El debate sobre la ampliación de la pista en la reserva de la Ricarda esconde el “pelotazo” inmobiliario que se está preparando
Redacción
El triangle.
El Gobierno español se ha hecho el ofendido y ha dicho que retira el proyecto de ampliación del aeropuerto del Prat que promueve la empresa Aena (participada con el 51% por el Estado) y que preveía una inversión de 1.700 millones de euros. La razón es la posición del Gobierno de la Generalitat de exigir que esta ampliación no afecte la laguna de la Ricarda, que está incluida en la Red Natura 2000.
Pero, a continuación, la ministra de Transportes, Raquel Sánchez –que es la ex-alcaldesa de Gavà y que, por consiguiente, conoce perfectísimamente la problemática del aeropuerto– ha mostrado su predisposición a retomar las negociaciones con el presidente Pere Aragonès para conseguir una solución de consenso. En esta línea, ha abierto un plazo hasta finales de septiembre para llegar a un acuerdo.
Estamos asistiendo a una partida de póquer donde parece que Aena esté dispuesta a hacer un regalo de 1.700 millones de euros a la metrópoli de Barcelona y que ERC, los comunes de Ada Colau y la CUP lo rechazan para proteger un rincón del delta del Llobregat. En la otra trinchera encontramos a los partidos de “orden” (PSC, PP, un sector de JxCat…) y a las organizaciones empresariales, encabezadas por Fomento del Trabajo, presidido por el ex-diputado de CiU, Josep Sànchez Llibre.
Pero en esta comedia de enredos, nada es lo que parece. Para Aena, que ahora se hace la desentendida, es vital que salga adelante la ampliación del aeropuerto del Prat. Y si se tiene que preservar la laguna de la Ricarda, se preservará: se puede alargar la pista 200 metros –en vez de los 500 metros previstos en el proyecto– y todo el mundo contento.
Porque el gran negocio de Aena al aeropuerto del Prat no es el supuesto incremento de pasajeros –hasta 90 millones anuales– que, si se hace la ampliación, se conseguirá con el incremento de vuelos y la nueva terminal orbital. El gran negocio son las 328 hectáreas de terreno que tiene Aena junto a la terminal T2 y que, actualmente, están vacías o mal aprovechadas.
Aquí se prevé el desarrollo de un enorme complejo de oficinas, naves logísticas, hoteles…, con una superficie edificable de 1,8 millones de metros cuadrados. Este es el gran “pelotazo” inmobiliario que tiene en cartera Aena y que, cuando salga adelante, se convertirá en el proyecto urbanístico más grande de España, superando a la Operación Chamartín en Madrid.
En tiempos del Gobierno de Mariano Rajoy ya se presentó, en 2018, un esbozo de esta macrooperación inmobiliaria que, después, ha quedado guardada en un cajón. Para Aena es esencial conseguir, como sea, la ampliación del aeropuerto, porque esta es la llave que abre el gran negocio del Prat, el de verdad.
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