Por qué Bankia no debe fusionarse con CaixaBank
Se pretende diluir Bankia en una entidad mayor, lo que
avanza en la liquidación de cualquier presencia pública en el sector bancario,
dejando a España como una anomalía en el panorama europeo
Manuel Nolla
Plataforma en defensa de la Banca Pública
Queremos centrarnos en que estamos ante la traca final del
proceso de entrega al negocio privado de lo que resta de banca pública. Los
"expertos" se fijan en si la operación es rentable para unos u otros
atendiendo al valor de las acciones, esa es la pretensión empresarial que guía
este proceso de fusión. Ante ese objetivo, los llamados liberales, en un alarde
de contradicción, no se quejan de la patada a la competencia que significa
tanta concentración y tanta ayuda pública. Ya se liquidó el sector social que
significaban las Cajas, en un proceso de saneamiento de prácticamente todo el
sector bancario (aunque nadie hable de ello). Solo se habla de las Cajas que
una vez saneadas se le regalaron a las grandes entidades privadas. A modo de
ejemplo, la entidad resultante de la fusión de las Cajas Gallegas se rescató
con 9.404 millones, se vendió a un empresario venezolano en 2013 por 1003
millones, que desde entonces ha recogido 3.556 millones de beneficios. En 2013,
el Banco de Valencia recibió 13.750€ del Estado y se le regaló a la Caixa por
un euro. Ese es el rescate que "no iba a costar ni un euro". Excede
de la dimensión de este artículo explicar la enormidad de las diferentes ayudas
que la banca recibió y recibe del BCE y del gobierno.
Nos dicen que los bancos ya tenían un problema de
rentabilidad porque en 2019 ganaron "solo" 18.931 millones. ¿Por qué
tienen que repartirse beneficios si unas entidades los consiguieron gracias a
nuestras ayudas? Porque no es de ahora. Preparémonos, porque antes de la crisis
del COVID ya veníamos denunciando que amenazaba una nueva crisis financiera.
La banca hoy
Los servicios bancarios son hoy imprescindibles y la
actividad financiera tiene un creciente papel en las economías. Un problema: la
banca necesita dar la seguridad de nuestros depósitos, pero la competencia por
el máximo beneficio accionarial a corto plazo lleva a las entidades a asumir
riesgos que minan su estabilidad. Si tienen garantizado que vendrá el Estado a
salvarlas, (con la excusa de una catástrofe al ser demasiado grandes), tendrán
menos freno y pueden asumir acciones arriesgadas, que son las más rentables.
Así llegan las crisis. Esto se combina con una precaución excesiva, paralizante
a veces cuando lo que hace falta es salir de la crisis, o desatendiendo la
reorientación de la economía y sectores esenciales, pero con perspectivas
menores en cuanto a rentabilidad inmediata.
En la reciente historia bancaria se han evidenciado
prácticas poco éticas con los intereses de su clientela o abusivas
(preferentes, clausulas suelo, gastos de hipotecas, manipulación de los índices
de referencia, elusión de impuestos en paraísos fiscales, etc.). Por ello,
resulta necesario introducir el interés público en una actividad como la
bancaria, que es hoy asimilable a un servicio público.
¿Por qué una banca pública?
Porque las regulaciones se han manifestado insuficientes
para controlar los peligros expresados anteriormente y hace falta un elemento
de moderación y de referencia en las prácticas privadas, tendentes a la
especulación y al oligopolio.
La historia de la banca pública en Europa demuestra su
importancia, por su mejor servicio a la economía de las gentes y de sus países.
La BP es (como el FMI reconoció que jugó en la crisis de 2008) un elemento de
estabilización. Más necesaria hoy, en un momento de crisis en el que el BCE ha
rebajado varias de las exigencias regulatorias que se pusieron aprendiendo de
la crisis anterior.
Se pueden orientar las políticas crediticias hacia las
necesidades más acuciantes de la economía española, como la transición
energética y ecológica; la atención a la España vaciada; el tratamiento
preferencial a las pequeñas y medianas empresas; la promoción pública de
vivienda en alquiler; la atención a los procesos de reindustrialización
consensuados, etc.
Esperamos que sea simple desconocimiento del presidente del
gobierno decir que para banca pública ya está el ICO. El ICO es una simple
agencia de inversión que actúa a través de la banca privada. No interactúa con
el cliente. No capta recursos de clientes como sí hacen las bancas públicas en
los países de nuestro entorno.
Si la política económica ha de ser de reconstrucción con
ingentes cantidades de fondos públicos, ¿por qué tienen que canalizarse
únicamente a través de entidades privadas que la condicionan con sus
intereses?, ¿por qué se desprecian los fondos internos orientados desde una
banca pública?
¿Bancos grandes o libre competencia?
La realidad es que hay múltiples ejemplos de entidades
pequeñas que vienen solventando los problemas mucho mejor, pero la tendencia
natural del sistema a la concentración quiere justificar la necesidad de bancos
grandes para mejorar la rentabilidad. Aparecen los bancos que se llaman
"sistémicos" porque son "demasiado grandes para caer",
obligándonos a rescatarlos. Negocio seguro y mayor capacidad de presión sobre
los poderes públicos…
En España ya teníamos un grado de concentración superior al
del resto de países de la Eurozona El Banco de España en 2018 alertaba ante la
elevada concentración bancaria en nuestro país: "cuantos menos bancos y
más grandes existan, más fácil es comportarse de una forma no competitiva y por
tanto obtener rentas de monopolio u oligopolio".
De 62 entidades que había en 2006 quedaran 16 a principios
de 2013.
En aquel momento, la cuota de mercado, de los cinco mayores
bancos era en España del 58%, una concentración que superaba con creces el 39%
existente en el Reino Unido, el 41% de Italia y el 48% de Francia y casi
duplicaba el 32% existente en Alemania. Se ponen fácilmente de acuerdo y sin
competencia se abusa del cliente.
Se volverán a perder puestos de trabajo, que no solamente
significarán las habituales ayudas públicas a las prejubilaciones. (Por cierto,
¿se cuentan estas entre los costes de la operación?). También significa perder
puestos de atención al cliente, profundizar en el abandono de la España vaciada
o de los sectores con exclusión tecnológica.
Ahora se pretende diluir Bankia en una entidad mayor, lo que
avanza en la liquidación de cualquier presencia pública en el sector bancario,
dejando a España como una anomalía en el panorama europeo, que tiene importante
presencia pública en el sector.
Es indignante que esto vuelva a hacerlo un partido
socialista. Y ello en un momento de grave crisis, en el que se pone de
manifiesto el valor de lo público, en la sanidad, la enseñanza… Justo en un
momento en que el papel de lo público para definir e impulsar sectores
estratégicos se considera esencial y el Estado debe aumentar su capacidad de
intervención si quiere impulsar las transiciones tecnológicas y
medioambientales anunciadas.
Un gobierno que ha permitido una gestión de Bankia mas
orientada a organizar su privatización que a cumplir sus obligaciones y usar su
61,8% de presencia en Bankia para ejercer como un verdadero banco público, ¿que
hará si se queda minoritario con un 15% de un banco privado? La voracidad
privatizadora no se quedará allí, no vaya a ser que el ejercicio de esa minoría
permita algo de coherencia en el comportamiento de la nueva entidad.
No es esta una cuestión que competa sólo al ministerio de Economía, también, al menos, a los Ministerios de Trabajo, Hacienda, Consumo y Seguridad Social. Pero, sobre todo, nos compete a todos y exigimos que se abra un debate público.
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