Los secretos de la Transición, contados por el ‘espía’ que
Kissinger envió a España
El libro del ensayista Jorge Urdánoz indaga en los
verdaderos motivos de algunas de las decisiones más trascendentales tomadas por
Suárez tras la muerte de Franco
Guillermo Martínez.
Después de examinar miles de cables diplomáticos enviados a
Washington por Wells Stabler, el embajador de Estados Unidos en España durante
la Transición, el filósofo del derecho Jorge Urdánoz da a conocer sus
conclusiones en un pequeño y pedagógico libro. En La Transición según los
espías (Akal, 2024), el autor desmitifica algunos relatos tan enquistados como
interesados sobre la convulsa época política que comenzó con la muerte de
Franco.
Ni el PCE fue legalizado por la muestra de contención en las
calles tras el atentado de la ultraderecha contra los abogados de Atocha, ni el
Senado se configuró como una Cámara territorial, ni la ciudadanía pudo elegir
la institucionalidad del nuevo régimen que acababa de nacer. Y todo eso lo sabía
Stabler, el diplomático estadounidense que informaba del más mínimo movimiento
en la política y la sociedad española a su jefe directo en Washington, el
recientemente fallecido Henry Kissinger.
Uno de los principales mitos que el exhaustivo estudio de
Urdánoz echa por tierra es la legalización del Partido Comunista de España
(PCE) y los entresijos que la permitieron. “Siempre se nos ha contado que la
demostración de orden en el funeral de los abogados laboralistas asesinados en
Atocha en enero de 1977 aupó al partido a la legalidad. La versión oficial nos
dice que Adolfo Suárez, impresionado por esa contención de los comunistas, los
ve como gente de fiar y los legaliza”, comenta el autor.
La decisión de legalizar al PCE ya estaba tomada
En cambio, los cables que revelan las conversaciones entre
Stabler y Suárez, presidente del Gobierno en aquel entonces, afirman que eso no
es cierto. “Aunque nos han inculcado esa versión por tierra, mar y aire, unos
diez días antes de los asesinatos Suárez ya pidió permiso al embajador para
legalizar al PCE”, explica Urdánoz. En un primer momento, la respuesta por
parte del estadounidense fue tan diplomática que el político español le pidió
que hablara de forma franca: “El embajador terminó diciéndole que entendía las particularidades
que aconsejaban legalizar al PCE, por lo que Suárez tenía ya la decisión tomada
antes de los atentados de la calle Atocha”.
Urdánoz considera que la legalización del PCE estuvo mucho
más relacionada con su presencia en los centros de trabajo que con cualquier
muestra de contención o madurez
De esta forma, aunque la reacción popular y el apoyo que los
comunistas recibieron en las calles tras la masacre de Atocha ayudaron a Suárez
de cara a la opinión pública, no puede considerarse el motivo por el cual los
legaliza. Según Urdánoz, “hemos recibido una historiografía que encajaba muy
bien en la visión idealizada de la Transición, tanto para la derecha y el
tardofranquismo como para el marco mental de la izquierda”.
Desde su punto de vista, “no es que unos engañaran a otros,
es que todos nos hemos autoengañado, en cierta forma, porque era un marco muy
cómodo en el que estar”. Tras conocer los cables del espía de Kissinger,
Urdánoz considera que la legalización del PCE estuvo mucho más relacionada con
su presencia en los centros de trabajo que con cualquier muestra de contención
o madurez.
El Senado, una bala en la recámara institucional
El segundo de los elementos que la investigación ayuda a
desmitificar fue el sistema de elección de las cámaras legislativas en España.
“Que tengamos un parlamento bicameral se debe al diseño concebido por Fraga a
finales de 1975, algo que se mantiene hasta el momento constitucional y al que
nunca nadie ha planteado una alternativa”, introduce.
En este sentido, una curiosidad saltó a la vista de Urdánoz
a medida que leía los cables del embajador: “Aunque el Senado inicialmente
aparece como una cámara de representación territorial, no lo es en absoluto.
Siempre estuvo pensada como una cámara de protección de las élites de la
dictadura”, señala. Él lo denomina en su libro “una bala en la recámara
institucional”, gracias a la cual el poder constituido en la dictadura siguió
manteniendo el control de la situación mediante una “cámara de bloqueo”, como
también denomina al Senado.
Debido a la información que se desvela de los cables de
Stabler, ahora podemos saber que el estadounidense conoció casi mes a mes los
planes para establecer el sistema legislativo español. “En todo momento él supo
que el Senado sería una cámara para la vieja élite”, comenta. Lo más que pudo
conseguir la oposición con el Senado fue vaciarlo casi de poder.
Un sistema proporcional contra Fraga
En cuanto al Congreso de los Diputados, la cuestión radica
en que siempre se ha contado como la primera Cámara en España elegida mediante
sistema proporcional y no mayoritario. “Se nos ha dicho que Suárez cedió la
proporcionalidad porque la oposición democrática se lo exigía para que entraran
en el juego democrático, pero en los cables de Stabler queda claro que no
existe tal transacción ni nada similar”, cuenta Urdánoz.
El Senado actuaría como una cámara de bloqueo para evitar
cualquier reforma constitucional que no fuera vista con buenos ojos por los
herederos del franquismo
En el momento de plantear la proporcionalidad en el Congreso
de los Diputados, la oposición ni siquiera había empezado a negociar, arguye el
ensayista. A ojos del investigador, lo que realmente motiva a Suárez a
establecer ese sistema es protegerse frente a Fraga, que lideraba Alianza
Popular, que estaba fuera del gobierno y a quien las encuestas daban como claro
ganador de las siguientes elecciones.
La relectura de las conversaciones entre el embajador
estadounidense y los diferentes líderes políticos durante la Transición
española arroja una clara conclusión sobre la Cámara Alta. A pesar de que el
Senado está supeditado al Congreso, a la hora de modificar la Constitución
actuaría como una cámara de bloqueo para evitar cualquier reforma que no fuera
vista con buenos ojos por los herederos del franquismo.
Para verlo con mayor claridad, el filósofo ilustra esta
realidad atendiendo a la actualidad en el Congreso de los Diputados, donde hay
mayoría progresista junto con los grupos nacionalistas, y el Senado, donde goza
de mayoría absoluta el PP. Tal y como resume, “el Senado no se ideó para
representar a los territorios, sino para beneficio de la clase política de la
dictadura y eso, en 40 años, se ha convertido en un sesgo muy claro y favorable
hacia el PP”.
Dar la vuelta a los votos
El tercer elemento que Urdánoz aborda en su corto pero ameno
y esclarecedor libro está íntimamente relacionado con la institucionalidad en
España, lo que remite a las Cortes Constitutivas elegidas en 1977. Si uno
atiende a los datos, a los votos sin filtrar por el sistema electoral, se puede
comprobar que la entonces oposición democrática obtuvo el 55% de los respaldos.
En el Senado ocurrió algo parecido, aunque más acentuado. Los progresistas se
hicieron con el 60% de los apoyos, y el centro derecha de Suárez y la rama más
profranquista de la política se quedaron con el 40% restante.
En cambio, el sistema electoral aprobado por los franquistas
en la Ley de Reforma Política provocó que las mayorías estuvieran trucadas en
los resultados de 1977. “Las mayorías están cambiadas, y es con esos
representantes con los que se aprueba la Constitución”, apunta Urdánoz. En este
punto, el investigador pone el acento en que la mayoría del arco parlamentario
quería caminar hacia una democracia, aunque nunca especifiquen a qué tipo de
democracia se refieren.
“Eso nunca lo pusieron en duda, tenía que ser monárquica, no
había alternativa posible. Y la planteaban muy centralizada, algo que después
cambió gracias a las movilizaciones populares”, agrega el ensayista. En este
sentido, las decisiones trascendentales en toda democracia, tales como si la
jefatura del Estado recaería en una monarquía o en una república, si el sistema
electoral sería representativo o mayoritario, o si sería una democracia
centralista o descentralizada, ya estaban tomadas antes de que la ciudadanía
pudiera elegir hacia dónde encaminarse.
Stabler describe a la monarquía como uno de los mayores
aliados de Estados Unidos
En sus telegramas, Stabler describe a la monarquía como uno
de los mayores aliados de Estados Unidos. “La intenta beneficiar, sin lugar a
dudas. En sus cables, el embajador elogia al rey y presta su apoyo al proceso.
Por su parte, la Casa Real cuenta todos sus planes al embajador porque tenían
la necesidad de complacerle y agradarle”, incide Urdánoz, quien afirma que con
quien mejor relación tenía Stabler era con el rey Juan Carlos y con Adolfo
Suárez.
Al autor de esta obra le sorprende la escasa trascendencia
que ha tenido la desclasificación de estos cables por parte de Estados Unidos.
El profesor de la Universidad Pública de Navarra ha analizado miles de ellos,
enviados entre 1973 y 1979, aunque se ha centrado en los correspondientes al
periodo 1976-1978. El autor invita a otros historiadores a indagar en esta
información que precisa de mucho tiempo y capital humano para ser desgranada.
“La web está en abierto. Cualquier persona puede acceder a los cables, y ojalá
este pequeño libro sirva de acicate para los demás investigadores”.
https://ctxt.es/es/20240601/Politica/46753/wells-stabler-pce-jorge-urdanoz-transicion-espias.htm#md=modulo-portada-bloque:4col-t2;mm=mobile-medium
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