El
modelo Meloni
Benoît Bréville,
Julio de 2023
Mondiplo.
Las turbulencias del verano de 2022 son agua pasada. Ursula
von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, amenazaba por entonces a los
italianos con represalias si llevaban al poder a Giorgia Meloni. Ahora, las dos
dirigentes, una de derechas, la otra de extrema derecha, se muestran sonrientes
ante los fotógrafos, intercambian cortesías en las redes sociales y se van de
viaje juntas a Túnez. La presidenta del Consejo de Ministros italiano, a la que
se tildaba de “populista”, “iliberal” y “posfascista”, se ha convertido en
pocos meses en un socia seria y razonable.
Meloni descubrió rápidamente cómo operar esa metamorfosis.
Tan pronto como se instaló en el Palacio Chigi, elaboró un plan de rigor
presupuestario, recortó el gasto social y cesó en sus críticas al yugo de
Bruselas; medidas imperativas para obtener el maná del plan de recuperación
(191.000 millones de euros de aquí a 2026). También ha reafirmado su adhesión a
la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y exigido sanciones más
drásticas contra Moscú y armas más sofisticadas para Kiev. En definitiva, se ha
unido al discurso dominante. “No hay nadie que milite más por Europa y el euro
que Giorgia Meloni”, aplaude el ensayista francés Alain Minc (FigaroVox, 8 de
junio de 2023). “Actualmente, defiende con pasión a Kiev en todos sus
discursos. Ya no se la oye criticar a la Unión Europea ni a la OTAN. En unos
meses, se ha desembarazado de su imagen extremista”, se regocija el politólogo
liberal Dominique Reynié (Le Figaro, 11 de junio de 2023).
Así se obtiene el diploma europeo de respetabilidad. El
beneficiario debe respetar dos valores cardinales: la austeridad y el
atlantismo. Una vez cumplidas esas condiciones, Meloni puede proseguir con las
declaraciones xenófobas, estigmatizar a las personas lesbianas, gais,
bisexuales y trans, agitar el fantasma del “gran reemplazo”, restringir el
acceso al aborto, tratar de modificar la Constitución en un sentido
autoritario, controlar los medios de comunicación y aherrojar las instituciones
culturales. Le siguen abriendo todas las puertas. Su visita el pasado 20 de
junio a París, donde fue calurosamente recibida por el presidente francés, “ha
permitido crear convergencias”, asegura el Elíseo.
El modelo Meloni, nacionalista pero europeísta y atlantista,
se expande por el continente desde la agresión rusa contra Ucrania. Gracias a
sus éxitos electorales, la extrema derecha ya dirige varios países en coalición
con los conservadores: Italia, Suecia, Finlandia y puede que pronto España.
Estas alianzas ya no suscitan especial indignación. En 2000, cuando ministros
de extrema derecha entraron en el gobierno austriaco, los otros catorce Estados
de la Unión suspendieron todo contacto bilateral oficial con Viena y redujeron
los intercambios diplomáticos a las cuestiones técnicas. La presidenta del
Parlamento de Estrasburgo, afiliada al Partido Popular Europeo (PPE), anunció
incluso que no volvería a poner los pies en Austria mientras la extrema derecha
estuviera en el poder. Desde octubre de 2022, el actual líder del PPE, Manfred
Weber, ha viajado cinco veces a Roma para cortejar a Meloni, una aliada de peso
de cara a las elecciones europeas de 2024. Radicalización de la derecha en
materia de inmigración; derechización de la extrema derecha en materia de economía
y política exterior: así se perfila el rostro de la nueva Europa...
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