Madrid: ¿más PP o más democracia?
Púnica, Lezo, Fudescam, 2 de mayo. Todas y cada una de estas tramas indican que como mínimo en los últimos 15 años, si querías llegar a cargo electo del PP en Madrid, debías ir con el dinero por delante. En otras palabras, habías de
reunir un grupo de “inversores” que vieran en el presupuesto público y
en su control un medio de negocio, un medio para ganar dinero, para
recuperar la inversión y exprimirle todo el beneficio.
21/05/2017
La
ciénaga madrileña de corrupción continúa vomitando lo que ha ido
almacenando durante lustros en su hediendo seno. La principal novedad de
la semana es la acusación de la Unidad Central Operativa de la Guardia
Civil (UCO) a la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina
Cifuentes, de dos delitos muy graves: prevaricación continuada y
cohecho. Pero no fue lo único que conocimos estos días. El 20 de mayo,
salió a la luz que el actual gerente del PP madrileño, Guillermo Mayoral,
se hallaba implicado en la financiación ilegal del partido a base de
inflar contratos públicos que pagaban ayuntamientos y que se destinaban a
las campañas del PP; se habla de cantidades en torno a los 19 millones
de euros. El martes 16, la prensa se hacía eco del levantamiento de seis
piezas del sumario de la trama Púnica que lleva el juez Velasco. Y la
peste siguió subiendo en intensidad. Cincuenta y dos “respetables
personas” y como no, el anterior gerente del PP madrileño, Bertrán
Gutiérrez, ya condenado por las tarjetas black, eran imputados por la
Operación Lezo. Entre ellos, Juan
Miguel Villar Mir (marqués, sexta fortuna del Reino, dueño de la
constructora OHL, ministro con Arias Navarro e ilustre ejemplo de puerta
giratoria). Junto a ambos, Lourdes Cavero, presidenta en su momento de la patronal
madrileña CEIM y mujer de Ignacio González, expresidente de la Comunidad
en prisión acusado de ser el jefe de una organización criminal. También
supimos el 16 de mayo que la Guardia Civil concluyó en sus informes que
el PP madrileño financió sus campañas electorales de manera ilegal,
incluidos auxilios en 2008 a la la campaña electoral de Mariano Rajoy.
Por último, se destapó que la fundación 2 de Mayo, creada por Esperanza Aguirre para defender “la unidad de España”, era en realidad una nueva caja B del PP madrileño y estatal.
Salvar a la soldado Cifuentes
El
conjunto del entramado del poder económico y su representación política
están tratando, por tierra, mar y aire, de salvar a la presidenta de la
Comunidad de Madrid tras la acusación de la UCO de cohecho y
prevaricación. Estos días, la prensa y muchos periodistas deudores de
subvenciones del PP no paran de perfumar el espacio que llena la
presidenta; en un nuevo intento por evitar la evidente pestilencia a
corrupción que ella misma desprende. Cristina Cifuentes lleva más de 20
años como política en cargos destacados del PP madrileño. Fue miembro
del consejo de administración del Canal de Isabel II y avaló con su voto
todas sus decisiones mientras González construía su organización
criminal; fue miembro asimismo de la comisión parlamentaria que en la
Asamblea se encargó del Tamayazo; ahora, la acusación de la Guardia
Civil señala que, cuando se produjeron las valoraciones a favor del grupo Cantoblanco, Cifuentes
era patrona de la Fundación Fundescam (otra caja B de PP), miembro de
los comités de campaña, del comité de expertos y presidenta de la mesa
de contratación en la Asamblea de Madrid. Cantoblanco
es propiedad de Arturo Fernández, rana en todas las charcas del PP,
expresidente de la patronal madrileña, condenado por las black de Caja
Madrid y supuesto financiador ilegal de dicho partido. En esos años
Fernández logró la explotación del servicio de restauración en la
Asamblea de Madrid y para esa concesión fue necesaria la intervención de
Cifuentes.
Los
perfumistas, incluido Ciudadanos, se agarran para su defensa de
Cifuentes a que el Juez Velasco y el fiscal Moix han desestimado
“imputarla”. Cifuentes, por su parte, asegura ser víctima de fuego amigo y señala que solo tiene 900€ en su cuenta. Pero existen realidades que la delatan. Más allá de la UCO, más allá de contrataciones, el propio presupuesto de 2017 fue aprobado en la Asamblea autonómica gracias a los votos de diputados del PP manchados por la corrupción. En resumen, Cifuentes bracea para no continuar hundiéndose
en la ciénaga, pero hechos tan simples como el próximo cambio de juez
en la Púnica o un nuevo papel de la Guardia Civil pueden echar por los
suelos la operación mediática de limpieza de la presidenta.
La política como negocio y medio para el negocio
Púnica, Lezo, Fudescam, 2 de mayo. Todas y cada una de estas tramas indican que como mínimo en los últimos 15 años, si querías llegar a cargo electo del PP en Madrid, debías ir con el dinero por delante. En otras palabras, habías de
reunir un grupo de “inversores” que vieran en el presupuesto público y
en su control un medio de negocio, un medio para ganar dinero, para
recuperar la inversión y exprimirle todo el beneficio. La multiplicidad
de tramas y familias, así como los chivatazos y divisiones muestran
hasta qué punto necesitan (dependen) del Estado y sus lazos para ganar
dinero. Se trata de una lucha encarnizada por el botín, un botín
construido a base del presupuesto público y de los derechos de las
personas. Los últimos 52 ilustres encausados
destapados ahora por la Lezo lo confirman, como lo confirma la línea de
privatizaciones y externalizaciones que el presupuesto 2017 aprobado en
la Asamblea lleva implícitas y que son y seguirán siendo fuente de
negocio y en consecuencia, campo abonado para la corrupción. O lo que es lo mismo, campo abonado a seguir recortando derechos a los ciudadanos y alimentando la desigualdad.
Una moción para cambiar la situación y las alianzas
Por
su parte, Podemos sigue adelante con su moción en Madrid. Antes del
informe de la UCO, el 13 de mayo, el PSOE de Madrid aseguró que no la
apoyaría. Ciudadanos, ni está ni, de momento, se le espera. En
consecuencia, la moción no da en lo que a los números se refiere, aunque
sí permite, desde su anuncio hace ya varias semanas, debatir de forma
profunda sobre la manera y la posibilidad real de construir una
alternativa a la hedionda corrupción, los recortes, el neoliberalismo
extremo, las desigualdades y baja calidad democrática que el PP ha
construido en Comunidad con el mayor presupuesto público tras el del
Estado.
Una encuesta publicada
el pasado 2 de mayo ponía sobre la mesa algunos datos importantes para
esta cuestión. Los datos revelaban que el PP caía, que Ciudadanos
chupaba su pérdida, que el PSOE igualmente perdía apoyos y que Podemos
los ganaba. En otras palabras, las fuerzas que levantaron el régimen del
78 y sus autonomías reducían peso a favor de las dos nuevas. Pero a la
vez, el sondeo que no otorgaba mayoría absoluta a ninguno e indicaba que
los encuestados no querían un gobierno monocolor. O sea, se decantaban
por acuerdos entre varios para gobernar, querían alianzas. Precisamente
el asunto en el que está la clave de la política. Es decir, la capacidad
de formar y construir pactos de todo tipo y, en este caso, también de
gobierno, es la base de toda la acción política.
Pero
¿es posible una nueva mayoría en Madrid? La encuesta concluía que la
resultante en la cámara de Vallecas solo se hallaba en la suma de
Ciudadanos y PP. Ahora bien, de eso hace tres semanas y mucha de la
porquería que hoy conocemos estaba aún por aflorar. Más allá de ello, la
moción de Podemos sigue adelante y la clave de su éxito vuelve a
encontrarse en las alianzas. Podemos asegura que quiere una alianza con
la sociedad civil. Con esta intención señala, acertadamente, que la
alianza con los movimientos sociales constituye la clave del momento a la vez que reconoce que solo lo que
que la calle imponga puede dar base real al cambio que necesitamos. Sin
embargo construir esa alianza no puede producirse únicamente por el
método de la simple adición a la moción ya presentada. El daño de estos
años, la fragmentación social existente, la pluralidad de las
resistencias y sus discursos, así como la capacidad del propio
neoliberalismo y sus lazos en el Estado para frenar a quienes cuestionen
sus planes obligan a una seria reflexión. La moción representa un paso
importante que ayuda mucho pero es fundamental para tener una alternativa con peso real que el Madrid social tome la palabra y señale de manera concreta el
ramillete de aspectos que más preocupan al conjunto de la sociedad. Sin
duda, dentro del mismo estarán elementos como regenerar y recuperar la
democracia, un plan de emergencia social y rescate de las personas,
poner fin a las privatizaciones y externalizaciones, reforma fiscal,
política de desarrollo basada en criterios sostenibles, etc. Sean
cual sean las reivindicaciones que el Madrid de las resistencias
exponga, su naturaleza transversal actuará en este momento como el medio
ideal para las alianzas. De la misma forma que no habrá cambios que la
calle no imponga, no habrá mayorías que la calle previamente no haya
generado. Generar esa mayoría superior a cada parte solo está en manos
de la movilización y las propuestas que ésta plantee.
Transformar
el Madrid que resiste en el Madrid que propone ha de ser lo que
centralmente preocupe al activismo. Cierto es que coexisten muchas
desconfianzas, que no es sencillo y que la fragmentación tiene sus
razones, pero también que la moción y la propia situación abre nuevas
posibilidades. Es el momento de unir en lo esencial, de eliminar lo
accesorio. Y urge movilizar en la calle para imponerlo porque recuperar
la democracia y los derechos dependen de ello. Es tarea del Madrid
social despejar el campo y levantar alternativas de manera inclusiva y
unitaria, más allá de la suerte parlamentaria de la moción.
amigo y colaborador de Sin Permiso, es activista social en Madrid.
www.sinpermiso.info, 21 de mayo 2017
Y VER...
Lo que realmente dice el juez Velasco sobre Cristina Cifuentes
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