Zelenski en Vilna aislado y vestido de militar .. la foto es de Telesur merecedora de un premio Pulitzer
El fiasco de su contraofensiva pone contra las cuerdas a
Ucrania
Ucrania pide urgentes garantías de seguridad a Occidente
ante el fiasco de su contraofensiva contra una Rusia que aguanta el embate de
Kiev y se prepara para alargar la guerra cuanto sea necesario.
JUAN ANTONIO SANZ
02/08/23
Rusia ha frustrado hasta el momento todos los intentos
ucranianos de romper su línea defensiva. Además, el Kremlin ha lanzado su
propia ofensiva en el nordeste de Ucrania y su elusión de las sanciones
internacionales le garantiza los fondos y la tecnología necesarios para una
contienda que dure años.
Este martes, 02/08/23el portavoz del Estado Mayor General de las
Fuerzas Armadas de Ucrania, Andrii Kovalev, afirmó que los efectivos ucranianos
estaban frenando una ofensiva rusa en el nordeste del país, hacia las ciudades
de Kupiansk y Liman.
De facto, Kovalev estaba reconociendo que, al margen de los
esfuerzos rusos para detener la contraofensiva ucraniana en Zaporiyia y algunos
puntos de Donetsk, el ejército del Kremlin ha tomado la iniciativa no solo en
esta región del Donbás sino en dirección de Járkov, de donde fueron desalojadas
sus tropas hace casi un año.
Si el ejército ruso reabre el frente de Járkov, las tropas
ucranianas tendrán problemas importantes para su contraofensiva en marcha en
Zaporiyia y en torno a Bakhmut, en Donetsk, donde los combates con las fuerzas
del Kremlin vuelven a ser tan encarnizados como durante su asedio y toma por
los rusos hace unos meses.
En Zaporiyia no van demasiado bien las cosas para los
ucranianos. Los intentos de rebasar las líneas rusas se han estancado de nuevo,
tras el esfuerzo de la semana pasada en Staromaiorske y Robotyne. De momento,
las ganancias territoriales ucranianas son escasas y no se acaba de romper una
línea de defensa blindada con las minas anticarro y antipersona plantadas por
los rusos.
La decepción de Staromaiorske
La aldea de Staromaiorske, un punto clave reforzado por los
rusos durante la invasión, fue recuperado por los ucranianos la semana pasada
en el mayor avance registrado por la contraofensiva desde que se lanzó a
principios de junio.
Sin embargo, apenas unos días después, los rusos volvieron a
tomar esa localidad en una batalla encarnizada que apunta, por los testimonios
de los combatientes ucranianos, a una de las tácticas favoritas militares
rusas: dejar avanzar al enemigo para después revolverse y tomar desprevenidas a
las fuerzas contrarias.
Se esperaba que la batalla de Staromaiorske abriera una
brecha en los territorios ocupados por Rusia desde febrero de 2022, en
dirección al mar de Azov, pero tal esfuerzo se vio frustrado por el refuerzo de
la parte rusa del frente y la capacidad del ejército del Kremlin para el
contraataque.
Es en esa línea del frente donde se puede definir el rumbo
de la guerra y no en los ataques puntuales con drones –en su mayoría
derribados- contra Moscú o alguna de las grandes ciudades ucranianas.
La justificación de Kiev ante la lentitud de la
contraofensiva es que se intenta ante todo evitar un alto número de bajas
ucranianas. No parece haber sido el caso de estas últimas batallas, donde los
muertos pueden contarse por miles.
No es de extrañar, pues, que los esfuerzos ucranianos se
estén centrando también en recabar el apoyo occidental para plasmar con dinero,
armas más potentes y amenazas contra Rusia el compromiso que en julio le dieron
a Kiev la OTAN y el G7 reunidos en Vilna.
Promesas endebles para garantizar la seguridad ucraniana
En la cumbre de Lituania, los miembros del Grupo de los
Siete países más industrializados del planeta (Alemania, Canadá, Estados
Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, todos parte de la OTAN, menos el
país asiático) acordaron que cada estado negociaría acuerdos concretos con
Ucrania para ofrecerle garantías de seguridad, además de proveerle con armas y
consolidar sus fuerzas armadas.
No hubo en Vilna, en cambio, ninguna fecha concreta para
concretar la eventual adhesión de Ucrania a la OTAN, lo que frustró el primer
objetivo del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Tal y como declaró esta semana el jefe de la Administración
Presidencial ucraniana, Andreii Yermak, las garantías de seguridad para Ucrania
"serán obligaciones concretas y a largo plazo que aseguren la capacidad de
Ucrania para derrotar y frenar la agresión rusa en el futuro. Serán formatos y
mecanismos de apoyo claramente redactados".
Según Yermak, tales garantías "estarán vigentes hasta
que Ucrania asegure su ingreso en la OTAN". En este contexto, explicó el
funcionario ucraniano, se incluyen las conversaciones que tienen lugar esta
semana en Estados Unidos, principal soporte de Ucrania en la guerra contra
Rusia y cuyo ejemplo a la hora de definir un formato de esas garantías de
seguridad podría ser adoptado por el resto de los países comprometidos, una decena,
tal y como aseguró Yermak.
Expectativas ante la reunión de Yeda el fin de semana
El jefe de Gabinete de Zelenski indicó también que esas
garantías de seguridad serán tratadas este fin de semana próximo en la amplia
reunión que los aliados de Kiev y otros países celebrarán en Yeda, Arabia
Saudí, para estudiar el plan de paz del presidente ucraniano. Zelenski apuesta
por negociar una vez que los rusos hayan dejado Ucrania, algo que parece
bastante complicado en estos momentos.
El lunes, Moscú mostró interés por los participantes y los
temas a tratar en Yeda, pero Kiev advirtió inmediatamente que en ningún caso
Rusia sería bienvenida a esta reunión. Tampoco la habían invitado los
anfitriones del evento, que prefieren primero tantear a los aliados de Ucrania
y otros países que pudieran hacer alguna aportación.
La idea de esta reunión, desvelada por el diario
estadounidense The Wall Street Journal, es sentar las bases para una cumbre
sobre la paz en Ucrania a fines de año.
A la reunión de Yeda, que se celebrará los días 5 y 6 de
agosto, asistirán unos treinta países. Han confirmado su asistencia Estados
Unidos, Reino Unido, la Unión Europea y Polonia, entre los aliados de Ucrania.
También se ha invitado a países que han manifestado su neutralidad en esta
crisis, como Brasil e India.
No parece que vaya a haber mucho más apoyo hacia el apoyo
occidental a Ucrania por parte de los llamados países del "Sur".
Pesan mucho las reticencias mostradas por muchos países latinoamericanos en la
cumbre que el mes pasado celebraron con la Unión Europea.
Las sanciones, en solfa. Chips occidentales en los misiles
rusos
Los países emergentes tienen muchas dudas sobre la
legitimidad y sentido de las sanciones internacionales impuestas por Occidente
a Rusia. Precisamente, el tema de la eficacia de las sanciones ha vuelto a
plantearse estos días, esta vez con una investigación presentada por el portal
de internet independiente ruso Viorstka.
Según ese artículo, Rusia está eludiendo las sanciones
occidentales y logrando importar componentes electrónicos de uso militar. En
los últimos seis meses, Rusia habría importado de compañías occidentales un
monto de 502 millones de dólares en chips sujetos a sanciones. Este tipo de
tecnología es empleada en la fabricación de misiles y otras armas.
Así lo indican las entrevistas a funcionarios y empresarios,
y las estadísticas aduaneras examinadas por Viortska, cuyos datos
confidenciales apuntan a que Rusia "puede importar prácticamente de todo y
desde cualquier parte del mundo, desde un chip de uso civil y militar, hasta un
turbopropulsor para un Airbus".
El reportaje subraya que en estas transacciones a través de
terceros países, con China y el emporio financiero de Hong Kong como puentes
clave en este negocio, participan empresas occidentales cuya colaboración
permite a las autoridades rusas eludir las sanciones de Estados Unidos y países
de la Unión Europea.
Según explica Viortska, esta elusión de sanciones afecta por
ejemplo a los misiles de crucero rusos X-101, que fabrica la empresa KTRV y
están siendo lanzados en Ucrania, y que tienen procesadores Intel (NASDAQ:INTC)
y chips Xilinx y Texas Instrument, además de un transceptor Analog Devices Inc
(NASDAQ:ADI). También importó Rusia semiconductores de la empresa alemana
Infineo.
Y no son solo los componentes para armas. Rusia sigue
vendiendo sus combustibles sin mayores problemas, como lo muestran las últimas
cifras sobre el incremento de la venta de diesel al exterior comunicadas este
martes y en las que Turquía, miembro de la OTAN, aparece como destino
principal. En julio, se enviaron a Turquía 1,3 millones de toneladas de diesel,
esto es, un tercio de las exportaciones totales de este combustible.
El problema de creerse la propia propaganda
Bajo estos parámetros, son más inquietantes las cifras que
ofrece Rusia sobre su creciente producción militar o su apuesta por alargar la
guerra todo lo que sea necesario.
Mientras la propaganda occidental insiste de forma machacona
sobre las dificultades de Rusia para disponer de misiles, sus empresas no paran
de hacer negocios con el exterior, incluso, directa o indirectamente, con los
países aliados de Ucrania, vendiéndoles sus combustibles o adquiriendo la base
tecnológica de su industria militar.
Con la guerra alargándose, el tiempo juega a favor de Rusia,
de ahí la insistencia ucraniana en la obtención de esas garantías de seguridad.
Desgraciadamente para Kiev, tales garantías pasarían por el cruce de líneas
rojas en la participación occidental en el conflicto. No será el caso, como se
vio en Vilna.
Los países de la OTAN y la UE preferirán seguir apostando
por el envío de más armas, alimentando la propia industria militar occidental,
y eludiendo una negociación que, cada día que pasa, parece más necesaria.
https://www.publico.es/internacional/fiasco-contraofensiva-pone-cuerdas-ucrania.html#md=modulo-portada-bloque:4col-t1;mm=mobile-medium
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