El Jinete sin cabeza persiguiendo a Ichabod Crane
de John Quidor (1858). Smithsonian American Art Museum.
Manlio Dinucci
Red Voltaire.
La exageración sobre la peligrosidad del coronavirus en
relación con otras enfermedades así como la preparación de la respuesta de los
principales actores, 2 meses ante de la aparición de la epidemia, resultan
especialmente sorprendentes. Por el momento, parece apresurado tratar de sacar
conclusiones.
Partiendo del principio que no hay que subestimar el
coronavirus y que se deben seguir las 10 reglas de prevención divulgadas por
el ministerio de Salud [italiano], habría que adoptar además una 11ª regla
fundamental: impedir también la propagación del virus del miedo.
Sin embargo, los medios de prensa, principalmente la
televisión, comenzando por la Rai [1], que está dedicando sus espacios
informativos casi enteramente al coronavirus, se dedican precisamente a
propagar el miedo, un virus que penetra así en todos los hogares, a través de
los canales de televisión.
Pero esas mismas televisoras que siembran la alarma sobre el
coronavirus callan el hecho que la gripe invernal, ha resultado mucho más
letal que el coronavirus, dejando en Italia, sólo durante la 6ª semana de
este año 2020 –según el Instituto Superior de Salud–, un promedio diario de
217 muertes, provocadas por complicaciones pulmonares y cardiovasculares
derivadas de esa simple gripe. Tampoco dicen que –según la Organización
Mundial de la Salud (OMS)– en Italia mueren cada año más de 700 enfermos de
SIDA, lo cual representa un promedio de 2 fallecimientos diarios, de un total
mundial de 770 000 muertos por el SIDA.
Al referirse a la campaña alarmista sobre el coronavirus, la
directora de macrobiología clínica, virología y diagnóstico de biourgencias
del laboratorio del hospital Sacco, de Milán, Maria Rita Gismondo, declara:
«Es una locura. Han convertido una infección a penas más
seria que una gripe en una pandemia letal. ¡Miren la cifras! No es una
pandemia.»
Pero la voz de esta científica no llega hasta el gran
público, mientras que cada día, desde la Rai –servicio supuestamente público–
hasta los canales de Mediaset y todos los demás, se les inculca a los
italianos el miedo al «virus mortal que, desde China, se extiende por el
mundo».
El hecho es que esa campaña va en el mismo sentido que lo
que declaró el secretario del Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, en una
entrevista transmitida por Fox Business:
«Pienso que el coronavirus ayudará al regreso de los empleos
de China a Estados Unidos. En China hubo, primero el SARS, después la peste
porcina y ahora el coronavirus.»
Por consiguiente, comenta el New York Times, «lo que China
pierde podría ser una ganancia para América» [léase “para Estados Unidos”].
Dicho de otra manera, el coronavirus podría tener un impacto destructor sobre
la economía china y, en una reacción en cadena, sobre las economías del resto
de Asia, de Europa y de Rusia, ya afectadas por la caída de los flujos
comerciales y turísticos, en beneficio de Estados Unidos, económicamente
indemne.
Global Research, el centro de investigación sobre la
globalización, dirigido por el profesor Michel Chossudovsky, está publicando
una serie de artículos de expertos internacionales sobre el origen del
coronavirus. Esos expertos estiman que «no se puede excluir la posibilidad de
que este virus haya sido creado en un laboratorio», hipótesis que no puede ser
simplemente clasificada como «complotista» para desacreditarla. ¿Por qué? Porque
Estados Unidos, Rusia, China y las demás grandes potencias tienen laboratorios
donde se realizan investigaciones sobre virus que, al ser modificados, pueden
ser utilizados como agentes de guerra biológica, dirigiéndolos incluso contra
ciertos sectores de la población. Estamos hablando de una actividad rodeada
del mayor secreto, a menudo bajo la cobertura de investigación científica de
tipo civil.
Pero algunos hechos salen a la luz, como la existencia en
Wuhan de un biolaboratorio donde científicos chinos realizan, en colaboración
con Francia, investigaciones sobre virus letales, entre ellos algunos enviados
por el Laboratorio de Microbiología de Canadá. En julio de 2015, el instituto
gubernamental británico Pirbright patentó en Estados Unidos un «coronavirus
atenuado». En octubre de 2019, el Johns Hopkins Center for Health Security
realizó en Nueva York un simulacro de pandemia por coronavirus utilizando un
guión que, de convertirse en realidad, provocaría 65 millones de muertos [2].
Manlio Dinucci
Fuente
Il Manifesto (Italia)
[1] La Rai (Radiotelevisione Italiana) es el ente público de radiodifusión de Italia. Nota de la Red Voltaire.
[2] «El Foro de Davos se preparó para una pandemia de coronavirus… dos meses antes de su inicio», Red Voltaire, 5 de febrero de 2020.
Y ver ...
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