O la total capitulación de Syriza o nada: las mentiras económicamente populistas de los círculos dominantes europeos y la catastrófica lógica interna de la crisis de la UE |
Heiner Flassbeck · · · · · |
12/07/15 |
“Si esta noche François Hollande –tal vez de la mano de Matteo Renzi— no deja inequívocamente claro que no va a ser cómplice de la cura alemana radical, se habrá hecho realidad una Europa que hasta ahora sólo existía en las pesadillas de los franceses, los italianos y otros pueblos europeos que tuvieron en el pasado sus peores experiencias con Alemania. Si se impone Alemania, el daño que tal actitud nos hará a los alemanes a los ojos del mundo entero será inconmensurablemente grande. Porque, efectivamente, los ojos del mundo entero están puestos ahora en Alemania. Si la posición extremadamente pobre intelectualmente, y totalmente privada de sentido políticamente, se abre paso, el mundo entero, incluidos los socios europeos, sabrá desde hoy que con un gobierno alemán de democristianos y socialdemócratas jamás podrán encontrarse soluciones de política económica racionales. Pero todavía es más grave el aislamiento intelectual a que se entrega con esto Alemania. Las personas racionales de todo el planeta se preguntarán cómo es posible que un país entero (incluidos el grueso de sus medios de comunicación y de sus académicos) haya podido librarse a tamaña aventura política locoide. Se volverán a plantear cuestiones que quedaron muy lejos en el pasado. Cuestiones que se tenían por contestadas, pero que exigirán ahora nuevas respuestas, si se ve que 85 años no bastan para hacer de Alemania un miembro cooperativo y normalmente dialogante de la comunidad de los pueblos del mundo.”
Heiner Flassbeck, el internacionalmente respetado economista alemán, exsecretario de Finanzas con Lafontaine en el primer gabinete de Schröder, reflexiona tan lúcida como amargamente sobre Alemania, Grecia, la dramática crisis de la socialdemocracia y el empantanamiento político de la UE en el trágicamente tenso momento de la verdad que estamos viviendo estos días. No parece que la situación económica vaya a mejorar en Europa próximamente. Eso piensa el gran economista alemán: “Podemos hablar de alternativas, hacer sugerencias y proponer planes, pero nada de eso servirá de nada mientras no cambien las relaciones de fuerza dentro de los países acreedores. El cambio sólo tendrá una oportunidad cuando Francia y España –y posiblemente Italia también— comiencen a entender el pleno alcance del daño que el liderazgo alemán ha causado a la unión monetaria y cuando comiencen a oponerse abiertamente a la política alemana.”
Cuando Angela Merkel declaró el pasado lunes que “Europa sobrevive por su capacidad de compromiso” –una afirmación que, dada la presente situación, suena a chiste de Monty Python—, el llamado Vicecanciller (socialdemócrata) la respaldó en el acto. El Ministro alemán de Asuntos Exteriores (también socialdemócrata), para nada sospechoso de tener la menor competencia en asuntos económicos, hizo saber al mundo todo que la posición del Gobierno griego lo llenaba de “estupefacción”. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker (democristiano), destacó que el paquete que SYRIZA había rechazado no contenía ulteriores medidas de austeridad y que nadie había sugerido recortes de pensiones de ningún tipo. Martin Schulz (socialdemócrata), Presidente del Parlamento Europeo, añadió que el paquete no requería incrementos del IVA. Todos ellos declararon que, simplemente, no es posible, una vez más, “dar” dinero a los griegos sin condiciones, especialmente dado que Grecia no ha devuelto lo que se le había dado antes. Peter Almeier, brazo derecho de la Canciller alemana, declaró desvergonzadamente que Grecia no había llevado a cabo reformas y que a otros países que habían puesto en práctica los paquetes de austeridad les había ido mucho mejor entretanto.
Tal vez no es sorprendente que en tiempos de crisis las puras mentiras y completas falsedades sean el pan de cada día de la política. Sin embargo, en este caso, hay más en juego que la política cotidiana y algo más está en curso: las desvergonzadas formas con que los medios de comunicación alemanes han estado librando una guerra ideológica contra el gobierno griego. No quiero repetir aquí todo lo que ya llevamos dicho y escrito en los últimos meses sobre estos asuntos.
La esencia del rompecabezas y la necia e insensata deriva de la socialdemocracia
Pero me parece importante volver a explicar brevemente la esencia de todo este rompecabezas y su fundamental importancia para iluminar el núcleo del marco ideológico de los acreedores y de sus instituciones. SYRIZA lleva absolutamente razón: con estos ideólogos de la línea dura no hay compromiso posible, pero resulta desgraciadamente inevitable si Grecia desea evitar lo peor.
No puede haber la menor duda de que, durante las negociaciones de los últimos 5 meses, SYRIZA ha hecho todo y lo mejor posible para elaborar un acuerdo honroso, factible e inteligente. No hay la menor duda tampoco de que desde 2010 Grecia ha sido un modelo de “reformas”. Esas “reformas” sólo trajeron miseria a los griegos. Quienes duden de eso o no estén de acuerdo, no tienen más que consultar el registro histórico. El endeble castillo de conservadurismo que los socialdemócratas alemanes han venido aceptando sin condiciones ni peros desde comienzos de siglo (y, más recientemente, también los socialistas franceses, y antes, el laborismo británico) se basa en una falacia. Ésta: que es posible gestionar con éxito una economía de mercado con sólo dos tipos de intervenciones minimalistas. La primera, desde del lado de la oferta: habría que rebajar drásticamente los impuestos de las empresas y permitir una presión permanente a la baja sobre los salarios, si no estimularla activamente y aun organizarla desde el Estado. La segunda: todo el abanico de la macroeconomía debe dejarse en manos del Banco Central, o dicho más simplemente, el Estado debe actuar como una empresa o como un hogar; jamás debe asumir deuda alguna, y si lo hace, recortar el gasto debe convertirse inmediatamente en la prioridad de la política macroeconómica. En la desinformada imaginación de muchos decisores políticos nacionales y europeos basta esa receta para manejar una economía en cualquier país, grande o pequeño, rico o pobre, e independientemente de que la economía esté relativamente cerrada o relativamente abierta. Esta es también la visión del mundo a la que están apegadas instituciones como el FMI, el BCE y la Comisión Europea.
Macroeconomía, keynesianismo y sentido común dominante
Huelga decir que ese minimalismo parece estar en el interés de las empresas (lo cual no es cierto, pero ellas así creen firmemente) y, al propio tiempo, resulta plenamente congruente con la orientación ideológica actualmente dominante en los sindicatos (que se basa únicamente en la microeconomía). Esas visiones fáciles de entender pueden venderse en cualquier esquina, al menos mientras el pueblo permanezca mal informado de lo fundamental, lo que explica en buena medida, en mi opinión, por qué las políticas conservadoras pueden ponerse por obra sin demasiada resistencia.
El conservadurismo juega también con los instintos básicos y con los prejuicios y concepciones erradas de una parte substancial de la población: la naturaleza reprensible de la deuda (“paga lo que debes”) y la visión de la economía como una competición entre naciones en la que gana la mejor y sucumbe la débil (“trabajar duro compensa”). Rima con los instintos básicos.
El argumento alternativo –el keynesianismo en un sentido amplio de la palabra— se basa también, por supuesto, en los principios de la economía de mercado, pero requiere cierto esfuerzo de explicación y de comprensión, y en esa medida, resulta mucho menos apto para la ideología política y para la terminología del lego. El keynesianismo trata de la responsabilidad económica global del gobierno como un actor económico indispensable. A ojos de algunos, borra la aparentemente clara distinción entre las responsabilidades de los gobiernos y las de los bancos centrales, contradice lo que la gente, basada en el sentido común y en la experiencia, tiende a pensar sobre el vínculo entre salarios y empleo y rechaza la competición entre naciones como un juego de suma cero. Nada de eso resulta fácil de explicar, especialmente cuando nociones ideológicas de la economía como “supervivencia del más apto” y el régimen mercantilista reinan a sus anchas. La capacidad de atención se cuenta por segundos, y los autoproclamados expertos económicos publican falsedades y falacias en los periódicos de todo el país diariamente, durante años y sin cuento.
A la posición conservadora y al keynesianismo los separa realmente un mundo, pero nunca entran más en conflicto que en una situación de estancamiento y recesión (como en el caso de la Grecia de hoy) y cuando es necesario divisar una estrategia de crecimiento. Puesto que la posición conservadora ha llegado a identificar cualquierpensamiento macroeconómico como satanismo keynesiano, no quedan otras estrategias revitalizadoras de la economía que no sean las usadas por el ama de casa suaba que cayó en una ciénaga: trataba de abrirse paso bien resolviéndose a pisotear a otros, bien resolviendo perder peso a toda velocidad en la esperanza de salir de la ciénaga por propia iniciativa.
La posición conservadora es esencialmente errada porque ignora sistemáticamente –y excluye activamente— todas las repercusiones negativas de las políticas restrictivas de austeridad, y en primerísimo lugar, sus consecuencias para el crecimiento. No se precisa más que de una comprensión básica para entender este asunto esencial. Cuando los gobiernos aumentan los impuestos, recortan el gasto y presionan a la baja a los salarios, la demanda agregada cae inevitablemente. Este es en resumidas cuentas el problema de Grecia: las reformas destruyeron la demanda y, con ella, el potencial de la economía para recuperarse. Entretanto, tras 5 años de “reformas”, ni siquiera mejoró la proporción deuda/PIB (ni en Grecia ni en parte alguna). La proporción empeoró en Irlanda, aun cuando estos días la isla esmeralda es presentada como el emblema conservador de la “austeridad expansiva”. De acuerdo con la doctrina imperante, los recortes públicos tienen efecto positivo sobre los intereses. Sin embargo, puede mostrarse fácilmente que ese efecto no existe. Pero aun si tal efecto se diera, el efecto no puede darse en Europa, porque de todas maneras el BCE redujo ya los tipos de interés a cero. La otra verdad del asunto –intragable para el paladar conservador— es que en el mundo real los efectos negativos de los recortes salariales siempre desbordan a sus efectos positivos (que sólo se darían bajo muy específicas condiciones). Los recortes salariales tienen efectos negativos inmediatos en la demanda de los hogares y traen a largo plazo consigo efectos desastrosos en el exterior.
El errado y dañino ideario económico populista de los conservadores
La posición conservadora es, en realidad, pura ideología. Pero no importa realmente si sus tesis se revelan o no equivocadas. Su modelo económico y las reformas por las que aboga no deben ser cuestionadas políticamente, porque la menor concesión al respecto significaría admitir su imperfección y vulnerabilidad y abriría, como temen sus abogados, la caja de Pandora. A los conservadores les resulta imposible aceptar la idea de que el gobierno debe volver a jugar un papel macroeconómico activo, aun cuando es de toda obviedad que el gobierno es el único agente que puede jugar un papel macroeconómico específico y absolutamente indispensable, como se ve en Grecia estos días. La elemental razón por la que los partidos conservadores cristianodemócratas rechazan obstinadamente cualquier tipo de keynesianismo –los socialdemócratas hacen lo mismo, pero en su caso la cosa carece de propósito y es llanamente estúpida— es que no pueden esperar que su clientela burguesa y su electorado lleguen jamás a abandonar sus ideas económicas pequeñoburguesas, parroquianas y filisteas.
Pero observen las consecuencias de este estado de cosas. Hay un elemento de autoalimentación en el mismo. Lleva a una situación extremadamente deplorable y dañina. El ideario económico conservador pivota en torno a nociones populistas: la opinión económica del director de la empresa local de fontanería o del primer constructor local, por ejemplo. El resultado final es que esas visiones desinformadas y erradas, pero ideológicamente potentes, se propagan y perfilan como un asunto de sentido común (“todo el mundo entiende que…”). Las elecciones se ganan sobre la base de posiciones que “todo el mundo entiende”, sin importar si son manifiestamente erróneas y dañinas. La última y perversa consecuencia es que los partidos conservadores sólo pueden ser políticamente pragmáticos y seguir las indicaciones keynesianas (como hizo efímeramente Angela Merkel luego de que la crisis financiera global golpeara a Alemania) si el fontanero y el constructor (o los altos ejecutivos de las más importantes industrias exportadoras) se les acercan pidiendo ayuda. Pero eso ocurre sólo cuando están amenazadas las empresas y el sustento nacionales.
En otros países ni siquiera está abierta esa posibilidad. En lo tocante a problemas que no afectan a su electorado, los partidos burgueses conservadores jamás cambiarán de curso. Jamás admitirán el fracaso de sus políticas. No concederán que la austeridad ha sido una receta para el desastre. Que es, sin embargo, exactamente aquello en lo que ha venido insistiendo muy correctamente SYRIZA desde el principio. Dadas esas posiciones de partida, las “negociaciones” no permitían compromiso alguno. Las instituciones y el gobierno alemán dirigido por la CDU (democracia cristiana) tenían que insistir en políticas restrictivas y, luego, en políticas aún más restrictivas con independencia de los obvios fracasos de esas políticas, mientras que los objetivos principales de SYRIZA eran poner fin a la austeridad y dar a la economía griega un impulso positivo. Durante la última semana de junio, el Eurogrupo ofreció finalmente un paquete algo mitigado, pero seguía siendo muy restrictivo (esa oferta ha sido retirada de la mesa luego del referéndum). Las tuercas se aflojaron un poco tras cinco meses de negociaciones, pero seguían apretadas y resultaban muy dolorosas. Ahora SYRIZA ofrece un paquete que es muy similar a la última oferta hecha por la Troika. Rendición incondicional se llama a esto en tiempos de guerra. SYRIZA decidió aceptar las reformas y permitir que siga la austeridad. SYRIZA parece haber aceptado que el regreso de Grecia al crecimiento es imposible.
Los conservadores son incapaces de gobernar una economía grande y relativamente cerrada como es la economía europea
La conclusión que se sigue de todas estas consideraciones es amargamente decepcionante: prueba que es imposible hallar una vía de salida de la crisis de la unión monetaria europea mientras los conservadores estén en el poder y mientras la socialdemocracia les apoye. Los conservadores son incapaces de gobernar una economía grande y relativamente cerrada como es la economía europea. Eso puede sonar a juicio exageradamente sumario, habida cuenta del historial de la CDU y sus éxitos económicos. Pero si lo miramos con un poco más de detalle, es un juicio correcto. En las dos primeras décadas que siguieron a la II Guerra Mundial, cuando el pensamiento de Keynes imperaba por doquiera en la teoría y en las políticas económicas, la CDU se limitó a poner en práctica las nuevas políticas sin tener que decidir por sí misma. La Reserva Federal [estadounidense] dirigía la economía global, y los otros países secundaban. En la segunda fase de su gobierno, cuando la CDU regresó al poder en 1982 –tras haberlo perdido en 1969—, su “éxito” estuvo en gran medida determinado por factores ajenos al ámbito de su tomas de decisiones políticas: la apreciación del dólar en los 80 ayudó tremendamente a la economía alemana, y la unificación alemana en los 90 forzó a la CDU a adoptar políticas keynesianas.
Pero hemos entrado recientemente en la tercera fase de la hegemonía de la CDU. Esta vez no hay traza alguna de keynesianismo. Los conservadores están causando un daño enorme a la economía europea, porque sus políticas son falaces. El problema, por así decirlo, es que, entretanto, la economía alemana ha acumulado ventajas de tal envergadura en materia de comercio y competitividad, que se ve harto menos afectada por el daño colateral producido por las medidas conservadoras anticrisis. Los conservadores lo hicieron bien, piensan. Ignoremos las perniciosas consecuencias del desempleo exportado por Alemania, la presión por doquiera en Europa sobre los salarios, el desplome de la demanda, la consiguiente falta de inversiones, el auge de la deflación y el bajo crecimiento de la productividad.
No parece que la situación económica vaya a mejorar en Europa próximamente. Podemos hablar de alternativas, hacer sugerencias y proponer planes, pero nada de eso servirá de nada mientras no cambien las relaciones de fuerza dentro de los países acreedores. El cambio sólo tendrá una oportunidad cuando Francia y España –y posiblemente Italia también— comiencen a entender el pleno alcance del daño que el liderazgo alemán ha causado a la unión monetaria y cuando comiencen a oponerse abiertamente a la política alemana. Tal como están ahora mismo las cosas, sólo hay partidos antiausteridad en dos de esos tres países. Son esos partidos los que tienen el potencial para estar a la altura de desafío de mostrar a Alemania los límites de su poder situándose explícitamente contra esta Europa y este euro.
Poscriptum, 12 de julio: capitulación incondicional de Syriza o nada
Tras el salto atrás del gobierno de Syriza, es decir, tras el regreso al programa rechazado por el propio pueblo, algunos países, entre ellos Francia, se han percatado manifiestamente de que ya no se puede exigir más sin convertir en tragedia la farsa que ha venido representándose desde hace casi seis meses.
Muy otro es el caso en Alemania. Lo que Alemania y otros países septentrionales de la línea dura esperan es la capitulación incondicional de Grecia y, como yo ya sospechaba la semana pasada, la caída del gobierno griego por la vía de desencadenar una reacción de pánico en Atenas que desemboque en una salida de la Eurozona.
Esta actitud del ministro federal de finanzas, a la que evidentemente se ha sumado la Cancillera federal, apunta a monstruosos daños en Europa, en Alemania y en el mundo entero. Se insiste tercamente en una política carente de todo sentido (véase la carta de los cinco economistas) y demuestra ante el mundo entero que se tiene el poder y la desfachatez suficientes como para imponerse contra toda razón.
Ahora llega la hora del Presidente francés. Ahora se verá si, acorralado en una esquina, es al menos capaz de devolver el golpe. Ya no puede ahora seguir escondiéndose detrás de Alemania, porque hasta ayer mismo él mismo no quería evidentemente creer hasta qué punto de obstinación puede realmente llegar este gobierno alemán.
Si esta noche del 12 de julio François Hollande –tal vez acompañado de Matteo Renzi— no deja inequívocamente claro que no va a ser cómplice de la cura alemana radical, entonces se habrá hecho realidad una Europa que hasta ahora sólo existía en las pesadillas de los franceses, los italianos y otros pueblos europeos que tuvieron en el pasado sus peores experiencias con Alemania.
Si se impone Alemania, el daño que tal actitud nos hará a los alemanes a los ojos del mundo entero será inconmensurablemente grande. Porque, efectivamente, los ojos del mundo entero están puestos ahora en Alemania. Si la posición extremadamente pobre intelectualmente, y totalmente privada de sentido políticamente, se abre paso, el mundo entero, incluidos los socios europeos, sabrá desde hoy que con un gobierno alemán de democristianos y socialdemócratas jamás podrán encontrarse soluciones de política económica racionales.
Pero todavía es más grave el aislamiento intelectual a que se entrega con esto Alemania. Las personas racionales de todo el planeta se preguntarán cómo es posible que un país entero (incluidos el grueso de sus medios de comunicación y de sus académicos) haya podido librarse a tamaña aventura política locoide. Se volverán a plantear cuestiones que quedaron muy lejos en el pasado. Cuestiones que se tenían por contestadas, pero que exigirán ahora nuevas respuestas, si se ve que 85 años no bastan para hacer de Alemania un miembro cooperativo y normalmente dialogante de la comunidad de los pueblos del mundo.
Heiner Flassbeck (Birkenfeld, 1950) fue secretario de Estado en 1998-99 con el ministro de finanzas Lafontaine en el primer gabinete de Gerhard Schröder. Entre 2003 y 2012 fue economista en jefe (Chief of Macroeconomics and Development) de la Organización de Naciones Unidas para el Comercio Mundial y el Desarrollo (UNCTAD) en Ginebra hasta la fecha de su jubilación.
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domingo, 12 de julio de 2015
La catastrófica lógica interna de la crisis de la UE.
Javier Krahe.- Cuervo ingenuo.
De izquierda a derecha,
Javier Krahe, Joaquín Sabina y Alberto Pérez , el grupo La Mandrágora .
Tú decir que si te votan,
tú sacarnos de la OTAN,
tú convencer mucha gente.
Tú ganar gran elección,
ahora tú mandar nación,
ahora tú ser presidente.
Y hoy decir que es alianza
ser de toda confianza,
incluso muy conveniente.
Lo que antes ser muy mal
permanecer todo igual
y hoy resultar excelente:
Hombre blanco hablar con lengua de serpiente
Cuervo Ingenuo no fumar La pipa de la paz con tú,
¡por Manitú!
Tú no tener nada claro
cómo acabar con el paro,
tú ser en eso paciente,
pero hacer reconversión
y aunque haber grave tensión
ahí actuar radicalmente.
Tú detener por diez días
en negras comisarías
donde mal trato es frecuente:
ahí tú no ser radical,
no poner punto final,
ahí tú también muy paciente:
Hombre blanco hablar con lengua de serpiente
Cuervo Ingenuo no fumar La pipa de la paz con tú,
¡por Manitú!
Tú tirar muchos millones
en comprar tontos aviones
al otro gran presidente,
en lugar de recortar
loco gasto militar.
Tú ser su mejor cliente.
Tú mucho partido, pero
¿es socialista, es obrero,
o es español solamente?
Pues tampoco cien por cien
si americano también,
gringo ser muy absorbente.
Hombre blanco hablar con lengua de serpiente
Cuervo Ingenuo no fumar La pipa de la paz con tú,
¡por Manitú!
sábado, 11 de julio de 2015
Grecia . Crónica y consecuencias del NO.
Después del OXI: cuando los fuertes ya no son capaces de hacer cuanto pueden y los débiles ya no quieren sufrir cuanto deben |
Antoni Domènech, G. Buster, Daniel Raventós |
07/07/15 |
La noche del pasado domingo entramos en una nueva época histórica en toda Europa. Y el viento sopla ahora de empopada: los fuertes ya no son capaces de hacer cuanto pueden y los débiles no están ya dispuestos a sufrir cuanto deben.
El ejercicio de intromisión en la soberanía nacional griega que han llevado a cabo a plena luz los Juncker, Merkel, Schaüble, Dijsselbloem, Lagarde y Rajoy, y en la penumbra, Renzi y Draghi, tiene sin duda su precedente histórico –como casi todo en Europa— también en Grecia. Lo cuenta Tucídides en el famoso diálogo entre las autoridades de Milos y los delegados atenienses sobre la vacuidad de la democracia y la justicia cuando se trata de la soberanía en las relaciones entre potencias. Se resume en esta sentencia: "Los fuertes hacen cuanto pueden y los débiles sufren cuanto deben".
El desenlace es conocido. Tras rechazar la oferta de tributo de Milos, que quería ser "amigo de todos y enemigo de nadie", la isla y sus habitantes fueron colonizados y esclavizados por Atenas, con apoyo de Esparta, gracias a la traición interna de un sector de la oligarquía milense. No era otro el tenor de los mensajes cruzados estos días entre las instituciones europeas y el gobierno griego. Y si esta época nuestra produce un historiador como Tucídides, es probable que nuestros descendientes puedan leer en el futuro como un ejemplo de la "vieja política" los intercambios entre los ministros del Eurogrupo.
No será mucha exageración decir que la tradición republicano-democrática moderna nació casi dos milenios después, precisamente con este recordatorio de los Levellers plebeyos ingleses a la Cámara de los Comunes en 1646, en plena Revolución:
“Estamos convencidos de que no podéis olvidar que el propósito de vuestra elección como parlamentarios fue el de liberarnos de todo tipo de servidumbre y conservar la república en paz y felicidad. A tales efectos os otorgamos el poder que radica en nosotros para hacer eso mismo. Pues, precisamente, es lo que podríamos haber hecho nosotros mismos sin vosotros si por conveniente lo hubiéramos tenido: os hemos elegido –como personas que tenemos por aptamente calificadas, y fiables— para evitar algunos inconvenientes. Pero tenéis que recordar que con eso no hicimos sino conferiros un poder de confianza, el cual es siempre revocable, como no puede ser de otra manera, y no puede ser empleado para otro fin que el de nuestro propio bienestar. (…) Nosotros somos vuestros principales, y vosotros, nuestros agentes. Esa es una verdad que no podéis dejar de reconocer.” [1]
La democracia no pasa en el mundo por sus mejores momentos. No, desde luego, en Europa. Por eso resultó tan emocionante oír al ministro de finanzas griego, Varoufakis, justificar literalmente tres siglos y arreo después en esos mismos términos –en la rueda de prensa tras el Eurogrupo del pasado 27 de junio— la convocatoria de un referéndum para que, tras largos e infructuosos 5 meses de negociaciones del gobierno de Syriza con la Troika, el pueblo griego tomara directamente la palabra: “porque nosotros sólo somos los agentes, y el pueblo griego, el principal”.
Y entonces empezaron a proliferar las metáforas y las referencias bélicas. Elproverbialmente moderado europeísta Romano Prodi, viendo el impasse a que se había llegado, manifestaba su alarma hablando de un “momento Sarajevo” para la Europa del siglo XXI. Idéntica referencia en el analista financiero del Guardian, Larry Elliot. Otros se refirieron ya a Grecia como “el Vietnam de Europa”. El influyente semanario liberal alemán Der Spiegel advierte a la Sra. Merkel de que podría pasar a la historia como la responsable de que Alemania provocara –por tercera vez en un siglo— una catástrofe europea. Y el propio Yanis Varoufakis, entrevistado el pasado sábado por el diario madrileño El Mundo denunció el “terrorismo” financiero que obligó a Grecia a cerrar las oficinas bancarias.
Medios de comunicación en guerra, particularmente en el Reino de España: reporteros amedrentados, cuñaos, badulaques, matones de columna y dompereciendos varios
La guerra, pues. Y su primera víctima, como en todas las guerras, la verdad. La siempre inteligente periodista económica británica Frances Coppola ya venía advirtiendo desde hace meses de la falsaria capacidad intoxicadora de las apócrifamente habituales “fuentes de Bruselas” y de la asombrosa credulidad, entre perezosa y ovejuna, del grueso de becarios-periodistas que ahora cubren la información económica europea.
Casi todos lo dijeron, pero no, no era verdad que Tsipras hubiera perdido el pasado abril la confianza en su ministro Yanis Varoufakis: ¿quién se acuerda ya ahora?
No, no era verdad tampoco que Tsipras se estuviera saltando estas últimas semanas las líneas rojas trazadas en la campaña electoral: no era verdad que el acuerdo estuviera a la vuelta de la esquina porque, como repitió hasta la náusea el propio Mariano Rajoy, el gobierno griego hubiera capitulado allanándose a las propuestas del Eurogrupo.
Como tampoco fue verdad, luego –según repitieron gregariamente el grueso de reporteros de la prensa concertada española, quieras que no amedrentados por la línea editorial fijada con incompetente alarde de matonismo por sus respectivos jefes—, que Varoufakis se levantara inopinadamente de la mesa de negociaciones y Tsipras lanzara al día siguiente (27 de junio) a sus desolados socios europeos un ultimátum en forma de “irresponsable” consulta al pueblo griego.
Lo contrario era lo cierto. La convocatoria de referéndum fue la respuesta griega al destemplado ultimátum –“o lo tomas o lo dejas”— presentado por el triste burócrata “socialista” Dijselbloem al brillante científico metido a insólito político de convicciones, Varoufakis: y es que las fotos lo tienen más difícil para mentir.
Para mentir fotográficamente, hay que hacerlo descaradamente. Con manipulación a veces chapucera. Como en la La Vanguardia de ayer, que reproducía en portada una foto publicada más discretamente –¡todavía hay clases en la prensa concertada!— también en El País. Repárese en las estanterías por delante de un carrito rebosante de comida:
La degeneración del periodismo económico es un fenómeno más o menos internacional, y tiene sin duda que ver con la quiebra general del modelo de negocio y con la precarización y desprofesionalización de la profesión periodística en las últimas décadas. No sólo con las condiciones de trabajo de los reporteros, sino también con la preparación académica de los mismos. La macroeconomía científica va a contrapelo del “sentido común” dominante; no visita a domicilio, por así decirlo. Nadie que, pongamos por caso, diga que “las finanzas públicas de un Estado son como las privadas de una familia” aprobaría un curso de Macroeconomía básica seria. Pero (casi) todos lo repiten como badulaques.
Esa degeneración cobra en el Reino de España un relieve tan particularmente singular, que los medios de comunicación españoles acaban de ser distinguidos por el prestigioso Instituto Reuters de la Universidad de Oxford como los segundos menos fiables del mundo y, desde luego, como los menos fiables informativamente de Europa para su propia opinión pública. Y a eso hay que añadir todavía el índice inequívoco de la degeneración en nuestro país del periodismo de opinión, el españolísimo fenómeno del “tertuliano”: esa pequeña colección de ubicuos y bien pagados ganapanes prêt-à-penserdispuestos a opinar tan energuménica como peregrinamente de todo en todo momento. Vieja tradición patria:
Todos con instrumentos en las manos
de estilos y librillos de memoria,
por bizarría y por ingenio ufanos,
codiciosos de hallarse en la victoria
que ya tenían por segura y cierta,
de las heces del mundo y de la escoria.
Que la opinión pública española no sólo no se fía nada de sus medios de información, sino que ha empezado a secretar espontáneamente sus propias defensas antitóxicas frente al periodismo de opinión, lo atestigua, por ejemplo, el simpático y viral neologismo introducido por los jóvenes en las redes: “cuñadismo”. Dícese del opinar enterquecida, arrebatada, superficial y desinformadamente de todo y sobre todo, y normalmente, con tanto donaire como desprecio de los hechos más básicos.
Así, es cuñadistamente “obvio” que los griegos y los españoles “deberían hacer como los alemanes”: “flexibilizar” su mercado de trabajo, por ejemplo. No importan los hechos (que, por otro lado, los periodistas económicos y los peritos académicos en legitimación jamás presentan a la opinión pública). No importa que esos hechos prueben concluyentemente que (parte d)el éxito económico alemán pasa por haber mantenido y aun robustecido la protección legal del trabajo asalariado, mientras que las clases dominantes mediterráneas –¡muy señaladamente en el Reino de España!— han aprovechado, en cambio, la crisis para destruir derechos sociales y convertir progresivamente los puestos de trabajo en verdaderos infiernos de arbitrariedad despótica:
Los griegos (y los españoles) serían también cuñadistamente “vagos”. Tampoco aquí –¡faltaría más!— importan mucho los hechos:
Cuñadistamente, Grecia es y no es como el Reino de España. Según convenga. Cuandono lo es, Grecia sería un país singularísimo, hasta “genéticamente”. El otro día pudo escucharse en TV3 a un tertuliano habitual –del género “historiador” ultracatalanista y ultrasionista— sosteniendo tan seriecito como información de la mayor relevancia que el “ADN de los griegos actuales” no es el de Aristóteles y Platón, ¡adónde va usted a parar!, sino “turco” y “balcánico”. ¡Ah! ¡Misterio aclarado! ¡Pues Grexit, ya!
En ese mismo programa, otro tertuliano (éste, del género periodista-al-que-no-se-la-dan-con-queso) remachaba la ocurrencia con un rebencazo contra Stiglitz, el Premio Nobel de economía que ha pedido el No en el referéndum griego y que se habría atrevido a hablar de la “larga tradición democrática del pueblo griego”. ¡Pardillo! ¡Ignorante, este Stiglitz! “¿No sabe acaso que la democracia griega es como la española, de vida reciente?” Pues sí, claro que lo sabe, cuñaíto. Y como no sabe las cosas a medias, es decir, al modo “cuñao”, el Premio Nobel sabe también, por ejemplo, que la Resistencia democrática griega a la ocupación nazi-fascista pagó su lucha con más de medio millón de muertos entre 1940-45, para luego tener que sucumbir en una atroz guerra civil fomentada y militarmente apoyada por el imperialismo franco-británico: y es que la “tradición democrática” es eso, no las perogrulladas cuñadistas de cualquier Dompereciendo de la Transición.
También se pudo ver en ese programa de TV3 a un tercer contertulio (éste, del géneroeconomista-cuñao inescarmentable que se tragó todas las aldabas de la burbuja inmobiliaria española antes de 2008) crepitar de afectada indignación contra un sólidonotario más bien conservador que sensatamente se atrevió a recordar lo jurídicamente obvio, y es a saber, que una deuda impagable solo puede abordarse de tres maneras: con quita, con aplazamiento o con quita y aplazamiento. ¡Nada de eso! Schaüble –¡Schäuble!— llevaría “toda la razón”: las “deudas son sagradas”, y “si no se pagan, es el fin del orden europeo”. El Grexit, diga lo que quiera el editorialista alemán del Financial Times, sería, por comparación, un pequeño detalle sin importancia….
Para farisaico escándalo de la parasitaria pandilla tertuliana habitual, una de las muchas cosas buenas que ha hecho ya la nueva alcaldesa Ada Colau en sus primeros días de gobierno ha sido empezar a eliminar de BTV –la televisión pública de la ciudad de Barcelona— los repetidos espacios consagrados a torneos de sesgados faramallones, anunciando una nueva programación con más reportajes de investigación e ilustración de fondo.
El significado del referéndum y la “estrategia Varoufakis”
Del referéndum convocado por el gobierno de Tsipras, politicastros y opinadores profesionales opinaron de todo: desde el célebre –y tan franquistamente sincero— “las urnas son peligrosas” de la ministra Tejerina, hasta el más habitual –y cínicamente postfranquista— “la confusa pregunta ni se entiende”. Lo cierto es que, cualquiera que fuera la formulación de la pregunta, todo el mundo entendía perfectamente el significado del referéndum griego.
Por lo pronto, todo el mundo recuerda la estupefacción provocada en 2011 por la mera sugerencia del entonces primer ministro del PASOK, un apabullado Papandreu, de convocar un referéndum para pedir el Sí del pueblo griego a los recortes austericidas exigidos desde Bruselas. Y todo el mundo recuerda cómo acabó aquello: con Papandreu puesto groseramente en la picota por sus propios compañeros “socialistas” europeos (empezando por aquel infame Joaquín Almunia, entonces Comisario económico), para a continuación ser depuesto en una especie de indisimulado golpe colonial de la Troika y substituido por un banquero, Papadinos, afín a la burocracia europea y a la aristocracia del dinero. (Nosotros mismos escribimos entonces al respecto.)
Pues bien; ahora, el nuevo gobierno de la izquierda radical de Syriza no sólo no se limitaba a sugerir, sino que convocaba un referéndum, y encima, pedía el No. La sola convocatoria del referéndum era ya un desafío en toda regla a la cultura política crecientemente antidemocrática del gobierno de la Unión Europea. Y votar OXI (No) –todo el mundo lo entendía— era:
- votar No a una “construcción europea” crecientemente demofóbica,
- votar No a la Troika y defender la soberanía popular griega y de todos los pueblos de Europa (no solo los mediterráneos),
- votar No a la degeneración de la Europa de los valores democráticos y sociales,
- votar No al pésimo diseño institucional de la Eurozona monetaria,
- votar No a quienes vienen aprovechándose de ese mal diseño para saquear a todos los pueblos europeos, y por lo pronto, a los mediterráneos,
- votar No a los facilitadores políticos del saqueo,
- votar No, claro está, era también dar un voto de confianza al gobierno de Syriza, señaladamente a Tsipras y a su ministro de finanzas, Varoufakis, el negociador en Bruselas y máxima autoridad intelectual del gobierno,
- y en fin, pero no menos importante, porque los símbolos históricos, particularmente en lugares que como el Reino de España y Grecia han vivido durísimas guerras civiles, son decisivos en política, votar No era seguir en la tradición patriótica del Día del Gran “No” a Mussolini (el Επέτειος του «'Οχι», 28 Octubre de 1940), emblema donde los haya del Antifascismo y de la Resistencia democrática del pueblo griego: el OXI griego equivale más o menos exactamente al ¡No Pasarán! español.
Huelga decir que votar NAI (Sí) era lo contrario de todo eso. Significaba romper con la propia tradición antifascista y allanarse a unas autoridades europeas más y más aproadas al –dígase así— postantifascismo neoliberal.
Nadie dejó de entenderlo así. No había punto medio, ni valían las medias tintas. O con el OXI o con el NAI, con todas y cada una de sus implicaciones, también simbólicas.
No dejó de entenderlo así el BCE, una institución pretendidamente no-política, y en cualquier caso no electa, de la que depende el suministro de liquidez de la economía griega. Su decisión –probablemente ilegal— de poner arbitrariamente techo al suministro de liquidez a través del ELA obligó al gobierno de Syriza a tener que cerrar las oficinas bancarias en prevención de fugas masivas de depósitos. La semana deliberativa de campaña del referéndum tendría que hacerse, pues, con una población aterrorizada por el “corralito”. Fue la decisiva contribución del BCE a la campaña de terror en favor del Sí. Que las autoridades políticas electas de la UE dejaran en manos de tecnócratas no electos el trabajo político más sucio, lo dice casi todo de la calidad democrática de las instituciones europeas actuales.
No dejó tampoco de entenderlo así el presidente del Parlamento europeo, el “socialista” alemán Martin Schultz, que intervino de la manera más groseramente impropia en la campaña por el Sí, declarando redondamente que si triunfaba el No, los griegos saldrían del euro y tendrían que volver a acuñar dracmas: varios eurodiputados verdes y del grupo de la izquierda –como Urtasun— han dicho ya que le exigirán la dimisión.
Ni el presidente del Eurogrupo, el también “socialista” holandés, Dijselbloem –desastroso ministro de finanzas de su país—, que también salió con amenazas al No en su zafio estilo habitual. Menos jaques, los gobernantes “socialistas” Renzi (Italia) y Hollande (Francia) se limitaron a sugerir que el voto del Sí era el voto a Europa y a declarar paternalistamente que lo terrible del “muy respetable” referéndum era que, en el mejor de los casos, dividiría al pueblo griego en dos mitades: ganara el Sí o ganara el No, lo haría con resultado ajustadísimo…
Y no es necesario mencionar aquí las declaraciones de los gobernantes y políticos explícitamente conservadores. Baste decir que un Rajoy aterrorizado por la perspectiva de que un éxito, ya fuera mínimo, de Syriza significara un espaldarazo al espacio político del “sí se puede” en el Reino de España llegó tan lejos, que provocó una nota de protesta del gobierno de la República Helénica.
El significado del triunfo del NO
Pues bien; tal como había pronosticado casi en solitario el ministro Varoufakis –el más que probable inspirador de la audaz iniciativa dentro de un gobierno de Syriza que llegó a parecer por unas horas aturdido de su propia osadía—, el triunfo del No el pasado domingo fue rotundo y concluyente: 61% contra 38%. A saber qué dirán ahora los periodistillos que escribieron con jactanciosa obnubilación que la mera convocatoria del referéndum era el suicidio de Tsipras y de Syriza: “Acorralado, el viernes Tsipras se suicidó políticamente con la convocatoria de un referéndum que ha puesto en bandeja al resto de Gobiernos una victoria por KO”.
No hubo KO, sino todo lo contrario. El triunfo avasallador de Syriza, lejos de dividir al pueblo griego, lo ha unido, y como consecuencia de esa unión popular por abajo ejemplarmente expresada en el sereno desarrollo de la campaña del referéndum y en su apabullante resultado, hoy, lunes, hemos asistido a la escenificación de la unión del entero arco político democrático parlamentario detrás de Syriza.
La división ha cambiado de bando. La socialdemocracia europea ha salido profundamente divida de ese lance (y acaso, herida de muerte). El Eurogrupo está dividido. La Comisión Europea está dividida. La Troika, dividida también. Y tal vez asistamos en los próximos días a alguna escenificación de la división dentro del mismo gobierno alemán.
Toda la estrategia de Varoufakis estaba basada desde el comienzo en la idea de que una salida de Grecia del euro era una catástrofe, por supuesto, pero no sólo para Grecia, sino para toda la Eurozona (y para la economía mundial): la esencia de una unión monetaria es su irreversibilidad; rota ésta, la desintegración se pone inexorablemente en marcha. La inmensa mayoría de la población griega (ahora mismo, y con lo que ha llovido, ¡un 74%!) de ninguna manera quiere abandonar la moneda común. Syriza pasó de ser una izquierda parlamentaria marginal a ganar las elecciones en muy pocos meses, cuando abandonó el huero consignismo véteroizquierdista –o estrechamente nacionalista— y la huera palabrería de la izquierda académica intelectualmente degenerada de las últimas décadas, para aceptar básicamente la estrategia de negociación fundada en la célebre Modesta Proposición de Varoufakis, Galbraith y Stuart Holland. La salvación de Grecia, lejos de pasar por la ruptura con el euro, pasaba por convertir a la pequeña República helénica gobernada por la izquierda en punta de lanza de una reforma salvadora de toda la UE y estabilizadora de la Eurozona. Con ese mensaje ganó las elecciones en enero pasado. Con ese mensaje ganó autoridad internacional (Tsipras fue el candidato de toda la izquierda europea en las ultimas elecciones al Parlamento europeo). Y con ese mensaje acaba de obtener una victoria arrolladora en el referéndum del pasado domingo.
En cambio, toda la estrategia del sector más duro de las autoridades europeas estaba supuestamente basada en la hipótesis de que el Grexit ya no representaba una amenaza catastrófica para la UE y la Eurozona: “lo tomas o lo dejas”.
El referéndum ha dicho claro, alto y concluyentemente que “no lo toma”. Y ahora viene lo más difícil, lo que podríamos llamar el “momento Varoufakis”. El Grexit era básicamente un farol: no había más que ver a un circunspecto De Guindos esta mañana. Y de producirse un Greaccident en los próximos días, la destrucción mutua asegurada no destruiría ya a Syriza. Pero sí, y más temprano que tarde, a los políticos europeos del Sí. Los negociadores griegos pueden ahora decir que un Grexit sería ciertamente menos malo para ellos que para sus contrapartes negociadoras, y no sólo a medio o largo plazo. El equipo anti-OXI jugará en Europa (y en EEUU) dividido. Algunos, jugarán durísimo. Eso es seguro.
Estamos ahora exactamente en el escenario que Schäuble quería evitar. En el plano interno griego, la dureza inflexible de las autoridades europeas no haría otra cosa que reforzar ulteriormente a Syriza. Y en el plano internacional, el ala meliflua de las fuerzas políticas del anti-OXI corre el riesgo no ya sólo del descrédito total, sino de una desintegación mucho más rápida que la de la Eurozona tras un Greaccident. La noche del pasado domingo entramos en una nueva época histórica en toda Europa. Y el viento sopla ahora de empopada: los fuertes ya no son capaces de hacer cuanto pueden y los débiles no están ya dispuestos a sufrir cuanto deben.
NOTAS: [1] [[In 1646 while Lilburne was imprisoned for high treason, Overton wrote A Remonstrance of Many Thousand Citizens, and other Free-Born People of England, to their own House of Commons, urging that Lilburne be freed. The Remonstrance became a great Leveller manifesto.]
Antoni Domènech es el Editor general de SinPermiso. Gustavo Buster y Daniel Raventós son miembros del Comité de Redacción de SinPermiso
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viernes, 10 de julio de 2015
La carta de Grecia al MEDE ...
La nueva propuesta que el país heleno pide a los líderes
europeos «va en línea» con la presentada hace una semana, según ha desvelado Daniel Munevar, asesor del exministro de
Finanzas heleno Yanis Varoufakis, en declaraciones a RNE, e incluirá subida del
IVA, reestructuración de la deuda y financiación vía MEDE . Las propuestas griegas
enviadas al Mecanismo Europeo de Estabilidad prevén la financiación de la deuda
del país por tres años, a partir del 1 de julio de 2015 hasta el 30 de junio de
2018, por valor de 53.500 millones de euros, así como un paquete de inversión
para el desarrollo de la economía por valor de 35.000 millones de euros.( REUTERS)
Pero hay medios que
ocultan esa compensación , como la necesidad de una quita. De ese modo repiten
que cedió en todo y no valió de nada el referéndum. Para poder justificarse .
Y ...............
El FMI reconoce que la mayor parte del rescate a Grecia ha ido a parar a los bancos extranjeros
El economista jefe del Fondo publica una carta para
responder a las críticas en la que asegura que las ayudas "no solo"
beneficiaron a la banca griega." ..................."Partly as a result of this delay, an important fraction of the funds in the first program were used to pay short term creditors, and to replace private debt by official debt. The bail-out did not however only benefit foreign banks, but also Greek depositors and households, as one-third of the debt was held by Greek banks and other Greek financial institutions."
Si no se sabe lo que hay detrás no se entiende ya que intenta tapar ..en todas las justificaciones ..pero sí que dice "no sólo" en uno de esos cuatro puntos: "and to replace private debt by official debt. The bail-out did not however only benefit foreign banks, but also Greek depositors and households"; Es decir, que se convirtió deuda privada a deuda pública, y que el rescate no benefició únicamente a los bancos extranjeros, sino a los depositarios griegos también. Vamos, que sí benefició a los bancos extranjeros. Eso sí, este señor del FMI "olvida" mencionar que los depositarios griegos van a pagar igualmente a través de la deuda -que ahora es pública- a base de recortes. Y los bancos no. Luego se ha rescatado a los bancos, principalmente.
Si no se sabe lo que hay detrás no se entiende ya que intenta tapar ..en todas las justificaciones ..pero sí que dice "no sólo" en uno de esos cuatro puntos: "and to replace private debt by official debt. The bail-out did not however only benefit foreign banks, but also Greek depositors and households"; Es decir, que se convirtió deuda privada a deuda pública, y que el rescate no benefició únicamente a los bancos extranjeros, sino a los depositarios griegos también. Vamos, que sí benefició a los bancos extranjeros. Eso sí, este señor del FMI "olvida" mencionar que los depositarios griegos van a pagar igualmente a través de la deuda -que ahora es pública- a base de recortes. Y los bancos no. Luego se ha rescatado a los bancos, principalmente.
Esta confirmado por la auditoria.. " Mecanismo del sistema de deuda en Grecia revela los mecanismos ideados por los acuerdos que se implementaron desde mayo de 2010. Éstos crearon una gran cantidad de nueva deuda con los acreedores bilaterales y con el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), mientras generaban costes abusivos que profundizaron más en crisis. Los mecanismos revelan cómo la mayoría de los fondos prestados fueron transferidos directamente a las instituciones financieras. En lugar de beneficiar a Grecia, han acelerado el proceso de privatización, a través del uso de instrumentos financieros".
Y ademas lo repetía ayer Borrell en Barcelona ...."El político ha recordado que el 95% de las ayudas que ha recibido el país “solo pasaron” por él, “los griegos no han visto un duro porque estas fueron a los bancos”.http://cort.as/Udzo
Ver también ..
John Taylor http://cort.as/Ue0- ;
De todos modos de esto nada se entiende sino se mira la auditoria....http://elfalansteriodetheleme.blogspot.com.es/2015/06/como-fue-inflada-la-deuda-griega.html
jueves, 9 de julio de 2015
Datos Grecia .
Como fallaron las previsiones de la troica.
Las previsiones en mayo de 2010 tanto de la Comisión como del FMI eran que la crisis griega significaría una caída total del PIB real del 8,6% para el periodo 2009-2011 (ver página 12 http://cort.as/PuWp y página 9http://cort.as/UB_s ). El PIB real griego cayó entre 2009 y 2013 un 29,2%http://cort.as/UB_t Entre 2001 y 2008 el déficit por cuenta corriente en España llegó a ser del 10% del PIB (en Grecia del 16% y en Letonia, ese gran éxito neoliberal, del 26%). En Alemania, el superávit llegó a ser del 8%.http://cort.as/U7jA No olvidemos que en España, la deuda externa total fue en 2004 de 600.000 millones de euros. En 2008, ascendía ya a 1.700.000 millones de euros. http://cort.as/7Hn6
Más información: http://cort.as/UDeihttp://cort.as/TqB1
Datos del Eurostat . 07/07/2014 Marta Garijo y Raúl Sánchez en eldiario.es informan: ”Según los datos de Eurostat, el 32,4% que destina el Estado de Grecia a a la protección social (prestaciones por desempleo, las pensiones o las ayudas por enfermedad) se sitúa significativamente por debajo del 41% de media de los países del Euro. En lo relativo a sanidad y educación, el gasto público griego se encuentra también por debajo de la media de la los países del euro. En el caso de la sanidad, el porcentaje destinado a ella representa el 8,6% del total del gasto público mientras que la media de la zona euro asciende al 14,7%. En educación, Atenas se sitúa en el furgón de cola con un gasto del 7,6% del total frente al 9,7% de media de los países de la moneda única. El gasto en la partida de defensa se sitúa en el 3,6% del gasto público general, por encima del 2,5% que se destina a esta partida de media en la zona euro (Grecia tiene aviones de combate fabricados en Francia y EEUU y submarinos producidos en Alemania http://cort.as/UWXb )” Resto:http://cort.as/UWBg Más información: http://cort.as/TqB1
Más información: http://cort.as/UDeihttp://cort.as/TqB1
Datos del Eurostat . 07/07/2014 Marta Garijo y Raúl Sánchez en eldiario.es informan: ”Según los datos de Eurostat, el 32,4% que destina el Estado de Grecia a a la protección social (prestaciones por desempleo, las pensiones o las ayudas por enfermedad) se sitúa significativamente por debajo del 41% de media de los países del Euro. En lo relativo a sanidad y educación, el gasto público griego se encuentra también por debajo de la media de la los países del euro. En el caso de la sanidad, el porcentaje destinado a ella representa el 8,6% del total del gasto público mientras que la media de la zona euro asciende al 14,7%. En educación, Atenas se sitúa en el furgón de cola con un gasto del 7,6% del total frente al 9,7% de media de los países de la moneda única. El gasto en la partida de defensa se sitúa en el 3,6% del gasto público general, por encima del 2,5% que se destina a esta partida de media en la zona euro (Grecia tiene aviones de combate fabricados en Francia y EEUU y submarinos producidos en Alemania http://cort.as/UWXb )” Resto:http://cort.as/UWBg Más información: http://cort.as/TqB1
miércoles, 8 de julio de 2015
Roberto Rossellini .- Roma, Città Aperta (1945)
El nacimiento del neorrealismo italiano
Brecha
Se cumplen siete décadas del estreno de “Roma, Città Aperta” (1945), la película de Roberto Rossellini que motivó el bautismo internacional del cine italiano de posguerra como neorrealismo, y que a nivel de lenguaje cinematográfico, en palabras de Jacques Rivette, “abrió una brecha por la que el cine entero debe pasar bajo pena de muerte”. |
En plena ocupación nazi de Italia un director de cine católico (Rossellini) y un escritor comunista (Sergio Amidei) se reunieron para poner en común la voluntad de ser cronistas de su tiempo. Amidei comenzó a escribir el guión en junio de 1944 basándose en la historia real del sacerdote Luigi Morosini, el cual fue torturado y asesinado por colaborar con el Comité de Liberación Nacional. Rossellini por su parte comenzó a realizar tomas documentales de Roma cuando la ciudad aún se encontraba ocupada. Federico Fellini entraría algo más tarde a colaborar junto a Amidei en la elaboración del guión.
Juntos retrataron en el celuloide las ruinas que la historia dejaba en la capital italiana junto a aquellas personas que lo sufrieron, empleando un lenguaje cinematográfico espontáneo y liberado en el que primaban más los sentimientos y la vivencia de lo mostrado que las reglas de composición y el acabado de las escenas. “Roma, ciudad abierta es el filme del miedo, del miedo de los demás, pero sobre todo del mío”, dijo su director. El escritor y crítico español José Luis Guarner advertía en su célebre biografía de Rossellini acerca de la paradoja que suponía que un cineasta despreocupado por las cuestiones formales fuese el principal detonante de la renovación del lenguaje cinematográfico de aquellos años. Su “trilogía de la guerra”, compuesta además por Paisà (1946) y Alemania, año cero (1948), logró incorporar la mirada documentalista y el espíritu de protesta al cine de ficción, cambiando para siempre la óptica del séptimo arte.
La informalidad que caracterizó la producción de este tipo de películas, y su compromiso con la veracidad de lo representado, hizo que fuese habitual la modificación del guión sobre la marcha del rodaje. Además era frecuente que los actores y figurantes se interpretasen de alguna forma a sí mismos, por tanto sus ideas y testimonios suponían un interesantísimo material para los directores y guionistas, los cuales les dejaban un amplio margen para la improvisación. Así la dictadura de las celebrities, propia del star system estadounidense, se abolía.
La realidad del Neorrealismo. El relato de Roma, ciudad abierta se estructura conforme a la historia de tres personajes protagonistas, cuya disparidad deja constancia de la heterogénea composición del Comité de Defensa Nacional que lideró la resistencia italiana: una viuda en el paro, cabeza de familia (Anna Magnani), un ingeniero comunista (Marcello Pagliero) y un cura antifascista (Aldo Fabrici). El resultado fue una crónica coral acerca del fin de la ocupación, compuesta por las diversas (sub)crónicas vitales entrelazadas de aquellos que participaron en su producción.
Irrumpían en la pantalla los nuevos personajes arquetípicos del movimiento, el niño y la mujer, encarnados en Pina (Anna Magnani) y su hijo Marcello (Vito Annicchiarico), un niño al que sus propias circunstancias vitales arrebataron la infancia de forma prematura, y que como tantos otros de su tiempo participó junto a sus compañeros activamente de la lucha antifascista. La carencia de medios del momento, así como de la voluntad de otorgar primacía a la realidad filmada sobre la propia narración, derivaron en un nuevo estilo de filmación que supuso una respuesta a los rígidos cánones de producción del cine clásico estadounidense, regido por las necesidades mercantiles de la industria y la propaganda. Así, contra la producción en serie de películas surgía la naturalidad prodigiosa neorrealista con directores que supieron mirar su entorno y valorar la vida misma. Una vida cruda y sin maquillajes, como el rostro de Anna Magnani, una nueva diva aguerrida, víctima de su tiempo, tanto por sus circunstancias de clase como por su género. En su rostro y gestualidad se pueden apreciar las huellas de su crianza en los suburbios romanos. No es una celebrity al uso de belleza decorativa, su encanto y hermosura superan los frívolos cánones estéticos del cuerpo femenino mercantilizado, siendo sin duda la que mejor encaja en la pantalla del nuevo cine. No por casualidad un visionario como Federico Fellini se refirió a ella en su Roma de 1972 como el emblema de la capital italiana.
Su personaje de Pina, en Roma, ciudad abierta, está inspirado en la mártir de la resistencia romana Teresa Gullace, una mujer embarazada, esposa de un partisano detenido por los fascistas que fue asesinada cuando acudió junto a otras mujeres a protestar ante el cuartel donde éste se encontraba retenido. Según se cuenta, Teresa se acercó a hablar con él a través de una ventana desatendiendo las órdenes de los guardias, los cuales dispararon contra ella en plena calle. Su marido en la realidad acabó siendo liberado tras su asesinato, pero no rescatado a los tiros por sus compañeros como se representa en el filme, sino debido a la presión popular que desencadenó la iniciativa que llevaron a cabo las camaradas de Teresa, las cuales instalaron una improvisada capilla ardiente de la difunta frente a dicho cuartel en forma de protesta. En pocas horas su ataúd se llenó de flores aportadas por los vecinos de la ciudad solidarizados con la causa, lo que sirvió para ocupar la calle alzando la voz contra la represión
nazi.
La película se rodó en varias viviendas particulares, entre ellas la del propio Sergio Amidei, frecuentada por varios líderes de la resistencia amigos suyos, como Giorgio Amendola y Celeste Negarville, en los que el escritor se inspiró para crear el personaje del ingeniero Giorgio Manfredi. Las escenas que transcurren en el interior de una iglesia fueron filmadas en una capilla situada en el Trastévere romano, cedida por el padre Papagallo, un sacerdote que desempeñó su activismo antifascista proporcionando documentos falsos a los partisanos, tal cual el personaje interpretado por Aldo Fabrici. Paradójicamente, la película no gustó a las posteriores autoridades democristianas a pesar de haber sido rodada por alguien que comulgaba con parte de sus planteamientos. Así, catalogaban este tipo de películas como incitadoras del odio, e instaban a sus realizadores a rodar con mayor optimismo acerca de la realidad patria. La hipocresía de estos dirigentes les hacía preocuparse más por la imagen de Italia que estas cintas trasmitían en el exterior que por la crudeza de la realidad que retrataban. Sin embargo, a nivel histórico el neorrealismo supuso un detonador de la revolución expresiva que llegaría a finales de la década siguiente con las “nuevas olas” que se propagaron a lo largo y ancho del globo al margen de Hollywood, liberando definitivamente el lenguaje cinematográfico en pro de soluciones expresivas determinantes para representar la compleja realidad psicológica, social y humana. Desde Godard hasta creadores más recientes, como Michael Haneke o Abbas Kiarostami, pasando por los innumerables maestros que se ubican entre ellos tanto a nivel temporal como geográfico, se encuentra la matriz creativa e inconformista que los neorrealistas trazaron en su momento, y que en Roma, ciudad abierta tuvo su primera difusión internacional.
Juntos retrataron en el celuloide las ruinas que la historia dejaba en la capital italiana junto a aquellas personas que lo sufrieron, empleando un lenguaje cinematográfico espontáneo y liberado en el que primaban más los sentimientos y la vivencia de lo mostrado que las reglas de composición y el acabado de las escenas. “Roma, ciudad abierta es el filme del miedo, del miedo de los demás, pero sobre todo del mío”, dijo su director. El escritor y crítico español José Luis Guarner advertía en su célebre biografía de Rossellini acerca de la paradoja que suponía que un cineasta despreocupado por las cuestiones formales fuese el principal detonante de la renovación del lenguaje cinematográfico de aquellos años. Su “trilogía de la guerra”, compuesta además por Paisà (1946) y Alemania, año cero (1948), logró incorporar la mirada documentalista y el espíritu de protesta al cine de ficción, cambiando para siempre la óptica del séptimo arte.
La informalidad que caracterizó la producción de este tipo de películas, y su compromiso con la veracidad de lo representado, hizo que fuese habitual la modificación del guión sobre la marcha del rodaje. Además era frecuente que los actores y figurantes se interpretasen de alguna forma a sí mismos, por tanto sus ideas y testimonios suponían un interesantísimo material para los directores y guionistas, los cuales les dejaban un amplio margen para la improvisación. Así la dictadura de las celebrities, propia del star system estadounidense, se abolía.
La realidad del Neorrealismo. El relato de Roma, ciudad abierta se estructura conforme a la historia de tres personajes protagonistas, cuya disparidad deja constancia de la heterogénea composición del Comité de Defensa Nacional que lideró la resistencia italiana: una viuda en el paro, cabeza de familia (Anna Magnani), un ingeniero comunista (Marcello Pagliero) y un cura antifascista (Aldo Fabrici). El resultado fue una crónica coral acerca del fin de la ocupación, compuesta por las diversas (sub)crónicas vitales entrelazadas de aquellos que participaron en su producción.
Irrumpían en la pantalla los nuevos personajes arquetípicos del movimiento, el niño y la mujer, encarnados en Pina (Anna Magnani) y su hijo Marcello (Vito Annicchiarico), un niño al que sus propias circunstancias vitales arrebataron la infancia de forma prematura, y que como tantos otros de su tiempo participó junto a sus compañeros activamente de la lucha antifascista. La carencia de medios del momento, así como de la voluntad de otorgar primacía a la realidad filmada sobre la propia narración, derivaron en un nuevo estilo de filmación que supuso una respuesta a los rígidos cánones de producción del cine clásico estadounidense, regido por las necesidades mercantiles de la industria y la propaganda. Así, contra la producción en serie de películas surgía la naturalidad prodigiosa neorrealista con directores que supieron mirar su entorno y valorar la vida misma. Una vida cruda y sin maquillajes, como el rostro de Anna Magnani, una nueva diva aguerrida, víctima de su tiempo, tanto por sus circunstancias de clase como por su género. En su rostro y gestualidad se pueden apreciar las huellas de su crianza en los suburbios romanos. No es una celebrity al uso de belleza decorativa, su encanto y hermosura superan los frívolos cánones estéticos del cuerpo femenino mercantilizado, siendo sin duda la que mejor encaja en la pantalla del nuevo cine. No por casualidad un visionario como Federico Fellini se refirió a ella en su Roma de 1972 como el emblema de la capital italiana.
Su personaje de Pina, en Roma, ciudad abierta, está inspirado en la mártir de la resistencia romana Teresa Gullace, una mujer embarazada, esposa de un partisano detenido por los fascistas que fue asesinada cuando acudió junto a otras mujeres a protestar ante el cuartel donde éste se encontraba retenido. Según se cuenta, Teresa se acercó a hablar con él a través de una ventana desatendiendo las órdenes de los guardias, los cuales dispararon contra ella en plena calle. Su marido en la realidad acabó siendo liberado tras su asesinato, pero no rescatado a los tiros por sus compañeros como se representa en el filme, sino debido a la presión popular que desencadenó la iniciativa que llevaron a cabo las camaradas de Teresa, las cuales instalaron una improvisada capilla ardiente de la difunta frente a dicho cuartel en forma de protesta. En pocas horas su ataúd se llenó de flores aportadas por los vecinos de la ciudad solidarizados con la causa, lo que sirvió para ocupar la calle alzando la voz contra la represión
nazi.
La película se rodó en varias viviendas particulares, entre ellas la del propio Sergio Amidei, frecuentada por varios líderes de la resistencia amigos suyos, como Giorgio Amendola y Celeste Negarville, en los que el escritor se inspiró para crear el personaje del ingeniero Giorgio Manfredi. Las escenas que transcurren en el interior de una iglesia fueron filmadas en una capilla situada en el Trastévere romano, cedida por el padre Papagallo, un sacerdote que desempeñó su activismo antifascista proporcionando documentos falsos a los partisanos, tal cual el personaje interpretado por Aldo Fabrici. Paradójicamente, la película no gustó a las posteriores autoridades democristianas a pesar de haber sido rodada por alguien que comulgaba con parte de sus planteamientos. Así, catalogaban este tipo de películas como incitadoras del odio, e instaban a sus realizadores a rodar con mayor optimismo acerca de la realidad patria. La hipocresía de estos dirigentes les hacía preocuparse más por la imagen de Italia que estas cintas trasmitían en el exterior que por la crudeza de la realidad que retrataban. Sin embargo, a nivel histórico el neorrealismo supuso un detonador de la revolución expresiva que llegaría a finales de la década siguiente con las “nuevas olas” que se propagaron a lo largo y ancho del globo al margen de Hollywood, liberando definitivamente el lenguaje cinematográfico en pro de soluciones expresivas determinantes para representar la compleja realidad psicológica, social y humana. Desde Godard hasta creadores más recientes, como Michael Haneke o Abbas Kiarostami, pasando por los innumerables maestros que se ubican entre ellos tanto a nivel temporal como geográfico, se encuentra la matriz creativa e inconformista que los neorrealistas trazaron en su momento, y que en Roma, ciudad abierta tuvo su primera difusión internacional.
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