domingo, 1 de febrero de 2015

Alexis Tsipras . Carta abierta a los lectores alemanes

Carta abierta a los lectores alemanes
Carta abierta de Alexis Tsipras a los ciudadanos alemanes publicada el 13 de enero en Handelsblatt, un importante periódico de finanzas alemán.
Alexis Tsipras | Syriza | 13/01/2015
La mayoría de ustedes, queridos lectores del Handesblatt, tendrán una idea preconcebida sobre aquello de lo que tratará este artículo antes siquiera de haberlo leído. Les ruego que no sucumban a semejantes preconcepciones. El prejuicio no ha sido nunca una buena guía, especialmente durante periodos en los que una crisis económica refuerza estereotipos y genera ignorancia, nacionalismo e incluso violencia.
En 2010 el estado griego dejó de ser capaz de pagar sus deudas. Desafortunadamente, los responsables europeos decidieron fingir que el problema podría ser superado mediante el mayor préstamo de la historia bajo la condición de una austeridad fiscal que, con precisión matemática, hundiría los ingresos nacionales que permitían el pago tanto de la anterior como de la nueva deuda. Así, un problema de insolvencia se resolvió como si fuese un caso de falta de liquidez.
En otras palabras, Europa adoptó las tácticas de los peores banqueros, quienes se niegan a reconocer préstamos equivocados y prefieren conceder otros nuevos a la entidad insolvente, de manera que puedan fingir que el préstamo original está funcionando, cuando realmente lo que se logra es extender la bancarrota en el futuro. No se necesitaba más que sentido común par ver que la aplicación de la táctica de “prolongar y fingir” llevaría a mi país a un estado trágico. Así, en lugar de la estabilización de Grecia, Europa estaba creando las circunstancias para una crisis retroalimentada que socava los cimientos de Europa misma.
Mi partido, y yo personalmente, nos opusimos frontalmente al préstamo de mayo de 2010 no porque ustedes, ciudadanos de Alemania, no nos dieran suficiente dinero, sino porque nos daban demasiado, mucho más de lo que debieran haber concedido, y nuestro gobierno aceptó más, mucho más de lo que tenía derecho a aceptar. Dinero que, en todo caso, ni ayudó al pueblo griego (que estaba siendo arrojado al agujero negro de la deuda insostenible) ni atajó el crecimiento desmedido de la deuda nacional, y todo con un gran costo para los contribuyentes griegos y alemanes.
De hecho, incluso antes de que pasara un año ya había ocurrido y, desde antes de 2011 y en adelante, nuestras predicciones se confirmaron. La combinación de nuevos y gigantescos préstamos con asfixiantes recortes en el gasto público no solamente no lograron controlar la deuda, sino que además castigaron a los ciudadanos más débiles, convirtiendo a personas que hasta entonces habían vivido una existencia mesurada y modesta, en pobres y mendigos, negándoles, sobre todas las cosas, su dignidad. El colapso de ingresos provocó la ruina de miles de empresas, reforzando el poder oligopólico de las grandes firmas supervivientes. Así, los precios han ido cayendo, pero más lentamente que nóminas y salarios, deprimiendo la demanda de bienes y servicios, y destrozando los ingresos nominales mientras la deuda continuaba con su crecimiento inexorable. En este escenario, el déficit de esperanza se aceleró incontrolablemente, antes de que pudiésemos darnos cuenta, el “huevo de la serpiente” eclosionó, con el resultado de bandas neonazis patrullando nuestros barrios, difundiendo su mensaje de odio.
A pesar del fracaso evidente de la lógica de “extender y fingir”, esta todavía se ha seguido aplicando hasta hoy. El segundo “rescate” griego, aplicado en la primavera de 2012, añadió otro enorme préstamo sobre los debilitados hombros de los contribuyentes griegos, pulverizando nuestra reserva de la seguridad social y financiando una despiadada nueva cleptocracia.
Reputados analistas han hecho referencia recientemente a la estabilización de Grecia, incluso a signos de crecimiento. Por desgracia, la “griecuperación” es un espejismo que debemos evitar lo antes posible. El reciente y modesto crecimiento real del PIB, en el entorno del 0,7% no señala el fin de la recesión (como ha sido proclamado) sino, más bien, su continuación. Piénsenlo: Las mismas fuentes oficiales dan, para el mismo cuatrimestre, un índice de inflación de -1,80%. Esto es, deflación. ¡Lo que significa que el crecimiento del 0,7% del PIB real se debe a un índice de crecimiento negativo del PIB nominal! En otras palabras, lo que ha ocurrido es que los precios disminuyen más rapidamente que el ingreso nacional nominal. ¡No es exactamente una causa para proclamar el fin de seis años de recesión!
Permítanme que les diga que este lamentable intento de crear una nueva versión de las “estadísticas griegas”, con el objetivo de declarar terminada la actual crisis de Grecia, es un insulto para todos los europeos que, por lo menos, se merecen la verdad acerca de Grecia y de Europa. Seré franco: la deuda griega es insostenible actualmente y nunca será devuelta, especialmente cuando Grecia está siendo sometida a una constante asfixia fiscal. La insistencia en estas políticas sin salida, y en la negación de la simple aritmética, le cuesta al contribuyente alemán muchísimo, mientras, al mismo tiempo, condena a una orgullosa nación europea a la indignidad permanente. Y lo que es peor: a este ritmo, más pronto que tarde, los alemanes irán contra los griegos, los griegos contra los alemanes y, de manera poco sorprendente, el ideal europeo sufrirá fallas catastróficas.
Alemania, y en particular los esforzados trabajadores alemanes no tienen nada que temer de la victoria de SYRIZA. Nuestro objetivo no es enfrentarnos a nuestros socios. No es asegurar préstamos más grandes o, equivalentemente, mayores déficits. Nuestro objetivo es, más bien, la estabilización del país, presupuestos equilibrados y, por supuesto, dejar de exprimir a los contribuyentes griegos en el marco de un préstamo que es, simplemente, impagable. Estamos comprometidos a terminar con la lógica de “extender y fingir”, pero no contra los ciudadanos alemanes, sino desde una visión de ventajas mutuas para todos los europeos.
Estimados lectores, entiendo que tras su “demanda” de que nuestro gobierno cumpla con todas las “obligaciones contractuales”, se esconde el miedo de que si ustedes nos dejan a los griegos un poco de espacio para recuperarnos, volvamos a las viejas y malas costumbres. Reconozco y respeto esta preocupación. Sin embargo, déjenme decirles que no fue SYRIZA la que incubó la cleptocracia que hoy finge suspirar por “reformas”, siempre y cuando dichas “reformas” no afecten sus mal habidos privilegios Estamos preparados y deseamos introducir reformas profundas, para las que buscamos el mandato de los electores, naturalmente en colaboración con nuestros socios europeos.
Nuestro objetivo es crear un New Deal europeo, dentro del cual nuestro pueblo pueda respirar, crear y vivir en dignidad.
Una gran oportunidad para Europa está a punto de nacer en Grecia el 25 de enero. Una oportunidad que Europa no puede permitirse perder.
Fuente (inglés): http://syriza.net.gr/index.php/en/pressroom/253-open-letter-to-the-german-readers-that-which-you-were-never-told-about-greece

Otra nota ..

 Por Yanis Varoufakis

Una cuestión de respeto (o de falta del mismo) ... - el veto de Grecia sobre Rusia que nunca fue
En el primer día en nuestros ministerios, el poder de distorsión de los medios me impresionó de nuevo. La prensa mundial estaba llena de informes sobre cómo el primero "acto" de política exterior del gobierno de SYRIZA había sido vetar nuevas sanciones contra Rusia. No estoy cualificado para hablar sobre asuntos exteriores pero, sin embargo, no tengo más remedio que compartir esto con ustedes a nivel personal. Nuestro Ministro de Relaciones Exteriores, Nikos Kotzias, nos informó que en su primer día en el trabajo escuchó en los boletines de noticias que la UE había aprobado nuevas sanciones a Rusia por unanimidad. El problema era que a él, y al nuevo gobierno griego, ¡nadie le había preguntado! Así que, evidentemente, la cuestión no es si nuestro nuevo gobierno está de acuerdo o no con imponer nuevas sanciones a Rusia. La cuestión es si nuestro punto de vista se puede dar por sentado ¡sin siquiera preguntar cual es! Desde mi punto de vista, a pesar de que (permítanme repetirlo) no estoy cualificado para hablar sobre asuntos exteriores, el fondo de la cuestión es si se respeta o no nuestra soberanía nacional. Podrían los periodistas de todo el mundo tratar de hacer esta importante distinción entre protestar por ser ninguneados o protestar por las sanciones? ¿O es demasiado complicado?
29 de enero
Traducción para www.sinpermiso.info: Gustavo Buster


Syriza debe ignorar las llamadas a la responsabilidad
Paul Krugman · · · · ·
 
01/02/15
 


La troika fue vendiendo una fantasía económica: los griegos han pagado el precio
Alexis Tsipras , líder de la coalición de izquierdas Syriza, se ha convertido en el primer ministro de Grecia. Es el primer dirigente europeo elegido con el compromiso explícito de desafiar las políticas de austeridad que han prevalecido desde 2010. Y habrá mucha gente que le aconseje abandonar ese compromiso, que se comporte de manera "responsable".
Pero, ¿para qué ha servido hasta ahora esa pretendida responsabilidad?
Para entender el terremoto político en Grecia, ayuda echar una ojeada al "acuerdo stand-by" de mayo del 2010 entre Grecia y el Fondo Monetario Internacional , en virtud del cual la llamada troika - el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea – hicieron préstamos al país a cambio de una combinación de austeridad y reformas. Es un documento notable, en el peor sentido de la palabra. La troika, que pretendía ser decidida y realista, iba vendiendo una fantasía económica. Y el pueblo griego ha venido pagando el precio de esos delirios de élite.
Suposiciones falsas
Las proyecciones económicas que acompañaron al "acuerdo stand-by" asumieron que Grecia podría imponer una dura austeridad que afectase poco al crecimiento y al empleo. Grecia estaba en recesión cuando se alcanzó el acuerdo, pero las proyecciones asumían que esa recesión terminaría pronto - que habría sólo una pequeña contracción en 2011, y que, para 2012, Grecia estaría recuperándose. El desempleo, asumían las proyecciones, aumentaría sustancialmente, del 9,4 por ciento en 2009 a casi el 15 por ciento en 2012, pero después disminuiría rápidamente.
Lo que realmente ocurrió fue una pesadilla económica y humana. Lejos de terminar en 2011, la recesión griega cobró impulso. Grecia no toco suelo hasta el año 2014 y, en ese momento, había experimentado una depresión en toda regla, con un desempleo total que llegaba al 28 por ciento y un paro juvenil que llegaba casi al 60 por ciento. Y la recuperación actual es apenas visible, y no ofrece ninguna perspectiva de recuperar los niveles de vida anteriores a la crisis.
¿Qué salió mal? Me encuentro bastante a menudo afirmaciones en el sentido de que Grecia no cumplió sus promesas, que no cumplió a la hora de llevar a cabo los recortes de gasto prometidos. Nada podría estar más lejos de la verdad. En realidad, Grecia llevó a cabo recortes salvajes en los servicios públicos, los salarios de los trabajadores públicos y las prestaciones sociales. El gasto público se redujo mucho más que lo previsto en el programa, y es alrededor de un 20 por ciento inferior al de 2010.
Sin embargo, los problemas de deuda de Grecia son peores que antes del programa. Una razón es que la crisis económica ha reducido los ingresos: el gobierno griego está recogiendo un porcentaje mucho más importante del producto interno bruto en impuestos, pero el PIB ha caído tan rápidamente que la recaudación tributaria general se ha reducido. Por otra parte, la caída del PIB ha hecho que un indicador fiscal clave, la ratio de la deuda en relación al PIB, siga subiendo a pesar de que el crecimiento de la deuda se ha ralentizado y Grecia obtuvo una modesta quita de la deuda en 2012.
¿Por qué fueron las proyecciones originales tan locamente optimistas? Como ya he dicho, porque los supuestamente decididos funcionarios vivían en realidad una fantasía económica. Tanto la Comisión Europea como el Banco Central Europeo decidieron creer en el hada de la confianza: es decir, pensar que los efectos directos de la destrucción del empleo causada por los recortes del gasto serían más que compensados por un aumento del optimismo del sector privado. El FMI fue más cauto, pero subestimó el daño que podía causar la austeridad.
Y aquí está la cosa: si la troika hubiera sido de verdad realista, habría reconocido que estaba exigiendo lo imposible. Dos años después del inicio del programa, el FMI buscó ejemplos históricos de programas como el griego, intentos de pagar la deuda mediante la austeridad sin quitas de deuda o inflación, que hubieran tenido éxito. No encontró ninguno.
Nada de dar lecciones
Así que ahora que Tsipras ha ganado, los funcionarios europeos harían bien en evitar dar lecciones exigiéndole que actúe responsablemente y continúe aplicando el programa. El hecho es que no tienen credibilidad; el programa que impusieron a Grecia nunca tuvo sentido. No tenía ninguna posibilidad de funcionar.
En todo caso, el problema con los planes de Syriza puede ser que no sean lo suficientemente radicales. Pero no está claro qué más puede hacer un gobierno griego, a menos que esté dispuesto a abandonar el euro, y el pueblo griego no está preparado para eso.
Aún así, al pedir un cambio importante, Tsipras es mucho más realista que los funcionarios que quieren continuar con los golpes hasta que aprendan la lección. El resto de Europa debe darle la oportunidad de poner fin a la pesadilla de su país.
Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de 2008
Traducción para www.sinpermiso.info: Gustavo Buster

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