martes, 31 de agosto de 2021

China anticapitalista

China da un giro anticapitalista

 

Alberto Cruz

CEPRID

Dado el nivel de debate sobre si China es capitalista o no, solo hay dos formas de ver lo que está pasando en los últimos meses: o está pisando el acelerador anticapitalista o está pisando el freno del capitalismo. En cualquier caso, lo evidente es que hay una nueva política en marcha, y a pasos acelerados, y que esa política está circunscribiendo el capitalismo chino, tal y como lo conocemos, y poniendo muy nerviosos a los centros capitalistas globales asentados en Occidente.

No se puede, ni se debe, pasar por alto lo que ha significado la pandemia del COVID-19 para estos movimientos, en los que ha quedado claro que China ha interpuesto los intereses de la gente, del pueblo, a cualquier otro. Es decir, que en apariencia –aunque cada vez se está concretando más- estamos asistiendo a una filosofía de gobierno centrado en las personas, en proteger la vida y la salud de las personas, al tiempo que defiende la propiedad de las personas bajo el sistema básico de propiedad colectiva. ¿Optimista? Veamos.

Todo comenzó en noviembre de 2020, cuando el gobierno chino detuvo la oferta pública de adquisición de acciones del Grupo Ant, propiedad del multimillonario Jack Ma. Esta empresa es "el brazo financiero" de Alibaba, el buque insignia de Ma. Todo el capitalismo, sobre todo el no chino, salió en defensa de Ma porque "los burócratas de nivel medio" (como se calificó despectivamente a los miembros del PCCH en los países capitalistas) se habían atrevido a ir contra el "hombre más rico de China". Los capitalistas, en este caso chinos y no chinos, vieron cómo se fortalecía el papel del Estado "restringuiendo a la bestia del capital" (sic) en aras del desarrollo socialista y del bien público. Especialmente, porque lo que estaba detrás de ese pulso, que perdió Ma, era la gobernanza del sector bancario que está totalmente en manos públicas y no como en Occidente.

Al gobierno chino no le tembló la mano cuando impidió una operación que "debería haber establecido el nuevo récord mundial" en esta clase de operaciones y con la que se frotaban las manos todos los capitalistas, chinos o no. Entre el máximo exponente de la burguesía monopolista china y las autoridades políticas de China (República Popular) existía un claro contraste que expresaba dos puntos de vista difíciles de conciliar: Ma (y otros como él) impulsan en desarrollo de innovaciones financieras sin considerar los riesgos para millones de personas mientras que para el gobierno (los "burócratas de nivel medio") es imprescindible prevenir y cancelar los riesgos que para millones de personas siempre producen los mercados financieros. O sea, puro sentido común de los "burócratas de nivel medio" cuando ya hay precedentes en el mundo como la crisis de 2008 provocada, precisamente, por algo similar en Lehman Brothers y que tuvo cierta repercusión en la propia China unos años más tarde.

Sin entrar a desmenuzarlo, a lo que asistimos (que tomen nota quienes piensan que en China hay un capitalismo clásico al estilo occidental) no es a dos concepciones distintas, sino a un conflicto de clase en dos orientaciones divergentes. Si eso parece muy fuerte voy a dejarlo en una contradicción inmanente en el uso del modo de producción capitalista que, consiguientemente, produce un choque entre dos líneas de lucha: una más neoliberal y otra más social.

China ha apretado las tuercas, y mucho, a las distorsiones del mercado con contramedidas muy fuertes que van más allá de Ma y sus empresas y afectan a todos los aprendices de brujo del capitalismo chino, de forma especial a los del mundo digital y centrados en el crédito, sobre todo. Eso nos lleva a pensar en Facebook y sus intentos de crear su propia moneda digital y en Amazon, que tiene una idea similar y que se ha ofrecido a Biden, por ejemplo, para distribuir la vacuna contra el COVID-19.

En defintiva, lo que hizo el gobierno chino con esa operación fue afirmar la primacía del poder político (y social) sobre la del capital privado.

Es obvio que eso no era el comienzo de la desaparición del capitalismo chino, pero sería miope no ver en ello un serio toque de atención a los oligarcas existentes y a los futuros. El capitalismo occidental lo vio claro y dijo que fue “una represión que evidencia el poder centralizado de los comunistas", como se dijo en EEUU y se repitió en la moribunda Europa aunque lo que había era una acción que se incardina dentro de la "economía de mercado socialista" de China en la que los servicios bancarios y financieros operan bajo el control estatal para el interés público. Es decir: se atajó la especulación, las burbujas financieras y todo lo que es responsable de las crisis financieras cíclicas en el capitalismo. No es que se fuese a producir algo así en China, pero de haberlo dejado se podría haber producido. Y el gobierno chino decidió actuar para que algo así no se produjese nunca.

Es evidente que no se puede negar que en los últimos 40 años de China, sobre todo los primeros 30 años de esos 40, el capitalismo fue crucial para impulsar el desarrollo de la China de hoy. Pero a un gran costo al que ahora se le están poniendo cotos. Reconocer esto es puro materialismo histórico. Y, ya puesto, se puede recurrir a Marx para argumentar que el control del capital es crucial para el proyecto de desarrollo socialista y que si se deja al capital a su albedrío pronto se podrá de manifiesto que sus intereses de clase superan su lealtad nacional.

La importancia de la educación

En ese camino de 40 años, China ha ganado mucho pero también ha perdido mucho en términos de filosofía y valores. El consumismo ocupa, como en nuestras sociedades, un lugar central. La mentalidad frívola, ansiosa y desinteresada, también. Los sueños burgueses son casi los mismos que en Occidente. Pero, a diferencia de en otras partes, en China hay mucha resistencia, especialmente en las universidades (1) y en un sector nada desdeñable de la juventud. Tanta, que ya ha obligado al gobierno a dar un golpe de timón, alejándose un tanto del modelo de enseñanza occidental y recuperando el propio.

La resistencia de los sectores universitarios tiene un notorio éxito: en enero de 2020 el Ministerio de Educación emitió una normativa por la cual las escuelas de primaria y secundaria solo pueden usar libros chinos, y no extranjeros como se hacía en muchas de ellas. La justificación dada no tiene contra-argumentación posible puesto que se habla de “desarrollar la autonomía académica en lugar de seguir ciegamente la educación extranjera”.

Es en este sector donde se ha visto otro movimiento no inesperado pero sí sorprendente por su dureza: en julio de 2021 ha arremetido contra el muy lucrativo sector de la educación privada de dos maneras. Por una parte, aumentando los fondos y los medios a su sector público de enseñanza. Por otra, fortaleciendo su control sobre el sector de la educación privada.

En China la educación está muy por encima de la media de cualquier país, especialmente en el ámbito universitario, y las academias privadas, los cursos de apoyo y preparación a los exámenes y la educación competitiva llevan mucho tiempo haciendo su agosto. Hasta ahora. Los nuevos ricos, obsesionados con el éxito de su prole, no tienen reparos en gastar lo que sea para que se hagan un huequito entre la élite. Esto ha permitido que haya gigantes de la educación similares a Ma y algunos de ellos son quienes tienen como referencia el modelo educativo de EEUU.

La ley aprobada por el gobierno chino restringe bastante los privilegios de que gozaba la enseñanza privada. No solo eso, sino que está recuperando textos escolares de contenido propio, alejándose del "modelo occidental", y acotando también este campo tan importante de penetración del capitalismo en las nuevas generaciones. Prácticas que hasta ahora eran si no alentadas sí toleradas se tienen que tentar la ropa a partir de ahora.

Y por si todo ello fuese poco, este mes de agosto ha arremetido contra la industria de los videojuegos y su impacto en los menores. No obstante, aquí hay que hacer una salvedad: no ha sido el gobierno, sino un sector del gobierno.

La historia comienza el domingo 1 de agosto cuando el "Diario de Información Económica", vinculado a la agencia Xinhua, publicó una investigación en la que calificaba a los juegos en línea como "el opio espiritual", como "la droga electrónica" de los jóvenes y decía que su impacto en la salud de los adolescentes no debe subestimarse. La referencia al opio en China es como mentar a la madre porque recuerda la “guerra del opio” con la que los occidentales hundieron el imperio chino, penetraron en el país, Gran Bretaña se anexionó Hong Kong y la drogadicción se generalizó de la mano de los occidentales.

La consecuencia inmediata fue que la principal empresa de videojuegos de China perdió en bolsa más del 6% al día siguiente, aunque hubo otras que perdieron hasta el 12%.  Eso son miles de millones. Hay quien dice que el equivalente a 55.000 millones de euros.

El revuelo fue mayúsculo, y algo debió pasar dentro del gobierno o del Partido porque el artículo en cuestión fue suavizado con otro en el que desaparecía la expresión "opio espiritual" aunque se mantenía todo lo demás. Por ejemplo, que la adicción a los juegos en línea tiene "un impacto negativo en la fisiología y en la psicología de los adolescentes", que "afecta al rendimiento académico" y que "conduce a trastornos de personalidad".

Por una parte, el hecho de que se "suavizasen" algunas expresiones o desaparecieran, pero se mantuviese el grueso del artículo, indica una lucha evidente entre quienes apuestan por el negocio y quienes lo hacen por la población. El sector, como en todas partes, es muy lucrativo y genera cientos de miles de millones. Y ha habido una especie de "explicación" porque hay otro artículo posterior, el lunes 2 de agosto, en el que se dice que es "inmoral culpar a las compañías de videojuegos" porque "los padres y la comunidad en general son responsables de abordar el juego excesivo" y que "las escuelas, los desarrolladores de juegos, los padres y otras partes deben trabajar juntos".

Pero el toque de atención ha sido advertido por las empresas. La principal, Tencent, que controla la mitad del mercado chino, ya ha dicho -el martes, un día después de las pérdidas- que va a introducir "salvaguardias tecnológicas para limitar el tiempo de juego a los menores de 12 años". Dice que impondrá un sistema por el que solo se podrá jugar una hora diaria en los días escolares y dos horas en los fines de semana y fiestas, pudiendo jugar sólo hasta las 10 de la noche y nunca antes de las 8 de la mañana. Dice también que inspeccionará a cualquier usuario que siendo menor de edad finja ser un adulto.

En cualquier caso, lo interesante es el artículo. Decía que diversas encuestas han demostrado que casi el 12% de los alumnos juegan todos los días, que más del 26% lo hace cada dos o tres días y que deben implementarse medidas que complementen a las que ya se han puesto en marcha dirigidas a la enseñanza privada, sobre todo a las tutorías, para salvaguardar el bienestar social y construir un entorno cibernético saludable, porque, así, se apunta al desarrollo económico y social a largo plazo. Y decía algo más: "no se puede permitir que ninguna industria se desarrolle de una manera que destruya a una generación".

Ni qué decir tiene que lo más bonito que se ha dicho de esto en Occidente es "represión". Como es lógico, se habla de las pérdidas económicas (no solo de las compañías chinas, sino de las occidentales) y se estima que supondrán un billón de dólares. Y se preguntan si "la represión de Xi contra las empresas de tecnología y tutoría [enseñanza privada] se detendrá ahí". Aquí hay que fijarse: Rusia es "la Rusia de Putin", China es "la China de Xi". Nadie dice "los EEUU de Biden", "la Gran Bretaña de Johnson"  o "la Francia de Macron". Putin y Xi personalizan toda la maldad del mundo y tiene que quedar claro siempre.

Pero claro, arremeter contra las medidas chinas no es políticamente correcto porque es algo que se produce también en Occidente, aunque no se actúa como en China. Por eso en un primer momento se dijo que "hay temor de que vaya demasiado lejos", que "dañe al sector" y que eso supondrá "dañar el crecimiento a corto plazo y la innovación a largo plazo". O sea, que se puede vigilar (un poquito) a los monopolios de los videojuegos pero, eso sí, sin asustar porque "eso produce una reducción del crecimiento del Producto Interior Bruto".

En cualquier caso, "China [la de Xi, algo que se repite ya de forma machacona] está restringiendo la economía privada" y eso supone que "los consumidores también están sufriendo".

Y de manera muy gráfica añaden: "los líderes del Partido Comunista parecen cada vez más cómodos aceptando un daño económico considerable para lograr objetivos no económicos". Capitalismo en estado puro: lo único importante es la economía y no lo social porque eso son “objetivos no económicos”.

En medios chinos izquierdistas, que los hay (claramente maoístas), se habla muy bien de las medidas del gobierno "contra las tendencias antisociales" que "frenan los excesos del desarrollo capitalista" y "reafirman la primacía del socialismo". No he visto este discurso en las páginas gubernamentales, pero algo de eso hay.

Tanto que, ahora sí, cuando ya han pasado unos días, son muchos los medios de propaganda occidentales que se hacen eco de la "nueva represión". Se leen cosas como ésta: "Alibaba [la empresa de Ma] y Tencent, dos de las empresas más grandes de China y entre las más visibles para los inversores internacionales, han recibido grandes golpes". O esta: "Muchos inversores estadounidenses están tratando de anticipar posibles objetivos para la próxima represión de China". O esta otra: "Muchos analistas han recurrido a leer viejos discursos del presidente Xi y analizarlos en busca de pistas sobre otras empresas y negocios que podrían ser blanco de ataques".

Y Bloomberg, que controla más de un tercio de toda la industria financiera del capitalismo, es quien da la pista definitiva: "Xi ha denunciado el contenido en línea "obsceno", la desigualdad educativa y la especulación del precio de la vivienda en los distritos escolares populares". Y recalca: "en este punto deberíamos saber que Xi generalmente cumple con lo que dice".

El origen: el XIV Plan Quinquenal

A lo mejor se puede dar una pista de por donde van a ir ahora las cosas: los bienes raíces (edificios, terrenos, o sea vivienda), disponibilidad y asequibilidad de la atención médica (la experiencia de la COVID-19 es determinante) y la jubilación (protegerla y asegurarla en condiciones). No hay que olvidar que China tiene 1.400 millones de habitantes. Habrá más sectores, sin duda -como la educación, aún en proceso de renovación pese a lo contado más arriba-, pero el camino está claro y marcado desde un poco antes de estos movimientos anticapitalistas o de freno al capitalismo. Es lo que en China se conoce como “abordar las tres grandes montañas”: sanidad, educación y vivienda.

El camino por el que ahora se está andando se trazó en el XIV Plan Quinquenal, aprobado en el XIX Pleno del Comité Central del PCCh (26-29 de octubre de 2020). En él hay una "combinación flexible" de capital público y privado, aunque destacando que "es el Estado el sujeto principal de la economía y quien establece las condiciones económicas". O sea, el interés de las empresas privadas está subordinado al Estado, como ha quedado palmariamente comprobado con la pandemia y cómo la enfrentó China y está quedando muy en claro también ahora, o más, con las medidas aprobadas (y las que vendrán).

Estas medidas están causando sorpresa y alarma en el mundo capitalista occidental. La multinacional financiera estadounidense Morgan Stanley ha sido quien más claro lo ha dicho hasta ahora (8 de agosto de 2020): "Se está produciendo un profundo cambio de política en China. Para lograr los objetivos de garantizar la estabilidad social y hacer que el crecimiento económico sea más sostenible, los responsables de la formulación de políticas han iniciado un ciclo de endurecimiento regulatorio de gran alcance y amplio alcance. Este nuevo curso dará forma a la evolución de la economía y los mercados de capitales de China en los próximos años" (…) "Si bien este cambio de política no debería sorprendernos, dado que la desigualdad de ingresos es un problema mundial, la velocidad, la escala y la intensidad de las medidas que estamos viendo en China hoy son inesperadas".

Efectivamente, no se lo esperaban. Como tampoco han entendido, ni entienden, a China ni en el marco en el que todo esto se está haciendo: la conmemoración del centenario del Partido Comunista. Porque lo que dice el XIV Plan Quinquenal es que cuando China habla de "prosperidad común" y "país moderadamente próspero" es lo que está haciendo con la "circulación dual o doble circulación": reequilibrar la economía de China hacia el consumo. Es decir, se acabó eso de ser la fábrica del mundo. En otras palabras: menos capitalismo.

Morgan Stanley dice que esto es "un paso atrás desde la perspectiva macroeconómica". Pero esto esa algo previsible desde que se anunció que China ha logrado acabar con la pobreza absoluta. Se supuso que China, como Occidente, se iba a quedaar ahí, manteniendo una bolsa “aceptable” de población en la pobreza. Pero no ha sido así. China ha terminado una etapa y ha abierto otra: terminar con la pobreza, sin calificativos. Por eso se habla de “país moderadamente próspero” y, para ello, y una vez lograda la primera meta, la abolición de la pobreza absoluta, abordar la desigualdad y terminar con ella.

De eso va el XIV Plan. Si se quiere reequilibrar la economía hacia el consumo, como se dice, se tiene que aumentar el nivel salarial. En eso se está. El año pasado, habiendo vencido al coronavirus, China incrementó el salario mínimo el 46’7%. Está claro que solo un aumento de salarios ayuda a los hogares, cierto, pero también afecta a los empresarios porque ganan menos. Es la eterna lucha entre capital y trabajo y, en China, ahora está ganando el trabajo. Por eso hay tanto nerviosismo, y malestar, en los grandes centros del capitalismo mundial que, quiérase o no, no están en China. Como dice de nuevo Morgan Stanley: "El resultado es que, a corto plazo, los efectos del ciclo de endurecimiento regulatorio deberían frenar el sentimiento empresarial general, reducir la inversión privada y afectar el crecimiento a futuro. También puede disuadir a los inversores globales de profundizar su participación en los mercados de capital de China".

Hay que recordar la famosa estrategia de “doble circulación” diseñada en este XIV Plan Quinquenal apuesta de forma clara por el consumo interno frente a las exportaciones. Es decir, se mira más hacia dentro que hacia fuera, en todos los parámetros. Esto va a permitir a China impulsar el desarrollo socioeconómico de su población tanto a corto como a medio plazo y -lo más importante- libre de presiones externas. Todos los movimientos relatados se enmarcan en esa dirección porque van dirigidos a sectores en los que hay, por una parte, interés de los inversores extranjeros, con lo que se limita un tanto dicho interés del capital foráneo, y, por otra, se los circunscribe a un ámbito mucho más nacional y dentro de los parámetros establecidos por el Partido Comunista.

Nota

(1) En 2014 se dio un importantísimo impulso a una campaña denominada “Más Marx, menos Occidente” impulsada por dos universidades, las de Henan y Nanjing, para presionar al gobierno chino con la finalidad de aumentar el número de asignaturas marxistas en el sistema de enseñanza. La campaña fue asumida por un colectivo de estudiantes llamado “Jóvenes Marxistas” y se ha extendido en la práctica totalidad de los campus universitarios. Se critica la "pérdida de valores y confusión social" en que se encuentran los estudiantes ante una sociedad que va perdiendo de forma progresiva su propia cultura en detrimento de los valores occidentales al calor de las prácticas capitalistas que se han implantado desde hace casi 40 años en China. El movimiento ha adquirido una magnitud tal que el gobierno se ha visto obligado a ir “desoccidentalizando” las materias universitarias e introduciendo lo que el gobierno llama "cursos de pensamiento y política", aunque no quiere darles un cariz tan marxista como el que reclama este movimiento. Sin embargo, no puede dejar de tenerlo en cuenta y así hay que interpretar la arremetida contra la enseñanza privada y la nueva reglamentación del Ministerio de Educación.

Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor. Su nuevo libro es “Las brujas de la noche. El 46 Regimiento “Taman” de aviadoras soviéticas en la II Guerra Mundial”, editado por La Caída con la colaboración del CEPRID y que ya va por la tercera edición. Los pedidos se pueden hacer a libros.lacaida@gmail.com o bien a ceprid@nodo50.org También se puede encontrar en librerías.

albercruz@eresmas.com

https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2615 

 

 y ver  ...https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2614

 

La historia de Gernika que nunca existio.

                                                          

Confeccionar historia escribiendo sobre lo que nunca ocurrió

 

Xabier Irujo, Paul Preston y Ángel Viñas

 

El nieto del general Fidel Dávila cuenta en su reciente libro ‘La Guerra Civil en el Norte’ lo que no sucedió en Gernika

Según Rafael Dávila Álvarez, el 27 de abril se reunieron Franco, Solchaga, Vigón y Mola y éste último repitió insistentemente que no se bombardease Gernika… ¡Ay! Ya se había destruido el día anterior ¿Pretende el general Dávila hacernos creer que Mola no sabía nada del bombardeo un día después o es que no sabe que Gernika se bombardeó el 26 de abril?

El autor afirma que Mola ordenó que no entrasen "ni moros ni soldados" en Gernika y que la Casa de Juntas -donde se encuentra el árbol- la ocupasen requetés de Bizkaia. Si así fue, no sólo no se enteraba de nada, sino que además nadie le hacía caso, porque el bombardeo destruyó el 85,22% de los edificios de la villa y las primeras unidades que entraron en Gernika fueron precisamente "soldados y moros": brigadas de Flechas Negras y las unidades africanas que se alojaron en la iglesia de Andra Mari. Hay testimonio escrito y abundantes fotografías, publicadas desde hace años.

El general Dávila yerra también al asegurar que las "radios rojas" anunciaron la destrucción la noche del 27. Fue el lehendakari Agirre quien informó del hecho antes de las 7 de la mañana de ese día.

Según el autor, Mola, que había publicado su amenaza de "arrasar Vizcaya" en la primera plana del Pensamiento Alavés del 5 de abril, "tenía un gran disgusto" y "mostraba gran contrariedad" por la destrucción. Subraya la absoluta ignorancia de Mola al afirmar que alguien le comunicó que habían sido los italianos los que habían bombardeado Gernika: ¡Y da a entender que Mola se lo creyó…! Esto implica que, después de nueve meses de guerra, el jefe del Ejército del Norte (predecesor del abuelo de tan "informado" autor) desconocía que sus propias unidades aéreas y terrestres en el frente vasco estaban coordinadas con la Legión Cóndor, que sólo respondía ante Franco, por lo que ni italianos ni alemanes bombardeaban sino siguiendo órdenes de Salamanca.

Quizá Mola no fuera una lumbrera, pero es difícil creer que fuese tan rematadamente inepto, crédulo e incompetente.

Los camelos del general Dávila Álvarez no tienen límites: a renglón seguido afirma que se tomó Gernika el 30 porque "el día 29 la fuerte niebla impide entrar (…)" Tal como informaron el mayor Pacinotti y el general Bastico, fue ocupada a las 12.30 del 29 y no había niebla.  ¿Pretende Dávila hacernos creer que había tanta que las unidades de tierra no podían avanzar, pero los aviones sí podían tomar fotografías aéreas? ¡Por favor!

Vuelve a errar al escribir que la mayor parte de los edificios estaba en pie y que, como en Irún, habían sido los "rojos" los que destruyeron y saquearon Gernika. No sólo existen testimonios, sino fotografías aéreas tomadas los días siguientes al bombardeo donde se "ve" que la mayor parte de los edificios ya no existían debido al ataque aéreo. "La mayor parte" significa, repetimos, el 85,22% del total.

Las fuentes históricas y las evidencias gráficas cuentan otra historia. Los generales Mola, Solchaga y Vigón estaban al corriente de las operaciones aéreas porque debían coordinarlas diariamente con los movimientos de las unidades de infantería. La mañana misma del 26 de abril, "como todos los días", Wolfram von Richthofen, jefe de estado mayor de la Cóndor, se reunió con el coronel Juan Vigón para revisar las operaciones de esa jornada, incluyendo el bombardeo de Gernika. Todos sabían perfectamente que Franco había ordenado ése y todos los demás bombardeos sobre centros urbanos y que ni italianos ni alemanes procedían sin órdenes directas de Salamanca. Richthofen y Sperrle declararon que la orden provino del alto mando, "como todas las demás". El 26 de abril cayó un cóctel de bombas explosivas e incendiarias que provocó la demolición de 271 edificios de Gernika.

Franco ordenó mentir la madrugada del 27 de abril: Todos los medios debían informar sobre el "incendio" de Gernika. Los generales Mola, Sperrle y Cabanellas llegaron inmediatamente después, el 29 de abril. Mola ordenó cercar la villa, impedir el acceso a la misma y se suprimió cualquier prueba material del bombardeo.

También había ordenado "sembrar el terror", "eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros". Y rubricó, "en este trance de la guerra yo ya he decidido la guerra sin cuartel" y fusilar a todos los que se les opusieran. Golpista y criminal, Mola se comportó en Gernika como lo que era: Un forajido. Y 84 años más tarde un exgeneral de División jaleado por un sector de los medios españoles pretende edulcorar aquellas atrocidades: Así ni se construye un futuro ni es posible el progreso social.

https://blogs.publico.es/dominiopublico/39538/confeccionar-historia-escribiendo-sobre-lo-que-nunca-ocurrio/

 Nota del blog .-                                 
 

Es necesario recordar a este historiador  y su libro  , prohibido y perseguido  en la España como otros  de el.



 Ver como quedo Guernika   https://historia.nationalgeographic.com.es/a/bombardeo-guernica-1937-masacre-que-inspiro-a-picasso_12702/7

 

 Debate  historiográfico file:///C:/Users/Luis/AppData/Local/Temp/4105-229-14419-1-10-20111122.pdf

 

lunes, 30 de agosto de 2021

El fin de la era de los imperialismos I -II

                                                                            

Una  foto del siglo XIX  

( El mayor general Chris Donahue, comandante de la 82 División Aerotransportada del Ejercito, abandonó el país en un C-17 a las 15.29 horas).

Afganistán y el fin de la era de los imperialismos  I -II

AUGUSTO ZAMORA R.

 Autor de ‘Política y geopolítica para rebeldes, irreverentes y escépticos’ (3° edición, 2018), ‘Réquiem polifónico por Occidente’ y de ‘Malditos libertadores’.

Horas de llanto y de crujir de dientes (Lucas, 13,28) transcurren en estos pagos del así llamado Occidente, por el descalabro sin paliativos de EEUU y sus aliados en Afganistán. Entendámoslos. En Afganistán terminó de naufragar, de manera estrepitosa, el sueño imperial de EEUU, de imponer al mundo un "New American Century", en la euforia generada por el suicidio de la Unión Soviética. Para comprenderlo es preciso recordar que, antes del suicidio soviético, los ‘pacíficos’ miembros europeos de la OTAN no habían iniciado ninguna guerra, por el temor que les causaba el Pacto de Varsovia. Desaparecida la URSS y disuelto el Pacto, el Dr. Jekyll dio paso a Mr. Hyde.

 Animados, o convencidos, o resultado de su herencia genética imperialista (el tan citado reflejo condicionado de Pavlov), los europeos occidentales, sepultada la URSS, volvieron a las guerras. Yugoslavia, 1999 (so pretexto de un genocidio albanokosovar a manos serbias, que luego resultó falso); Iraq, 2003, (las cacareadas armas de destrucción masiva, en lo que fue un engaño planetario); Libia, 2011 (supuestas matanzas de Gadafi, y donde, al final, el asesinado fue el presidente libio) y Siria, 2014, intento de agresión frustrado -qué descaro- por la contundente oposición de China y Rusia, que avisaron de respuestas. Todos los países atacados por la OTAN tenían gobiernos amigos de la asesinada URSS y podían ser -o eran ya- aliados de una Rusia en recomposición.

 Afganistán ha sido pieza codiciada por los anglosajones desde el siglo XIX, dada su estratégica situación geográfica en Asia Central: fronterizo como era de Persia, del Imperio Ruso, del Imperio Chino y, claro, del Imperio Británico, en lo que era la joya -literalmente- de la Corona, el Virreinato de India, de donde los británicos expoliaban ingentes cantidades de riqueza. El desmantelamiento de los imperios coloniales -con el fin del virreinato, dividido en los actuales India y Paquistán- y el mundo bipolar, con India aliada de la URSS y Paquistán de EEUU, devaluaron Afganistán, hasta que -error garrafal y catastrófico- la URSS decidió en mala hora invadir el país, en 1979.

 EEUU vio, en la invasión, una oportunidad única de conseguir dos objetivos. Uno, lanzar una guerra de desgaste para derrotar y humillar a la URSS y, dos, desquitarse de la doloroso y traumática derrota en Vietnam, en 1975. Para lograrlo contó con la ayuda inestimable de Paquistán, en cuyo territorio se inició el reclutamiento de los futuros muyahidines, buscados entre los sectores más fanáticos y retrógrados de Afganistán. EEUU hizo de la guerra contra los soviéticos una cruzada islámica contra el comunismo ateo y Afganistán se convirtió en el epicentro y meca del islamismo más extremista. En esa guerra combatieron Osama Ben Laden y el mulá Omar y de esa guerra nacieron Al Qaeda y los talibanes, merced al apoyo de EEUU, de quien son hijos, bastardos, pero hijos, (recomendamos la entrevista a Hillary Clinton, admitiendo que fueron ellos quienes crearon a estas fuerzas: https://www.youtube.com/watch?v=kz293ocSvJ4. Tiene subtítulos en español, avisamos, para animar a los curiosos).

 El fin de la Guerra Fría hizo renacer los sueños imperiales a lo siglo XIX. Un EEUU exultante se dijo triunfador absoluto sobre el desaparecido adversario soviético y pasó a diseñar un mundo a su medida, el citado "New American Century". Un revival del siglo XXI con un único poder mundial con capital en Washington. Las guerras lanzadas por la OTAN, instigadas por EEUU, eran un medio considerado esencial para el rediseño del mundo (tema desarrollado en el libro sobre política y geopolítica). No fueron, ni mucho menos, guerras al azar, sino etapas del proceso de dominación mundial, en unos años en los que EEUU -derruida Rusia, circunspecta China- no tenía ni veía rival.

 La guerra contra Yugoslavia arrasó al único aliado de Rusia y -el verdadero objetivo- puso a la Unión Europea bajo control casi total de EEUU, que expandió la OTAN hasta las fronteras de Rusia. Iraq ‘debía’ quedar bajo control pleno de EEUU, tanto por su extensa y estratégica frontera con Irán, como porque Sadam había dejado de ser un déspota de fiar. El lobby israelita hizo el resto, pues Israel quería destruido a Iraq y a EEUU asomando su potencia sobre la odiada y temida República Islámica de Irán, algo favorecido también por el obsceno régimen saudita. En Libia era quitar de en medio al incómodo, prorruso y petrolero Gadafi, para plantar el dominio de los occidentales. Derrocado Gadafi, en Mediterráneo quedaría ‘asegurado’ y ‘cerrado’ para la OTAN.

 La pieza que faltaba era Siria, histórica puerta y puerto natural de Irán y Asia Central al mar Mediterráneo y viceversa. El derrocamiento de El Asad permitiría terminar de cerrar el Mediterráneo a Rusia e Irán, liquidaría al enemigo más próximo a Israel, cerraría las vías de abastecimiento a Hezbolá y, liquidado Hezbolá, Líbano quedaría de rodillas ante la OTAN, Tel Aviv y Washington. Por eso Siria se convierte en el campo de batalla más sangriento de todos, con una brutalidad sin límites. La OTAN, Turquía, Israel, Qatar y Arabia Saudita se conjuran para liquidar al régimen sirio, ante la resistencia numantina de dicho régimen, al que apoyan decididamente Hezbolá e Irán, que envían a miles de combatientes. Aquí es donde, debe anotarse, empiezan a cambiar las tornas. El protagonista del cambio tiene un nombre: Rusia. En agosto de 2015, Moscú amplía la base aérea que tiene en Siria y, el 30 de septiembre de ese año, para asombro, pavor y desconcierto de la OTAN y sus aliados, Rusia lanza una contundente ofensiva aérea y marítima contra las fuerzas delegadas de Occidente. La ofensiva, que se prolonga por más de un año, es demoledora y las fuerzas de Damasco, abastecidas de armas y asesores y comandos rusos, reforzada con miles de combatientes chiíes -que, incluso, llegan desde Afganistán- derrotan a los enemigos, que deben replegarse y quedarse quietitos en la provincia de Idlib. La intervención de Rusia en Siria hizo ver con crudeza que el sueño del "New American Century" era eso, un sueño. También marcó un antes y un después en la quimera estadounidense de dominio mundial.

 Ahora veamos Afganistán desde esa perspectiva. Según declarara el presidente George Bush Jr., la invasión del país centroasiático era parte de la "guerra mundial contra el terrorismo". Si, efectivamente, así hubiera sido, la operación militar debía haber concluido en 2002 o, a lo sumo, en 2003, pues el régimen talibán se desmoronó en semanas y un año después estaba establecida una nueva administración bajo la égida de EEUU. Como sabemos, ocurrió lo contrario. Pese al derrumbe total de los talibanes, los occidentales no sólo no retiraron sus tropas, sino que las aumentaron y reforzaron con mercenarios (llamados eufemísticamente "contratistas") hasta alcanzar casi 200.000 efectivos armados. Más revelador aún, EEUU aprovechó la guerra para abrir bases militares en dos países ex soviéticos, Uzbekistán y Kirguizistán.

 No era, realmente, una guerra contra el terrorismo. La guerra contra el terrorismo era el pretexto de EEUU para hacerse con el control de Afganistán y, desde este estratégico país, proyectar su poder militar y político en Asia Central. El objetivo real era extender su influencia sobre las ex repúblicas soviéticas y, lo principal, expulsar y sustituir a Rusia, establecerse en la retaguardia de China y hacer una pinza contra Irán desde Iraq y Afganistán (podríamos extendernos en el tema, pero esto es un artículo; remitimos al libro de geopolítica). Ya en julio de 1997, el secretario de Estado, Strobe Talbott, había expresado que Asia Central era "trágicamente vital" para EEUU. Zbigniew Brzezinski, por esos años, afirmaba que había que debilitar a Rusia en esa región, fortalecer a los nuevos Estados y poner sus recursos a disposición y explotación de empresas estadounidenses. En 1998, Brzezinski publicó una obra con gran éxito y repercusión en EEUU y Europa: El gran tablero mundial: La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos, donde planteaba la necesidad de EEUU de dominar Eurasia para dominar el mundo.

 

Vista la derrota atlantista en Afganistán desde esa perspectiva, se entenderá mejor el dolor de llanto y el crujir de dientes en los coaligados de EEUU y en EEUU. La derrota en Afganistán es más, mucho más que una derrota militar: es el fin del sueño del mundo unipolar; es la derrota de las políticas imperialistas puestas en marcha en la agresión inicial contra Yugoslavia en 1999. Pero, sobre todo, significa la expulsión de EEUU y la OTAN de Asia Central, a donde tendrán casi imposible volver. Es la expulsión de Occidente del "corazón continental" del que hablaba Halford Mackinder. Del corazón de Eurasia y, siendo Eurasia "el campo de juego más importante del planeta", como afirmara Brzezinski, su expulsión del corazón del mundo. Tony Blair ha criticado duramente la decisión de Joe Biden, afirmando que esa decisión de retirarse de Afganistán "no fue impulsada por una gran estrategia sino por la política".

 

El futuro del "corazón continental" quedará -pese a quien pese y aunque lleve su tiempo recomponer Afganistán y hallar acomodo con los talibanes-, quedará, vale repetir, en manos de los tres mayores beneficiarios del colapso atlantista: Rusia, China e Irán (y Pakistán, pero este país es subsidiario de China y no hará nada que perturbe a Beijing). Los talibanes, al menos un sector relevante de su dirigencia, saben que necesitan una relación adecuada con estos tres países si aspiran a establecer un gobierno y un sistema viable y duradero. Saben que una coalición internacional poderosa los puede volver a echar del poder y saben que, sin recursos y fondos externos, el apoyo que hoy tienen entre los afganos (hartos, cansados, arruinados después de cuatro décadas de guerra) puede disiparse rápidamente. Eso explicaría sus esfuerzos de moderación, sus misiones públicas y secretas a Rusia, Irán y China y su empeño en mostrar un rostro diferente. La alternativa a esta política es un nuevo ciclo de guerras civiles y destrucción, lo que, hoy por hoy, y según lo que se sabe, no está en la agenda de los líderes talibanes.

 

Que los tiros iban por allí lo parece confirmar el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, quien declaró ante la Comisión de Asuntos Exteriores europea: "Lo que no podemos hacer es permitir que los chinos y los rusos tomen control de la situación y sean patrocinadores de Kabul". Estos países, afirmó Borrell, "tendrán una nueva oportunidad de incrementar su influencia" en Afganistán. "No cerrarán sus embajadas, sino, al contrario, irán ampliando su presencia. Eso cambiará el equilibrio geopolítico". Lo que está por explicar es como los derrotados atlantistas detendrán a Rusia y China. En línea similar ha explotado Tony Blair en su página web: "Rusia, China e Irán verán y aprovecharán" (...) "¿Es lo que está sucediendo en Afganistán parte de un panorama que concierne a nuestros intereses estratégicos y los involucra profundamente?" (...) "Si lo definiéramos como un desafío estratégico, y lo viéramos en su totalidad y no como partes, nunca habríamos tomado la decisión de retirarnos de Afganistán".

 

Otro punto a aclarar es ¿por qué EEUU puso hasta ahora fin a su presencia militar si, en 2014, lo había hecho el grueso de las fuerzas de ocupación? La respuesta viene con música de tango. Pues que veinte años son, en política, muchísimos años y del mundo existente en 2001 al existente a partir de 2014 quedaba muy poco. El espectacular crecimiento económico, comercial y militar de China y la no menos notable recuperación de Rusia, amén del despegue económico y científico-técnico de Irán, habían cambiado radicalmente el panorama global y regional. Para EEUU, la zona más estratégica y vital había pasado de Europa a la región Indo-Pacífico y hacia allí han venido dirigiendo el grueso de sus esfuerzos desde, al menos, 2010, aunque el acelerón se da a partir del año 2015. A ello debe sumarse lo que ha sido, con mucha seguridad, el hecho más trascendental de la última década, que es la alianza ruso-china, que ha dado un golpe político dramático a Occidente (tema tratado en Réquiem polifónico por Occidente), cuestión que, en Europa, sólo ha sido entendida por Alemania (lo que explica, por ejemplo, el empecinamiento germano en la construcción del gasoducto Nord Stream II, pese a la oposición furibunda de EEUU y buena parte de la UE. En febrero pasado, el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, llamó a no aislar a Rusia y a China, pues una política así "creará la mayor alianza militar" del mundo).

 

Por último, recordar que EEUU es, técnicamente, un país en bancarrota, cuyas finanzas públicas son sostenidas por el resto del mundo, merced a poseer la divisa por excelencia, el dólar. Según afirmó el primer ministro británico, Boris Johnson, hace escasos días, según recogiera el diario Le Monde, EEUU había estado gastando 300 millones de dólares al día en Afganistán. La Brown University publicó un estudio sobre el costo de la guerra y éste asciende a 2,26 billones de dólares. De esa astronómica cantidad, 800.000 millones fueron destinados a la actividad militar directa y 85.000 millones al esfumado ejército afgano. La deuda pública de EEUU ha superado, este 2021, el 102% del PIB, con perspectivas de llegar al 107%. La crisis financiera y comercial es tan grave que, hace unos años, un congresista declaró que, en la situación de EEUU, hacer la guerra contra China requeriría pedirle prestado dinero ¡a China!

 

El alud galáctico de comentarios, opiniones y lamentos sobre lo terrible que es el triunfo talibán y cuán triste es para la democracia y los derechos humanos y pobrecitas las afganas, está más próximos a una suerte de catarsis personal y de linimento colectivo que a un análisis pegado a tierra. La realidad es que estamos inmersos en el proceso de finalización de la hegemonía de Occidente y de ascenso de Asia, con China en el epicentro y Rusia como mole estratégica determinante. Si la UE quiere resistir y existir como actor internacional necesitará retomar el proyecto europeísta, marcar distancias con EEUU y rehacer sus relaciones con Rusia. Porque, en el mundo en transformación en que vivimos, la UE necesitará más de Rusia que Rusia de la UE. En Alemania ya lo están entendiendo. Cuanto antes lo entiendan los demás países menos traumático será.

 FUENTE ... 1 y 2 


https://blogs.publico.es/dominiopublico/39511/afganistan-y-el-fin-de-la-era-de-los-imperialismos-y-ii/

 Nota del blog .

 Afganistán no siempre fue lo que hemos conocido a través de los informativos estos últimos 20 años. En 1978 el Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA) de ideología socialista, consiguió llegar al poder tras la revolución Saur, a través de la cual se pusieron en práctica políticas radicales que ponían en riesgo los intereses imperialistas, religiosos y feudales de la región.Esta revolución por decreto, apoyada por millones de trabajadoras y trabajadores afganos, supuso cambios como la confiscación de las tierras a los señores feudales y a la familia real sin compensación, para distribuirse después entre los y las campesinas sin tierra, se hizo una distribución equitativa del agua y el establecimiento de cooperativas campesinas, se lanzaron grandes campañas de alfabetización (en 1984 un millón y medio de personas habían completado los cursos). La vida para las mujeres, los y las niñas también mejoró enormemente en la época socialista. La República Democrática de Afganistán (RDA) cambió los tribunales religiosos por civiles, elevó la edad nupcial de 8 a 16 años, creó miles de puestos de trabajos para las mujeres, con guarderías incluidas, estableció el permiso de maternidad de tres meses con salario, criminalizó el matrimonio de niñas y el casamiento forzoso, sembró el país de escuelas…Sin embargo, para frenar los cambios sociales y económicos que se estaban dando en la zona, la CIA financió y armó yihadistas que lanzaron su ofensiva contra los “infieles comunistas” desde Pakistán. El ejército soviético que durante 10 años apoyó la lucha contra el yihadismo, se retiró en 1989 por mandato de Mijail Gorbachov, ayudando así a EE.UU a conseguir los objetivos estratégicos en Afganistán. En 1992, los Muyahidines,ahora ya la mayoria talibanes  apoyados por EE.UU entraron en Kabul, e instalaron la República Islámica, desde entonces miles de afganas han sido violadas, torturadas y asesinadas por el tándem islamistas-OTAN, habiendo creado un narco-estado absolutamente corrupto y violento.