domingo, 25 de febrero de 2024

Susana Baca: fuego y agua del Perú negro

 

Fue la primera persona negra en ser designada ministra de Cultura de Perú.

En lo que fue el primer disco de Susana Baca, en 1987, Silvio Rodríguez escribió: “Delicado es la primera palabra que llega cuando busco calificar ‘Poesía y Cantos Negros’, del Perú. Todo en este trabajo coincide para revelar tan difícil sustancia. Repertorio, orquestaciones, sonoridad de la grabación, y por supuesto la tierna levedad conmovedora, la humana voz de Susana Baca”.

Exactas palabras. Y es que ese disco se grabó en Cuba en 1987 para luego ser editado en Perú con un sello creado por Susana y su esposo Ricardo Pereira. “Nadie quería grabar un disco en el que hubiera poesía. Me miraban hasta mal”. Pero lo hizo, y aclara: “Habíamos hecho una grabación muy elemental en Perú con la que fuimos al Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en la Unión Soviética (1985). Allá fue Silvio Rodríguez quien nos ofreció su estudio en Cuba para hacer un análisis más riguroso. Tuvimos entonces el privilegio de grabar con gente que después llegó a unos tops impresionantes. Esa matriz se quedó en La Habana. Los buscadores de grabaciones viejas buscaban cintas para ver si las volvían éxito como el Buena Vista Social Club. En este caso Tumi Records sacó el disco sin mi permiso: se trató de un robo, pero ganó el Grammy, y yo rechazaba firmar discos de ese sello porque se trataba de un robo”.

En esa grabación estaba “María Landó”, el tema que atrapó en 1995 a David Byrne. “Ah, bueno, ella tuvo éxito porque David Byrne la señaló”, habrían dicho, pero no fue así. “David Byrne se conmovió con mi canto y quiso que yo estuviera en un disco de una compilación que hizo. Pero él no se subía conmigo a los escenarios; yo era quien tenía que ganarme mi pan. Pero es muy lindo que él haya dicho: ‘Susana me gusta, Susana tiene un espíritu de la música y dice lo que siente’. Eso creo que lo conmovió”. Byrne conoció la voz y el proyecto de Susana a través de las clases de castellano que recibía en el Taller Latinoamericano en Nueva York de un argentino radicado en Estados Unidos, un excelente compositor y promotor de todo lo latino en el Norte: Bernardo Palombo, el autor de “Imágenes Latinas” y “Canción por el fusil y la flor”.

Susana Baca
Susana Baca tiene un espíritu de la música, dijo el músico estadounidense David Byrne.

Antecedentes

Se recuerda aquel mensaje de marzo de 2023 a través de sus redes sociales: “Gracias a todos por su amor, su cariño y su maravillosa energía. Hoy hemos vencido”. Había sido intervenida en una situación compleja de la que no se sabía mucho por parte de sus seguidores, millones en todo el mundo. Y eso aconteció en el hospital donde actualmente está de nuevo: el Hospital Edgardo Rebagliati, en Lima, la ciudad que la vio nacer.

Las plegarias de 2023 llevaron a muchos que no la habían detallado a pensar en ella, en su obra, en la importancia que ha tenido y mantendrá para la música y cultura afroperuana la nacida el 24 de mayo de 1944 en el seno de una familia musical y defensora de sus raíces, aunque tuvo dificultades que la marcaron, como la separación de sus padres siendo ella una niña. Fue su madre, a punta de cocina, sabor culinario y baile quien los levantó y formó, y Susana ha agradecido siempre el apoyo musical y el sabor de la gastronomía afroperuana, de manos de su madre. Ella recuerda con gratitud los primeros pasos por su ciudad natal. Es notable ese recuerdo de Susana porque toda la familia estaba involucrada en el ritmo y la melodía hasta el punto de que sus primos fundaron el legendario grupo “Perú Negro”. No pudo ser de otra manera: la entonces niña Susana Baca de la Colina tomó el camino de los suyos pero desde otra perspectiva: el estudio, la investigación y, claro, la puesta en escena de lo aprendido, de la mano de sus extraordinarias aptitudes interpretativas.

 

A los 24 años, en 1968, obtuvo su título universitario de educadora, y ha sido siempre inmensa promotora y divulgadora de la música afroperuana. Ejerció su profesión y la tarea en áreas rurales, lo cual le ayudó a compenetrarse con un mundo invisibilizado.

Después de graduada y con el tiempo, se enamoraron -comenzando la década de los ochenta- Susana Baca, educadora, y Ricardo Pereira, sociólogo, una yunta que se mantiene y que ha trabajado con ahínco en la recuperación de la memoria musical de origen africano en Perú.

En contexto

Cuando Mercedes Sosa dio a conocer en 1972 la “Cantata Suramericana” nos aproximó a Perú con aquel tema “Acércate Cholito” de Félix Luna y Ariel Ramírez: “Un pueblo que renueva de los Incas el solar/ y en el costado mismo de la América que crece/ su esperanza ya estremece con su canto popular”.

También durante un tiempo le correspondió a Tania Libertad dejarnos saber de la riqueza musical de su tierra, como lo había hecho Chabuca Granda y también Yma Sumac, y como luego lo haría Eva Ayllón, quien, pasmosamente, no es suficientemente conocida en el Caribe.

Susana Baca
La madre de esta intérprte peruana levantó y formó sus raíces musicales.

Pero no solo era la música. De Perú muchos nos prendamos a través de la literatura de Ciro Alegría, de quien nos marcó “El mundo es ancho y ajeno”, nos marcó César Vallejo, nos marcó José María Arguedas fundamentalmente con “Los ríos profundos” y más recientemente Antonio Cisneros. Vargas Llosa también marcó… y desmarcó.

Retomando el pentagrama, pudimos observar con alegría cómo Perú reivindicaba su Cajón, su historia negra, e incluso su particular afroandinidad, elementos que durante un buen tiempo fueron sacados de la historia oficial que a todos nos contaron en nuestro continente entonces adormecido.

No todo ha sido fácil para Susana Esther Baca de la Colina, pero esta mujer tiene una gran perseverancia surgida de sus convicciones, sus búsquedas, sus empeños y hasta su terquedad creadora, pudiéramos decir. Extraordinaria representante de la musicalidad de la nación peruana, y sobre todo del elemento africano en la conformación de esa musicalidad, Susana emprendió con vigor su camino. En 1972 obtuvo el primer premio en un festival internacional efectuado en Lima y en el que participaban, entre otros, Alfredo Zitarrosa y Víctor Heredia. Fue una clarinada.

Susana Baca
Una profunda y entrañable amistad unió a Susana Baca y Mercedes Sosa, La Negra.

Su primer álbum, “Poesía y Canto Negro”, fue el grabado en 1987 en Cuba, país que siempre abrió sus puertas a la autenticidad de Susana. Participaron músicos de Perú y cubanos de alta categoría. Entre los músicos cubanos participantes de esta experiencia estuvieron Carlos Averhoff y Germán Velazco en el saxo, el “Tosco” José Luis Cortés en la flauta, Martha Duarte en uno de los violines, Pedro Luis Ferrer en la guitarra, la Camerata de Cuerdas Brindis de Salas, integrantes del grupo Irakere y alumnos de la Escuela Nacional de Arte en los coros.

Roberto Arguedas, Juan Medrano y Félix Vílchez destacaron entre los peruanos en el arte de la guitarra, el Cajón y los efectos sonoros. El productor general fue el eterno compañero de Susana, Ricardo Pereira.

En este álbum sorprendente, donde la poesía y la música conviven en la voz de Susana, es donde encontramos el texto de Silvio Rodríguez: “Delicado es la primera palabra que llega cuando busco calificar ‘Poesía y Cantos Negros’, del Perú. Todo en este trabajo coincide para revelar tan difícil sustancia. Repertorio, orquestaciones, sonoridad de la grabación, y por supuesto la tierna levedad conmovedora, la humana voz de Susana Baca”.

 

Había poesía en esa producción, poesía como las de Benedetti, Vallejo, Neruda, Chabuca Granda, Guillermo Gálvez y Rodolfo de la Fuente. Es en este primer disco donde aparece María Landó con poesía de César Calvo y música de Chabuca Granda. Y al respecto, desde el vamos, Chabuca fue importante en la vida de Susana y viceversa porque Chabuca hasta la nombró su asistente personal y la llevó a vivir a su casa para que Susana escuchara música y poesía. Cuando Chabuca se iba a ausentar del hogar por algún compromiso o viaje, la orden era precisa: “Las puertas siempre se le abrirán a Susana para venga a escuchar música”.

Cuando Chabuca falleció, en marzo de 1983, Susana y su esposo se afincaron para rendirle honores siguiendo en la recuperación del sonido de su tierra. Para ello se fueron por toda la costa peruana recopilando testimonios orales, escritos y música afroperuana. Toda esa odisea quedó registrada en el libro “Del fuego y del agua”, contenido en una joya discográfica del mismo nombre, y que vio la luz en 1992.

Hay otros libros: “El amargo camino de la caña”, de 2015 y “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, de 2022.

 

Apuntes

Declarando en torno a las diferencias entre la música de la costa y la del interior de Perú, dijo: “La música afro es mucho más alegre, mientras que la música andina expresa la nostalgia de una población, pero lo más conmovedor de nuestros sonidos es que podemos disfrutar también de esa mezcla maravillosa que es la música afroandina y lo vemos en los cantos de adoración y en los cantos de Navidad. Ahí está la mezcla del zapateo del negro y los versos nostálgicos del interior”.

Consultada acerca de Chabuca Granda, declaró: “Ella fue muy generosa conmigo. Lo fue con su casa, con sus libros; escuchar su música para mí era como beber la esencia peruana. Chabuca tuvo épocas en las que exploró la música de la serranía, tanto como indagó en la vida de los personajes típicos de la costa. Un día ella me llevó a la casa de la mujer que inspiró su tema ‘La flor de la canela’, se llamaba Victoria Angulo, ya estaba viejita, pero conservaba su estirpe de reina. Chabuca se inspiraba en los personajes típicos de nuestra realidad”.

 

Susana ha logrado mucho, pero medios de difusión poderosos y con otros intereses no ayudan a divulgar esa magnífica obra condensada en discos como “Travesías”, “Lamento negro”, “Vestida de vida”, “Eco de sombras”, “Espíritu vivo”, “Afrodiáspora”, “Palabras Urgentes”, “A Capella” y el genial “Del fuego y del agua”, que en realidad no es un disco con información, sino un libro con un disco ilustrativo, resultado de once años de recorrido investigativo hecho por esta pareja a lo largo y ancho de la costa de su patria.

En 2011 Susana Baca fue designada ministra de Cultura de Perú, la primera persona negra en ocupar un cargo ministerial en esa cartera, pero ese tránsito fue breve, lo que no significa que ese haya sido el paso político de Susana Baca, pues para ella la política es otro estadio, es relacionarse con la vida, y ella lo ha hecho, no desde una militancia partidista sino desde la ternura y el amor a su pueblo.

Su más reciente producción musical, el disco “Epifanías”, estuvo recientemente entre los nominados al Grammy como mejor álbum de música global. Baca ganó un Grammy Latino por mejor álbum de música folclórica en 2002 con “Lamento Negro”, otro en 2011 por su colaboración con el grupo puertorriqueño Calle 13 en la canción “Latinoamérica” y el último en 2020 con su trabajo “A Capella”, surgido desde el aislamiento generado por la pandemia del coronavirus.

 

Epílogo

Se encuentra hospitalizada en la unidad de Cuidados Intensivos del hospital Edgardo Rebagliati, donde se hacen grandes esfuerzos para recuperarla. Ni su esposo Ricardo Pereira ni los médicos dan cuenta pública de lo que aqueja a Susana Baca. “Tiene achaques del tiempo y enfermedades nuevas e insospechadas”. Ese es el reporte oficial.

América Latina ora por ella y junto al pueblo peruano hace votos por la recuperación de una mujer como pocas en la historia musical y sociológica del Perú y de la América del Sur.


Susana Baca: fuego y agua del Perú negro | En Profundidad | teleSUR (telesurtv.net) 




sábado, 24 de febrero de 2024

La banalización del genocidio

 

 Gaza: sobre genocidio, judaísmo y nazificación

ARIEL FELDMAN

Las discusiones sobre el conflicto entre Palestina e Israel están saturadas de falacias y juegos retóricos, incluso en la justificación del genocidio en curso

 Los sucesos en Gaza son la demostración simple y brutal de una realidad cotidiana en cualquier sociedad: que hay vidas que valen más que otras. Sin embargo, en el día a día eso no suele justificarse racional ni políticamente. Vivimos con ello, como puede cada uno. Con angustia, negación, indiferencia, militando políticamente. Pero cuando en un conflicto que implica identidades colectivas se justifica desde una instancia de poder la falta de valor de un tipo de existencia, es que estamos a las puertas o ya cruzamos el umbral de un genocidio.

 En este momento, humanamente lo central es frenar el genocidio del pueblo palestino. Disputarle a Israel la prerrogativa de hablar en nombre de lo judío es central en esa tarea, y en otro artículo abordé la deformación y traición del judaísmo llevada adelante por el Estado de Israel que dice representarlo. Sin embargo, el judaísmo es ineludible en todos los aspectos de este conflicto, y pensarlo vuelve a ser central para permitirnos comprender parte de la dimensión de esta crisis.

 Hay que entender que la centralidad que gana esta masacre, frente a las que hubo en Siria o en Uganda, no tiene que ver con una especial empatía global con los palestinos, sino por quién es el agresor. Se explica por el hecho de que es el autoproclamado «judío» Estado de Israel el que esta cometiendo un genocidio en Gaza. Permitir un nuevo genocidio constituye una crisis civilizatoria ya de por sí, porque el hecho mismo habla de lo que podemos esperar del andamiaje institucional y político que organiza nuestra sociedad. Pero a su vez, este genocidio en curso genera una atracción trágica por la singularidad, repito, del victimario. Es central subrayar que lo judío como causa de la especial significación de la masacre que estamos viendo en Gaza nada tiene que ver con el antisemitismo, como intenta establecer la propaganda israelí y sectores de la comunidad judía en la diáspora. Lo medular es el hecho de que la gran víctima de la modernidad europea, los judíos, que estarían representados por el Estado de Israel, está cometiendo un genocidio en Gaza. Si bien el régimen israelí señala que lo hace en nombre de lo judío y su derecho a la existencia, veremos cómo la destrucción de la vida en Gaza va a contramano del significado mismo de ser judío. Israel está, en cambio, encarnando esa vieja Europa retrograda, capitalista y cristiana a la que, como señalara León Rozitchner, lo judío se enfrentaba con su mera existencia y que, por eso mismo, fue víctima de ella con persecuciones, progroms y finalmente con el Holocausto.

 Es conocida la idea de que la Ilustración, el alma de la modernidad europea, aquella que encarnaba la confianza occidental en una razón humana atada a la lógica del progreso, de lo afirmativo, la esperanza en el dominio progresivo de la naturaleza a través de la técnica, la ciencia y la administración de lo humano, fue herida en las trincheras de la Primera Guerra Mundial para finalmente morir en los campos de concentración. La Europa germano parlante encarnaba la cumbre de las capacidades civilizatorias que dicha razón occidental había podido alcanzar. La comunidad que había gestado a Mozart, Beethoven, Mendelssohn, Husserl, Kant, Hegel, Marx, Nietzsche, Goethe, Max Planck, Einstein, Humboldt, y muchos etcéteras, fue la misma que estaba utilizando todas esas mismas potencialidades racionales, científicas, químicas, tecnológicas, artísticas, comunicacionales, no para desarrollar una mejor vida colectiva sino para perpetrar un genocidio con el sello de las capacidades de dicha modernidad. La significación del Holocausto frente a otros genocidios no estuvo dada por el hecho de quiénes fueron sus víctimas, sino por quiénes fueron sus perpetradores.

 Filosóficamente, lo central es el victimario. Como señalara sobre el Holocausto Yeshayahu Leibowitz, teólogo y filósofo, conocido en su momento como la conciencia de Israel, «nosotros no lo hicimos. Los que lo hicieron fueron los alemanes; por lo tanto es su problema». Él lo señaló ante la evidente centralidad que el Estado le estaba dando a la victima judía que decía cobijar. Era ganancia para las dos partes: eximía del foco a la culpable sociedad europea y permitía al Estado de Israel la apropiación del Holocausto, que fue central para la nazificación de los árabes y en particular de los palestinos, como veremos más adelante. Enzo Traverso señala que dicha apropiación hizo que el Holocausto deviniera una «religión civil». De este modo se volvió discurso oficial, por lo tanto administrable, un dogma que no promovía la reflexión sino que era instrumentalizable para sostener la victimización de los judíos de forma extemporánea y poder así esgrimir una inexistente amenaza de aniquilamiento para justificar y lograr oprimir al pueblo palestino con la impunidad que brinda el halo de inocencia de ser la víctima eterna.

 La fascinación occidental por Israel no se entiende centralmente por la culpa. La fascinación está dada porque el flamante Estado de Israel permitía la salvación de esa idea de progreso sobre la que se basaba la civilización occidental y cuya hegemonía estaba en una crisis terminal luego de haber sido clave en el genocidio judío. Israel fue fundado por ciudadanos europeos libres de culpa del Holocausto, incontaminados de la mancha oprobiosa, una última esperanza de la Ilustración que fuera aniquilada con Auschwitz. Israel fue para occidente la conquista del desierto oriental, la colonización ilustrada de tierras bárbaras, unos cruzados que instauraban una democracia a la europea en tierra santa, el desarrollo tecnológico, el riego por goteo, la tecnología militar, la industria del software, el milagro económico de Medio Oriente. Primero como tragedia y luego como farsa. Israel utiliza todas esas capacidades, toda su razón instrumental, todo su desarrollo capitalista, occidental y judeocristiano, no para generar una comunidad próspera para todas las personas que habitan su territorio, sino para, en nombre de un sueño trasnochado de Ilustración revestido de choque civilizatorio, poner sus capacidades al servicio de la dominación y la inviabilidad de la vida de los palestinos.

 Los valores y conquistas de las libertades individuales que sí implicaba la modernidad, como son las conquistas democráticas y los derechos ciudadanos, son a su vez instrumentalizadas bajo la lógica de dicho dominio. La supuesta única democracia de Oriente Medio (donde las vidas de los palestinos de los territorios ocupados están gobernadas por el régimen sionista, pero no pueden votar autoridades de dicha administración), así como los derechos sexuales y de la mujer, son utilizados para justificar la destrucción de la vida palestina.

 Vale recordar que los procesos de deshumanización son elementos centrales en todo proceso genocida: no se puede masacrar a alguien que tiene alma si creemos en las almas, o si lo consideramos persona o, en el mejor de los casos, si lo reconocemos como un par. Ese procedimiento de quitarle la prerrogativa de lo humano no se da de un momento a otro. Los judíos sufrimos un largo camino de deshumanización que luego se volvió planificada por parte de la sociedad europea nazificada en los campos de concentración. Fuimos víctimas del genocidio más aberrante de la historia moderna. Lo sufrimos hace un par de generaciones solamente.

 En 1929 Albert Einstein le escribió una carta a Weismann, quien luego fuera el primer presidente del Estado de Israel, en la que le decía «Si nosotros nos revelamos incapaces de alcanzar una cohabitación y acuerdos con los árabes, entonces no habremos aprendido estrictamente nada durante nuestros dos mil años de sufrimientos y mereceremos todo lo que llegue a sucedernos». El desinterés de judíos israelíes y en la diáspora ante la masacre de gazatíes habla del proceso de deshumanización que sufren los palestinos hace años y, en consecuencia e indefectiblemente, de la perdida de humanidad y una tendencia creciente a la perdida de toda sensibilidad por parte de sus victimarios y cómplices. Es un proceso también largo, iniciado con la negación de la existencia de los palestinos en la tristemente famosa frase de los albores del sionismo político «una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra», que se volvió prontamente material con el proceso de colonización de un sionismo exclusivista que rezaba y reza que en un Estado seguro para los judíos no debía haber palestinos, aún si ese Estado se estuviera implantando por la fuerza en tierras pobladas, donde el problema del antisemitismo era insignificante.

 Einstein escribió esa carta frente a las politicas y tratos delesnables del movimiento sionista hacia la población nativa de Palestina ¡en 1929!, años antes de que se consumara la Nakbah y la limpieza étnica de 750.000 almas, antes del menos conocido régimen militar que sufrieron los palestinos-israelíes entre 1949 y el 1966, antes de la ocupación de los territorios en 1967, antes del drama de los refugiados, antes del Estado de apartheid en Jerusalem oriental y Cisjordania, antes del oprobioso e ilegal muro de separación, antes de las leyes discriminatorias aprobadas en el Parlamento israelí, antes del asedio y destrucción de Gaza y del llamado explícito al genocidio de varios altos funcionarios del Estado de Israel.

 Cuando se analiza la historia de los actos institucionales de Israel, los legales y los bélicos, es fácil comprobar que sólo de manera derivada su problema fue con las organizaciones políticas y político militares palestinas. Su problema siempre fue la población palestina misma, pues un Estado exclusivista que se autodenomina judío y democrático precisa limpiar étnicamente su territorio para poder ser tal. Pero la limpieza étnica, hecho comprobado y reconocido internacionalmente en el reconocimiento de los refugiados palestinos, si bien crimen de guerra, no constituye un genocidio. Hoy, sin embargo, estamos en presencia de otra cosa.

                                                     

Sistemáticamente se vandalizan los textos en árabe hasta que finalmente se la excluyó legalmente como lengua oficial.



El genocidio no se mide por su efectividad, porque lo central del genocidio es la intención de realizarlo, y por lo tanto su inminencia. No deberíamos acercarnos a su posibilidad siquiera. Por eso la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio tiene en su nombre el término prevención, pues la humanidad no puede permitirse esperar a que se realice para luego evaluar simplemente las sanciones. Por eso la voluntad de cometer un genocidio es uno de los elementos centrales para poder calificar una agresión como tal. Después del 7 de octubre el Ministro de Defensa israelí, afirmó: «Estamos luchando contra animales humanos», Avi Dichter, ministro israelí de Agricultura, llamó a la guerra a ser la «Nakba Gaza», el ministro Amihay Eliyahau sugirió como solución al «problema palestino» lanzar una bomba atómica en Gaza, diversos altos funcionarios denominaron nazis a los palestinos y señalaron su responsabilidad colectiva por el brutal ataque de Hamas, de lo que se derivaba la necesidad de la neutralización del colectivo responsable, no simplemente de una de sus organizaciones político militares. Lo sintetizó el vicepresidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas: «No hay inocentes en Gaza. Tal vez los niños menores de 4 años». Ese castigo colectivo se está llevando acabo centralmente por medio de un bombardero indiscriminado, matando miles de civiles y destruyendo las más básicas condiciones para la viabilidad de la vida de los gazaties, a la vez que el bloqueo absoluto del territorio, que afecta al cien por ciento de la población y no a los combatientes, está generando condiciones sanitarias y de hambruna con altísimo riesgo de muertes aun más masivas que las ya producidas por los ataques aereos y terrestres. Por eso la denuncia de Sudafrica tuvo un primer aval en las cautelares contra Israel de la Corte Internacional de Justicia, y especialistas como Luis Moreno Ocampo plantean la fortaleza del caso presentado.

 

Si alguien cree que no estamos ante un genocidio por la magnitud, porque un 1,5% de la población total no le es suficiente, que piense entonces en la construcción de una discursividad donde la vida palestina no vale lo que una vida humana. Esa visión, esa escala del valor de la vida, se apalanca en un largo proceso de nazificación de los palestinos. La nazificación de los opositores a las políticas sionista es una estrategia que se ha utilizado desde que la palabra «Nazi» cobró su significación y potencia simbólica. El historiador Nur Masahla cita numerosas declaraciones y escritos de los lideres sionistas que a partir de mediados de la decada del 30 analogaron el nacionalismo árabe al nazismo alemán. Desde ese momento hasta el presente ese mecanismo, esa industrilización del Holocausto como la llamó Norman Finkelstein, no dejó de utilizarse. La gravedad es máxima. El nazi es un monstruo frente al cual sólo cabe la eliminación, es irrecuperable. Y aquel que defiende a aquel que fue nazificado es a su vez un antisemita. O si sos judío, sos un Judenrat, un colaborador de los nazis. Es así que, como vimos más arriba, la administración del Holocausto como «religión civil», del judío eternamente amenazado en su existencia, permitió que una potencia ocupante, con uno de los ejercitos más potentes y mortíferos del planeta, se apropiara e instrumentalizara al judaísmo para plantarse como víctima de sus colonizados. El epítome perverso de esa inversión que permite la nazificación de los palestinos la formuló la entonces Primera Ministra israelí cuando en 1969 en una entrevista en la televisión inglesa dijo «Nunca perdonaremos a los árabes lo que nos obligaron a hacerles». Son innumerables este tipo de declaraciones, pues son política de Estado. En medio de los actuales ataques a Gaza pudimos presenciar el espectáculo grotesco de la comitiva israelí yendo a la ONU a justificar sus crimenes de guerra con la victimizante estrella de David amarilla con que se marcaba a los judíos en campos y guetos.

La contradicción última de ese proceso de nazificación es que en realidad el movimiento sionista, aquel que apela al señalamiento de antisemitismo e identifica nazis en instituciones internacionales y movimientos sociales, en intelectuales y artistas, llevó adelante una lucha en absoluto heroica contra el nazismo verdaderamente existente. Como recuerda Ilan Pappe, era mayoritario en el movimiento sionista el autocentramiento en el proceso migratorio, de modo que no querían enemistarse con el régimen de Hitler. El sionismo llegó a considerar un error el boicot declarado en la decada del 30 por el resto de los judíos del mundo contra los nazis. Ben Gurion, padre fundador del Estado de Israel, dijo en ese entonces que «Al sionismo le corresponde las obligaciones de un Estado; por consiguiente, no puede iniciar una batalla irresponsable contra Hitler mientras él siga siendo el jefe de un Estado». El movimiento sionista tuvo contactos con el régimen nazi hasta entrado el año 1937 para negociar la salida de judíos de Alemania de forma concertada, de modo que pudieran conservar sus bienes y llevarlos al futuro Estado. El historiador israelí Tom Segev afirmaba que los lideres sionistas sólo estaban interesados en salvar a los judíos que quisieran marcharse a Israel, y que tenían una actitud desdeñosa para con los judíos de la diáspora que, entrados los años 30, no se habían subido a la política sionista. Coincide con Ilan Pappe, quien señalaba que el abandono de toda estrategia de rescate de las organizaciones sionistas ante el inminente exterminio judío formaba parte de un repudio más amplio de la diáspora misma, cosa que se siguió evidenciando luego de la creación del Estado, que renegaba y reniega de «los judíos que fueron como ganado al matadero» frente a aquellos pioneros que emigraron a Israel para fundar el Estado. Es así que los levantamientos en campos de concentración y guetos, como el famoso de Varsovia, realizados por fuerzas de la resistencia que contenían muchos miembros antisionistas en su ceno, fueron sionisados como política de Estado. Había que apropiarse de la figura del judío empoderado. Los alzados eran la expresión del nuevo espíritu judío de armas tomar frente a los millones que habían decidido dejarse matar.

 Esto es lo que hizo y sigue haciendo el sionismo con el judaísmo, utilizarlo. Esa misma razón instrumental, que en su desbocamiento aplastó las fuerzas de la reflexión y develó su verdadero semblante en los hornos crematorios y en Hiroshima, es la que encarna Israel instrumentalizando al judaísmo, haciéndolo medio para otro cosa, medio para el dominio y la conquista como fin en sí mismo. Es así que el Estado de Israel y sus organizaciones sionistas satélites en la diáspora pueden estrecharse las manos con individuos y partidos de la derecha Europea y norte y latinoamericana, con marcadas posturas racistas en general y antisemitas en particular, siempre y cuando apoyen las políticas del Estado de Israel. Su lucha «contra el antisemitismo» no es otra cosa que la utilización del capital simbólico del judío galútico que en realidad desprecian, para justificar los horrores del sionismo. El supremacismo del sionismo desbocado genera fascinación en las derechas radicales occidentales, e Israel no ha dejado de abrazar dichos apoyos a costa de la lucha contra el verdadero antisemitismo, que es la lucha por la libertad, la igualdad y la justicia para todos los seres humanos.

 El judaísmo nada tiene que ver con ese endiosamiento del poder y el dominio. La identidad judía fue siempre un otro del poder, una negatividad de la Europa imperial, retrograda y racista. Poseedora de la experiencia en el cuerpo de la opresión, la identidad judía estaba sostenida en la resistencia a la violencia y en la reflexión, en el estudio de un libro no evangelizador, que no confería poder, que es absolutamente terrenal porque no promete un más allá, como recordaba León Rozitchner. En la tradición judía la festividad más significativa es la de Pesaj, en la que el pueblo judío festeja la salida de la esclavitud, una celebración de la libertad y el fin de la opresión que lo termina constituyendo como pueblo. Pueblo que luego se forjó durante dos milenios en la discriminación y la persecución que lo emplazaron indefectiblemente en el lugar de la negatividad frente al poder occidental y cristiano. No es casual el porcentaje de cuerpos y mentes rebeldes que dio el judaísmo, de Trotsky a Marx, de Rosa Luxemburgo a Walter Benjamin, de Zinóviev a Mordejai Anilevich, de Axelrod y Martov a Clara Zetkin. Nada genético, una identidad construida en una cultura de la resistencia. Por eso no hay que dejar de repetir que lo que vemos en Israel no es judaísmo, es más bien antijudaísmo, la transfiguración de una tradición de la resistencia en su opuesto fascistoide.

 Vale mencionar las excepciones. El sionismo, en tanto fue entendido como movimiento nacional de liberación de los judíos de su calvario europeo, tuvo representantes como Borojov, Buber y muchos otros, que entendieron que no se precisaba un inviable Estado exclusivista sino una convivencia justa en un Estado plurinacional y socialista con los palestinos. Pero nunca tuvieron posibilidades de que su línea se impusiera. Hay que decirlo: si bien hubo diversas corrientes dentro del cosmos sionista, la historia tuvo un solo sionismo verdaderamente existente, exclusivista y colonizador, que subvierte todos los valores humanistas del judaísmo. Podemos llamarlo Israelismo para rescatar a aquellos que creyeron y creen en un sionismo plurinacional y antirracista.

 La victima ejemplar, cuyo genocidio dio origen hace tan poco a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y a la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio (1948) se transformó por obra y gracias del secuestro identitario por parte del Estado de Israel, en el victimario ejemplar. Eso es lo que explica la trascendencia historia de la masacre en Gaza. La tragedia del secuestro del judaísmo por parte de Israel eleva una pregunta traumática a todos, judíos y no judíos: ¿Qué podemos esperar del ser humano que somos, así, arrojado a la historia, si una comunidad que sufrió un genocidio hace un puñado de años, termina encarnando las lógicas, el vocabulario, la estrategia y los valores de quien fuera su verdugo para, ahora en posición dominante, poder destruir un pueblo, porque lo considera necesario y, sobre todo, porque puede. La capacidad o incapacidad de que esto que está sucediendo genere algo en cuerpos, reflexiones, sensibilidades y nuestras instituciones, posiblemente constituya un acontecimiento que nos va a marcar como civilización, una cesura. La conciencia de generaciones futuras va a preguntarse qué hicimos cuando nos tocó defender lo que queda de humanidad en la humanidad.

 

Jacobinlat

 

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Texto completo en: https://www.lahaine.org/mundo.php/gaza-sobre-genocidio-judaismo-y

 

jueves, 22 de febrero de 2024

Juan Carlos I espia americano

                                                                                   


 Juan Carlos espía americano

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 España: Según documentos desclasificados de la CIA el Rey Juan Carlos I fue su informante

Juan  Teixer

La CIA ha desclasificado más de 12 millones de páginas de información, de las cuales unas 12.500 entradas tratan sobre España. Los informes de estrategia y cables diplomáticos secretos reflejan la visión e influencia de la inteligencia norteamericana sobre el devenir del país en un momento clave de su historia como fue la Transición. Según los documentos, Juan Carlos I se convirtió en uno de los informantes más valiosos de EE.UU, revelando información confidencial a su contacto en Madrid, el embajador norteamericano Wells Stabler. Además, Juan Carlos habría pactado la entrega del Sáhara Occidental a Marruecos. Todo a cambio del apoyo norteamericano para convertirse en Rey.

Mediados de la década de los 70. La Revolución de los Claveles triunfa en Portugal. En Italia, los comunistas están muy cerca de llegar a formar parte del Gobierno. En Grecia la dictadura militar se desmorona. Y en España, el dictador Francisco Franco está en las últimas.

El panorama es muy preocupante para los intereses norteamericanos, que ven como sus aliados pierden fuerza. Además del propósito global de frenar al comunismo y al socialismo, para EE.UU esta zona es especialmente importante a nivel geoestratégico. En 1973 por ejemplo, los aviones norteamericanos que se dirigían a Oriente Medio para apoyar a Israel en la guerra del Yon Kippur solo consiguen autorización portuguesa para repostar, y es probable que a partir de ahora ya no sea así. Hay que hacer algo.

Esta necesidad de EE.UU de ganar influencia en la región encuentra un aliado muy oportuno: Juan Carlos I. El sucesor natural del dictador Francisco Franco no era del agrado norteamericano en un principio. La CIA veía poco capacitado al monarca para liderar una transición democrática en el país. Sus únicos puntos a favor eran su «encanto personal», su intención de no legalizar el partido comunista y no tener hemofilia (enfermedad hereditaria de los borbones). Todo lo demás estaba en su contra:

Hay poco entusiasmo por Juan Carlos y la monarquía en España, pero una cierta disposición a apoyarle al no haber una alternativa mejor … Si logra preservar la Ley y el orden mientras consigue una apertura política ganará apoyo. El reto es enorme. Y es improbable que el nuevo rey reúna las cualidades necesarias para lograrlo – Informe secreto de la CIA

Sin embargo, poco después la figura del Borbón como aliado internacional fue ganando peso en los informes de inteligencia, hasta el punto de referirse a Juan Carlos como «motor del cambio» ¿Qué sucedió para que se diera este cambio de parecer?

JUAN CARLOS I, ESPÍA NORTEAMERICANO

En 1975 se pone en marcha un proyecto secreto de la CIA que tiene como objetivo arrebatar la provincia número 53 de España: el Sáhara Occidental. Se trata no solo de un territorio rico en fosfatos, hierro, petróleo y gas, sino que es muy valioso a nivel geoestratégico. La inestabilidad en España debido a la enfermedad del dictador Francisco Franco es clave para llevar a cabo esta operación, que consiste en invadir la provincia española mediante una marcha de unos 350.000 ciudadanos marroquíes que se harían pasar por antiguos habitantes de la zona. Se trata evidentemente de la famosa Marcha Verde.

El 6 de octubre de 1975, los servicios de Inteligencia del Ejército español informan al dictador Francisco Franco de estos planes de «invasión pacífica» del Sáhara Occidental y le piden que mueva ficha. Y aquí es donde entra en juego Juan Carlos I, que se convirtió en confidente de EE.UU, enviando información secreta de todos los movimientos que Franco realizaba en la provincia del Sáhara. Es decir, el entonces príncipe Juan Carlos reveló información confidencial sobre los planes de España en el conflicto del Sáhara a una potencia extranjera que estaba jugando un papel clave en dicho conflicto. Hay quien lo denominaría alta traición.

De este modo, Juan Carlos I se convirtió en aquel momento clave de la historia del país en informante de EE.UU, con la esperanza de lograr así el apoyo norteamericano tras la muerte de Franco. Lo consiguió, y probablemente la historia de España sería muy diferente de no haber tomado esta decisión. El contacto del entonces Príncipe era el embajador norteamericano en España, Wells Stabler, que tenía contacto directo con la Casa Blanca y con el jefe del Departamento de Estado, Henry Kissinger, quien le comunicó a este respecto en uno de los documentos ahora desclasificados:

Tus contactos con el príncipe deben ser tratados con la mayor discreción. Estos informes tienen un grandísimo valor para EEUU y haremos lo que esté en nuestra mano para asegurarnos de que en el futuro se manejen de manera apropiada – Henry Kissinger.

EL SÁHARA A CAMBIO DE LA CORONA

31 de octubre de 1975, Juan Carlos asume la jefatura en funciones del Estado debido a la enfermedad del dictador Francisco Franco. Uno de los temas más urgentes que debe tratar es respecto a la decisión del rey Hasan II de Marruecos de lanzar una ofensiva para reclamar una provincia española: el Sáhara Occidental.

El mismo día de la toma de posesión de su nuevo cargo, Juan Carlos preside su primer Consejo de Ministros, y muestra su intención de ponerse al cargo del asunto del Sáhara, pero no informa de que ya había enviado a Washington a su hombre de confianza, Manuel Prado y Colón de Carvajal, con la finalidad de conseguir el apoyo norteamericano y evitar así un conflicto con Marruecos que le podría costar su añorada Corona. De este modo, Kissinger media con Hassan II y finalmente se firmaría el pacto secreto por el que Juan Carlos entregaría el Sáhara español a Marruecos, a cambio de que EE.UU se convierta en su aliado en el complejo futuro que tiene por delante.

El 2 de noviembre, Juan Carlos viaja a la capital del Sáhara Occidental , El Aaiiún, donde asegura ante las tropas españolas: «Se hará cuanto sea necesario para que nuestro Ejército conserve intacto su prestigio y su honor». Hasta se permite decirles a los oficiales de sus tropas: “España no dará un paso atrás, cumplirá todos sus compromisos, respetará el derecho de los saharauis a ser libres”, y también: “No dudéis que vuestro comandante en jefe estará aquí, con todos vosotros, en cuanto suene el primer disparo”. Sin embargo, sabía que estaba mintiendo. Ya había pactado con Hassan II los términos de la entrega del Sáhara.

En uno de los documentos desclasificados, el embajador de EE.UU en España comunica a Washington: «Madrid y Rabat han acordado que los manifestantes sólo entrarán unas pocas millas en el Sáhara español y que permanecerán un corto periodo de tiempo en la frontera, donde ya no hay tropas españolas (…) El príncipe [Juan Carlos] ha añadido que una delegación representativa de unos 50 marroquíes tendrá permitido entrar en la capital territorial de El Aaiún».

En el documento también se puede apreciar el temor de la inteligencia norteamericana a que se descontrolara la situación: «La zona en la que no está prevista que caminen los manifestantes está claramente marcada como campos de minas. Juan Carlos dijo que las fuerzas españolas usarán cualquier medio a su disposición para evitar que los marroquíes crucen esta línea» …»Una vez que los manifestantes crucen la frontera, la situación puede descontrolarse fácilmente». También se habla de los posibles movimientos del Frente Polisario: «Algunos de sus miembros están en el área que ya han abandonado las tropas españolas»… «Casi con total seguridad intentarán atacar a los manifestantes».

Finalmente, el 6 de noviembre de 1975 la Marcha Verde invade la provincia española. Todo estaba preparado de antemano. Los campos de minas y los legionarios se retiraron de la frontera. La ONU, atónita ante los acontecimientos, urge a Hassan II a retirarse y a respetar la legalidad internacional. El Consejo de Seguridad se pronunció aprobando la resolución 380, en la que «deplora la realización de la marcha» e «insta a Marruecos a que retire inmediatamente del territorio del Sáhara Occidental a todos los participantes en la marcha», así como volver a hacer un llamamiento al diálogo. Sin embargo, todo estaba pactado ya.

En plena Guerra Fría, Estados Unidos y Francia anhelaban la anexión marroquí del territorio, puesto que Argelia y el Frente Polisario eran cercanos a la Unión Soviética. Hassan II, que atravesaba una compleja situación política interna, marcaba un tanto por la escuadra. Y España perdía un territorio clave, pero Juan Carlos I ganaba un reinado. Todos contentos. Excepto claro está, los habitantes del territorio en cuestión, que fueron las víctimas colaterales de este pacto/traición, y cuyo sufrimiento generado se ha alargado hasta nuestros días.

El pecado que España cometió contra el Sáhara sigue siendo fuente de sufrimiento para quienes un día fueron ciudadanos suyos de pleno derecho – Tomás Bárbulo, periodista  y escritor especializado en la temática sobre el Magreb.

MI NOMBRE ES BON… BOR-BÓN

Los movimientos ocultos, las mentiras y la deslealtad de Juan Carlos con el tema del Sáhara podrían ser considerados sin duda alta traición. Sin embargo, son un juego de niños comparado con lo sucedido unas semanas antes. El 16 de octubre, el dictador Francisco Franco sufría una crisis cardíaca que le dejó al borde de la muerte. La embajada norteamericana en Madrid incluso lo llegó a dar por muerto.

En estos días, Juan Carlos se convirtió en el mejor informador de EE.UU de todo lo que estaba sucediendo en Madrid, e incluso pidió ayuda al embajador Stabler para que intercediera por él ante el presidente Carlos Arias Navarro con la finalidad de convencerlo de que Franco le traspasara sus poderes antes de morir. Kissinger se negó en rotundo por miedo a que relacionaran a EE.UU:  «No estás -repito- no estás autorizado a mediar con Arias en este momento«. Así que Juan Carlos tuvo que esperar para ver colmadas sus ansias de poder.

 

Durante los siguientes meses, el contacto de Juan Carlos con el embajador norteamericano fue habitual. Además de las conversaciones telefónicas documentadas en los archivos desclasificados, cualquier ocasión era buena para verse en persona: en la base militar de Torrejón, en un encuentro con estudiantes del National War College o en Palma de Mallorca.

Cualquier excusa era buena para que Juan Carlos informara de todo lo que estaba sucediendo en las altas esferas españolas y acercarse así a EE.UU, su mejor baza para llegar al ansiado reinado. Sin embargo, este presente en forma de información confidencial era un esfuerzo eran prescindible, puesto que EE.UU ya tenía claro que Juan Carlos era el mejor candidato para sus intereses en España (y no eran pocos).

La desaparición de Franco allana el camino para una era más esperanzadora, pero la desaparición de Juan Carlos abriría las puertas a una lucha de poder donde los comunistas y los extremistas de todos los colores jugarían un papel determinante – Wells Stabler, embajador de EE.UU en España.

El 4 de noviembre de 1975 Wells Stabler envió a la Casa Blanca un informe gen. eral de la situación en España y de su incierto futuro tras la muerte del dictador, redactado en gran parte con la información obtenida a través de Juan Carlos I. Las respuestas sobre las líneas generales a seguir que Henry Kissinger le envía de vuelta a Madrid no tienen desperdicio:

«…el interés de EEUU reside en empujar a Juan Carlos a que dé un giro gradual, pero de manera decidida y no demasiado lenta, hacia la democratización. Debemos darle el apoyo que él claramente está pidiendo a EEUU».

«… no favoreceremos a ningún partido político en concreto más allá de las decisiones democráticas, pero anticipamos que la transición estará en manos básicamente del bloque conservador».

«Veríamos la participación del Partido Comunista en un futuro gobierno español como algo muy negativo que dañaría irremediablemente los lazos con nosotros y con las instituciones de Europa occidental».

«… los países de la Europa occidental deberían participar en la toma de poder de Juan Carlos y el funeral de Franco en una base positiva para el futuro, no en términos de recriminaciones sobre el pasado».

 

Traducción :

– NO ESTAMOS A FAVOR DE NINGUNA SOLUCIÓN POLÍTICA EN PARTICULAR NI DE NINGÚN PARTIDO DENTRO DE LA AMPLIA GAMA DE PENSAMIENTO DEMOCRÁTICO, PERO ANTICIPAMOS QUE LA TRANSICIÓN ESTARÁ EN MANOS DE PERSONAS ESENCIALMENTE CONSERVADORAS.

– VEMOS LA PARTICIPACIÓN COMUNISTA EN UN FUTURO GOBIERNO ESPAÑOL COMO UN HECHO INSALUBRE QUE PERJUDICARÍA INEVITABLEMENTE LOS VÍNCULOS CON NOSOTROS Y CON LAS INSTITUCIONES DE EUROPA OCCIDENTAL.

Obviamente la prioridad de EE.UU no era la democratización del país, sino principalmente lograr un acuerdo ventajoso para la instalación de las bases militares estadounidenses en España. El acuerdo anterior vencía precisamente en 1975, y Franco se había dedicado a torpedear la renovación al no poder formar parte de la OTAN.

De este modo, Juan Carlos se convirtió en la mejor baza norteamericana para lograr el ingreso de España en la Alianza Atlántica y lograr la instalación de varias bases militares en suelo español. Y EE.UU se convirtió en la mejor baza de Juan Carlos para llegar al poder. Una historia de amor y traición con drásticas consecuencias para el desarrollo de la historia reciente del estado español.

Finalmente, el 21 de septiembre de 1976 se firmó el Tratado de Amistad y Cooperación entre España y EE.UU, ya con Juan Carlos como rey, siendo el paso previo para el ingreso en la OTAN, que no llegó hasta 1982.

Juan Teixeir es periodista investigador chileno

 Fuentes: CIA // WikiLeaks //  Público // El Español // El Confidencial Saharaui

(Observatorio Crisis)

miércoles, 21 de febrero de 2024

¿Quo vadis Unión Europea?

¿Quo vadis Unión Europea?

 

Por Miguel Medina Fernández-Aceytuno

| 21/02/2024 |  

 

 

El nuevo Reglamento 386/2024 del Consejo de la Unión Europea obedece a la estrategia que impone el imperialismo y la OTAN a los gobiernos sumisos miembros de la UE orientada hacia una guerra generalizada de grandes proporciones para prolongar su hegemonía en el mundo en detrimento del naciente mundo multipolar.

 El Diario Oficial de la Unión Europea ha publicado en 19 de enero pasado el Reglamento 386/2024 del Consejo de la Unión Europeapor el que se establecen medidas represivas contra quienes apoyen, faciliten o permitan acciones violentas por parte de Hamás y la Yihad Islámica Palestina. En su artículo 9 establece que: «Queda prohibida la participación consciente y deliberada en actividades cuyo objeto o efecto sea eludir las medidas contempladas en el artículo 2.» Y este último precepto reglamentario indica como una de las actividades prohibidas las «que apoyen, material o financieramente, o ejecuten acciones que socaven o amenacen la estabilidad o la seguridad de Israel, junto con, en nombre de, por cuenta de o en apoyo de Hamás, de la Yihad Islámica Palestina, de cualquier otro grupo afiliado o de cualquier célula, entidad afiliada, grupo escindido o derivado de ellos».

 Al mismo tiempo, no debemos olvidar la decisión del Consejo de la Unión Europea de 8 de agosto de 2019 que actualiza la lista de personas, grupos y entidades consideradas como terroristas. En este elenco se encuentra la organización Hamás junto con el Frente Popular para la Liberación de Palestina, el Partido Comunista de Filipinas, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán o la Dirección de Seguridad Interna del Ministerio de Inteligencia y Seguridad de Irán, entre otras tantas organizaciones.

 El listado se elabora por un órgano político y por razones esencialmente de oportunidad política atendiendo a decisiones que pudiera haber adoptado alguna autoridad judicial o equivalente competente [1]. El procedimiento principia por una decisión consistente en el inicio de una investigación o un enjuiciamiento por un acto terrorista o un intento de llevar a cabo o de facilitar un acto de este tipo, o una condena por alguno de estos actos. No son los órganos judiciales de cada estado miembro de la UE los que determinan en cada procedimiento penal, con respeto a las garantías que informan los principios del derecho punitivo moderno, los encargados de establecer en sus fallos dispositivos si tal o cual organización es o no terrorista, sino un órgano político ajeno a la judicatura, cuyo listado, además, vincula a la judicatura facilitando el recurso a la predeterminación del fallo, vicio que prohíbe el artículo 851 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. [2]

 Un texto de apoyo público a la resistencia palestina y a sus principales organizaciones, como el Frente Popular para la Liberación de Palestina o Hamás, podría constituir base para el enjuiciamiento de su autor por presunto delito de enaltecimiento del terrorismo regulado en el artículo 578 del Código Penal. [3]

 En este listado de personas, grupos y entidades consideradas como terroristas, la Unión Europea no incluye al Estado de Israel ni a su gobierno actual. Tampoco al Ejército israelí. Ni siquiera a la organización Likud fundada en 1973 por Menájem Beguín y que hoy encabeza Benjamín Netanyahu. Todos ellos son responsables de una agresión militar contra el pueblo palestino desde el 7 de octubre pasado con el resultado de más de 27 mil palestinos asesinados por los bombardeos e incursiones de Israel, y de ellos más del 60% son mujeres, niñas y niños. Más de 7.000 personas desaparecidas en Gaza y otros lados del territorio de Palestina; 56 mil heridos, que incluyen mil niñas y niños con brazos y/o piernas amputadas; 60% de los hogares palestinos detraídos; 103 periodistas muertos, 144 funcionarios de Naciones Unidas asesinados y más de 300 médicos y enfermeras muertos por los ataques. Se constatan 136 mil casos de diarrea infantil y 180 mil personas afectadas por infecciones respiratorias. De 36 hospitales quedan 13 y les falta agua, luz, medicinas, anestesia e insumos médicos.

 La Corte Internacional de Justicia ha constatado, por una muy amplia mayoría de sus jueces, que esplausible que Israel esté violando en Gaza sus obligaciones conforme a la Convención sobre el Genocidio en el marco general del derecho humanitario. La Orden sobre medidas provisionales de 26 de enero pasado -aún no se ha dictado sentencia definitiva- exige a Israel adoptar todas las medidas a su alcance para prevenir la comisión de actos susceptibles de ser calificados como genocidio, velando con efecto inmediato para que su ejército no cometa tales actos. También requiere a Israel para que tome todas las decisiones necesarias para prevenir y castigar la incitación directa y pública a cometer genocidio, así como a tomar resoluciones efectivas que permitan la llegada inmediata de servicios básicos y asistencia humanitaria a la población de Gaza.

 El mundo al revés: el Reglamento 386/2024 de la UE reprime el apoyo a las víctimas y a sus organizaciones de la resistencia palestina que se defienden del genocidio sionista y, al mismo tiempo, protege al autor de las atrocidades que se cometen en la Franja de Gaza. Si aplicáramos con rigor los mismos criterios que adopta el Consejo de la Unión Europea para con la resistencia palestina al estado de Israel, a su ejército, a su gobierno y a la organización Likud que comanda Benjamín Netanyahu, llegaríamos a la nada sorprendente conclusión de que todas estas entidades deberían haber sido incluidas en el listado de personas, grupos y organizaciones consideradas como terroristas por el Reglamento arriba reseñado. Y en tal caso, la UE con “su” Reglamento estaría realizando una labor de enaltecimiento del terrorismo.

 En cualquier caso, conviene señalar, una vez más, que la resistencia palestina y sus organizaciones, cuando defienden a su pueblo frente al agresor sionista, ejercen tanto el legítimo derecho de defensa como el inalienable derecho a la autodeterminación de los pueblos.

 

 En diciembre de 1982, tras la invasión israelí al Líbano seis meses antes, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la resolución A/RES/37/47 sobre el derecho de los pueblos a la autodeterminación. Respaldaba, sin reservas, este derecho inalienable del pueblo palestino asu libre determinación, la independencia nacional, la integridad territorial, la soberanía y la unidad nacional sin interferencia extranjera, y reafirmaba la legitimidad de su lucha por esos derechos «por todos los medios necesarios, incluyendo la lucha armada» con el límite del respeto al derecho humanitario, condenando al mismo tiempo las actividades expansionistas de Israel en el Medio Oriente y el «bombardeo continuo contra civiles palestinos.» Un motivo suficiente para que del listado de personas, grupos y entidades de la UE sean excluidas las organizaciones que conforman la resistencia palestina.

 En cuanto que el Consejo de la UE “legitima” la actuación del estado de Israel en la Franja de Gaza y reprime al mismo tiempo las actuaciones de la resistencia palestina frente al genocidio, el Reglamento 386/2024 transgrede la propia Constitución Europea. El artículo 2 dispone que: «La Unión se fundamenta en los valores de respeto a la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto a los derechos humanos. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la no discriminación.» Y entre sus objetivos, indica el artículo 3 que la finalidad de la Unión «es promover la paz, sus valores y el bienestar de sus pueblos» y en sus relaciones con el resto del mundo «la Unión afirmará y promoverá sus valores e intereses. Contribuirá a la paz, la seguridad, el desarrollo sostenible del planeta, la solidaridad y el respeto mutuo entre los pueblos, el comercio libre y equitativo, la erradicación de la pobreza y la protección de los derechos humanos, especialmente los derechos del niño, la estricta observancia y el desarrollo del Derecho internacional, y en particular al respeto a los principios de la Carta de las Naciones Unidas.»

 De igual forma, la UE con este Reglamento se aparta de la Carta de las Naciones Unidas, en cuyo artículo primero indica como propósito de las Naciones Unidas la de «Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz», así como «Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otras medidas adecuadas para fortalecer la paz universal.»

 Asimismo, el Reglamento citado infringe la Declaración Universal de los Derechos Humanos en la quese expone que todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona; que nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes; que toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente; que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; y que este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. Finalmente, el artículo 30 dispone que: «Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.»

 Finalmente, el Reglamento de la UE contradice el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales cuyo artículo primero dispone que: «Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural.» Y el artículo quinto añade «Ninguna disposición del presente Pacto podrá ser interpretada en el sentido de reconocer derecho alguno a un Estado, grupo o individuo para emprender actividades o realizar actos encaminados a la destrucción de cualquiera de los derechos o libertades reconocidos en el Pacto, o a su limitación en medida mayor que la prevista en él.»

 El Reglamento 386/2024 del Consejo de la Unión Europea obedece a la estrategia que impone el imperialismo y la OTAN a los gobiernos sumisos miembros de la UE orientada hacia una guerra generalizada de grandes proporciones para prolongar su hegemonía en el mundo en detrimento del naciente mundo multipolar.

 La UE no es más que la expresión política, económica y social de la OTAN en Europa. Así quedó meridianamente claro en su Nuevo Concepto Estratégicoque la organización atlantista aprobó a finales de junio de 2022 en Madrid y en el que podemos leer: «La Unión Europea es un socio único e imprescindible para la OTAN. Los aliados de la OTAN y los miembros de la UE comparten los mismos valores. La OTAN y la UE desempeñan funciones complementarias, congruentes y que se refuerzan mutuamente… Sobre la base de nuestra larga cooperación, mejoraremos la asociación estratégica entre la OTAN y la UE… como la movilidad militar…  Las iniciativas para aumentar el gasto en defensa, desarrollar estrategias coherentes y reforzar mutuamente las capacidades, al tiempo que se evitan duplicaciones innecesarias, son clave para nuestros esfuerzos por hacer más segura la zona euroatlántica.»

 Mientras el Consejo de la UE aprueba el Reglamento 386/2024, por omisión mira hacia otro lado dejando hacer la masacre sionista del pueblo palestino, sin condenar el genocidio ni reclamar un alto el fuego permanente. Entretanto, la UE por acción continúa armando a Israel, con programas como el Horizon Plus, que  financia a dos empresas israelíes que fabrican los drones con los que están matando a los chiquillos de la Franja de Gaza, apoyando lo que obscenamente llama su “derecho a defenderse” y, también, como con este Reglamento, reprimiendo la solidaridad con las víctimas con lo que  marca una peligrosa pendiente liberticida que asume, implícita e incluso explícitamente, medidas de censura y represión características de la derecha más extrema y antidemocrática.

 Notas:

 [1] Como, por ejemplo, la que propone la Fiscalía y el gobierno de Polonia tendente a declarar ilegal al Partido Comunista de este país

 

[2] Artículo 851 LECr. «Podrá también interponerse el recurso de casación por la misma causa: 1.º Cuando en la sentencia no se exprese clara y terminantemente cuáles son los hechos que se consideren probados, o resulte manifiesta contradicción entre ellos, o se consignen como hechos probados conceptos que, por su carácter jurídico, impliquen la predeterminación del fallo.»

 

[3] Artículo 578.1: «El enaltecimiento o la justificación públicos de los delitos comprendidos en los artículos 572 a 577 o de quienes hayan participado en su ejecución, o la realización de actos que entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas o de sus familiares, se castigará con la pena de prisión de uno a tres años y multa de doce a dieciocho meses.» Véase sentencia del Tribunal Supremo 52/2028 de 31 de enero que cita la del mismo órgano judicial 354/2017 de 17 de mayo.

 

Miguel Medina Fernández-Aceytuno es abogado

  1.  

martes, 20 de febrero de 2024

El último recurso de Julian Assange

 

 El último recurso de Julian Assange

 Por Chris Hedges

| 20/02/2024  

Julian Assange presentará esta semana el último recurso ante la justicia británica para evitar su extradición. Si es extraditado, será la muerte de las investigaciones sobre los entresijos del poder por parte de la prensa.

 Si esta semana se deniega a Julian Assange el permiso para recurrir su extradición a Estados Unidos ante un panel de dos jueces del Tribunal Supremo de Londres, no le quedará ningún recurso dentro del sistema judicial británico. Sus abogados pueden pedir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) una suspensión de la ejecución en virtud del artículo 39, que se concede en «circunstancias excepcionales» y «sólo cuando existe un riesgo inminente de daño irreparable». Pero no es nada seguro que el tribunal británico acceda. Puede ordenar la extradición inmediata de Julian antes de una instrucción en virtud de la Regla 39 o puede decidir hacer caso omiso de una petición del TEDH para permitir que dicho tribunal europeo estudie su caso.

 La persecución de casi 15 años contra Assange, que se ha cobrado un alto precio en su salud física y psicológica, se hace en el marco de la extradición a Estados Unidos, donde sería juzgado por presunta violación de 17 cargos de la Ley de Espionaje de 1917, con una posible condena de 170 años.

 El «delito» de Julian es haber publicado en 2010 documentos clasificados, mensajes internos, informes y vídeos del Gobierno y el ejército de Estados Unidos, facilitados por la denunciante del ejército estadounidense Chelsea Manning. Este vasto material reveló masacres de civiles, torturas, asesinatos, la lista de detenidos en Guantánamo y las condiciones a las que estaban sometidos, así como las Reglas de Enfrentamiento en Irak. Quienes perpetraron estos crímenes -incluidos los pilotos de helicópteros estadounidenses que abatieron a tiros a dos periodistas de Reuters y a otros 10 civiles e hirieron gravemente a dos niños, todos ellos captados en el vídeo Collateral Murder– nunca han sido procesados.

 Julian expuso lo que el imperio estadounidense trata de borrar de la historia.

 La persecución de Julian es un mensaje aciago para el resto de nosotros. Si desafías al imperio estadounidense y sacas a la luz sus crímenes, no importa quién seas, no importa de qué país vengas, no importa dónde vivas, serás perseguido y llevado a los EE.UU. para pasar el resto de tu vida en uno de los sistemas penitenciarios más duros de la tierra. Si Julian es declarado culpable, significará la muerte del periodismo de investigación sobre el funcionamiento interno del poder del Estado. Poseer material clasificado, y mucho más publicarlo, -como yo hice cuando era reportero de The New York Times– será criminalizado. Y esa es la cuestión, tal y como lo ven The New York Times, Der Spiegel, Le Monde, El País y The Guardian, que publicaron una carta conjunta pidiendo a Estados Unidos que retirara los cargos contra él.

 El primer ministro australiano Anthony Albanese y otros parlamentarios federales votaron el pasado jueves a favor de que Estados Unidos y Gran Bretaña pongan fin al encarcelamiento de Assange, señalando que “se limitó a ejercer su labor como periodista” para revelar “pruebas de malas prácticas por parte de EE.UU.”

 El caso legal contra Julian Assange, que cubrí desde el principio y volveré a cubrir desde Londres esta semana, tiene un toque extravagante a lo Alicia en el País de las Maravillas, donde jueces y letrados hablan en tono solemne sobre la ley y la justicia mientras se burlan de los más básicos principios de las libertades civiles y la jurisprudencia.

 ¿Cómo pueden seguir adelante las audiencias cuando la empresa española de seguridad de la embajada ecuatoriana, UC Global, donde Julian se refugió durante siete años, proporcionó a la CIA grabaciones de vigilancia de las reuniones entre Julian y sus abogados, desvirtuando la confidencialidad abogado-cliente? Solo por esto, el caso debería haber sido desestimado.

 ¿Cómo puede el Gobierno ecuatoriano dirigido por Lenin Moreno violar el derecho internacional al rescindir el estatus de asilo de Julian y permitir a la Policía Metropolitana de Londres entrar en la Embajada ecuatoriana -territorio soberano de Ecuador- para llevar a Julian al furgón policial que le esperaba?

 ¿Por qué aceptó el tribunal el argumento estadounidense de que Assange no es un periodista legítimo?

 ¿Por qué Estados Unidos y Gran Bretaña ignoraron el artículo 4 de su Tratado de Extradición que prohíbe la realizada por motivos políticos?

 ¿Cómo puede haber seguido adelante el caso contra Julian Assange después de que el testigo clave por Estados Unidos, Sigurdur Thordarson –un estafador y pedófilo convicto- admitiera haber inventado las acusaciones que hizo contra Julian Assange?

 ¿Cómo es posible que Assange, un ciudadano australiano, sea acusado de violar la Ley de Espionaje de EE.UU. cuando no ha participado en actos de espionaje y no residía en aquel país cuando recibió los documentos filtrados?

 ¿Por qué los tribunales británicos permiten que Julian sea extraditado a EE.UU. cuando la CIA –además de vigilar a Assange por video las 24 horas del día mientras permanecía en la embajada ecuatoriana- consideró su secuestro y asesinato, con unos planes que incluían su potencial muerte a tiros en las calles de Londres con la participación de la Policía Metropolitana?

 ¿Cómo se puede condenar a Julian como editor cuando él, a diferencia de Daniel Ellsberg*, no obtuvo ni filtró los documentos clasificados que publicó Wikileaks?

 ¿Por qué el Gobierno de Estados Unidos no acusa de espionaje al editor del New York Times o del Guardian por publicar los mismos documentos filtrados junto con Wikileaks?

 ¿Por qué se ha mantenido a Assange en confinamiento solitario en una prisión de alta seguridad sin juzgarlo durante casi cinco años cuando su única violación técnica de una ley fue incumplir las condiciones de la fianza cuando pidió asilo en la embajada de Ecuador? Normalmente eso conllevaría tan solo una multa.

 ¿Por qué se le ha denegado la libertad bajo fianza después de su traslado a la prisión de Belmarsh?

 Si Julián es extraditado su linchamiento judicial empeorará. Su defensa se verá obstaculizada por las leyes antiterroristas estadounidenses, incluida la Ley de Espionaje y las Medidas Administrativas Especiales (SAM). Se le seguirá impidiendo hablar en público -salvo en contadas ocasiones- y salir en libertad bajo fianza. Será juzgado en el Tribunal del Distrito Este de Virginia, donde el Gobierno estadounidense ha ganado la mayoría de los casos de espionaje. El hecho de que el jurado esté compuesto en su mayoría por personas que trabajan o tienen amigos o familiares que trabajan para la CIA y otras agencias de seguridad nacional con sede cerca del tribunal contribuye sin duda a esta serie de decisiones judiciales.

 Los tribunales británicos han dificultado notoriamente desde el principio la cobertura del caso, limitando severamente los asientos en la sala del tribunal, proporcionando enlaces de vídeo que han resultado defectuosos y, en el caso de la audiencia de esta semana, prohibiendo a cualquier persona fuera de Inglaterra y Gales, incluidos los periodistas que habían cubierto previamente las audiencias, acceder a un enlace a lo que se supone que son procedimientos públicos.

 Como de costumbre, no se nos ha informado sobre fechas ni horarios. ¿Tomará el tribunal una decisión al final de la vista de dos días, el 20 y 21 de febrero? ¿O esperará semanas, incluso meses, para dictar sentencia, como ha hecho anteriormente? ¿Permitirá que el TEDH examine el caso o enviará inmediatamente a Julian a EE.UU.? Tengo mis dudas de que el Alto Tribunal pase el caso al TEDH, dado que el brazo parlamentario del Consejo de Europa, que creó el TEDH, junto con su Comisario de Derechos Humanos, se oponen a la «detención, extradición y procesamiento» de Julian porque representa «un precedente peligroso para los periodistas». ¿Aprobará el tribunal la petición de Julian de estar presente en la vista, o se le obligará a permanecer en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, en Thamesmead, al sureste de Londres, como ya ha ocurrido otras veces? Nadie es capaz de decírnoslo.

 Julian se libró en enero de 2021 de la extradición cuando la jueza Vanessa Baraitser del tribunal de magistrados de Westmister rechazó la solicitud de extradición. En su resolución de 132 páginas argumenta que existe un “riesgo sustancial” de que Assange cometa suicidio a causa de la severidad de las condiciones a las que sería sometido en el sistema penitenciario estadounidense. Pero se trataba de un hilo muy fino. La juez aceptó que Estados Unidos presentó todos los cargos “de buena fe” y rechazó los argumentos de que su caso tenía motivaciones políticas y que no sería sometido a un juicio justo en aquel país. También negó que su procesamiento fuera un ataque a la libertad de prensa.

 La decisión de Baraitser fue anulada cuando Estados Unidos apeló al Tribunal Supremo de Londres. Aunque este aceptó las conclusiones sobre el “riesgo sustancial” de suicidio si era sometido a ciertas condiciones en la prisión estadounidense, también aceptó las cuatro garantías ofrecidas por la Nota Diplomática 74 de EE.UU., entregada en febrero de 2021, que prometía que Julian sería “bien tratado”.

 El Gobierno de Estados Unidos afirmó en la nota diplomática que sus garantías «responden totalmente a las preocupaciones que llevaron a la juez [del tribunal inferior] a poner en libertad al Sr. Assange». Las «garantías» afirman que Julian no será sometido a [Medidas Administrativas Especiales]** SAM. Prometen que Julian, ciudadano australiano, podrá cumplir su condena en Australia si el Gobierno australiano solicita su extradición. Prometen que recibirá atención clínica y psicológica adecuada. Prometen que, antes y después del juicio, Julian no será recluido en la Instalación Administrativa de Máxima Seguridad (ADX) de Florence, Colorado.

 Parece tranquilizador. Pero forma parte de la cínica pantomima judicial que caracteriza la persecución de Julian.

 Nadie está en prisión preventiva en ADX Florence. ADX Florence tampoco es la única prisión de máxima seguridad de EE.UU. en la que Julian puede ser encarcelado. Podría ser recluido en una cualquiera de las otras instalaciones similares a Guantánamo, en una Unidad de Gestión de Comunicaciones (CMU). Las CMU son unidades altamente restrictivas que reproducen el aislamiento casi total impuesto por las SAM. Las «garantías» no son jurídicamente vinculantes. Todas vienen con cláusulas de excepción.

 En caso de que Julian haga «algo con posterioridad al ofrecimiento de estas garantías que se ajuste a las condiciones para la imposición de las SAM o la designación a ADX», estará sujeto, reconoce el tribunal, a estas formas más duras de control. El hecho de que Australia no solicite el traslado «no puede ser motivo de crítica a EE.UU., ni razón para considerar que las garantías son inadecuadas para responder a las preocupaciones de la juez», dice la sentencia. E incluso si no fuera así, Julian tardaría entre 10 y 15 años en recurrir su sentencia hasta el Tribunal Supremo de Estados Unidos, tiempo más que suficiente para destruirlo psicológica y físicamente. Amnistía Internacional afirmó que «esas garantías no valen ni el papel en que están escritas».

 Los abogados de Julian intentarán convencer a dos jueces del Tribunal Supremo de que le concedan permiso para recurrir varios de los argumentos contra la extradición que la juez Baraitser desestimó en enero de 2021. Sus abogados, si se les concede el recurso, argumentarán que procesar a Julian por su actividad periodística representa una «grave violación» de su derecho a la libertad de expresión; que Julian está siendo procesado por sus opiniones políticas, algo que el tratado de extradición entre el Reino Unido y Estados Unidos no permite; que Julian no debe ser extraditado para ser procesado cuando la Ley de Espionaje «se está ampliando de una manera sin precedentes e imprevisible»; que los cargos podrían ser modificados dando lugar a que Julian se enfrente a la pena de muerte; y que Julian no recibirá un juicio justo en los EE.UU. También están pidiendo el derecho a presentar nuevas pruebas sobre los planes de la CIA para secuestrar y asesinar a Julian.

 Si el Tribunal Supremo autoriza a Julian a recurrir, se programará una nueva vista en la que alegará los motivos de su recurso. Si el Tribunal Supremo deniega a Julian el permiso para apelar, la única opción que le queda es recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). Si no puede llevar su caso ante el TEDH, será extraditado a Estados Unidos.

 La decisión de solicitar la extradición de Julian, contemplada por la administración de Barack Obama, fue impulsada por la administración de Donald Trump tras la publicación por parte de WikiLeaks de los documentos conocidos como Vault 7, que exponían los programas de ciberguerra de la CIA, incluidos los diseñados para vigilar y tomar el control de automóviles, televisores inteligentes, navegadores web y los sistemas operativos de la mayoría de los teléfonos inteligentes.

 La cúpula del Partido Demócrata se volvió tan sanguinaria como los republicanos tras la publicación por parte de WikiLeaks de decenas de miles de correos electrónicos pertenecientes al Comité Nacional Demócrata (DNC) y a altos cargos demócratas, incluidos los de John Podesta, presidente de la campaña de Hillary Clinton durante las elecciones presidenciales de 2016.

 Los correos electrónicos de Podesta sacaron a la luz que Clinton y otros miembros del Gobierno de Obama sabían que Arabia Saudí y Qatar -que habían donado millones de dólares a la Fundación Clinton- eran los principales financiadores del Estado Islámico de Irak y Siria. Revelaron transcripciones de tres conversaciones privadas que Clinton mantuvo con Goldman Sachs, por las que cobró 675.000 dólares, una suma tan elevada que sólo puede considerarse un soborno. Los correos electrónicos mostraban a Clinton diciendo a las élites financieras que quería «comercio abierto y fronteras abiertas» y que creía que los ejecutivos de Wall Street eran los mejor posicionados para gestionar la economía, una afirmación que contradecía sus promesas electorales de reforma financiera. Expusieron la estrategia de la campaña de Clinton, autodenominada «Pied Piper» (flautista de Hamelín), que utilizaba sus contactos en la prensa para influir en las primarias republicanas «elevando» a lo que ellos llamaban «candidatos más extremos», para asegurarse de que Trump o Ted Cruz ganaran la nominación de su partido. Expusieron el conocimiento previo de Clinton de las preguntas de un debate de primarias. Los correos electrónicos también expusieron a Clinton como una de las artífices de la guerra y la destrucción de Libia, una guerra que ella creía que abrillantaría sus credenciales como candidata presidencial.

 Algunos periodistas pueden argumentar que esta información, al igual que los diarios de guerra, debería haber permanecido secreta. Pero si lo hacen, no pueden llamarse periodistas.

 La cúpula demócrata, que intentó culpar a Rusia de su derrota electoral frente a Trump -en lo que se conoció como Rusiagate-, acusó a los correos electrónicos de Podesta y a las filtraciones del DNC de haber sido obtenidos por piratas informáticos del Gobierno ruso, aunque una investigación encabezada por Robert Mueller, el exdirector del FBI, «no desarrolló suficientes pruebas admisibles de que WikiLeaks supiera o incluso estuviera voluntariamente ciego ante» cualquier supuesto hackeo por parte del Estado ruso.

Julian ha sido perseguido porque proporcionó al público la información más importante sobre los crímenes y la mendacidad del Gobierno estadounidense desde la publicación de los Papeles del Pentágono. Como todos los grandes periodistas, él era independiente. Su objetivo era desenmascarar al poder.

Hizo pública la matanza de casi 700 civiles que se habían acercado demasiado a los convoyes o los puestos de control de EE.UU., incluyendo a mujeres embarazadas, ciegos, sordos y no menos de 30 niños.

Hizo públicas las muertes no comunicadas de más de 15.000 civiles iraquíes y la tortura y maltrato de unos 800 hombres y muchachos, de entre 14 y 89 años, en el centro de detención de Guantánamo.

 

Nos mostró que Hillary Clinton ordenó en 2009 a diplomáticos estadounidenses espiar al secretario general de la ONU Ban Ki-Moon y otros representantes de dicho organismo de China, Francia, Rusia y Reino Unido, un espionaje que incluía la obtención de sus ADN, escaneo del iris, huellas dactilares y claves personales de acceso.

 

Sacó a la luz que Obama, Hillary Clinton y la CIA apoyaron el golpe militar de junio de 2009 en Honduras, que derrocó al presidente Manuel Zelaya, elegido democráticamente, y lo reemplazó por un régimen militar asesino y corrupto.

 

Reveló que Estados Unidos lanzó en secretó misiles, bombas y ataques con drones en Yemen, que provocaron la muerte de decenas de civiles.

 

Ningún otro periodista contemporáneo ha estado a la altura de sus revelaciones.

 

Julian es el primero. Nosotros somos los próximos.

 

(N. del T.): *Analista de las Fuerzas armadas de EE.UU. que filtró al New York Times los Papeles del Pentágono.

 

** Medidas de seguridad del sistema penitenciario estadounidense, muy restrictivas, para presos especialmente peligrosos

  Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

Fuente: https://chrishedges.substack.com/p/assanges-final-appeal