viernes, 10 de febrero de 2023

USA y los gasoductos Nord Stream .

Así eliminó Estados Unidos los gasoductos Nord Stream .


La Administración Biden cumplió sus amenazas: un grupo de buzos de la Marina aprovechó unas maniobras de la OTAN en el Báltico para colocar explosivos en los oleoductos y la Armada noruega los hizo detonar tres meses después lanzando una boya sonar

Seymour Hersh 8/02/2023

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 https://www.alai.info/usa-volo-nord-stream/  


jueves, 9 de febrero de 2023

Alemania es un país ocupado.

Fueron necesarias varias semanas de declaraciones dramáticas, tácticas de presión y divisiones al descubierto. Pero Alemania se ha resignado finalmente a entregar sus tanques Leopard 2 al ejército ucraniano. ¿Cómo se explica la reticencia de Berlín? ¿Cuál será el impacto de esta decisión en Alemania y en la Unión Europea? ¿Por qué las empresas alemanas parecen ir en contra de sus propios intereses para complacer a Washington? ¿Qué piensa la opinión pública alemana? Diana Johnstone, ex responsable de prensa del grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo (1989-1996) y autora de numerosos libros sobre las guerras de la OTAN, arroja luz sobre esta nueva escalada de la guerra en Ucrania.


 

Tras muchas negociaciones, Berlín ha decidido finalmente enviar sus tanques de combate Leopard 2 al campo de batalla de Ucrania. ¿Cómo analiza las tensiones que esta entrega ha provocado en el seno del establishment alemán?



Diana Johnstone: “Alemania es un país ocupado"


 Grégoire Lalieu

Personalmente, lo que me sorprende es la ausencia de tales tensiones. Yo habría esperado que la industria alemana hubiese reaccionado en su propio interés contra la deriva rusófoba hace mucho tiempo. Pero no, lo aceptan todo, incluido el aumento del coste de la energía por el cierre de Nord Stream 2, la pérdida de mercados, todo. Ante la pérdida de competitividad en suelo alemán, algunos parecen dispuestos a trasladar su producción a Estados Unidos. 

Esto no significa que todos estén contentos, pero los liberales del FDP [Partido Democrático Libre], que se supone que representan a la cúpula económica del país, apoyan la línea dura antirrusa del actual gobierno de coalición. En esta coalición, es el canciller Olaf Scholz quien ha vacilado, sin duda sensible a las reticencias en el seno de su partido, el SPD [Partido Socialdemócrata de Alemania], tradicionalmente favorable al acuerdo con Moscú. Pero su posición es frágil y cedió a la presión. Dentro de la clase política, la oposición a esta escalada se limita en gran medida a unas pocas voces aisladas en el pequeño partido de izquierdas die Linke [La Izquierda] y, especialmente, en la Alternative für Deutschland – AfD [Alternativa para Alemania], calificada de “extrema derecha” y, por tanto, tratada como intocable por los demás.

 

Parte de la clase política alemana era tradicionalmente partidaria del entendimiento con los rusos. ¿Por qué ganó el bando atlantista?

La respuesta básica es que Alemania Federal es un país ocupado y sigue la política de la potencia ocupante. Esta ocupación de Estados Unidos, que dura desde 1945, es principalmente militar, con bases estadounidenses por todas partes. Y domina todas las estructuras del aparato de seguridad. Las carreras de la élite política y mediática están determinadas en gran medida por las instituciones atlantistas que adoctrinan a los young leaders (jóvenes líderes) e influyen profundamente en los creadores de opinión de los consejos editoriales, las universidades y los think tanks. En cuanto a los negocios, los vínculos siempre han existido, fuertemente reforzados por el Plan Marshall y la inversión estadounidense en la economía alemana. Y al éxito de esta subyugación ha contribuido la gran afinidad cultural de muchos estadounidenses de ascendencia alemana: alrededor del 15%, la mayor aportación nacional a Estados Unidos.

Pero hay otro elemento más preocupante. Una parte de la élite alemana –tomemos como ejemplo a Ursula von der Leyen– muestra una hostilidad casi fanática hacia Rusia que sugiere un tipo muy particular de revanchismo, un deseo de ver al “otro totalitarismo” sufrir la misma derrota y humillación que sufrió Alemania hace 78 años. Los alemanes son un pueblo fácilmente “moralizable” y, tras décadas de “penitencia” –con toda la hipocresía que ésta puede implicar–, el deseo de condenar moralmente al antiguo adversario surge cuando se presenta la oportunidad. 

En el caso de Ucrania, la sumisión a los estadounidenses ofrece la posibilidad de reconstruir el final de la Segunda Guerra Mundial, esta vez en el “bando de la derecha”. Esta ilusión parece haber seducido a dirigentes verdes incluidos el Sr. Habeck y la Sra. Baerbock.

 

¿Cómo percibe el caso la opinión pública alemana?

Los alemanes están ciertamente muy divididos, y muchos, quizá incluso la mayoría –especialmente en el este del país– no aprueban esta política de guerra. Hasta ahora, las manifestaciones tienden a centrar sus protestas en las sanciones, que perjudican a las pequeñas empresas, sin atreverse a defender las relaciones con Rusia. El mero esfuerzo por comprender el punto de vista ruso corre el riesgo de ser criminalizado. Un tribunal berlinés condenó a Heiner Bücker, destacado activista pacifista berlinés, a cuarenta días de cárcel o a pagar una multa de 2.000 euros por decir que “debería hacerse un intento abierto y honesto por comprender las razones rusas de la operación militar especial en Ucrania” en una concentración contra la guerra celebrada el 22 de junio, 81 aniversario de la invasión alemana a la Unión Soviética. 

Durante décadas, Bücker ha dirigido el Coop Anti-War Café en el centro de Berlín, un popular punto de encuentro para activistas por la paz. Por su llamado al entendimiento, Bücker fue investigado por la policía criminal de Berlín y condenado por un tribunal berlinés por “recompensa y aprobación de delitos”, según el artículo 140 del Código Penal. Recordando los más de 20 millones de muertos soviéticos en la Segunda Guerra Mundial, Bücker expresó que “los alemanes no debemos volver a involucrarnos en una guerra con Rusia”. Por este discurso, el tribunal lo declaró culpable de “aprobación pública de un delito de agresión” susceptible de “perturbar la paz pública”. Bücker recurrirá esta sentencia.

Sin embargo, no puede decirse que la legislación alemana favorezca necesariamente a los belicistas. Por ejemplo, un pequeño grupo de ciudadanos, Sajonia Libre, ha demandado al Estado alemán por violar el derecho constitucional de ese país al entregar tanques a Ucrania para luchar contra Rusia. Hay dos argumentos principales: al aumentar el riesgo de guerra con Rusia, el gobierno está violando su responsabilidad de “proteger vidas e integridad física”, incluida la del demandante; además, se enfrenta a una posible violación del Tratado Dos más Cuatro sobre el Arreglo Final Relativo a Alemania del 12 de septiembre de 1990, que condujo a la reunificación alemana. El artículo 2 de este tratado estipula que “sólo la paz emanará del suelo alemán”. La entrega de carros de combate a una parte que está en conflicto militar con una de las partes contratantes –a saber, Rusia como sucesora de la Unión Soviética– viola flagrantemente esta base contractual. La segunda frase del Artículo 2 también establece que “Los Gobiernos de la República Federal de Alemania y de la República Democrática Alemana declaran que la Alemania Unida nunca utilizará ninguna de sus armas excepto de acuerdo con su Constitución y la Carta de las Naciones Unidas”.

La entrega de tanques alemanes a Ucrania podría provocar más protestas de ciudadanos temerosos ante la perspectiva de que la guerra se extienda a suelo alemán.

 

Esta entrega marca un punto de inflexión. ¿Qué repercusiones tendrá esto en la política exterior alemana y en la Unión Europea?

El Canciller Scholz y otros dirigentes actuales han dejado claro que Alemania es ahora el líder de Europa. En plena simbiosis con Estados Unidos, por supuesto. ¿Y por qué?  Porque Alemania es “la mayor economía”. Se acabó el tiempo de la falsa “pareja franco-alemana”, los dirigentes actuales proclaman sus ambiciones políticas y militares sin preocuparse de sus socios europeos. Ursula von der Leyen está trabajando en Bruselas, excediéndose a diario en su autoridad para llevar a la Unión Europea a un conflicto sólo deseado por los líderes de Polonia y los Estados bálticos. Existe un gran peligro de que el belicismo de Berlín lleve a toda Europa al desastre. Los dirigentes franceses no pueden estar contentos con esto, pero Macron es demasiado “europeo” para resistirse seriamente.

 

El modelo económico alemán se basaba en la doctrina del “Wandel durch Handel”, el cambio a través del comercio. Esto permitía a Berlín justificar el desarrollo de relaciones económicas con Estados considerados desagradables a los ojos de Occidente. Alemania podría así importar gas ruso barato para su industria y exportar sus productos al enorme mercado chino. Todo en beneficio de la patronal alemana. Pero esto no era del agrado de Washington, que siempre se ha opuesto a la formación de un bloque euroasiático fuera de su control. ¿Será la guerra de Ucrania la sentencia de muerte del modelo económico alemán?

La ilusión de que el desarrollo del comercio transformaría automáticamente las “autocracias” en “democracias liberales” al estilo occidental ya ha desaparecido con el fracaso de la “globalización” promovida por Washington. Pero la verdadera razón de este fracaso es la siguiente: el juego de la globalización, jugado por los neoliberales atlánticos manteniendo los servicios para nosotros y la producción para otros, lo acaban ganando otros, principalmente los chinos. Decepcionados por los resultados de su globalización, los dirigentes estadounidenses prefieren volver al viejo maniqueísmo moralizante, “democracia” frente a “autoritarismo”. Y es a través de una carrera armamentística como piensan impulsar la reindustrialización.

 

Traducido por Edgar Rodríguez para Investig’Action

Fuente: Investig’Action

Nota del blog .-  En un informe detallado publicado en su blog este miércoles, el destacado periodista Seymour Hersh reveló que los gasoductos submarinos Nord Stream en el mar Báltico fueron blancos de bombardeos ordenados por la Casa Blanca y llevados a cabo por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE.UU. con la ayuda de la Marina del país norteamericano.

El conocido periodista subrayó que la decisión de socavar Nord Stream 1 y 2 fue acordada y aprobada personalmente por el presidente estadounidense, Joe Biden, y que discutió este tema con su círculo íntimo durante varios meses, tras lo cual dio luz verde para llevar a cabo el bombardeo.

Según la publicación, el ejército noruego luego activó los explosivos de forma remota cuando recibió la orden correspondiente.

 Así eliminó Estados Unidos los gasoductos Nord Stream | ctxt.es

martes, 7 de febrero de 2023

Un año de guerra en Ucrania ,

 

Resumen razonado de un año de guerra en Ucrania .

Roberto  Buffagni

  


Fuentes: Observatorio de la Crisis





Un año después del comienzo de la guerra, está claro que una victoria militar de Ucrania sobre Rusia es materialmente imposible, sin embargo, la ayuda occidental a Ucrania puede hacer continuar el conflicto. Ahora, si tengo que aventurar una predicción, creo que Rusia continuará la guerra de desgaste por mucho más tiempo…

En este artículo repaso, con la mayor brevedad y claridad, el camino estratégico y la dinámica que condujo a la actual cuarta fase de la guerra en Ucrania, fase que considero transformadora . No inserto notas excepto una, relativa a un importante estudio de RAND Corp., publicado mientras preparaba este texto, a fines de enero de 2023.

Agradezco sinceramente al general Marco Bertolini, al historiador Giacomo Gabellini y a Giuseppe Germinario, que tuvieron la amabilidad de leer este texto en borrador y aconsejarme. Por supuesto, la responsabilidad por los defectos y limitaciones del artículo es únicamente mía.

ETIOLOGÍA DE LA GUERRA EN UCRANIA. NATURALEZA Y PROPÓSITOS DE LA GUERRA DESDE LOS PUNTOS DE VISTA RUSO Y OCCIDENTAL.

Sobre la etiología de la guerra en Ucrania comparto la interpretación histórica del Profesor John Mearsheimer. El conflicto es la consecuencia de la expansión de la OTAN hacia el este y de la voluntad de EE. UU. de crear un bastión militar de occidente en la frontera rusa, integrando a Ucrania en la OTAN: una estrategia que la Federación Rusa ha declarado absolutamente inaceptable desde la Cumbre de la OTAN de Bucarest de 2008, en la que esta organización militar anunció la intención de integrar a Georgia y Ucrania en la Alianza Atlántica.

En los años entre 2008 y 2022, Estados Unidos integró gradualmente a Ucrania en la OTAN, aunque de facto y no de jure . En 2014 impulsaron la desestabilización del gobierno recién elegido e instalaron un régimen amistoso, y en los años siguientes llevaron a las FFAA ucranianas al nivel de preparación de la OTAN. En 2014, la Federación Rusa anexó Crimea sin conflicto militar.

Sin embargo, el 2021 se produce una aceleración significativa del proceso de integración de facto de Ucrania en la Organización militar Atlantista : importantes suministros de armas, grandes ejercicios militares conjuntos y, en noviembre de ese años se renueva una Convención bilateral EEUU-Ucrania que reafirma la intención común de integrar Ucrania en la OTAN, esta vez de jure.

Según esta interpretación etiológica, desde el punto de vista ruso, la guerra en Ucrania es una guerra preventiva en defensa de los intereses rusos vitales, y no una guerra imperialista de anexión/conquista y que no presagia una expansión territorial rusa en Europa. Este último es, en cambio, la definición de la naturaleza y los propósitos de la intervención rusa adoptada por los estados occidentales.

PRIMERA FASE DE LA GUERRA (24 DE FEBRERO A PRIMAVERA DE 2022). ESCALADA MILITAR RUSA: INVASIÓN DE UCRANIA. ESCALADA POLÍTICA OCCIDENTAL: RECHAZO DE CUALQUIER NEGOCIACIÓN DIPLOMÁTICA.

sigue...

 Fuente: https://observatoriocrisis.com/2023/02/02/resumen-razonado-de-un-ano-de-guerra-en-ucrania/

lunes, 6 de febrero de 2023

Castelao . Nós y su trilogía sobre la guerra

                                             

Akal publica facsímiles de NósGalicia mártirMilicianos y Atila en Galicia

Una espléndida reedición de los dibujos de Castelao más comprometidos con su tierra gallega

 Jesús Aller   

Fuentes: Rebelión

La obra narrativa y ensayística de Castelao y su labor de dibujante encajan y se complementan a la perfección como expresiones de una voluntad única, que no es otra que denunciar el doloroso latrocinio de su Galicia natal.

Conocer el ancho mundo, por inquietud viajera o forzosos exilios, lo llevó ocasionalmente a otros temas, pero ello no impide que reconozcamos este aliento dominante en su producción. De esta forma, entre sus dibujos tiene un sentido especial su colección de láminas Nós, disección del alma rural galaica, y la trilogía que compuso sobre la guerra civil, integrada por Galicia mártir, Atila en Galicia y Milicianos. Los cuatro álbumes acaban de ser reeditados como facsímiles por Akal en un estuche que incorpora además dos prólogos, de Carmen Blanco y Claudio Rodríguez Fer, y reproduce el que Xesús Alonso Montero preparó para una edición anterior de Nós.


Alfonso Rodríguez Castelao nació en Rianxo en 1886 y emigró muy joven a Argentina con su familia. Regresó con catorce años a su tierra y estudió medicina en Santiago, pero aunque ejerció algún tiempo esta profesión, sus grandes vocaciones eran la literatura, el dibujo y la política. En 1912 comenzó a militar en un partido galleguista, mientras era conocido sobre todo por las caricaturas que publicaba en periódicos, y a partir de 1920 se encargó de la dirección artística de la revista Nós, catalizador de la vida cultural gallega hasta el estallido de la guerra civil. Para ganarse el pan de cada día, en 1916 obtuvo por oposición una plaza de funcionario en la delegación de Pontevedra del Instituto Geográfico Estadístico.

Diputado en dos ocasiones en las cortes republicanas, nuestro rianxeiro se volcó en la campaña por el Estatuto de Autonomía de Galicia, aprobado en plebiscito en junio de 1936. El golpe militar lo sorprendió en Madrid y en 1938 partió para el exilio. Tras estancias en diversos países, se estableció en 1940 en Buenos Aires, desde donde colaboró con las instituciones republicanas en el exilio mientras continuaba con su obra artística y literaria. En las orillas del Plata residió Castelao hasta su fallecimiento en 1950.

Obra literaria

La narrativa de Castelao incluye Un ollo de vidro. Memorias dun esquelete (1922), los cuarenta y cinco relatos breves de Cousas (1929), una novela titulada Os dous de sempre (1934) y Retrincos (1934), colección de cinco crónicas autobiográficas. Los textos vienen ilustrados por él mismo y destacan por su visión costumbrista de la vida en Galicia, sometida a un caciquismo secular y en la que muchas veces la única alternativa era la emigración. Un fino humor, que no renuncia al sarcasmo, le sirve de instrumento para diagnosticar estos males sociales.

Castelao publicó también un Diario (1921) y obras sobre los cruceiros de Bretaña (1930) y Galicia (1950). Su producción ensayística se concentra sobre todo en su monumental Sempre en Galiza (1944), considerada el acta fundacional del galleguismo militante. En este libro coexisten textos de la época republicana y la guerra civil, junto a otros posteriores que reflejan las relaciones de su autor con el gobierno republicano en el exilio. En todas estas variadas circunstancias, se defiende siempre la nacionalidad gallega y el posible encaje de ésta en una república federal. Castelao escribió también una obra de teatro Os vellos non deben de namorarse, estrenada en 1941 en Buenos Aires.

Conmovedores retratos de la Galicia rural

El álbum Nós se abre con un autorretrato y reúne luego cuarenta y nueve dibujos, cada uno con una inscripción a mano del propio Castelao, confeccionados entre 1916 y 1918, dados a conocer en exposiciones y publicados en libro en 1931. La obra ofrece una visión desoladamente realista de la vida en la Galicia rural y nos sumerge sin contemplaciones en un mundo dominado por las labores agotadoras del campo, el feudalismo y la miseria. Es una pesadilla en la que la aparición del cacique desnuda la clave de bóveda de la estructura social opresiva. Señor de vidas y haciendas, él se enriquece con el trabajo del desdichado, sin que nada escape a su control. En una lámina, un personaje bien trajeado le insinúa a un labriego: “A túa filla xa será unha moza, eh?”. En otra, un campesino que enarbola un hacha explica la situación a la tropa menuda: “A nosa terra non é nosa, rapaces.”

El único recurso que queda al pobre es la emigración. Una estampa reúne el cuerpo encorvado de un anciano junto al perfil osado de un joven. Los dos miran al frente y sabemos que la decisión está tomada, pero el viejo amonesta: “E para qué qués largar da terra? Non temos pan no forno?” Otros dibujos muestran el trauma de los que se quedan, como una desvalida muchacha que llora: “E meu irmanciño terá que sair da terra para ganal-o pan”. También se nos hace saber que cruzar el océano es muchas veces fuente de miserias y fracasos.

Los niños aportan un aliento especial a las láminas. Ellos son las víctimas mudas del ambiente envenenado y por eso su sufrimiento es el que más encorajina. Junto a los rostros arrugados y adustos de los ancianos, los suyos son un contrapunto de inocencia condenada. Algunas estampas reflejan su atormentada relación con el mundo de los adultos: “O que sinto eu e que algún que maltratou a mina nai morra denantes de que eu chegue a home.” Otras veces sin embargo, los rapaces nos traen notas de humor ingenuo, e incluso de sabiduría, como la de aquél que en la ribera del Miño pregunta a un anciano si los de la otra orilla son más extranjeros que los de Madrid.

El humor ácido está presente por toda la obra y lo percibimos como una seña de identidad del alma galaica, que ilumina la realidad odiosa. Así, bajo una procesión de labriegos, el autor nos aclara que no son pastores de Belén, sino aldeanos que van a pagar los foros. Un hombre ensalza la inteligencia de uno de sus hijos indicando que “ten quince anos e xa non cré en Deus”. El ánimo burlón sirve para trascender de alguna manera lo que de otra forma sería insoportable. En una de las últimas estampas, un demonio alado mira sonriente con una lupa nuestro planeta y comenta: “Y-este é o mundo que fixo Deus?”

La técnica de los dibujos oscila entre un esquematismo que atiende a lo esencial en la delineación de las escenas y un realismo más minucioso que se recrea en los detalles cuando así lo requiere la dinámica expresiva. Los retratos son piezas soberbias que captan toda la inocencia maltratada de los personajes. De éstos encontramos muchas veces uno o dos por lámina, pero no se desdeñan composiciones más corales, en las que se juega sabiamente con la estética del conjunto. La naturaleza aparece sobre todo como árboles estilizados que aportan un impulso vertical a las tragedias que se representan.

En el prólogo que el propio autor puso a la edición original deja clara su intención al elegir los temas y la perspectiva de Nós cuando afirma: “El pesimismo puede ser liberador cuando despierta corajes y deseos de una vida más limpia.”

Los desastres de la guerra civil en Galicia

Como señalaba al principio, tras el golpe militar Castelao trató de reflejar la conmoción que éste había producido en su tierra en tres álbumes. En su prólogo para esta edición, Claudio Rodríguez Fer repasa las influencias que se dejan sentir en estos trabajos, que van de Los desastres de la guerra de Francisco de Goya hasta autores del siglo XX que describieron los horrores de diversos conflictos, sin olvidar la impronta de obras maestras del Renacimiento o el Romanticismo.

Galicia mártir (1937) reúne diez denuncias gráficas de la represión en Galicia al comienzo de la contienda. La primera de las láminas es una representación del “Dios de los fascistas”, un militarote de apariencia mussolinesca, cuyo cráneo es un casco prusiano y que descubre con sus manos las calaveras que rellenan el interior de su cuerpo. Tras esta imagen, nos aguarda la desolación de los que esperan entre tinieblas para ser ejecutados, el terror de los fusilamientos, los montones de cadáveres, y las viudas y huérfanos que lloran su desamparo. El conjunto es un retablo de la represión franquista en Galicia que sacude las conciencias.

Atila en Galicia (1937), con otras diez láminas, puede considerarse una continuación del álbum anterior. Aquí nos encontramos también los despojos de los asesinados y el dolor de sus familias. Se representan además palizas, el “castigo menor”, y una mujer se arroja al vacío para no ser ultrajada. En el último dibujo los afortunados que han logrado escapar se aferran a los remos de la embarcación que los conduce a la libertad.

Las once estampas de Milicianos (1938) muestran el renacer de la esperanza retratando a los que han sobrevivido y plantan cara al fascismo. Son soldados del ejército de la República que se despiden de los suyos y empuñan las armas para liberar su tierra, y son también los que caen en combate gritando: “¡Aquí queda un fusil!”. No falta tampoco una mujer que arenga a sus compañeros, ni una alegoría del mundo cadavérico que habría de traer el triunfo de los golpistas.

Todos los dibujos vienen con un título, escrito por Castelao de su puño y letra, que explicita su mensaje. Respecto al lenguaje artístico, los dos primeros álbumes comparten el uso generoso de sombras en los escenarios de represión y se valen de un impulso realista, que podría calificarse de “tenebrista”, para ofrecer un muestrario de los crímenes que asolaron Galicia en el verano de 1936. En el tercer álbum domina un realismo de claroscuros, pero la luminosidad es mayor, reflejando que se ha organizado la resistencia y es posible derrotar al fascismo. Las representaciones simbólicas que se usan a veces, cargadas de sentimiento, aproximan al autor al expresionismo.

Un pasado que no debemos olvidar

Akal, que ha publicado tanto la producción literaria como la artística de Castelao, conmemora su cincuentenario como sello editor poniendo de nuevo en circulación los dibujos del maestro que mejor reflejan su visión sobre la Galicia de la primera mitad del siglo XX. Como él mismo decía en su prólogo para Nós en 1931, cuando habían pasado quince años desde la confección de la obra, tal vez ya en aquel momento el tono para retratar la realidad de Galicia podría haber sido menos ácido, pero por más que muchas cosas hubieran cambiado por entonces, y hoy más todavía, también es cierto que algunas de las injusticias seculares mostradas siguen en pie con fecha de hoy.

Castelao fue la conciencia crítica de un rincón maltratado del mundo. Él supo captar como nadie el espíritu de su tierra en el tiempo de zozobras que le tocó vivir, y las cuatro colecciones de dibujos que Akal acaba de reeditar son buena prueba de ello. El pasado está ahí para aprender de él, y nunca está de más contemplar la historia que somos, porque si no la conocemos es como si estuviéramos ciegos.

Blog del autor: http://www.jesusaller.com/.  

Y ver   ..Carmen Blanco y Rodríguez Fer: "Castelao refleja la barbarie de la represión fascista contra una población civil desarmada" | Público (publico.es)

sábado, 4 de febrero de 2023

Como nos han mentido sobre Ucrania .

También nos han mentido sobre Ucrania 

Fernando del Pino Calvo-Sotelo 

2 de febrero de 2023 


El covid, el cambio climático y la guerra de Ucrania tienen dos cosas en común. Primero, que nuestros políticos defienden intereses extranjeros o supranacionales en perjuicio de los intereses de sus propios ciudadanos. Segundo, que los bien pagados medios de comunicación emprenden agresivas campañas de propaganda basadas en enormes mentiras hasta lograr que el test de virtud del buen ciudadano sea manifestar entre aspavientos una adhesión total a la consigna o un odio absoluto hacia el “enemigo” señalado. 

Así, tras dos años de mentiras covid, los medios están ahora empeñados en mentir sobre la guerra de Ucrania para dar la sensación de que la victoria ucraniana está a la vuelta de la esquina. Ya en marzo del año pasado, y en un alarde de rigor, muchos de ellos (incluyendo el pretencioso Financial Times) afirmaban citando acríticamente “fuentes oficiales occidentales” que Rusia estaba quedándose sin misiles de precisión[1]: desde entonces Rusia ha lanzado cerca de 4.500. También el New York Times afirmó hace pocas semanas, citando “fuentes oficiales” (¿Mortadelo y Filemón?), que las cartas bomba enviadas al Palacio de la Moncloa y a la Embajada de Ucrania en Madrid eran obra de agentes rusos. Tras hacerse eco de ello muchos medios españoles, hemos sabido que en realidad habían sido enviadas por un jubilado de 74 años de Miranda de Ebro que actuó solo. 

Los medios también dijeron que Putin tenía cáncer y Párkinson, que estaba lunático por el aislamiento covid y a punto de utilizar armas químicas y nucleares. Lanzaron todas estas historias para luego abandonarlas sin más explicaciones, exactamente igual que hicieron con el covid cuando de la noche a la mañana dejaron de aterrorizar a la gente. Si Rusia gana claramente la guerra, como parece probable, ¿simplemente dejarán de hablar del tema? 

La propaganda es útil para mantener la voluntad de lucha, que en el caso europeo consiste en que la ciudadanía apoye su suicidio económico decidido por ese Protectorado de EEUU llamado UE. Sin embargo, ni la propaganda ni las mentiras ganan guerras. ¿Cuál es la situación real en Ucrania? 

La reciente decisión de enviar carros de combate occidentales ha sido tomada por políticos en contra del criterio de sus altos mandos militares. Al albur de los deseos de EEUU, el gobierno alemán ha cambiado de opinión por enésima vez y, en un nuevo giro de 180°, ha decidido enviar una compañía de Leopard (14 unidades) y permitir que otros países lo hagan con el objetivo de alcanzar dos batallones (unas 80 unidades). No deja de sorprender que Alemania, un país hoy controlado por EEUU, débil y sin ideas claras, se haya desacreditado hasta el extremo de aceptar la humillación de que sus amos anglosajones le saboteen un gaseoducto clave para su bienestar energético (un casus belli) sin decir ni mu. 

Enviar carros de combate tan diferentes implica enormes retos de entrenamiento y mantenimiento. Además, los rusos también disponen de los mismos misiles antitanque que tanto daño les infligieron a ellos mismos al comienzo del conflicto, y desde el punto de vista militar, el envío de unas pocas decenas de tanques resulta irrelevante frente a una Rusia que puede disponer de 8.000 tanques operativos de distinto tonelaje[2]. 

Alemania dice que “los primeros” Leopard (¿3 o 4?) llegarán en dos o tres meses. Polonia enviará otros 14 y los británicos enviarán 14 Challenger. Otros países han dicho bla, bla, bla, pero probablemente ese cuentagotas de 40-45 tanques occidentales será todo lo que reciba Ucrania. En este sentido, confío en que España no materialice la estupidez de regalar carros de combate que no le sobran a un país que no es su aliado para agredir a otro que no es su enemigo. Antaño este razonamiento sería axiomático, pero la lógica y la razón ya no aplican, como muestra que Francia haya regalado a Ucrania un tercio de sus cañones obús y Estonia la totalidad de que disponía. 

¿Y EEUU? ¿Acaso Biden no ha anunciado el envío de 31 Abrams? Las enormes reticencias del Pentágono (como de todos los estamentos militares occidentales, España incluida), las complicadas exigencias técnicas y logísticas de estos carros, que funcionan con turbina y consumen queroseno, y el artificioso horizonte temporal de ocho meses que los americanos han dado para su entrega, me hacen concluir que lo más probable es que ni un solo tanque americano llegue nunca a Ucrania, y que, por tanto, EEUU le haya hecho una nueva jugarreta a Alemania. 

No olvidemos que los dos objetivos estratégicos de EEUU al provocar a Rusia era, por un lado, debilitarla con una guerra de desgaste, y por otro, destruir los lazos políticos y comerciales entre Europa y Rusia (Nordstream 2 incluido) en detrimento de los intereses económicos y geopolíticos europeos, en particular, alemanes. “Que se joda la UE”, dijo la actual vicesecretaria de Estado Nuland en 2014. Éste era un objetivo crucial. 

Así, los Leopard que el poco inteligente gobierno alemán envía a la chatarra a Ucrania no servirán para nada salvo para deteriorar aún más las relaciones a largo plazo con Rusia y facilitarle una valiosa imagen propagandística: por primera vez desde la invasión nazi de 1941, tanques alemanes matarán soldados rusos sin que Rusia haya agredido en ningún momento a Alemania. Bravo. 

Pero retrocedamos un momento. Si los ucranianos van ganando, ¿por qué están tan desesperados por recibir tanques? La respuesta es que la realidad en Ucrania es menos halagüeña de lo que nos cuentan. 

Desde el comienzo de la guerra, los publicistas que componen el gobierno del actor Zelensky han sabido crear un personaje icónico de barba cuidadosamente descuidada, ceño permanentemente fruncido y camiseta verde caqui, pero han demostrado ser muy poco fiables como fuentes de información para conocer lo que ocurre sobre el terreno. 

Primero fueron las puestas en escena para denunciar supuestas masacres o los inexistentes bombardeos indiscriminados sobre población civil (cuya falsedad podía comprobarse en tiempo real en las webcams ucranianas). Sin embargo, lo que ha marcado un antes y un después en la pérdida de credibilidad del gobierno ucraniano ha sido su intento de culpar a Rusia de los restos de misil que cayeron sobre Polonia matando a dos personas. Para enfado de los países occidentales, Zelensky mintió descaradamente con el objetivo de intentar arrastrar a la OTAN a una Tercera Guerra Mundial[3]. 

Los mejores analistas independientes del conflicto dibujan un escenario bélico opuesto al que retratan de forma tan voluntarista los medios occidentales. De hecho, para aquellos que quieran seguir consumiendo prensa, la forma más rápida de comprender lo que ocurre en esta guerra es sustituir la palabra Rusia por Ucrania y viceversa. Así, si leen que los rusos están desmoralizados, sin armamento ni munición, entiendan que se refiere en realidad a los ucranianos, y si leen que en seis meses Ucrania retomará Crimea (como hace la prensa inglesa[4]), interpreten que quizá dentro de seis meses las tropas rusas estén en Kiev u Odessa. 

Lo más probable, insisto, es que, tras la mini contraofensiva ucraniana del otoño, que permitió a Ucrania obtener una pírrica victoria propagandística a costa de sufrir gran número de bajas, el bando ruso aprovechará su clara superioridad para recuperar la iniciativa en una ofensiva que traspasará las principales líneas de defensa ucranianas. 

Rusia está interesada en diezmar sistemáticamente lo que queda del ejército ucraniano antes de avanzar, pues gato escaldado del agua fría huye y, tras su error estratégico inicial, los rusos avanzarán de forma metódica evitando exponerse con golpes de audacia. 

Tras el espejismo provocado por la heroica resistencia ucraniana y la ingente ayuda americana (ya prácticamente agotada), los medios parecen haber olvidado que Rusia sigue siendo la segunda potencia militar del mundo, con unas reservas inmensas, superioridad aérea, terrestre y electrónica y, sobre todo, con una artillería que machaca las posiciones ucranianas con una cadencia de fuego varias veces superior a la ucraniana. La reciente toma de Soledar (que Ucrania tardó dos semanas en reconocer) y la inminente caída de Bakhmut, donde Ucrania ha concentrado muchas tropas, pueden suponer un punto de inflexión. 

El glacial Putin no repetirá lo que él considera su error inicial, esto es, actuar con contención ante un país eslavo “hermano” para facilitar las posteriores negociaciones. Dado que la propia Merkel ha reconocido que los incumplidos Acuerdos de Minsk (firmados entre Rusia y Ucrania en 2014 con el beneplácito de Francia y Alemania) fueron sólo una treta occidental para ganar tiempo, creo que en esta ocasión Rusia llegará hasta donde tenga que llegar para poder imponer unas condiciones que le garanticen una seguridad duradera al otro lado de su frontera de modo más fiable que la frágil palabra de los políticos occidentales. En ese momento no será Zelensky quien negocie en nombre de Ucrania sino otro gobierno diferente, quizá compuesto por algún militar escandalizado ante la innecesaria destrucción de su país. 

Llegado el cambio de marea, posiblemente los americanos estén deseando cortar amarras antes de que el barco se hunda. Sin duda, lo que más les convendría para salvar la cara sería un golpe de Estado en Ucrania con un nuevo gobierno “ilegítimo”, no reconocido internacionalmente, que negociara un alto al fuego. Así justificaría mantener sine die las sanciones contra Rusia y la OTAN no quedaría de perdedora. 

Pero en ausencia de este escenario, EEUU puede considerar que una victoria rusa (en mi opinión, inevitable) es una amenaza existencial para su hegemonía, en cuyo caso podría acometer una huida hacia adelante entregando, por ejemplo, armas de mayor alcance que atacaran objetivos en territorio ruso. 

Se han cruzado muchos límites y los odios alimentados por el espanto de la guerra perdurarán. Lo que quede de Ucrania no olvidará la agresión rusa y Rusia no olvidará que Occidente envió armas para matar soldados rusos, pero no aceptará que los ataquen en su propio territorio, una línea de no retorno a la que puede arrastrarnos el belicismo del imperio anglosajón y el servilismo de una Europa a punto de diluirse en la nada. 

Con el paso del tiempo va quedando meridianamente claro que esta guerra fue siempre un pulso de poder entre EEUU y Rusia en la que los muertos los ponía el pueblo ucraniano – entregado a un sacrificio estéril por sus propios gobernantes y por EEUU – y el suicidio económico y geopolítico lo ponía Europa, inmolada por su “élite” política. 

Antes de la guerra, Ucrania era un Estado fallido, denunciado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU por “restringir libertades fundamentales[5]”, paupérrimo y enormemente corrupto que se desangraba por la diáspora porque los ucranianos no querían vivir en su propio país. De hecho, desde el 2001 no se había realizado ningún censo. ¿De verdad se creen el cuento de que ahora es una democracia ideal luchando por la libertad? ¿Qué hacía la OTAN entrenando, armando y alentando al ejército ucraniano para atacar a Rusia en Crimea? ¿Qué hace la OTAN defendiendo de esta manera a un país no miembro? ¿Qué hace atacando indirectamente a un país que no ha agredido a ningún país miembro? 

El resto del mundo que no es Occidente tiene claro que esta guerra era perfectamente evitable y que su génesis ha sido la constante provocación a Rusia por parte de la OTAN y los EEUU. Para alargar la guerra hicieron descarrilar las conversaciones de paz de marzo de 2022 cuando apenas había muertos y las condiciones exigidas podían ser aceptables. Un año más tarde, un 20% del territorio ucraniano ha sido anexionado a Rusia y han muerto decenas de miles de ucranianos[6]. ¿Para conseguir exactamente qué? 

De los dos objetivos estratégicos que EEUU tenía en este conflicto, sólo logrará uno, esto es, el debilitamiento estructural de Alemania y Europa y la ruptura diplomática y comercial de Eurasia gracias a la complicidad de la penosa clase política europea. 

El otro objetivo – debilitar a Rusia – será fallido. Las sanciones económicas han fracasado, el autócrata Putin ha reforzado su férreo liderazgo y Rusia terminará abrazada a Oriente y fortalecida, siendo el único ejército con experiencia de combate indirecto contra otra gran potencia y habiendo demostrado que el mundo ya no secunda a Occidente (como muestran las votaciones en la ONU sobre el conflicto o la negativa a imponer sanciones a Rusia de la mayor parte del planeta) y que EEUU quizá sea un gigante con pies de barro. 

La verdad estaba del lado de EEUU en la Guerra Fría que afortunadamente ganó contra la tiranía comunista soviética, hoy extinta (¡Rusia no es la URSS!), pero desde el punto de vista militar no hay que olvidar que, desde 1945, EEUU ha luchado fundamentalmente contra desharrapados carentes de tecnología o armamento moderno. A pesar de ello, empató en Corea, perdió en Vietnam, Somalia, Afganistán y Siria y, tras 20 años, nada perdurable dejó en Irak, a la que atacó basándose en mentiras “oficiales” (las armas de destrucción masiva). 

Los hechos apuntan a que en esta ocasión, en Ucrania (como en Irak) la verdad no está del lado de los EEUU, pero por encima del enfrentamiento bélico o geopolítico, lo que refleja este conflicto es, en palabras del historiador francés Emmanuel Todd, que “Occidente ha perdido sus valores y están entrando en una espiral de autodestrucción”. Así es.