domingo, 30 de noviembre de 2014

La corte de los milagros del régimen del 78.



El “Pequeño Nicolás” en la corte de los milagros del régimen del 78



G. Buster · · · · ·
 

30/11/14


Las entrevistas del “Pequeño Nicolás”, -o Francisco Nicolás Gómez Iglesias, que prefiere ser llamado “Fran”- al programa de TeleCinco Un Nuevo Tiempo (1 y 2)y a los periodistas de El MundoEduardo Inda y Esteban Urreiztieta, han traído a este presente algo que cada vez se parece más a pasadas crisis de régimen en la historia del Reino de España: la camarilla.
La camarilla es ese mundo de pícaros y buscones que pulula como moscas alrededor del poder político en descomposición. Por lo general aparece en la fase senil de los distintos regímenes borbónicos, una vez que, rotas las esclusas que mantenían secretas las operaciones especulativas de las distintas oligarquías, se desborda la mierda y aparecen componedores y fontaneros que prometen contenerla o reconducirla por vías excepcionales o milagrosas. El “Pequeño Nicolás”, a sus 20 años, ha tenido ya que lidiar, según él, con temas de “soberanía” como los casos Pujol y Urdangarín, a cambio de implicar a la independentista ERC.  Bien podría haber hecho suya la frase de aquel joven Lord Palmerston en el debate del Parlamento británico sobre el alcantarillado londinense: “La mierda es solo materia situada en un lugar equivocado”.
Quizás los historiadores futuros contrapongan el día de mañana este Fran Iglesias a Pablo Iglesias, flamante secretario general de PODEMOS. Esta semana han venido a ocupar más o menos el mismo tiempo en los espacios televisivos y ambos causan conmoción en las mentes bienpensantes de nuestra oligarquía, rebautizada comocasta.
El primero, porque como un pequeño príncipe exuperiano, ha recorrido los senderos del Partido Popular –desde Nuevas Generaciones hasta los despachos de la Vicepresidenta del Gobierno, pasando por FAES- revelándonos la verdadera naturaleza de un paisaje conocido: los amigos-corderos que se vuelven en contra del héroe, la caja dónde se esconde el cordero amigo para preparar su inesperado ataque, los baobabs problemáticos, el volcánico deber ser, el zorro maquiavélicamente consciente y como no, la rosa única, como la “soberanía”, que hay que cuidar y mimar.
El segundo, porque ha recorrido los senderos de la izquierda “tradicional” para concluir que el problema no fue tanto la realidad de la Transición –consecuencia de la correlación de fuerzas- sino la “narrativa” de la Transición que, de cesión en cesión, se resignó a gestionar o “resistir” en el espacio reservado a la oposición, olvidando lo más importante: el control del Boletín Oficial del Estado.
A cada lado del mismo sendero, los dos se refieren en buena medida a lo mismo: un estado en descomposición en el que los favores políticos y económicos se compran y se venden en una ilusión virtual alejada del país real, llena de “significantes flotantes” a los que solo tiene inicialmente acceso el CNI, gracias al famoso sistema informático de escuchas telefónicas que Aznar solicitó y obtuvo en su primera visita a Bush después del 11-S, como contrapartida al “triángulo de las Azores”.
Pero como en el Reino de España no hay secretos, sobre todo desde que se ha roto, como consecuencia de la crisis económica, la omertá que juramentaba a las distintas fracciones de la oligarquía ibérica de pata negra, a sus corre-ve-y-diles y subcontratistas de menor estirpe, ha aparecido todo un sector de medios especializados en la interpretación de los “significantes flotantes” filtrados por el CNI y por todos los demás, revueltos y confundidos: los confidenciales.
Las declaraciones del “Pequeño Nicolás” bien podrían ser un resumen de corta y pega, como los documentos oficiales que enarbola, de esos confidenciales. Nada ha dicho que no se conociera y, lo que es más revelador, que no fuera creíble para las mentes bienpensantes. Tan creíble, que va acompañado del uso de coches oficiales, escoltas, chalets y gastos de representación, y una colección de fotografías y selffiesque descarnan las relaciones de poder de la agonía del régimen del 78. Hoy todas esas personalidades e instituciones reniegan de él.
Hay momentos enternecedores de sus declaraciones, como su autoproclamado sentido de estado, su preocupación por las interpretaciones maliciosas en relación a su asesoramiento a Arturo Fernández en su campaña para ser reelegido dirigente de la patronal, o su relación con la Casa del Rey. En un momento de la entrevista en TeleCinco, uno de los periodistas, Jaime González, llegó a desearle “como un padre”, que fuese verdad todo lo que había afirmado, compitiendo con Esther Palomeras y Marta Rivera por ver quién de ellos conseguía destripar el “sentido de estado” del joven Fran, que insistía que “siempre se planifica la estrategia”, pero se negaba a revelar ningún secreto oficial.
El “Pequeño Nicolás” ha terminado su viaje por los senderos del PP y del CNI cuando ha sido detenido por seis agentes de los servicios internos de la policía, el sumario sometido a secreto, teniendo que ocultarse cuarenta días tras ser puesto en libertad para evitar seguimientos y reaparecer posteriormente para defender la verdad, “que solo es una”, porque “se han cruzado ciertas líneas rojas”.  Y en pleno mareo general post 9N catalán y con las encuestas apuntando a la victoria de Podemos en Autonomías como Navarra, -donde no se conoce aun a sus candidatos o su programa, pero donde se llevaría por delante al carlismo reciclado de UPN, que ha resistido hasta ahora a la izquierda, al nacionalismo vasco y al propio PP- la historia del “Pequeño Nicolás” es tan verosímil, a pesar de ser aparentemente un corta y pega de confidenciales, que se judicializa, igual que la convocatoria de Más de la “nueva consulta” del 9N y que, como dice otra estrella televisiva, Jordí Évole, “entrará antes en la cárcel el ‘Pequeño Nicolás’ que Rato”.
En otras épocas notables de la monarquía borbónica, en los reinados de Isabel II y Alfonso XIII, los personajes más destacados de la camarilla eran religiosos: el Padre Claret, confesor de la Reina, y Sor Patrocinio (a los que Valle Inclán dedicó La Corte de los Milagros), o la Madre Maravillas. Los recorridos vitales no fueron tan distintos, su acceso a un poder en descomposición por detrás de los biombos, la interpretación de la realidad de su época a la luz de la “única verdad”, trapicheos oligárquicos y latifundistas al amparo del secreto de los confesionarios, en una época en la que todavía no había sistemas informáticos de escucha. La llagada Sor Patrocinio levantó su sentido de estado contra la amenaza del liberalismo, tras haber sido pretendida cuando era La Quiroguitapor Salustiano Olózaga, y acabó siendo expulsada del Reino por Narváez.
La Madre Maravillas de Jesús, hija del Ministro de Fomento, Marqués de Pidal, ocupa un lugar especial en la España de los años 20 y 30 del siglo pasado, que se extenderá asombrosamente hasta 2008, a pesar de haber muerto en 1974 y haber sido beatificada en 1998. Fue ella la que articuló el culto al Sagrado Corazón de Jesús desde su convento carmelita en el Cerro de los Ángeles, construido gracias a la donación de la familia Oriol de unos terrenos comunales del pueblo de Getafe, en Madrid.
La historia de la petición de colocar una placa con su nombre en el Congreso de los Diputados, alegando que ocupa actualmente uno de los edificios de la familia Pidal, dónde había nacido, es uno de los capítulos institucionales más esperpénticos y, a la vez, reveladores de hasta qué punto la crisis del régimen del 78 se comenzó a anunciar ya en la segunda legislatura del gobierno Zapatero.
Y de aquellos polvos, estos lodos. Fran Iglesias difícilmente podría competir con Pablo Iglesias si hubiera continuado esta saga religiosa de camarillas. Como digno representante de las Nuevas Generaciones del PP, su aconfesionalismo constitucional puede ocultar filiaciones religiosas, expuestas hoy en las distintas capillas otorgadas al mejor donante en la madrileña Catedral de la Almudena, bajo cuyos frescos neo bizantinos no ha quedado lugar ya para la feligresía regular de a pie, solo para la disciplinada.
Los secretos de la vida política y social española no pasan hoy por el confesionario, sino por el sistema informático de escuchas norteamericano del CNI, blindado en su autonomía –solo comparable a la del Banco de España- por una Ley que lleva su nombre y cuyo objetivo era adecuar su funcionamiento al régimen constitucional del 78. Según el “Pequeño Nicolás”, se consiguió plenamente: él sería el mejor ejemplo.
Gustavo Buster es miembro del comité de redacción de Sinpermiso

sábado, 29 de noviembre de 2014

Podemos y el gran Leviatán mercado ...

 2 de noviembre de 2014

Podemos y el gato de Schrödinger


El gran Leviatán ha despertado de su letargo. Desde que Podemos hizo su aparición en el escenario político español el gran Leviatán del Capitalismo absoluto no ha parado de  echar espuma por la boca y de escupir fuego sobre la formación. De todos los descalificativos que se han vertido sobre Podemos hay dos que se repiten constantemente: Que es populista, y que sus propuestas, su programa, es “poco realista”, cuando no directamente utópico e irreal. Sobre la acusación de populismo poco hay que decir, salvo que mueve más a risa que a preocupación. Si por populistas hemos de entender a los partidos políticos que basan su poder en el apoyo del pueblo obtenido mediante un discurso destinado a complacerle, resulta gracioso que esta acusación provenga de un partido que ganó las elecciones regalando los oídos de su electorado prometiendo lo que sabía que no iba a cumplir, y engañando a los incautos ocultando aquello que sí iba a hacer. Así que su programa, además de populista era completamente irreal. De cualquier manera, ¿qué partido, cuando está en la oposición, o en campaña electoral, no es populista? ¿Es necesario recordar también todo lo que prometió el PSOE que haría en las últimas elecciones, y que, al parecer, no tuvo tiempo de hacer en los 21 años anteriores que estuvo en el gobierno?

Personalmente me da más miedo la acusación de “poco realistas” cuando se refieren a las ideas y a las propuestas de Podemos, y más cuando proviene de los gobernantes pasados, presentes o futuros, porque delata una posición de partida del que lanza la acusación bastante preocupante. Porque, ¿qué significa exactamente “poco realistas”? ¿Qué realidad es la que se toma como punto de referencia para afirmar si una idea es realista o no? ¿Y esa realidad, cualquiera que sea, es inamovible?, ¿no puede cambiarse? Parece que nos estemos metiendo en un problema de mecánica cuántica, y que queramos buscarle tres pies al gato, al gato de Schrödinger, de ese dichoso gato que no sabemos si está vivo o muerto hasta que no abrimos la caja. Pero esto es más sencillo, porque todo lo que hacen los humanos los humanos lo pueden cambiar, pues aquí también, como en la famosa paradoja, la realidad es alternativa y no existe hasta que el observador no interviene.

Si retornamos a la pregunta inicial, ¿qué quiere decir un gobernante (presente o futuro) cuando acusa a las propuestas del adversario de ser poco realistas? ¿Significa que no tiene más remedio que aceptar las reglas de juego impuestas por el capitalismo absoluto, o de eso que ahora llamamos “los mercados”? ¿Que acepta como único marco de referencia ideológico el ideario del liberalismo conservador aún cuando no lo comparta? ¿Significa que él mismo no está dispuesto más que a moverse en los márgenes y en los límites que el mercado y sus intereses le permitan? En la acusación de “irreal” lanzada al adversario político va implícito un reconocimiento de resignación, conformismo e incapacidad para gobernar un estado con iniciativas y políticas propias, y viene a confirmar la ineficacia del Estado-Nación para hacer efectivo el Contrato Social originario establecido con sus ciudadanos. Y, de paso, y para que no quede nada en pie, quien lanza semejante acusación traslada de facto la soberanía del conjunto de los ciudadanos a los mercados financieros y convierte las elecciones, el Parlamento, a sí mismo y a la democracia entera en una simple farsa. Si todo esto va implícito en esa acusación, ¡qué decir cuando el mensaje se hace explícito, y además en sede parlamentaria! Lo hizo Rajoy el 11 de julio de 2012 cuando, incumpliendo lo prometido en campaña electoral, se aprobaron los primeros recortes y la subida de impuestos: “Hacemos lo que no nos queda más remedio que hacer, tanto si nos gusta como si no (…) Los españoles hemos llegado a un punto en que no podemos elegir (…) no tenemos esa libertad. La única opción que la realidad nos permite es aceptar los sacrificios…”. Esta es, pues, nuestra “democracia representativa”,  aunque escuchando al presidente del gobierno, ya no sabemos a quién o qué representa.

Repitamos… La única opción que la realidad nos permite es aceptar los sacrificios.Pero, aún no me queda claro de qué realidad hablaba Rajoy. Es más, estaría por apostar que está confundiendo ideología y realidad. Y esto, el capitalismo, lo ha sabido hacer my bien. Ha conseguido que esa confusión se instale como si fuese un dogma de fe incuestionable, incluso entre aquellos que se quedan al margen del sistema, expulsados por el propio capitalismo, y condenados por ello a la resignación ante una “realidad” que les ha caído como si fuese un cataclismo natural. Y no es así. Existe otra realidad, pero esta es medible, cuantificable, que aparece y se agrava precisamente como consecuencia de las políticas económicas llevadas a cabo desde determinadas posiciones ideológicas. Son los datos, pequeños trozos de realidad pegados a un número. No estaría de más recordar algunos. Según el último informe de Unicef, la pobreza infantil en España ha pasado del 28% al 36% en los últimos 5 años. Según Cáritas, la población socialmente excluida en España asciende al 25%, unos 11,7 millones de personas. De estos, el 77% sufren exclusión del empleo, el 61,7% exclusión de la vivienda y el 46% exclusión de la salud. Todo esto quiere decir que las personas que disfrutan de una situación de integración social plena es ya una estricta minoría y en la actualidad representa tan solo el 34,3%, mientras que en 2007 superaba el 50%. En 1,7 millones de hogares (unos 4 millones de personas), no puede asumirse el coste de la energía necesaria para asegurar unas condiciones de habitabilidad aceptables. Igualmente, en 636.000 hogares (el 3,6% de la población) no entra ningún tipo de ingreso…esta es la realidad de nuestro país. ¿Hay que admitir esta realidad con la misma resignación que admitimos las catástrofes naturales? ¿De verdad no se puede hacer nada para cambiarla? Es evidente que, si a esta situación nos ha conducido unas políticas económicas llevadas a cabo desde una ideología, otras políticas, desde otra ideología, más preocupada por la situación de las personas y menos por los intereses de los mercados, podría cambiarla. Y se ha intentado.

Se ha intentado, y la ideología, no la realidad, lo ha impedido. En diciembre de 2013 el PP rechazó en el Congreso una propuesta de la Izquierda Plural para que no se cortase la luz, el gas o el agua durante el invierno a las familias que no pudieran afrontar su coste. La pobreza energética afecta casi al 18% de los hogares, 1,4 millones de viviendas sufrieron cortes de luz en 2012, y puede acarrear entre 2.300 y 9.000 muertes prematuras al año (Observatorio Español de Sostenibilidad). La portavoz de Iniciativa per Catalunya Verds, Laia Ortiz, casi rogaba: “Les planteamos un instrumento legislativo, una medida concreta, para paliar ese sufrimiento. No estamos hablando de medidas complicadas ni tampoco de cifras presupuestarias. Es cuestión de voluntad  política y de valentía para defender el interés general frente a las corporaciones y al interés particular y el negocio”. La medida, calificada de “demagoga”, fue rechazada con el único voto en contra del PP.

Aunque más sorprendente ha sido la suerte que ha corrido el decreto antidesahucios de la Junta de Andalucía. El parlamento de Andalucía había aprobado una serie de medidas para asegurar el valor social de la vivienda (y no un mero bien de consumo sujeto a las leyes del mercado) que permitía la expropiación temporal durante 3 años a los bancos de aquellas viviendas que estuviesen habitadas por familias en riesgo de exclusión social para evitar su desalojo. No hay que olvidar que en 2012 hubo 75.375 ejecuciones hipotecarias, un aumento de 72% con respecto a los datos de 2008; y que cerca del 75% de estos desahucios afectaron a la vivienda habitual. El decreto andaluz también multaba a las entidades que mantuviesen viviendas vacías y se negasen a negociar un alquiler social. Inmediatamente, la Comisión Europea y el BCE arremetieron contra la medida alegando que podía tener consecuencias negativas “para el sistema financiero en su conjunto", por las multas directas impuestas a la banca, y que podría producirse una “reducción del apetito de los inversores por los activos inmobiliarios españoles, así como un deterioro en el valor de las carteras de activos inmobiliarios de los bancos y de la capacidad de los bancos de colocar en los mercados cédulas hipotecaras". Es decir, evitar echar a la gente a la calle es malo para el negocio bancario. El gobierno recurrió pues el decreto andaluz ante el Tribunal Constitucional alegando invasión de competencias y el TC suspendió su aplicación en julio de 2013.


Resulta sorprendente la decisión del TC porque el decreto andaluz pretendía precisamente aplicar los principios establecidos en la propia Constitución española, en concreto el artículo 47 que establece que «todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada». Igualmente, el artículo “exhorta a los poderes públicos a promover las condiciones necesarias y establecer las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general, para impedir la especulación”. La sorpresa no es menor cuando el gran Leviatán, primero por boca de Felipe González y después por la de Esperanza Aguirre animaban a un pacto entre las “fuerzas constitucionalistas” para detener el avance de Podemos. Debe ser que se les ha olvidado completamente lo que dice la Constitución, o que también la consideran un documento utópico e irreal, como el programa de Podemos. Es cierto que éste es más un ideario de posicionamiento político que un programa de acción de gobierno, pero eso no disminuye en absoluto su valor, porque, como la Constitución, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, señala el horizonte al que hay que orientar la acción política. Y ese es el valor de las utopías. La utopía evita el desasosiego, el conformismo y la resignación, y nos obliga a emprender el camino del “ser”, al “deber”, porque sólo percibiendo las injusticias del presente es posible trabajar para corregirlas, dejar atrás el mundo “como es”, y aproximarse al cómo “debería ser”. Y así ha sido hasta ahora. La sociedad ha cambiado, ha progresado gracias a personas que se negaron a aceptar la “realidad” tal y como le venía dada, y lucharon para cambiarla. ¿Dónde estaríamos ahora de haber sido “realistas”? ¿Aplicando el Código de Hammurabi?, ¿en la época de los Señores y los siervos?, ¿en la monarquía absoluta por derecho divino?, ¿sufriendo aún la explotación laboral de la primera industrialización?, ¿dónde?

Quizá haya que recordar a los “partidos constitucionalistas” las utopías poco realistas de la Constitución española para que piensen bien antes de mencionarla si de verdad quieren identificarse con ella, porque, al defenderla, y a la vista de los recortes perpetrados por la ideología dominante, podrían fácilmente ser calificados de “antisistema”, otro término despectivo muy de su gusto. Por ejemplo, ya en el Preámbulo se expresa la utopía máxima, el deseo de establecer “la justicia, la libertad y la seguridad, y promover el bien de cuantos integran” la nación española, así como “garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo”; y, por último, “promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida”.

Además, se establece que “las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos” (art. 10.2), “un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad” (art. 31.1), una remuneración suficiente para satisfacer las necesidades del trabajador y las de su familia (art. 35.1), la protección social, económica y jurídica de la familia (art. 39.1), la protección de la infancia (art. 39.4), mantener “un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad” (art. 41), “organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios” (art. 43.2),  el “derecho a disfrutar de una vivienda digna” (art. 47), y realizar “una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la atención especializada que requieran”. Por si esto fuera poco, la CE afirma que “toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”, y que el sector público podría reservarse recursos o servicios esenciales si así “lo exigiere el interés general” (art. 128).


Bienvenida sea pues una formación política dispuesta a no renunciar a los mandatos de la Constitución, especialmente el que insta a “remover los obstáculos que impidan o dificulten” que los derechos en ella recogidos “sean reales y efectivos” (art. 9.2), porque los partidos tradicionales, postrados por exceso de realismo ante el Capitalismo absoluto, hace tiempo que renunciaron a ello.
....En Utopía

 Podemos y el gato de Schrödinger: http://cort.as/Jb3S





viernes, 28 de noviembre de 2014

Podemos y el populismo.

Fort Apache - Podemos y el Populismo
El populismo es un fenómeno político clave para entender el surgimiento de gobiernos transformadores en América Latina durante la última década o el fenómeno político de “Podemos” en España. Ernesto…

México .- La matanza de Iguala y el Ejército.

La matanza de Iguala y el Ejército
Luis Hernández Navarro.

 La Jornada .
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El coronel Juan Antonio Aranda Torres, comandante del 27 batallón de Iguala, es un militar formado en fuerzas especiales, inteligencia y contrainteligencia. Sin embargo, la noche del 26 de septiembre no tuvo noticias de que, a escasos metros de sus cuarteles, policías dispararon contra estudiantes normalistas. Tampoco tuvo conocimiento de que soldados bajo su mando amenazaron a los jóvenes. Lo que pasa es que nosotros nos enteramos al último, dijo.
Esa noche, el militar estuvo presente en el informe de labores y la fiesta de la directora del DIF municipal, María de los Ángeles Pineda Villa, esposa del alcalde José Luis Abarca. Y, según declaró el general Salvador Cienfuegos Zepeda a la comisión legislativa que investiga la desaparición de 43 alumnos de Ayotzinapa, él no vio nada en el evento; incluso se fue a su cuartel al terminar el festejo y aseguró que no pasó nada.
El coronel Aranda Torres asumió el mando del 27 batallón de infantería el 5 de octubre de 2011. Llegó allí después de servir en Nuevo Laredo, Tamaulipas, una zona en la que el narcotráfico campea, y de estar al frente del octavo batallón de fuerzas especiales en Guadalajara. En Iguala entabló una magnífica relación con José Luis Abarca. Aparecieron juntos encabezando diversos actos cívicos. Sin embargo, a pesar de su experiencia, el militar pareció no darse cuenta de la enorme cantidad de fosas clandestinas que se cavaron en su zona de influencia, ni del intenso trasiego de goma de opio que tiene en esa ciudad un punto central de distribución.
No es exageración. Gustavo Castillo publicó en este diario que en Guerrero se produce más de 60 por ciento de la amapola y goma de opio de México. Estadísticas de la Organización de Naciones Unidas refieren que en el país, desde 2008, se duplicó el número de hectáreas de este cultivo ilícito, al pasar de 6 mil 900 hectáreas a 15 mil, y aumentar la producción de 150 toneladas a más de 325. Iguala y Chilpancingo se han convertido en los principales centros de acopio de goma del narcótico.
Los vínculos estrechos de José Luis Abarca con el Ejército son anteriores al arribo del coronel José Antonio Aranda al frente del batallón. El 22 de enero de 2008, el entonces senador Lázaro Mazón colocó la primera piedra de Plaza Tamarindos, una ambiciosa inversión de 300 millones de pesos, propiedad de su amigo, el antiguo vendedor de sombreros y joyero José Luis Abarca.
La Plaza se ubica frente a las instalaciones del 27 batallón de infantería, en un terreno regalado por las fuerzas armadas. Según la crónica de la ceremonia de inicio de las obras del centro comercial, publicada enDiario 21: En su participación, el senador Mazón Alonso agradeció al ex diputado Rubén Figueroa su intervención para poder entrevistarse con el entonces secretario de la Defensa Nacional, quien donó ese terreno. La información nunca fue desmentida.
El diputado, ex senador suplente y empresario transportista Rubén Figueroa Smutny es hijo y nieto de ex gobernadores y caciques del estado. Su padre, Rubén Figueroa Alcocer, fue responsable de la matanza de Aguas Blancas en 1995, y controla la distribución de fertilizante en amplias regiones de Guerrero y Michoacán. Figueroa Smutny es también sobrino del cantante Joan Sebastian y de Federico Figueroa, señalado como uno de los altos mandos de Guerreros Unidos.
Especializado en tareas de contrainsurgencia y combate a las drogas, el 27 batallón de infantería tiene tras de sí un negro historial de violación de derechos humanos. Como documentó el blog especializado en cuestiones de defensa Estado Mayor, el batallón participó activamente en laguerra sucia de la década de los años 70 y comienzos de los 80 del siglo pasado, dejando a su paso un largo historial de atrocidades, incluidas centenares de desapariciones forzadas.
Las tropelías perpetradas por el batallón no cesaron con el paso de los años. Apenas en marzo de 2010, desapareció a seis jóvenes en Iguala. El caso fue documentado por Human Rights Watch. En su informe Ni seguridad, ni derechos, publicado en noviembre de 2011, el organismo advierte: Existen pruebas contundentes que señalan la participación del Ejército en este delito.
La noche del 26 de septiembre, el 27 batallón de infantería no hizo nada para evitar la matanza y desaparición de los estudiantes. No resguardó la zona. Dos horas después, del primer ataque, se produjo uno nuevo, sin que los militares hicieran nada para evitarlo. Fue hasta entonces que aparecieron militares, agrediendo a los estudiantes cuando intentaban escapar o pedir auxilio, dándoles culatazos, cortando cartucho y acusándolos de allanamiento de morada.
Los soldados –contó el normalista Omar García a TeleSur– “nos dijeron: ‘ustedes se lo buscaron. Ustedes querían ponerse con hombrecitos,amárrensen los pantalones. Eso les pasa por andar haciendo lo que hacen. Nombres. Y denos sus nombres reales. Sus nombres verdaderos, cabrones, porque, si dan un nombre falso, nunca los van a encontrar’”. Luego los fotografiaron.
La mañana del 31 de octubre unanarcomanta apareció colgada en la reja de la entrada a una preparatoria de la Universidad Autónoma de Guerrero, cerca del cuartel de la 35 zona militar. Estaba dirigida al presidente Enrique Peña Nieto. La firmaba Gil, es decir elcabo Gil, señalado como uno de los operadores de la desaparición de los estudiantes y lugarteniente de Sidronio Casarrubias, uno de los líderes deGuerreros Unidos, hoy preso.
El mensaje señalaba que, entre los responsables de la desaparición de los 43 normalistas, había dos oficiales del 27 batallón de infantería: el teniente Barbosa y el capitán Crespo, involucrados con la organización.
A pesar de que las evidencias en su contra se van acumulando, hasta el momento las pesquisas oficiales han dejado de lado a las fuerzas armadas. Los normalistas que sobrevivieron al ataque tienen sus sospechas de que algo tienen que ver los militares en el asunto. “Acuérdense –dice Omar García– que en la guerra sucia, si alguien era experto en desaparecer personas, era precisamente el Ejército”.
Twitter: @lhan55

     ...www.jornada.unam.mx/2014/11/18/opinion/017a2pol

  

lunes, 24 de noviembre de 2014

Ucrania.- El conflicto que Occidente ha provocado .





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El conflicto que Occidente ha provocado en Ucrania

http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch/?p=43








La reestructuración de la deuda y el consenso de los economistas


"Podemos", la reestructuración de la deuda y el consenso de los economistas

InfoLibre


Entre los días 16 y 18 de octubre, miles de personas votaron las resoluciones que formarán parte del futuro Programa Electoral de Podemos. Los miembros de Podemos estaban llamados a votar, de entre todas las resoluciones presentadas (casi cien), las cinco que les parecieran más adecuadas. De esas cinco, precisamente la que quedó en quinto lugar es la resolución que aboga por realizar una “auditoría” de la deuda (tanto pública como privada) española y una “reestructuración” de la misma. Esta resolución está firmada por Alberto Montero Soler, Bibiana Medialdea García y Nacho Álvarez Peralta, y recibió el 23,5% de todos los votos emitidos.

Llevamos ya un tiempo debatiendo en España sobre esta cuestión, pero antes de entrar en los contornos que ha adquirido este debate, parece oportuno recordar de nuevo algunos datos. Según Eurostat (datos del primer cuatrimestre de 2014) el volumen de la deuda pública españolaequivale en estos momentos a casi el 100% de nuestro PIB (96,8%, exactamente, aunque faltan por publicarse los datos para España del segundo cuatrimestre en donde sin duda se anunciará que hemos llegado, cuando no rebasado, la barrera del 100%). En euros contantes y sonantes, esto equivale a la friolera de 989.925 millones de euros, es decir, casi un billón de euros. Por su parte, en lo que se refiere a la deuda privada, España debe el equivalente al 214% de su PIB. Los datos de EUROSTAT son datos de 2012, año en el que el PIB español fue de algo más de un billón de euros (1 billón 29 mil millones) con lo que los españoles deberíamos alrededor de 2 billones 200 mil millones de euros, que sumado a los 989 mil millones de deuda pública hacen un total de 3 billones 190 mil millones de euros. Es decir, algo más de tres veces nuestro PIB. Esa es la cifra mágica del endeudamiento español.

A partir de estos datos, Podemos ha planteado dos cosas, una auditoría de la deuda y su eventual reestructuración. Por razones de espacio dejo a un lado lo primero, y me centro en el segundo aspecto, que es el que ha levantado además más ampollas en el debate público español. Podemos ha sido calificado, por realizar esta propuesta (y otras), de populista por José Ignacio Torreblanca, de marxista-leninista por Federico Jiménez Losantos, de caudillista, mesiánico y de nuevo marxista por Francisco Marhuenda, y de “utópicos regresivos” (personalmente es la crítica que más gracia me hace) por el propio Felipe González.

Dejando a un lado los aspectos más técnicos de esta propuesta, que sin duda son complejos, lo que quiero señalar es simplemente que se está gestando un consenso entre economistas de distintas tendencias sobre la necesidad de abordar esta cuestión en la Unión Europea. La idea de que Europa no podrá evitar antes o después reestructurar sus deudas no solamente forma parte de conversaciones privadas, que por tanto no pueden ser desveladas en un medio de comunicación, sino que también forma parte de la investigación publicada que están realizando muchos economistas (a los que se les están añadiendo algunos juristas, que están analizando los aspectos legales que las reestructuraciones conllevarían).

Doy varios ejemplos de ello. Para empezar, Reinhart y Trebesch, en un reciente trabajo de 2014, ofrecen algunos datos históricos sobre reestructuraciones recientes. Por ejemplo, después de la primera guerra mundial, se produjeron amplias reestructuraciones de deuda (en realidad, impagos parciales) a favor de países tan importantes como Francia o Italia, por citar solamente a algunos. Concretamente, las reestructuraciones afectaron, respectivamente, a un 52% y a un 36% de la deuda pública de estos dos países sobre su PIB de 1934. Esta deuda, en su mayor parte, fue, de acuerdo con estos dos autores, “condonada y ampliamente olvidada”. El caso es que según se indica en este estudio, una vez completamente finalizado el proceso de reestructuración, “las condiciones económicas mejoraron en términos de crecimiento, servicio de la deuda, sostenibilidad de la misma y acceso a los mercados”.

Como media, los países tardaron unos seis años en volver a niveles de crecimiento anteriores al evento. Es cierto que estos dos autores son cautos, puesto que advierten de que es mucho más fácil señalar ex post a partir de qué momento se endereza el rumbo macroeconómico de los países beneficiados por la reestructuración, que hacerlo ex ante, esencialmente porque la computación de la sostenibilidad de la deuda depende fuertemente de las asunciones que hagamos sobre crecimiento del PIB y disminución de la prima de riesgo. Por eso no podemos simplemente proyectar los resultados de las reestructuraciones de los años 30 a nuestros días (y dicho sea de paso, por eso es muy difícil estimar en términos económicos qué ocurriría si un país decidiera salir del euro).

En cualquier caso, lo que Reinhart y Trebesch nos dicen son dos cosas: primero, que de producirse una reestructuración, esta no sería la primera vez que ocurriría en la historia económica contemporánea reciente; y segundo, que los casos más recientes de reestructuración lo que nos dicen es, precisamente, que en determinadas circunstancias y condiciones, la misma puede ser la clave para volver a retomar una senda de crecimiento mucho más sostenible y razonable.

Por su parte, Pierre Pâris y Charles Wyplosz plantean, en un trabajo de enero de 2014, lo que los autores denominan como PADRE (Politically Acceptable Debt Restructuring). En esencia, la idea es que una agencia (concretamente, el BCE) adquiera una parte de la deuda soberana de los Estados miembros, a cambio de una especie de bono a perpetuidad, pero sin intereses. Por su parte, el BCE va imputando dichas deudas a los intereses que los Estados Miembros reciben por el capital que tienen en el BCE. No se produce transferencia de la deuda hacia otros Estados, se trata más bien de una transferencia “intergeneracional” de la deuda. Hay que decir que ambos autores son considerados como representantes de la ortodoxia económica.

Por ejemplo, Pierre Pâris es un banquero (concretamente, el consejero delegado del Banque Pâris Bertrand Sturdza). Y Wyplosz es una autor que defiende que, al igual que ha pasado con la política monetaria, la política presupuestaria debería ser delegada a una agencia independiente y extraída por tanto del circuito político. No son un par de marxistas, precisamente. Su propuesta es interesante porque, a diferencia de Paul de Grauwe (quien también aboga por una reestructuración, pero para resolver problemas de insolvencia, no de falta de liquidez) los dos autores anteriores plantean el problema de la reestructuración como un problema de “sostenibilidad” de la deuda: no es tanto que ésta no se pueda pagar, sino que pagarla reduce mucho las posibilidades de crecimiento de aquellas economías que están ya fuertemente asediadas por la crisis.

El documento más interesante que se ha producido en esta materia es, en mi opinión, el de Ashoka Mody, un miembro del servicio de estudios del FMI (actualmente profesor visitante de la Universidad de Princeton). Mody plantea un sistema de canje de deuda soberana por títulos que serían considerados equity (capital), lo que en la práctica implicaría un derecho residual a la reclamación de dichos títulos sobre el soberano. Lo más interesante del análisis del Mody es precisamente la parte que toca al corazón de este problema. De acuerdo con Mody, “la investigación histórica en materia de impagos muestra que los mercados, en determinadas circunstancias, entienden que la restructuración redunda en su propio interés”. Dicho de otra manera: son los mercados –y no sólo los Estados– los que piden las reestructuraciones de deuda. En efecto, a partir de un cierto punto, los mercados prefieren planes de restructuración creíbles (y en consecuencia, la posibilidad de cobrar algo, al menos) que los intentos no-creíbles de los Estados por pagar, sobre todo cuando ello se hace añadiendo políticas de austeridad.

La pregunta es: ¿es Mody un peligroso marxista? ¿es de Grauwe un temible populista? ¿son Reinhart y Trebesch los líderes de un grupo secreto leninista? ¿son Pierre Pâris y Charles Wyplosz un par de utópicos regresivos sin salvación? Quizá sea así y algún día salgan del armario y lo confiesen. Pero hasta que llegue ese día, lo que tenemos que pensar es que sus propuestas sobre reestructuración son de simple sentido común; como las de Podemos, el único partido político que se ha atrevido hasta ahora a hablar sin tapujos de esta cuestión en España.
Antonio Estella es catedrático Jean Monnet ad personam de Gobernanza Económica Global y Europea en la Universidad Carlos III de Madrid. Ha publicado recientemente España y Europa. Hacia una nueva relación (Tirant Ediciones, 2014).
Fuente: http://www.infolibre.es/noticias/luces_rojas/2014/11/18/podemos_reestructuracion_deuda_consenso_los_economistas_24064_1121.html