¿Qué tiene que ver la venta de tus datos médicos con el tratado internacional TTIP?
Escrito por
Kaos. Derechos humanos
Boi Ruiz está vendiendo tus datos clínicos a compañías privadas para
su uso. Eso te indigna pero no sorprende. Lo que te va a sorprender es
que esto está ligado al tratado de libre comercio internacional,
el TTIP, que nos va a quitar todos nuestros derechos y va a quitar la
poca eficacia que ya tenían nuestros parlamentos. La compañera Clara
Valverde nos envía estos textos imprescindibles de varias autoras para
entender que puede pasar de aprobarse el TTIP.
Cafeambllet: Catalunya venderá datos de pacientes de la sanidad pública a empresas privadas
[La información contenida en este reportaje ha sido recopilada y
analizada por Cafeambllet entre los días 8 y 15 de septiembre de 2014.
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El Proyecto VISC+ responde a las demandas de la indústria
farmacéutica y tecnológica de liberar datos para potenciar el negocio a
nivel internacional.
Por Albano Dante Fachin Pozzi
La primera noticia que tuve sobre el Proyecto Visc+ + me llegó por
Twitter, donde alguien escribió: “Leed este artículo de la diputada de
la CUP, Isabel Vallet. IM-PRES-CIN-DI-BLE “. El artículo en cuestión se
titulaba “
Nuestro historial médico: en venta“.
Un titular que si no hubiera sido obra de una de las diputadas que mejor conoce el
sistema sanitario catalán- me habría parecido hasta cierto punto exagerado. Pero, lamentablemente, no hay ninguna exageración.
Partiendo del artículo de Isabel Vallet, en la revista cafèambllet
decidimos investigar la génesis, las características y los impulsores
del Proyecto Visc+, la herramienta que permitirá al Gobierno de la
Generalitat de Cataluña poner en manos de la industria sanitaria
internacional los
datos médicos de los 7 millones de usuarios del sistema sanitario catalán.
El Proyecto Visc+
El 4 de junio de 2013 el Gobierno de la Generalitat de Cataluña
aprobó el Proyecto Visc+. Según la nota de prensa publicada en su web,
el objetivo del Visc+ es “poner la
información sanitaria a disposición de los ciudadanos, las empresas y la investigación” para “mejorar los servicios
de salud”, “mejorar la investigación” y “poner en valor el conocimiento”.
Para hacer posible todo esto, el Proyecto Visc+ se propone
“relacionar y estructurar” toda la información obtenida en centros de
atención primaria, hospitales, urgencias e, incluso, en las recetas
electrónicas. Toda esta información se centraría en un punto que
recogería también los 60 millones de documentos contenidos en las
historias clínicas de los ciudadanos que utilizan el sistema público de
salud. Esta centralización es el primer paso para poner los datos “a
disposición de los ciudadanos, las empresas y la investigación”.
Negocio con los datos de todos?
En Cataluña hace tiempo que funcionan varios sistemas para compartir y
analizar los datos del sistema sanitario público. Dos ejemplos son la
Historia Clínica Compartida –que permite que los historiales médicos
estén accesibles a cualquier punto servicio sanitario– o los datos
recopilados por la Central de Resultados, que permiten estudiar y
mejorar la gestión del sistema sanitario público.
En cuanto a datos para la investigación científica la Generalitat
dispone de varias fuentes de información disponible para los
investigadores, entre ellas el SIDIAP, que ofrece datos a los
investigadores del Instituto Sanitario Vall d’Hebron, la Universidad
Politécnica o al Instituto Municipal de Investigaciones Médicas.
Pero el Proyecto Visc+ aporta una novedad muy importante que ninguno
de los sistemas anteriores podía ofrecer: mientras que organismos como
el SIDIAP establecen claramente que “no cede datos a entidades con ánimo
de lucro”, el Proyecto Visc+ tiene a la empresa privada como
destinatario principal de los datos. Josep Mª Argimón, uno de los
máximos responsables del proyecto lo explica con claridad:
“El proyecto Visc+ proporcionará valor aportando mayor capacidad para
que las industrias sanitarias, las farmacéuticas y las biotecnológicas
desarrollen su actividad” beneficiando al “tejido económico e
industrial”. Según Argimón la apuesta por hacer participar al sector
privado en el proyecto Visc+ tiene como objetivo “la promoción y
comercialización de
los servicios que ofrece el proyecto”.
Más claro no se puede decir.
De dónde sale esto?
Para valorar el peso que el sector privado tiene en el Proyecto Visc+
es útil ver cómo se gestó su nacimiento y quiénes son las personas y
empresas implicadas.
Las primeras menciones a las oportunidades de negocio que ofrece la
venta de la información médica de los ciudadanos las encontramos en
varios documentos publicados por la Fundación TicSalut, un ente creado
en 2006 por la Generalitat a instancias de la consejera Marina Geli
(PSC). En enero de 2008 Geli dio entrada a la Fundación TicSalut
(financiada con recursos públicos) al sector empresarial, creando el
“Consejo de Empresas de la Fundación TicSalut”. Entre las empresas
miembros encontramos farmacéuticas (Baxter, Esteve, Roche), consultoras
(Applus, PWC, Deloitte), tecnológicas (Telefónica, IBM, Indra) y
proveedores varios (El Corte Inglés, Agfa, Linde Healthcare).
En el acto de presentación del “Consejo de Empresas” la consejera
Marina Geli fue clara y dijo a los empresarios: “Nosotros los
necesitamos a ustedes”. Carles Fradera –adjunto de dirección del Centro
de Innovación y Desarrollo Empresarial de la Generalitat (CIDEM)– fue
aún más claro que Geli: “Os aseguro que os saldrá a cuenta”.
Desde entonces, la importancia del conglomerado industrial ha tomado
una enorme relevancia en la Fundación TicSalut y es quien marca las
líneas de actuación, tal y como reconoce el actual director de la
fundación, Francisco Cuyàs:
“queremos que las empresas nos propongan introducir innovación
tecnológica en el mercado “. Gracias a las propuestas del sector
privado, Cuyàs explica que la fundación “ha identificado 5 tendencias a
nivel internacional” y una de ellas es “la revolución del big data”.
Y aquí es donde entran en juego los datos médicos de los 7 millones de usuarios de los servicios del CatSalut.
El big data
El big data es la capacidad de manipular informáticamente grandes
volúmenes de datos con el objetivo de obtener información útil y
relevante. En este sentido el proyecto Visc+ tiene dos objetivos
fundamentales: centralizar toda la información médica del sistema de
salud pública y como hemos visto ponerla a disposición de la industria
sanitaria internacional, que lleva años presionando a los gobiernos para
que liberen los datos los servicios públicos de salud. Una presión que
en Cataluña hace años que lidera la consultora PWC, una de las cuatro
grandes consultoras del mundo. En su informe “10 temas candentes de la
sanidad 2013″ PWC dedica especial atención a este tema:
“La liberación de estos datos y su reutilización permitirá generar
grandes beneficios” como “identificar cuáles son los grupos de riesgo
poblacionales con mayor precisión” lo que puede ser “una herramienta
útil para el sector asegurador, ya que podrá ajustar las sus primas al
riesgo de sus clientes y esto implica disponer de bases de datos
poblacionales con información sobre las características personales,
comportamientos, patrones de consumo y enfermedades de los individuos”.
Pero PWC es consciente de que estos datos son muy delicadas: “los
datos generados en el entorno de la sanidad suelen ser datos con
información personal y privada, lo que dificulta su liberación ya que
los datos de salud requieren generalmente el consentimiento del sujeto
“. Por todo ello, el informe explica que “queda mucho por hacer ya que
la confidencialidad y la protección de la privacidad parecen poner
barreras al movimiento de allliberament de datos de salud”. Y concluye:
“Pero el reto más difícil será convencer a todos los que actualmente
se creen” dueños de los datos “, en clara referencia a las
administraciones que custodian la información de los ciudadanos.
Uno de los empresarios colaboradores del TicSalut, Vicens Yeves lo
establece con claridad: “Toda la información relativa a los pacientes ya
está totalmente digitalizada, sólo falta la voluntad política para
compartir esta información”. El proyecto Visc+ es la expresión de esta
voluntad política.
La puerta giratoria
El proyecto Visc+ parece hecho a medida de las recomendaciones de PWC
y hace realidad las demandas de liberar al sector privado los datos más
privados de los ciudadanos.
El proyecto Visc+ lo desarrolla la Agencia de Evaluación y Calidad
Sanitarias (AQUA). Este organismo de la Generalitat encargó a PWC el
asesoramiento para llevar a cabo el proyecto. Se da la circunstancia de
que el actual director de la división sanitaria de PWC (que elaboró el
informe recomendando la liberación de datos) es Joan Guanyabens, quien
llegó al cargo directamente del AQuAS, de la que era máximo responsable.
Así Guanyabens pasa de “propietario de los datos” a trabajar para
“convencer a quien se cree propietario de los datos”
Operación en marcha
El informe de PWC pidiendo la publicación de datos se hizo público en
abril de 2013. Dos meses después el Gobierno aprobaba el proyecto
Visc+. La aprobación llegaba después de que el AQuAS hiciera un
“contraste de la idea inicial con los clientes potenciales”. Una vez
estos “clientes potenciales” tuvieron dicho la suya, el Aqua “explicar
el proyecto a los agentes claves del Gobierno”. Esta sucesión de hechos
nos indica que más que de una demanda del Gobierno al sector privado,
estamos ante un plan del sector privado -claramente descrito por PWC-
que luego se comunica al Gobierno. Este proceso queda totalmente en
evidencia cuando miramos el proceso de creación del proyecto.
Diálogo competitivo?
Normalmente, cuando una administración pública debe satisfacer una
necesidad lo primero que hace es establecer cuál es la necesidad para
luego convocar a las empresas del sector privado que pueden ofrecer el
producto o servicio que necesita la administración a través de un
concurso público donde las empresas hacen sus ofertas. Pero el caso del
Visc+ es diferente. Según el director del Aqua, Josep Mª Argimon:
“Las inversiones [para llevar a cabo el proyecto Visc+] son difíciles
de cuantificar” y por ello se convoca a un ‘diálogo competitivo’ entre
empresas del sector para decidir cómo se debe llevar a cabo el
proyecto”.
El “diálogo competitivo” es una herramienta de contratación utilizada
cuando la administración tiene una necesidad concreta pero no puede
establecer por sí mismo de qué manera debe satisfacerla. ¿Cuál es la
necesidad concreta en este caso? Los promotores del Visc+ presentan dos
necesidades: el tratamiento de datos para gestionar mejor el sistema
público y la “generación de productos y servicios” para las empresas.
Con estos dos objetivos el AQuAS convoca a nueve empresas a un
“diálogo competitivo” para diseñar y poner en marcha el Visc+. Quién
recomendó al AQuAS utilizar los ‘diálogos competitivos’ para hacer la
contratación fue PWC. ¿Cuál es entonces la “necesidad” del Gobierno para
impulsar el proyecto Visc+, más allá de las vaguedades de “mejora del
servicio” y “sostenibilidad del sistema”?
La industria en el frente del barco
En el pliego de condiciones hecho por el Aqua a instancias de PWC se
explica que el objetivo es centralizar los datos médicos del sistema
público para “mejorar la calidad, la seguridad y la sostenibilidad del
sistema sanitario”. Pero advierte: “No tenemos dinero” y por ello
“necesitamos al sector privado” para hacer frente a los 25 millones de
euros que se calcula que puede costar la operación. Como es
comprensible, una inversión de esta envergadura no se hace si no hay una
perspectiva de beneficio clara. Por eso el AQuAS establece que el Visc+
debe contemplar “la creación de un catálogo de servicios”. Unos
servicios que el Visc+ quiere poner a la venta al sector privado
internacional, como explica Argimón:
“Los retos del proyecto VIVO + son disponer de un catálogo de
servicios orientado a las necesidades del mercado, tener la capacidad de
promover la demanda y atraer clientes y encontrar un partner solvente
con capacidad de comercialización a nivel internacional con un plan de
negocio creíble”.
Es decir: alguien capaz de construir un negocio basado en los datos de los ciudadanos.
Las empresas
Si miramos las 9 empresas seleccionadas para participar en los
llamados “diálogos competitivos” es fácil imaginar el tipo de
“servicios” que pueden suministrar. Destaca la empresa IMS Health
especializada en “captar datos de pacientes provenientes de proveedores
de servicios sanitarios que poseen historias clínicas y documentación
sanitaria”. El negocio de IMS Health es “transformar los datos en
información útil para medir el mercado, descubrir los comportamientos de
los pacientes y los médicos, ayudar a identificar al paciente correcto
para hacer la correcta promoción de productos”. Para ello “IMS Health
trabaja con información de registros de pacientes de proveedores
sanitarios, compañías farmacéuticas y gobiernos”. IMS Health –implicada
en varios escándalos en todo el mundo por su uso de datos sanitarios
(ver recuadro)– tiene entre sus clientes a casi todas las compañías
farmacéuticas del mundo. Según una investigación de Open Secrets IMS
Health dedicó, sólo en los EEUU, cerca de 3 millones de dólares para
hacer lobby a los miembros del Senado ya entidades reguladoras de
privacidad de datos.
El resto de las empresas que diseñan el Proyecto VIVO + son las
consultoras PWC, Deloite (con gran presencia de ex altos cargos
públicos, como David Madí o Jordi Sevilla, máximos hombres de confianza
de Artur Mas y Zapatero respectivamente), Atos, Everis y McKinsey.
Encontramos también a las tecnológicas Accenture, T-Systems, HP y ECISA,
filial de El Corte Inglés.
¿Qué harán con nuestros datos?
Una vez hemos visto la génesis del Proyecto Visc+ y los intereses que
intervienen, habrá que seguir con mucha atención qué pasará con
nuestros datos médicas.
Por eso hacemos un repaso a diversas cuestiones técnicas que
intervienen en este proceso. También hacemos una mirada a la fuerte
polémica que provocó un proyecto similar al Visc+ que se intentó imponer
en el Reino Unido. Por último, hacemos una mirada a la trayectoria de
las empresas implicadas en el proyecto, con el fin de ver el ecosistema
en el que se moverán nuestros datos más íntimas si este proyecto sigue
adelante.
La idea es dar claves para abrir un debate que en Cataluña está
pasando desapercibido, entre otras cosas, por la poca información con
que se desarrolla este proyecto en nuestro país. El artículo de Isabel
Vallet debería ser el primer escalón de un debate muy abierto y muy
profundo. El tema lo merece. El Gobierno está a punto de poner a la
venta los datos médicos de 7 millones de personas en Cataluña.
Quién verá mis datos y qué podrá hacer?
Uno de los objetivos del
Proyecto Visc+ es generar negocio a partir de los datos de los usuarios
del servicio público de salud. Esto abre interrogantes enormes sobre el
uso que se dará a dichos datos. En Inglaterra este tema ha generado una
fuerte polémica. En Cataluña el silencio y la opacidad es enorme.
La inversión que deberán hacer las empresas que colaboran con el
Gobierno para desarrollar el Proyecto Visc+ está alrededor de los 25
millones de euros. Esto quiere decir que las expectativas de negocio
deben ser muy elevadas para justificar una inversión de esta magnitud.
Dado que todo el negocio se basa en los datos médicos de los
ciudadanos, la primera pregunta que hay que responder es a quién
pertenecen estos datos. El debate en este sentido es amplio, con 3
posturas diferentes: 1) Son propiedad del paciente. 2) Son propiedad del
médico. 3) Son propiedad del centro. Por eso el psiquiatra Juan
Antomás, del Hospital de Navarra cree que hay que hablar del “derecho al
acceso a los datos”. En este sentido, la ley reconoce el derecho a “la
confidencialidad de toda información relacionada con su estancia en
instituciones sanitarias públicas”.
Ante este hecho, el impulsores del Proyecto Visc+ aseguran que la
intimidad de los pacientes “está protegida” ya que los datos estarán
“anonimizadas”. La anonimización es la capacidad de utilizar los datos
de los individuos sin que éstos puedan ser identificados. Así, los datos
utilizados por los investigadores contienen los datos médicos de muchas
personas pero no tienen ni los nombres, ni los números de
identificación, ni las direcciones. Además, los impulsores del Proyecto
Visc+ Perlen –aunque de manera muy imprecisa– de un “código ético” que
debería regular la cesión de datos a empresas e industrias.
Pero el tema es más complejo. A principios de este año el gobierno de
David Cameron tuvo que afrontar una enorme polémica cuando el servicio
nacional de salud inglés (NHS) intentó poner en marcha un proyecto
similar en Visc+. Fruto de aquel debate, quedaron claras algunas cosas a
tener en cuenta. En primer lugar, efectivamente existen procesos de
anonimización de los datos, pero existe también la des-anonimización, un
proceso que, mediante diversas técnicas informáticas puede cruzar
información hasta poder re-identificar a las personas y relacionarlas
con su información médica personal . Una posibilidad real que incluso
acabó siendo reconocida por el directivo del NHS, Mark Davies, quien
admitió que, efectivamente hay un “pequeño riesgo” de que los pacientes
sean identificados ya que las compañías de seguros, los hospitales
privados y las compañías farmacéuticas podían cruzar los datos del NHS
con sus propias:
“Se puede re-identificar a la gente si tienes muchos datos. Esto dependerá de cómo utilicen los datos una vez que las tengan”
En este sentido el sistema inglés tiene desde el principio un
observatorio de privacidad donde participan varias asociaciones
independientes que vigilan quién tiene acceso a los datos y en qué
condiciones. Sin embargo, las críticas han sido enormes. La periodista
Asher Wolf, especialista en tecnología, advertía a un artículo publicado
en la revista Wired:
“El punto central del problema es que no tenemos capacidad de saber
con exactitud quién tiene nuestros datos y para qué las usa y aunque el
NHS haga firmar contratos a las empresas que compran datos no hay una
manera real de que el NHS pueda saber si un comprador aplica técnicas de
des-anonimización. ¿Cómo podría saberlo? “.
Phil Booth, miembro de la asociación de pacientes MedConfidential
pone el dedo en la llaga y parece describir el proyecto Visc+ sin
conocerlo:
“Los responsables quieren que creamos que el objetivo es mejorar el
sistema y la investigación, pero los usos puramente comerciales no paran
de crecer”.
En este sentido, el experto en bioética y fundador de EthicsandGenetics, Edward Hockings, afirma que
“Cuando la comercialización es la fuerza motora nos encontramos en un terreno sin referencias”
Hockings es una de las caras visibles de la intensa campaña para
advertir a los ciudadanos del peligro de no ejercer el derecho de
borrarse del plan.
La revista científica Nature publicó un duro editorial criticando
como el gobierno inglés “falla a la hora de informar sobre la amenaza
real y las posibles consecuencias del programa” y señala que el problema
es que el gobierno no facilitar a los ciudadanos el opción de no
participar en el programa.
En el caso del proyecto Visc+ ninguno de los documentos publicados
por el gobierno o por los impulsores del proyecto recoge ninguna mención
sobre la posibilidad de los ciudadanos de no dar consentimiento a que
sus datos sean vendidas. Lo que si encontramos, al pliego de condiciones
de los “diálogos competitivos”, es la demanda a las empresas
adjudicatarias de “disponer de una gran capacidad de promoción para dar a
conocer las bondades de esta iniciativa”. Y aquí entran los medios de
comunicación, los tertulianos y todo el entramado mediático para
conseguir la aceptación de la ciudadanía: “Se valorará el uso de medios
de comunicación” y la capacidad “para involucrar personalidades
relevantes para los objetivos del proyecto” . El documento, sin embargo,
no hace ninguna referencia a la necesidad de explicar los riesgos a la
población. Y los riesgos no son sólo teóricos o residuales.
La investigadora Latanya Sweeney de la Universidad de Harvard logró
re-identificar un 90,5% de los participantes en un proyecto de
investigación genómica. En base a esta experiencia Sweeney desarrolló un
sistema que permite identificar al 87% de la población de los Estados
Unidos sólo sabiendo su dato de nacimiento, su género y su código
postal.
Los estudios de Sweeney han dejado claro que la anonimización que se
puede conseguir con medios técnicos nunca es totalmente segura e insiste
en que toda publicación de datos debe estar acompañada de medidas
complementarias, como la elaboración de entornos contractuales, el
seguimiento por parte de los dueños de la información y “leyes y
políticas muy claras”.
En este sentido, el Proyecto Visc+ presenta una total falta de
concreción a la hora de explicar qué políticas y leyes regirán un cambio
tan enorme en el tratamiento de los datos más sensibles de los
ciudadanos. Aunque el proyecto ya está prácticamente terminado, no se
conocen modificaciones legales, no ha habido debate público y las
oportunidad de participación social han sido nulas. Así, mientras las
empresas han participado desde el principio, modelando y diseñando el
proyecto, los ciudadanos y los profesionales de la sanidad han sido
totalmente ignorados en todo el proceso. Por todo ello, con la
información disponible, es difícil saber quién verá los datos, para qué
se utilizarán y, sobre todo, qué control tendremos los ciudadanos sobre
su uso.
Durante la elaboración de esta información hemos intentado ponernos
en contacto con los responsables del proyecto VIVO + y los CatSalut pero
ha sido imposible hablar con ninguno de ellos.
Las empresas implicadas en Visc+
El procedimiento del “diálogo
competitivo” elegido por el Gobierno para llevar a cabo el Proyecto VIVO
+ hace que las empresas jueguen un papel fundamental no sólo como
proveedores sino como desarrolladores del sistema que permitirá vender
los datos médicos.
PriceWaterHouseCoopers (PWC) y Deloitte
PWC y Deloitte participan en el proyecto Visc+ y son dos de las
cuatro consultoras más grandes del mundo. Sus informes y
“recomendaciones” tienen una enorme influencia en muchos gobiernos a la
hora de tomar decisiones y se caracterizan por una postura política y
económica totalmente favorable a los intereses de la banca y las
multinacionales. Una influencia que mantienen a pesar de los enormes
riesgos que han protagonizado:. PWC auditaba las empresas de Diaz Ferran
y no supo ver lo que finalmente fue un agujero de 552M €. Deloitte
participó en la salida a bolsa de Bankia que acabó con millones de euros
perdidos y la ruina de miles de personas atrapadas por las preferentes.
Las investigaciones posteriores han detectado “infracciones muy graves”
a los trabajos de Deloitte. Son sólo 2 ejemplos entre muchos. Como
muchos son los casos de puertas giratorias entre los cargos públicos y
PWC y Deloitte: Jaume Matas (PP), Joaquim Triadú y David Madí, Ramon
Bonastre (CiU), Jordi Sevilla (PSOE). Como hemos visto, a PWC
encontramos a Joan Guanyabens, que pasó del Aqua al PWC que asesora al
Aqua.
IMS Health
Esta empresa es una de las 5 más importantes en su sector a nivel
mundial y fundamenta su negocio en la venta de datos médicos en la
industria farmacéutica. Dispone de los datos de 400 millones de
pacientes lo que le permite “tener acceso a los pacientes correctos”.
IMS Health ha visto implicada en varios escándalos en relación a la
seguridad de los datos en venta. En 2013 en Alemania el semanario Der
Spiegel informó de la extracción de datos de las recetas electrónicas.
Un hecho que fue calificado por Thilo Weichert -del Centro
Independiente para la Protección de la Privacidad- como “uno de los más
graves escándalos desde la posguerra”.
El ministro de sanidad alemán Daniel Bahr pidió una investigación a
la vez que el escándalo se trasladaba a la vecina Austria donde se
descubrió que IMS Health compraba información a una red de 350 médicos.
Una de las mayores preocupaciones de la compañía explica su folleto de
salida a bolsa- son las leyes de protección de datos de los estados.
Por ello, con la intención de presionar al marco regulador, IMS
Health ha invertido en los últimos 10 años cerca de 3 millones de
dólares para financiar grupos de presión en Estados Unidos. En Europa
IMS Health es muy activo en el ámbito de la legislación de privacidad y
mantiene equipos que monitorizan los movimientos legislativos y emiten
informes y peticiones al Parlamento.
T-Systems
Esta empresa es una de las principales proveedoras de tecnología de
la Generalitat de Cataluña, sobre todo después del proceso de
privatización de los servicios informáticos. En concreto, T-System y
Telefónica ganaron el 2012 contratos por valor de 1.062M € incluidos los
servicios de gestión informática de gran parte del sistema sanitario
catalán.
Everis
Esta empresa consultora tiene entre sus principales clientes a las
más importantes empresas farmacéuticas. Al igual que las otras
consultoras, Everis apuesta por la política de puertas giratorias:
Eduardo Serra (ex-ministro de defensa del PP), Eugenio Galdón (ex jefe
de gabinete de Felipe Gonzalez y director del Grupo Prisa y Cadena COPE)
o la ex-ministra del PSOE Cristina Garmendia han aportado sus
conocimientos a Everis.
Wellpoint
Wellpoint es una compañía aseguradora estadounidense que tanto los
documentos de la Fundación TicSalut como el informe sobre sanidad de PWC
se pone como referente en cuanto al negocio de los datos sanitarios. El
problema es que el historial de Wellpoint en este ámbito está lejos de
ser ejemplar. El año 2013 Wellpoint tuvo que pagar al Departamento de
Salud de Estados Unidos una multa de 1,7 millones de dólares por haber
permitido la exposición de las historias clínicas de más de 600.000
personas. No era la primera vez. En 2011 Wellpoint fue multado con
100.000 dólares por haber dejado expuesta la información médica de
32.000 pacientes.
http://angelsmcastells.com/2014/09/16/cafeambllet-catalunya-vendera-datos-de-pacientes-de-la-sanidad-publica-a-empresas-privadas/
Tres dones opinen sobre el Projecte Visc+ a @cafeambllet
01 oct
La més cordial i sincera ENHORABONA a Marta Sibina i Albano Dante pel núm. 4 de Cafeambllet!
I un privilegi compartir plana i opinió amb Teresa Forcades i Isabel Vallet:
“El projecte VISC+ és un cavall de Troia de la privatització”
Per Àngels M. Castells · Economista
Els Tractats TTIP i TISA que
ara ens amenacen des del costat fosc de la globalització són la
concreció de la “corporatocràcia” que ja està governant el món.
De la mateixa manera que per justificar aquests tractats es teoritzen
uns falsos “avantatges competitius” dels països, es juga avui al VISC +
amb “diàlegs competitius” entre empreses disposades a saquejar allò
públic. Pensen els estults que esmentar la paraula “competitivitat”
ennobleix i justifica qualsevol acte de pirateria, quan la reflexió
honesta ens condueix a denunciar la nuesa del rei, o el que és el
mateix, que la “sana competència” no existeix, i la “competitivitat “és
la variant del nostre temps d’un monstre nascut d’alimentar en una
societat en descomposició els més baixos instints, els prejudicis
malthusians i la descarnada llei de la selva.
I un altre engany del VISC + (encara que no és ni de bon tros
l’últim): “disposar de les dades de les històries clíniques afavorirà la
investigació i millorarà les condicions de salut”. Si s’apostès de debo
per la investigació, per què la nostra joventut millor preparada ha de
seguir buscant laboratoris i universitats on poder seguir desenvolupant
les seves capacitats lluny de Wert i d’aquesta Espanya voluntàriament
descerebrada?
La resposta és fàcil: perquè menteixen. I sobre tot quan prometen que
les seves maniobres impliquen beneficis per a la majoria. No a Tractats
com els TTIP / TISA, VISC+ i altres cavalls de Troia d’aquesta
globalització en el costat fosc que no milloren per a res les vides de
les persones.
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“Ens hem de negar a que venguin les nostres dades. Ens hem d’organitzar”
Per Isabel Vallet · Diputada de las CUP
Per
nosaltres la venda de l’historial sanitari no és una operació aïllada,
forma part d’una estratègia de privatització. La promoció de l’entrada
de capital privat en la sanitat pública, o la privatització per
segments, l’ha dissenyada en tres informes successius la consultora
PricewaterhouseCoopers (PWC) i s’ha anat aplicant, amb més o menys èxit,
pel Departament de Salut. L’any 2013 un tercer informe de PWC ens
advertia de la necessitat de fer negoci amb les bases de dades clíniques
sense “restriccions per a certs usos com el comercial”.
Una vegada que projecte VISC+ entri en vigor no sabrem per fer què
s’usaran les nostres dades. No sabrem si les asseguradores les usaran
per fer estudis per apujar primes de risc. No sabem si les
farmacèutiques les usaran per analitzar si produir un determinat
medicament és o no rendible. No sabem si les empreses de recursos humans
les usaran per determinar factors i perfils en base a informacions
confidencials sobre salut mental, o hàbits de consum d’alcohol o tabac.
Vendre informació essencial per planificar i millorar la nostra salut és
descapitalització. Facilitar informació perquè la sanitat privada
competeixi amb la sanitat pública és descapitalització. Renunciar a les
tasques de promoció de la salut a favor de les empreses farmacèutiques o
asseguradores que persegueixen l’ànim de lucre és descapitalització.
No podem deixar que aquesta descapitalització segueixi, ens hem de
negar a que venguin les nostres dades, ens hem de negar a que ens robin
el dret a una sanitat pública i per fer això ens hem d’organitzar.
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“El guany del projecte VISC+ l’obtindran les empreses”
Teresa Forcades · Metgessa
A Le Monde Diplomàtique en Español
d’aquest mes (setembre 2014), hi ha un magnífic article de
l’investigador Raoul Marc Jennar titulat ‘Acuerdos de libre comercio en
todas direcciones: Cincuenta Estados negocian en secreto la
liberalización de servicios’. L’autor denuncia que en aquests moments a
l’ambaixada australiana de Ginebra s’estan reunint els cinquanta països
que representen el 70% dels intercanvis mundials de serveis per negociar
l’Acord sobre Comerç de Serveis (ACS o TISA en anglès) que voldrien
implementar de forma immediata al 2015. Crec que el projecte VISC+ se
situa en aquest context d’atac frontal a nivell mundial contra la
concepció no-mercantilista de la societat. La noció que les persones no
som mercaderies i que les normes que regulen la nostra convivència han
de reflectir la nostra dignitat, respectar-la, protegir-la i potencia-la
és per a la concepció neoliberal de la societat un absurd passat de
moda, un impediment ridícul al progrés. Un impediment al progrés … de
qui?, ens hem de preguntar. Qui n’obtindrà un guany, del projecte VISC+?
Està clar que per presentar-lo a la societat cal afirmar que ‘la
societat’, en aquest cas els usuaris del servei català de salut, en
traurem un benefici perquè les empreses privades que compraran les
nostres dades ens oferiran a canvi millors prestacions. En realitat,
aquest benefici comporta la privatització dels serveis de salut i
implica excloure i deixar sense cap tipus de cobertura sanitària a
tothom que no pugui pagar, com passa als EEUU. La mercantilització de
les persones és incompatible amb la democràcia. No a la mercantilització
de les dades dels pacients que suposa el projecte VISC+.
http://angelsmcastells.com/2014/10/01/tres-dones-opinen-sobre-el-projecte-visc-a-cafeambllet/