lunes, 16 de febrero de 2015

Barcelona y el barrio gótico, de símbolo nacional a parque temático.










Editorial Virus 2011

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EL BARRIO GÓTICO DE BARCELONA. DE SÍMBOLO NACIONAL A PARQUE TEMÁTICO

Agustín Cócola Gant
Universidad de Barcelona

acogant@gmail.com






Figura 4. Cases dels Canonges en 1927 y después de la intervención.
Composición de elementos «góticos» añadidos sin guardar relación alguna ni entre ellos ni con el edificio original. Destaca también la nueva fachada de piedra y la repetición de ventanas coronelles como indicaba el modelo de «casa catalana». Este tipo de intervención se repitió en las cuatro fachadas del edificio.
Fuentes: Archivo Histórico del Servei de Patrimoni Arquitectònic Local, Catálogo Monumental, Caja 503; y foto del autor.
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El Barrio Gótico de Barcelona fue construido en las décadas centrales del siglo XX. De hecho, su nombre también es una creación moderna, ya que tradicionalmente el espacio era conocido como barrio de la Catedral. Aunque en teoría los monumentos históricos nos remiten a épocas pasadas, en muchos casos han sido fabricados recientemente. La medievalización del centro histórico de Barcelona transformó físicamente el barrio institucional de la ciudad, dotándolo de nuevos significados simbólicos y de una apariencia antigua que hasta entonces no poseía.
Pero si en un principio la monumentalización de la ciudad histórica fue un proyecto de la burguesía local con el fin de exhibir la arquitectura nacional catalana, en la práctica las obras sólo pudieron justificarse por los ingresos que generaría el nuevo turismo urbano, el cual gusta de contemplar edificios de apariencia antiguos, sean o no originales. Por lo tanto, el texto analiza el uso político del pasado y su posterior conversión en una mercancía cualquiera, enmarcando el análisis dentro del llamado «marketing urbano», cuyo objetivo es crear marcas con las ciudades para posicionarse en el mercado internacional que compite por la atracción de inversiones y turistas.


















domingo, 15 de febrero de 2015

Barcelona sumergida por el urbanismo especulativo..














Barcelona entra en un momento clave de su historia

El éxito de la Barcelona del 92 atrajo a los promotores y capitales financieros locales e internacionales. Se desató la especulación urbana: el planeamiento público fue sustituido por los proyectos de los privados
JORDI BORJA

El Diario .es
13/02/2015  
Barcelona, una ciudad que se hace querer. Una ciudad que facilita la convivencia y la mixtura, una ciudadanía popular y trabajadora, una historia de libertad y de tolerancia. Barcelona es la gente en la calle. Gente de todos colores y de todo tipo, gente que lucha para vivir y para progresar. Una ciudad que nunca ha soportado las dictaduras y las injusticias. El historiador Hobsbawm la calificó de la ciudad más revolucionaria de Europa desde finales del siglo XVIII. El pueblo de Barcelona ha hecho que hoy amemos nuestra ciudad.

La Barcelona moderna nace de un sueño: la "ciudad igualitaria" que proyectó Cerdà. La construcción de la ciudad iniciada a mediados del siglo XIX generó especulación, ocupó los espacios colectivos en el interior de las manzanas, orientó la ciudad de calidad hacia el oeste como territorio de las minorías privilegiadas, se abandonar el centro histórico y los barrios populares de la periferia, la ciudad no fue igualitaria.

Pero resistió y la gente con su trabajo y su coraje hicieron ciudad, precaria y deficitaria, pero digna, en todas partes. Salvador Seguí decía a Victor Serge en 1916: "Esta ciudad la han hecho los trabajadores y los burgueses se la han apropiado. Pero un día será nuestra". A principios del siglo XX se inició un ciclo de lucha popular paralela a la lucha sindical. El boom económico favorecido por la neutralidad en la primera guerra mundial y el nuevo marco político debido a un Ayuntamiento más activo y a la creación de la Mancomunidad facilitaron la movilización social que reivindicaba unas condiciones de vida dignas, principalmente la vivienda y los servicios básicos. Lo que prometía el Plan Cerdà y que los poderes políticos y económicos les negaban.

La proclamación de la República fue el resultado de unas elecciones municipales. Y se proclamó primero en Barcelona. El nuevo Ayuntamiento republicano asumió el reto de responder a la demanda urbana popular. Emergió el GATCPAC que representó al Movimiento moderno y la Carta de Atenas, el urbanismo que pretendía ciudades integradoras que ofrecieran calidad de vida al conjunto de la población. Lo lideraban los jóvenes arquitectos Josep Torres Clavé y Josep Lluís Sert, el primero murió en el frente de Lleida cuando la guerra terminaba, el segundo se exilió en América. Promovieron la vivienda obrera (el prototipo de la casa-bloque), la Ciudad del Reposo y Vacaciones y el Plan Macià o Le Corbusier que los asesoró. La guerra terminó con el GATCPAC y con el urbanismo con vocación social. Este espíritu lo recuperó el Grupo I (Bohigas, Ribas Piera, etc) a mediados de los años 50.

La Barcelona de los años 60 se caracterizó por un urbanismo "desarrollista" que se identificó como el "porciolismo". El urbanismo municipal se puso al servicio de la especulación, de promover la ciudad de "ferias y congresos", el abandono de los barrios populares y las operaciones inmobiliarias de viviendas para la población trabajadora, de mala calidad y sin servicios ni equipamientos . Pero también hubo otro "desarrollo" que se manifestó con fuerza a partir de finales de los 60 y que acabó paralizando los proyectos del "porciolismo". Emergieron las luchas urbanas en los barrios, la crítica de los sectores profesionales, la confluencia entre los conflictos social y las denuncias y propuestas del urbanismo ciudadano. Las AA de Vecinos y la FAVB, los Colegios profesionales, la prensa local, el CEUMT, el LUB, incluso el Círculo de Economía, fueron expresiones de un movimiento ciudadano crítico y alternativo. Se consolidó una cultura urbana democrática que sirvió de base a los programas de los partidos y movimientos progresistas que ganaron las primeras elecciones municipales (1979).

El periodo democrático ha sido caracterizado primero como un momento histórico glorioso y más adelante se le ha satanizado. Ciertamente Barcelona se transformó en los años 80 y 90 y hay que reconocer que la mayoría de la ciudadanía lo reconoció y celebró. Los medios de comunicación lo exageraron y la proyección internacional lo confirmó. Muchas actuaciones de la época mejoraron la ciudad y las condiciones de vida de la gran mayoría de los ciudadanos. Espacios públicos y equipamientos, regeneración de barrios degradados y marginales, infraestructuras ciudadanas y no como las que proyectaba el "porciolismo", nuevas centralidades entre otros. Se redujeron las desigualdades sociales y mejoró la calidad de vida de la ciudadanía. Pero hay la otra cara, la falta de una política de vivienda, la insuficiencia de los transporte públicos, la falta de una política metropolitana. El éxito de la Barcelona del 92 atrajo a los promotores y constructores y los capitales financieros locales e internacionales. Se desató la especulación urbana, el planeamiento público fue sustituido por los proyectos de los privados, la arquitectura se impuso al urbanismo. Se desató el boom inmobiliario hasta que estalló la crisis. Hace 7 años que dura.

La Barcelona soñada en los años 70 comenzó a ser realidad en los años 80. O así nos lo pareció. Los años 90 la tendencia cambió de dirección gradualement y a inicios del siglo XXI era evidente que el urbanismo ciudadano había quedado sumergido por el urbanismo especulativo. Con el cambio de mayoría (CiU sustituye al PSC, aliado con ICV-EUiA y ERC) lo que antes se hacía con cierta mala conciencia ahora se hace con cinismo y triunfalismo: privatización de los espacios públicos incluso las aceras, oferta de zonas enteras y bien posicionadas en los capitales financieros internacionales como en la zona del Puerto y Monjuic, favorecer el turismo de todo tipo en detrimento de los residentes como la Barceloneta, proyecto de hacer del pie de Collserola una vasta operación especulativa, permitir a los bancos y propietarios que continúen a desahuciar y hacer gestos caritativos para algunos casos dramáticos, etc.

El resultado es un sentimiento de desposesión de la ciudadanía, una creciente tendencia a aumentar las desigualdades sociales, una degradación de la imagen internacional de Barcelona, una pérdida de valor de la capital de Cataluña.


La resistencia social sin embargo es cada día más fuerte y el hecho mismo de la existencia de Guanyem es un indicador. Es suficiente seguir la revista de la FAVB para comprobar la dinámica conflictiva en los barrios. Y como cada día hay una crítica al no-urbanismo de Barcelona mientras que la alcaldía vende "smart humo".

jueves, 12 de febrero de 2015

Sobre pesebres y periodismo.

Periodista comprado

Página 12


Libia, febrero de 2011. Los diarios “serios” del mundo anunciaban, con títulos alarmantes, que Muammar Khadafi estaba bombardeando a su pueblo, que iba a envenenar las aguas del país y que por las calles corrían ríos de sangre. Salvo voces solitarias como la de Jordán Rodríguez, corresponsal de la venezolana Telesur, los medios masivos de gran tirada repetían la noticia sin chequear su veracidad. Peor aún: publicaban falsedades a sabiendas, por dinero, con el objetivo de crear el clima propicio para que Naciones Unidas, pocas semanas después, el 17 de marzo de 2011, autorizara los bombardeos de la OTAN sobre Libia.
Así lo confiesa Udo Ulfkotte, uno de los más prestigiosos periodistas alemanes, en su libro Periodistas comprados (Gekaufte Journalisten, Editorial Kopp), un éxito de ventas. En su libro, Ulfkotte admite haber aceptado coimas para escribir, entre muchos otros artículos tendenciosos, uno donde denunciaba supuestos planes de Khadafi para usar gas venenoso contra su pueblo. “En innumerables ocasiones puse mi firma en notas que me entregaron los servicios de inteligencia de Estados Unidos, de Alemania o de la OTAN. Mentí, traicioné, recibí sobornos y oculté la verdad a la opinión pública. No hacía periodismo sino propaganda. Me avergüenzo aunque sea tarde para revertirlo.” Y advirtió: “Hoy pasa lo mismo: hay periodistas sobornados para mentir y convencer a la gente sobre la necesidad de una guerra contra Rusia”.
Ulfkotte acaba de cumplir 55 años. Estudió jurisprudencia y ciencias políticas en Freiburg y Londres. Tiene 25 años de periodismo, 17 de los cuales fue editor de uno de los diarios más importantes de Alemania, el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Como corresponsal de prensa vivió en Irak, Irán, Afganistán, Arabia Saudita, Egipto, entre otros países de Medio Oriente. Políticamente se ubica en el nacionalismo de derecha, lo que explica la furia que siente por lo que él considera la “colonización” de Alemania y Europa por parte de EE.UU. “Alemania se ha convertido en un país bananero”, remacha una y otra vez. Fue colaborador del ex canciller Helmut Köhl y en la actualidad se identifica con el movimiento racista antiislámico Pegida.
Según documenta en su libro, en parte autobiográfico, hay un tráfico de sobres que van desde la embajada estadounidense, en Berlín, hasta las principales redacciones de los medios alemanes. “Pasan la información o directamente mandan redactado el artículo o el editorial que quieren publicar.” Inmediatamente ofrece una lista hiperdocumentada con nombres y apellidos tanto de los periodistas (se incluye) como de las organizaciones que hacen “lobby” para instalar en la opinión pública lo que será el “sentido común predominante” en coincidencia con los puntos de vista de EE.UU. o la OTAN. El esquema –dice Ulfkotte– se repite para los programas de radio y televisión. “Salvo pocas excepciones, las redacciones europeas son sucursales de los servicios de la CIA y de la OTAN.”
¿Cómo reaccionó el poder mediático?
“Cuando los abogados del Frankfurter Allgemeine Zeitung supieron que el libro estaba en imprenta me enviaron una carta advirtiéndome sobre las consecuencias legales que enfrentaría por publicar nombres y secretos. Ellos saben que yo tengo pruebas de todo”, dijo el periodista en una entrevista al diario Russia Insider. Y por supuesto su libro, que desde octubre del 2014 es best seller en Alemania, apenas si es conocido en el resto del mundo. “Ninguna de las empresas mediáticas permite hacer notas sobre ‘Periodistas comprados’ –aseguró al diario ruso–. Ningún periodista puede hacer una bibliográfica sin arriesgarse a quedar sin trabajo. Por lo tanto estamos ante un libro que es un éxito editorial en ventas pero a ningún periodista le es permitido escribir o hablar de él.”
¿Por qué decidió Ulfkotte dar este paso? “No tengo hijos y estoy enfermo”, explicó. “Mi salud quedó seriamente dañada después de un ataque con gas en 1988 en Irán. Tuve tres paros cardíacos. Lo pensé durante cuatro años y me decidí a escribir la verdad sobre lo que hacen los medios y los periodistas alemanes. Ahora, están buscando una guerra en Europa con el pretexto de Ucrania. Y eso me preocupa. No quiero más guerras. No quiero ser parte del largo brazo de propaganda de la OTAN. No quiero apoyar el belicismo. Estoy preparado para asumir las consecuencias.” Luego bromeó con el periodista del Russia Insider: “Tal vez tenga que terminar pidiendo asilo en Rusia como el ex espía norteamericano Edward Snowden”.
Sobre el conflicto en el este de Ucrania, Ulfkotte cree que la manipulación de la noticias es masiva. Según él, no hay dudas de que, cuando el semanario alemán Der Spiegel publicó la información de que el Boeing malayo (vuelo MH 17) fue derribado sobre Ucrania por un misil ruso, lo hizo bajo el dictado de los servicios especiales aunque sin presentar ninguna prueba. Ulfkotte recuerda que esa noticia sirvió de pretexto para que Occidente impusiera sanciones económicas contra Rusia, algo que para él debe ser interpretado directamente como “una declaración de guerra económica a gran escala, luego complementada con la reducción artificial del precio del petróleo y la depreciación del rublo, todo orquestado con el mismo fin”.
Tres meses después de editado, el libro de Ulfkotte sigue siendo casi desconocido, mientras la guerra en el este de Ucrania avanza. Este fin de semana, en el marco de la Conferencia de Seguridad de Munich, Europa remozó su doctrina militar bajo el ojo vigilante y los buenos consejos de EE.UU., representado por su vicepresidente, Joe Biden, y su canciller, John Kerry. Uno de los debates se centró sobre la entrega o no de armas a Ucrania. EE.UU. apostó por la opción bélica. La canciller Angela Merkel rechazó de plano la entrega de armas. Pero el presidente ucraniano, el prooccidental Petro Poroshenko, usó el foro de Munich para mostrar unos pasaportes rusos que supuestamente portaban soldados en el este de Ucrania. ¿Casus belli? Veremos en pocos días el desenlace.
* Periodista y escritora especializada en política internacional.

Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-265885-2015-02-11.html

El manifiesto de 300 economistas sobre Grecia.

Tsipras y Varufakis asisten al Eurogrupo con el apoyo de 300 economistas.


Trescientos economistas y académicos de todos los continentes, desde James Galbraith a Stephany Griffith- Jones, desde Jacques Sapir a Dominique Meda, llaman a los gobiernos europeos y las instituciones internacionales a “respetar la decisión del pueblo griego“ y a “iniciar negociaciones de buena fe con el nuevo gobierno griego para resolver la cuestión de la deuda“. Un llamamiento especialmente oportuno recordar en el día de hoy.En efecto, el manifiesto de los académicos y economistas parece especialmente oportuno hoy, 11 de febrero, cuando los ministros de Economía y Finanzas de los diecinueve países de la zona del euro se reunirán esta tarde de forma extraordinaria, con el fin de abordar la situación en Grecia. Será la primera vez que asista el nuevo ministro heleno de Finanzas, Yanis Varufakis, quien ya se ha reunido con distintos resultados (en Alemania, pésimo) con algunos de sus homólogos en una “gira europea” que ha dado grandes titulares. Cuenta con el apoyo del pueblo griego pero también con los 300 economistas de todo el mundo solidarios con Grecia y partidarios de una Europa en la que traten por igual a todos los pueblos y se aseguren los derechos humanos y los servicios básicos para las personas.
Leemos en El Confidencial que seguramente la reunión del Eurogrupo tendrá continuidad mañana jueves en el Consejo Europeo en el que Merkel y Tsipras se verán las caras. Y valora que, “siendo fieles a la tradición europea, todo indica que el acuerdo apurará unos plazos que tienen como fecha límite el 28 de febrero, que es cuando expira la prórroga del segundo rescate que la troika otorgó a Grecia.”
Así, pues, un nuevo “dia D” puede haber empezado en Europa. Y ojalá se impongan los razonamientos de los 300 economistas y de toda la gente sensata, demócrata y realmente partidaria de una Europa en la que se respete la democracia incluida, naturalmente, la que se expresa en los procesos electorales tan meridianamente claros y transparentes como el que en Grecia dió la victoria a Syriza.

Manifiesto de los 300 economistas
Estamos con Grecia y Europa…
“Hacemos un llamado a los gobiernos de Europa, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI a respetar la decisión del pueblo griego a elegir un nuevo camino y entrar en negociaciones de buena fe con el nuevo gobierno griego para resolver el problema la deuda.
El gobierno griego tiene razón al argumentar que un gran cambio es necesario porque las políticas aplicadas hasta ahora son un completo fracaso. Ni han traído la recuperación económica ni la estabilidad financiera o puestos de trabajo, ni siquiera la inversión extranjera directa. Han dañado la sociedad griega y debilitado sus instituciones. El enfoque fue simplemente malo y no permitió ningún progreso que valga la pena preservar. Pedimos a los socios europeos que reconozcan esta realidad que está en el origen de la elección del nuevo gobierno griego.
Grecia necesita medidas inmediatas humanitarias, un salario mínimo más alto, creación de empleo, inversión y medidas para restablecer y mejorar servicios básicos como la salud y la educación. Debe dotarse de un sistema más sólido y progresivo de impuestos, menos basado en el IVA y más capaz de gravar la renta y la riqueza. El nuevo gobierno también debe luchar, sancionar y erradicar la corrupción. Para llevar a cabo estas políticas y darles tiempo para demostrar su eficacia, los márgenes presupuestarios son necesarios. Mientras tanto, el país necesita la refinanciación del Banco Central Europeo para estabilizar su sistema bancario. Pedimos a las autoridades europeas y a los gobiernos que den Grecia los márgenes presupuestarios que necesitan y aseguren su refinanciación.
El gobierno griego tiene derecho a exigir una quita de su deuda a los socios europeos. Esta deuda es insostenible e imposible de reembolsar, suceda lo que suceda. Por tanto, no hay pérdida económica para los demás países y sus contribuyentes. En cambio, un nuevo comienzo para Grecia estimulará la actividad, aumentará los ingresos y creará puestos de trabajo, beneficiando por tanto a los países vecinos. Instamos a los acreedores de Grecia a que aprovechen esta oportunidad y expongan estos hechos claramente y honestamente a la opinión pública.
Lo que está en juego no es sólo el destino de Grecia, sino el futuro de Europa en su conjunto. Una política de amenazas, ultimátums, obstinación y chantaje significa para todos un fracaso moral, político y económico del proyecto europeo. Instamos a los líderes europeos a rechazar y condenar todos los intentos de intimidación y coacción del gobierno y el pueblo de Grecia.
Por el contrario , el éxito de Grecia puede significar una ruta hacia la prosperidad y la estabilidad en Europa. Esto permitiría una renovación de la democracia y abrir el juego electoral a otros cambios positivos. Estamos con Grecia y Europa, por la democracia y el cambio. Los líderes europeos deben reconocer la elección democrática fundamental d el pueblo griego, hecha en circunstancias extremadamente difíciles, para valorar de forma realista la situación y entablar sin demora el camino una negociación razonable.”
Primeros firmantes:
Elmar Altvater (FU, Allemagne)
Philippe Askenazy (CNRS, France),
Clair Brown (University of California, Berkley, Etats-Unis)
Dorothee Bohle (Central European University, Hongrie)
Giovanni Dosi, (Pisa Institute of Economics, Italie)
Cédric Durand (Université Paris 13, France)
Gerald Epstein (UMASS, Etats-Unis)
Trevor Evans (Berlin School of Economics and Law, Allemagne)
James Galbraith (University of Texas at Austin, Etats-Unis)
Gaël Giraud (CNRS, France)
Stephany Griffith-Jones (Columbia University, Etats-Unis)
Laura Horn (Roskilde University, Danemark)
Robert Jessop (University of Lancaster, Royaume-Uni)
Steve Keen (Kingston University, Royaume-Uni)
Marc Lavoie (Ottawa University, Canada)
Tony Lawson (Cambridge, Royaume-Uni)
Dimitris Milonakis (University of Crete, Grèce)
Andreas Nölke (Goethe University Frankfurt/Main, Allemagne)
Dominique Meda (Paris Dauphine, France),
El Mouhoub Mouhoud (Paris Dauphine, France)
André Orléan (EHESS, France),
Henk Overbeek (VU University Amsterdam, Pays-Bas)
Mario Pianta (University of Urbino, Italie)
Alfonso Palacio Vera (Computense University of Madrid, Espagne)
Anwar Shaikh (New School for Social Research, Etats-Unis)
Jacques Sapir (EHESS, France)
Robert Wade (LSE, Royaume-Uni)
(siguen firmas que pueden consultarse en el original francés en Mediapart)
Fuente original: http://angelsmcastells.com/2015/02/11/tsipras-y-varufakis-asisten-al-eurogrupo-con-el-apoyo-de-300-economistas/


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El conflicto de Ucrania . Dossier de prensa



Resumen de juliasmith
02/05/2014 VICENÇ NAVARRO (Catedrático Universidad Pompeu Fabra) señala: "El establishment (la estructura de poder financiero, económico, político y mediático) estadounidense, es decir, el 1% que gobierna el país está intentando crear una lectura de lo que está ocurriendo en Ucrania en la que se atribuye la responsabilidad de las tensiones a las aspiraciones imperialistas de Rusia. Y los mayores medios de comunicación españoles, conocidos por su servilismo y docilidad hacia aquel establishment mediático, reproducen, sin fisuras, dicha percepción. Un ruego. Que el lector distribuya ampliamente mis artículos sobre Ucrania (“Lo que no se está diciendo sobre Ucrania” ver: http://cort.as/8At2 http://cort.as/9MCV http://cort.as/9Ela ) puesto que la falta de diversidad de los mayores medios de información en España explica que se esté creando una histeria que puede llevarnos a una 3ª Guerra Mundial. Créanme que ello es posible. De ahí la necesidad de que a la población se la informe, lo cual no está ocurriendo en nuestro país. ¡Por favor, háganlo!” Resto: http://cort.as/9MCW MÁS INFO: http://cort.as/9NMU

enlace de otro artículo.
  Tradución aquí  ...http://www.rebelion.org/noticia.php?id=195296



Efectivamente entre 6.000 /8.0000 soldados de Kiev están en una bolsa  y están cercados por los del este...


Ramón Lobo: "La peligrosa matrioska de Ucrania". Propuestas para evitar la simplificación en Infolibre. http://cort.as/P7hC

lunes, 9 de febrero de 2015

Guerra de clases en Europa.

España, Grecia y Alemania. No es un conflicto de naciones, sino de clases y sectores económicos. Michael Pettis explica la eurocrisis (y muchas otras cosas)
Matthew C. Klein · · · · ·
08/02/15

“Tengo mis dudas a la hora de introducir aquí lo que podría parecer pura guerra de clases, pero si ustedes distinguen entre quienes más se beneficiaron de las políticas europeas antes de la crisis y quienes se beneficiaron menos (aquellos, precisamente, de los que se espera ahora que paguen el grueso de los costes del ajuste), lo que se ve es que no se trata de un conflicto entre alemanes y españoles: mucho más ajustado a la verdad es verlo como un conflicto entre la elite del mundo de los negocios y de las finanzas (junto con los altos funcionarios de la UE), por un lado, y los trabajadores y las clases medias ahorradoras, por el otro. En otras palabras: se trata de un conflicto entre grupos económicos, no de un conflicto nacional, aun cuando resulta harto difícil evitar que acabe convirtiéndose en un conflicto nacional.”

“Una cantidad terriblemente grande de europeos entiende la crisis primariamente en términos de diferencias de caracteres nacionales, virtudes económicas y lucha moral entre la prudencia y la irresponsabilidad. Esta interpretación resulta intuitivamente atractiva, pero es poco menos que absolutamente falsa. Y puesto que el coste de la salvación de Europa es la condonación de la deuda, y puesto que Europa debe decidir si éste es un coste que vale la pena –yo creo que sí—, en la medida en que le crisis europea es vista como una pugna entre países prudentes y países irresponsables, parece muy improbable que los europeos estén dispuestos a pagar el coste.”


ESTE texto de Michael Pettis es, literalmente, el mejor análisis que yo haya leído de los problemas de la Eurozona. Tómense su tiempo para estudiarlo por sí mismos.



Entretanto, lo que haremos aquí será darle cierto valor añadido subrayando y ampliando los puntos que creemos más iluminadores e importantes del análisis de Pettis.

1. Las unidades relevantes en la Eurozona no son las naciones, sino los sectores económicos y las clases sociales

PRIMERO: las unidades relevantes en la Eurozona no son los países, sino los sectores económicos. A despecho de todo el sufrimiento registrado en sitios como España, Irlanda y Grecia, no deberíamos olvidar que los trabajadores alemanes han sufrido lo suyo a causa del estancamiento salarial y la degradación de las infraestructuras alemanas.



Uno de los peores costes –para Alemania— ha sido la falta de crecimiento de su productividad. Si dejamos de lado la cháchara gacetillera sobre la competitividad teutónica, lo cierto es que la productividad del trabajo en Alemania ha crecido al magro ritmo de sólo un 0,6% anual, de promedio, desde 1998. El producto por hora trabajada es, en realidad, más bajo ahora que en 2007. Visto en perspectiva, este registro es peor que el de prácticamente cualquier otro país, ¡incluidas Grecia y España!


La distinción, correcta, así pues, no es la que se da entre países, sino entre clases:



“No fue el pueblo alemán quien prestó dinero al pueblo español. Las políticas desarrolladas por Berlín, que redundaron en una gigantesca transformación de la balanza alemana por cuenta corriente –del déficit de los 90 al superávit de la década de 2000—, se impusieron con un coste para los trabajadores alemanes, y esas políticas han sido parcialmente responsables del crecimiento extremadamente bajo de la productividad laboral alemana. El grueso del crecimiento alemán antes de la crisis puede explicarse por el cambio en su balanza por cuenta corriente, no por una productividad creciente.



“Además, puesto que los flujos de capital desde Alemania hacia España garantizaban que la inflación española excedía la inflación alemana, los tipos crediticios que podían haber sido ‘razonables’ en Alemania resultaban extremadamente bajos en España, tal vez incluso negativos en términos reales. Dada la oferta, por parte de bancos alemanes, españoles y de otros países, de cantidades prácticamente ilimitadas de crédito extremadamente barato a todos los prestatarios en España, el hecho de que algunos de esos prestatarios fueran terriblemente ‘irresponsables’ no fue una ‘elección’ española.



“Tengo mis dudas a la hora de introducir aquí lo que podría parecer pura guerra de clases, pero si ustedes distinguen entre quienes más se beneficiaron de las políticas europeas antes de la crisis y quienes se beneficiaron menos (aquellos, precisamente, de los que se espera ahora que paguen el grueso de los costes del ajuste), lo que se ve es que no se trata de un conflicto entre alemanes y españoles: mucho más ajustado a la verdad es verlo como un conflicto entre la elite del mundo de los negocios y de las finanzas (junto con los altos funcionarios de la UE), por un lado, y los trabajadores y las clases medias ahorradoras, por el otro. En otras palabras: se trata de un conflicto entre grupos económicos, no de un conflicto nacional, aun cuando resulta harto difícil evitar que acabe convirtiéndose en un conflicto nacional.”



Irónicamente (hasta ahora), los beneficiarios políticos de la crisis no han sido los socialistas paneuropeos, sino los movimientos nacionalistas, de derecha y de izquierda.

2. Cuando se trata de enormes flujos de capital a través de fronteras, normalmente es mejor dar que recibir

SEGUNDO, cuando se trata de enormes flujos de capital a través de fronteras, normalmente es mejor dar que recibir. El problema básico es que los grandes flujos de capital ingresado casi nunca se ven correspondidos con grandes incrementos del número de proyectos de inversión rentable, de modo que un montón de dinero se despilfarra en mamarrachadas derrochadoras, normalmente relacionadas con los bienes raíces. Lo que termina disparando los salarios sin acrecer la productividad. Eso mema la competitividad y empeora la balanza comercial, lo que, a su vez, dificulta el servicio de la deuda exterior precisamente cuando se acumulan las obligaciones.



(Tomar préstamos en una moneda que tú mismo puedes imprimir sirve de ayuda, pero tampoco previene la mala asignación de un montón de recursos, ni evita que mucha gente termine con cargas de deuda excesivas.)



Es paradigmáticamente fácil percatarse de cómo se combina todo esto atendiendo al caso de España. De acuerdo con Eurostat, un asombrosamente grande 20 por ciento de todos los empleos creados en España entre 1998 y 2007 fueron puestos de trabajo en el sector de la construcción, siendo así que ese sector no representaba sino poco más que el 10 por ciento del empleo total en 1998. Resultado: crecimiento cero de la productividad laboral en ese período. (El sector de la construcción es bien conocido por su decreciente productividad, como Cardiff ha observado.)



Observen ahora qué pasó con las importaciones de capital en España comparando su balanza por cuenta corriente con su PIB total:

Fuente: International Monetary Fund World Economic Outlook database on GDPand current account balances, según mis cálculos)

En el momento culminante de la burbuja, España –una economía de tamaño medio con sólo 45 millones de habitantes— estaba importando más capital que cualquier otro país en el mundo, salvo los EEUU. Obsérvese también que Grecia –un país con sólo 11 millones de habitantes— era el quinto país más dependiente de los acreedores extranjeros:


Además de reducir la productividad, el préstamo que permitió el boom español de la construcción llevó también a la sobreconstrucción. Los recortes subsiguientes al exceso de inventario registrado hundieron el empleo y el PIB. De no haber habido esos recortes de por medio, a la economía española le iría hoy bastante bien. Vía JPMorgan:

Pettis ilustra brillantemente esto dirigiendo su mirada a lo que pasó con la economía alemana luego de recibir las indemnizaciones bélicas de Francia tras la Guerra Franco-Prusiana:



“Entre 1871 y 1873, enormes volúmenes de capitales fluyeron de Francia hacia Alemania. Ese flujo, ni que decir tiene, dio la vuelta a la balanza y trajo consigo los déficits por cuenta corriente de Alemania, y el sector manufacturero alemán tuvo que lidiar con el hecho de que una parte creciente de la creciente demanda interna alemana fuera abastecida por empresas manufactureras francesas, británicas y norteamericanas.



“Pero hay mucho más que esas leves dificultades para el sector de bienes comerciales. El impacto de conjunto sobre Alemania fue muy negativo. En efecto: hace mucho que los economistas vienen sosteniendo que la economía alemana se vio negativamente afectada por el pago de las indemnizaciones bélicas a causa del impacto de las mismas en las condiciones del comercio –minaron su industria manufacturera— y de su papel en el desencadenamiento de la burbuja especulativa del mercado de valores en 1871-73, que, entre otras cosas, trajo consigo un boom de la inversión improductiva y disparó la deuda.”



La partida terminó con el inicio de la Gran Depresión en 1873. Cuando pinchó la burbuja, las opiniones sobre las pretendidas ventajas de la reparación bélica cambiaron drásticamente:



“Muy pocos años después del inicio de la crisis, las actitudes sobre la indemnización francesa habían cambiado espectacularmente: no pocos economistas y políticos en toda Alemania la culpaban del colapso económico del país. Tan malamente llegó Alemania a verse afectada por los flujos de las reparaciones, que llegó a creerse de manera generalizada, particularmente en Francia, que Berlín estaba pensado seriamente en devolver todo el importe. Ello es que el gran beneficiario de la ‘generosidad’ francesa no se benefició más de lo que España se ha beneficiado 135 años después con la generosidad alemana.”

3. No tiene ningún sentido moralizar y culpar de causar la crisis a los receptores de los flujos de capital

TERCERO, no tiene ningún sentido culpar de causar la crisis a los receptores de los flujos de capital. Si hay dinero suficiente brujuleando en busca de invertir en cualquier idea estúpida, no deberías sorprenderte demasiado de que un montón de ideas estúpidas reciban financiación. Por ejemplo, Wolfgang Schäuble, el ministro de finanzas alemán, sostiene que:



“Las razones de los problemas griegos han de atribuirse sólo a Grecia, y no a otros agentes foráneos, y desde luego no a Alemania”



Así lo hizo durante la conferencia de prensa que siguió a su reunión con Yanis Varoufakis, su homólogo griego, y hay que decir alto y claro que Schäuble disparata. Es lógicamente imposible que haya excesos del prestatario a menos que haya alguien lo suficientemente temerario (o estúpido) como para suministrar financiación.



El problema de las imputaciones de culpa à la Schäuble es que se atraviesan en el camino de las soluciones óptimas, las que resultan ser las mejores para la mayoría de europeos, tanto griegos, como españoles o alemanes. Pettis:



“Una cantidad terriblemente grande de europeos entiende la crisis primariamente en términos de diferencias de caracteres nacionales, virtudes económicas y lucha moral entre la prudencia y la irresponsabilidad. Esta interpretación resulta intuitivamente atractiva, pero es poco menos que absolutamente falsa. Y puesto que el coste de la salvación de Europa es la condonación de la deuda, y puesto que Europa debe decidir si éste es un coste que vale la pena –yo creo que sí—, en la medida en que le crisis europea es vista como una pugna entre países prudentes y países irresponsables, es parece muy improbable que los europeos estén dispuestos a pagar el coste.”



De hecho, Pettis piensa que, puestos a buscar responsables de lo sucedido, hay que buscarlos antes en los prestamistas netos de Alemania y Holanda, que en los prestatarios de Irlanda, Grecia o España:



“Seria una asombrosa coincidencia que tantos países hubieran decidido simultáneamente embarcarse en juergas consumistas. Y aún más notable que, una vez embarcados, todos a una hubieran resuelto chuparle los dineros a una reluctante Alemania tirando por los suelos los tipos de interés. Resulta harto difícil de creer, dicho de otra manera, que la enorme deriva registrada en la balanza de pagos europea fuera impulsada por otra causa que la de una deriva interna de la economía alemana que, inopinadamente, conoció la repentina elevación del ahorro total en relación con la inversión total.”



Esa deriva, a su vez, está vinculada al anémico crecimiento salarial y al aún más débil consumo interior en Alemania.

4. Varoufakis lleva razón, porque el modo en que están estructuradas tus obligaciones de pago importa

CUARTO: es importante el modo en que están estructuradas tus obligaciones de pago. Mucha gente inteligente, y notablemente Daniel Davies, han sostenido que las cifras de la deuda pública griega resultan irrelevantes a la hora de entender la situación en Grecia. Conforme a Davies:



“La cifra global de ‘la carga deudora griega’ es un número que carece de todo significado económico. Todo el mundo sabe que será reestructurada en algún momento futuro políticamente conveniente; la deuda, simplemente, no puede ser devuelta. De manera que incrementar la magnitud de la deuda pendiente ahora por una magnitud de 2,5 sólo significa incrementar por esa misma magnitud la dimensión de la condonación en el año dos mil y pico. Hay que concentrarse en los flujos, y en nada más que en los flujos: los stocks han dejado de ser una medida intelectualmente útil.”



Pero poner el foco en los flujos obvia el impacto de la estructura del stock de deuda en los incentivos de los prestamistas y los productores del sector privado, dice Pettis:



“El valor nominal y la estructura de la deuda pendiente importan, y por mucho más que por razones cosméticas. Determinan en una medida significativa el modo en que productores, trabajadores, políticos, ahorradores y acreedores modifican su conducta, de manera que, o bien se revitalizará drásticamente el crecimiento, o bien se inducirá una lenta sangría desvalorizadora.



“En otras palabras: los incentivos deben alinearse correctamente, de manera que esté en el mejor interés de todas las partes la maximización colectiva del valor: esta tesis suficientemente obvia casi nunca prospera, porque los economistas experimentan verdaderas dificultades a la hora de conceptualizar y modelar la conducta reflexiva en los sistemas dinámicos.



“Antes que dejar a los economistas elaborar la aritmética de la reestructuración basándose en estimaciones lineales de flujos de caja venideros enormemente inciertos –y cuyos valores andan, ellos mismos, afectados por el modo en que los pagos de deuda se indexan a esos flujos de caja—, Grecia y sus acreedores deberían poder poner a trabajar a un equipo de expertos en opciones en la elaboración de fórmulas de repago y permitir a esos expertos calcular el grado en que la volatilidad afecta al valor de esos pagos, así como el impacto que eso podría tener en los incentivos y en la conducta económica.”



Por eso Pettis cree que el plan de Varoufakis, consistente en permutar la deuda griega existente por obligaciones indexadas al PIB, es una buena idea que debería extenderse a otros países, incluyendo a España e Italia. El atractivo de esas obligaciones indexadas al PIB es que ofrecen a los acreedores un incentivo para apoyar las inversiones en crecimiento futuro.



Lo que es muy diferente al marco actual, en el que la Troika tiene todos los incentivos para ligar su financiación a la disposición política a aplicar programas de austeridad. Aun si esos programas lograran disparar la productividad a largo plazo hurtando recursos al Estado, lo cierto es que la conducta exigida por el sector oficial de los acreedores de la Eurozona exacerba la debilidad cíclica.



La buena noticia, empero, es que una distinta estructura de pasivos que estimulara la inversión adicional podría llevar instantáneamente a un más robusto crecimiento, dadas las reformas ya realizadas. Además, una reestructuración a gran escala, siempre que se hiciera sin dilación, debería servir de estímulo para una miríada de nuevas inversiones aun en el caso de que eliminara a muchos actuales acreedores. Como lo formula Pettis:



“Hay pruebas empíricas abrumadoras –la más obvia, los EEUU del siglo XIX— de que el comercio y la inversión fluyen hacia países con buenas perspectivas de futuro, no hacia países con buenos registros pasados. La principal inversión que probablemente veremos en España en los próximos años es la compra exterior de apartamentos ya construidos en las hermosas playas del país.



“Pero cuando sus perspectivas de crecimiento mejoren, con –entre otras cosas— una carga manejable de deuda, los empresarios e inversores foráneos se pelearán por reconquistar el mercado español, con total independencia de su historial de pagos y devoluciones de deuda. Esta es una de aquellas cosas sobre las que el registro histórico resulta concluyente.”

5. Las autoridades de la Eurozona actúan a destiempo

Lo que nos lleva a nuestro QUINTO punto: las autoridades de la Eurozona actúan a destiempo. Puede que la paciencia sea una virtud en algunas situaciones, pero no en momentos de resolución de crisis y de reestructuración de deuda. Esto es particularmente cierto cuando aprecias la diferencia existente entre “las crisis financieras que se dan dentro de un ciclo de mundialización y las que se dan al final de un ciclo de mundialización”.



Estos últimos años han ofrecido una oportunidad de oro, incluso a los prestatarios más timoratos, para reunir capital con márgenes muy bajos, porque el mundo rico –del que viene el grueso de la inversión exterior— andaba rebosante de ahorro en busca de rentabilidades decentes. En las actuales circunstancias, hay miríadas de inversores ávidos de lanzarse al ruedo y financiar la inversión en Grecia, España, Irlanda, etc., si esos países reestructuran drásticamente sus deudas. Basta pensar en todos esos ardientes agujeros de “pólvora seca” en los bolsillos de empresas privadas de capital riesgo (¡y sus sociedades comanditarias!), o en los inversores en bonos que buscan en vano tasas decentes de rentabilidad en sus países de origen. Después de todo, Ecuador lo ha conseguido…



Y Pettis nos recuerda que siempre ha sido por esta vía. Alemania se asombró en su día de lo fácil que le resultó a Francia reunir el dinero necesario para pagar sus reparaciones bélicas en 1871 (una factura que rebasaba el 20% del PIB anual de la Francia de la época [5 billones de francos oro; N.T.]). El caso es que “la indemnización francesa lo que hizo realmente fue incrementar la liquidez mundial expandiendo la oferta mundial de activos ‘monetiformes’ altamente líquidos.”



El gobierno de la República de Weimar tuvo también un momento fácil cuando logró asegurarse crédito procedente de Norteamérica y de otros prestamistas para cubrir sus propias reparaciones bélicas medio siglo después, luego de que la hiperinflación hubiera evaporado sus deudas internas.



Pero a veces el calendario es adverso. El boom del préstamo a América Latina, financiado por los petrodólares en los 70, terminó del modo más desdichado porque los 80 fueron un período de tipos relativamente altos en Norteamérica y Europa, por no hablar de los bajos precios de las materias primas. La combinación resultó un desastre para los prestatarios que se habían endeudado en dólares.



Nosotros no tenemos el menor vislumbre de la política monetaria futura, o de la liquidez global aquí o en Europa. Pero no nos sorprendería demasiado que la ventana para la reestructuración óptima –incluso dejando de lado las implicaciones políticas de un desempleo persistentemente alto— se cerrara muy pronto. Algo que los eurócratas, tan aficionados a dejar que las cosas se cuezan en su propio jugo, deberían tener presente.

6. No hay nada históricamente nuevo en la presente eurocrisis.

POR ÚLTIMO, y ya se lo habrá figurado el lector, nada resulta particularmente nuevo en la presente eurocrisis. Todo esto ya ha ocurrido antes, y todo esto volverá (probablemente) a ocurrir en el futuro. No hay ninguna necesidad de entender la naturaleza de productos financieros radicalmente nuevos, o de innovaciones tecnológicas o de alteraciones histórico-mundiales en la política para comprender por qué todo estalló. La historiografía y/o un mínimamente decente modelo de los flujos de capitales en cualquier sistema de cambios fijos habrían sido más que suficientes.



Ello es que uno de nuestros libros favoritos de finanzas y teoría económica –The Volatility Machine del propio Michael Pettis— contiene en substancia todo lo que se necesita para entender la eurocrisis, aun cuando el libro fue escrito antes incluso de la introducción del euro. (Solo el apéndice sobre la relación entre valoración de opciones y riesgo crediticio ya compensa por el precio del libro, en nuestra opinión.)



No es, pues, sorprendente que en su último artículo, objeto de este comentario, Pettis deje caer que “la actual crisis europea es aburridamente similar a cualquier otra crisis monetaria y de deuda soberana ocurrida en la historia moderna”.

Matthew C. Klein es reconocido un analista financiero, cuyo blog ftalphaville está alojado en las páginas del Financial Times.

Traducción para www.sinpermiso.info: Mínima Estrella


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Este artículo señala las causas del crecimiento de la deuda pública griega, incluyendo el diseño de la gobernanza del Banco Central Europeo y su actitud preferencial hacia la banca privada a costa de los intereses del Estado griego. El artículo también defiende las propuestas realizadas por el nuevo gobierno de Syriza.


Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” El escándalo y . http://cort.as/P1W0









domingo, 8 de febrero de 2015

El BCE y la deflación .

La zona euro ante la amenaza deflacionista: análisis de las últimas medidas anunciadas por el Banco Central Europeo
Alejandro Ramirez · · · · ·
 
08/02/15
 

 


Como la inflación es psicológica y políticamente mucho más difícil de prevenir que la deflación, y porque al mismo tiempo es técnicamente mucho más fácil de prevenir, el economista siempre debería enfatizar los peligros de la inflación.´-  Friedrich A. Hayek (1978) en Los fundamentos de la libertad

El pasado 22 de enero el Banco Central Europeo (BCE), en un intento desesperado por atajar las presiones deflacionistas que no supo anticipar, y el estancamiento económico de la zona euro, anunció un programa de compras masivas de activos de deuda pública y privada.
Esta se suma a una larga lista de medidas de política monetaria no convencionales que el banco central basado en Fráncfurt del Meno ha venido adoptando desde que estallase la crisis financiera en el verano del 2007. El apodo de ´no convencionales´ se emplea habitualmente para distinguir estas medidas del puro y simple control sobre los tipos de interés a corto plazo, que tradicionalmente constituye el instrumento básico que emplean los principales bancos centrales del mundo para alcanzar sus objetivos de política monetaria. En el caso del BCE, el tratado de la UE establece que su objetivo principal es la ´estabilidad de precios´, definida como una tasa media de crecimiento del Indice de Precios al Consumo (IPC) para toda la zona euro por debajo, pero cerca, del 2% anual ´a medio plazo´. Esta última expresión es de una calculada inexactitud, pues aunque convencionalmente se entiende que el medio plazo se refiere a un periodo de entre 3 a 5 años, la ambigüedad del termino sirve para concederle más flexibilidad al banco central a la hora de diferenciar efectos transitorios sobre la inflación de aquellos más permanentes, y de gestionar la correlación, a menudo pero no siempre positiva, que existe entre el nivel de actividad económica y la inflación. 
A lo largo de la crisis, el diseño de cada medida no convencional que ha ido adoptando el BCE se adaptaba a las características particulares de cada una de sus distintas fases. Sin embargo, todas estas medidas siempre han debido ser justificadas, por imperativo legal, en base al fin último de cumplir con el objetivo de estabilidad de precios. Entre la larga serie de medidas están: los prestamos ilimitados a la banca, a cambio de un abanico de títulos de garantía cada vez más amplio (´la barra libre de liquidez´), para frenar la crisis de liquidez inter-bancaria; tres programas distintos de compras de cédulas o bonos garantizados, los programas de compras de deuda pública SMP y OMT diseñados para evitar el riesgo de desintegración de la unión monetaria durante la crisis de deuda soberana, asi como el programa más reciente de compra de bonos de titulizacion o ABS; y finalmente la compra masiva de títulos de deuda pública, conocida popularmente como Quantitative Easing (QE) o ´flexibilización cuantitativa´, anunciado el pasado 22 de enero. 
El objetivo explícito de las medidas anunciadas el 22 de enero es combatir las presiones (y expectativas) deflacionistas que han demostrado ser mucho más virulentas de lo que esperaba el propio banco de acuerdo a sus más recientes proyecciones macroeconómicas. Recordemos que el BCE proyectaba en marzo del 2014 que la tasa interanual de crecimiento del IPC de la zona euro se situaría en el 1% para todo el 2014 y, en cambio, ha sido del 0,4%. En los últimos dos meses el IPC ha registrado tasas de crecimiento negativas por primera vez desde octubre del 2009 cuando la zona euro se encontraba oficialmente en recesión. Las últimas cifras de crecimiento interanuales del IPC en diciembre del 2014 y enero del 2015 han sido -0,2% y -0,6%. El propio economista jefe del BCE declaró hace poco que la institución espera que el IPC siga evolucionando con tasas negativas durante la mayor parte del 2015. En España la situación es todavía peor, con el IPC español registrando tasas de crecimiento negativas durante los últimos siete meses seguidos y con los precios de casi la mitad de los productos que componen la cesta del IPC registrando también tasas negativas de crecimiento. 
El discurso de que la deflación que vive la zona euro se debe fundamentalmente a una inesperada, pero transitoria, caída de más del 50% en el precio del petróleo durante el último trimestre del 2014 no parece ya convencer a nadie. Por ejemplo, el indicador del IPC de la zona euro de los productos industriales, que excluye los productos energéticos, creció a una tasa interanual del -0,1% en enero del 2015 y los precios de los servicios a un mísero 1,0%. El pasado mes de diciembre el BCE estimaba que, cuando Eurostat publique finalmente la estadística oficial el 13 de febrero, el PIB registrará una tasa anual de crecimiento del 0,8% para el conjunto del 2014, pero en las proyecciones que publicó tan solo nueve meses antes, en marzo del 2014, creía que el PIB crecería al 1,2% en el 2014.
¿En que consisten las medidas anunciadas el 22 de enero?
El BCE se ha comprometido públicamente a comprar 60.000 millones de euros de títulos de deuda cada mes, por lo menos hasta Septiembre del 2016, y en cualquier caso hasta que la inflación vuelva a recuperar una trayectoria más acorde con el objetivo del 2% en el medio plazo.
¿Qué activos va a comprar el BCE?
La cifra de 60.000 millones incluye: las compras que se sigan realizando bajo el último programa de compra de cédulas (40.000 millones hasta el día de hoy) y el de ABS (2.300 millones hasta hoy) que fueron ya anunciadas a finales del año pasado, compras de bonos emitidos por los bancos de desarrollo de países de la zona euro (por ejemplo, el ICO, KfW, CADES, etc.) y los bancos e instituciones europeas supranacionales (por ejemplo, el Banco Europeo de Inversión, el MEDE, etc.) hasta un máximo que represente el 12% del monto total de las compras, y, finalmente, la parte más importante consistirá en títulos de deuda de los gobiernos de la zona euro.
Para poder ser comprados por el BCE, todos estos títulos tendrán que tener una calificación crediticia mínima de ´grado de inversión´ o ´BBB-´ por parte de al menos una agencia de calificación.
¿Pero no se decía que el BCE a diferencia del banco central de los EE.UU no podía comprar deuda pública?
Tanto los estatutos del BCE (artículo 21.1 de los estatutos del BCE) como los de la Fed (artículo 14 (b) de sus estatutos) no les permiten comprar títulos de deuda pública en el mercado primario pero si en el secundario. Por ello el BCE ya compro más de 200.000 millones de euro de deuda pública italiana, española, griega, portuguesa e irlandesa en el mercado secundario entre el 2010-2012 bajo el programa del SMP sin necesidad de alterar una coma de sus estatutos.
La prohibición de efectuar compras en el mercado primario, que es interpretada como ´financiación directa´ a los gobiernos, se justifica alegando que los bancos centrales no deben subordinar el cumplimiento de sus particulares objetivos de política monetaria (estabilidad de precios en el caso del BCE y alcanzar el máximo nivel de empleo compatible con la estabilidad de precios en el caso de la Fed), a los objetivos fiscales de los gobiernos. Lo que vulgarmente se conoce como ´monetización de los déficits públicos´ y que el BCE tiene prohibido de acuerdo con el artículo 123 del tratado de la UE.
En el caso de la zona euro existe además una particularidad ausente en los EE.UU. El hecho de que 19 estados soberanos distintos hayan cedido su soberanía monetaria a un banco central supranacional implica que algunos estados como Alemania se opongan a que la política monetaria común que afecta a su país se subordine a las necesidades fiscales de otro país de la unión monetaria. Esta es la razón por la que, con la cesión de la soberanía monetaria, se establecieron límites sobre el déficit fiscal para todos los gobiernos de la zona euro: el famoso Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
En la práctica, todo el mundo sabe que los costes de financiación de cualquier gobierno son siempre influenciables por la política monetaria del banco central, compre este o no deuda publica en el mercado primario. Además, los tipos de interés a los que puede emitir deuda un gobierno en el mercado primario vienen siempre determinados por el tipo de interés al que se negocian estos títulos en el mercado secundario, con lo cual, si las compras del banco central son el principal factor que influencia los tipos en el secundario, da lo mismo que compre o no en el mercado primario.
Por si esto fuera poco, cualquiera que sepa de teoría monetaria sabe que por definición cualquier déficit fiscal de cualquier gobierno es siempre monetizado por su banco central de manera endógena compre o no el banco central directamente títulos de deuda del gobierno. Esto acaece porque cada vez que un banco, un fondo o un hogar compra bonos de gobierno, estos bonos solo pueden ser pagados mediante una transferencia de dinero de banco central desde las cuentas que tienen los bancos en el banco central (aunque las compras las haga un hogar o un fondo solo pueden pagarlas dando una orden de pago a su banco) a la cuenta que tiene el gobierno en el mismo banco central. La necesidad de realizar esa transferencia crea una demanda adicional de dinero del banco central a nivel agregado que el banco central esta obligado a acomodar de manera endógena, a menos que quiera perder el control sobre los tipos de interés a corto plazo o permitir que se bloquee el sistema de pagos entero por escasez de medio de pago. Si el banco central realmente pudiese controlar la monetización automática de los déficits públicos, que es consustancial al funcionamiento del sistema monetario, no hubiese hecho falta que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento impusiese controles ´externos´ sobre el nivel de déficit público de los gobiernos. Como ya le intentaba explicar Nicholas Kaldor a Milton Friedman y a los monetaristas en los debates de los años 70, los gobiernos ´crean dinero´ indirecta pero automáticamente cuando financian sus déficits fiscales emitiendo deuda en el mercado, la compre o no el banco central. Circunstancialmente, esta es la misma razón por la que para controlar la financiación del déficit fiscal de Grecia, la troika necesita prohibirle explícitamente al gobierno griego que emita más de 15.000 millones de euros en letras de deuda en vez de contentarse simplemente con prohibirle al banco central griego comprar directamente o indirectamente deuda pública griega.
El problema real para los ideólogos de la austeridad fiscal es que, en la práctica, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento nunca ha podido imponer un control suficientemente efectivo sobre los déficits públicos (nunca se ha podido multar a ningún país por incumplimiento). Por ello se pretende condicionar el cumplimiento de la política monetaria común, y la responsabilidad del banco central de ejercer de prestamista de última instancia hacia el sistema bancario, al acatamiento de una disciplina fiscal concreta por parte de los gobiernos soberanos de la zona euro. Lo que es peor, se pretende emplear la política monetaria de todos como instrumento de chantaje para doblegar la voluntad de los gobiernos soberanos y conseguir que estos acepten unas restricciones fiscales que obedecen al dogma ideológico neoliberal dominante y no a ninguna necesidad técnica relacionada con supuestas ´leyes económicas´.         
¿Va a poder comprar el BCE deuda griega?
La deuda pública griega (y también la chipriota) tiene una calificación muy por debajo del límite crediticio BBB- que acepta el BCE. Pero el BCE ya decidió en el pasado realizar ´excepciones´ con los países sometidos a programas de la troika y aceptar los bonos emitidos por estos gobiernos como garantías elegibles que pueden presentar los bancos a cambio de préstamos del BCE. El 22 de enero, el BCE declaró que su intención era aplicar la misma excepción para las compras de bonos del gobierno griego, siempre y cuando este país se mantenga bajo un programa de la troika. Pero el 4 de febrero, el mismo día que el ministro de finanzas griego visitó el BCE, el Consejo de Gobierno del banco anuncio por sorpresa que dejaría de aceptar deuda griega, o cualquier bono garantizado por el gobierno griego, como colateral de los bancos griegos que buscasen refinanciarse en el BCE. La razón que se alegaba era que: ´no era posible en estos momentos esperar que las negociaciones de la última fase del programa de ajuste griego concluyesen con éxito´. Esto a menos de diez días de ser elegido un nuevo gobierno en Grecia.
El 4 de febrero, el BCE traspasaba así toda la responsabilidad y riesgo de refinanciar las necesidades de liquidez del sistema bancario griego al banco central griego y su facilidad de liquidez de emergencia o ELA. Aunque los riesgos de quiebra de los bancos griegos bajo ELA son asumidos en exclusiva por su banco central y no son compartidos con el resto del Eurosistema, el Consejo de Gobierno del BCE se reserva el derecho de determinar los límites en la provisión de liquidez del banco central griego a la banca griega. Todo ello bajo la excusa de que las actuaciones del banco central griego ´podrían´ interferir con la unidad de la política monetaria de la zona euro. La otra excusa sería que el banco central griego podría estar refinanciando de manera encubierta a su gobierno, permitiendo que los bancos griegos compren ´demasiadas´ letras emitidas por su gobierno para refinanciarlas después con el banco central griego.  
Si los bancos griegos no pueden refinanciarse a través de las operaciones normales de refinanciación del BCE y el Consejo de Gobierno del BCE veta su refinanciación en el banco central griego mediante la facilidad de ELA, el sistema bancario de Grecia no podrá hacer frente a los vencimientos de sus pasivos o a la retirada de depósitos, en un momento en el que los medios de comunicación alertan que ya esta en marcha una fuga de depósitos en Grecia. En tal escenario el gobierno griego podría verse obligado al final a imponer un ‘corralito’ para evitar el colapso total del sistema bancario del país. Este ‘corralito’ sin dudad dañaría la popularidad y estabilidad del nuevo gobierno de Syriza y le obligaría a negociar de nuevo con la Troika
Merece la pena recordar que, justo antes de las elecciones griegas, el Presidente del BCE había dado a entender en la conferencia de prensa del 22 de enero que, en cualquier caso, el BCE ya tenía en su haber (bajo el anterior programa SMP) entorno al 33% de todos los bonos emitidos por el gobierno griego, por lo que, siguiendo las reglas que el propio BCE se ha impuesto para su programa, el banco no podría comprar más bonos griegos hasta que no venzan algunos de los títulos griegos que ya tiene en cartera. Esto no sucederá hasta julio de este año. Pero el anuncio del 4 de febrero implica por ahora que aunque fuese así, el BCE ya no podría comprar nuevos títulos griegos cuando le venzan algunos de los viejos.  
Como se ve, una vez más la política monetaria común es empleada como instrumento de chantaje para arrodillar a gobiernos soberanos que se niegan a desarrollar políticas de ajuste neoliberal impuestas por la troika.
¿Cómo se supone que van a ayudar las compras masivas de activos por parte del BCE a combatir la deflación y el estancamiento económico?
El efecto de las compras masivas de deuda de relativo bajo riesgo (la deuda pública lo es en comparación con la deuda privada) es comprimir la rentabilidad de estos activos de bajo riesgo y empujar a los inversores a comprar activos cada vez de mayor riesgo (o a plazos más largos) para conseguir recuperar los niveles de rentabilidad anterior. Este efecto acaba en teoría provocando una caída generalizada del tipo de interés de la deuda y crea incentivos para aumentar el atractivo de los préstamos que financian el gasto en inversión y consumo. No hay más que pensar que una cuarta parte de la deuda pública de la zona euro (los bonos alemanes hasta plazos de cinco años, por ejemplo) ya tiene niveles de rendimiento negativos para darse cuenta de que los inversores simplemente perderían dinero si continúan decantándose por activos ´seguros´ como la deuda alemana, en vez de comprar activos de mayor riesgos.
El problema de este tipo de medidas es que, mientras cabe poca duda de que contribuyen a inflar el valor de los activos financieros y crear ´burbujas´ de activos de todo tipo (efecto riqueza), es más que dudoso que estimulen el gasto en la economía real, ya que hay todo tipo de factores  que operan en sentido contrario. Entre estos factores están: la incertidumbre que retrae el consumo y la inversión, la restricción del gasto público, las expectativas deflacionistas, el peso de tener que pagar el monto de deuda acumulada en el pasado, o las posición reacia de una banca en proceso de desapalancamiento a extender créditos nuevos.
¿Qué tipo de banco central es el que necesita la zona del euro?
La responsabilidad última sobre la política monetaria debería estar en manos del Parlamento Europeo.  El parlamento Europeo decidiría los objetivos y el mandato de la política monetaria y delegaría su ejecución al BCE, que actuaría como su agente. El parlamento nombraría a todos los ejecutivos (actualmente los nombra el Consejo Europeo que es un órgano inter-gubernamental) y los gobernadores del BCE y estos tendrían la obligación de responder ante el parlamento y justificar que cumplen con el mandato que el parlamento les ha dado. ¿Utopía radical? Es como funciona el sistema en los EE.UU, donde el Congreso tiene constitucionalmente la responsabilidad sobre la política monetaria, aunque después haya decidido delegar su ejecución en su agente, la Reserva Federal.
El BCE debe dedicarse a ejercer la política monetaria y dejar de interferir en las políticas económicas que, de acuerdo al Tratado de la UE, son competencia exclusiva de los gobiernos nacionales soberanos y no del banco central. El BCE debe dejar de imponer condiciones a los gobiernos para aplicar medidas económicas (reformas laborales, ajustes fiscales, privatizaciones, liberalización de mercados, etc.) a cambio de ejercer sus responsabilidades en materia de política monetaria y prestamista de última instancia del sistema bancario. La institución ya ha sido advertida por el Tribunal de Justicia Europeo y el Tribunal Constitucional Alemán de que se esta extralimitando en sus responsabilidades legales al participar como parte de la Troika en dictar condiciones sobre políticas económicas a los gobiernos soberanos de la zona euro.

Alejandro Ramírez, analista financiero, es amigo y colaborador habitual de Sinpermiso.