sábado, 26 de agosto de 2023

USA .-El verano de los halcones

 

El verano de los halcones

SEYMOUR HERSH

Las ilusiones siguen siendo la norma entre el equipo de política exterior de Biden, mientras continúa la matanza en Ucrania y fracasa la contraofensiva

 Han pasado semanas desde que analizamos las aventuras del grupo de política exterior de Biden, encabezado por Tony Blinken, Jake Sullivan y Victoria Nuland. ¿Cómo ha pasado el verano el trío de halcones de la guerra?

 Sullivan, el asesor de seguridad nacional, llevó recientemente una delegación estadounidense a la segunda cumbre internacional de paz celebrada a principios de este mes en Yeda, Arabia Saudí. La cumbre fue dirigida por el príncipe heredero de la dictadura Mohammed bin Salman, conocido como MBS, quien en junio anunció una fusión entre su gira de golf respaldada por el Estado y la PGA (golf profesional masculino de EEUU). Cuatro años antes, MBS fue acusado de ordenar el asesinato y descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul, por percibirlo desleal al Estado.

 Aunque suene inverosímil, hubo tal cumbre de paz y entre sus estrellas sí figuraban MBS, Sullivan y el presidente del régimen ucraniano, Zelensky. Lo que faltó fue un representante de Rusia, que no fue invitada a la cumbre (!). Sólo había un puñado de jefes de Estado de las menos de cincuenta naciones que enviaron delegados. La conferencia duró dos días y atrajo lo que sólo podría describirse como escasa atención internacional.

 Reuters informó que el objetivo de Zelensky era conseguir apoyo internacional para "los principios" que considerará como base para un acuerdo de paz, incluida "la retirada de todas las tropas rusas y la devolución de todo el territorio ucraniano". La respuesta formal de Rusia al no-evento no vino del Presidente Vladimir Putin, sino del Viceministro de Asuntos Exteriores Sergei Riabkov. Riabkov calificó la cumbre de "reflejo del intento de Occidente de continuar con sus esfuerzos inútiles y condenados al fracaso" de movilizar al Sur Global en apoyo de Zelensky.

 India y China enviaron delegaciones a la reunión, quizá atraídas por Arabia Saudí por sus inmensas reservas de petróleo. Un observador académico indio calificó el acto de poco más que "buena publicidad para el poder de convocatoria de MBS en el Sur Global; el posicionamiento del reino en el mismo; y, quizá más limitadamente, la ayuda a los esfuerzos estadounidenses para crear consenso asegurándose de que China asiste a la reunión con... Jake Sullivan en la misma sala".

 Mientras tanto, lejos de allí, en el campo de batalla de Ucrania, Rusia seguía frustrando la contraofensiva en curso de Zelensky. Pregunté a un funcionario de inteligencia estadounidense por qué fue Sullivan quien salió del círculo de política exterior de la administración Biden para presidir la intrascendente conferencia en Arabia Saudí.

 "Jeddah era el bebé de Sullivan", dijo el funcionario. "Planeó que fuera el equivalente de Biden al Versalles de Wilson. La gran alianza del mundo libre reunida en una celebración de victoria tras la humillante derrota del odiado enemigo para determinar la forma de las naciones para la próxima generación. Fama y gloria. Ascenso y reelección. La joya de la corona iba a ser el logro de Zelensky de la rendición incondicional de Putin tras la ofensiva relámpago de primavera. Incluso estaban planeando un juicio tipo Núremberg en el tribunal mundial, con Jake como nuestro representante. Una cagada más, pero ¿quién lleva la cuenta?"

 Cuarenta naciones se presentaron, todas menos seis en busca de comida gratis tras el cierre de Odessa", en referencia a la restricción de Putin de los envíos de trigo ucraniano en respuesta al bloqueo por Occidente de las exportaciones rusas de granos y a los nuevos ataques de Zelensky contra el puente que une Crimea con el territorio continental ruso.

 Suficiente sobre Sullivan. Pasemos ahora a Victoria #Fuck Europe" Nuland, arquitecta del derrocamiento en 2014 del gobierno prorruso de Ucrania, una de las maniobras estadounidenses que nos han llevado a donde estamos. La ultraderechista Nuland fue ascendida a principios de este verano por Biden, a pesar de las acaloradas objeciones de muchos en el Departamento de Estado, a subsecretaria de Estado en funciones. No ha sido nombrada formalmente vicesecretaria por temor a que su nombramiento diera lugar a una lucha infernal en el Senado.

 Fue Nuland quien fue enviada la semana pasada para ver qué se podía salvar después de que un golpe de Estado provocara el derrocamiento de un gobierno pro occidental en Níger, una de las antiguas colonias francesas de África Occidental que han permanecido en la esfera de influencia francesa. El presidente Mohamed Bazoum, odiado por su pueblo, fue destituido por una junta dirigida por el jefe de la guardia presidencial, el general Abdourahmane Tchiani.

 El general suspendió la Constitución y encarceló a opositores pro-Francia. Otros cinco militares fueron nombrados miembros de su gabinete. Todo esto generó un enorme apoyo público en las calles de Niamey, la capital de Níger, suficiente para desalentar la intervención exterior de Occidente.

 La prensa occidental se hizo eco de la agitación en términos Este-Oeste: muchos de los miles de partidarios del golpe portaban banderas rusas mientras marchaban por las calles. El New York Times consideró el golpe como un ataque al principal aliado de EEUU en la región, el presidente nigeriano Bola Ahmed Tinubu, que controla vastas reservas de petróleo y gas. Tinubu amenazó al nuevo gobierno de Níger con una acción militar a menos que devolviera el poder a Bazoum. Fijó un plazo que transcurrió sin ninguna intervención exterior.

 La revolución de Níger no fue vista por los habitantes de la región en términos este-oeste, sino como un rechazo largamente necesario al control económico y político francés. Es un escenario que puede repetirse una y otra vez en todas las naciones del Sahel, el África subsahariana dominadas por Francia...

 Hay distinciones que no presagian nada bueno para el nuevo gobierno de Níger. La nación está bendecida, o tal vez maldita, por tener una cantidad significativa de los depósitos de uranio natural que quedan en el mundo. A medida que el mundo se calienta, el retorno a la energía nuclear se considera inevitable, con implicaciones obvias para el valor del material subterráneo en Níger. El mineral de uranio en bruto, cuando se separa, filtra y procesa, se conoce mundialmente como torta amarilla.

 La corrupción de la que tan a menudo “se habla en Níger no se trata de pequeños sobornos por parte de funcionarios del gobierno, sino de toda una estructura, desarrollada durante el dominio colonial francés, que impide que Níger establezca la soberanía sobre sus materias primas y sobre su desarrollo”, según un informe reciente, un análisis publicado por Real News Network de Baltimore. Tres de cada cuatro computadoras portátiles en Francia funcionan con energía nuclear, gran parte de la cual se deriva de las minas de uranio en Níger controladas efectivamente por su antiguo señor colonial.

 Níger es también el hogar de tres grandes bases de drones estadounidenses que supuestamente tienen como objetivo a los radicales islámicos (a los que EEUU apoya) en toda la región. También hay puestos de avanzada no declarados de las Fuerzas Especiales en la región, cuyos soldados reciben doble paga mientras cumplen sus peligrosas asignaciones de combate. El funcionario estadounidense me dijo que “los 1.500 soldados estadounidenses que ahora se encuentran en Níger son exactamente el mismo número de tropas estadounidenses que estaban en Vietnam del Sur cuando John F. Kennedy asumió la presidencia en 1961”.

 Lo más importante, y poco notado en los informes occidentales en las últimas semanas, es que Níger se encuentra directamente en el camino del nuevo gasoducto transahariano que se está construyendo para entregar el gas nigeriano a Europa occidental. La importancia del oleoducto para la economía europea aumentó el pasado mes de septiembre con la destrucción ordenada por Biden de los oleoductos Nord Stream en el Mar Báltico.

 En esta escena entró Victoria Nuland, quien debe haber sacado la paja corta dentro de la Administración Biden. Fue enviada para negociar con el nuevo gobierno y concertar una reunión con el derrocado presidente Bazoum, cuya vida sigue bajo constante amenaza por parte de la junta de gobierno. The New York Times informó que no logró nada después de las conversaciones que describió como “extremadamente francas y, en ocasiones, bastante difíciles”. La funcionaria de inteligencia expresó sus comentarios al Times en la jerga militar estadounidense: “Victoria se dispuso a salvar a los propietarios de uranio de Níger de los bárbaros rusos y recibió un gran saludo con un solo dedo”.

 Más tranquilo en las últimas semanas que Sullivan y Nuland ha sido el secretario de Estado Tony Blinken. ¿Dónde estuvo él? Le hice esa pregunta al funcionario, quien dijo que Blinken “se ha dado cuenta de que EEUU”, es decir, nuestro aliado Ucrania, “no ganará la guerra” contra Rusia. “Le llegaba la noticia a través de la Agencia [CIA] de que la ofensiva ucraniana no iba a funcionar. Era un espectáculo de Zelensky y hubo algunos en la administración que creyeron su mierda".

 “Blinken quería negociar un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania como lo hizo Kissinger en París para poner fin a la guerra de Vietnam”. En cambio, dijo el funcionario, “iba a ser una gran derrota y Blinken se encontró muy por encima de sus pantalones. Pero él no quiere caer como el bufón de la corte”.

 Fue en este momento de duda, dijo el funcionario, que Bill Burns, el director de la CIA, “hizo su movimiento para unirse al barco que se hunde”. Se refería al discurso de Burns a principios de este verano en la conferencia anual de Ditchley cerca de Londres. Pareció dejar de lado sus dudas anteriores sobre la expansión de la OTAN hacia el este y afirmó su apoyo al menos cinco veces al programa de Biden.

 “A Burns no le falta confianza en sí mismo ni ambición”, dijo el oficial de inteligencia, especialmente cuando Blinken, el ferviente halcón de guerra, de repente tuvo dudas. Burns se desempeñó en una administración anterior como subsecretario de Estado y dirigir la CIA no fue una recompensa justa.

 Burns no reemplazaría a un Blinken desilusionado, sino que solo obtendría un ascenso simbólico: un nombramiento en el gabinete de Biden. El gabinete se reúne no más de una vez al mes y, según lo registrado por C-SPAN, las reuniones tienden a tener un guion estricto y comienzan con la lectura del presidente de un texto preparado.

 Tony Blinken, quien prometió públicamente hace solo unos meses que no habría un alto el fuego inmediato en Ucrania, todavía está en el cargo y, si se le pregunta, ciertamente cuestionaría cualquier noción de descontento con Zelensky o la política de guerra asesina y fallida de Biden en Ucrania.

 Por lo tanto, el enfoque anhelante de la Casa Blanca sobre la guerra, cuando se trata de un diálogo realista con el pueblo estadounidense, continuará a buen ritmo. Pero el final se acerca, incluso si las evaluaciones proporcionadas por Biden al público parecen una tira cómica

 seymourhersh.substack.com. Traducción de infoposta. Extractado por La Haine.

 Texto completo en: https://www.lahaine.org/mundo.php/el-verano-de-los-halcones

viernes, 25 de agosto de 2023

Felipe Vi .- Un borbón borboneando .

 Una monarquía muy poco democrática

 

Por Joaquín Urías

 

| 24/08/2023  

Fuentes: Ctxt

Cada vez que Felipe VI interviene en política, invierte las reglas de la democracia, y lo hace para beneficiar a los mismos: a esas fuerzas vivas que controlan España desde la puerta de atrás

 Alberto Núñez Feijóo va a intentar formar gobierno. No porque le corresponda constitucionalmente, sino porque así lo ha querido el rey.

 La presidenta del Congreso, Francina Armengol, nos ha hecho saber que el rey, por su cuenta y riesgo, y sin su previo consentimiento, ha decidido imponernos a todos los españoles lo que más le conviene a los partidos de derecha. De hecho, la presidenta del Congreso, que es quien debería haber tomado esa decisión, ha dicho que desconocía las razones y que esperásemos a que el monarca publicara un comunicado. Al parecer ha refrendado la decisión política del rey sin saber siquiera sus motivos. La autoridad democrática más alta emanada de las últimas elecciones en este momento ha demostrado ser buena vasalla.

 El comunicado de la Casa Real, publicado un buen rato después, es un ejercicio cutre de palabrería vacía propia de un trilero. Dice la Casa del Rey que hay una costumbre de encargar formar gobierno al partido más votado… aunque alguna vez ha habido excepciones. Por tanto, no es una costumbre obligatoria. De hecho, puede convertirse en una costumbre claramente inconstitucional porque si alguien que no es el más votado reúne apoyos suficientes desde el primer día sería flagrantemente inconstitucional que no intentara inmediatamente su investidura. El rey lo sabe y el comunicado borda el ridículo cuando dice que a día de hoy no se dan las condiciones para saltarse esa supuesta costumbre. Luego la razón real no es la costumbre, sino que, al no haber una mayoría clara de apoyo a otro candidato, él quiere echarle una mano a Feijóo. Y tan pancho. Que para eso sigue siendo el rey.

 La Constitución no establece un plazo para encargar a alguien que intente la investidura. Tras la ronda de consultas, se podía esperar a que alguien reuniera una mayoría de apoyos o a que se demostrara como imposible para encargarle a nadie que intentara formar gobierno. Eso habría sido lo más razonable constitucionalmente. Pero parece que al rey, no a la presidenta del Congreso, sino al rey, no le apetecía. Algún partido político le había recordado estos días al propio monarca la conveniencia de no encargar gobierno a nadie hasta que se sepa quien puede reunir apoyos suficientes. Pero Felipe VI ha decidido que prefiere hacer política. Y como siempre, a favor de la derecha. Y sin presentarse a las elecciones.

 Durante la elaboración de la Constitución, el rey Juan Carlos presionó en público y en privado para tener poderes ejecutivos. Los razonables constituyentes de 1978 no se los dieron. Dibujaron un Jefe de Estado con un papel exclusivamente representativo. Un símbolo que formalmente no tiene casi ni capacidad jurídica. Los actos del rey, todos menos los privados, carecen de validez sin el refrendo de un representante democrático. Lo dice literalmente la Constitución. Pero también dice que la responsable política del encargo de formar gobierno es la presidenta de las Cortes, de donde se deduce que sólo ella puede tomar esa decisión cuando no sea puramente formal.

 Pero lo que diga la Constitución al parecer da igual. Durante el reinado de Juan Carlos se respetó la letra de la norma suprema y el monarca utilizó su influencia de manera informal. Desde que Felipe accedió al poder, tras la abdicación de su corrupto padre, que utilizó la Corona para enriquecerse ilícitamente, ha hecho todo lo posible por recuperar poder ejecutivo. Por la vía de los hechos, porque el texto constitucional no ha cambiado. En esa tarea lo apoya gran parte de los poderes fácticos y algunos teóricos, que estos días han llegado a escribir que el refrendo de sus actos es obligatorio. El encargo de gobierno a Feijóo no es constitucionalmente razonable. No parece dirigido a formar gobierno, que es el fin de la investidura del artículo 99 de la Constitución. Parece que el rey lo ha decidido para reforzar el liderazgo del líder popular o para acercar la convocatoria de nuevas elecciones reduciendo el tiempo de negociación del que dispone Sánchez. Ninguna de esas finalidades le corresponden. Porque él no es político. Alguien debería hacerle un tatuaje a Felipe de Borbón que le recordara cada día “tú no eres político, porque no te presentas a las elecciones”. En su defecto, los partidos deberían exigirle que vuelva a su papel o se vaya. Para siempre.

 No va a pasar. Ni siquiera Sumar va a pedir la abdicación del rey Felipe IV. Las fuerzas “progresistas” se van a tragar esta nueva humillación del monarca. No se van a atrever, no ya a pedir la república, sino ni siquiera a criticar el borbonazo. Y se equivocan. Por algo, quien más apoya al rey para que asuma funciones ejecutivas es la ultraderecha. Vox sueña con un rey tan poderoso como quería Franco. Y el PSOE y Sumar le hacen el juego a la derecha tragándose sin rechistar los excesos reales.

 Eso es así porque el rey representa la constitución material del país tal y como era en 1978, y se encarga de que lo siga siendo a día de hoy. La constitución material de un país son las fuerzas que fácticamente tienen poder en la sociedad: grandes empresarios, ejército, jerarquía católica, altos jueces… aquellos que manden en la sombra. Cada vez que Felipe de Borbón interviene en política y –dada su evidente falta de respaldo popular– invierte las reglas de la democracia, lo hace para beneficiar a los mismos: a esas fuerzas vivas que controlan España desde la puerta de atrás. Ya antes, este monarca ha mostrado en público su apoyo a corruptos y su desprecio por las clases populares. Entre otras cosas, en 2017 insultó gravemente a los votantes independentistas. Más tarde llamó al presidente del CGPJ, en mitad de un acto, para atacar directamente al Gobierno progresista. Ahora le hace el juego a la derecha, a pesar de que no tiene apoyos parlamentarios suficientes.

 La monarquía es compatible con la democracia. Muchas de las democracias más avanzadas del mundo son monarquías. Pero eso solo es posible con dos condiciones: que el rey represente a toda la nación, ayudando a su unidad; y que no tome decisiones políticas, reservadas a los representantes democráticos. La primera era un reto difícil para una institución que más que con la historia legendaria se conecta con un dictador fascista que se saltó el orden dinástico y decidió quién debía reinar a su muerte. Las tomas de posición ideológica y los gestos del rey que lo han alejado de la España más progresista han terminado de dañar su imagen como representante de todos. La acción política de Felipe VI en momentos como el actual está terminando por hacer incompatible su reinado con un sistema democrático. Es posible una democracia con rey, pero no lo parece con este rey, que una vez más se ha salido de su papel constitucional. ¿Hasta cuándo vamos a permitirle abusar de nuestra democracia?

 Fuente: https://ctxt.es/es/20230801/Firmas/43850/rey-felipe-vi-feijoo-sanchez-monarquia.htm

martes, 22 de agosto de 2023

La Historia y la ultraderecha


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Los historiadores y la ultraderecha

 

La desvinculación de la historia de los imaginarios de ciudadanía ha permitido relatos que acogen tópicos que no son solo de herencia franquista, sino que a menudo se retrotraen al viejo metarrelato liberal

El libro Vox frente a la historia, coordinado por Jesús Casquete de la Universidad del País Vasco y elogiado en estas páginas por Steven Forti, invita a un debate que se lleva hurtando desde hace décadas. No tanto por su llamamiento a un “imperativo moral” de combate en la esfera pública contra “los intentos de poner el pasado al servicio de un proyecto ultranacionalista”, sino porque revela cómo los historiadores profesionales se han parapetado detrás de su saber experto para eludir responsabilidades que les competen en la construcción colectiva del pasado. 

Tropos familiares 

Según Casquete, Vox se ha embarcado en “la reescritura de la historia hasta convertirla en irreconocible a quienes se han especializado en su estudio”. Para combatir ese revisionismo, su libro reúne a una serie de colegas de “dilatada trayectoria de profesionalidad” que desde el “rigor histórico” recorren críticamente los “hitos fundamentales” del pasado peninsular “por los que Vox siente particular querencia” y los que deja “en sordina”. Sin quererlo, empero, los autores terminan iluminando una serie de graves problemas internos a la profesión. 

Para empezar, queda claro hasta qué punto el discurso histórico de la extrema derecha se alimenta de un pertinaz humus narrativo enraizado en la profesión. Así, cuando Alejandro García Sanjuan recuerda que el franquismo “contribuyó de forma decisiva a insertar la Reconquista en la tradición académica y política más conservadora” también tiene que reconocer que la Transición no supuso un cambio radical en ese sentido. Es más, admite que incluso hoy esa lectura conservadora “sigue contando con portavoces dentro del ámbito académico español”. De forma similar, cuando José María Portillo denuncia la retórica de Vox acerca del pasado imperial hispánico como expresión de todo un “canon” interpretativo sobre la identidad nacional –un canon que niega que la conquista y colonización del Nuevo Mundo necesariamente implicasen un elevado coste por la destrucción de otras culturas–, admite que, en el fondo, se trata de una versión “en estado puro” de una postura extendida entre americanistas y otros especialistas académicos. Y en efecto, por ejemplo, Imperiofobia y Leyenda Negra de Elvira Roca Barea tiene marcadas analogías con una obra académica publicada justo antes: La sombra de la Leyenda Negra, editada por dos historiadores profesionales. En ambos casos es opinable que estemos ante un “estrujamiento de la historia con fines políticos”, en palabras de Casquete, pero en el segundo no se trata de autores “sin formación en la disciplina e ignorando sus métodos de funcionamiento”.

De hecho, no se puede afirmar, como lo hace Mateo Ballester Rodríguez, que la extrema derecha abogue por “la revitalización de un discurso histórico en buena medida abandonado y académicamente desacreditado”. Es más, algunas de las críticas a Vox recaen en visiones historiográficas en crisis. Juan Luis Simal, por ejemplo, achaca el desinterés de los propagandistas de la extrema derecha por el siglo XIX a las reticencias que les produce la gesta de los liberales españoles de 1812, cuyo carácter “revolucionario” modernizador Simal da por descontado. Pero este marco interpretativo sobre los orígenes de la España contemporánea ha cedido terreno ante una línea historiográfica alternativa que cuestiona el viejo paradigma teleológico y “progresivista”, mostrado que el experimento constitucional de Cádiz se elaboró con materiales de la cultura jurídica y política del Antiguo Régimen, que dejaron su impronta en una Magna Carta bastante poco sensible a la definición de derechos ciudadanos individuales. 

Bastantes de los autores de Vox frente a la historia subrayan que el ideario histórico de Vox no aporta nada nuevo, ya que se queda en variaciones más extremas, simples o vehementes de tropos interpretativos sobre el pasado exhibidos ya antes públicamente por líderes e ideólogos del Partido Popular. Pero esto es solo una parte del problema. Uno de los vacíos más ostentosos del libro de Casquete es que elude analizar la cuestión más elemental que surge de la entrada de la extrema derecha en las instituciones: que la primera medida de los gobiernos territoriales apoyados por Vox es derogar las legislaciones sobre memoria. Ahora bien, es altamente significativo que el rechazo de la ultraderecha a las políticas públicas de memoria en marcha se escude en el mismo lenguaje de la equidistancia instituido en el tardofranquismo y la Transición. Esta descarada apropiación desvela de una vez por todas la naturaleza ideológica del metadiscurso entero de la reconciliación. 

Y aun así, son muchos los especialistas en el siglo XX español que, sin identificarse con la derecha, “reparten por igual las responsabilidades del estallido de la Guerra Civil, en la que no distinguen los agresores de los agredidos”, postura que Matilde Eiroa identifica como compartida por PP-Vox. Esto lo pierde de vista Eduardo González Calleja cuando, en su aportación, narra la peripecia política y judicial de la destrucción de las placas en homenaje a Largo Caballero e Indalecio Prieto por parte del Ayuntamiento de Madrid. En última instancia, los promotores del destrozo se apoyaron en una doctrina según la cual a efectos institucionales no sólo las víctimas sino también los victimarios de 1936 merecen todos igual trato –doctrina, no lo olvidemos, establecida por una comisión creada por el equipo municipal anterior e integrada por algunos prestigiosos historiadores–. 

A mayor abundamiento, si se quiere dar cuenta con mínimo rigor de la postura visceral de rechazo por parte de la derecha española a las cuestiones relativas a la memoria democrática –o sea, a los derechos humanos–, es obligado reconocer la penosa actitud de los representantes principales del establishment académico español cuando hace ya casi dos décadas arrancaba el movimiento memorialista. De aquellos polvos de repudio a la memoria, cargados de prejuicios corporativos, vienen ahora estos lodos, recargados de prejuicios ideológicos que rayan en el delito de odio. 

Valores de ciudadanía

Vox frente a la historia parte del presupuesto más que cuestionable de que existe una profesión historiográfica sólida plenamente capaz de poner en su sitio a unos supuestos indocumentados metidos a recontar el pasado común de modo falaz. Lo mismo se asumió hace veinte años, como recuerda en su capítulo Julián Casanova, cuando el gobierno de Aznar accionó la máquina del revisionismo sobre la guerra de 1936. Urge corregir ese presupuesto, porque hoy el contexto es mucho más acuciante: como bien advierte Ana Isabel Carrasco en el libro, con sus luchas culturales, la extrema derecha “prepara el marco para una guerra real” contra muy variados y amplios grupos de antiespañoles

Ante este escenario, no queda nada claro que resulte suficiente la vieja fórmula que recomienda Casanova: “Llevar nuestras enseñanzas a las aulas, comunicarlas con precisión y rigor en público y estimular a nuevas investigaciones para seguir refutando la mentira y la propaganda”. La agresión cultural de la extrema derecha no se ataja de raíz denunciando la supuesta mala praxis de sus plumas sicarias. Lo primero y principal que hay que exigir a una narrativa histórica legítima no es que se adecúe a los estándares científicos de quien la estudia, sino que refleje valores en los que merece reflejarse la comunidad que la recibe

Quien se acerca más a plantear esta cuestión en este libro es Zira Box, al preguntarse qué implica la inclusión en el canon literario, por razones dizque estéticas, de una obra escrita como contribución a la destrucción de la república democrática de 1931. Como señala Box, una operación así es menos inocua de lo que parece, ya que presupone haber alcanzado antes consensos acerca de “qué literatura queremos y para qué idea de nación” si aspiramos a cierta “salud democrática” (aunque habla de literatura en “español” para referirse a la que es en castellano). 

Hay que reconocer que toda narración histórica –profesional o no– responde a valores comunitarios. Toda historia es selectiva por los valores en que se funda; y en nuestro presente, tanto o más peligrosa es aquella modulada sobre valores contrarios a la ciudadanía como la que se niega a admitir anclajes extraintelectuales, en la medida en que pretende imponerse como verdad excluyente sobre cuestiones que solo tienen resolución alcanzando consensos políticos y culturales. 

Asumir este principio tiene consecuencias importantes para la forma en que respondamos a la Kulturkampf neofascista. Reclama un tipo de pedagogía ciudadana que refunda los estudios acerca del pasado, de forma que estos, por fin, se tomen en serio la tarea de elaborar marcos narrativos basados en valores elementales de ciudadanía –que no debemos confundir con procedimientos democráticos ni retóricas “científicas”–. Es imperativo desarrollar una historiografía rigurosa con los hechos y exigente en teorías y métodos de análisis, pero a partir de un marco de conocimiento y narración fundado en el respeto a la autodeterminación moral e intelectual de los y las ciudadanas y sensible a las demandas sociales emergentes que la reproduzcan.

He aquí la gran asignatura pendiente que heredamos de la generación de historiadores que se auparon a la profesión con la Transición, y en cuyo vacío se han educado, pese a sus distintas edades, los autores que contribuyen en este libro. Parafraseando la reacción de Santiago Carrillo a un eslogan del PSOE durante la Transición, en materia de fijar consensos acerca del marco narrativo sobre el pasado común, la historiografía española hereda ya “cien años de honradez”, pero de ellos lleva “cuarenta de vacaciones”. La desvinculación de la Historia de los imaginarios de ciudadanía, postura en su día promovida por los gobiernos de la UCD y el PSOE, ha permitido a largo plazo, no una epidemia de humoradas “ultra” sobre los avatares de la esencia española en el tiempo, sino una pertinaz pandemia de relatos que acogen tópicos que –como subrayan todos los autores de Vox frente a la historia–, no son solo de herencia franquista, sino que a menudo se retrotraen al viejo metarrelato liberal. 

El peso de estos estratos predemocráticos solapados que conforman aún hoy la Gran Narrativa de la modernidad española produce enormes distorsiones en temáticas, enfoques y marcos interpretativos. La principal, sin duda, es la desorbitante atención a la nación, que en este libro cuenta con hasta tres autores representativos (Javier Moreno Luzón, Xosé Manoel Núñez Seixas, y el propio editor). A nadie se le escapa que esta obsesión académica se origina en un rechazo, a menudo indisimulado, hacia los nacionalismos periféricos. Ahora que ha resurgido uno español-españolista realmente amenazador, se ha hecho por fin visible lo distinto que es, dentro y fuera de la península, por carecer de anclajes en valores de ciudadanía que, en cambio –aunque se les hayan tratado de negar–, sí poseen los nacionalismos periféricos. Los especialistas tienen su parte de responsabilidad en esta prolongada confusión. Se han dejado cegar por el discurso de la nación de los poderes dominantes del liberalismo, que sobredotaron a la nación de atribuciones, como comunidad pero asimismo como sujeto de soberanía, a costa del pueblo –un ente tan abrumadoramente presente en la documentación de época como ausente en los estudios de historia contemporánea del último medio siglo–.

Además de admitir que ni las culturas nacionales ni los nacionalismos son todos iguales ante la construcción de la ciudadanía, desestabilizar esos relatos hoy dominantes implica tareas que no son solo de rigor documental, sino que implican mayor reflexividad. Para empezar, cabe abandonar el mantra de que el comunismo es lo mismo que el fascismo con otro nombre: aunque hayan terminado pareciéndose como regímenes, solo el segundo niega de plano la autodeterminación moral e intelectual que permite hablar de ciudadanía moderna. 

Los ciudadanos polemizamos sobre el pasado y aspiramos a deliberar colectivamente sobre su marco narrativo, aunque haya algunos que no lo acepten, y otros que quieran reservarse la actividad para ellos solos. Ahora bien, si realmente se confía en la capacidad crítica de los ciudadanos, el enemigo del conocimiento histórico nunca es la “politización” de los relatos –venga de donde venga–, como erradamente sostiene Marcela García Sebastiani al estudiar la apropiación por la extrema derecha de la efeméride del 12 de octubre: lo peligroso es desvincular los marcos narrativos sobre el pasado de referentes valorativos que permitan a los lectores activar la crítica y polemizar. 

Como bien advierte Ana Isabel Carrasco, esto es lo que hay detrás de la apuesta de Vox: además de confrontar como a enemigos a quienes disputan señas de identidad nacional que “no admiten cuestionamiento”, la extrema derecha “no busca convencer sino generar obediencia”. Frente a una historia esencialista, monocultural y continuista que demoniza por igual a musulmanes de antaño y a todos “los otros” de hoy, hace falta otra que no se quede en la crítica en nombre del rigor profesional. Lo que se necesita es esbozar el marco para una historia dispuesta a acoger “el valor positivo de los hechos históricos”, pero no los “vinculados con la preservación del orgullo nacional” –como propone la derecha española en palabras de Mateo Ballester– sino aquellos que muestren la elevada variedad de trayectos culturales del pasado. Pues estos trayectos, en su alteridad, son los que pueden nutrir a la ciudadanía de una visión crítica acerca de nuestro presente.

Pablo Sánchez León es investigador en el Centro de Humanidades de la Universidade Nova de Lisboa. Es autor del ensayo Historia ciudadana. Recontar lo común político que heredamos (Postmetropolis, 2023).

Fuente: https://ctxt.es/es/20230801/Firmas/43835/historiadores-ultraderecha-memoria-franquismo-vox-pablo-sanchez-leon-guerra-cultural.htm

UE .-Enano político y gusano militar.

 

Desorden occidental, cautiverio europeo


Fuentes: El tábano economista

Encontrar la seguridad europea sin europeos

El grado de desconcierto del Sur Global ante las políticas europeas es de asombro e incomprensión. Su alineamiento irrestricto a la política exterior americana, las sanciones, la obsecuencia económica/energética que la acerca a la desindustrialización, el resurgimiento bélico y el incremento del gasto militar, no tienen sentido. Todas las reverencias políticas hacia Estados Unidos sorprenden por carecer de beneficios a la vista. De hecho, cada decisión de Bruselas parece más un paso hacia el suicidio que una medida hacia la autonomía, el desarrollo regional o beneficios para la Unión.

La lógica se encuentra descripta a la perfección por el vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, Dmitry Medvedev, quien publicó una anécdota en su canal de Telegram usando el ejemplo de un diálogo entre dos niños finlandeses por su ingreso a la OTAN.

Pekka: —¿Por qué nuestro país se unió a la OTAN?

Matti: —Porque los rusos nos están amenazando.

Pekka: —¿Por qué nos amenazan?

Matti: —Porque nos estamos uniendo a la OTAN.

En un artículo en El Salto, Wolfgang Streeck, director emérito del Instituto Max Planck para el estudio de las sociedades, de Colonia, describe lo que en Italia se denomina dietrismo. Dietro significa detrás, o lo que está diseñado para ocultar lo que realmente se encuentra delante. La idea divide el mundo entre el escenario y las bambalinas. “Lees algo, o lo oyes en la radio o en la televisión, y como dietrista bien versado te preguntas no tanto sobre lo que te están contando, sino por qué te lo cuentan y por qué lo hacen ahora”.

La imagen dietrista sería entonces. ¿Por qué Estados Unidos toma las decisiones que toma y Bruselas se inmola con ellas? Podría parecer un simple acto de vasallaje de la dirigencia europeísta, pero la explicación de tan burda pérdida de autonomía en todos los frentes es un poco más compleja de lo que se ve en el escenario, o al menos es la convergencia de varias fuentes entrelazadas a la vez, defensa, corrupción y el pensamiento político de su dirigencia.    

Se podría comenzar exponiendo a quienes dan la cara con las medidas. Los Von der Leyen, Borrel o Lagarde son personajes que tienen tanta deshonestidad que ocultar que, más allá de su posición ideológica proamericana, creen que es mejor llevarse bien con el poder para preservar el suyo propio y evitar terminar en prisión. Son sólo actores en el escenario, no tras bambalinas. Estados Unidos está presionando por una estructura de seguridad al estilo de la Guerra Fría en Europa, donde el temor es el indicador principal que arrastra a los actores del escenario europeo a justificar un relato de servilismo.

Ahora Estados Unidos parecería estar delegando la defensa de Ucrania en Europa. Esta idea se da, ante la falta de capacidad bélica y la necesidad de armamento estadounidense. Se suma a esta idea la ley de reducción de la inflación de Biden, que está colmando a los gigantes corporativos estadounidenses con cientos de miles de millones de dólares en subsidios, socavando a sus competidores europeos, amenazando con la desindustrialización a largo plazo de la Unión Europea, atacando la prosperidad del continente, sin que la salud de la alianza transatlántica se vea en entredicho.

Estados Unidos ha obtenido increíbles ganancias con la energía, sólo por el hecho de desbaratar el modelo de negocio alemán, dependiente de la energía barata Rusia, y para asegurar lo actuado, saboteando Nord Stream, y descartar por completo las relaciones europeas con Moscú. Si bien la idea americana está siendo seguida al pie de la letra, una agenda proteccionista que discrimina a sus aliados no ha recibido en el término de más de un año reclamos políticos ni iniciativas defensivas por parte de la UE. Emmanuel Macron fue unos de los pocos que se quejó de los altos precios de la energía vendida por Estados Unidos afirmando que no eran «amistosos» y el ministro de economía de Alemania pidió a Washington que muestre más «solidaridad» y ayude a reducir los costos de energía para los europeos. Pero la ley de reducción de la inflación estadounidense fue un mazazo a la economía europea o para la soberanía estratégica.

El concepto no es nuevo. De hecho, la autonomía estratégica forma parte del léxico convencional de la UE desde hace bastante tiempo. Nació en el ámbito de la industria de la defensa y, durante mucho tiempo, su uso se limitó a cuestiones de defensa y seguridad. Durante cierto tiempo el debate se limitó a un enfrentamiento entre aquellos para los que la autonomía estratégica era un medio para recuperar el espacio político frente a los Estados Unidos, y otros, la mayoría de los Estados europeos, según Josep Borrell, para los que tenía que evitarse, precisamente por miedo a acelerar que los Estados Unidos se desentendieran de Europa.

Cuando se habla de amenazas, un asunto importante es el de la relación de la Unión con la OTAN y, en particular, con los Estados Unidos. Al mismo tiempo nadie cuestiona la vitalidad de la relación transatlántica y que la OTAN sigue siendo el único marco viable para garantizar la defensa territorial de Europa. Estas son palabras de Josep Borrell, Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, es decir, asumieron su dependencia. Entonces muchas cosas comienzan a tener sentido. «Europa es un gigante económico, un enano político y un gusano militar». Esa frase, autoría del exministro de Relaciones Exteriores de Bélgica, Mark Eyskens, se acerca a la realidad en 2023, pero ahora ni siquiera es un gigante económico.

Comienza a surgir el juego tras bambalinas. Medios alemanes reportaron el año pasado  que la capacidad militar de su país era tan frágil que, ante un ataque intenso, sus fuerzas armadas solo tenían municiones para resistir dos días de combate, por lo que se anunció sorpresivamente que el Gobierno destinará una partida extraordinaria única de 100.000 millones de euros para equipar a las fuerzas armadas alemanas con armamento estadounidense, entre otros, el avión F35, aviones furtivos.

La necesidad alemana del avión más caro del mundo es que, en caso de ser necesario, transportarían las bombas atómicas de Estados Unidos estacionadas en Alemania hasta su objetivo. «El avión caza F-35 podría ser una de las aeronaves de transporte”, dijo Scholz en una declaración de gobierno ante el Parlamento alemán. Con esto, sorprendió a muchos expertos en seguridad: ¿hay una hipótesis de conflicto nuclear en Alemania?, ¿con quién?

Desde el 2019, cuando Trump increpaba a los europeos que EE.UU. no sería el cajero automático de la OTAN y el presidente Macron se apresuraba a certificar su “muerte cerebral”, se venía ejecutando la planificación de la defensa europea. Tan solo en 2022, según las estimaciones de la propia OTAN, Estados Unidos aportó el 70% del presupuesto total del organismo, con más 821.830 millones de dólares. Según las mismas estimaciones, los cinco países que más recursos destinaron a cuestiones de defensa son Grecia, EE.UU., Polonia, Lituania y Estonia, aunque el que más dinero aporta sigue siendo son los Estados Unidos.

Una de las críticas que enfrentan países como Francia y Alemania es que no aportan el mínimo del 2% de su PIB a la industria militar, lo que deja cualquier tema de seguridad en manos de la OTAN. A cambio de la protección estadounidense, ellos guiarán todas las políticas, no sólo la de defensa. Europa esta desprotegida y completamente vulnerable, a grado tal de callarse cuando Australia le informó a Francia que rescindiría su contrato para construir 12 de los submarinos convencionales, y ahora le comprará cinco submarinos de propulsión nuclear a Estados Unidos, en el marco de un ambicioso plan para fortalecer a Occidente en la región Asia-Pacífico, el nuevo giro pensado por EE.UU.

Se entiende entonces que el concepto de autonomía estratégica se amplió desde que Macron dio un debate en la Sorbona seis años atrás, no sólo la defensa está en juego sino la energía, la industrialización, la economía, la tecnología y el comercio. Pero como vimos en el concepto de autonomía estratégica, primó su dimensión de seguridad que condicionó a los demás vectores de decisión, a pesar de que se pensó en establecer una fuerza conjunta de intervención, así como un presupuesto común de defensa, después la invasión rusa a Ucrania, pero tarde para revivir la idea de la soberanía europea.

Antes que EE.UU. impusiera su fuerza era crucial lograr algún tipo de autonomía decisoria que, como vimos, fue superada por la dimensión de seguridad. Los últimos tres años han expuesto la vulnerabilidad de Europa. La crisis de Covid-19 puso de relieve la falta de equipos de protección personal esenciales, que ya no producían sino que importaban de China; como consecuencia, la interrupción de las cadenas de suministro provocó una escasez de semiconductores, especialmente en la industria automotriz, lo que obstaculizó la recuperación económica. La guerra, la energía y la inflación, más las sanciones, lo único que hicieron fue perjudicar a Europa y beneficiar a los Estados Unidos. El dinero se dirigía a pagar exorbitantes sumas de energía alternativa a la rusa o subsidiar las facturas de gas de Estados Unidos. Alemania aumenta en 200.000 millones de euros su paquete de ayudas energéticas tratando de amortiguar el impacto en la economía y los hogares.

Aun y cuando las mayores empresas alemanas movían sus plantas a China o Estados Unidos, ya sea por necesidad energética, como BASF, o por la ley de reducción de la inflación, como Volkswagen, a las políticas proteccionista americanas a la UE les falta un enfoque europeo integral, acompañado de un impulso de financiación adecuada. Como Bruselas fue cooptado por el temor a Estados Unidos, los países, de manera individual, como Alemania o Francia, avanzan de forma independiente, aumenta la asignación de fondos públicos por sobre los estados europeos endeudados que no podían reducir el impacto inflacionario, lo que dificulta las soluciones conjuntas que benefician a todos.

Alemania enfrenta problemas de sustitución energética. Francia, que en la actualidad cuenta con un 70% de su energía generada por reactores nucleares, depende del uranio importado a precio de baratija de Niger, que se rebeló y ahora pone en duda su 16% de importación francesa a precios de la espuria moneda CFA. La crisis energética es particularmente aguda para sectores como el vidrio, los productos químicos, los metales, los fertilizantes, la pulpa y el papel, la cerámica y el cemento, que requieren la mayor cantidad de energía para impulsar su producción industrial y que emplean en conjunto a 8 millones de personas. 

Destatis, la oficina alemana de estadística, revisó a la baja las cifras y saltó la sorpresa: el PIB se contrajo un 0,3%. Lo suficiente, eso sí, para tratarse de una recesión técnica al ser el segundo trimestre de caída, tras el -0,5% de finales de 2022. Los motores de la contracción son la debilidad del consumo privado a causa de la inflación y la atonía de la actividad industrial, los altos precios de la energía y la incertidumbre. El Banco Central Europeo sigue la lógica americana y no puede quedarse muy alejado de la FED por la diferencia de tasas, a cada aumento de la reserva federal le sigue uno del Banco Central Europeo. La política monetaria tiene como objetivo amortiguar la demanda para bajar la inflación.

Estados Unidos se dotó en agosto de 2022 de dos instrumentos para relocalizar dentro de sus fronteras industrias clave en la doble transición digital y verde. En primer lugar, aprobó la ley de chips y ciencia, dotada de 280.000 millones de dólares para reforzar el ecosistema de semiconductores, crear centros regionales de I+D en tecnología digital emergente y desarrollar el capital humano stem (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). En segundo lugar, adoptó la ley de reducción de la inflación, con presupuesto de 370.000 millones para inversión pública en tecnologías de energía limpia. Ambas iniciativas destruyeron la industria europea.

Europa se ha esforzado por emular al socio trasatlántico alumbrando dos herramientas gemelas, el reglamento de refuerzo del ecosistema europeo de semiconductores (ley de chips UE) y reglamento para refuerzo del ecosistema europeo de fabricación de productos de tecnología emisiones cero (ley Net-Zero). La diferencia central respecto de las normativas estadounidenses es la ausencia de un presupuesto propio en los dos instrumentos comunitarios. La consecuencia es una pérdida de coherencia europea sobre actuaciones de relocalización industrial, con la descentralización del esfuerzo y decisión hacia los Estados miembros. Además, estos han de financiar con sus presupuestos nacionales los proyectos, dando lugar a una competencia desigual entre ellos.

Europa perdió con la seguridad y todas las acciones están diseñadas para no molestar a su guardaespaldas, que avanza con la sepultura europea a pasos agigantados. Europa ya no es un competidor, ahora es solo un comprador de armas a los Estados Unidos por lo que sustituye seguridad social o desarrollo industrial por presupuesto militar. El objetivo europeo impuesto por Estados Unidos es lidiar con la guerra de Ucrania y contener a los arribistas polacos que ya se apuntan con quedarse con una parte de lo que deje Rusia de Ucrania. Y encima deberán financiar y poner hombres y armamento en la nueva iniciativa americana: Taiwán.

Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2023/08/20/desorden-occidental-cautiverio-europeo

domingo, 20 de agosto de 2023

El Romance de la Guardia Civil de García Lorca.

 

87 aniversario del asesinato de Federio García Lorca

Huelga agrícola y represión: la intrahistoria del Romance de la Guardia Civil de García Lorca


Fuentes: El Salto [Foto: Primer romancero gitano 1924-1927. Revista de Occidente]


En el ochenta y siete aniversario del asesinato del poeta, nos adentramos en la intrahistoria del Romance de la Guardia Civil española, poema inspirado por una huelga agrícola y la represión de jornaleros y gitanos en la campiña de Jerez, año 1923.

El Romancero Gitano es una de las obras más populares de Federico García Lorca. Y de las más comprometidas. El libro —como diría el poeta—, “aunque se llama gitano, es el poema de Andalucía; y lo llamo gitano porque el gitano es lo más elevado, lo más profundo, lo más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y universal”.

No residía en Lorca la voluntad de retratar “la Andalucía que se ve”, sino desentrañar aquella donde “está temblando la que no se ve”. Elevar la esencia andaluza en su dimensión cósmica. En ese propósito, no podía haber una raíz más oculta para hablar de la Andalucía misteriosa y milenaria que la que posee el gitano, la gitana, frente a la alienante esencia de la racionalidad occidental.

En el Romancero Gitano — “obra misteriosa y clara”, “popular y andalucísima”, donde lo narrativo y lo lírico, lo terrenal y lo simbólico, se fusionan entre sí—, hay una universalización del pueblo gitano y una importancia concedida al sur, un sur nutrido de esas personas que, de nuevo en palabras de Lorca, “parece nunca han existido para los poetas”. Personas que “mueren de hambre por no vender su voz milenaria a los señores que no poseen más que dinero, que es tan poca cosa”. Esas que riegan con su sudor el campo andaluz, o forman parte de un pueblo perseguido, estigmatizado e invisibilizado por la historia.

Retrato de Federico García Lorca

Porque la Andalucía que late en los romances de García Lorca no es la tierra pintoresca de señoritos y cortijeros, terratenientes y latifundistas; es la que se esconde en los cauces de los ríos. Es la Andalucía de los pobres, de la pena y de los marginados. De los sin pan. La Andalucía del temblor. De la fragua y de la hoz. La Andalucía popular. La tierra de jornaleros y gitanos.

Tratamos hoy aquí uno de los dieciocho romances que componen el romancero, Romance de la Guardia Civil española. Un poema, como todo el libro, rico en connotaciones y sentidos que, a veces, lejos de quedarse en el universo de la metáfora, también tienen —como veremos a continuación— su correspondencia con la realidad.

Romance de la Guardia Civil española. Contexto y situación del campo andaluz y de la campiña de Jerez

En la década de 1920, la clase trabajadora en Andalucía constituía tres cuartas partes de la población. Estaba formada, en los núcleos rurales, por jornaleros y jornaleras agrícolas y pequeños propietarios; en los núcleos urbanos, por un proletariado de servicios o actividades esporádicas (Solana Ruiz, J. L. 2003. Las clases sociales en Andalucía. Un recorrido sociohistórico).

Con una progresiva madurez como clase obrera, las mayorías sociales del campo, atravesadas por la conflictividad política y social de principios de siglo, protagonizaron una creciente concienciación y organización política a causa de problemáticas tanto coyunturales —inflación de la economía, especulación de productos de primera necesidad, carestía de subsistencias—, como estructurales, derivadas fundamentalmente de la injusta y desigual propiedad de la tierra.

Manifestación Andalucía 1919 jornaleros
Manifestación de jornaleros y obreros en Córdoba. 17 de febrero de 1919.

En ese contexto, la campiña de Jerez de la Frontera —una de las seis comarcas de la provincia de Cádiz—, con grandes superficies dedicadas al cultivo de la vid, y, por tanto, con una destacada acumulación de población activa agraria, fue escenario de multitud de movilizaciones y huelgas campesinas. Entre 1917 y 1921, hubo en Jerez más de sesenta huelgas (Caro Canela, D. 1996. Huelgas en Jerez en el trienio 1918-1920). En el conjunto de la región, durante esos años se convocaron unas doscientas huelgas, siendo Jerez de la Frontera uno de los territorios más activos de lucha (Morales Muñoz, M. 2015. “La voz de la tierra. Los movimientos campesinos en Andalucía (1868-1931)”.

De entre todas esas huelgas, la que aquí nos interesa fue una más, como otra cualquiera, sin hechos destacados para su mención. Otro conflicto de clase en la larga lista de choques entre los de abajo y los de arriba, entre quienes trabajaban el campo y poseían la tierra. Solo que llegó a los oídos de un poeta. De un poeta comprometido, que comprendía con simpatía a los perseguidos. Y le inspiró para hacer un romance.

Gracias al minucioso y documentado trabajo del investigador lorquiano Miguel Francisco Caballero Pérez en “Lorca, basado en hechos reales”, hoy sabemos que uno de los poemas más críticos de García Lorca, “Romance de la Guardia Civil española”, seguramente tenga su razón de ser en la huelga que en 1923 llevaron a cabo los jornaleros agrícolas de la campiña de Jerez de la Frontera, así como en la represión de la misma por parte de la Guardia Civil. De esta forma pasa una huelga común a los anales de la historia.

La huelga agrícola de 1923

Informaba El Defensor de Granada el día 10 de julio de 1923: “Huelga en Jerez. Se ha declarado la huelga de obreros agrícolas de la campiña jerezana. Se han adoptado precauciones para evitar coacciones”. Y continuaba, al día siguiente: “Sigue la huelga en la campiña. Alcanza ya veintidós cortijos. Se han nombrado cinco comités de huelga”.

Huelga Jerez 1923
Huelga en Jerez. Año XLV Número 22002. Julio, 1923.

La huelga se producía en un momento donde la reorganización sindicalista, el auge de las corrientes libertarias y del movimiento obrero propiciaban el despertar del trabajador/a del campo.

Huelga campiña Jerez
«La huelga en la campiña Jerezana». Julio, 1923.

La crítica al sistema de explotación y a la política caciquil del proletariado agrícola iba en aumento (Rodríguez, R. 1979. El proletariado agrícola andaluz como clase social (1913-1920). Los medios de la época, particularmente El Defensor de Granada y El Guadalete, informaban de la evolución de la huelga. Resumidamente, la protesta agrícola, con altibajos, no fue fructífera. Desde los primeros mítines de mil personas y la solidaridad entre trabajadores, hasta el desinfle y el abatimiento final, el paro y la reivindicación de los trabajadores/as duró aproximadamente un mes.

Helios Gómez ilustración
A la lucha, del pintor gitano Helios Gómez. Año 1932.

El final estuvo condicionado por la dureza de la fuerza represiva del Estado y la coacción de la clase propietaria local. Violencia que Lorca plasmó en su Romance tiempo después de los hechos.

La represión de la Guardia Civil y los terratenientes jerezanos

Destacamos cuatro informaciones relevantes sobre la huelga, marcadas en negrita para el investigador lorquiano Miguel Caballero, pues explicarían las alusiones de García Lorca a la represión violenta de la Guardia Civil en su famoso romance (y en la huelga jerezana).

Huelga Jerez 1923 campiña
El Guadalete. Año LXXII Número 22609. Año 1923.

La primera, del diario ABC del día 18 de julio, donde se señala que la Guardia Civil “disolvió varios grupos que ejercían coacciones y detuvo a varios huelguistas. Se han concentrado 70 guardias civiles”.

Los caballos negros son.
Las herraduras son negras.
Sobre las capas relucen
manchas de tinta y de cera.
Tienen, por eso no lloran,
de plomo las calaveras.
Con el alma de charol
vienen por la carretera.
Jorobados y nocturnos,
por donde animan ordenan
silencios de goma oscura
y miedos de fina arena.
Pasan, si quieren pasar,
y ocultan en la cabeza
una vaga astronomía
de pistolas inconcretas
.

Represión Andalucía Casas Viejas
La Guardia Civil en Casas Viejas, símbolo de la represión del campo andaluz.

La segunda, aparecida en El Guadalete el día 22 de julio, donde se informa del regreso de “la fuerza de la Guardia Civil que había marchado a Madrid” para contener y reprimir a los trabajadores.

Avanzan de dos en fondo
a la ciudad de la fiesta.
Un rumor de siemprevivas
invade las cartucheras.
Avanzan de dos en fondo.
Doble nocturno de tela.
El cielo, se les antoja,
una vitrina de espuelas.

La ciudad, libre de miedo,
multiplicaba sus puertas.
Cuarenta guardias civiles
entran a saco por ellas.
Los relojes se pararon,
y el coñac de las botellas
se disfrazó de noviembre
para no infundir sospechas.
Un vuelo de gritos largos
se levantó en las veletas.
Los sables cortan las brisas
que los cascos atropellan.
Por las calles de penumbra
huyen las gitanas viejas
con los caballos dormidos
y las orzas de monedas.

La tercera, redactada dos días después en el mismo medio, donde se dice, literalmente, “La Guardia Civil recorre el campo incesantemente y dentro de la ciudad se ha redoblado la vigilancia”.

Por las calles empinadas
suben las capas siniestras,
dejando detrás fugaces
remolinos de tijeras.

Guardia civil asalto 1934
Guardias Civiles y de Asalto disparando, vigilando, deteniendo a los revolucionarios de Madrid. Año 1934. Alfonso Sánchez Portela. Fotografía MNRS.

Y la cuarta y última, citada en el ABC el 10 de agosto según el investigador Caballero: “incendio en varios cortijos (…) que puso de manifiesto actos represivos (…) como la quema de chozas de los jornaleros (…) El incendio destruyó las cosechas y supuso la muerte para muchas cabezas de ganado. Además, varias chozas fueron pasto de las llamas, dejando a los colonos en la miseria” (Caballero, M. 2022. Lorca: basado en hechos reales. Los sucesos que inspiraron sus obras).

Pero la Guardia Civil
avanza sembrando hogueras,
donde joven y desnuda
la imaginación se quema.
Rosa la de los Camborios,
gime sentada en su puerta
con sus dos pechos cortados
puestos en una bandeja.
Y otras muchachas corrían
perseguidas por sus trenzas,
en un aire donde estallan
rosas de pólvora negra.
Cuando todos los tejados
eran surcos en la tierra,
el alba meció sus hombros
en largo perfil de piedra.

Gitanos Extremadura 1967
Breaking Camp. Extremadura. Año 1967. André lopez. Foto MNRS.

La huelga, habida cuenta de la represión, “finalizó sin que los obreros consiguieran la más mínima mejora en sus jornales, los cuales permanecieron congelados en la cantidad pagada el año anterior. La presión de los caciques (…); el hambre, el cansancio, la división y el desgaste de los obreros; todo ello contribuyó a acabar con las pretensiones de mejora social y de sueldo por las que lucharon los jornaleros durante los 26 días que duró la huelga” (ídem).

Guardia civil portada pel ploma
Portada de la revista Pel i Ploma con un dibujo de un guardia civil a caballo, por Ramón Casas. Año 1899.

La lucha de los trabajadores del campo y su represión, llegó, de algún modo, a los oídos de Federico García Lorca. Y los hechos le inspiraron para hacer una dura crítica a la Benemérita. Existen muchas razones para creerlo, como la coincidencia temporal del Romancero (aunque publicado en 1928, cabe recordar que el libro fue escrito entre 1924 y 1927) y la huelga; la casi literal reproducción de la represión de la Guardia Civil contra los huelguistas y los asentamientos gitanos de la zona; o la introducción en el romance de un nombre propio como Pedro Domecq, terrateniente de una de las familias con más linaje de la zona, y de una ciudad concreta: Jerez de la Frontera.

Detrás va Pedro Domecq
con tres sultanes de Persia.
La media luna, soñaba
un éxtasis de cigüeña.
Estandartes y faroles
invaden las azoteas.
Por los espejos sollozan
bailarinas sin caderas.
Agua y sombra, sombra y agua
por Jerez de la Frontera.

En relación a este último hecho, el Pedro Domecq del romance podría ser Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio (1881-1937), empresario bodeguero y ganadero de toros bravos, o Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio (1869-1921), marqués de Casa Domecq, gentilhombre de Cámara de Su Majestad (Alfonso XIII), Caballero de la Orden Militar de Calatrava, Caballero de la Orden de Carlos III y vicecónsul de Bélgica en Jerez. Ambos hijos de Pedro Jacinto Domecq Loustau (empresario vitivinícola, principal impulsor del brandy de Jerez) y María del Carmen Núñez de Villavicencio Olaguer-Feliú, primera marquesa de Domecq.

Pedro Domecq
Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio. Fotografía de la Real Academia de la Historia.

Los caciques jerezanos tampoco se librarían de la crítica del poeta, siendo la saga Domecq símbolo de una clase social usurera, explotadora, propietaria de la tierra, paradigma de la élite abusadora de la vieja Andalucía. [Léase el poema completo, en orden]

Las otras críticas a la Benemérita

No es Romance de la Guardia Civil española el único poema donde Lorca hace una enérgica crítica al cuerpo de seguridad. En el Romancero Gitano hay múltiples referencias a la Guardia Civil.

Sirvan de ejemplo Prendimiento y muerte de Antoñito El Camborio (Y a la mitad del camino / bajo las ramas de un olmo, / guardia civil caminera / lo llevó codo con codo (…) / Ni tú eres hijo de nadie, / ni legítimo Camborio / ¡Se acabaron los gitanos / que iban por el monte solos! / Están los viejos cuchillos / tiritando bajo el polvo. / A las nueve de la noche / lo llevan al calabozo, / mientras los guardias civiles / beben limonada todos. / Y a las nueve de la noche / le cierran el calabozo, / mientras el cielo reluce / como la grupa de un potro); Romance Sonámbulo (Sobre el rostro del aljibe / se mecía la gitana. / Verde carne, pelo verde, / con ojos de fría plata. / Un carámbano de luna / la sostiene sobre el agua. / La noche su puso íntima / como una pequeña plaza. / Guardias civiles borrachos, / en la puerta golpeaban. / Verde que te quiero verde. / Verde viento. Verdes ramas. / El barco sobre la mar. / Y el caballo en la montaña); o Reyerta (El juez, con guardia civil, / por los olivares viene. / Sangre resbalada gime / muda canción de serpiente. / Señores guardias civiles: / aquí pasó lo de siempre. / Han muerto cuatro romanos / y cinco cartagineses).

Guardia Civil Eugene Smith 11
Guardia Civil. Año 1950. Eugene Smith. Foto MNRS.

Incluso en poemas anteriores, como Canción del gitano apaleado, del Poema del cante jondo (1923), Lorca ya denunciaba la violencia de la “guardia civil caminera”:

Veinticuatro bofetadas.
Veinticinco bofetadas;
después, mi madre, a la noche,
me pondrá en papel de plata.

Guardia civil caminera,
dadme unos sorbitos de agua.
Agua con peces y barcos.
Agua, agua, agua, agua.
¡Ay, mandor de los civiles
que estás arriba en tu sala!
¡No habrá pañuelos de seda
para limpiarme la cara!

En sus numerosas cartas y relaciones epistolares, también encontramos crítica y preocupación por parte del poeta ante la violencia de la Benemérita. En una carta a su hermano Francisco, en 1926, le llegó a decir: “El país está gobernado por La Guardia Civil. Un cabo de Carataúnas a quien molestaban los gitanos, para hacer que se fueran los llamó al cuartel y con las tenazas de la lumbre les arrancó un diente a cada uno diciéndoles: ‘Si mañana están aquí caerá otro’. Naturalmente, los pobres gitanos mellados tuvieron que emigrar a otro sitio. Esta Pascua en Cañar un gitanillo de catorce años robó cinco gallinas al alcalde. La Guardia Civil le ató un madero a los brazos y lo pasearon por las calles del pueblo, dándole fuertes correazos y obligándole a cantar en alta voz. Me lo contó un niño que vio pasar la comitiva desde la escuela. Su relato tenía un agrio realismo conmovedor. Todo esto es de una crueldad insospechada… y de un fuerte sabor fernandino”.

A Jorge Guillén, también por carta, le dijo en marzo de ese mismo año: “La Guardia Civil va y viene por toda Andalucía”.

Guardia civil a caballo foto 1
Guardia Civil en Córdoba. Febrero del año 1919.

Como en sus posteriores publicaciones (marcadamente en Poeta en Nueva York, poemario anticapitalista, antirracista, durísimo contra la deshumanización de la sociedad moderna) Lorca se alinea con los perseguidos, los discriminados. Y no duda en criticar (en plena dictadura de Primo de Rivera) a nada más y nada menos que la Guardia Civil. Un hecho insoslayable de su trágico final.

Romance de la Guardia Civil española y el asesinato de Federico García Lorca

Romance de la Guardia Civil española fue, como dijo Miguel García-Posada, “la primera gran creación poética en que, si no la revolución, sí es la represión implacable la que se manifiesta rotundamente. La imaginación, el juego, la libertad, son sacrificados por la ley de una civilización siniestra. Hay que esperar al ‘Guernica’ picassiano para encontrar otro testimonio artístico semejante de masacre”.

Las referencias del poeta a la Guardia Civil, y el antagonismo dibujado entre el pueblo gitano y el cuerpo policial, “surgen del mismo pozo oscuro del miedo popular (…) Cada encuentro entre gitanos, eternamente ingenuos, aventureros y valientes hasta en sus más pequeñas vanidades, se convierte en un choque entre la sombría violencia organizada y la libertad humana, generosa y alegre“ (Barea, A. 1957. Lorca, el poeta y el pueblo).

Como era de esperar, la crítica del poeta al cuerpo en Romancero Gitano, y más concretamente, en Romance de la Guardia Civil española, no fue acogida con entusiasmo. Ni en el cuerpo ni en parte de la sociedad. De hecho, dato curioso, Lorca llegó a ser denunciado por su libro el 31 de enero de 1936, ya que contenía, según el denunciante, “conceptos y frases injuriosas para el Instituto de la Guardia Civil”. La denuncia no prosperó y la anécdota terminó siendo rocambolesca.

Sin embargo, el contenido del poema y el odio que despertó en las fuerzas represoras del Estado están estrechamente ligados al fusilamiento del granadino. Y lo están por una serie de circunstancias insólitas, sorprendentes, como tantas y tantas eventualidades en la vida del poeta.

Veamos: entre los guardias civiles que reprimieron la citada huelga de 1923, se encontraban Vicente González García y Miguel Romero Macías.

González García era jefe del primer Escuadrón de Caballería de la Comandancia de Cádiz con sede en Jerez de la Frontera. Allí conoció y estuvo bajo el mando del teniente coronel Velasco Simarro. La caballería tuvo participación directa en la huelga agrícola de la campiña jerezana.

General Varela y Teniente Vicente González García
El general Varela y el teniente coronel Vicente González García, que fue nombrado delegado de orden público tras el golpe foto Diario de Cádiz.

Por su parte, Romero Macías fue uno de los dos tenientes de la Guardia Civil que participaron en la represión de la huelga del 23. Años más tarde, en 1930, fue destinado a Granada. Allí, como González García, también estuvo bajo el mando del teniente coronel Velasco Simarro.

¿Y quién fue Velasco Simarro? El responsable en 1936 de la detención y asesinato de Federico García Lorca (Caballero Pérez, M. (2011). Las trece últimas horas en la vida de García Lorca).

Velasco Simarro
Velasco Simarro. Foto de Ideal.

Es decir, dos de los guardias que protagonizaron la violenta represión de la huelga jerezana de 1923 —hechos recogidos, difundidos y duramente criticados por Lorca en Romance de la Guardia Civil española —, terminaron estando bajo el mando del responsable del fusilamiento del autor del poema. Es difícil pensar que los tres no conversaran sobre el famoso romance, dada la trascendencia del mismo y la universalidad del autor, que ya era, por aquel entonces, uno de los poetas más famosos y renombrados del panorama literario español e internacional.

Como dice Caballero, al que le debemos gran parte del conocimiento de este conjunto de casualidades, “que este teniente coronel Velasco Simarro estuvo destinado en la comandancia de Cádiz en 1932 cuatro años después de la publicación del Romance de la Guardia Civil española, que fue considerado un ataque brutal a dicha institución; que Velasco conoció todos los hechos acaecidos y que dan lugar a dicho Romance y que la mala suerte para el poeta es que este individuo fuese el dueño de su destino, son hechos claros”.

Fin. Las dos caras de la historia

Velasco Simarro falleció el 26 de mayo de 1945. Su cuerpo está enterrado en el cementerio municipal de Granada. Miguel Romero Macías murió a los 45 años debido a una enfermedad. La vida de Vicente González García terminó plácidamente en Andalucía, tras ser ascendido en la jerarquía castrense y retirándose de los servicios militares a mediados de los años cuarenta.

Pedro Domecq Núñez Villavicencio
En el medio Juan Pedro Domecq Núñez de Villavicencio, rodeado de sus hijos, Juan Pedro, Salvador, Álvaro y Pedro. Fotografía de Terra de Bous.

Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio murió el 9 de febrero de 1921. Yace enterrado en la Finca el Majuelo, Jerez de la Frontera. Tras su fallecimiento, la burguesía jerezana y el Ayuntamiento de la ciudad erigieron un monumento en su honor. Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio falleció el 20 de marzo de 1937. Su cuerpo descansa en la Cripta de la Capilla del Sagrario de la Colegial, en Jerez de la Frontera. La familia Domecq es a día de hoy, según la revista Forbes, una de las familias más ricas de España.

Ilustración Lorca Guardia Civil
La mort de Lorca, por José García Tella. Año 1952. Foto MNRS.

Federico García Lorca fue detenido el 16 de agosto de 1936 por la Guardia Civil. Dos días después, entre Víznar y Alfácar, fue asesinado. Su cuerpo, ochenta y siete años después, sigue desaparecido. Entre las personas que componían el grupo que terminaría con la vida del autor del Romancero Gitano, había un guardia civil. Tenía el alma de charol y de plomo la calavera.

¡Oh, ciudad de los gitanos!
La Guardia Civil se aleja
por un túnel de silencio
mientras las llamas te cercan.
¡Oh, ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Que te busquen en mi frente.
Juego de luna y arena.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/poesia/huelga-agricola-represion-intrahistoria-romance-guardia-civil-garcia-lorca