contra el interés de España. Se trataba de corregir un
ejercicio desviado del poder, imponiéndole a las autoridades de la
comunidad autónoma el comportamiento constitucionalmente exigible. El
155 tiene un componente de “estado de excepción”, pero limitado al
ejercicio del derecho a la autonomía y con la finalidad de restaurar el
ejercicio de tal derecho de conformidad con la Constitución. No está en
la Constitución para perseguir penalmente a los adversarios políticos.
Es decir, no está en la Constitución para convertir el “estado de
excepción autonómico” en un “estado de excepción” en el sentido
tradicional del término, del que en España, por desgracia, sabemos
mucho.
Y, sin embargo, exactamente para eso es para
lo que ha servido. Al día siguiente de que el Consejo de Ministros
decidiera activar las medidas autorizadas por el Senado, el Fiscal
General aprovechó la ocasión para activar querellas ante la Audiencia
Nacional y el Tribunal Supremo contra los miembros del Govern y de la
Mesa del Parlament. La sincronización entre la acción del Gobierno, de
la Fiscalía, de la Audiencia Nacional y del Tribunal Supremo no pudo ser
más perfecta. Y para activarlas mediante la “fabricación” de una
acusación por un delito inexistente, el delito de rebelión, que más de
cien profesores de derecho penal de las Universidades españolas
consideran que no ha sido cometido por las personas contra las que la
querella se ha dirigido. En el día de ayer, 23 de marzo, el juez
instructor acaba de dictar un auto de procesamiento, acompañado de la
medida cautelar más extrema que puede adoptarse.
Estamos volviendo a algo que hemos conocido en el
pasado: la declaración del “estado de excepción” para, a continuación,
actuar contra los adversarios, transformados de esta manera en
“enemigos”, a los que hay que destruir. La lógica que se está siguiendo
contra el nacionalismo catalán no es una lógica propia de la democracia,
sino de épocas predemocráticas. Los que ya tenemos una edad conocimos
esta forma de actuar por parte del Estado. La utilización del aparato
jurídico del Estado a través de la declaración de un estado de excepción
para reprimir penalmente al adversario, convertido de esta manera en
enemigo, político. Esa es la lógica del estado de excepción. Al
adeversario polítco no se le combate políticamente, sino que se le
persigue penalmente. Es lo que se está haciendo con el nacionalismo
catalán. No hay que hacer política. Únicamente cabe la represión penal.
El 155 político no fue más que la coartada para el 155 penal. Para el
nacionalismo catalán sólo vale la Constitución Negativa, que es,
justamente, en lo que consiste el Código Penal.
¿A
qué “normalidad” se puede volver tras el auto dictado en el día de ayer
por el juez Pablo Llanera? La vuelta a la normalidad era el objetivo
declarado de la aplicación del artículo 155 CE. Así se presentó
públicamente la activación de la coacción federal y en tales términos
fue aceptada por el PSOE. ¿Qué queda de ese objetivo tras un auto que es
el anticipo de una condena? ¿O es que la normalidad a la que se
pretende volver es la anterior a la entrada en vigor de la Constitución
de 1978?
De Mariano Rajoy y de su partido, que no
está disuelto porque la Fiscalía General del Estado, que tan diligente
es en otros asuntos, no se considera vinculada por la Constitución, que
dice textualmente que “las asociaciones que persigan fines o utilicen
medios constitutivos de delitos SON ILEGALES” (art. 22.2), no cabe
esperar nada. Pero del PSOE sí cabría esperar algún tipo de reacción.
¿Cómo piensa Pedro Sánchez que se puede proceder en este momento a la
investidura del President de la Generalitat? ¿Cuántos parlamentarios van
a quedar suspendidos, que no inhabilitados, en los próximos días una
vez que sea firme el auto de procesamiento? ¿Puede reflejar, tras esas
suspensiones la composición del Parlament la voluntad del cuerpo
electoral expresada el 21D? ¿Puede el nacionalismo tomar algún tipo de
iniciativa política con sus máximos dirigentes en prisión y amenazados
los demás con esa misma situación en cuanto se expresen de conformidad
con la ideología con la que se presentaron ante los electores? ¿Se puede
dirigir Catalunya democráticamente sin que los nacionalistas puedan
participar en su condición de nacionalistas en la vida política?
Estamos volviendo a una etapa negra de la historia de España que
pensábamos que habíamos dejado definitivamente atrás. A través de la
activación del artículo 155 CE el Gobierno de Mariano Rajoy, con el
concurso explicable aunque lamentable de Ciudadanos, e inexplicable del
PSOE, ha lanzado a la Fiscalía General, y a través de ella a la
Audiencia Nacional y al Tribunal Supremo a la persecución penal del
nacionalismo, como si fuera un enemigo al que hay que aniquilar.
¿Es este el Estado social y democrático de Derecho definido en la
Constitución, uno de cuyos objetivos, de acuerdo con el PREÁMBULO era
“proteger a todos los españoles y PUEBLOS de España en el ejercicio de
los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e
instituciones”?
y ver ...
El diario Süddeutsche Zeitung, el gran diario de Munich y segundo de Alemania, ha publicado un reportaje muy crítico con la forma como el Gobierno español está llevando el conflicto con Catalunya.
http://cort.as/-3Egg
El Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU) ha instado al Estado español a que se comprometa a garantizar los derechos políticos del excandidato a la investidura y expresidente de la ANC, Jordi Sànchez, en prisión provisional desde hace más de cinco meses acusado de un presunto delito de rebelión. La Vanguardia .
Nota .- El Llarena cumple con lo que decia la Soraya y decapita la cupula secesionista, el problema es que esos diputados eligidos ademas con especial garantias decapita un parlamento elegido por el articulo 155, es como su suicidio del estado d e derecho y de la democracia , las elecciones no salieron como queriamos y ahora toma, y el TS se convierte en Audiencia nacional del estado de excepcion ejecutivo en Cataluña al dictar presion preventiva , el TS es ahora la Audiencia Nacional , Y Llerena su juez de instrucion , con un auto que es una aberración, uno aun recuerda que una ley franquista de 1944 declaraba a las huelgas sedición..el ejemplo de que se puede hacer pero diferente esta en el caso de Mas , pero claro el ya no molesta , este un auto de venganza para q ue la jauria nacional populista de estado aulle ¡a por ellos oe oe oe! y un suicido del estado de derecho . Que un imputado que pudiera fugarse se le aplique presion preventiva seria lógico pero a aplicarsela a los que se presentan y se entregan es esperpentico.
El documental, obra de Sylvain Louvet, Gary
Grabli y Julie Peyrard, expone los orígenes del independentismo catalán y
entrevista a los protagonistas de la actual situación, tanto a los
independentistas como a los unionistas, además de analistas europeos.